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Hoy cumplo 45 años y ha sido un día como los demás. Igual que los anteriores durante
los últimos veinte años, mamá llegó temprano de visita. Mi esposo ya no estaba porque tiene
su otro amor en la ciudad, su estudio jurídico, y sale antes que asome el sol, mientras yo aún
duermo. Eso ya es muy temprano, hasta para mamá. Ella es madrugadora y a mí, sin embargo,
solemos sentarnos a la sombra de los sauces, en verano, cerca del estanque, o bajo los olmos,
Ella siempre viene de visita. A veces a la mañana me despierto oyendo como riega las
plantas del jardín. En especial le agrada regar un jazmín que plantó bajo las ventanas que dan
al sur, para que recibiera bien el sol, dijo. Yo siempre respeté el gusto de mamá por las
plantas. No soy de esas personas que se pasan la mitad del año replanteando su jardín y la otra
Mamá invariablemente me sugiere que ahora que mis hijos están grandes, casados, y yo
quedo sola en esta enorme casa campestre, debería dedicarme a algo que me entrenara más la
mente. Algún día le haré caso y será una sorpresa para ella. Creo que me gustaría escribir
relatos de fantasmas... De niña era buena para eso. Les hacía erizar el pelo a mis primos
contándolos alrededor del fuego nocturno en vacaciones. En especial a Pauline. Le encantaba
hacerme narrar horrores llenos de sangre y aparecidos folklóricos. Sí, tal vez lo haga. En
serio. Pero no le diré nada a nadie y los publicaré con seudónimo. Mientras tanto me quedaré
aquí, con mis libros y mi herbario inconcluso. Creo que no lo terminaré nunca, pues estoy
segura que no sabría qué hacer con él si lo finalizara. Mi esposo dice que en verdad solo me
interesan esas pequeñas florecillas como pretexto para pasear sola por los campos. Y creo que
Pero ahora nos sentaremos afuera, en el jardín bajo esos árboles tan verdes y
conversaremos acerca de los hijos y los nietos y también de política internacional. Muchos no
me creerían si les contase lo informada que está mamá. Bueno, en realidad desde que murió
Esta primavera está increíblemente florecida y las plantas antiguas están repletas de flores
nuevas y son hermosas. Es hermoso también sentarse entre y bajo ese gran verde claroscuro y
discutir temas cautivantes. Con mamá puedo hablar de cualquier cosa, es increíble lo
actualizada que está, a su edad uno pensaría que hay temas que ya no le resultarían atrayentes,
pero no es así...
la hora de la cena.
-Ha cobrado una coima muy grande por el contrato de la nueva petrolera que prospectará
servicios prestados.
Mamá me cuenta que el té de manzanilla con agua de avena es espléndido para la piel. Y
creo que debe tener razón. Luce muy bien. Hoy lo probaré. Y seguramente que Adrien me
dirá:
-Adivino: hoy estuvo tu madre, a ella únicamente se le pueden ocurrir esos emplastos...
Yo le discutiré: que mamá se ve muy bien para su edad y él se reirá y me asegurará: ¿A que
volvió a podar la parra?...a este paso despediré al jardinero, tu madre arregla el jardín mucho
Sus únicos días de visita fijos son para mi cumpleaños y es por eso que prefiero quedarme
A mamá no le gustan mucho las reuniones y se ríe de la gente. Por otra parte no creo que
se vista de fiesta. Hace años que anda con sus polleras escocesas y su vieja cazadora de
gamuza, en mocasines.
Adrien no me creía que mamá hacía todas esas cosas hasta que la vio haciéndolas y
-Si viene tu madre dile por favor que me haga un flan...con mucha crema y frutilla y
-¡Ah, France! ¡Suegras así valen la pena!, dice. A ella misma se lo dice.
-¿No quieres venir a mirar vidrieras o a buscar alguna librería de viejo? ¿Y si vamos al
pueblo...? -sugirió. Pero yo sé que en realidad ella prefiere quedarse en casa y conversar,
sorprendería mucho. De verdad. Ella parece mi hermana menor, y tal vez alguien pregunte.
Sé que todos pensaron que yo estaba loca cuando nacieron los mellizos, porque no lloré
Eso fue por culpa de mi hermano, y también de Adrien, que esperaron toda esa noche
fumando, - lo que nunca habían hecho y que les produjo una descompostura terrible - en el
asegurándome que el parto iba a salir bien, hasta que los mellizos nacieron en la madrugada.
Los pobres temían que me pasara algo malo, así, en ese trance.
Ahí recién me dijeron que mamá había tomado un avión cuatro días antes, en Buenos
Aires, para venir a acompañarme en el nacimiento de sus primeros nietos y que el avión
había explotado en el aire a los veinte minutos de vuelo. Sobre el Atlántico helado.
Por supuesto que lo entendí de inmediato y es por eso que no quiero mudarme, por lo
mismo tampoco lloré... Pero, no sé si mamá vendrá a verme si me cambio a otra casa y no se
lo puedo preguntar.
Yo creo que sabe que es un fantasma, pero no me atrevo a hablar con ella de esas cosas.
Tiene todo que seguir como si no fuera cierto y no pasara nada. Y así seguirá, porque es mi
mamá y yo la extrañaría mucho si no viniera más. Por otra parte es muy lindo sentarnos bajo
los árboles de la antigua casa como antaño lo hacían los bisabuelos y hablar de ellos y de los
nietos y de las recetas de cocina y de como florecerán las gardenias que plantó tía Béa o de las
guerras que no nos tocan, porque así era antes y así quiero que siga, sabiendo que la vida con-
tinúa, más que nunca en primavera. Ya lo dije, soy grande y empiezo a envejecer, es mi mamá
Cuando Perla decidió casarse con su nuevo novio y, de repente, postergaron seis
Todos creyeron que la causa de la decisión era el corto tiempo de noviazgo, pero no
era así. Simplemente, Perla había elegido su vestido de novia y era un vestido de invierno.
Mas, por qué elegir un vestido de invierno en pleno verano, a tal punto que obligue a
postergar la boda?
que era frívola, pero cuando ella explicaba que pensaba llegar a la iglesia sobre una larga
alfombra, en una iglesia llena de flores blancas, con música de órgano y vestida con el vestido
Acaso alguna de ellas conservaba el traje de novia con que se había casado la madre
de, por lo menos, una de sus abuelas? No. De todos los conocidos, nadie lo poseía.
Tal propósito fue causa de que muchas niñas aún solteras y otras no tanto (ni niñas ni
solteras, entiéndase bien) interrogaran a sus madres, tías y familiares: ¿Dónde estaban los
trajes? ¿Qué había sido de ellos? Algunas sabían: fueron reformados, regalados, teñidos, y en
los peores casos vendidos o habían sido alquilados. Otros fueron transformados en vestidos de
preguntaron, nunca se lo dijeron. Pero Perla lo tenía y se iba a casar con él. No faltó alguna
maliciosa que intentara hacer creer que de seguro iba a alquilar en la capital algún vestido
vetusto por puro esnobismo, mas fue desmentida por las fotos antiguas, aún brillantes después
de más de sesenta años, que mostraban la cara sonriente de una novia cuyo rostro ostentaba un
ceremonia, pues vivía algo lejos y decidí tomarme una semana de vacaciones para asistir al
Como la dueña del traje se encontraba en la rama materna del árbol familiar y yo en
reconocí que se veía elegante. No tenía perlas, bordados, encajes, nada de nada, solamente
unos pequeños azahares en el cuello y el resto del adorno eran drapeados colocados
estratégicamente para realzar la delgada figura... ni siquiera tenía una larga cola, era
mediana... pero estaba bien hecho, era un buen vestido de novia y la que se lo pusiese luciría
-Fue gracioso. Estábamos mirando fotos y estaba una de ella saliendo de la iglesia, yo
no la conocí, murió antes de nacer yo, Susana dijo que era un lindo vestido y mamá, que
estaba escuchando dijo "Si, ese vestido te quedaría muy bien”; entonces Susana - siempre
profesora ella - corrigió " te habría quedado... si lo hubieses tenido..." y mamá dijo "No, si
está arriba, puedes probártelo si quieres, pero es de invierno..." Así fue. Siempre lo guardaron
-Una vida feliz, dice mi abuela. ¡Ay tía, yo también voy a ser feliz! Este vestido me
traerá suerte...
Después me mostró otras fotos, donde la señora cuyo traje de bodas había retrasado
seis meses el casamiento de su desconocida bisnieta, lucía un rostro amable, sonriente, con
Perla me explicó que tenía tres enaguas, una fina para que se deslizase, otra con
encajes por si se veía al levantarlo para subir las escaleras y otra de algodón que debía
almidonarse duro.
El día antes del casamiento trajo un cuadro con una copia de la foto y lo colgó en el
dormitorio. En el living puso otra copia más pequeña, como al descuido, en un portarretratos
de plata, de época, que consiguió en una casa de antigüedades.Amaneció con una nevisca
fina, pero para la noche el cielo estaba estrellado. La iglesia quedaba algo lejos, pero ella
No había mucha gente; yo, en el tercer o cuarto banco, estaba con otra parienta, muy
joven, poco conocida. A último momento, segundos antes de entrar la novia, una señora
bastante mayor, elegantona, de negro, se sentó a mi lado. Reconozco que no le presté nada de
atención pues estaba pendiente de la entrada de Perla, que avanzó lentamente con una sonrisa
de felicidad y al pasar me hizo un guiño como saludo. Seguí la ceremonia muy emocionada...
ya sé, soy una tonta, no puedo evitar llorar en los casamientos; es algo que no me gusta hacer,
no me gusta que me vean llorando, pero... no puedo evitarlo, ocurre... Metía la mano en la
cartera buscando el pañuelo cuando observé que mi vecina hacía lo mismo, en medio de un
suspiro envuelto en fragancia de lilas. Se volvió hacia mí y dijo, con cariño, entre lágrimas,
Al bajar el pañuelo me miró y, sin sorpresa, contemplé los ojos verdes, ya ancianos,
profundos y alegres, de la dueña del traje.
El Indio, mi hermano
Cuando mi hermana Sabrina me contó que se había encontrado con el hada del
Arroyo de las Moras y sentada sobre una piedra, al sol, casi no le creo. El hada del arroyo...
¿ al sol ? Era inadmisible, claro que con las hadas nunca se sabe, pueden ocurrir las cosas más
increíbles... más, un hada tostándose, no era lógico, ellas pueden adquirir el color que desean
sin necesidad de estar horas esperando... pero cuando me confió que le había dicho que quería
casarse, llegué a pensar que una de las dos estaba loca. ¡Casarse el hada del Arroyo de las
Entonces comprendí muchas cosas que habían sucedido en los últimos tiempos, como
las mariposas azules que nunca vimos antes, las luciérnagas celestes, las flores fuera de
estación que poblaban nuestro jardín y que jamás imaginé aparecerían en estas latitudes.
Casimiro era de hecho nuestro inefable jardinero, hermano la mayoría de las veces,
acompañante otras... y digo inefable porque no existían palabras para describirlo. Le decían
Indio desde niño, pero lo era sólo a medias. Su madre había sido una gringa rubia de cabello
ensortijado, que murió al tenerlo y sin llegar a entender nuestro idioma. Su padre, uno de
nuestros peones, un indio alto, taciturno y altivo, de cuerpo delgado y nudoso color tierra y
ojos negro noche sobre pómulos marcados. Un día - la primera y última vez que lo escuché
hablar - trajo a Casimiro de la mano, -cuando él tenía seis años- y me dijo, afuera, en el jardín,
existido, dejando allí a Casimiro, bajo la custodia de mis padres, con compromiso de enviarlo
a la escuela.
-Este chico no sirve para nada- era la opinión expresada a voces de la gorda Felipa,
lograba. Tampoco armaba bien las trampas para los conejos y liebres, y ni pensar que -ya más
grande- le acertase con la escopeta a algún faisán o pavo silvestre destinado a la olla.
Acompañaba sí, a papá en esos trámites, sin objetar nada. En realidad, durante nuestra
infancia, Casimiro fue una presencia permanente e incolora. Como compañero de juegos era
inútil, porque no tenía iniciativa y obedecía dócilmente cualquier orden que le diera Victoria,
nuestra hermana mayor, con lo cual ella tenía un aliado seguro, en todo. Mamá, confiando en
-Vayan con Casimiro a traer choclos de lo de don Feliciano... - era común oír en
verano.
