interregnos entre el Tratado de Westfalia de 1648 y el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando un gran número de estados europeos luchaban por sobresalir en el marco del equilibrio de poder. Después de 221 a. C., China mantuvo el ideal de imperio y unidad, aunque siguió la práctica de la fractura y la nueva unión por ciclos, que en ocasiones llegaron a durar unos cuantos siglos. Cuando el Estado se fracturaba, se libraban cruentas guerras entre los distintos elementos. Mao dijo en una ocasión que, durante el período denominado de los Tres Reinos (220-280), la población china pasó de cincuenta millones de habitantes a diez millones de habitantes;[4] también fue muy sangriento el conflicto entre los participantes en las contiendas de las dos guerras mundiales del siglo XX. En su extensión máxima, la esfera cultural china abarcaba un área continental mucho más grande que cualquier Estado europeo; de hecho, comparable a la de la Europa continental. La lengua y la cultura chinas, así como el mandato político del emperador, se extendían a todos los territorios conocidos: desde las tierras esteparias y los inmensos pinares del norte que van fundiéndose hacia Siberia hasta las selvas tropicales y los cultivos de arroz en los bancales del sur; desde la costa oriental, con sus canales, puertos y aldeas de pescadores, hasta los agrestes desiertos de Asia Central y las cimas nevadas de la frontera del Himalaya. La amplitud y variedad de su territorio reafirmaba la idea de que China era un mundo en sí, que mantenía una concepción del emperador como figura de trascendencia universal, que presidía el tian xia, o «Todo bajo el Cielo». LA ERA DE LA PREEMINENCIA CHINA A lo largo de muchos milenios de su civilización, China no tuvo que tratar con otros países o civilizaciones que pudieran comparársele en magnitud y complejidad. Los chinos conocían la India, como precisó Mao posteriormente, pero aquel era un país que había pasado gran parte de su historia dividido en distintos reinos. Las dos civilizaciones se intercambiaron productos y también las influencias budistas a lo largo de la Ruta de la Seda, pero para el resto imperaba el muro casi impenetrable
Anatolia Antigua: Una Fascinante Guía de las Antiguas Civilizaciones de Asia, Incluyendo los hititas, los arameos, los luvitas, los neoasirios, los cimerios, los escitas, los persas, los romanos y más