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(y de su posible transgresión), se organizan los naje que es víctima de un error (Barko y Bur-
temas, las imágenes, las acciones, los personajes, gess, 1988).
los sentimientos y los objetos que llenan el mi- 13. Sanchis añade un quinto «plan sistémico»
crocosmos dramático. según el cual la obra se rige por un «principio
11. Aclaraciones: en el proceso de la lectura, de retroalimentación propio de los sistemas, de
el receptor almacena datos, los utiliza o los re- modo que las estrategias textuales operan a
tiene; por tanto, espera (o expecta). A medida modo de impulsos, cuyo efecto en el receptor
que avanza, se produce una actualización di- regresa al «texto» generando nuevos impulsos.
versificada, múltiple, de los contenidos de las No incluimos este «plan» en la tabla en la me-
retenciones. Como diría Iser, esto significa que dida que la dimensión sistémica no deja de cons-
lo que es recordado se proyecta en un nuevo ho- tituir un principio esencial (aglutinador) de los
rizonte (un horizonte que no existía en el mo- otros cuatro planos o niveles.
mento en que la información actuó como estí-
mulo por primera vez). Los contenidos de la
memoria se transforman pues, ya que el nuevo
horizonte los hará aparecer bajo otra luz. En L
defi nitiva, la actualización de lo que es recorda-
do establece nuevas relaciones, que influyen en La vocación teatral
la orientación de la nueva espera despertada por de Pier Paolo Pasolini 1
el enunciado. De esta forma –dice Iser–, cada
instante de la lectura es una dialéctica de pro-
tenciones y retenciones, entre un horizonte fu- Valentina Valentini
turo y vacío que debe llenar y un horizonte es-
tablecido que se destiñe continuamente. En esta
dialéctica se actualiza el potencial implícito en
Experiencias
el texto.
No hay que olvidar que el proceso de lectura La relación de Pier Paolo Pasolini con el
supone una serie de opciones particulares me- teatro no se puede compendiar en el redu-
diante las cuales se producen un tipo de conexio- cido periodo en el que escribió sus trage-
nes u otras. «En defi nitiva, el potencial del tex- dias, contemporáneas al «Manifiesto por
to excede toda realización individual en la lec- un nuevo teatro», porque irriga desde la
tura» (Iser, 1989: 153). adolescencia la iniciación cultural del escri-
12. Aclaraciones: el punto de vista, en narra-
tor: en 1938 escribió una comedia y una
tiva, es fundamentalmente un asunto entre el
autor/narrador (voz) y el personaje; el carácter
tragedia griega Gli alati y La sua Gloria,
primario, no mediado, del drama, en cambio, poniendo a prueba tanto el lenguaje poéti-
centra la cuestión de la perspectiva en la relación co como el dramático; en los años de Uni-
entre personaje y receptor. Se trata de percibir versidad, en Bolonia, conoce a actores y a
el punto de vista –la constelación de puntos de directores entre los que están Zacconi, Be-
vista– de los distintos personajes sobre el mun- nassi y Tumiati, lee revistas como Il Drama,
do. Lo que deriva irremediablemente en la ins- proyecta la creación de una compañía y
tauración de corrientes identificadoras. De he- respira las ideas de Bragaglia, Orazio Cos-
cho, en la mayoría de las situaciones dramáticas
ta o Enrico Fulchignoni para quien el teatro
el espectador rechazará adoptar plenamente el
punto de vista de un personaje: se contentará no sólo es cultura humanista, si no también
con asociarse a él parcial y provisionalmente, en un instrumento de comunicación con la so-
un grado variable. Así, nunca hay una coinci- ciedad. En la posguerra entrará en contac-
dencia perfecta entre el punto de vista del espec- to con Grassi, Strehler y Testori, muy com-
tador y el del personaje. Un ejemplo: cuando el prometidos en dar una respuesta civil a la
espectador sabe (o cree saber) que un personaje reconstrucción moral y cultural de Italia.
se equivoca, la distancia entre el punto de vista Es aún más esencial que la palabra, tanto
del personaje y su focalización aumenta a nivel escrita como dicha, instituya una fecunda
cognitivo. Paradójicamente, podrá disminuir a
reciprocidad entre poesía y teatro, puesto
nivel afectivo, en función de la piedad o la sim-
patía que el espectador proyecte hacia el perso- que la voz permite comprender la poesía y
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al revés, el verso estructura sus tragedias. que las influencias brechtianas derivan ha-
Esto significa que el teatro no es del todo cia la parodia, con una dimensión experi-
una experiencia circunscrita y marginal, mental tanto por un contagio entre el cine
para ser archivada como un torpe y fallido y el teatro como por las acotaciones en las
experimento, porque representa un impor- que, más allá de sus instrucciones de direc-
tante punto de unión en la producción del ción, el escritor introduce sus comentarios,
escritor, en el cruce entre poesía y cine.2 así como las deformaciones fonéticas que
En esta perspectiva, el descubrimiento del serán para el Lip Lap de Scabia como los
teatro de Brecht incide en otras direcciones fantoches del teatro de marionetas para los
e incluso va contra la corriente con respec- personajes de Mussolini y Hitler.
to al contexto político-cultural de aquellos No es inútil preguntarse a qué actores y
años, en tanto que los intereses de Pasolini, directores supo apreciar Pasolini entre sus
según su obra y su pensamiento, indican contemporáneos: incondicionalmente, a
una vía diferente de la instrumentalización Eduardo De Filippo y a Carmelo Bene, a
ideológica para superar la crisis de los inte- quien defi nía en una entrevista de Corrado
lectuales de izquierdas y de la propia van- Augias como «un caso extraordinario» ca-
guardia. El caso de Brecht se prestaba a paz de desarticular la lengua dramática
sustanciar la posición de Pasolini, que bus- gracias a los rasgos suprasegmentales, «al
caba un compromiso sobre los problemas articulado del cuerpo que sumerge y sobre-
de la forma y el sentido, «un sentido com- pasa al logos». Estimaba a Paolo Stoppa
prometido de la obra» que no pretendía (pero no a Rina Morelli), Alberto Lionello,
respuestas ideológicas sino más bien «por Franca Valeri y sobre todo a Laura Betti,
lo menos, dar testimonio de las preguntas «fenómeno de plurilingüismo hablado, con-
en obras ‘ambivalentes, ambiguas, que un viven en ella formas expresionistas, carica-
incierto canon’ como el Brecht entendi- turescas, naturalistas y convencionales ‘es
do con precisión por Barthes: pero no por la ahijada teatral de Gadda’». En general no
ello no comprometidas, ¡qué va!» (Pasoli- le gustaban los actores profesionales y acu-
ni, 1966-1972-2000 : 139-140). Pero Paso- saba de academicismo –como todo lo que
lini, como Barthes, al distanciarse de la escribía en esos mismos años un crítico
vanguardia indicaba una compleja vía que como Giuseppe Bartolucci– a la dirección
convertía en problema tanto la linealidad crítica italiana de la segunda posguerra,
de la narración, la psicología, como su de- fuera Visconti o Strehler: «Ellos han codi-
rogación; que no renunciaba a la realidad ficado, para mí, una especie de kitsch tea-
sino que prescribía análisis científicos para tral, una forma de gusto moderno y total-
comprenderla mejor, pero a sabiendas de mente exterior, en la que todo se caracteri-
que las nuevas fuerzas (procedentes, según za por una belleza previsible, artificial, que
el escritor, de la pequeña burguesía y del a nadie sorprende» (Pasolini, 1983 : 130).4
mundo rural y arcaico) contradecían tanto No apreciaba al grupo ’63, y al mismo tiem-
al racionalismo marxista como al burgués. po había visto Il Principe costante de Gro-
Siempre a través de Brecht –ya no el ideó- towsky en Spoleto y no ponía en duda su
logo marxista sino el intelectual integrado carga innovadora.
