Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Manuel de Sola-Morales
m PREFACIO Kenneth Frampton 7
m URBANIDAD Hanslbelings 10
INDICE
civica 46
LA MIRADA ESTRATÉGICA 72
Manuel de Sola-Morales
Miradas diversas sobre la ciudad: eso son los proyectos que aquí se reúnen. No son
< aquellas mani sulla citta, del film de Francesco Rosi. No son tampoco los golden
pencils dibujando la ciudad que quisieron ser los del urban design del Harvard de la
z década de 1970, o los del projet urbain franceses de la década de 1990. Este resu-
<
men de mi trabajo habría de reflejar, sobre todo, el esfuerzo por entender y servira
m
las ciudades a través de una mirada devota y aficionada. También, la dificultad de
hacerlo así.
£
Son trabajos que tienen en común una aproximación cautelosa y atenta a la
riqueza de los lugares urbanos. La riqueza existente y, sobre todo, la riqueza posi-
-
ble. En este mirar solicito está el arranque de las respuestas, tan distintas en cada
caso, pero siempre preocupadas por la ciudad que está más allá.
7
La narrativa, encadenando los temas en secuencias, es la manera de hacerse
de estos proyectos. Y también la manera en que quisieran ser usados y observados.
< No es extraño, pues, que, como tantas veces repito, la sección sea el instrumento
v
básico en la concepción del proyecto. Porque pone en relación partes muy distintas
o) niveles y los usos. Lo interior y lo exterior. Nada como la sección urbana larga expli-
Lu ciar las intersecciones como puntos vitales y las longitudes como atributos adjetivos
mente a través del haz de nervios y arterias que relacionan cada punto de la ciudad
con sus vecinos y con sus alejados. La elección del punto de vista contiene aquí,
CP
como en la fotografía y el cine, la mitad del resultado. Mirada como interpretación,
mación.
Todos ellos son proyectos en el límite. Los temas afrontados son singulares y
modelos por supuesto). Una confianza que nace seguramente de la misma mirada
fervorosa con la que el sabio astrónomo escudriña el firmamento.
—
T
Ey
1 Trieste, 1990. LA PIEL DE LAS CIUDADES
2 Lovaina, 1995.
Mi trabajo se sitúa sobre la piel de las ciudades. Su epidermis es lo que estudio, lo
3 Saint-Nazaire, 1990.
4 Oporto, 1980, que disfruto y lo que me permite abordar sus estructuras más profundas. Y esa
5 Barcelona, 2000.
arquitectura de tejidos epidérmicos es, al mismo tiempo, la materia prima con que
6 Santo Domingo, 1960.
7 Amberes, 2000. se constituyen mis proyectos urbanos.
8 Arnhem, 2000.
La piel de las ciudades está hecha de construcciones, texturas, contrastes. De
9 Scheveningen, 1950.
10 Berlín, 1989. calles y espacios libres, de jardines y muros, de perfiles y vacios. Brick and mortar
eran, para el sabio geógrafo Max Sorre, la definición de ciudad. También movi-
mientos y encrucijadas, vehículos y fachadas, sótanos y conductos subterráneos.
Stone titula Richard Sennett uno de sus más hermosos textos sobre la ciudad. Por
ello son tan importantes las rampas y las escaleras, los portales y las esquinas, porque
espacios. Enfoques todos ellos que han monopolizado gran parte de los estudios
urbanos del último medio siglo. Intentando descubrir, bajo las apariencias, estruc-
dad, poco más que la vieja reducción semántica que impuso el estructuralismo sis-
¿ACUPUNTURA URBANA?
La piel de la ciudad no es un envoltorio plano. Es en sí misma y, en tanto que piel,
una red cualitativa, una membrana de diferencias sobre la que caben intervencio-
urbana —"la epidermis de la tierra" que estudiaba Jean Tricart— canaliza energía
cualitativa. Y, si en la acupuntura se habla de energía “fria" y "caliente", también
las cualidades en la epidermis urbana son sordas o agudas, mentales o sensoriales.
Como en la acupuntura terapéutica, la localización del punto sensible es el primer
paso para el tratamiento estratégico de la piel urbana. El acierto en la identificación del
lugary de los canales de influencia
en el tejido permitirá aportar una cualidad nueva, aña-
dirla energía adecuada, fría o caliente, potenciar la urbanidad en sus diversos modos.
