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Espíritu de Fuego

25/02/2006

Con tus manos de aire surcaste aquel lienzo que de la tierra nace, y del agua surjiste a
imagen y semejanza de tus azañas.

Tú, solo en la penumbra de una idea derramaste tu sangre y criaste yagas en tus manos,
mientras moldeabas los cánticos de antaño bajo el cálido alero de tu mirada; aquella mirada
de luz que enmarca tu alma inquieta, ansiosa por escapar sin rumbo más que el que el
viento le indique.

Sube a las nubes, hombre de la tierra, que entre tus cabellos se derritan los rayos de luz, así
podré desde lejos observarte sentadoe n las entrañas del arte

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