de izquierdas– el escritor descubre la pluri- La reflexión teórica y política de Pasolini,
codicidad del espectáculo teatral, una di- y también sus experiencias como director
mensión híbrida y popular en la que se ex- de cine y teatro, como dramaturgo e inte-
perimentan dispositivos dramatúrgicos que lectual comprometido –publica el «Mani-
desestructuran el espectáculo mediante la fiesto por un nuevo teatro» y lo discute
inserción de material heterogéneo, como en públicamente en ocasión del estreno de Or-
el cabaret.3 Con el proyecto de Italie magi- gía en Turín, en el Deposito d’Arte Presen-
que (1964), Pasolini escribe un texto en el te (1968)– inscriben el teatro de pleno dere-
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cho en el pensamiento y la estética pasoli- gráfico y sonoro, una superación de la opo-


niana.5 sición entre literatura y teatro, una revalo-
rización del código teatral reinsertado en el
circuito de las experimentaciones de van-
El «Manifiesto por un nuevo teatro» guardia, según las cuales tanto el actor
como el texto se consideran «material escé-
En 1968 aparecen contemporáneamente nico». Las tesis del «Manifiesto», expuestas
en Italia tres «manifiestos» por un «nuevo en el congreso de Ivrea, reunían los princi-
teatro» (y su coincidencia es síntoma de pios que conformaban en aquellos años las
una urgencia): el de Pasolini, publicado experiencias del nuevo teatro: el de Bene,
en «Nuovi Argomenti» en enero-marzo de Ronconi, el Living, Brook, Scabia. En el
1968; el redactado a cargo de Bartolucci, prefacio al texto All’improvviso, Giulia-
Capriolo, Fadini y Quadri, discutido en el no Scabia enunciaba las líneas esenciales
Congreso por un nuevo teatro celebrado en del nuevo teatro que coinciden con las del
Ivrea del 9 al 12 de junio de 1967, y el de «Manifiesto»: «uso de todo el teatro» y, por
Richard Schechner, Six Axioms for an En- lo tanto, abolición de la fractura entre pla-
vironmental theatre.6 tea y escenario; «uso distanciado e irónico
Roberto Tessari, en el volumen Il teatro de los objetos» que son intercambiables con
italiano del Novecento, sostiene precisa- los actores y viceversa; «uso del actor como
mente que «nunca hubo, en la historia del objeto animado y, por lo tanto, como hecho
espectáculo italiano del siglo xx, tempora- plástico visual más allá de lo sonoro»; «in-
das mas fértiles y densas que aquella de troducción de partes puramente fonéticas»
1968: sobre todo si consideramos la mani- (que sobre el papel se convierten en poesía
festación de un pluralismo de discursos visual, vestigios gráficos, dibujos, ritmo)
fundamentados de algún modo en las razo- (Scabia, 1967 : 5). En el manifiesto de
nes autónomas de un pensar y operar en Ivrea, el modo productivo del Living, basa-
términos teatrales, capaz de convertir de un do en el grupo consolidado por afi nidades
solo gesto en anacrónica cualquier diatriba ideológicas, marcaba los rasgos del nuevo
sobre la ‘crisis de la dramaturgia’, el domi- teatro como una comunidad en la que no
nio de la dirección, las funciones de los es- existen cesuras entre la existencia cotidiana
pacios estables, el acercamiento al público, y la práctica artística, para la que el teatro
la descentralización de la escena, etcétera» se regenera a través de la acogida de mate-
(Tessari, 1996 : 145). riales degradados de vida, de lenguaje y
Durante el periodo en el que la inteligen- materias expresivas extrañas a la tradición
cia progresista y vanguardista italiana en teatral, y del redimensionamiento del len-
pleno miraba hacia el grupo ’63 como re- guaje verbal, incapaz de expresar el presen-
novador del teatro italiano, el proveedor de te. Es un teatro que ocupa todo el espacio,
nuevos textos, Pasolini expresaba abierta- que ya no es exclusivamente el escenario
mente en La fine dell’Avanguardia sus crí- sino también la calle (véase el Orlando Fu-
ticas argumentadas que contrastaban con rioso de Ronconi); es experimental en tan-
las opiniones usuales. Para un crítico no to que inicia un proceso de trabajo según el
alienado como Giuseppe Bartolucci, el gru- método «de ensayo y error», basado en la
po ’63 indicaba una contra tendencia con búsqueda común de un colectivo que com-
respecto a los literatos de la escena oficial, parte y compara competencias y visiones
sea porque profesaban una original propen- del mundo, cuyo resultado en principio se
sión transdisciplinaria o porque –próximos desconoce, porque es fundamental «la ad-
a las reflexiones del Roland Barthes (1960) quisición y la experimentación de los nue-
de El Grado cero de la escritura– entendían vos materiales escénicos», es decir, una la-
el texto literario como un rastro material, bor intensa de resignificación de los lengua-
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jes propios y específicos del teatro (tanto del denunciaba la ausencia de una tradición
gesto como del objeto, el sonido o la rela- teatral-lingüística en Italia.7
ción entre espacio y acción escénica) y me- Si la de los actores del teatro nacional es
tidos en la escritura escénica de artes limí- una «antilengua recitativa», una lengua es-
trofes –la danza y las artes visuales– o de tándar que procede de la televisión, su pro-
territorios extraartísticos. puesta es «actuar por encima o por debajo
El «Manifiesto» elaborado por Pasolini de ella: por encima a través de una poetiza-
se distancia radicalmente del de Ivrea y, sin ción consciente y una sublimación abstrac-
ser discutido, es rechazado y borrado, tan- ta. [...] Por debajo: adoptando los dialectos,
to por los partidarios de lo nuevo como por las desacralizaciones sublingüísticas, o ca-
los representantes del stablishment teatral. ricaturizando la propia lengua estándar. La
La radicalidad del «Manifiesto» según el declamación en Italia sólo puede ser expre-
teatro de la época estaba marcada por la sionista y sustituir «el presente» de la sin-
condición reaccionaria de una parte de la tonía lingüística imposible con el especta-
vanguardia, y el rigorismo de oratorio de la dor por una especie de sintonía mimética,
vertiente de la «Charla», y fue ignorada por es decir por la pura y simple presencia mí-
el teatro político que en aquellos años se mica de su cuerpo» (Pasolini, 1965-1992-
convertía en «género». 93 : 18).
