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La cuestión universitaria, permite dar cuenta del rol que asume el Estado a partir de la

segunda mitad del siglo xx.

En la segunda mitad del siglo xx el Estado asume un rol subsidiario. El rol del Estado desde
la primera mitad del siglo XIX con los derechos y leyes propuestos desde la Constitución
Nacional correspondía a“Estado Docente” que se hacía cargo de la educación nacional y la
formación elemental en todo el país. En este sentido, las políticas de transferencias
modifican el rol del Estado a un “Estado Subsidiario”, plasmado en las políticas normativas y
el accionar del mismo.Estado actúa como un complemento o apoyo en el ámbito
educativo, interviniendo de manera complementaria y suplementaria, pero no asume
un papel central o dominante en la provisión de servicios educativos. En este
enfoque, se espera que otras instituciones y actores, como el sector privado,
organizaciones no gubernamentales (ONG) o incluso las familias, también
contribuyan y participen activamente en la prestación y financiamiento de la
educación.el Estado establece normas y reglamentaciones para asegurar la calidad
y equidad de la educación, garantizar el cumplimiento de estándares educativos.

Con la Ley Federal de Educación, aparecen los rasgos de un Estado Evaluador. La


evaluación de la calidad, como acción indirecta, brinda información a los clientes e
invierte el concepto de la evaluación como subsidiaria de la enseñanza, ya que pasa
a tener un lugar central en temas educativos. De este modo, los sistemas educativos
terminan sometidos a la evaluación. El primer ciclo de reformas del sistema
educativo incluyó en 1992 la Ley de Transferencias, en 1993 la Ley Federal de
Educación y en 1995 la Ley de Educación Superior.

El estado evaluador supone programas y esfuerzos por parte del Estado para evaluar
la calidad educativa y “mejorarla”. A su vez, en el nivel superior la evaluación y la
acreditación se consolidan como mecanismos de control.

A través de la evaluación y la acreditación las instituciones deben dar cuenta de la


puesta en marcha de políticas públicas, y demostrar que el rumbo de las
instituciones es acorde con los del mercado.

La evaluación de la calidad asume modalidades propias, y como acción indirecta,


brinda información a los clientes e invierte el concepto de la evaluación como
subsidiaria de la enseñanza, ya que pasa a tener un lugar central en temas
educativos. De este modo, los sistemas educativos terminan sometidos a la
evaluación. Es un proceso sistemático (mismo instrumento para todos) que permite
emitir un juicio de valor y tomar una decisión.

La acreditación es el proceso de control de la calidad y pertinencia de la educación,


por el cual una institución y/o programa educativa brinda información relativa a sus
actividades, desempeño y rendimiento a un comité externo que evaluará dicha
información a fin de emitir un juicio de valor público sobre la calidad de lo evaluado.
Al hablar de calidad, en este caso, hacemos referencia a una calidad mensurable, al
rendimiento. No se tienen en cuenta los salarios docentes, los modos de dar clase,
etc. (Estos tres conceptos: evaluación, acreditación y calidad, estuvieron
involucrados en el proceso de reforma). La acreditación es un tipo de evaluación que
permite obtener información sobre la solvencia académica. La respuesta no es un
número, sino “si o no, tiene o no tiene solvencia académica”. No toda evaluación
tiene como finalidad la acreditación, pero toda acreditación implica evaluación. A su
vez, la acreditación tiene dos componentes: a) un grupo definido de estándares de
formación y calidad; y b) un proceso de evaluación basado sobre dichos estándares;
puede ser de dos tipos: institucional o de programas educativos; e implica una
inspección o medición de instituciones o de sus programas educativos, tarea que
lleva a su reconocimiento como “aceptables” o no, lo cual se realiza en función de
estándares fijados previamente. El trabajo de fijación de los estándares mínimos es
realizado por comités de expertos académicos y científicos, sin vinculación directa
con las instituciones acreditadas. Esto se vincula con la necesidad de brindar al
público mayor transparencia ante la oferta educativa de sistemas que se hacen cada
vez más complejos. Los juicios derivados de este proceso, deben contar con
legitimación formal y con la confianza de la sociedad respecto de su validez. La
acreditación es un importante instrumento de las políticas públicas de educación
superior, pero es insuficiente si no está acompañada por la decisión política de
mejorar el sistema poniéndolo al servicio del conjunto de la población en el marco
de un proyecto de extensión de la cobertura y de garantía de calidad.