-Que Casimiro las acompañe a lo de doña Jacinta a ver si hizo quesillos...- y allá
nosotras con el Indio encabezando la marcha por los senderos de las serranías.
huevos, las gallinas, los corderos que perdían su madre, los chanchos del verano y los
embutidos que, a fin del otoño, se preparaban para el invierno... pero, cada tanto, era presa de
Cuando tuvo trece años, la cosa cambió de golpe, porque en unos pocos meses se
convirtió en otra persona, sin dejar de ser la misma. De plácido niño regordete pasó a la
adolescencia como un joven espigado, de altos pómulos y piel dorada, con manos finas de
largos dedos y ojos rasgados mirando al infinito. Las muchachitas de los alrededores, que no
eran muchas, empezaron a aparecer por la estancia haciendo mandados para sus madres, por
una aguja o unas tijeras en préstamo, que devolvían al día siguiente para pedir otra cosa.
Nosotros no nos habíamos percatado del asunto, pero sí lo hizo Felipa, que comentó
que el indio bobo se las traía y que nos estábamos engañando, que no podía ser tan bobo
como parecía. Mamá sostenía que la envidia daba origen a esa maledicencia y era probable.
Los hijos de nuestra cocinera le daban muchos dolores de cabeza y Casimiro, a nuestros
padres, ninguno. Nosotras también dimos en crecer y una tarde descubrimos que ambas
amábamos apasionadamente al Indio y que no sabíamos qué hacer con nuestro amor; era
como estar enamoradas de un hermano y como tal él se comportaba. Los más delirantes
proyectos para seducirlo los elaboramos en ese invierno y todos fracasaron miserablemente
porque parecía no darse cuenta adónde apuntábamos las dos. Nuestros padres, ocupados
siempre con las ovejas, las nevadas y los pumas, ignoraban todo.
Leímos novelas de amor en inglés, que estaban guardadas desde la época en que
nuestros abuelos vinieron del Reino Unido a establecerse en estas tierras pensando juntar
dinero y volver. Claro que no contaron con las guerras. Cuando pudieron regresar, ninguno
fueron comprando más tierras. "Pero la tierra hay que cuidarla..." decían a menudo. Por esa
razón no hicieron como muchos que, poniendo un administrador, se iban a la capital.
una mujer igual que él, criada en el campo. Nosotras nos iríamos también cuando fuese
necesario, y como ya lo había hecho Victoria... mientras tanto íbamos a la ciudad en verano y
hacíamos todas las compras para el invierno, en que nieva mucho y no se puede salir. Pero en
verano florecían los notros, las retamas amarilleaban los bordes del camino y las colinas se
El contraste tan marcado entre verano e invierno nos hacía dichosas, era bueno ver
siempre, aunque en el fondo de nuestras almas, algo temblaba y se retorcía cuando Casimiro
descubría que lo observábamos y nos devolvía la mirada con una sólida inocencia.
medio de las flores, con buena comida y fiesta. Por primera vez bailamos de verdad y lo
hicimos con papá, con el capataz, con el Padrino y con el Indio. Esa tarde fue cuando mamá
cayó en cuenta de que éramos grandes, los tres. No temió por nosotras a pesar de que su
mente de mujer descifró nuestros corazones, porque confiaba en Casimiro. Y fue al día
siguiente cuando Sabrina me dijo que el hada del Arroyo de las Moras se quería casar con él.
quesillos de cabra. En el camino nos sentamos sobre un roquedal cercano al mallín de los
-Casimiro, sabes que hay alguien que está enamorada de ti, pero que no te conviene
quedarme y no puedo hacerlo con las dos... los caciques podían pero yo no... ahora no.
-¿El hada del arroyo? ¿Y por qué no me lo dice ella? ...la veo todos los días cuando
voy a buscar moras... se sienta sobre las piedras, al sol, cada día con un vestido diferente...
cada vez más raro y maravilloso, el de ayer tenía como mil piedras de sol y de luna, era verde
Podía oír los pensamientos de mi hermana: "¿por qué? ¿por qué?". Sabrina lo agarró
de las manos, lo atrajo hacia sí, lo envolvió con los brazos y lo besó largamente en la boca.
-¿Por qué nó?- me desafió. Yo lo quiero y tú también, bueno, que sea de las dos...
¡nunca!
-Yo... creo que debo decir algo, no puedo ser de las dos... además, si el hada me
quiere para ella, debe ser así, las hadas siempre obtienen lo que desean... y, es tan hermosa... -
llorar, con sollozos profundos y largos. Se prendió por él como si no quisiera soltarlo nunca y
Esa tarde cuando papá y mamá regresaron de la ciudad, Casimiro los aguardaba.
No sé qué les dijo, pero vi que los besaba a ambos, que se miraron desconcertados, y
dando media vuelta caminó seguro y firme, hacia los cerros, alto y dorado a la luz de la tarde,
hermoso como no lo había visto antes, el Indio, mi hermano. Yo sabía bien a dónde se dirigía,
y tampoco ignoraba quién lo estaba esperando. Nunca lo volvimos a ver. Hasta hoy lo extraño
y pese a los mucho que me gustan, no he recogido más las moras de los árboles que crecen a
Me he casado y he vuelto al hogar. Vivo aquí con mi esposo inglés que administra la
estancia y mis nietas rubias me han venido a visitar este verano. Ayer por la tarde una de ellas
trajo una cesta de pajillas, etérea y resplandeciente, llena de moras... dijo que se la había
regalado un señor que estaba sentado, con su señora, sobre las rocas, junto al arroyo.
tarde, y duro el silencio. Le agradecí la cesta y acabo de terminar el dulce. Pero no me pidan
Así de fácil...
Una chica común, poco sofisticada, hija de un empleado del poder público de un
Estado, alumna de un colegio católico gobernado por monjas, colegio para niñas, se enamora.
Es muy joven y las monjas no son duchas en estos sucederes de la vida de las
mujeres. El hombre, como cualquier macho joven, la acepta, pero como un juego. No sabe
que ella lo amará con determinación y constancia y al descubrirlo, se espanta: está casado y
no quiere problemas con su esposa, le costó mucho conseguirla y no desea perderla. Aterrado
ante la intensidad de esa pasión y ya harto del juego, le plantea a los padres de ella el caso: se
siente perseguido y -miente- se va a casar con otra. La vergüenza le impide reconocer que ya
lo está.
La chica, nuestra pobre chica, insiste y habla. Habla con sus amigas, con sus
compañeras, con las otras alumnas: ella ama a su "flaco". En su ilusión él va a volver, se va a
Un día, viendo que no aparece, decide ir a la casa de él... para "aclarar las cosas." Y
se encuentra con la esposa. Comprueba que es la esposa por detalles, observados al pasar, que
lo revelan, y se percata del engaño. Se hace pasar por una ratera, explica que vino a robar
dinero. No lo hace para protegerlo. No. Lo dice para no quedar ante la otra como la tonta
engañada.
El hombre vuelve y la esposa le refiere: entró una chica joven, la quiso llevar a la
colectivo y ella le habla, él está furioso, le dice que se vaya a la mierda, que lo deje de
molestar, que si lo que quería era coger ya cogió y larga el embrague y se va.
completamente una estúpida y menos mal que no salió embarazada de esto. .Pero es joven y la
vida es linda, irán de viaje de estudios a Bariloche y esa noche hacen un baile para recaudar
fondos. La música está tan fuerte que hay que gritar para hablar y para verse las caras hay que
prender el encendedor, pero no le importa, está en la "joda" y tiene que mirar al futuro.
Después de cobrar las entradas al boliche con sus compañeras de curso, encuentra una
pareja para bailar; lo conoce desde hace muchos años porque de niños jugaron juntos. Con el
sociedad en donde la gente vale por la cantidad de dinero que ha podido robar del erario
público y por la ostentación que hace de él. Pero ellos se conocían de antes, así que no
desconfía de su trato tan amistoso. Ella encuentra a una amiga y él trae un amigo, también
hijo de un político, muy importante, mucho dinero, mucho poder. Un lujo para mostrarse con
esa conquista. Los muchachos las "acaramelan" -como decían nuestras tías las más viejas-....
Ellos no ven a dos chicas comunes, ven a dos "chinitas" del antiguo imperio inca, dispuestas a
servir a sus amos. No tienen idea, ni la más remota, de que puedan tener derecho a negarse.
Sus padres les han dicho muy bien y repetidas veces quienes son ellos: Ellos son los amos.
Uno, el compañero de los juegos de infancia, se levanta y va -dice que al baño- a ver
a otros compinches. Llevarán a los dos pescados a la quinta, porque ellos habían salido "de
pesca" y por eso estaban en ese boliche bailable. Allí no los verían sus amigas, las de su nivel,
que frecuentan "discos" más elegantes. Las chicas están contentas, la noche no está
desperdiciada: han ganado dinero para el viaje y están bailando. Uno de ellos sugiere ir a una
fiesta que hay en su casa, le dirán a la madre de él que son viejas compañeras de escuela, las
harán ingresar al partido - a la juventud del partido - y trabajarán juntos. Todo parece
perfecto.
Pagan y mientras uno las acompaña, el otro pide que esperen afuera... va a buscar el
pide que vayan caminando hacia la esquina, que la ya las alcanza. Ellas no desconfían. Lo
hacen. Llega el del auto y suben, dan una vuelta a la manzana y sale el otro, ha explicado a la
custodia del amigo que se van juntos, les dio las llaves de su auto, sugirió que se lo regresen
terminado y los padres no están. Se encuentran solos. Mejor, opina uno de ellos, y les sirve
una bebida a las chicas. "-Sin alcohol-" aclara el compañero de la amiga. Oyen llegar otro
auto. Entran cuatro muchachos de su misma edad, y uno, medio borracho, dice:
hace falta... Los otros tres están borrachos, bastante borrachos y quizás drogados, pero se
mantienen en pie. Las chicas han caído en una encerrona... Una se resigna, la otra no: pide
"-No me vas a hacer creer que te creíste el cuento de la fiesta?”- y se ríe. Otro estalla
en carcajadas, es el que no está totalmente borracho, sólo alegre. Seguramente era el que
manejaba el auto.
-"¿Las trajiste con el cuento de la fiesta? ¿Y se lo creyeron? ¿Se creyó que nosotros
las vamos a invitar a una fiesta? Ahora van a ver lo que es una "fiesta", Ustedes son la
fiesta...para nosotros."
Nuestra chica bulle de rabia. Encara al que la trajo, que trata de abrazarla y le pega un
feroz rodillazo entre las piernas. Siente como su rodilla se hunde y da contra el hueso. El
muchacho grita, jadea, y se inclina dolorido, llorando. El medio borracho reacciona, se acerca
Ella logra arañarlo, pero es un chico fuerte y está descontrolado. Le pega una piña
como para voltear a un boxeador y se la calza perfecta, ella no la esperaba. Del resto de los
convidados a la fiesta, la otra chica llora y su recién conocido compañero, que lo menos que
desea son complicaciones, la agarra de un brazo y la saca de allí, medio a los tirones. Los
demás no lo notan. No le gusta cómo va la cosa. Su padre ocupa el cargo político más alto del
estado y no se quiere ver mezclado en un posible escándalo. La empuja al auto, mientras ella
"-No puedo, son cinco, -le dice él - ¿no viste cómo están? Ella tiene la culpa ¿para
La chica no hace más que llorar y él, que nunca la había tratado antes, incómodo, no
amanecer. En la quinta, la farra sigue. Han tirado a nuestra chica arriba de la mesa y la están
violando por turno. Se defendió, eso sí... Al final, el que pensaba hacerlo en primer término,
sentado en un sillón, ha tomado pastillas del botiquín y le siguen doliendo atrozmente los
"huevos". No cree poder llegar a hacer nada. La cabeza de la chica cuelga del borde de la
mesa y la sangre gotea por su pelo, manchando la alfombra. El poco alcohol que había
tomado combinado con los remedios lo tiene atontado, pero sabe, eso sí, que si su madre
llegara a enterarse lo pasaría muy mal. Se pueden forzar "chinitas" pero no manchar una
alfombra tan cara. Intenta pararse y en ese instante uno de sus amigos toma a la chica por las
caderas y los otros le levantan las piernas en alto. Le abre las nalgas mientras dice:
“-Ahora vas a ver lo que te pasa por puta..." La chica gime, tose y escupe, con la cara
hinchada y el pelo lleno de sangre, todo pegoteado... El que está sentado ve que algo cambia
en los ojos de ella, parecen más grandes y su boca sigue abierta. El horror lo recorre. Como
Nadie le hace caso. Se acerca más. En ese momento, el que la está "trabajando" dice:
Nuestra chica mira el techo, huida para siempre del subdesarrollo, la pobreza y la
miseria de su amor malogrado. Ya no es más una chica tonta, ahora es un problema. Los otros
reaccionan lentamente. El más bajo se acerca y la levanta del pelo, con cuidado para no
mancharse...
