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ASPECTOS ESENCIALES PARA COMUNICAR IDEAS CON PROPIEDAD - Johan Sebastian Hernandez Monoga
ASPECTOS ESENCIALES PARA COMUNICAR IDEAS CON PROPIEDAD - Johan Sebastian Hernandez Monoga
Lograr una comunicación adecuada significa saber lo que se quiere decir con
exactitud. Generalmente en nuestras conversaciones diarias, vamos descubriendo
lo que queremos decir y de acuerdo con lo que nuestros interlocutores nos digan,
tenemos la posibilidad de ampliar, rectificar, explicar y desarrollar nuestras ideas.
Pero no basta con tener ideas claras, es necesario utilizar el tono adecuado para
expresarlas, es decir, cuando nos comunicamos con otros, es importante tener en
cuenta que las palabras no son la forma única de expresión, existe un elemento
sonoro no verbal, que es el tono; esa forma peculiar de decir las cosas, esa
instancia que nos ayuda a descubrir el sentimiento íntimo de nuestro emisor. El
tono no es más que un mediador entre el sentimiento y la expresión, entre lo que
sentimos y decimos. El tono es aquello que nos lleva a concluir que, casi siempre
es más importante cómo decimos las cosas, que lo que decimos.
Seguramente podemos tener la idea concreta, utilizar el tono adecuado para llegar
a nuestro interlocutor, hacer que éste nos esté escuchando con atención, además
esté entendiendo el mensaje, pero podemos romper este momento en la medida
en que no usemos las palabras precisas para expresar nuestras ideas. En
ocasiones nos ahogamos con las palabras y nuestra mente puede llegar a
“quedarse en blanco”.
Cada individuo tiene una forma peculiar para expresar su pensamiento por medio
de la palabra o de la escritura, es lo que llamamos estilo, que según Albalat “es el
esfuerzo por medio del cual la inteligencia y la imaginación encuentran los
matices, las relaciones de las expresiones y de las imágenes, en las ideas y en las
palabras o en las relaciones entre una y otras”.
Las cinco cualidades básicas del estilo oral como en el escrito son: claridad,
concisión, coherencia, sencillez y naturalidad. La claridad es la capacidad que se
tiene para hacer que el mensaje emitido llegue a nuestro interlocutor sin que éste
tenga que hacer un esfuerzo mayor para entenderlo, es decir, es utilizar el
vocabulario y la sintaxis correcta y al alcance de la mayoría.
Un complemento del lenguaje verbal es el lenguaje del cuerpo; éste con sus
movimientos o con la ausencia de ellos interviene decisivamente en la
comunicación, de tal manera que no es fácil concebir la expresión oral sin que el
ser del que la pronuncia entre en juego. Henri Bergson sostiene que ” en todo
orador el gesto rivaliza con la palabra. Celoso de la palabra el gesto corre detrás
del pensamiento y procura, él también, servir de intérprete. 1
Las partes corporales más activas durante el acto comunicativo son: la cabeza, la
mirada, el rostro, las manos, los brazos y el cuerpo. Cuando se está frente a un
auditorio, la mayoría de las personas tienden a mirar hacia al fondo, hacia el
techo, escapar de las miradas o fijarlas en una sola persona, mover los ojos de un
lado para otro, reflejando angustia. No falta quienes miren al piso. Es importante
que con la mirada se tenga un contacto permanente con el público que cree
intimidad cuidando de no intimidar.
1
Gastón Fernández de la Torriente. La comunicación.
Las manos con los dedos entrelazados aparentemente es un gesto de bienestar
porque quien lo hace generalmente está sonriendo. Sin embargo, los estudios
demuestran que este gesto denota frustración y una actitud hostil hacia el otro.
Las manos en ojiva, gesto usual en la relación entre superior y subordinado. Los
gerentes lo asumen con frecuencia cuando dan instrucciones, consejos y órdenes
a sus subalternos. Tomarse las manos detrás de la espalda y tener la cabeza
erguida es un gesto de seguridad y superioridad muy utilizado por directivos,
militares y personas que tengan cargos de autoridad.
Tocarse la nariz, taparse la boca, generalmente son gestos que se utilizan para
disimular la mentira que se ice, también quien escucha o duda de el que habla,
puede asumir esta posición. El gesto de acariciarse la barbilla, frotarse la nuca o
ponerse la mano en el mentón es señal de que quién lo hace está tomando una
decisión.
La quinesia, la proxemia y la prosodia son los códigos que dan cuenta del
significado de los signos de la cara, de los espacios y de las inflexiones en la voz.
Sobre la quinesia se ha ilustrado suficientemente. Vale la pena referirse a la
proxemia o manejo de los espacios, con los cuales identificamos el tipo de relación
que existe entre las personas, la cual puede ser de proximidad o distancia. Por su
parte lo prosódico es el código por medio del cual podemos establecer el
significado de la intensidad de la voz, el énfasis y la flexibilidad de ésta, la cual
abarca tópicos como el tono, el ritmo, las pausas y la velocidad de la misma; la
conjugación precisa de estos elementos permitirán la atención permanente de los
interlocutores.
Cuando se habla en público se debe dejar el tiempo suficiente para que cada
sonido pueda ser percibido con claridad, lo cual significa no atropellarse con las
palabras. Una voz llega más lejos cuando más intensa o cuánto más aguda es.
Hay maneras de dar más sentido y más expresividad a la palabra, graduando,
con pequemos matices diferenciales la intensidad y el volumen de la voz.
La velocidad es otro aspecto importante en la comunicación de las ideas. La
mayor parte de los que hablan con excesiva velocidad, fatigan a quienes quisieran
escucharle; el efecto contrario, hablar con demasiada lentitud puede generar
reacciones desfavorables. Las pausas permiten fácilmente las inflexiones en la
voz, el cambio de tono y de ritmo, contribuyendo a mantener viva la atención.
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