CONSISTENCIA Y VIABILIDAD DE LA INSTITUCIÓN.

Evaluación: La evaluación es un proceso mediante el cual se analiza y se juzga el


rendimiento, el progreso o la calidad de la educación de una institución. Este
proceso se realiza mediante la recopilación y análisis de datos e información
relevante para determinar si los objetivos y metas establecidas están siendo
cumplidos y si se están alcanzando los estándares de calidad esperados.

La evaluación puede ser tanto interna como externa. La evaluación interna es


llevada a cabo por la propia institución o programa educativo para mejorar su
funcionamiento y tomar decisiones para el mejoramiento continuo. La evaluación
externa, por otro lado, es realizada por entidades externas e independientes, como
agencias de acreditación o organismos gubernamentales, para verificar el
cumplimiento de estándares y asegurar la calidad de la educación.

Acreditación: La acreditación es un proceso formal y externo de evaluación


mediante el cual una institución o un programa educativo obtiene un reconocimiento
oficial que certifica que cumple con ciertos estándares de calidad establecidos por
una agencia de acreditación reconocida. La acreditación es un sello de garantía que
demuestra que la institución o programa educativo cumple con los criterios y
requisitos exigidos para brindar una educación de calidad.
La acreditación se otorga luego de una exhaustiva revisión y evaluación de la
institución o programa, en la que se verifica el cumplimiento de estándares
académicos, de infraestructura, de recursos humanos, y otros aspectos relevantes
para asegurar la calidad educativa. Obtener la acreditación es un proceso voluntario
para las instituciones y programas educativos, pero suele ser altamente valorado ya
que proporciona confianza a estudiantes, empleadores y la comunidad en general.

En resumen, la evaluación es un proceso más amplio y abarcativo que implica el


análisis del rendimiento y la calidad educativa, mientras que la acreditación es un
resultado específico que se obtiene cuando una institución o programa educativo
demuestra que cumple con los estándares establecidos por una entidad
acreditadora reconocida. La acreditación es un reconocimiento externo de calidad,
mientras que la evaluación puede ser tanto interna como externa y puede tener
diferentes propósitos, como la mejora continua y la rendición de cuentas.

La importancia que asume la evaluación y acreditación se puede apreciar en los


artículos de la LEY 24521 LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR sancionada en 1995 en la
presidencia de Carlos Menem. Ha tenido varias enmiendas, en 2015 no aranceles y
no exámenes de ingreso.
Fue una ley muy criticada pro : fomento universidades privadas, flexibilizacion
docente.
Esta ley regula a los institutos universitarios privados, universidades públicas y
nacionales y provinciales, a los terciarios públicos y privados que dependen de las
provincias.
La Ley de Educación Superior es reglamentarista, a diferencia de la Ley Federal de
Educación es ambigua; la primera regula, resuelve, establece. Para la universidad
siempre hubo una ley, la Ley Federal de Educación fue la primera de todo el sistema.

1613: Universidad de Cordoba, que se nacionaliza en 1856

1821: Fundada en 1821 , nacionalizada en 1880


En 1885, la Ley Avellaneda de educación universitaria (Ley 1597), también llamada
ley de los estatutos de las universidades nacionales, estableció que cada
universidad puede dictar sus estatutos. Ruiz plantea que esta Ley puede haber
permitido un amplio reconocimiento de autonomía que desvinculo a la universidad
de las necesidades del sistema productivo. El margen de autonomia, era amplio.
Los estatutos definen mecanismos de gobierno, forma de eleccion de autoridades,
políticas curriculares, creación de carreras etc.

