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Aspecto” de Alfonsina Storni

Vivo dentro de cuatro paredes matemáticas


alineadas a metro. Me rodean apáticas
almillas que no saben ni un ápice siquiera
de esta fiebre azulada que nutre mi quimera.

Uso una piel postiza que me la rayo en gris.


Cuervo que bajo el ala guarda una flor de lis.
Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo
que yo misma me creo pura farsa y estorbo.

“La luna” de Jorge Luis Borges

Hay tanta soledad en ese oro.


La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

“Zapatos” de Charles Bukowski

cuando eres joven


un par
de zapatos
femeninos
de tacón alto
inmóviles
solitarios
en el ropero
pueden encender
tus huesos;
cuando estás viejo
son sólo
un par de zapatos
sin
nadie
en ellos
y
también.

“A la estrella nocturna” de William Blake

¡Tú, ángel rubio de la noche,


ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende
tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona
y sonríe a nuestro lecho nocturno!
Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los
azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado
sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos
al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en
el lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos
y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo,
te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo
y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva.
La lana de nuestras majadas se cubre con
tu sacro rocío; protégelas con tu favor.

“La última inocencia” de Alejandra Pizarnik

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

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