La acupuntura proyectual no tiene que ver tanto con lo pequeño, lo minucioso
o lo delicado, como con lo estratégico, sistémico e interdependiente. Actuando
sobre la oreja, dicen los sabios chinos, se curará el pulmón o la rodilla. La acupuntu-
ratiene que ver sobre todo con una apreciación muy superior de la epidermis como
membrana rica, compleja y enormemente influyente. En la piel de la ciudad, nues-
tros instrumentos de arquitectos, nuestra experiencia de ciudadanos y nuestras
sensaciones corporales son la materia real de trabajo, útiles y sustanciales en sí
mismas, incluso para las relaciones causa-efecto de naturaleza más abstracta. Inter-
venir enla piel de la ciudad tiene, así, cierta analogía con la acción de la acupuntura.
No por el uso de las agujas o incisiones de pequeño tamaño, sino por entender la
.
nes, presiones e inyecciones es distribuir energía a través de la piel. La epidermis de
los tejidos urbanos nos permite transformar metabolismos interiores del organismo
que ésta es una analogía mucho más genérica. Ando buscando en algunos de mis
trabajos una acupuntura urbana como propuesta proyectual concreta, y como acti-
Mankell nos hace ver objetosy situaciones, mezclando con la sorpresa del asesina-
to su colada para la lavandería, el averiado motor de arranque del coche, o el repe-
gular una por una, porque ya en si mismas son hermosas piezas totales de realidad.
Sentir en la ciudad /amore delle cose que quisieron expresar Felice Casorati y los
pintores de la Nueva Objetividad.
26 La atención a las cosas, el respeto a la cultura material, el filósofo Michel
Foucaulto el cineasta Víctor Erice nos dicen que el reclamo a las cosas no es sólo la
reivindicación de lo físico puro, sino de nuestra mirada sobre la materia, nuestra
tipos que creemos descubrir desaparecen al día siguiente. La cohesión formal pro-
pia de los buenos espacios convencionales o la relación biunivoca entre forma y
materiales se produce hoy cada vez menos. Esto hace repetir a muchos que la ciu-
dad se aleja, que es ya un artefacto agotado históricamente. Y, a veces, se llega a
decir que se ha convertido en territorio virtual, informático y dinámico, pero sin “En clerta enciclopedia china" está escrito que
“los animales se dividen en a) pertenecientes al
lugar.
Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados,
Al contrario: cada día hay más lugares. La extensión y la ocupación crecen d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros
sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se
exponencialmente.
agitan como locos, ) innumerables, k) dibujados
También hay cada vez más contactos. Y cada vez más actividades, usos, cons- conun pincel finísimo de pelo de camello,
1) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón,
trucciones, movimientos, áreas e imágenes urbanas. El número de objetos urbanos
) que de lejos parecen moscas".*
se multiplica y acostumbrarnos a esta multiplicidad exige abrir otras perspectivas.
1 BORGES, Jorge Luis, "El idioma analítico de
Si los méviles de Alexander Calder pudieron ser metáfora del espacio como
John Wilkins", en Otras inquisiciones, Alianza
sistema de interdependencias en movimiento (la ciudad como sistema), y los colla- Editorial, Madrid, 1997, pág. 158.
ges de Georges Braque anticiparon las figuras de la ciudad hecha por superposición
y yuxtaposición de fragmentos (mosaicos), Kasimir Malevich y, sobre todo, Joan
Miró reconocieron el espacio como constelación de objetos, como campo de for-
de
dependencia. Como en los bodegones pictóricos que disponen sobre una mesa
P a
cosas ajenas (una manzana, un jarro, un periódico, una tela), las cosas urbanas esta-
blecen entre sí relaciones directas, inmediatas. La ciudad es la mesa que las soporta
T
y presenta esas cosas en su pura materialidad, como realidades identificables en
T
sus diferencias, su posición relativay sus mutuos reflejos. Reflejos que las refieren
p
a un campo exterior, inmenso, polisémico.
Un pavimento, una fachada de cristal, un muro, una rampa o una perspectiva lejana
interrumpida por obstáculos, un perfil contra el cielo en un patio cerrado, calles por
terminar y descampados ocupados a medias por trastos provisionales, etc. Todas
sintagmas del lenguaje de los lugares urbanos. El respeto por las cosas urbanas
comporta el aprecio de rincones y vacíos, de ambientes, voladizos, barandillas,
garajes, sótanos
y tribunas, pórticos y almacenes, rampas y barandillas, pasajes, jar-
dines y rejas, no como anécdotas de un paisaje, sino como formas urbanas que la
arquitectura actual produce con frenesí aunque todavía sin nombre... Y quizá sea
1
esta debilidad taxonómica la que impide reconocerlas en su materialidad, en su
inquietante presencia.
y estaciones son sumas de cosas. Cosas urbanas en las que reconocer la energia de
la urbanidad actual.