No lo puede creer.
"-Tal vez tenía un problema cardíaco...-" aventura el que tiene aspecto de jugador de
"-A ver, un un foco-" pide - "quiero verle los ojos." Lo hace. Las inmensas pupilas
dilatadas no responden a la luz. La chica yace flácida sobre la mesa. Se miran. No saben qué
"-Cállate idiota," -le espeta el más rápido- "tenemos que hacer algo, son las cinco de
la mañana, dentro de un rato se levantarán tus mucamas". (Él dice mucamas porque estudia en
"-Me dijeron que era una minita fácil, que le gustaba la joda...- " los sollozos eran
más fuertes.
"-Sí, pero fácil o no fácil, ahora tenemos que pensar qué hacemos...no quiero ir preso
"-Primero hay que limpiar" -dijo otro, pasada la borrachera como por encanto.
"-Sí, pero que hacemos con...”.-no podía decir cadáver- "con... con ella,"- señaló con
la cabeza.
"-¿No hay un freezer grande? ¿La podemos meter ahí? Los freezers tienen llave...
limpiamos, y decimos que te sangró la nariz, que tropezamos, que sé yo, cualquier cosa..."
"-Si "- contestó el dueño de casa - "hay uno que se usa poco porque es muy grande, se
lo deja para el verano o para medias reses cuando vienen invitados, está desenchufado, pero
anda bien..."
"-¿Dónde está?" -
Todavía estaba muy oscuro y no los vieron. Los sirvientes dormían, habituados a la
gente que entraba y salía a cualquier hora. Llevaron el auto a la cochera y cerraron las puertas.
Uno ya había abierto el freezer y lo estaba enchufando. Alzaron con trabajo al mantel con la
chica - o con su cuerpo - y se acercaron al freezer. Volcaron el hule, rodó y quedó boca arriba,
en la canasta superior, las piernas estiradas, en remera, sin bombacha, la cabeza torcida para
"-¿No la vamos a tirar esta noche para que crean que la secuestraron y la violaron por
tomaron. Amanecía.
"-¡Qué, si tu viejo las habrá hecho buenas también....!"- acotaron los amigos.
"-Esta noche volvemos"-le dijo- "ahora nos vamos a dormir un poco. -No te
"-Me sangró mucho la nariz, me caí, tropecé con la alfombra, trata de mandarla a la
tintorería antes de que venga mamá y lávame, o mejor tira nomás la ropa que dejé en el baño,
está toda manchada con sangre y si mamá la ve se va a preocupar, ya sabes cómo es..."
hombre se puso furioso porque esas cosas, si se conocen, por más que uno las pueda tapar
después, afectan la imagen política. Llamó al diputado, lo intimó a solucionar el asunto: que
le dieran plata para que se callara, que averiguara bien quién era y todo eso, si la habían
lastimado debería hacerla atender, pedir disculpas... ya sabía... y tener más cuidado... si
"-Estúpido, infeliz, me rompí el culo para salir del barro y por un pendejo de mierda
El padre captó que la cosa era distinta. En minutos supo, aterrado, toda la verdad. Si
el gobernador se enteraba era hombre muerto. Cayó en la cama, al lado de su hijo, jadeando.
¿Qué hacer? De pronto se acordó: había un comisario que le debía la vida... era
realmente la única persona a la que podría recurrir. Mientras tanto pensó: si el tema se
complicaba, sería mejor que su hijo, el muy imbécil, no se hubiera encontrado, a los fines de
que mató a su mujer fue que no había estado en el pueblo sino muy lejos y lo había probado
Aires lo podría ayudar. Después que habló fue al aeropuerto y se quedó en el auto, mientras su
Aires su primo retiró el paquete del mostrador, en Aeroparque, y procedió de acuerdo a las
instrucciones. Se vistió como un ejecutivo, cargó un ataché de calidad con papeles, dinero en
efectivo, y salió. Compró y pagó con la tarjeta que había recibido; la empleada del negocio
hizo la averiguación por teléfono comprobando los datos, todo era normal. Él le pidió, por
favor, fecha de ayer, "Si mi mujer sabe que todavía estoy en Buenos Aires me mata, es muy
celosa, ahora me cree en Córdoba..." deslizó un billete, no mucho para que no desconfiase,
pero suficiente para que aceptara. Repitió la maniobra en varios negocios. Salió bien en
metió en un sobre, pagó otro jet-pack. Desde un teléfono público informó sobre sus gestiones.
Su pariente estaría contento. No le interesaban las razones de todo esto, era obvio que el
chango se había mandado una macana allá y querían decir que estaba acá en Buenos Aires, lo
Su hijo, que tenía la edad del chango, usaría días después el pasaje para "regresar a
casa". El diputado suspiró aliviado y sintió que aminoraba la opresión que sentía en el pecho.
"-Dale, imbécil, cuéntale como fue..."- increpaba a su hijo, que hablaba a los
tropezones. El comisario no era tonto. Ya sabía que había desaparecido una alumna de las
monjas, pero siempre se espera un día o dos... las chicas, con monjas o sin monjas, se suelen
pegar escapadas y al cabo vuelven.... y para eso se gastó nafta de la comisaría en la búsqueda
y nafta que se gasta es menos combustible para cargar al auto de uno... y ahora, encima,
"-Mañana," - dijo - "a la noche, cuando están cenando. Es la mejor hora. La gente se
acuesta temprano, cena a eso de las diez, mira tele... y nadie se extrañará de ver una
identificarla, si lo hacen... es decir, si los chanchos dejan algo... o los perros vagabundos, hay
muchos..."
desmayado.
Así que a la noche siguiente volvió, con otro, y fueron con una camioneta a la
cochera, al cuarto donde estaba el freezer e intentaron quitar el cuerpo de allí. Fue un desastre.
El pelo lleno de sangre se había congelado sobre y entre la rejilla y no se podía sacar sin que a
la vez se levantase la canasta, ni esperar con el freezer abierto a que se descongelara. Había
que proceder.
Con un cuchillo cortó como pudo el pelo y una oreja para poder despegar la cabeza.
Y entonces tuvo una idea luminosa: le cortó la otra oreja. Eso lo haría parecer una venganza o
un crimen pasional. De paso tiró cuchilladas entre las piernas, para acrecentar el efecto. No se
impresionó pues estaba toda recubierta de fina escarcha blanca y él era un hombre endurecido.
Semejaba un gran pescado congelado, nada más. Alzó también la ropa y la cargaron en la
camioneta, sobre un plástico que ocupaba todo el piso de la parte trasera. La había elegido
especialmente con cúpula y vidrios polarizados por si algún curioso se acercaba. No llegó a
En el basural depositaron el cuerpo en una zanja, boca abajo por casualidad... Tiró las
ropas por ahí y se fue a dormir, seguro de que había obrado bien, de que no pasaría nada, de
que se la comerían los chanchos. Le faltó experiencia. Nunca tuvo chanchos y no sabía que,
en posición de optar, dejan lo congelado para último. En el basural había cosas que no estaban
heladas y tenían mejor sabor. Tampoco en el apuro se había fijado en las marcas que la rejilla
Así de fácil, boca abajo y bajo la luz de las estrellas, solamente con algo de hojarasca
encima, nuestra chica del subdesarrollo, pobre chica enamorada, entró como un símbolo en la
Y ahora, permanecerá para siempre en la de su país... como ella nunca deseó y como
La línea posible
no resuelto, una de las posibilidades más seguras es que la gran masa de la población se
incline por aceptar que se inculpe -con o sin lugar a dudas- a alguien odiado, de ser posible
poderoso.
En ese caso se sienten hermanados con el amo, si uno de ellos fuese condenado..., si a
uno de ellos se lo declara culpable..., si declara inocente pero lo condenan, la justicia existe.
desea que no lo sea, y cuanto más aberrantes son las características del crimen, mayor es la
Los poderosos, salvo en el raro caso en que dediquen su vida al servicio de los
pobres, son detestados por todos y aún entre ellos mismos. Por oposición, aquel que es amado
por los menesterosos, es doblemente odiado por los que detentan el poder, pues su sola
existencia representa una amenaza que pende como una espada sobre sus cabezas.
Por otra parte, ni a los integrantes del grupo de los nobles de la corte, ni al mismo rey,
ocurrírsele desplazar a su legítimo soberano, o creerse con derechos que el derecho no le da...
Y las conspiraciones empiezan, pero no las comunes, las de entrecasa, las de los
diputados o las de los concejales de un pequeño municipio. Las otras. Las mayores.
Esas trabajan en silencio... dentro de la logia estudian las líneas posibles, las detectan
y cuando pueden ejecutar una lo hacen. Nadie se entera de ello pues el disfraz ha sido perfecto
utilizado como pie y base para una de las líneas posibles ya estudiadas por aquellos que
permanecen amparados en la oscuridad del secreto. Un crimen conveniente. ¿Cómo sería? Por
norma la logia no tiene ejecutores, esos pertenecen a las mafias y no al círculo de los elegidos.
Otro es el modo de operar. Se aprovechan los hechos. Se espera el crimen cometido por otros,
Es aquí cuando entran a jugar los miembros ocultos del grupo que se rige por reglas
que los hermanan. En la policía, diligentes, tratan por todos los medios de borrar cualquier
prueba que pueda inculpar al acusado, que siempre es alguien vulnerable, pariente de los
encumbrados, pero no uno de aquellos mismos. Se elige un familiar por la sencilla razón de
directamente uno de sus pares, y ocultamente gozará al ver caer sobre otro la desgracia.
Siempre siguiendo la línea posible, alguno de los miembros de la logia informará en secreto a
uno de los obispos y a uno de los sacerdotes más distinguidos por la comunidad que el muerto
fue asesinado por el más joven de los sobrinos del virrey, pero que no diga ni haga nada, pues
comprobando que todo indicio o pista que podía conducir al esclarecimiento del crimen ha
sido sustraída, destruida o borrada, que los móviles del delito han sido burdamente tratados de
disimular y que en definitiva, no hay muchas cosas que denoten claramente la culpabilidad de
aquel que ya, por lo rumores esparcidos por los miembros de la logia y los iracundos
religiosos, es presentado ante el público en general como el autor material del crimen.
Estos transcendidos empiezan a soliviantar a las masas. El gobernador de la
provincia donde vive el presunto sospechoso ve con sorpresa, ya que no conoce las
motivaciones ocultas de la logia ni las conocerá nunca, como todos los súbditos se empiezan a
Ya no hay el cuidadoso temor que conlleva el silencio, todo el mundo opina sobre la
corona, sobre el gobernador, sobre el sobrino del virrey, que si estuvo en la provincia, que si
Los irritados vicarios, cuyo obispo únicamente responde a las razones de la logia,
Ya nadie los podrá detener y la bola rodará, crecerá y se convertirá un una gigantesca
pelota de rumores, dichos y acciones, que explotará a los pies del rey. La gente pide justicia,
la justicia de Dios, la justicia con mayúscula cuyo nombre resplandece con letras de oro en
confianza que le traiga informaciones veraces de lo que está ocurriendo en sus dominios.
Los hombres vuelven e informan que aunque pasen años, el asunto no se olvidará.
Sin lograr comprender muy bien lo que pasa, el ex-mandatario y el padre del culpable
orquestadas las cosas ni que mágicos acordes logran obtener las cuerdas cuya existencia
desconocen.