De 1955 a 1966, el decreto 6403 reguló la organización de las universidades, en su


artículo 28 permite la creación de unidades privadas con capacidad de otorgar
títulos académicos. La Ley 14.467 ratifica este decreto.
golpe de estado de 1955
En 1958 se sancionó la Ley Domingorena, primera ley de universidades privadas que
replica el artículo 28. FRONDIZI

En 1967 se sancionó la ley 17.604, segunda ley que reguló las universidades
privadas. Dicha ley expone que la creación y el funcionamiento de los
establecimientos privados requiere el otorgamiento de la autorización pertinente por
decreto del Poder Ejecutivo Nacional.

Esta quedó vigente hasta 1995, cuando se derogó por la Ley de Educación Superior.

La ley Federal de Educación de 1993 respondió a un contexto ideológico y


económico, y no a necesidades pedagógicas. En el marco de la desregulación y
subsidiaridad del Estado, el gobierno nacional tomó las recomendaciones de los
organismos internacionales de crédito adeptos de la moderna derecha. Scioscioli en
“La educación básica como derecho fundamental” expone que desde el proyecto de
ley se advirtió que no se incluyeron datos sobre la realidad socioeducacional y los
problemas de diversificación dispersa y desarticulación vertical, producto de la
descentralización; también se criticó su artículo 4°, que adjudica al Estado Nacional
un rol subsidiario y de descentralización, y deja la responsabilidad primaria de la
educación al sector privado. A su vez, esta ley favorece al sector privado, en
desmedro del público; e implica varios problemas en su implementación, dando
como resultado un federalismo compulsivo y una desregulación en materia
pedagógica por la autonomía brindada al sector privado. Se presentaron dificultades
en su implementación debido a que las jurisdicciones de las provincias eran las
encargadas de implementar la nueva estructura académica de 10 años de
educación obligatoria y 3 polimodal no obligatorio; por lo que, los resultados
dependieron de las capacidades financieras de cada jurisdicción. La normativa
presenta cuatro aspectos fundamentales: la modificación curricular, la extensión de
la escolaridad, la evaluación de la calidad de la educación y la revalorización de los
contenidos. Se contempló como obligatorio el último año de educación inicial y
nueve años de educación básica. Este cambio estructural fue el más significativo
desde la ley 1420. Sin embargo, la Ley Federal de Educación, es fundamental en la
historia de la educación argentina ya que implicó una expansión del derecho
fundamental de la educación, y explicitó una nueva “tripartita” distribución de
competencias en el ámbito nacional. Encabezada por el Ministerio de Cultura y
Educación a nivel Nacional; el Consejo Federal de Educación; y los ámbitos
provinciales en cada jurisdicción. Es decir, en cuanto a la organización institucional,
se redefinieron las funciones del Estado, y la educación pasó a ser una
responsabilidad concurrente y concentrada en tres niveles; y se confirmó la
descentralización educativa. La Ley redefinió el rol del CFE como órgano que unifica
criterios entre las jurisdicciones, y coordina políticas educativas a nivel nacional. A
partir de la normativa se buscaba: descentralizar el currículum; establecer y evaluar
los contenidos básicos comunes en cada nivel; realizar los diseños curriculares
aprobados en las jurisdicciones; organizar y coordinar la Red Federal de Formación
Docente Continua, entre otras. En el segundo ciclo de reformas, con la Ley de
Educación Nacional, el CFE tuvo más peso ya que sus resoluciones adquirieron
carácter de obligatorias.

