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Exilio[editar]

Alejandro junto a su madre Olimpia (réplica ubicada


en Viena).
Un nuevo matrimonio de su padre,9 que podría llegar a poner en peligro su derecho al
trono (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente de su sobrino Amintas IV —hijo
de Pérdicas III—, hasta la mayoría de edad, pero se adueñó del trono), hizo que Alejandro
se enemistara con Filipo. Es famosa la anécdota de cómo, en la celebración de la boda, el
nuevo suegro de Filipo (un poderoso noble macedonio llamado Átalo) rogó porque el
matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la madre de Alejandro era
una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo, siendo macedonia, daría a luz a un
heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad epirota como Alejandro, con
lo cual sería posible que se relegara a este último de la sucesión. Alejandro se enfureció y
le lanzó una copa, espetándole: «Y yo ¿qué soy? ¿un bastardo?». En ese momento Filipo
se acercó a poner orden, pero debido a su estado de embriaguez, se tropezó y cayó al
suelo, lo que le granjeó una burla de Alejandro: «Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es
capaz de pasar de un lecho a otro sin caerse.» La historia le valió la ira de su padre, por lo
que Alejandro tuvo que exiliarse a Epiro junto con su madre, Olimpia. Para evitar una
conjura, Filipo también ordenó el exilio de todos sus amigos.9 Más tarde, Filipo terminaría
por perdonarlo.15

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