El padre llega a sospechar que el hijo realmente es un violador y piensa que la madre
es la que ha comprado a los funcionarios para que destruyan las pruebas que podrían acusarlo,
la madre cree que es su esposo el causante de tanto tapujo... todo el mundo sospecha de todos,
y parte de la población, alentada por los religiosos, marcha en silencio por las calles pidiendo
justicia.
los países vecinos como ejemplo del envilecimiento que impera dentro del aparato judicial y
Para tranquilizar los ánimos, el rey habla con los obispos y los sacerdotes son
asesino. Nunca se sabrá realmente si fue culpable, pero el grueso de la población queda
conforme, se han clarificado los hechos, se ha puesto todo en su lugar. El imputado se siente
víctima de una confabulación y protesta por su inocencia siendo abucheado por el público. El
juez, que no está muy convencido, no se halla totalmente conforme pero cree haber hecho lo
debido. La gente no lo quiere pues cree que trató de quedar bien con Dios y con el diablo.
cargos vacantes van siendo ocupados por personas que no conoce, las que conoce no le
prestan ya atención y morirá viejo y desacreditado, sin comprender que ha sido motivo y
cárcel y a sus contemporáneos a una victoria social sin precedentes, ellas podrían haber
servido para demostrar la circunstancia cruel, fatal e inconveniente de su inocencia y que ése
fue el motivo de su desaparición y no otro, pues esa exculpación podría ser un obstáculo en el
diario La Prensa y que formó parte de esta historia y del Comandante Principal Ricardo
En la Argentina los indios se mueren de muchas cosas, pero como nos van a decir que
Como no somos periodistas vamos a contar solamente una historia, pero no una
historia de mentirijillas, sino una historia real. Si a algunos no les gusta, lo sentimos mucho
Había una vez una mujer cuyo marido empezó a emborracharse muy seguido. Era
amigo de los jueces y la esposa sabía que jamás lograría obtener una sentencia favorable ni
que le pagase alimentos para sus hijos, pues había visto muchos casos semejantes: engorrosos
porque eran machistas y cosas por el estilo. Lo mejor era irse con sus hijos a otro lado y
Su comadre, que hacía años se ganaba el pan trabajando de maestra rural, le advirtió:
-Si nadie del lugar quiere ir es de seguro porque, o se está cayendo a pedazos, el
La señora la hizo pasar porque estaba cayendo una cellisca fina y le informó que las
maestras se alojaban en la pensión y la acompañó allí. Al día siguiente llegaría otra colega y
largo galpón de carcomidos tablones. Las paredes eran de bolsa de arpillera clavada sobre una
parrilla de madera y se les había pegado encima con engrudo varias capas de papel de diario
para hacerla más sólida. Mientras la directora hablaba con la dueña, la mujer se entretuvo
En el centro del cuarto había una lata plana de sesenta centímetros de lado más o
añadió:
La gordita, hechas las presentaciones, se fue y la nueva docente, cansada por dos días
Al otro día llegó su compañera y entre las dos buscaron un alojamiento aceptable. No
había. El intendente les dijo que él antes les prestaba una casa del municipio para que viviesen
las maestras, pero que eran todas unas locas, que hacían farras con los gendarmes y lo peor de
todo, lo terrible, a su juicio, era que tiraban las vacías botellas de licor por las ventanas y se
enterraban en la nieve, uno no las veía, las pisaba con el auto y rompía las cubiertas. Y no era
grato estar cambiando cubiertas con veinte grados bajo cero, así que las echó y destinó la casa
a otra cosa.
La mujer preguntó:
-¿Por qué este es el único lugar de la Patagonia donde las clases empiezan en marzo,
-Le explico -contestó el intendente que era un estanciero sociable- acá la cosa se
maneja así: Se traen los chicos al albergue escolar y allí se los aloja, tienen casa, comida,
calefacción, ropa, asistencia médica, maestras de apoyo y se los envía a la escuela. Para eso
deben provenir de familias que vivan a más de cinco mil metros de la escuela, son los hijos de
los puesteros de las estancias... Aunque nosotros hacemos la vista gorda si viven a menos, no
andamos midiendo... pero los que viven acá en el pueblo, en invierno no tienen qué comer, así
que con la escuela funcionando comen en el comedor escolar, por lo menos, por eso se pidió
-¡Já! ¡Hay que verlo para creerlo... son pobrísimos. Por acá andaban unas monjas
pidan vivienda, en la escuela hay dos piezas en buen estado que las están usando como
depósito de los bancos viejos... ahora cambiaron todos los pupitres, dijeron que iban a venir a
buscar los viejos, pero eso no lo van a hacer, díganle que las mandé yo, que les puedo guardar
los bancos en un galpón si quieren y que les den esas piezas para vivir, eran la antigua
Las mujeres fueron, hablaron y se las dieron. Les extendieron una orden para que la
Las clases empezaron. A veces nevaba, a veces no, pero siempre hacía frío.
entibiaban las manos. Ninguno tenía guantes ni zapatos apropiados. El viento nunca paraba de
Las dos maestras vivían bien. Las piezas eran cómodas y tenían una salamandra.
Le preguntaron a la directora:
-¿Y el comedor escolar? ¿No era que la escuela funciona en invierno para que los
chicos coman?
-Sí, en teoría es así, pero resulta que como ahora transfirieron las escuelas nacionales
-Pero esa transferencia hace años que estaba proyectada, ¿por qué no cambiaron el
período de clases de septiembre a mayo si no les iban a dar de comer? Si se quedaran en sus
casas por lo menos no tendrían que caminar cuadras y cuadras sobre la nieve para venir a estar
Un día un alumno se desmayó porque tenía el estómago vacío y hubo que llevarlo al
hospital. El médico indignado dijo que él estaba cansado de ver llegar a los chicos solitos a
decir que les dolía "la barriga" y era de hambre... En ese momento llegó el cura, con la noticia
de otro caso más o menos patético. Se sentaron los cuatro, el médico, el cura y las dos
maestras, a tratar de arreglar el mundo, en medio de tazas de café, al calor del fuego.
El médico explicó:
-Yo puedo presionar a los estancieros para que me den ovejas, el veterinario
cocinera, que se rasca. Ud. Padre, puede conseguir polenta o porotos cuando va a la ciudad y
con eso nos largamos... yo hablaré con la directora, pondré mi camioneta a disposición de la
escuela pero lo único que quiero es que les den de comer también a cinco chiquitos de dos o
tres años que están de última, las madres los pueden llevar y ayudar a lavar los platos...
Las mujeres salieron entusiasmadas. La más joven era soltera y recibía las atenciones
verla y tomaba un café. Le contaron la historia y al otro día vino con una novedad:
-¿Saben?, hablé con mi jefe y ellos le van a pedir al supermercado donde se surte toda
la guarnición que les regalen las bolsas de fideos que se les rompen, o de porotos, garbanzos,
polenta, esas cosas... el lunes viene un camión a traer equipos y ya nos van a tratar de mandar
algo...
Todo andaba bien. A la directora no le gustó mucho la idea, pero estaba de por medio
el director del hospital y el cura. El comedor empezó a funcionar.
A la semana, recién a la semana, la directora, que nunca salía de su oficina porque allí
estaba calentita y no le gustaba el frío, fue a la cocina y vio a las madres lavando platos y a los
cinco nenitos indios sentados en un banco, quietitos, esperando que las mamás terminaran.
Vio también que las mujeres raspaban los platos y las cacerolas, y ponían todo en una ollita
-¿Ustedes permitieron que esas mujeres entren en la cocina a llevarse las sobras?
-No, fue parte del trato con el médico, él trae todos los días una oveja a cambio de
que se les dé de comer a los chiquitos esos que estaban sentados en el banco, las madres
-Esto no puede seguir así, Uds. han convertido esto en una olla popular y las ollas
escolar vienen solamente los escolares y esos chicos no están en edad escolar...!
Las maestras la miraron perplejas. La más joven, que tenía los grados más bajos y
Patagonia viene toda la gente como Uds. y pretenden convertirse en redentores, estos indios
mugrientos se llenan de hijos y después andan por ahí dando lástima... se terminó, dije, y acá
Las maestras se miraron entre ellas y salieron sin decir nada. En el pasillo una le
preguntó a la otra:
la puerta cerrada de la dirección y cinco minutos después el médico furioso dio un portazo
-¡Por Dios! ¡Que hombre tan maleducado! ¡Y con ese hombre fueron a hacer tratos
Por suerte creía ella. Al rato vino la cocinera a preguntar qué preparaba porque el
chofer del doctor había venido a decir que no iban a traer mas la oveja diaria para el
comedor...
La directora decía:
-¿Ven?, ahí tienen el resultado, se creen que estamos obligados a darles carne,
mañana o pasado va a venir un padre a quejarse, lo único que falta! Si no fuera porque me lo
-¡Qué bárbaro, ché! ¿Así que están comiendo polenta con sal? ...y les digo una cosa,
esta gente no come mas que acá en la escuela, en la casa no tienen nada...
falta que lo guarde en la heladera, cuélguelo en la galería y le durará unos días. Buena carne.
-Señora, por favor... son proteínas, no me venga con esas cosas... lo han comido por
miles de años...
-No, no, no... saque ese animal de acá, y Uds. - ladró a las maestras y de paso a
algunos alumnos mayores que estaban mirando - no se metan...al aula, al aula..- arreó.
Los gendarmes cargaron el guanaco en la camioneta sin decir nada, con mirada torva.
A la noche hicieron guanaco al horno, con papitas, e invitaron al médico, al cura y a las dos
maestras. Uno de ellos, el chofer, sugería deslizar la camioneta sobre el hielo y atropellar a la
-Esa gorda hija de puta se cree que porque ella es directora... -decía furioso - No me
-Deja de delirar, -dijo el jefe- acá hay que hacer algo, pero en serio. Pero no se les
ocurrió nada.
Al día siguiente era viernes y las dos maestras subieron al tren y se fueron de fin de
semana a la ciudad turística. Era bueno de vez en cuando ver otras caras, comprar chocolates
y disfrutar comodidades. A la noche, en el salón del hotel, el tema salió a relucir. Estaban
sentadas en un sofá, con una columna de la estructura atrás, forrada con espejos. Del otro lado
había un señor leyendo el diario, pero no lo vieron. Era un señor mayor, canoso, de anteojos
-Señoras, -explicó- soy Juez de Cámara... las he estado escuchando. Permítanme que
les diga una cosa: no tienen salida. ...pero pueden apostar el resto a una sola carta: escriban a
los diarios.
-Nos echan en dos minutos...-dijo la mas joven.
-No se puede, hay que mandar la fotocopia del Documento de Identidad certificada
-Miren, Uds. hagan como yo les digo, escriban al diario " La Prensa " de Buenos
Aires como si fueran un familiar de esos chicos, una india por ej., que le dicta a otro... la
tomarán en cuenta, yo sé lo que les digo, a los diarios ese tema les gusta, defender a los indios
está bien, pobres indios, a los periodistas les agrada, se sienten buenos haciendo esa clase de
revuelos... escuchen...
Y ellas escucharon.
Ese día era veinte de junio, día en que se conmemoraba la muerte del creador de la
bandera nacional, el general Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, prócer ilustre e
inspirador de algunos desastres, entre otras cosas. Pero se había preocupado por las escuelas,
La carta salió perfecta. No fue muy difícil, hacía más de tres meses que estaban en la
zona y conocían el rico lenguaje de los mapuches, como se llaman a sí mismos los araucanos
de esos lugares.
días de una búsqueda infructuosa de la presunta india verdadera y firmante - a otra india
cualquiera a la que tiraron unos pesos para que se reconociera autora, - total que los indios
cosa. Los gendarmes y las maestras, admirados, veían en el programa al ministro de salud y al
de educación, hablando, muy serios, con la india que ellas habían inventado.
Al cabo de unos días todos fueron trasladados. Se dijo que en castigo, pero se los
llevó a sitios mejores. Al médico a una ciudad del valle frutícola, con un buen puesto. Las
maestras a la ciudad del chocolate, donde consiguieron doble turno y al jefe de los gendarmes,
pobre oficialito inocente y bien intencionado, de jefe de ocho se lo hizo jefe de cuarenta, a
los indios, ayudada por el Club de Tigres Caritativos. Al cura lo llevaron a otra capilla donde
muy bien porque todos se fueron, la maestra joven se casó y la casada se hizo periodista, pero
directora, que de seguro no nos dirá nada, y los indios...cuyos muertos no hablan y cuyos
A Raúl Alfonsín, ex-presidente de los pobres argentinos, que ahora somos también
argentinos pobres.
