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En el año 2011, Japón sufrió uno de los desastres naturales más grandes de su historia, pues fue
afectado por un terremoto y un tsunami que ocasionó la muerte de miles de personas y enormes
pérdidas materiales. Asimismo, como consecuencia de este desastre, muchas plantas nucleares
fueron destruidas. Entre las principales plantas se encuentran las de Fukushima, que fueron
gravemente afectadas por el suceso. A raíz del incidente, surgieron otros problemas, como
aquellos de índole ambiental, pues nació la preocupación en torno a la liberación de diferentes
elementos radioactivos en el ambiente (CNN, 2023).
En este contexto, el gobierno japonés, en conjunto con la empresa TEPCO, anunció que se dará
inicio al vertimiento de estas aguas residuales en el Océano Pacífico (El Espectador, 2023), pues
afirmó que dicha liberación es necesaria, pues no cuentan con mayor capacidad para su
almacenamiento (FRANCE 24, 2023). Además, no afectará la salud de las personas, ni el
bienestar de los ecosistemas, incluso aseguró que el Organismo Internacional para la Energía
Atómica, adscrito a la ONU, aprobó dicha decisión, considerando que se cumplen con los
estándares mínimos de seguridad.
Por otro lado, diferentes organizaciones ambientalistas, científicos y países, como China, se
opusieron al vertimiento de dichas aguas, pues consideran que aún no existe certeza científica
entorno a los riesgos que podrían surgir como consecuencias del vertimiento. Frente a esta
postura, es importante decir que la industria pesquera japonesa también, en su mayoría, se
opone a la medida, pues cree que esta decisión podría afectar aún más su reputación en el
mercado.
Por último, es relevante mencionar que aquí se encuentran en juego diferentes intereses a nivel
mundial, pues por un lado, tenemos al medio ambiente, que en términos jurídicos se encontraría
protegido por el principio de precaución, pero a su vez, también están en juego los intereses
económicos y la reputación comercial de la industria pesquera japonesa, que podría verse
afectada por políticas estatales que impidan la comercialización de sus productos en el exterior.
En este sentido, es importante analizar de manera crítica los diferentes estudios sobre los efectos
de dicho vertimiento, pues si realmente existen riesgos, se deberían analizar otras posibilidades
de liberación de dichas aguas, con la finalidad de no poner en riesgo la salud humana y el
bienestar de los ecosistemas marinos.