Desde hace 90 años en Argentina, referirse a cogobierno universitario está relacionado con
la idea de Reforma Universitaria. La Reforma Universitaria de 1918 fue un movimiento
político estudiantil que modificó la organización institucional y académica de las
universidades argentinas. Este movimiento cuestionó la estructura tradicional de las
universidades y promovió la organización institucional de las universidades basada sobre la
autonomía, el gobierno por parte de los claustro que la componen como medio para
garantizar la libertad de cátedra, la transparencia en los mecanismos de designación de
profesores, y fundamentalmente, el dictado de sus propias normas de gobierno y
organización académica sin intervención del poder político ni las autoridades educativas
nacionales. La reforma de 1918 puso de manifiesto la tensión en este proceso y la
necesidad de inclusión, de participación en la toma de decisiones y de democratización de
la institución, manifestada por los estudiantes. ¿Qué pensaban los jóvenes estudiantes
acerca del gobierno de la universidad? Este gobierno cerrado les era hostil y su burocracia
les dificultaba las posibilidades de formar parte de él. Por eso los reformistas buscaban la
incorporación a ese gobierno, para modificarlo y poder hacerlo también suyo. La inclusión
de los estudiantes estuvo mediada por conflictos. La ciudadanía universitaria no es un
derecho originario de los miembros de las universidades públicas sino una delegación que
la sociedad efectúa a través de sus representantes porque decidió que es el mejor sistema
para lograr una buena gestión del conocimiento, de su producción, enseñanza y
transmisión. La autonomía universitaria no constituye un concepto unívoco. En el mundo
anglosajón se la confunde con libertad académica o de cátedra. La autonomía hace
referencia a las relaciones entre la universidad y el mundo exterior a ella. La libertad
académica es un asunto interno de la institución. La voluntad es autónoma cuando se da su
propia ley. Este principio de autonomía aplicado a la universidad puede tener dos
interpretaciones: a) que la universidad sea autónoma por propia decisión; b) que determine
las formas que la regirán una vez que se le haya otorgado la autonomía por parte de la
autoridad estatal.
La autonomía universitaria es un principio fundamental que garantiza la
independencia y libertad de las instituciones de educación superior para
autogobernarse y tomar decisiones académicas, administrativas y financieras sin
interferencias externas, especialmente del gobierno o de otras entidades políticas o
económicas

¿Qué implica la autonomía universitaria? Es un atributo constitucional conferido a las


universidades con el fin de que cumplan sus funcione sociales como centros de cultura
superior: investigacion, docencia ,y extension.

Es el derecho de la universidad pública para regirse por las normas que ella misma se dicta
y a disponer de los fondos sin intervención externa. Abarca tres aspectos: académico,
institucional o de gobierno y financiero, que da cuenta de la autarquía. Una
universidad pública al ser estatal está al servicio de todo el país y es el país quien debe
sostenerla como pago del servicio que prestan. Esta concepción de autonomía crea una
obligación. Autonomía y responsabilidad están íntimamente unidas ya que representan dos
aspectos de la libertad. Autonomía como libertad negativa: libre de injerencias externas; y
responsabilidad como libertad positiva: libre de realizar una tarea. Por lo que, podemos
entender a la libertad académica como derecho del profesor que lo protege de toda posible
discriminación.

En la reforma constitucional de 1994 se consagró el principio de autonomía universitaria ya


que el inciso 19 del artículo 75 le otorga al Congreso de la Nación la competencia para
sancionar leyes de organización y de base de la educación que respeten, entre otros
principios, los de autonomía y autarquía de las universidades nacionales.

Fue una consagración histórica y jurídica muy importante en la historia de la educación


argentina. El primer problema que apareció ante este reconocimiento fue la sanción de la
ley 24.521 (Ley de Educación Superior) al año siguiente de la reforma constitucional.

En dicha ley si bien se reconoce la autonomía académica e institucional de las


universidades (artículo 29), en varios artículos se la cercenó sobre todo en lo que respecta
al régimen de evaluación y acreditación universitaria (artículos 42, 43, 44, 45 y 46).