¿Cómo describir una muerte que nos afecta? ¿De cerca? ¿De lejos? Tal vez sea mejor
dejar pasar algo de tiempo y hacerlo con calma y poniendo distancia en la apreciación de los
culpables... Yo, por ejemplo, durante un tiempo me sentí culpable de haber participado
1983. Para el 89, el ejecutivo y su gabinete, como era previsible, se hallaban en crisis.
Un gobierno soberbio ignora sus limitaciones y es de cajón que los países más
poderosos se las harán ver. Lo lamentable es que las sentimos y sufrimos todos los habitantes.
Nunca los políticos. A ellos no les pasa nada. Como decía mi abuela " los cuervos no se
En mi caso particular, que es el caso general de los pobres, de los explotados y de los
que no pueden hacer nada para salvarse, fue como sigue, y las aclaraciones, que son para los
que ignoran lo que es vivir en ese subdesarrollo que más que una realidad económica es una
actitud mental cuyas consecuencias son inevitables para todos, las iré haciendo a medida que
considere necesario.
empezaron a notar varios meses antes, con la inflación que siguió al plan económico
fracasado.
Para un empleado que cobraba 400 dólares por mes, (y ese era entonces un buen
sueldo) digamos en enero, en febrero cobró con quince días de atraso 280, en marzo con 20
días de atraso 179, en abril ya iba atrasado un mes y le pagaron 130 dólares... en mayo todo
explotó. Claro que los precios subían, no atrás del dólar sino adelante, pues los comerciantes
no pierden...
Mi madre estaba enferma de cáncer. Yo supongo que habrá sido cáncer porque se le
un sanatorio de cuarta pese a que regularmente le descontaban para el servicio social desde
hacía años, como el gobierno no pagaba a los médicos éstos se negaban a recibir pacientes de
la obra social ( PAMI, para los jubilados) aduciendo que era perder tiempo, que luego con la
inflación no cobrarían nada... en ese hospital le quisieron hacer una radiografía y como la
pobre gritó que el aparato estaba frío, el médico jefe me dijo que la retirara del nosocomio,
pues se hacía lo que cabía con pacientes que deseaban curarse y era evidente que mi madre,
con sus 79 años, no deseaba hacerlo... Tratar de que entrara en razones era inútil. Hay gente
obcecada.
podíamos. Yo contraté una mucama para los quehaceres domésticos, a la que pagaba un
sueldo miserable, que era la décima parte del mío... pero por lo menos todos comíamos.
De mi pequeña huerta en el fondo de casa, con la acelga y las borrajas hacía ravioles,
con las zanahorias, ralladas, la salsa; y con orégano, perejil y un poco de pimentón, algo de
médico compasivo certificó y selló que yo me encontraba tan mal que no podía concurrir de
Empezó el mes de mayo y las cosas empeoraron. La empresa estatal que nos proveía
la luz eléctrica cobraba el día 6, el gobierno nos pagaba los sueldos a las maestras el 25 o 26
del mes siguiente y cuando íbamos a abonar la luz, zácate, una multa por pago fuera de
En ese ínterin el presidente se veía cada vez con ojeras más grandes y bolsas bajo los
ojos, algunos kilos de menos y la voz más cansada. La televisión empezó a mostrar que la
gente avanzaba por las calles y rompía las vidrieras de los supermercados y arrasaba con el
contenido de las estanterías. No eran ladrones, eran empleados municipales, policías de civil,
Si uno cobraba por día, por ej., el lunes le pagaban 7 dólares al cambio oficial, y se
podía comprar una botella de aceite, un kilo de pan, 1 kilo de arroz y medio de merluza. Al
día siguiente con el mismo dinero, sólo el pan y el arroz, y al tercer día sólo alcanzaba para el
pan... y era un día entero de trabajo. ¿Con qué comprar las otras cosas?
Yo tomé todo lo que tenía de oro, sortijas, aros, pulseras y cadenas: apenas eran 70
gramos. En la capital del país, Buenos Aires, el oro valía el doble que en cualquier lugar del
interior. Yo vivía en el interior, así que tomé un colectivo cuyo pasaje me costó el precio de
un gramo y medio y fui y se lo vendí al Banco de la Ciudad, que era el que pagaba la
cotización más correcta. Lo cambié a dólares y calculé que con suerte y haciendo las
Mamá desde su cama se daba cuenta de que algo que nunca se había visto estaba
rompiendo las vidrieras. Se preocupaba por mi suerte, decía que "menos mal que tienes
trabajo, nena, "...porque creía que con tener trabajo todo estaba solucionado, pobre vieja...
Había que darle algo o tener a mano algún medicamento, pensaba yo.
¿Qué haré si sufre o empieza a gritar de dolor? ¿Con qué dinero compraré remedios?
maestra de campo, con un plus de 80% por zona desfavorable se llegaba a sumar en dólares el
de la cama. El médico de años, a una cuadra de casa, no quiso atendernos y salió su esposa y
dijo que el doctor por visitas a domicilio cobraba quince dólares más, adelantados. Volvimos
sin doctor y le dijimos que no estaba. Esa noche mamá habló toda la noche con personas que
ella veía pero nosotros no. Persistió en su negativa a comer y cuando le tendí la cama observé
En casa vivían mis dos hijos menores de edad y una hija divorciada con sus tres
pequeños. Los más grandes iban ya al preescolar y el más chiquito tenía dos años. La madre
estudiaba.
Pasado mediodía tomé a Alvar de la mano y salí con el rumbo a la casa de Malvina.
Alvar era el pequeñito y se llamaba así porque mi hija admiraba a Alvar Núñez
Cabeza de Vaca. Fue un verdadero lío ponerle ese nombre porque no figuraba en la lista de
pedido contando la vida de Alvar Núñez, y decir que descubrió las Cataratas. En Argentina
"las Cataratas" son las del Iguazú, por supuesto, que en idioma indígena quiere decir "agua
grande".
En eso pensaba yo cuando iba a lo de Malvina, una amiga de mi hija que vivía a dos
cuadras de casa. Se llama así por las islas, esas de la guerra que nos dejó en la ruina y cuyos
costos todavía estamos pagando...¡¿A quién se le ocurre hacer una guerra en el Atlántico Sur,
en Abril y con un gobierno conservador en Gran Bretaña?! Sólo a nosotros. Y a pesar de todo
siguen siendo uno de los grandes mitos nacionales, como Eva Perón...
Todo eso pensaba yo cuando llegué a la puerta de la casa y golpeé las manos, porque
en las provincias las casas tienen jardín al frente y entonces no hay timbre...
-Malvi, el otro día cuando estuviste con un ataque de nervios, te acuerdas? ...cuando
te peleaste con Juan Cruz, cuando te subió la presión, el médico te dio una tableta entera de
-¿Cuántas quieres?
Eran las tres de la tarde, tomamos unos mates y yo volví con Alvar a casa. Los otros
Fui a la cocina, machaqué todas las tabletas rosadas finamente y las mezclé con leche
en una cuchara. Mamá lo tomó sin decir nada. Le pasé la colonia y se puso por el pelo y por la
En ese instante sonó el teléfono. Yo fui a atender y cuando volví a su cuarto ya estaba
-Mamá, mamá, atiéndeme bien, llamó papá por teléfono ...dice que te viene a buscar.
-Adiós, mamá...- y salí entornando la puerta suavemente, sin hacer ruido, recordando
nuestros nietos estén aquí cuando eso suceda, podría pasarlos a buscar por la escuela...?
-No te preocupes, lo siento mucho, salgo para allá... - Es una mujer rápida.
Al ratito estaba con el auto en la puerta, le entregué ropas de entrecasa para los
En el consultorio de otro médico, que conocía de vista, entré sin pedir permiso ni
pagar consulta, con una enfermera histérica detrás exigiéndome 10 dólares. Expliqué que mi
mamá se estaba muriendo, que si me podía dar una orden para internarla pues no quería que
muriese en casa. No dijo nada y me la dio. Fui al hospital, pedí la ambulancia y ya de vuelta,
me senté a esperarla. Llegó al rato, sólo con el chofer porque estaban escasos de personal.
casa y le dije lo mismo, que nuestra madre se estaba muriendo, y que si podía venir.
A la media hora llegó y me preguntó dónde estaba mamá. Fuimos al hospital. Está a
Estatal estaba cortada por falta de pago del Gobierno al Hospital, que también era del
Gobierno. Cosas de la Argentina. Pobre mamá, ella que tenía un apellido patricio, de los
que estaba orgullosa de ello. Menos mal que no podía verlo. Habían puesto un biombo
alrededor de la cama.
La enfermera nos preguntó si queríamos quedarnos, nos iba a dejar, pese a no ser hora
impedirían. Aduje que yo hacían dos noches que no dormía, lo cual era cierto, y volví a casa.
Mis hijos ya habían regresado de las escuelas... les expliqué que su abuela estaba muy
mal y que no pasaría de la noche. Me acosté algo más tarde y dormí hasta las seis como una
piedra. A esa hora me despertó el teléfono y era mi hermano. Mamá había muerto sin
despertarse, me dijo.
Trajeron a mamá ya en el cajón, con una puntilla y tules alrededor, pusieron dos velones
eléctricos y una cruz fluorescente, que yo apagué. Era ridícula. Los amigos de mi hermano
vinieron con flores y mi comadre, a pasar el día conmigo. Almorzamos viendo como la gente
adelantar la entrega del poder al sucesor electo, que hubiera debido asumir en diciembre. Un
Una vieja que vivía en la esquina se presentó con unas dalias y a pesar de que su
única relación con mamá había sido saludarla al pasar, lloró estrepitosamente y enseguida se
Como mamá había sido católica mi hermano sugirió llamar a un cura de esa religión.
pantalón deslucido de jean y camisa leñadora a cuadros rojos y verdes... dijo que era el cura.
Sacó una estola y un libro y oró un rato ante el cajón. Una de las amigas de mamá le
contestaba los rezos. Fue la única que se animó a venir al velorio. Las otras se mandaron
Buenos Aires, y que la hiciera colocar al lado de papá. Pero era imposible, en los tiempos que
que un lugar en el suelo no se le niega a nadie y el seguro lo cubría. El cura rezó nuevamente
y yo me volví a alegrar de que mamá no pudiera verlo. Pobre mamá, ella jamás hubiera
Al mes siguiente el bastón presidencial cambió de mano y yo cobré sólo diez dólares
Cuando mamá murió el gobierno nacional le debía más de cinco mil dólares de
haberes mal liquidados, tal vez podrían haber servido para que sufriéramos un poco menos
1
Importante fecha patria argentina
todos nosotros, o para que muriera en Buenos Aires como ella quería. No lo sé.
me pregunto cuáles habrán sido sus motivaciones secretas... yo experimenté ciento setenta y
tres años después sus efectos y cada vez que debo llenar algún formulario con un renglón
María Margarita
María Margarita nació y vivió toda su vida, con diferencia de pocos kilómetros, en el
De niña se crio junto a la inmensa laguna del Iberá, que en idioma guaraní quiere
Poseían una casa a unos cien metros del lugar donde empezaban los esteros y un
enorme campo que se medía por leguas, para el otro lado. Eran muchos hermanos y ella, la
menor.
Un día su padre decidió que deberían ir a la escuela y las mandó a la más cercana, en
la ciudad de Mercedes, donde compró una casa para que viviesen durante la época de clases.
Ella recordaba que fueron "a la ciudad de la Virgen de las Mercedes", en carretas, con
todos sus enseres más preciados, y que los grandes pastos hacías "shuis" cuando les pasaban
por encima, al paso cansino de los bueyes. Tardaron una semana en llegar y a la noche
acampaban bajo la luz de las estrellas, el boyerito tocaba la guitarra y cantaba en guaraní... las
Una vez instaladas en la ciudad, en una casa que ocupaba un cuarto de manzana, con
habitaciones de cinco por cinco y una galería interminable, su padre volvió al campo. Estaba
El pueblo era pequeño, sin asfaltar, sin casas de dos pisos, ni siquiera una. Pero todas
ellas fueron a la escuela y aprendieron a leer, a escribir con cuidada letra inglesa, a bordar y a
Recordaba con nostalgia que un enorme meteorito había caído en la laguna, ahí
nomás enfrente de su casa y que ella había visto bajo su luz dos garzas solitarias que estaban
durmiendo sobre una rama de un arbolito. Había oído hervir y borbollear el agua durante
también lo hubiese hecho, pero a su padre lo mataron "por política", le dijeron, y al mes murió
Una tía las recogió a las dos menores que quedaban y la herencia se esfumó como por
encanto en poder de tíos y cuñados. Ni una vaca le quedó para muestra, a pesar de que su
padre le había regalado "animalitos" -como decía - y una marca para "ella sola".