Del «Manifiesto» se explica habitualmen- Como observa acertadamente Stefano
te la tesis más clamorosa, la que en su mo- Casi, Pasolini entiende por expresionista la
mento provocó las reacciones hostiles de los deformación, provenga de los dialectos o
mantenedores de aquel nuevo teatro, que de los juegos de palabras –aliteraciones,
según el escritor era homogéneo al teatro lapsus, desviaciones semánticas, crioliza-
burgués, y estaba encarnado –excelente chi- ción de la lengua pero también, y esa es la
vo expiatorio– por el Living Theatre, una conquista a subrayar– la pura presencia del
formación que entonces representaba inter- cuerpo, los lenguajes no verbales: superar
nacionalmente los rasgos de la vanguardia: la estandarización es responsabilidad del
un modo colectivo de producción, procesal- actor. En particular nos parece relevante la
experimental (laboratorio), predominio de tesis de la necesidad de eliminar la acción
los lenguajes no verbales (el cuerpo-gesto) del teatro de texto para privilegiar su audi-
y de la calidad sonora-musical de la actua- ción y su visión, en cuanto toma posiciones
ción verbal, caracteres lo bastante específi- radicalmente respecto al irresuelto proble-
cos como para dictar a Pasolini el término ma de integración entre palabra y escena.
teatro del gesto y del grito con el que iden- Es asimismo importante, aunque en su
tificaba negativamente al nuevo teatro del momento se menospreciara, la reflexión de
que había que tomar distancia. Pasolini sobre el uso del dialecto que «el
Pero, a parte de las posiciones partidistas teatro de texto incluye en casos excepcio-
suscitadas en su época, el «Manifi esto» nales y en una acepción trágica que lo co-
contiene un importante principio innova- loca al nivel de la lengua culta» (Pasolini,
dor: que el teatro y la oralidad se miden en 1968,1992 : 23,93), en cuanto que algunas
el habla del actor en escena. En el nuevo décadas más adelante ha sucedido todo lo
teatro, según Pasolini, el actor, como vehí- que Pasolini, entonces no escuchado, augu-
culo de la comunicación oral, es el poeta de raba: la creación de una lengua teatral in-
la lengua oral, por lo que disfruta de la mis- ventada y no naturalista (como la de Eduar-
ma libertad de creación que tiene el poeta do) en la que se inscribe el lenguaje gestual
con la lengua escrita. Rechazando la lengua que Brecht apuntaba como factor de reno-
no natural y ficticia del italiano burocráti- vación del lenguaje verbal (Brecht, 1962-
co, impuesto autoritariamente al plurilin- 1975 : 171).
güismo de la Italia preunitaria, Pasolini En realidad, la «vocación teatral» de Pa-
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solini no corresponde a una posición teóri- posibles soluciones. Entre otras cosas, el
ca clara y defi nible, sino que realmente son escritor no compartía, en discrepancia con
sus contradicciones lo que fi rma su pensa- los defensores del teatro de vanguardia, que
miento sobre el teatro. Hoy en día el mode- la invención de un nuevo lenguaje escénico
lo de teatro proyectado por Pasolini todavía se resolviera en una praxis desestructuran-
se asimila con el teatro de texto literario, al te, sin un movimiento paralelo de recons-
llamado «teatro de texto», e interpretado trucción.
como ejemplo «de una dramaturgia enten- Y aquí reaparece la cuestión que consi-
dida según los cánones de una literalidad deramos más importante para el escritor
idealista», como escribía Roberto Tessari cuando piensa y opera con los instrumentos
(1996 : 179), de quien citamos por exten- del teatro, la cuestión verdaderamente po-
sión: «La perspectiva pasoliniana se man- lítica, de la relación del teatro con la reali-
tiene encerrada en una teatrología para la dad, lo que implica prestar atención a los
que el suceso escénico es sobre todo co- modos expresivos, a los gestos, a la pronun-
municación y no expresión), subordinada ciación, al público. La vocación política del
–además– al servicio de una dramaturgia «Manifiesto» es clarísima, incluso en la de-
entendida según los cánones de la literali- dicatoria (punto 16):
dad idealista».
Si bien esta interpretación es irrefutable, No lo malentiendan. No es un obrerismo
puesto que se proyecta sin solución de con- dogmático, estalinista, togliattiano o sim-
tinuidad la producción dramatúrgica del plemente conformista, lo que aquí va a ser
escritor, sin embargo es cierto que convir- recordado.
tiendo en recíprocamente funcionales la Aquí más bien se recuerda la gran ilusión
dramaturgia y la enunciación poética, se de Mayakovsky, Esenin y otros conmove-
evita descubrir las contradicciones y se sim- dores y grandes hombres que trabajaron
con ellos en aquella época. «Nuestro nuevo
plifica la complejidad que ha hecho imprac-
teatro les está dedicado idealmente. No hay
ticable la propuesta teatral de Pasolini.8
obrerismo oficial (es decir, aunque el teatro
El nuevo teatro acorde con la palabra
de texto funcione con sus textos [sin esce-
(pero aquí radica el polémico intento del nografía, vestuario, musiquitas, magnetó-
manifiesto, según el teatro existente, tanto fonos ni mímica] en las fábricas y en los
institucional como de vanguardia), «en pri- círculos culturales comunistas, incluso en
mer lugar es debate, intercambio de ideas, establecimientos con las banderas rojas del
lucha literaria y política, en el plano más 45) (Pasolini, 1968-1992-93 : 19).
democrático y racional posible: por lo tan-
to, un teatro atento sobre todo al significa- Y en el punto 1 revela, negándolo, que el
do y al sentido y que excluye cualquier for- fantasma-padre del que debemos liberarnos
malismo que, a nivel oral, significa compla- es Brecht («A lo largo de este manifiesto,
cencia y esteticismo fonético» (Pasolini, jamás se nombrará a Brecht. Él ha sido el
1968-1992-93 : 23). El modelo ideal es el último hombre de teatro que ha podido ha-
teatro de la Grecia clásica, entendido como cer una revolución teatral desde el propio
discusión colectiva y pública y, más cerca- interior del teatro: y eso porque en su épo-
namente, el drama didáctico como lo refor- ca la hipótesis era que el teatro tradicio-
muló Brecht en el último periodo de su vida, nal existía [y de hecho existía]») (Pasolini,
en el que la comunicación teatral se dirigía 1968-1992-93 : 19).
a presentar y discutir problemáticas de ac- Y de hecho no se había liberado de él,
tualidad, de canon incierto, «es decir que pero lo había releído a través de Roland
planteen los problemas, sin imponer ningu- Barthes que, a su vez, intentaba trazar una
na solución», de modo que se estimule la línea a través de Brecht (estamos en la épo-
inteligencia del espectador para encontrar ca del Grado cero de la escritura, (trad.it.,
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1960): que hiciera interactuar vanguardia evocándolo, suspendiendo su sentido, rea-


artística y revolución). Los ensayos de Bar- lizando obras ambiguas, sin renunciar al
thes partían de una decidida motivación compromiso o a la realidad: «Existe, segu-
política y ética, planteaban la pregunta de ramente, en el teatro de Brecht, un sentido,
cómo conciliar la «disciplina revoluciona- un sentido fortísimo, pero este sentido siem-
ria» con las instancias individuales del su- pre es una pregunta» (ibídem: 139).
jeto. Cómo ajustar cuentas con la tradición Releer las tesis pasolinianas significa in-
sin que nos aplaste, utilizándola para crear dividualizar en su discurso no sólo los mo-
un nuevo lenguaje del presente. La especu- tivos que han avanzado el debate teórico-
lación de Barthes no era en absoluto monó- estético sobre el teatro (de Goffman al tea-
tonamente vanguardista, no exaltaba a la tro posmoderno), sino también aquellos
ruptura con la tradición de un modo triun- núcleos problemáticos que, en los años su-
falista. En un clima cultural y político como cesivos, iban a emerger como contradiccio-
el de la Europa de posguerra, que pretendía, nes incurables en las prácticas del nuevo
una vez vencido el nazismo, un cambio de teatro, que más bien ha tomado la vía de la
la sociedad y un uso de la cultura en senti- complejidad, de la polarización lineal, tan-
do no clasista, Barthes se planteaba el pro- to en la teoría como en la práctica teatrales,
blema de cómo la literatura debía responder o ha favorecido la elisión de aquel doble
a ese imperativo moral y político.9 movimiento que Barthes indicaba como
En este sentido, es muy explícito el ensa- convergente: «existe el movimiento de una
yo La fine dell’Avanguardia (1966) causa- ruptura y el de un advenimiento, existe el
do, según Pasolini, por la disociación entre propio trazado de cada situación revolucio-
realidad y lenguaje, y por la coincidencia naria, cuya ambigüedad fundamental es
entre protesta social y contestación de las que la Revolución debe surgir de lo que de-
formas y las convenciones lingüísticas. La sea destruir, incluso la imagen de todo lo
consecuencia –argumenta Pasolini– es que que quiere conquistar. Como el arte moder-
la lengua de la vanguardia (y en su punto no en su totalidad, la escritura literaria
de mira está el grupo ’63), destruyendo la conlleva la alienación de la historia y su
fuerza significativa y metafórica de la pala- sueño, o la conciencia de la fractura de los
bra, se presenta «sin sombras, sin ambigüe- lenguajes y las clases, y el esfuerzo por su-
dades y sin drama, como los formularios perarlas» (Barthes, 1960-1982 : 64).