ARTICULO 29.- Las instituciones universitarias tendrán autonomía académica e


institucional, que comprende básicamente las siguientes atribuciones:
a) Dictar y reformas sus estatutos, los que serán comunicados al Ministerio de Cultura y
Educacion a los fines establecidos en el artículo 34 de la presente ley.
b) Definir sus organos de gobierno, establecer sus funciones, decidir su integracion y elegir
sus autoridades de acuerdo a lo que establezcan los estatutos y lo que prescribe la
presente ley.
c) Administrar sus bienes y recursos, conforme a sus estatutos y las leyes que regulan la
materia.
d) Crear carreras universitarias de grado y de posgrado.
e) Formaular y desarrollar planes de estudio, de investigacion cientifica y de extension y
servicios a la comunidad incluyendo la enseñanza de la etica profesional.
f) Otorgar grados academicos y titulos habilitantes conforme a las condiciones que se
establecen en la presente ley.
g) Impartir enseñanza, con lo fines de expermientacion, de innovacion pedagogica o de
practica profesional docente, en los niveles preuniversitarios, debiendo continuar en
funcionamiento los establecimeintos existentes actualmente que reunan dichas
caracteristicas.
h) Establecer el regimen de acceso, permanencia y promocion del personal docente y no
docente.
i) Designar y remover al personal.
j) Establecer el regimen de admision, permanecencia y promocion de los estudiantes, asi
como el regimen de equivalencias.
k) Revalidar, solo como atribucion de las universidades nacionales, titulos extranjeros.
l) Fijar el regimen de convivencia.
m) Desarrollar y participar en emprendimientos que favorezcan el avance y aplicacion de los
conocimientos.
n) Mantener relaciones de caracter educativo, cientifico y cultural con instituciones del pais
y del extranjero.
ñ) Reconocer oficialmente asociaciones de estudiantes, cumplidos que sean los requisitos
que establezca la reglamentacion, lo que fonferira a tales entidades personeria juridica.

ARTÍCULO 34: Los estatutos, asi como sus modificaciones, entraran en vigencia a partir de
sus publicación en el Boletin Oficial, debiendo ser comunicados al Ministerio de Cultura y
Educacion a efectos de verificar su adecuacion a la presente ley y ordenar, en su caso,
dicha publicacion. Si el Minsterio considerara que los mismos no se ajustan a la presente
ley, debera plantear sus observaciones dentro de los diez dias a contar de la comunicacion
oficial ante la Camara Fedeeral de Apelaciones, la que decidira en un plazo de veinte dias,
sin mas tramite que una vista a la institucion universitaria. Si el Minsterio no planteara
obsevaciones en la forma indicada dentro del plazo establecido, los estatutos se
consideraran aprobados y deberan ser publicados. Los estatutos deben prever
explicitamente; su sede principal, los objetivos de la institucion, su estructura organizativa, la
integracion y funciones de los distintos organos de gobierno, asi como el regimen de la
docencia y de la investigacion y pautas de administracion economico-financiera

ARTICULO 49. - Creada una institucion universitaria, el Ministerio de Cultura y Educacion


designara un rector-organizador, con las atribuciones propias del cargo y las que
normalmente corresponden al Consejo Superior. El rector-organizador conducira el proceso
de formulacion del proyecto institucional y del proyecto de estatuto provisorio y los pondra a
consideración del Ministerio de Cultura y Educación, en el primer caso para su analisis y
remision a la Comision Nacional de Evaluacion y Acreditacion Universitaria, y en el segundo
a los fines de su aprobacion y su posterior publicacion. Producido el informe de la Comision,
y adecuandose el proyecto de estatuto a las normas de la presente ley, procedera el
Ministerio de Cultura y Educacion a autorizar la puesta en marcha de la nueva institucion, la
que debera quedar normalizada en un plazo no superior a los cuatro (4) años a partir de su
creación

ARTICULO 42. - Los titulos con reconocimiento oficial certificarán la formacion academica
recibida y habilitaran para el ejercicio profesional respectivo en todo el territorio nacional, sin
perjuicio del poder de policia sobre las profesiones que corresponde a las provincias. Los
conocimientos y capacidades que tales titulos certifican, asi como las actividades para las
que tienen competencia sus poseedores, seran fijados y dados a conocer por las
instituciones universitarias, debiendo los respectivos planes de estudio respetar la carga
horaria minima que para ello fije el Ministerio de Cultura y Educacion, en acuerdo con el
consejo de Universidades.