Que la ciudad esté hecha de cosas parece una afirmación menos útil ante la
evidencia de la creciente interdependencia de las actividades y de los paisajes.
Nada de ello es negado: al contrario. No obstante, mi trabajo suele enseñarme, pre-
cisamente, que son las cosas en la ciudad las que contienen las relaciones. Y que
una visión de la ciudad en sus elementos es hoy particularmente integradora de la
complejidad urbana (para sobreponer a la esquelética lógica postestructuralista de
los flujos y los sistemas).
La Nueva Objetividad buscó hacer de los objetos inmediatos presencias obje-
tivas en sí mismas. Una fruta, un jarro o un retrato se convierten en realidades abso-
lutas. Un bodegón de elementos cualesquiera compone un espacio y una materia.
Es el "Zu den Sachen selbst" husserliano: ¡hay que ir a las cosas mismas!
Poreso, el proyecto urbano contemporáneo tiene que pelear por este recono-
cimiento, por hacerde esas cosas urbanas también la materia de su propio trabajo y
el contenido de sus propuestas. Ahí está la posibilidad de diferencia, aun en el inte-
rior de la uniformidad impuesta por los sistemas funcionales y económicos de las
ciudades modernas. Y diferencia es calidad. Acaso.
21 de octubre de 2006
George Brecht, Valoche, 1975.
Hay que buscar la urbanidad en las cosas.
Hablar de urbanidad en la ciudad contemporánea puede parecer una referen-
MATERIAL’
cia anticuada, ya que se trata de un término de la ciudad física transferido al com-
portamiento social, individual o colectivo. Pero es todo lo contrario, si pensamos en
la urbanidad como en un contenido de lo material, como una condición de las cosas
urbanas.
Se solia hablar de urbanidad como de una cualidad social de las personas,
como de un código de buenas costumbres que configuran un comportamiento civi-
lizado. Hay también una urbanidad de los lugares de la que hablan sociólogos y
geografos: el carácter urbano de ciertos ambientes que resultan reconocibles a la
URBANIDAD
cos, que resultan especialmente propicios para las prácticas sociales colectivas
Sin embargo, no hablamos aquí de esas urbanidades. Esas son urbanidades
ciudad, pues, hay que conseguir esto. Y hacer ciudad es el objetivo de todo proyec-
to urbano, a cualquier escala, en cualquier país, con cualquier programa: es verdad
que pocas veces se consigue. Hay mucha confusión y excesivo verbalismo sobre
dos con la supuesta complejidad urbana. El pepino de Jean Nouvel en una esquina
compleja relación con el contexto, que bien puede decirse que es arquitectura
urbana de primer orden. El tan entredicho crecimiento terciario en el Pudong de
cdéticos de Toyo Ito o David Chipperfield, nada de nada. Los Ángeles es urbano,
Berlín 2000, ¡qué lástima!, etc.
intenso porque la relación entre lo que ocurre y lo que sugiere (o recuerda) es fuerte
y evidente, tanto si el lugar es denso y activo como si es vacío, informe, marginal?
La temporalidad esta sobre todo en los muros y los suelos. En la ciudad conso-
lidada, los muros hablan con los suelos. Sus texturas y diferencias matizan la unifor-
consigue la exhibición o el énfasis. Atender a los muros como materia del espacio
urbano es reconocer el protagonismo indiscutible de las plantas bajas, allí donde se
yectar para esta urbanidad material supone, por lo pronto, hacer de la confusión
dios concretos que relacionan las personas con las cosas. Y, para determinado pro-
La urbanidad intensiva tiene siempre que ver con la simultaneidad entre los
dominios de lo privado y de lo público. Muchas veces he insistido en ello. La ciu-
dad, tradicionalmente, ha sido un mecanismo de adecuación entre ambos, con ven-
taja oscilante entre una y otra parte en los distintos tiempos y lugares. Pero, si los
espacios públicos son la imagen social de la ciudad y las casas privadas el privilegio
del ciudadano individual, donde aparece la urbanidad contemporánea en su grado
máximo es en los que definimos como “espacios colectivos", espacios hibridos, a la
vez públicos y privados, donde la fuerza de lo urbano como mecanismo mediador
en lo espacial de las diferencias de lo social se hace concreta, material, conflictiva a
menudo.