impersonales, o los textos académicos» (Pa- La incomprensión y el rechazo-olvido por
solini, 1966-1972-2000 : 130). La van- parte de la cultura de vanguardia en Italia
guardia no ha sido capaz de afrontar el puede leerse, según las tesis del «Manifies-
modo de tratar la realidad sin matarla ni to» de Pasolini, como la incapacidad por
anestesiarla, ni tampoco la afi rmación de trabajar en el doble andén de la fractura-
«la voluntad del autor por expresar un ‘sen- reintegración, una actitud para escandir la
tido’ más que unos significados. Por lo tan- complejidad en favor de las antítesis no dia-
to, hacer que ocurra siempre algo en su lécticas: teatro político, tercer teatro, teatro
obra. Por lo tanto, evocar siempre directa- de investigación.
mente la realidad, que es la sede del sentido
que trasciende a los significados» (ibídem:
138). Por un teatro eficaz
Con respecto a una realidad tan profun-
damente cambiada, observa el escritor, son Aunque es cierto que la vocación teatral de
inadecuados tanto los métodos del viejo Pasolini no se enmarca en el fulminante
compromiso marxista como los de la van- ímpetu de su escritura dramática –los seis
guardia. Es necesario pretender un arte que textos que el escritor, en vida, no se decidi-
esté en condiciones de afrontar el presente rá a mandar a imprenta para su anhelado
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volumen de Teatro, porque su versión no es para compartir un rito cultural, en los mis-
defi nitiva, como procede en los textos des- mos años que en el interior del teatro se
tinados al escenario– es también cierto que, redescubría y reforzaba la necesidad de re-
en el periodo que transcurre de 1966 a conquistar una auténtica dimensión ritual
1968-69, invierte la mayor parte de sus del acto teatral, mediante la cual volver a
energías y proyectos en el teatro, desde el otorgar significado al papel del arte y del
momento que lo asume como un espacio en poeta.
el que la poesía se convierte en un rito para En la nueva visión de Pasolini, cine y tea-
compartir en una comunidad de autores- tro se convierten en «poesía de la acción»,
escritores y espectadores, para compartir de las cosas, de la realidad, contrapuesta a
con los literatos más que con los autores de la de los signos, la ruptura de los códigos,
teatro (algo nada exótico si se piensa que el más allá de los símbolos, la lengua de la
incluso el grupo ’63 estaba formado por realidad que es sobre todo la acción: «Se
escritores y poetas que se encargaban de la puede escribir o leer poesía incluso sólo vi-
renovación del teatro). Implicarse en el tea- viendo» escribe en Res sunt nomina (Paso-
tro como espacio donde ejercitar el propio lini, 1966-72-2000 : 260). El teatro expre-
magisterio artístico –de poeta e intelectual sa la necesidad de Pasolini de una operati-
comprometido– significaba para el escritor vidad directa, de lanzarse a la melée, desde
buscar una vía de salida a la desorientación el momento en que ya no se fía de la media-
previa a la crisis de la ideología marxista y ción de la palabra como expresión de la
la ordenación de una sociedad neocapita- racionalidad ni como instrumento de cono-
lista que había inaugurado «la época de la cimiento. En el teatro y en el cine, Pasolini
alienación industrial». El suyo era un modo buscaba la esfera del misterio, de lo inefa-
de pensar en el teatro en contra y pese al ble, del sueño y del recuerdo, que se habían
propio teatro, una actitud común en un pe- convertido en los dispositivos mediante los
ríodo de contestación de los aparatos y de cuales poder seguir contando la realidad.
las convenciones que regulaban las prácti- En el teatro se puede reintroducir el rito,
cas artísticas. De hecho, las motivaciones que es una dimensión fundadora de auten-
que empujan a Pasolini hacia el teatro no ticidad, de pasiones, de impulsos irraciona-
son diferentes de las que llevarán a Peter les perdidos, y restituir eficacia en el arte.
Brook fuera de él: la necesidad de anular el ¿Por qué abandona el teatro? Más allá de
propio saber y oficio para redescubrirlo en las consideraciones expresadas en Bestia da
contacto con diferentes prácticas y culturas stile, del desprecio expresado por el apara-
(extraartísticas o extraoccidentales), un to teatral italiano, Pasolini confiesa a Jean
confl icto vivido por muchos artistas e inte- Duflot que «cada vez más me doy cuenta de
lectuales en aquellos años. que hacer teatro no se improvisa, es una
La visión del mundo y de la historia del empresa que requiere el compromiso de
escritor ya ha sido ampliamente analizada, toda una vida» (Pasolini, 1983 : 130).10
por lo que aquí sólo queremos recordar que Abandonado el proyecto de «teatro fo-
la práctica del teatro y del cine deriva de la rum», de conjugar la poesía con la acción
crisis ideológica y artística de Pasolini (la política directa, y habiendo renunciado a la
crisis de la novela y de la poesía al mismo relación directa con la escena, sus textos
tiempo) y de las tentativas para superarla para el teatro se convierten sólo en un ejer-
hallando motivaciones convincentes para cicio de pertenencia literaria para el escri-
seguir con su oficio de poeta. En el cine tor.
busca un contacto más amplio con la socie-
dad mientras que en el teatro, al contrario,
teoriza la intercambiabilidad entre opera-
dor y espectador, una comunidad reunida
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Por un teatro adramático los actores– va en sintonía con la teoría que


estaba elaborando de un Lenguaje previo a
Sabemos que, paralelamente a la escritura la realidad: «Toda la vida, en la complejidad
de sus tragedias, Pasolini iba explorando el de sus acciones, es un cine natural y vivo:
territorio de la semiología y elaborando una en eso es lingüísticamente el equivalente
originalísima teoría propia con la que acer- de la lengua oral en su momento natural y
carse al cine y al teatro, motivar teórica- biológico» (Pasolini, 1972 : 206), o sea,
mente su interés por estos medios y afianzar el cine es a la realidad lo que la lengua es-
mientras tanto la afición constante a la poe- crita es a la oralidad, en el sentido que «los
sía: ¿cómo recuperar la poesía a través del ‘signos’ de las lenguas no verbales: o, en el
nuevo lenguaje del cine y el teatro? caso concreto, los signos de las lenguas
Agrediendo el teatro como institución escritas-habladas sólo traducen los signos
burguesa, Pasolini, a diferencia de la neo- del Lenguaje de la Realidad (...) Lo no ver-
vanguardia, no contesta a una tradición ni bal, por lo tanto, sólo es otra verbalidad: la
la sigue, ¡sino que la ignora! Lo que conlle- del Lenguaje de la Realidad» (Pasolini,
va prescindir también de sus rasgos especí- 1972 : 264).
