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El agua es sin duda alguna uno de los elementos más importantes para
nosotros, hasta el punto de que toda forma de vida conocida hasta el momento no
hubiese sido posible sin su existencia. Forma parte de todas y cada una de las
células de nuestro cuerpo, y debemos beber con frecuencia con el fin de poder
sobrevivir.
La importancia del agua es capital, pero más allá de ello lo cierto es que este
elemento tiene diferentes propiedades de interés a nivel científico. Es por ello que
a lo largo de este artículo vamos a ver una breve exposición de algunas de las
principales propiedades físicas y químicas del agua.
Potencial hídrico. Sabiendo que la difusión de agua no ocurre entre sistemas con
el mismo potencial hídrico, el método más simple para su determinación, es hallar
la solución de un potencial hídrico conocido, en la que las células vivas no
muestren ni endósmosis ni exósmosis o sea encontrar la solución en la cual las
células no se contraigan ni se hinchen. Esto se puede lograr midiendo la longitud
de células o tejidos.
Un método rápido de medir el potencial hídrico de pedazos grandes de tejidos,
tales como ramas y hojas es utilizando la cámara de presión de Scholander. La
cámara de presión mide la presión hidrostática negativa (tensión) que existe en el
xilema de muchas plantas. Se asume que el potencial hídrico del xilema es muy
cercano al potencial hídrico promedio de todo el órgano. En ésta técnica, se
separa de la planta el órgano a ser medido, se introduce en una cámara de
presión sellada, se aplica una presión con N2 comprimido, hasta que el agua en el
xilema aparece de nuevo en la superficie cortada. La presión necesaria para
restaurar la columna líquida, se llama presión de balance. La presión de balance
es igual en magnitud pero de signo contrario, a la tensión que existía en el xilema,
antes de cortar el órgano.
TRANSPIRACION
Transpiración en las plantas. Es la pérdida de agua desde los órganos aéreos
en forma de vapor, es una consecuencia natural de las características
anatómicas fundamentales de las plantas. Las células del parénquima o
mesófilo acuoso tienen una superficie húmeda en contacto con los espacios
intercelulares y estos a su vez se comunican con el medio exterior a través
de los estomas, de manera que el agua de las células del mesófilo que se
evapora pasa al aire a través de los espacios intercelulares, y por otra parte
el agua perdida por el parénquima foliar es remplazada por la que llega
procedentes de las raíces a través de los vasos conductores del xilema.
LA EVAPOTRANSPIRACIÓN?
La circulación del agua entre los océanos, la tierra, la atmósfera y la biosfera es
uno de los ciclos más importantes de la tierra y se denomina ciclo hidrológico. El
agua cae del cielo como precipitación (lluvia, nieve, etc.). La mayor parte cae
sobre los océanos (78%) y el resto cae sobre la tierra, donde parte del agua es
absorbida por las plantas, mientras que el resto forma ríos o se sumerge
profundamente en el suelo hasta los depósitos de agua subterránea. La
evapotranspiración es el proceso que mueve el agua a la atmósfera. La pérdida de
agua de la superficie terrestre por evaporación y las plantas por transpiración son
los dos procesos responsables de la evaporación.
LOS MÉTODOS DE EVAPOTRANSPIRACIÓN
La evaporación denota la conversión de agua líquida en vapor de agua y la
consiguiente pérdida de la primera de la superficie de evaporación. La radiación
directa de la temperatura del sol y del aire hace que el agua cambie a su forma de
vapor. A medida que la temperatura aumenta, se evapora más agua. Sin embargo,
si aumenta la humedad (o la cantidad de vapor de agua presente) en el aire
circundante, la evaporación disminuye. Si hay viento, mueve este aire cargado de
vapor de agua mientras el aire seco toma su lugar. Por lo tanto, a mayor velocidad
del viento, mayor es la tasa de evaporación. La transpiración es el proceso por el
cual el agua contenida en los tejidos vegetales se pierde en la atmósfera por el
proceso de evaporación.
El uso de agua del cultivo debe repartirse según la eficiencia del sistema. Las
necesidades hídricas futuras se pueden conocer mediante las previsiones
meteorológicas. Con temperaturas altas y viento, aumenta la cantidad de agua
necesaria. Mantener el perfil del suelo con agua sin pérdidas excesivas en el
riego, permitirá prevenir el estrés hídrico y la pérdida de rendimientos, evitando
momentos puntuales de alto consumo de agua que superen la capacidad
del sistema de riego. Toda cantidad de agua superior a la capacidad de retención
del suelo no se puede considerar porque no estará disponible para la planta,
debido a la lixiviación.
Cuanto más complejo sea el cálculo, mayor será la precisión, pero también
aumenta la dificultad y el tiempo necesario para obtener y procesar los datos. Las
ecuaciones basadas en la temperatura son bastante útiles en condiciones de
humedad, pero en condiciones áridas, se puede subestimar el uso hídrico del
cultivo. El uso de agua basado en la temperatura y la radiación también puede
subestimar las necesidades de agua en condiciones secas y ventosas.
REQUERIMIENTO DE RIEGO
El agua que se debe suministrar a través del sistema de riego para asegurar que
los cultivos reciban toda el agua que necesitan (sin incluir las pérdidas durante la
aplicación del agua). Varía considerablemente en función de las condiciones
climáticas, las estaciones, los cultivos y los tipos de suelos: IWR=KcxET0-P-ΔS,
donde: Kc es un coeficiente que varía en función del tipo de cultivo y la etapa de
crecimiento; ET0 es la evapotranspiración de referencia, en función de los factores
climáticos; P son las precipitaciones; ΔS es el cambio de la humedad del suelo en
relación con el mes anterior. En el caso concreto del riego del arroz, hace falta
más agua para inundar los campos, facilitar la preparación de la tierra y proteger
las plantas. En ese caso, las necesidades de agua para riego son la suma del
déficit de precipitaciones y el agua necesaria para inundar los campos.
RIEGO EN HORTALIZAS
¿Qué necesito?
NRn=ETo*Kc-Pe (1)
Para calcular las necesidades de riego brutas o totales (NRb), deberemos también
introducir la eficiencia de aplicación (Ea), que depende del sistema de riego que
utilizamos. FAO establece unos valores de referencia de: Riego localizado
Ea=90%, para aspersión=75% y para riego por superficie=60% (Annex I, Irrigation
Scheduling Manual, FAO).
Así como la fracción de lavado (FL), que está en función de la máxima salinidad
que soporte nuestro cultivo para mantener una productividad del 100% y la
salinidad media de nuestra agua de riego (fertilizantes incluidos, en caso de
fertirrigar).
De este modo:
Siendo:
FL= CEa/(2*CEmax)