Su único paseo era ir los domingos a misa y al salir dar dos o tres vueltas caminando
alrededor de la plaza, con alguna amiga y con su hermana. Si las mujeres caminaban en el
sentido de las agujas del reloj, los muchachos lo hacían a la inversa y así, se echaban
miraditas.
hablar con su tía, no sabía aún su nombre, por cuál era que iba. A la mayor no le cayó bien
que fuese por María Margarita, creía que le correspondía por derecho casarse primero y
convenció a la tía, pero el hombre fue irreductible, o la que él quería o nada. Como a esta
altura las huérfanas no tenían dinero y la tía tampoco, aceptó. Era una boca menos para
alimentar.
su madre con su novio, en presencia de varias personas, porque eran mujeres solas y había
Alquilaron una casa y compraron los muebles por catálogo, los utensilios y otras
cosas de la misma manera. El hombre casi no hablaba, iba por las mañanas al hospital,
preparaba los remedios, y a la tarde leía libros de farmacia que le mandaban de Buenos Aires,
mientras ella le cebaba mate. Tenía la casa limpia y aunque almidonaba hasta las sábanas, a la
tarde no le quedaba mucho para hacer. El esposo le encargó entonces un libro de "labores de
Con su hermana no se veía más desde que se casó, nunca la perdonó por no haberle
mejores destinos. Cada tanto recibía cartas. Les iba más o menos.
Un día se supo embarazada y empezó a preparar el ajuar del bebé que nacería. El
marido se alegró y ella también. La pequeña que llegó era muy linda y María Margarita estaba
encantada, se sentía como una niña con una muñeca nueva. La mantenía impecable, y le
bordaba preciosos baberos y camisitas. Al empezar a caminar le llenó los vestidos de cintas y
punto "nido de abeja".
Cuando la niña cumplió cinco años se dio cuenta de que no era normal.
mirada torva y si eran otros niños les pegaba con ferocidad. Su esposo también lo percibió y
la llevó al hospital y consultó con todos los médicos. Fue opinión general que no había nada
que hacer, salvo vigilarla que no dañase a otros niños. María Margarita se negaba a
llegó a terminar la primaria y sabía de geografía e historia y leía que era un gusto escucharla.
En primer año de la secundaria se llevó varias materias y en segundo ya fue evidente que no
resultaría.
Quedó en casa con su madre, negándose a bordar o a tejer, porque eran cosas que no
le gustaban. Se pasaba las horas sentada en un sillón mirando la calle, arreglándose el pelo,
con los ojos brillantes. El temor iba madurando como una fruta en el alma de su madre. La
hija no sabía cocinar, coser, bordar o cualquier otra labor necesaria a toda ama de casa. Era
una inútil, y no sólo eso, no se podía dejar dinero a su alcance: ya varias veces se le había
perdido plata que luego aparecía convertida en perfumes y ella había tenido que mentirle a su
estaba muy preocupada esperando que pasara su "candidato" por la vereda de enfrente.
Poco le costó descubrir la verdad. Todo era imaginación de la hija. Estaba enamorada
del aire y se inventaba historias con los que más le gustaban. Con el correr de los meses supo
que a los que querían oírla contaba sus "amores" con Fulano o con Mengano. Uno de ellos,
he ni mirado a Ud. y Ud. anda por ahí hablando... haciéndome quedar mal a mí y poniendo a
Margarita "chica" no dijo nada, miraba el piso enfurruñada. La madre se quería morir.
El hombre se fue y la hija, cuando lo vio salir, se fue para adentro gritando "cornudo,
Cuando la hija cumplió quince años ya fue patente que no se la podría sujetar ni
población se burlaba y algunos muchachones, viendo que Margarita "chica" era hermosa,
intentaban convencerla a través de la reja de que saliese por la noche a un encuentro secreto.
Pero ella, imbuida de los novelones de amor que había leído, identificada con las
Todo el tiempo hablaba de casamiento, para dolor de su madre y risa de los vecinos.
Un día cayó un pariente del cielo. Era un primo que venía de Buenos Aires, hijo de
una hermana de María Margarita. Venía a conocer la provincia, dijo, cuna natal de su madre.
Era un lindo muchacho, tocaba bien la guitarra y tenía buena conversación. Se sentaba con el
farmacéutico a conversar bajo los árboles del jardín y escuchaban una radio a batería que
El muchacho se había dado cuenta de que su prima estaba más loca de lo que le
comentaron y la evitaba cuidadosamente. Con las cartas de recomendación que trajo pronto
asunto de faldas en donde un marido ofendido quería matarlo y por un tiempo no podría
volver. Tenía que hacer algo. Una vez empleado, decidió mudarse de la casa de su tía y
Margarita "chica" se desesperó cuando vio que "su hombre" se iba. Fue al padre y le
dijo que no lo dejara, que ella estaba esperando un hijo, - lo cual era una mentira flagrante -
que tenía que casarse con ella, que se lo había prometido ante el altar de la Virgen...
El padre la creyó, o quiso creerla, o tal vez solo fuese que le convenía creerla..
El muchacho negó a muerte, imploró a su tía, su tía sabía bien que la hija estaba loca,
ella había visto como él la evitaba, que nunca le había dicho nada, que se lo dijera al esposo,
María Margarita permaneció callada. Al cabo de una larga discusión, se convino que
Con ese sueldo el muchacho pensaba subirse al tren y perderse para siempre jamás, o
Al segundo día todo el pueblo sabía que habría boda. La madre tuvo que hacer
Margarita "chica" era astuta en la prosecución de sus fines. Esa noche se deslizó y
salió como una sombra, fue a la pensión donde paraba el "candidato", la dueña cómplice la
dejó entrar y se metió en la pieza del durmiente sin hacer ruido. Ahora sí no podría negarse.
dueña de la pensión se precipitó en la pieza. ¡Cómo iba a tratar así a su novia que se jugaba
-No es mi novia!- gritó indignado el muchacho - está loca, hace todo esto para
pescarme, solamente ella cree que me voy a casar, ¡Dios me libre!
Pero Dios no lo libró. Armado ya el escándalo, llevaba las de perder. Ella era menor,
hija del farmacéutico y a todos les convenía que se casase. Era un peligro público caminando
procesaba por corrupción de menor, niña decente, de su casa, familia "bien”. El cura rápido
dio dispensa para la boda entre primos y el juez los casó con mayor prontitud. Los amigos y
vecinos organizaron prestos una fiesta, se mató una ternera y para la noche estaban listos el
asado y el baile. Se hizo el convite en la casa de los padres de la niña y se danzó hasta el
amanecer.
A poco de salir el sol descubrieron que la novia estaba sentada en una silla, en la
puerta del dormitorio de sus padres, esperando al novio que había entrado a cambiarse para
abandonar la casa junto con ella. El cuarto se hallaba vacío y la ventana, abierta. La novia se
desmayó y la madre no dijo nada. El padre quería matarlo pero al día siguiente el novio lo
convenció de que sin cobrar un sueldo por lo menos, no podría montar una casa como hacía
falta.
tiempo. Se les habilitó un cuarto, ropas de cama, muebles y una mucamita para la "señora".
compartía con ella la cama, dormía en el suelo, arriba de una frazada doblada en cuatro.
echó.
amigos de la noche, iban por lugares de mala fama donde obtenían servicios gratuitos por ser
en la farmacia, para entregar los remedios a los pobres. El cargo de farmacéutico no se volvió
posible en la casa consiguió otro empleo. El hijo nació varón y la madre no quería
alimentarlo. María Margarita, esperando que el nieto resultase lo que no fue su hija, le salvó la
vida. A los cuatro años se dio cuenta que era retrasado y "nervioso" como la madre.
El padre, al que ya todos tenían lástima, vivía entre copa y copa. Cuando el hijo tuvo
María Margarita, con sus ahorros, se compró un terreno y edificó una casita, internó
al nieto en un siquiátrico y mientras pudo, con mano dura y a palos, ya dejada de lado toda
contemplación, manejó a Margarita "chica", que le traía los más extraños pretendientes,
En estos quehaceres pasaron los años, el hijo bobo salió de la casa de salud porque el
María Margarita ese verano, sorpresivamente, se puso de novia con un taxista casado
y el romance duró unos años en los que pasear e ir de pic-nic por los campos fue su única
alegría.
Hace un tiempo enfermó y la loca creía que iba a heredar "el sueldo" de la madre y
Veló por ella durante más de sesenta años y cuando no pudo más, murió.
A la loca le están robando ahora todas las cosas porque el gobierno le paga solamente
la mitad del dinero de la pensión del marido, la otra mitad la cobra alguien, no se sabe quién,
presuntamente para el hijo bobo que vive con ella, porque así se había dispuesto cuando se lo
internó, hace treinta años. Ese alguien también cobró los bonos de consolidación de deuda del
Menores, pobres e incapaces, se negó a ponerle un curador porque "eso tiene que pedirlo un
pariente".
Un día de estos, como estamos en Argentina, alguien le hará firmar una cesión de
derechos por su casita y la echará a la calle con la ropa que lleve encima como único bien, o
Todos juzgan que está loca, están ciertos en que siempre fue loca, pero nadie la quiere
porque saben que quiso matar a la madre para heredarla. Por lo menos ese es el pretexto que
invocan.
Yo la conocí a la madre y por eso escribo esta historia, que es un poco la historia de
cada uno de nosotros los argentinos: no nos metemos en la vida de los otros, vemos como se
cinco años de sueldos mal liquidados, tengo la sentencia, pero no está el dinero. Los políticos
La fuerza de la tierra
Había una vez una mujer que vivía en el campo, pero no el campo desarrollado sino
Se casó luego de tener varios hijos con un paisano que la visitaba y juntos criaron a
los niños y niñas, fueron a la iglesia cuando venía el cura, esquilaron las ovejas, plantaron sus
frutales, enterraron a sus muertos, hicieron el brocal del pozo y ella todas las mañanas se le-
vantaba tempranito y ordeñaba las diez vacas que tenían. Con la leche hacía quesos y todas las
De vez en cuando venían los comerciantes en telas, árabes casi siempre, turcos les dicen en la
Argentina porque, si bien la mayoría eran sirio libaneses, a causas de las guerras entraron con
pasaportes turcos.
Uno de los "turcos" era viudo y se novió con una de las hijas y la llevó, puso casa en el pueblo
y para que la esposa se entretuviera y la economía familiar no sufriera, le instaló una verdule -
La otra se casó con un paisano, y el hijo varón obtuvo una porción del campo donde constru-
Nuestra pareja envejeció. El hijo debió emplearse en una estancia del paraje aledaño
Y quedó nuestra mujer, ya viejita, seca, dura, arrugada como una pasa de uva, vivien-
do solita en su rancho, fumando sus cigarros de hoja y comiendo los huevos de sus gallinitas.
La hija pueblera quiso llevarla con ella, pero no es igual vivir en lo de un hijo que en la casa
propia.
-El pueblo no es lo mismo que el campo, en el campo se siente uno vivo...- decía.
de la ciudad. Rápidamente construyó una casita de material, con techo de chapa, y se instaló.
A diferencia de los pobladores del paraje, que se ayudaban entre ellos, no hacía favo-
res a nadie. Si encontraba en la ruta a una madre caminando con su hijo en brazos, no era ca-
paz de parar la camioneta y preguntar si necesitaba que la acerque... como haría cualquier hijo
de vecino.
Su mujer no sabe andar a caballo y tiene un hijo mayorcito que anda en una moto rui-
dosa, negra.