MODERNIDAD Y URBANIDAD
La idea de urbanidad que presidió la primera modernidad —la del movimiento
moderno de las décadas de 1920 y 1930— tenía que ver con la regularidad y la repe-
tición. Ideas ambas que, en su base estética, repetian con nuevas formas principios
"NEA
MR 1O EEO
52 Éste fue el paradigma de la mayoritaria urbanidad moderna, la de la primera
sentimiento de espacio controlado por la autoridad, por la norma, por laidea) fue la
nota importante de esta urbanidad: reglas que son a la vez políticas y sociales, tanto
como técnicas y geométricas. Regularidad y regulación, pues, como instrumentos
mal usada. Pero la urbanidad está también en la higiene de los espacios domésti-
cos, convertida en racionalidad colectiva por su expresión exterior y por la partici-
pación visual de los espacios libres comunes. Las perspectivas de Le Corbusier o
cantidad por delante de la calidad? Es probable que esta disyuntiva esté en el ori-
gen del urbanismo estructural, funcionalista y cuantitativo, dominante por más de
medio siglo.
design funcionalista.
El proyecto urbano ahora puede estar más en lo estratégico y lo material, en
intenciones acupunturales sobre la piel urbana para afectar al organismo entero. Pro-
yecto urbano que para ser efectivo es concentrado y puntual, limitado en su tiempo y
espacio de intervención, pero abierto y extenso en su influencia más allá de sí mismo
dad quiere dejar atrás tanto el esquematismo del diseño estructural como las reduc-
ciones del contextualismo, para confiar en cambio a la riqueza de las materias la capa-
cidad de construir la urbanidad contemporánea.
1
UNIVERSAL
METROPOLI
LA
CONTRA
2000
dad que los usuarios —y sobre todo los visitantes— pueden tener cuando pasean
por sus calles. Hay que advertir que estas cuestiones no son adjetivas, ni tampoco
temas y de los problemas de la gran escala derivados de la llegada del tren de alta
siglo xix, pero que también es cada vez más semejante a Tokio y a Los Ángeles. Se
dice que, dado el peso que tienen en la forma de la ciudad y del territorio, estas
nuevas estructuras urbanas deberían ser diseñadas con tanto cuidado como las
plazas decimonónicas o los paseos de comienzos del siglo xx. Es justo, aunque
quizá las analogías no sean tan justas... Las ciudades, por el hecho de tener auto-
pistas, no son todas necesariamente iguales que Tokio o que Los Ángeles o que
modo que, con la aparición de los teléfonos hace cien años, las ciudades tampoco
dejaron de ser como eran. Al fin y al cabo, habría que ver dónde estan los hechos
significativos en la forma de las ciudades.
Hay ahí un punto interesante, y la experiencia que quisiéramos llevar a cabo en los
Hay que reconocer en la experiencia de nuestras ciudades —no sólo de las medite-
rráneas, sino también de las ciudades europeas densas, es decir, de las del sur de
lona la gente aprecia una suma de circunstancias. Aprecia la novedad de las opera-
ciones realizadas, y aprecia también el resultado global de esa novedad, que es,
efectivamente, una calidad de vida, una calidad urbana que proviene de una suma
de aspectos más complejos. No se trata solamente de los aspectos históricos, ya
que muchos de ellos son nuevos, algunos evolucionados, otros híbridos, pero, al fin
Las rondas de Barcelona son un ejemplo de ello. Son admirables, en un cierto sen-
tido, como bien se ha dicho, por su efecto sobre la agilización del tráfico. Son admi-
rables también, en un sentido ya más profesional, proyectual, por la habilidad con
SOLXIL
como la solución de Barcelona.
<OAYNOI22313S
La fisiología es vital, pero una ciudad, y también una metrópoli, es importante por
su anatomía, es importante por las partes que contiene, es importante por su riñón,
por su hígado, por su pulmón. No hay duda de que el sistema que los alimenta es
71
de sus tejidos, incluso de sus elementos extraños, del límite de sus edificios, y, tam-
bién y sobre todo, de cómo estos edifi los se combinan. No todo es fisiología.
