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ASPECTOS ESENCIALES PARA COMUNICAR IDEAS CON PROPIEDAD

Por: Maribell Galeano Quintero


Comunicadora Social
Especialista en Pedagogía para el Desarrollo del Aprendizaje Autónomo
Magistra en Educación
Doctor en Educación

Lograr una comunicación adecuada significa saber lo que se quiere decir con
exactitud. Generalmente en nuestras conversaciones diarias, vamos descubriendo
lo que queremos decir y de acuerdo con lo que nuestros interlocutores nos digan,
tenemos la posibilidad de ampliar, rectificar, explicar y desarrollar nuestras ideas.

Sin embargo, lo anterior no es posible cuando hablamos en público porque no


tenemos un interlocutor que esté interrumpiendo nuestro discurso para pedir
explicaciones. Por esta razón, necesitamos expresarnos con toda claridad. Para
ello es necesario haber elaborado previamente las ideas, conectarlas con
experiencias y de este modo tener la seguridad de expresarlas en forma coherente
y precisa.

Pero no basta con tener ideas claras, es necesario utilizar el tono adecuado para
expresarlas, es decir, cuando nos comunicamos con otros, es importante tener en
cuenta que las palabras no son la forma única de expresión, existe un elemento
sonoro no verbal, que es el tono; esa forma peculiar de decir las cosas, esa
instancia que nos ayuda a descubrir el sentimiento íntimo de nuestro emisor. El
tono no es más que un mediador entre el sentimiento y la expresión, entre lo que
sentimos y decimos. El tono es aquello que nos lleva a concluir que, casi siempre
es más importante cómo decimos las cosas, que lo que decimos.

Seguramente podemos tener la idea concreta, utilizar el tono adecuado para llegar
a nuestro interlocutor, hacer que éste nos esté escuchando con atención, además
esté entendiendo el mensaje, pero podemos romper este momento en la medida
en que no usemos las palabras precisas para expresar nuestras ideas. En
ocasiones nos ahogamos con las palabras y nuestra mente puede llegar a
“quedarse en blanco”.

Cada individuo tiene una forma peculiar para expresar su pensamiento por medio
de la palabra o de la escritura, es lo que llamamos estilo, que según Albalat “es el
esfuerzo por medio del cual la inteligencia y la imaginación encuentran los
matices, las relaciones de las expresiones y de las imágenes, en las ideas y en las
palabras o en las relaciones entre una y otras”.

Las cinco cualidades básicas del estilo oral como en el escrito son: claridad,
concisión, coherencia, sencillez y naturalidad. La claridad es la capacidad que se
tiene para hacer que el mensaje emitido llegue a nuestro interlocutor sin que éste
tenga que hacer un esfuerzo mayor para entenderlo, es decir, es utilizar el
vocabulario y la sintaxis correcta y al alcance de la mayoría.

Lo anterior implica evitar cacofonías, confusiones, amplificaciones, muletillas y


clichés. La concisión tiene que ver con la habilidad de utilizar sólo las palabras
indispensables y justas para expresar lo que se desea, no significa que la
concisión tenga que ver con lo lacónico, lo parco, simplemente es evitar la
verborrea, la redundancia, como lo dice Ganstón Fernández de la Torriente en su
libro la Comunicación Oral “cortar las alas a la fantasía ni a la imaginación
renunciando al color o a la magia de las palabras. No; cuando la fantasía pide
vuelo hay que dejarla elevarse, pero no se confunda con el vuelo majestuoso y
sereno del águila con el revoloteo del murciélago”.

Cuando se habla ante un público se debe tener en cuenta la coherencia en la


expresión de nuestras ideas, es decir, tener la capacidad de contar en forma
hilada los pensamientos y utilizar el vocabulario adecuado al público al que se está
dirigiendo. Por su parte, la sencillez y la naturalidad son un privilegio del buen
estilo. Las ideas más profundas se pueden expresar con el lenguaje más sencillo,
no necesariamente de un lenguaje barroco y demasiado técnico para sobresalir o
ser reconocidos. Hablar naturalmente con nuestro propio lenguaje, evitando usar
expresiones rebuscadas, ser sencillo en la expresión es tan complejo como el
mismo acto de comunicarnos.

Un complemento del lenguaje verbal es el lenguaje del cuerpo; éste con sus
movimientos o con la ausencia de ellos interviene decisivamente en la
comunicación, de tal manera que no es fácil concebir la expresión oral sin que el
ser del que la pronuncia entre en juego. Henri Bergson sostiene que ” en todo
orador el gesto rivaliza con la palabra. Celoso de la palabra el gesto corre detrás
del pensamiento y procura, él también, servir de intérprete. 1

Las partes corporales más activas durante el acto comunicativo son: la cabeza, la
mirada, el rostro, las manos, los brazos y el cuerpo. Cuando se está frente a un
auditorio, la mayoría de las personas tienden a mirar hacia al fondo, hacia el
techo, escapar de las miradas o fijarlas en una sola persona, mover los ojos de un
lado para otro, reflejando angustia. No falta quienes miren al piso. Es importante
que con la mirada se tenga un contacto permanente con el público que cree
intimidad cuidando de no intimidar.