Empezó a talar el monte con una motosierra y a vender la leña. Cuando hubo cortado
Nuestra viejita notó que las suyas se apocaron misteriosamente, no quería creer que
se las hubiesen robado. A veces sucedía que alguno con mucha hambre se llevaba alguna, pe-
de otro lado así que fue a ver qué pasaba. El vecino estaba en su terreno cortando sus árboles
Le dijo que ese era su campo y sus árboles, pero el hombre no le hizo caso y siguió
dando órdenes. Veía como los troncos se apilaban al borde del camino, habían cortado el
alambrado para mayor comodidad. Nuestra viejita se indignó y lo increpó duramente y le esta-
ba por decir que cómo le cortaba el alambrado que se le iban a escapar las ovejas cuando se
acordó que desde hacía unos días no tenía más ovejas, ...ni los cueros había encontrado, a pe-
sar de que fue hasta el pueblo e hizo la denuncia... Furiosa, se enfrentó al sujeto y le dijo que
salga, que ese era el campo de ella, que siempre lo había sido...
-¿Y qué le hace a Ud., para qué quiere la leña? Deje de molestar, ¿quiere?.
Y ordenó a uno de sus hombres:
Ella se agachó, agarró una rama y se la dio por la cabeza, con toda la fuerza que pudo.
El vecino se vino al humo, se acercó enfurecido y le pegó una trompada, cuando cayó, la pa-
teó en el suelo y no la mató porque sus empleados se lo impidieron. Uno de ellos la acompañó
Cuando el nieto volvió de la escuela fue a avisar a la hija y la llevaron al pueblo e hi-
hospital. Estuvo un tiempo en casa del yerno pero quería volver a su hogar, pensaba en sus
gallinas, en su perro... La llevaron, pensando en que, total, la pobre era muy vieja y tal vez le
El rancho estaba cuidado por el nieto, que iba todos los días a regar las plantas.
Llegó la primavera y un vecino le aró la chacra para plantar maíz. Ella dio vuelta, con
el nieto de ayudante, la tierra de la huerta y trasplantó los tomates y enterró los porotos que le
Una mañana se levantó a regar y la acequia estaba seca. La habían cavado trabajosa-
mente su marido cuando joven y otros vecinos, durante el invierno y todo el año que siguió,
para traer el agua desde el río. De acuerdo a las leyes antiguas eran los dueños de esa agua...
-El vecino hizo palear una zanja hasta su acequia y desviar el agua al campo de él, do-
Ella sacó, del pozo, un balde. Mateó sentada bajo la higuera y tomó una decisión.
plata que venga a verme. Si te pregunta algo explicale que me quiero ir a vivir a la ciudad.
-...pero...
Y el nieto fue.
-Dice que esta tarde vá a venir con el escribano, que tenga listo el título y que si están
Luego sacó un sillón afuera, al patio que miles de veces había barrido, se sentó en
otro, le hizo al nieto que acarreara una mesita y se vistió como para un casamiento. A su lado
puso una canasta con unos ovillos de lana y tejió cuadrados de crochet mientras esperaba. A
Hizo sentar al vecino en el sillón, bien enfrente de ella y le gritó al nieto que trajese
una silla para el escribano. Cuando todos estuvieron sentados se agachó a dejar el tejido en la
cesta y sacó de allí, mucho más rápido de lo que nunca creyó que podría, el treinta y ocho de
su marido... lo agarró bien con las dos manos y le bajó al sinvergüenza las balas encima...
sangre fría, en la cabeza, al atorrante que estaba pataleando, " para asegurarse ", como declaró
Se dio el gusto de darle dos puntapiés al muerto y decirle - lamentando que ya no es-
cuchase - :
-Este campo es para mi nieto y ningún mal nacido se lo va a venir a quitar...- y agre-
gó:
ra...
-¿Qué pasó, doñita? -dijo uno mientras alzaban al muerto y caía con un ruido a bolsa
de dos colores...
-Sí, ya sé, ¿pero me van a devolver el revólver si les digo dónde está?
que dada su edad y bajo la responsabilidad del “turco”, que le aseguró al Juez que su suegra
no iba a huir, se la mandó con la hija, a la casa del yerno, que con contenida admiración, la to-
mó delicadamente del brazo, ayudándola a descender los escalones de la entrada del hospital,
Y así, todo quedó como al principio. Vecinos comedidos volvieron a su lugar los
los animalitos y la casa del finado fue comprada por una persona aceptable que inclusive le
aró una hectárea y le plantó maíz, “Para que tenga para sus gallinas” explicó a los vecinos,
que lo aprobaron y le dieron la bienvenida al paraje.
. Todos iban a verla y a tomar unos mates bajo la sombra de sus hermosos árboles, las
mujeres a veces le llevaban de regalo un jaboncito “de olor”, los hombres venían a menudo a
“ver cómo anda y si necesita algo pida nomás, ya sabe”, y desde la tranquera ya se sacaban el
sombrero. Pero lo que más la enaltecía y llenaba de orgullo es que cuando “la tobiana” andaba
por el paraje “los muchachos” la visitaban un ratito y le ofrecían “carona” si quería ir al pue-
-Sí. Esa…
-Ah…
Ella sabía que la fuerza de la tierra la había llevado a hacer lo que hizo y que por eso
y no por otra cosa, gozaba ahora del respeto y aprecio de todos sus conocidos y de algunos a
Sabía también que su nieto viviría en el campo, se casaría y criaría a sus hijos como
hicieron sus abuelos, con más “modernidad” tal vez y mejor futuro.
A veces se sentaba en el patio en esos días lindos en que los lapachos estaban en flor
y la invadía una paz infinita, entonces desde su sillita matera estiraba la mano y tomaba un te -
rroncito de tierra y mirándolo, agradecía a Dios la vida que le había dado y a la Virgencita, el
Un caso policial
Hay casos policiales sangrientos y otros no, pero claro, por regla general ninguno es
lindo.
Yo una vez tuve que llamar a la policía. No comentaré mucho sobre lo que pasó, nada
más les diré lo que yo pensé, del resto quiero que Uds. se formen su propia opinión.
casa hay unos veinte metros de patio con plantas. No es un jardín. Es un patio con plantas,
porque la sombra es muy necesaria en el este clima subtropical y tengo un gomero enorme.
Así que hay muchas plantas, sin flores. Las flores aman la luz y yo la sombra. Ellas están
atrás de la casa y los helechos en el brocal del aljibe, a unos diez metros de la vereda. Es un
aljibe mentiroso, pues sólo quedó la parte de arriba y el pozo no está más. Pero está lleno de
plantas.
A media cuadra, en la esquina, hay un vivero que vende orquídeas, helechos y árboles
frutales. El dueño, "Bocha", es conocido mío, siempre le estoy comprando las ofertas.
Casualmente hace dos días me hizo una rebaja por un helechito muy lindo cuya
maceta tenía una cascadura en forma de V en el borde. Casi no se veía, pero me advirtió que
- María, acá tengo a un tipo queriéndome vender la planta que te vendí anteayer, la
mujer sola, si lo dejo este tipo me va a entrar a robar todos los días, no tengo perro (comen),
¡llamo a la policía!...- y llamé sin pensar mucho, porque uno sabe el teléfono de la "poli" de
- Enseguida va uno, señora, ¿adónde mismo tiene que ir? Dígame bien...ajá, Belgrano
ladronzuelo.
Casi junto conmigo llegaba un muchacho en bicicleta, pelo largo, campera y jeans
gastados, pero eso sí, zapatillas caras de tenis, de una de esas marcas extranjeras, "El gallo
feliz " o algo así, bueno, era un gallo... y el chico era el policía.
Entró con la pericia que dan años de mando, copiada a sus superiores, agarró sin
El gentecito era lastimoso. La ropa estaba sucia y harapienta, tenía una barba de
varios días, zapatos que habían conocido mejores tiempos y el pantalón, más grande de su
talla, sujeto con un hilo sisal por la cintura, dos vueltas y un moño. Se agachó, tomó la maceta
- Esta tarde venga a hablar con el comisario, señora, después de las cinco...Hasta
luego...
Yo regué mis plantas y me senté a tomar mate, porque en el apuro lo había olvidado...
- ..¡¿No me digas que acá a la media cuadra la fue a vender?!! Qué estúpido, por
favor!
- Si vos lo vieras, es una hilacha, debe tener entre treinta y cuarenta años, pero parece
de sesenta, camina todo tembleque y tiene los ojos con las venitas rojas, como los borrachos
-No sé… -contesté- esta tarde tengo que ir a hablar con el comisario...
La comisaría estaba recién pintada de amarillo. Toda. Lucía horrible pero limpia y
sospeché que la pintura provenía de una donación... El jefe me atendió en seguida. Me hizo
sentar y me ofreció si quería un vaso de agua. Yo quedé muy sorprendida porque el tono con
que lo dijo sugería que era algo fantástico. ¿Un vaso de agua?
-No gracias...
Se sentó. Miró entre los papeles, abrió uno o dos cajones y acomodó las lapiceras. Por
fin, cuando todo el escritorio estuvo perfecto no tuvo más que hacer y se resolvió a hablar.
pensionista nuestro prácticamente, el año pasado ya lo detuvimos veinte veces...es una forma
de decir, creo que fueron más... la semana pasada lo trajimos con una silleta de Doña Rosita
Gonzáles Fraga, estaba sentada en la vereda, sonó el teléfono y cuando salió resulta que este
cristiano la quería vender ahí, a cincuenta metros, a los chicos de TVCable que estaban
afuera... Y yo le voy a decir, Señora, si yo lo proceso la jueza me echa, con todas las causas
pendientes que tiene, más serias, no le puedo llevar a este gentecito... ni tenerlo acá porque
hay que darle de comer y bien, andan las monjas esas extranjeras y los de los derechos
humanos revisando a ver si está rico el locro de los presos, y el ejecutivo con el asunto de la
economía... no nos manda un peso! Diga que la gente de la cooperadora policial se mueve y
se junta un poco de plata por ahí, en los controles se manguea otro poco a los camiones y a los
contrabandistas y que de vez en cuando algún estanciero nos regala una ovejita, que si nó, no
sé qué haríamos, rifa no podemos vender porque ya lo están haciendo los bomberos y no nos
vamos a poner a patearles el tarro, por eso, Señora, lo le ofrezco lo siguiente: nosotros le
damos una buena cacheteadura a este sinvergüenza y le advertimos que no le vuelva a entrar
como consolarlo, no se llega a Oficial Jefe de la Unidad Regional local para tener que darle a
una señora gorda, ama de casa, este tipo de explicaciones... me puse en su lugar y recordé que
hay que ser caritativo con el prójimo y también que la mano que estrechamos hoy puede ser la
Y entre cumplido y cumplido, porque somos gente bien educada, me acompañó hasta
la puerta de la comisaría y se despidió con una inclinación de cabeza, muy cortés de su parte.
Al poner la llave en la puerta de casa, recordé a mi amiga, que vendría a tomar mate a
eso de las siete y media y miré la hora: faltaban diez minutos para las siete de la tarde. ¿Le
contaría la verdad? Me pareció que sería como traicionar un poco al comisario. Era un
hombre honesto, en un momento y en lugar equivocados y tal vez no sabía cómo salir de allí o
temiese hacerlo.
Le diré que no pasó nada, que firmé unos papeles y que todo estaba bien.
terrado o no- al que se lo halla oculto, casi siempre de monedas de oro. Existe una
variada relación de hechos relativos a estos encuentros que a veces revisten cier-
Ahora que me preguntas, Teresa, sí, yo recuerdo bien cuando tío Ramón
Tía, que era muy de iglesia, en seguida vendió unos animalitos y le hizo
hacer una capilla. Ese día el sol hervía sobre los campos y el miedo a los incendios
nos hacía rezar rosario tras rosario... el pasto amarilleaba sediento y los pozos se
estaban secando. La bajante era muy grande y nadie recordaba haber visto algo así,
por lo que sacaron a la Virgen en procesión pidiendo lluvia, y a otros santos, como
San Isidro Labrador, que seguramente sabía bien lo que representaba la seca. El
río estaba tan bajo que se podía cruzar a pié al Brasil... Algunos encontraron cuen-
tas de vidrio, de collares de los indios, enterradas en el barro... y tío, al Santo. Co-
mo no había cura porque el pueblo era chico, venía uno, cada tanto y a caballo,
desde Libres. Tío se había ido caminando por los bancos de arena... y cerca de la
Se fue luego a buscar una carreta y a todos sus hijos para que lo ayudaran.