Ahora hay, efectivamente, una recuperacion, a veces ingenua, del argot funciona-
lista estructural de la década de 1960 que puede resultar útil para la discusión de la
escala de las nuevas infraestructuras. Se hablade flujos y de nudos, y de una idea
estructural de la ciudad, de las grandes infraestructuras. No sólo veo en esto una
recuperación polémicay "retro", y, en algún caso, hasta una actitud que hace sos-
so que esta visión infraestructural nos llevará, esperemos, a diseñar estos elemen-
tos con más cuidado, con mucho más cuidado de lo que habían sido diseñados en
otras épocas. Espero que se produzcan objetos arquitectónicos, paisajísticos o
Por de pronto, tenemos que pensar en un tejido metropolitano que tiene unas con-
mos las ciudades por los clichés culturales, por los libros, las diapositivas, por los
partes de las periferias, o las partes de relación de las periferias con el centro, hoy
nos parecen lo mismo. No sabemos distinguir porque no tenemos los conceptos, la
taxonomía, las palabras para hacerlo. En este sentido, nos faltan las palabras más
descriptivas, las más reales y, quizá para generalizar, abusamos de los términos fun-
1
v
bueno comprobar su experiencia sobre estas ciudades. Yo, sin conocerlas mucho,
M
las conozco lo suficiente como para ver que realmente, a pesar de que todas han
CAAVAAINAITIIC
experimentado un boom edificatorio tremendo durante los últimos años y una
explosión de autopistas, y que tienen todas ellas un sistema espacial fragmentado y
descompuesto, no se puede afirmar que son iguales. Porque, con este criterio, tam-
bién cabria decir que todas las ciudades del pasado eran idénticas porque todas se
£c
componían de calles y edificios, de plazasy de paseos. En resumen, no matizar algo
más sobre estas cosas puede llevar a simplificaciones peligrosas y a perder la noción
de lo que nuestro oficio pueda aportar al futuro de las ciudades.
Como he repetido en otras muchas ocasiones, para ver bien la Barcelona actual se
puede subir a una de las colinas que hay junto al Llobregat, la colina de Sant Ramón
olacolina de Sant Pere Mártir, y, desde allá, contemplar la composición de la metró-
poli, la riqueza formal de la periferia, en ese multiplicarse en partes y componentes,
Para leer Barcelona, también se puede subir al Carmelo, ese monte ingrato situado
al final de los ensanches —de la trama Cerda, de Grácia, de Hortay las casas jardin
de Nou Barris y las Trinidades y los Montbaus que hay detrás— y observar cómo se
presenta la articulación de todas esas piezas distintas en la ciudad. Por de pronto, es
un espectáculo estético, sí, pero desde luego es también un espectáculo urbanísti-
CO, y es una lección que enseña a mirar las formas de las ciudades con más afecto y
también con mayor capacidad de reconocer sus actuales diferencias.
¿Cuáles son las características de este tipo de metrópoli del sur de Europa? Obvia-
mente se diferencian de las metrópolis sudamericanas, que suelen explicarse a par-
tir de su fundación colonial como trazados, aunque otras veces lo hagan en térmi-
160 nos de infraestructura generativa, que soportan usos derivados indiferentes.
¿Cómo son de distintas las grandes ciudades del norte de Europa? La relación
generativa entre infraestructura y uso existe siempre, es verdad, pero producida de
modos bastante distintos. Encontramos tamaños muy desiguales, con unos grados
de promiscuidad, de densidad o de adaptación al territorio muy variables. Y eso es lo
que da la forma a las ciudades. Y eso es lo que determina cómo se vivirán y, por
lo tanto, las distintas calidades de vida que ofrecerán
posibilitan las infraestructuras. Pero hay muchas otras lógicas en la metrópoli del
sur de Europa, más complejas y aleatorias, tal vez menos deterministas, aunque
tienden más a seguir comportamientos posibilistas de aprovechamiento de oportu-
dario. Estas relaciones de contacto perimétrico entre las piezas urbanas, esta lógica
de mosaico como principio de crecimiento de la ciudad y la idea de crecimiento por
lateralidad, no sólo por creación de infraestructuras, son importantísimas en nues-
tras ciudades.