ficos, o de los lenguajes de la escena, de la En esta perspectiva, la elección del cine y
mediación del actor y del director –consi- el teatro estaba motivada por el escritor
derada un revestimiento espectacular y su- como estrategia para cultivar la Realidad a
brepticio (en sintonía con las posiciones de través de la realidad, sin mediaciones o re-
Heiner Müller, afín a Pasolini también por ducidas al mínimo, para recuperar el len-
una común reflexión sobre la historia ex- guaje primario de las acciones. Como estra-
presada a través del medio teatral), conven- tegia opuesta se esbozaba, en cambio, su
cido de que las materias expresivas del es- hipótesis de meta novela –al no ser ya prac-
pectáculo obstaculizan la conciencia crítica ticable narrar con la ilusión del desarrollo
del espectador, que es el principal objetivo de la historia sin la intervención del narra-
de la experiencia teatral: dialogar con el dor– en la que el magma de diferentes ma-
espectador en una relación más próxima y teriales, formas y estilos se convertía en la
de intercambio, muy distinto de lo que pro- única vía practicable (Petrolio). Por lo tan-
mueve la televisión y los medios de comu- to, conviven dos almas en el pensamiento y
nicación de masas.11 en la práctica artística de Pasolini. La au-
En la introducción al programa de mano toreflexiva y la irreflexiva. De hecho, la
del espectáculo Uccellacci e uccellini, pues- dramaturgia de Pasolini contradice las mo-
to en escena por el Cut de Parma en 1967, tivaciones originarias y los objetivos que le
Pasolini escribía: «Si tuviera que decidirme habían llevado hacia el teatro, el teatro que
a hacer algo por el teatro, como autor o di- hubiera debido asegurarle el espacio de la
rector lo centraría todo en la palabra. Pero, realidad, de aquella zona de la realidad im-
aun así, no podría ignorar en absoluto que penetrable para la palabra cuyos límites
el gesto y la acción son importantes en el había experimentado. Porque, atribuyendo
teatro y el cine, con sólo proponerse en una a la palabra la fuerza pragmática de la ac-
especie de contradicción simétrica: en el ción, se niega incluso aquellos márgenes de
cine, es el lenguaje escrito-hablado el que alteridad para abrazar-comprender que ha-
(...) integra el lenguaje puro de la presencia bía suspendido y transferido la práctica li-
física y de la acción, mientras que en el tea- teraria al teatro y al cine. La foné, que es el
tro es el lenguaje puro de la presencia física rastro de la prelógica y la preverbalidad, y
y de la acción los que integran el lenguaje el silencio (la afasia de Rosaura o su confu-
escrito-hablado» (cit. en Casi, 2005 : 213). sión lingüística en Calderón) son vencidos
Esta defi nición –en el teatro la palabra es por la verbalidad, por lo que los rastros de
soberana y a su lado están los cuerpos de la realidad, de los confl ictos y de los cuer-
398 Estudis Escènics, 33-34

pos no consiguen convertirse en expresión, Que el tema de la lengua revista para Pa-
vencidos por el Logos. solini una importancia central en su espe-
La coincidencia, en el teatro, de palabra culación sobre un posible nuevo teatro de-
y acción, decir y hacer, nombres y cosas, pende y se motiva con el nexo profundo que
produce los personajes-idea cuya actividad el escritor resigue entre el proceso neocapi-
predominante es razonar. «Por eso, parado- talista de tecnologización de la sociedad y
ja dentro de la paradoja, el lenguaje de los el proceso de homogeneización cultural que
cuerpos, insistentemente anunciado y ver- cortará las raíces humanísticas de la lengua
balizado de este modo, nunca se exhibe en italiana más allá de la estratificación pluri-
escena. Como en el antiguo teatro atenien- lingüística de los dialectos (cf. puntos del
se, todas las acciones se desarrollan fuera, 25 al 31 del «Manifiesto»), a favor de un
lejos de la vista del público, y luego se resu- italiano estándar que allana las diferencias
men en y por la palabra, omnipresente y regionales unificando la nación. Rebelarse
omnipotente» (Liccioli, 1997 : 199). ante esa estandarización ha sido el objetivo
Ese es el reto del teatro de Pasolini, el de la especulación-experimentación de Pa-
abortar expresivo de la realidad, las cosas, solini en relación con el teatro.
los cuerpos, el grito. «Las voces se mantie- En sus piezas, los personajes más activos
nen para hablar de la carne (lejana, maldi- son los burgueses, son ellos los que llevan
ta y sin embargo imperiosa) y del mundo la iniciativa y crean situaciones fuera de las
(perdido como el Edén, e incluso demasiado normas, generadas por el principio de Uti-
presente como un campo de exterminio)» lidad que entra regularmente en confl icto
(Liccioli: 1997 : 201). con el mundo. Las reacciones de los bur-
Por lo tanto, el teatro de texto no es una gueses ante este conflicto están marcadas
pacífica literatura de género, sino una trá- por el hecho de ser emprendedores, lo que
gica discordia sofocada por un a la vez so- les convierte en terribles y patosos al mismo
fisticado e ingenuo aparato conceptual. tiempo (perversiones, crueldades, imbecili-
dades, crisis religiosas por ausencia de fe,
etc.). La lógica del racionalismo, del merca-
Oposiciones e iteraciones do y del Poder genera locura en quien no
consigue aceptar sus reglas: la locura del
Los temas que Pasolini afronta tanto en sus padre de Affabulazione, la locura de Ro-
textos escritos para el teatro, en Petrolio –la saura, en Calderón, la enfermedad (el no
forma magma de novela póstuma–, como poder mirar el mundo sin llorar y vomi-
en las películas cuyo guión tiene un prece- tar).
dente y origen teatral (Edipo re, Teorema, Los textos para teatro de Pasolini se pue-
Porcile) son inevitablemente comunes: la den definir como adramáticos más que
revolución tecnológica conduce a una re- postdramáticos, entendiendo con el primer
gresión, a una nueva barbarie, «un nuevo término una deficiente marca de género y,
fascismo» que para el escritor corresponde con el segundo, una superación del propio
a una rapidísima mutación antropológica género, una dimensión común de las artes
que ha cambiado profundamente a la socie- del fin del siglo xx imputable a las prácticas
dad italiana, una especie de genocidio cul- de contaminación entre lenguajes. Su teatro
tural (en el que también han sido anulados es adramático porque se sostiene en un es-
y borrados los dialectos) ante el que el es- queleto pseudodialógico (se sabe que su
critor siente ya sin ninguna función, cuando impulso de escribir para el teatro surgió de
se ha venido abajo el proyecto político na- la lectura de los Diálogos de Platón), utiliza
cido de la Resistencia de implicar al pueblo excursos que desvían la fábula y hacen co-
en la gestión democrática del nuevo estado existir distintos espacios y tiempos, como
y de la nueva cultura. en una película. En Orgía, la fábula se de-
Estudio 399

sarrolla como un fl ash-back, un hombre lizar aquella comunidad intercambiable


que se ha suicidado observa los hechos más entre autores-actores y el público, una di-
significativos de su vida, ya fallecido, un mensión que convive y no choca con la ma-
aquí y ahora que conduce a un tiempo pa- teria autobiográfica ni con la naturaleza
sado –la evocación del recuerdo– doblado más de drama elegíaco que de tragedia.