Los gurises ya eran grandes, el más chico tenía quince años y era alto como el pa-
dre y sus hermanos. Para esto la noticia se difundió enseguida y al rato todos
estaban en la costa ayudando a desenterrar al Santo. Lo subieron a la carreta, le
echaron agua hasta dejarlo bien limpio y se lo llevaron entre rezos, que empezó
donde pudiese mostrar su habilidad, decía mamá, que no la quería. Rezaba en voz
- Reza nada más que para lucirse... - murmuraban mis tías, solidarias con
mamá.
mejor mantel de la tía para altar del Santo. Había que acostarlo porque todos nos
dimos cuenta que era el Santo Señor Muerto. Antes de que resucitara.
Primero el tío dijo de llevarlo a la capilla, pero la llave la tenía Don Inda-
lecio y esa mañana se había ido al campo y en algún lado había que ponerlo... y
qué mejor entonces que la casa del dueño del Santo, porque sobre eso no había du-
da, el dueño era el hermano de papá, que seguramente debía de ser un alma buena
fue llegando de vuelta el pueblo entero a lo de tía. Nosotros ya nos habíamos que-
dado allí a comer, porque nuestra casa estaba del otro lado de la plaza y con todo
asado era muy tentador para toda la gurisada. A la noche seguimos la reunión, por-
que mataron una vaca y la hicieron con cuero y mandiocas asadas. Todos estuvie-
ron de acuerdo en que dada la pobreza del tiempo de seca lo único que se podía
hacer, era eso. El Santo no merecía menos... y habrá sido que estuvo conforme
porque al otro día nos despertamos todos tarde y parecía que no había amanecido
todavía y era de tan oscuro que estaba: un cielo negro y espeso, con nubes que pa-
recían abolladas a puñetazos, cubría todo el pueblo. Al rato empezó a llover, con
una lluvia mansa que no justificaba tanta negrura, pero que cayó y cayó hasta casi
el fin de la tarde, mojando todo el campo, toda la tierra, corriendo por las calles co-
mo un río mientras los gurises saltaban por la plaza, los pozos se llenaban de nue-
vo, los árboles bebían y el río empezaba a subir como antes, como debía de ser...
Cuando paró de llover, la gente empezó a salir de sus casas, a dejar los
corredores donde había tomado mate toda la tarde mirando caer el agua y empeza-
Ahí fue cuando la tía decidió hacerle una capilla al lado de la casa y le pi-
Y allí quedó, por años y años. Cada tanto venía algún doctor o los profe-
sores y conversaban con los tíos sobre el Santo, pero fotos no, de ninguna manera.
Habían dicho que la luz de las máquinas de los fotografistas –como decía
éll- puede hacerle mal al Santo, que era de los antiguos, de los Jesuitas, allá por la
época de San Martín, o antes, más o menos -explicaba el tío-. Nunca nadie lo co-
rrigió, lo respetaban demasiado para hacerle pasar vergüenza. Ni siquiera los capi-
talinos se animaban a sonreír siquiera cuando decía así: fotografistas... ¡Pobre tío!
¡Tan bueno!
Es por eso que tengo tantas fotos de los tíos, los estudiosos se las manda-
ban después de sacarlas en los libros. Yo las heredé. Acá están... En las últimas so-
lamente está la tía y el Cunumí, los demás se habían venido a Buenos Aires hacía
años y ya ni se acordaban de los padres... Y el tío había muerto, dormido en la paz
El Cunumí cerró la casa y dijeron que sacó pasaje en el tren, que venía a
ver a sus hermanos... pero para acá no vino, yo a los primos los veo seguido...me
hubieran contado...
¡Qué cosa grande! Yo apenas hice hasta sexto grado, pero de los de antes.
sacaron al Santo Señor Muerto del río. Era tan pesado que todos creyeron que era
de lapacho macizo. Entre el tío y los cuatro gurises, que ya eran mozos, tuvieron
que alzarlo en la carreta, ya te dije... y ahora me venís con que lo has visto allá en
Yapeyú, en el museo, adentro de una caja de vidrio, con una pierna aserrada y un
brazo cortados, remendados así como así y que los de la Universidad lo alzaron co-
mo si nada...
No, Teresa, imposible, el Santo Señor Muerto era todo de una sola pieza...
Aunque, tal vez...no sé... quizás no lo fuera y por eso se perdió el Cunumí, que era
un muchacho tan callado... Quién sabe... Pensándolo bien, Teresa, todos se vinie-
ron para acá a trabajar y él se quedó allá cuidando a los pobres viejos, viendo co-
mo los animales se apocaban y los impuestos crecían, hasta que le dijeron que el
campo no era de los tíos, que sus hijuelas no servían, que fueron realengos, que ac-
tualmente eran de la provincia y que los había vendido a un porteño... ¡Una barba-
leer libros, miro la tele y entiendo las cosas...en fin, si es así, es una cuestión de
justicia de Dios... porque si el entierro estuvo tanto tiempo dentro del Santo y na-
die se dio cuenta antes, es porque era para él, por buen hijo...¿no te parece?
Cuando María Beatriz vio por primera vez al Nene, (porque esa denominación le
quedó para siempre y así lo conocimos de grande) corrió a contárselo a su hermana María del
Socorro, a quien por ser mayor, consideraba más sabia. María del Socorro, que era chismosa
El Nene continuaba sentado en una piedra, a la vera del camino, bajo un talita cercano
al eucaliptal de Don Dionisio. Se encontraba muy ocupado tallando un palo de sauce, con un
pequeño cuchillo de fabricación casera. María Beatriz cuenta con orgullo todos los detalles,
pese a que el hecho ocurrió cuando ella tenía 13 años y ahora orilla los 63. Algo de tiempo.
El caso fue que entre las dos lo interrogaron y sonsacaron lo que pudieron de sus
datos personales, hasta estar seguras de la exacta localización del rancho "piojoso" (al decir de
mamá) que perdido entre los cerros albergaba a su familia, esto es, a su madre, cinco
Cuando mi Abuela lo contempló dijo sin vacilar, pero en voz baja, para no alarmarlo.
Regresaron a la casa con la novedad. La Abuela tenía un nieto. Con todos los hijos
aún solteros, la Abuela tenía un nieto. ¡No haberlo sabido antes! Pero, ¿De quién era hijo?
Los varones eran muy parecidos entre sí y el niño, idéntico a todos y a ninguno. Eso habría
que averiguarlo, y muy bien, por supuesto. De los cuatro presuntos malhechores se descartó a
papá, el Nene tenía 7 años y papá 17. Un rápido cálculo hizo eliminar de la lista a Antonio,
había estado varios años -justo "esos"- en el exterior. Quedaban Carlos y Luis José. Luis José
se estaba por casar y Carlos no venía al campo desde el verano pasado, y "en ese entonces ya
Acosado papá, se negó a dar información, pero "se pisó" reconociendo que era uno de
proponía. Antonio llegaba todos los sábados, después de mediodía, pero ¿cómo esperar?
Hizo preparar el breque y salieron, con el hijo de la cocinera, rumbo al rancho. Allá a
las cansadas lo encontraron, cerca del camino, pero bastante lejos de su finca. Se hallaba al
borde de una acequia, rodeado de álamos y maizales incipientes. Una india robusta y gorda las
A un grito, fueron saliendo por la puerta del rancho una muchacha embarazada con
un niño en brazos y cuatro criaturas más, que la rodearon asustadas. Todos eran -a la vista y
"-Buenas tardes, doña...me han dicho que vende pan casero..." empezó mamá -
"Sí, Señora... así es, pero en este momento no estoy teniendo... esta noche recién voy
a amasar... si gusta mandar buscar mañana por la tarde..." -había contestado la mujer.
Esa noche casi no pudieron dormir conversando sobre el tema. ¿Cómo encarar el
-Hay que tomar al toro por las astas... que enganchen el breque, y también la calesa.
Partieron al amanecer. Llegaron y Abuela se bajó, ya resuelta, y caminó con firmeza
Nunca se supo qué fue lo que hablaron entre las mujeres, allá sobre el bien barrido
patio de tierra, bajo la higuera, pero cuando regresó, la muchacha encinta iba con ella,
cargando al pequeñito, y los demás, con ojos grandes, la seguían. La india las acompañó hasta
dieron, habitación, ropa, cama, mucamita que la ayudó a bañarse, peinarse y vestirse. Pero
seguía taciturna.
Los niños se ambientaron con una facilidad de no creer y para el otro día ya conocían
todo el manejo de la casa, iban a la cocina, pedían dulces, pan con manteca, subían las
Ese mismo día, por la tarde, Abuela, ya repuesta del trajín, se había sentado con la
muchacha en la rosaleda mientras los niños jugaban sobre el césped, a esperar a María del
Socorro y Teresa, que hubieron de ir al poblado cercano a comprar telas, camisetas, zapatos,
botones y puntillas. Se había llamado a la costurera y ésta había traído a una ayudante. Para
el sábado, día en que tenían que llegar el Abuelo y el tío Antonio, los niños se encontraban
acaramelados besos a quien los solicitara. La muchacha, transformada, parecía una señora.
-Junten a los chicos, que no se pongan en el camino del auto- gritó desde el jardín la
frío.
-Siéntese, Juan Manuel, yo se lo voy a decir...-cuando las cosas eran graves lo trataba
El Abuelo digirió la noticia tomando un café que le alcanzó la Zunilda, mucama vieja
que lo conocía de joven. Luego llamó a Antonio y allí sentado, lo puso al tanto.
-¡No me digas eso!- había gritado el Abuelo.- Bueno, está bien, que venga... ¿cómo se
llama?..
-Que venga Marina, ya.- Y cuando el Abuelo decía YA, era YA, no sé si me
entienden.
Cuando la vio encinta se dio cuenta que no podría presionarla si seguía empacada en
no querer hablar, así que la hizo sentar, le preguntó si sabía quién era él, le sonrió utilizando
-¿Cuál de mis hijos es el padre de estos niños?, porque es uno de ellos, no?.
-Sí, Señor, pero él me pidió que yo no lo diga a nadie, y yo no lo voy a decir a nadie.
-El niño Carlos... -dijo en voz tan baja que apenas se la oía.
Toda la casa suspiró. El niño Carlos, tunante de veinticinco años, de novio en Buenos
Aires, a punto de recibirse de médico, vacacionando todos los años en el campo, "padre de
-No te preocupes, Hija, que esto lo arreglo yo...- contaban las tías que aclaró el
Abuelo, al tiempo que salía por un mandadero para enviar un telegrama a su hijo pidiéndole
El tío había anunciado su llegada con otro telegrama, para que lo esperasen en la
estación de ferrocarril cercana. El Abuelo había preparado todo, dado las instrucciones
precisas y sin descuidar ningún aspecto de la cuestión. El tren arribó con algo de atraso, a eso
de pie detrás de la Abuela, que se encontraba sentada en un sillón, con Marina a su lado,
pálida como una muerta... En la mesa, en la cabecera, se había sentado el Juez de Paz, con sus
libros y dos testigos que no eran de la casa. Carlos había atinado a decir, en voz baja...:
-No me venga con Dios, Carlitos, que Ud. ya sabe que yo soy librepensador y ateo,
ateo, ateo... Después que se case, mi hijo, después que se case... se le había olvidado este
trámite, pero no es nada, acá el Señor Juez le ha tenido la paciencia de esperarlo, y la Señora
Marina también....porque lo que sí, Ud. se me casa...y ya, porque ningún nieto mío va a andar
Después de que por completo estuvieron los papeles y libros firmados, todos sentados
en silencio esperaron a que el Juez le entregara a Marina una copia del Acta de Matrimonio.
abrazando al hijo...
-Y ahora, ¡empecemos la fiesta!- invitó el Abuelo.
Y fue fiesta. Asado de vaca con cuero y baile hasta el amanecer, con el fonógrafo a
cuerda.
Al otro día mi tío Carlos regresó a Buenos Aires, a continuar el estudio. Todas sus
hermanas, que se sentían algo culpables, espiaron la despedida. Pero, por lo visto, ya
resignado, el esposo besó a su esposa antes de subir al auto y saludó a los niños alegremente,
prometiendo regalos.
Marina, enseñarle a leer, a bailar, a sentarse, a hablar en francés y a comer con muchos
cubiertos. Cuando regresaron a Buenos Aires, era "presentable", como decían antes...
Nunca hubiese imaginado esta historia. Recién la supe ahora, cuando los
protagonistas principales están ya, todos muertos. Por lo que me contaron, jamás hubo