En este sentido —y ésta sería la primera tesis polémica que aquí se plantea, por lo
menos en los términos tradicionales de los especialistas—, quiero romper una lanza
aceite" bastante interesante, y quisiera recalcar sus ventajas, aun a riesgo de ser un
poco esquemático en su defensa. No pretendo elogiar la falta de control, ni justifi-
carlafalta de infraestructura. Sostengo que, aparte del control y de la infraestructu-
SOLXL
ra, hay una condición geográfica de yuxtaposición de los elementos metropolita-
nos, de continuidad, en cómo se colocan vacíos y llenos, en cómo se engancha un
SOdYNOILI3135
barrio de viviendas al lado de un casco antiguo, o un pequeño parque al lado de un
centro de servicios, una condición de contacto que tiene mucho que ver en cémo
un centro comercial se adapta a unas viejas industrias, o en cómo una zona turística
explota e ignora a la vez el paisaje. Las dificultades y los conflictos que se derivan no
LOL
son accidentales ni extraños al modelo, son el precio del oportunismo con que se
van distribuyendo las cosas, según logicas que, naturalmente, necesitan del control
y de la infraestructura, pero que muestran la preponderancia de laidea de contigúi-
dad en nuestras ciudades. Creo que esta importancia tenderá a aumentar porque
forma parte de las condiciones de la calidad de vida, a las cuales nuestra cultura no
quiere renunciar. Por tanto, una primera tesis —que hay que atender en toda su
Oriol Clos, decía al ver tantas plazas rediseñadas como tableros horizontales salidos
del paralex del delineante: "Ull! Que Barcelona fa baixada!" ("¡Ojo!, ¡que Barcelona
hace bajada!"), Barcelona baja, "fa baixada", que es decir algo más: Barcelona es
bajante. El fondo de la cuestion es esa relacion esencial de la ciudad con la topogra-
fía. Efectivamente, siempre, y de una manera bastante clara, al movernos por Bar-
celona tenemos la conciencia, no sólo de la orientación cardinal, sino del sentido
topográfico que toma la ciudad: de las calles del Ensanche hacia el mar, o la orienta-
ción hacia los ríos en las áreas del Llobregat y del Besos, donde la topografía es
lona reconoce cuando dice: "Hombre, es que Barcelona no es sólo bonita por las
Rambles. Es que, vayas donde vayas, te encuentras no sé qué, y no sé cuántos. Y
vas a Grácia, y vas al mar y vas a tantos otros sitios". Es importante llamar la atención
sobre esa articulación de las partes.
El grano pequeño, el hecho de que las cosas de menor envergadura se hagan con
meticulosidad, es también lo que ha hecho meritorias muchas de las recientes
actuaciones en la ciudad (y en otras ciudades próximas) donde, efectivamente, se
ha sabido ser sensible al mismo tiempo a las condiciones inmediatas del entorno y
del espacio que se quería crear y a la producción de objetos, de edificios, de espa-
tivos de un galán que conquista a una estupenda señora: "En las distancias cortas es
donde se resuelven las grandes cuestiones”. Al llegar a las distancias cortas viene la
can'su oficio hablan de principios que sirven para cualquier otro y desde luego para
la arquitectura. Decía Cruyff que el buen jugador tiene que manejar dos visiones a
la vez: en primer lugar, tener clara la posición en el campo; en segundo lugar y
sobre todo, en la distancia corta, decía, debe saber resolver con un gesto el doble
! de ideas de las que resuelve el contrario; tiene que saber desligar la mirada del jue-
go de piernas y pelota. Venía a decir que la jugada corta debía tener en cuenta al
mismo tiempo la jugada larga, aunque tan sólo el control de la posición no daba el
| partido y que al final erael talento del jugador el que lo resolvía. El jugador de vision
‘ general debía tener, también, la capacidad adicional de no fallar o "fallar poco"(¡!)
continuidad en calles y tejidos, aunque éstos sean intermitentes. En ese sentido, las
rondas de Barcelona, que tantos méritos tienen en cuanto a su buena ejecución, al
Mancha de aceite, topografía, grano pequeño y vialidad abierta son para mí notas
características que hemos descrito para Barcelona, pero que tienen valor general
como definición de un modelo de metrópoli. Un modelo donde la contiguidad
es más importante que la continuidad, y el tejido pringoso y amorfo de ciudad es
un valor en sí mismo; donde los tamaños se mezclan a pequefias dosis; y donde la
vialidad es algo más que un dispositivo lógico de circulación hacia adentro para
ser trama de relaciones indefinidas. Un tipo de urbanización como forma cultural
no reducible a la función economicista de la gran infraestructura como expresión
uniformadora de la gran riqueza de diferencias de las grandes ciudades contem-
poráneas.