a su vez en la dimensión del sueño. Pasoli- Otro aspecto con el que verificar la di-
ni aplica a la escena un dispositivo propio mensión adramática del teatro de Pasolini
del cine –el fl ash-back–, recompone en un tiene que ver con la dinámica que mueve la
montaje virtual las secuencias de las accio- fábula y genera –o debería hacerlo– la for-
nes que, en una dramaturgia convencional, ma trágica: ¿se trata de confl ictos, coexis-
ocurrirían aquí y ahora, en tiempo presen- tencias e inversión de contrarios?
te. En Orgía, es el autor quien vuelve a unir Los estudiosos de la producción literaria
los hilos y da sentido a hechos que en su pasoliniana han puesto en evidencia algu-
existencia del puro suceder, no tendrían. De nos de los dispositivos constructivos que
este modo, en Calderón, el último episodio recorren sus textos, particularmente en re-
es una imagen fija, como una fotografía. lación con la producción teatral, las series
El verso, en las tragedias de Pasolini, más de contrarios (no sólo de palabra) que reve-
que un medio de estructuración rítmica y larían el predominio de la dimensión afec-
sonora del habla es la expresión de una re- tiva por encima de la racional y que, conju-
lación directa con la Realidad: la realidad gándose con el mecanismo de acumulación
de los cuerpos (humanos, animales, cosas) y repetición, «contribuyen a disolver la pre-
evocados a través del signo de las palabras tendida lógica de la lengua de defi nir la
de las réplicas de los personajes (descripcio- realidad correctamente, sin equívocos, sin
nes de paisajes, sueños, personas, sensacio- enigmas» (Fortini, cit. en Liccioli, 1997
nes físicas, etc.). En cambio, se impone pre- : 235). Pero si cada cosa es también su con-
potentemente la naturaleza oratoria, ideo- trario, si la oposición proviene de la escisión
lógica de su dramaturgia, la urgencia por de la unidad, entonces no existe un verda-
comunicar directamente con el espectador, dero confl icto del que hacer surgir una sín-
de donde proviene la fisonomía de los per- tesis. Se trata de oposiciones binarias que
sonajes-idea, más funcionales al exponer el se desintegran en virtud de varias estrate-
pensamiento del autor que al desarrollar un gias, de entre las cuales, y se trata de la
carácter propio. Cambian los nombres pero principal, está el hacer prevalecer al autor-
el personaje se mantiene idéntico, en el sen- poeta que da voz a los personajes individua-
tido que es el escritor quien habla, desdo- les: el cuerpo y la idea, lo no dicho y lo
blándose, lo que permite la alternancia de abanderado, el predominio de la palabra y
las voces. Y es también propia de la dimen- de lo no verbal. «En Orgía, las obsesivas
sión oratoria de este teatro la dosis masiva bipolaridades léxicas reúnen el cenit expre-
de profusa verbalidad de un mismo perso- sivo, duplicando, hasta en las mínimas uni-
naje, reforzada por la irrupción en escena dades sintagmáticas, la oposición primaria
de figuras coro –el speaker, la sombra de Hombre/Mujer en la que se encarna la te-
Sófocles– deseosos de enunciar, coram po- mática de la antítesis y de la escisión senti-
pulo, sus visiones de la historia, del teatro, da de este modo por el autor» (Liccioli,
de Italia y del comunismo (Bestia da stile), 1997 : 242). Y es precisamente el mecanis-
de los campos de exterminio (Porcile), del mo de la escisión del uno –el autor– lo que
franquismo y de la Inquisición (Calderón), está en la base de la producción de Pasolini
del confl icto entre padre e hijo (Affabula- para el teatro –una escisión que permite la
zione). Hablar directamente al espectador, forma pseudodialógica, que impide el con-
sin mediaciones, está motivado por la ne- fl icto dramático e instala en su lugar el dis-
cesidad de convencer, de persuadir, de rea- positivo de iteración y desarrollo y el con-
400 Estudis Escènics, 33-34

siguiente fi nal. Porque prevalece la dimen- fl icto, sino desviaciones, un mirarse al es-
sión íntima, la incertidumbre y no el gesto pejo de personajes antagónicos que tienden
resolutivo, la dimensión autoreflexiva y el a recomponer la unidad previa a la escisión:
«canon incierto» que inscribe el juicio crí- son confl ictos interiores, como en el teatro
tico del espectador. de D’Annunzio, una puesta en escena del
En el teatro de Pasolini, más allá de las yo escindido.
parejas de oposiciones también están dibu- También el contraste arquetípico, como
jados los modos en los que los contrarios se el de padre e hijo, produce un cambio de
neutralizan: el cuerpo, el Eros, el sexo, son roles –la inevitabilidad del crecimiento– por
fuerzas primigenias e incontrolables, la es- el que el joven se convierte en adulto y pier-
fera instintiva, la fantasía choca con la ló- de los rasgos primaverales y empieza a do-
gica de la racionalidad y el poder que trans- mesticar la naturaleza, obedeciendo a los
forma el Eros en perversión, por lo que el criterios de la productividad, la riqueza, el
confl icto original es desactivado y se con- poder, reprimiendo las fuerzas irracionales,
vierte en consumismo y permisividad. Los las pulsiones del cuerpo, el Eros, la parte
hijos primero se rebelan contra sus padres, salvaje del ser.
pero luego el rol se invierte, el padre mata Si la palabra no es capaz de decir lo no
al hijo y recupera su «animalidad». El Padre dicho, de alcanzar lo inarticulado, la pre-
que tras el asesinato del hijo pierde comple- verbalidad, el sexo toma su relieve, pero se
tamente su identidad burguesa y se trans- transforma en violencia, degradación, ex-
forma en un vagabundo no es indicio de presión de una alteridad irreducible que
derrota, sino todo lo contrario, de regene- proviene del Hombre y de la Mujer en Or-
ración, de rechazo de la cultura racionalis- gia.
ta del Poder y de participación en una cul- La «desesperada vitalidad», el insuprimi-
tura minoritaria metropolitana (ya no ar- ble amor por la vida, por su santidad, la
caica-rural). La fuerza que el Padre había urgencia y la necesidad de luchar contra la
liberado en contra de sí mismo y que le ha represión y el uso con fi nalidades de mer-
llevado fuera de su vida de burgués capita- cado de esta vitalidad que se puede expresar
lista es la misma que le salva: los contrarios sólo como degeneración son el verdadero
se subvierten según el espíritu de la trage- confl icto dramático que organiza Affabu-
dia. lazione.
El dispositivo constructivo de Calderón Del mismo modo que no existe verdadera
son los episodios-sueño, un dispositivo re- tragedia, porque la discordia o lo inconci-
currente, pero no existen fuertes contrapo- liable se resuelve en la dimensión evocativa
siciones entre estar en vela y el sueño, ni del sueño y del recuerdo, proporcionados
explosión de las ambientaciones «realistas» sin descartes como coincidentes y equiva-
en situaciones oníricas o de alteridad (en- lentes a la dimensión de la ficción escénica,
fermedad, locura). Affabulazione empieza ésta se convierte en el espacio del sueño o
con un sueño, pero luego parece proseguir de la regresión que permite superar el pre-
como un drama burgués «normal»; si no sente.
fuera porque, a partir de la mitad, la estruc- Teatro, juego, sueño, mito y misterio for-
tura realista se agrieta: aparece la sombra man parte de una misma constelación que
de Sófocles, después un Nigromante que ve delimita el territorio del teatro, no contra-
dos realidades contemporáneas y coexisten- puesta a la realidad y a la cultura.
tes del Padre, y al fi nal comparece el espíri-
tu del Hijo fallecido... El burgués perverso
de Orgia empieza a hablar cuando ya ha
muerto. El Jan de Bestia da Stile habla con
los muertos y los espíritus, etc. No hay con-
Estudio 401

Textos citados Tessari, Roberto: Teatro italiano del Nove-


cento. Florencia : Le Lettere, 1996.