El rostro tiene un lenguaje extra de miles y miles de gestos: El de la sensibilidad,


de la emotividad, de la proyección, de la fuerza de expresión y de la racionalidad,
el cual es complementado por todo el cuerpo como unidad. Las manos y los
brazos son elementos fundamentales de expresión y en la vida empresarial juegan
un papel determinante.

1
Gastón Fernández de la Torriente. La comunicación.
Las manos con los dedos entrelazados aparentemente es un gesto de bienestar
porque quien lo hace generalmente está sonriendo. Sin embargo, los estudios
demuestran que este gesto denota frustración y una actitud hostil hacia el otro.
Las manos en ojiva, gesto usual en la relación entre superior y subordinado. Los
gerentes lo asumen con frecuencia cuando dan instrucciones, consejos y órdenes
a sus subalternos. Tomarse las manos detrás de la espalda y tener la cabeza
erguida es un gesto de seguridad y superioridad muy utilizado por directivos,
militares y personas que tengan cargos de autoridad.

Tocarse la nariz, taparse la boca, generalmente son gestos que se utilizan para
disimular la mentira que se ice, también quien escucha o duda de el que habla,
puede asumir esta posición. El gesto de acariciarse la barbilla, frotarse la nuca o
ponerse la mano en el mentón es señal de que quién lo hace está tomando una
decisión.

Brazos cruzados en distintas posiciones siempre son gestos que expresan la


misma actitud defensiva o negativa, muy utilizada cuando se está entre
desconocidos, en reuniones públicas, colas, cafeterías ascensores o en cualquier
lugar que cree inseguridad. La mayoría de los seres humanos se cruzan de brazos
cuando no están de acuerdo con lo que escuchan. Cruzarse de piernas y de
brazos al tiempo, indica desinterés.

El cruce de piernas simulando el número cuatro muestra una actitud de


competencia o de discusión. Cuando los brazos sostienen la posición de la pierna
cruzada es indicio de terquedad y es necesario un enfoque especial para romper
la resistencia de esta persona. Las manos detrás de la cabeza es un gesto típico
de gerentes, profesionales y de personas que sienten mucha confianza en sí
misma, que son dominantes o se creen superiores en algún aspecto. Las manos
en la cintura señalan una agresión directa.

La quinesia, la proxemia y la prosodia son los códigos que dan cuenta del
significado de los signos de la cara, de los espacios y de las inflexiones en la voz.
Sobre la quinesia se ha ilustrado suficientemente. Vale la pena referirse a la
proxemia o manejo de los espacios, con los cuales identificamos el tipo de relación
que existe entre las personas, la cual puede ser de proximidad o distancia. Por su
parte lo prosódico es el código por medio del cual podemos establecer el
significado de la intensidad de la voz, el énfasis y la flexibilidad de ésta, la cual
abarca tópicos como el tono, el ritmo, las pausas y la velocidad de la misma; la
conjugación precisa de estos elementos permitirán la atención permanente de los
interlocutores.

Cuando se habla en público se debe dejar el tiempo suficiente para que cada
sonido pueda ser percibido con claridad, lo cual significa no atropellarse con las
palabras. Una voz llega más lejos cuando más intensa o cuánto más aguda es.
Hay maneras de dar más sentido y más expresividad a la palabra, graduando,
con pequemos matices diferenciales la intensidad y el volumen de la voz.
La velocidad es otro aspecto importante en la comunicación de las ideas. La
mayor parte de los que hablan con excesiva velocidad, fatigan a quienes quisieran
escucharle; el efecto contrario, hablar con demasiada lentitud puede generar
reacciones desfavorables. Las pausas permiten fácilmente las inflexiones en la
voz, el cambio de tono y de ritmo, contribuyendo a mantener viva la atención.

Hasta aquí se ha hecho especial énfasis en quien origina el mensaje, pero no se


debe olvidar que siempre que comunicamos lo estamos haciendo para alguien en
especial y la efectividad de la comunicación sólo será posible de lograr en la
medida que conozcamos profundamente nuestro receptor, sus intereses,
motivaciones, expectativas, estilos de vida y gustos. El esfuerzo del que comunica
debe ser superior y tiene mayor responsabilidad que quien recibe el mensaje.

• ¿Usted considera que es un buen comunicador? Explique su respuesta.

• ¿Por qué a través de la comunicación oral se puede mejorar la percepción


social?

• ¿Ud. es consciente de cómo lo ven los otros?

• ¿Cómo se ve usted?

• ¿Los roles que usted asume en el día le obligan a comunicarse de manera


diferente?

• ¿Qué aspectos de su comunicación oral Ud. debe mejorar para lograr


relacionarse de manera efectiva en un escenario académico y social?

• ¿Cómo puede usted mejorar la percepción social?

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