Barthes, Roland, El grado cero de la escri-
tura. Madrid: Siglo XXI Editores, 1997.
Notas
Edición italiana: Einaudi, Turín, 1982 (Y
ed. Lerici, 1960).
1. He usado para este estudio un párrafo de
–«All’avanguardia di quale teatro?» En Saggi
Il dibattito sul nuovo teatro in Italia (1963-
critici. Turín: Einaudi, 1972 II, pp. 34-38. 1985), el ensayo introductorio, inédito aún, en
Brecht, Bertolt, «[Basso livello linguisti- el volumen que reúne los escritos de Giuseppe
co]», Scritti teatrali, Teoria e tecnica dello Bartolucci. Para esta exploración, justo empe-
spettacolo 1918-194. Turín: Einaudi, 1962 zada y que requiere ulteriores profundizaciones,
y 1975 pp.170-1. han sido iluminadoras las reflexiones de Alessio
Casi, Stefano, I teatri di Pasolini. Milán: Bergamo, al que estoy agradecida.
Ubulibri, 2005. 2. En los años que van desde 1943 a 1949,
Liccioli, Edi., La scena della parola. Teatro pasados en Casarsa, escribe para los niños Il
e poesia in Pier Paolo Pasolini. Florencia: fanciullo e gli elfi, Meriggio d’arte, Il cappellano
Le Lettere, 1997. (la historia de un cura que se siente atraído por
Pasolini, Pier Paolo, «Manifesto per un un adolescente, interpretado por el propio escri-
nuovo teatro». En Nuovi Argomenti, ene- tor). En este periodo, Pasolini, profesor de ense-
ro-marzo 1968, ahora en Dispense Meto- ñanza media, experimenta también el teatro con
dologia e critica dello spettacolo II, Pier los niños, ya sea como instrumento para que se
Paolo Pasolini. Materiales a cargo de An- acerquen y amen la poesía o como expresión de
su propia experiencia, como lo hace una forma
tonella Ottai, aa. 1992-93, Università degli
de teatro político y popular. Escribe Turca tal
Studi «La Sapienza» (también en Il sogno
Friul, en sintonía con los objetivos de la Asocia-
di un centauro, ed. Riuniti, Roma, 1983,
ción por la Autonomía del Friúl. Su expulsión
pp.131-145). del partido comunista, de la enseñanza media y
–«L’italiano orale e gli attori». En Vie Nuove, de la Asociación, acusado de actos obscenos y
18 marzo 1965, en Dispense, cit. p. 17-18. corrupción de menores, también se convierte en
–en AAVV, «Teatro Oggi: Funzione e Lingua- materia de Una rappresentazione profana, un
ggio». En Marcatre, n. 19-22, abril 1966, proyecto que quedará incompleto. En los si-
p. 177. guientes años, con Storia Interiore, severamen-
–«La fine dell’Avanguardia», Empirismo ere- te criticada por Calvino, Pasolini experimenta
tico, Milán: Garzanti, 1972-2000, pp.122- otra dimensión de la escritura para el teatro: el
144. espacio del yo. No se trata de hacer autobiogra-
–«Il teatro di parola», entrevista de J. Duflot, fía sino de proyectar en el personaje el espacio
en Dispense, cit. p 29 (también en Pier Pao- psíquico de una única dramatis persona, la del
lo Pasolini, Il sogno del centauro (a cargo autor.
de Jean Duflot), Editori Riuniti, 1983, p. En octubre de 1966, Moravia, Siciliano y Ma-
130). raini igual que el grupo ’63 también se implican
en teatro, junto a Paolo Bonacelli y Roberto
Ronconi, Luca, «Un teatro borghese», en-
Guicciardini, y forman la compañía del Porcos-
trevista a cargo de Walter Siti, en Pier Pao-
pino, en Via Belsiana, que durará sólo dos años
lo Pasolini: Teatro, Milán: Meridiani Mon-
preparando, además de textos propios, a Gadda
datori, 2001, pp. xiv-xxvi. y Wilcock. La revista Nuovi Argomenti funcio-
Nordey, Stanislas, «Il corpo del testo», en- na como instrumento de debate, más por su
trevista a cargo de Walter Siti», en Pier vertiente literaria que por la teatral.
Paolo Pasolini: Teatro, Milán: Meridiani Había propuesto a Volponi, Moravia, Scias-
Mondatori, 2001, pp. xxx-xli. cia, Leonetti y Siciliano traducir una tragedia
Schechner, Richard, «Six Axioms for En- del griego. La práctica teatral, escribir, llevar a
vironmental Theatre», TDR, n. primavera escena debería haber dado vida a una verdadera
1968 (trad. it. en La cavità teatrale, De y propia actividad cultural, dividida entre el
Donato, Bari, 1968). centro de estudios y la sección, «un teatro-foro».
402 Estudis Escènics, 33-34

Entre 1966 y 1968 Pasolini empleó toda su ener- fiesto» el juicio que ha mantenido alejados a los
gía en torno a y para el proyecto teatral, desde hombres de teatro, sin montar sus obras, al en-
el momento en que no sólo constituía un hecho tenderlas como literatura y no como teatro.
formal de renovación de los lenguajes, sino tam- Orgia fue su primer texto escrito para el tea-
bién vital, porque era capaz de volver a investir tro y el primero en llegar a escena dirigido por
de responsabilidad al intelectual y al artista. el propio Pasolini, mientras que Pilade, publica-
3. Los siete pecados capitales de Brecht-Weill do en Nuovi Argomenti en 1967, es el más defi-
con Carla Fracci y Laura Betti hacen descubrir nitivo y con menos variantes. Entre la primave-
a Pasolini el plurilingüismo del teatro, en un ra y el verano de 1966 escribió sus primeras
espectáculo en el que la música y la danza tien- tragedias –Porcile y Calderón– y a su vez el tra-
den hacia una función ideológica-irónica. De tamiento de Teorema y de Edipo re, seguidos de
este descubrimiento nace Vivo e Coscienza, una La terra vista dalla luna, inspirada en el Alces-
obra coreográfica con música de Maderna en la tes de Eurípides y Che cosa sono le nuvole, en
que el campesino del 600 no habla, sólo danza la que parte del Otelo de Shakespeare.
(un papel pensado para Ninetto Davoli) y Laura De hecho el teatro, después de 1968, se vierte
Betti, la Conciencia, habla para corromperle, en el cine que interpreta y explica como un cam-
configurando un contraste entre pasión e ideo- bio de técnica, o mejor dicho, la adopción de
logía, entre cuerpo y lenguaje. En este mismo otra lengua.
clima nace el proyecto de dirección de Santa El mundo del teatro es una fuente, un imagi-
Juana de los mataderos, de Brecht, con la inten- nario, un archivo que reúne para hacer interac-
ción de asociar los pupi sicilianos a la actriz tuar el presente –la ciudad industrial– con el
Laura Betti, una recuperación de una forma tra- pasado, la lengua con el dialecto, la literatura
dicional convertida en actual mediante la rein- con el drama.
vención de Mario Ricci y Peter Schumann. Los fi lmes de este periodo son de hecho rees-
4. Ya antes de la publicación del «Manifies- crituras cinematográficas de tragedias clásicas
to», en una de las numerosas entrevistas, Paso- o sus propios textos teatrales.
lini acusaba al Piccolo Teatro «porque utiliza La bibliografía sobre el teatro de Pasolini no
una convención académica no creada a partir es extensísima. Cfr. Antonella Ottai BT 35 36
del habla real del espectador sino de un habla julio– dic. 1995. Stefano Casi, I teatri di Paso-
hipotética que no existe». Para Pasolini, en cam- lini, Ubulibri, Milán, 2005. Edi Liccioli, y los
bio, representa una verdadera excepción Eduar- otros del volumen Franca Angelini, Pasolini e lo
do De Filippo, que usa una purísima lengua spettacolo, Roma, Bulzoni, 2000; Teatro con-
teatral y «no sólo es nuestro mejor autor, sino temporaneo, Roma, 1985, Apéndice III, pp. 31-
un grandísimo actor completo, recita en dialec- 47.
to. Habla en realidad, más que en dialecto na- 6. Cfr. V. Valentini, ‘Il dibattito sul teatro
politano, en el italiano medio que hablan los negli USA: Schechner e TDR (1956-1971)’ en
napolitanos, es decir un italiano real. Pero no Biblioteca Teatrale n. 6/7,1973 pp. 148-251.
hace de él una mimesis naturalista: ha creado 7. El problema lingüístico había apasionado
además una convención que le proporciona to- y comprometido al escritor que, de una concep-
talidad y le libera de todo particularismo. La de ción gramsciana que situaba en el centro a las
De Filippo es una lengua teatral purísima». Por culturas rurales, tras Una vita violenta y Raga-
este motivo, y porque Italia no tiene una insti- zzi di vita, en el que había hecho surgir un am-
tucionalidad lingüística oral, «el único teatro biente como lenguaje –el subproletario de las
posible en Italia es el teatro en dialecto» («Gli villas romanas–, a partir de 1963, con Divina
scrittori e il teatro», a cargo de Marisa Rusconi, Mimesis hace surgir modalidades expresivas
Sipario, n. 229, mayo 1965, p. 2-14; 35). «más dinámicas para restituir el caos y la com-
5. Pasolini escribió sus seis tragedias en un plejidad de la realidad» (esbozo, apunte, proyec-
periodo de tiempo brevísimo: 1966-68, se publi- to, comunicado), estratificación y no linealidad
caron póstumamente, inacabadas (excepto Bes- y perfección.
tia da stile que fue reescrita por el autor hasta 8. Estamos de acuerdo con Luca Ronconi
1975). Las puestas en escena, todavía estando cuando sostiene que «Para hablar de Pasolini
vivo Pasolini, fueron escasísimas y sólo como como hombre de teatro, pienso que se debe par-
ejercicios. Luca Ronconi, que ya en 1978, con tir de la contradicción entre la lectura objetiva
Calderón, se había acercado al teatro de Paso- de sus obras y la lectura de su «Manifiesto por
lini, imputa a la función desviadora del «Mani- un nuevo teatro», dos textos que para mí se dan
Estudio 403

puñetazos y se dañan el uno al otro, porque leer ginar nada más feo que sus textos escritos. Su
el teatro de Pasolini a través de su manifiesto audio-visualidad y sus mil espectadores (aunque
significa indudablemente mortificarlo, es decir sean de carne y hueso) evidentemente no puede
matarlo, o sea exactamente lo que hizo él cuan- importar nada. Todo lo demás, Strehler, Ron-
do lo llevó a escena» (Ronconi, en Casi, 2005 coni, Visconti, es pura gestualidad, materia de
:11). revista ilustrada. / Es natural que en un marco
9. En la dedicatoria, Pasolini escribió: «No lo parecido mi teatro ni se perciba. Lo que (lo con-
malentiendan. No es un obrerismo dogmático, fieso) me llena de una impotente indignación,
estalinista, togliattiano o simplemente confor- puesto que los Pilatos (los críticos literarios) me
mista, el que aquí se va a recordar. mandan a los Herodes (los críticos teatrales) en
Aquí más bien se recuerda la gran ilusión de un Jerusalén del que espero que pronto, por el
Mayakovsky, Esenin y los demás conmovedores bien de todos, no quede piedra sobre pie-
y grandes hombres que trabajaron con ellos en dra»(598).
aquella época. Idealmente les está dedicado, 11. «Las técnicas audio-visuales captan al
nuestro nuevo teatro. Nada de obrerismo oficial hombre en el acto en el que da ejemplo (querien-
[es decir: aunque el teatro de texto ande con sus do o no). Por eso la televisión es tan inmoral.
textos (sin escenografía, vestuario, musiquitas, Porque, como no se fundamentan sobre todo en
magnetófonos ni mímica) en las fábricas y en el montaje, se limita a ser una técnica audio-
los círculos culturales comunistas, incluso en visual en estado puro: está muy cerca, por lo
establecimientos con las banderas rojas del 45] tanto, de aquel ininterrumpido plano secuencia>
(Pasolini, 1968-1992-93 : 19). que es virtualmente el cine». La televisión para
La idea de un público homogéneo, no indife- Pasolini es «una fuente perpetua de representa-
renciado como el público de masas, ni genérico ción de ejemplos de vida y de ideología pequeño-
como el del teatro de la «Charla» (defi nición burguesas. Es decir, de «buenos ejemplos». He
hecha por Moravia) encuentra un eco en el con- aquí por qué la televisión es repugnante por lo
cepto de intercambiabilidad entre autor y espec- menos tanto como los campos de exterminio.
tador, entre lector y escritor que circulaba en las (Pasolini, 1983 : 137)
prácticas de vanguardia de ese periodo, a parte
del drama didáctico de Brecht: una comunidad
homogénea de emisores y destinatarios que tam-
bién pueden invertir los papeles. «Los destina-
L
tarios del nuevo teatro, perteneciente a los gru-
pos de la burguesía, son iguales en todo al autor
de los textos» (Pasolini 1968, 1992-93 : 25).
Manifiesto para un nuevo teatro1
10. En Bestia da stile, Pasolini expresa con la
vehemencia que le caracteriza su distancia del Pier Paolo Pasolini
ambiente cultural y teatral italiano:
«Italia es un país que se vuelve cada vez más Traducción de Carla Matteini
estúpido e ignorante. Se cultivan en él retóricas
cada vez más insoportables. Por otro lado, no (A los lectores)
existe peor conformismo que el de izquierdas:
sobre todo, naturalmente, cuando también se lo 1. El teatro que esperáis, incluso el más
apropian las derechas. El teatro italiano, en este
absolutamente nuevo, no podrá ser nunca
contexto (en el que la oficialidad es la protesta),
realmente se halla en el límite culturalmente más el teatro que esperáis. De hecho, si esperáis
bajo. El viejo teatro tradicional es cada vez más un nuevo teatro, lo esperáis necesariamen-
vomitivo. El nuevo teatro –que sólo consiste en te en el ámbito de las ideas que ya tenéis:
el largo decaimiento del modelo del Living Thea- además, lo que esperáis, de algún modo ya
tre (eludiendo a Carmelo Bene, autónomo y ori- está ahí. No hay nadie entre vosotros que
ginal)– ha conseguido volverse tan vomitivo ante un texto o un espectáculo pueda resis-
como el teatro tradicional. Es el detritus de la tir la tentación de decir: «Esto es teatro»,
neo-vanguardia y del 68. Sí, aún estamos ahí:
o al contrario: «Esto no es teatro». Pero
con la regurgitación además de la sutil restau-
las novedades, incluso las absolutas, como
ración. El conformismo de izquierdas. En cuan-
to al ex-republicano Dario Fo, no se puede ima- bien sabéis, no son nunca ideales, sino siem-

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