ARTICULO 43. - Cuando se trate de titulos correspondientes a profesionales reguladas por


el Estado, cuyo ejercicio pudiera comprometer el interes publico poniendo en riesgo de
modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formacion de los
habitantes, se requerira que se respeten, ademas de la carga horaria a la que hace
referencia el articulo anterior, los siguientes requisitos: a) Los planes de estudio deberan
tener en cuenta los contenidos curriculares basicios y los criterios sobre intensidad de la
formacion practica que establezca el Ministerio de Cultura y Educacion, en acuerdo con el
Consejo de Universidades. b) Las carreras respectivas deberan ser acreditadas
periodicamente por la Comision Nacional de Evaluacion y Acreditacion Univesitaria o por
entidades privadas constituidas con ese fin debidamente reconocidas. El Ministerio de
Cultura y Educacion determinara con criterio restricto, en acuerdo con el Consejo de
Universidades, la nomina de tales titulos, asi como las actividades profesionales reservadas
exclusivamente para ellos.
FUE DECLARADO INCONSITUCIONAL

ARTICULO 44. - Las instituciones universitarias deberan asegurar el funcionamiento de


instancias internas de evaluacion institucional, que tendran por objeto analizar los logros y
dificultades en el cumplimiento de sus funciones, asi como sugerir medidas para su
mejoramiento. Las autoevauaciones se complementaran con evaluaciones externas, que se
haran como minimo cada seis (6) años, en el marco de los objetivos definidos por cada
institucion. Abarcara las funciones de docencia, investigacion y extension, y en el caso de
las instituciones universitarias nacionales, tambien la gestion institucional. Las evaluaciones
externas estaran a cargo de la Comision Nacional de Evaluacion y Acreditacion
Universitaria o entidades privadas constituidas con ese fin, conforme se preve en el articulo
45, en ambos casos con la participacion de pares academicos de reconocida competencia.
Las recomendaciones para el mejoramiento institucional que surjan de las evaluaciones
tendran caracter publico.

ARTICULO 45. - Las entidades privadas que se constituyan con fines de evaluacion y
acreditacion de instituciones universitarias, deberan contar con el reconocimiento del
Ministerio de Cultura y Educacion, previo dictamen de la Comision Nacional de Evaluacion y
Acreditacion Universitaria. Los patrones y estandares para los procesos de acreditación,
seran los que establezca el Ministerio previa consulta con el Consejo de Universidades.

ARTICULO 46. - La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria es un


organismo descentralizado, que funciona en jurisdicción del Ministerio de Cultura y
Educación, y que tiene por funciones: a) Coordinar y llevar adelante la evaluación externa
prevista en el artículo 44. b) Acreditar las carreras de grado a que se refiere el artículo 43,
así como las carreras de posgrado, cualquiera sea el ámbito en que se desarrollen,
conforme a los estándares que establezca el Ministerio de Cultura y Educación en consulta
con el Consejo de Universidades. c) Pronunciarse sobre la consistencia y viabilidad del
proyecto institucional que se requiere para que el Ministerio de Cultura y Educación autorice
la puesta en marcha de una nueva institución universitaria nacional con la posterioridad a su
creación o el reconocimiento de una institución universitaria provincial. d) Preparar los
informes requeridos para otorgar la autorización provisoria y el reconocimiento definitivo de
las instituciones universitarias privadas, así como los informes en base a los cuales se
evaluara el periodo de funcionamiento provisorio de dichas instituciones.

ARTÍCULO 29 RECONOCE AUTONOMÍA, PERO 34, 42,43,44,45,46 Y 49 LA


CUESTIONAN.
ARTÍCULO 70. - Corresponde al Ministerio de Cultura y Educacion la formulación de las
políticas generales en materia universitaria, asegurando la participación de los órganos de
coordinación y consulta previsto en la presente ley y respetando el régimen de autonomía
establecido para las instituciones universitarias

Otros artículos otorgaron al Poder Ejecutivo Nacional “la formulación de políticas generales
en materia universitaria” (artículo 70), la atribución de la puesta en marcha de una nueva
institución universitaria creada por ley del Congreso Nacional (artículo 49) y lo dispuesto en
los artículos 29 y 34 sobre la aprobación de los estatutos universitarios. Los estatutos
universitarios son las normas que rigen las universidades; y los artículos 29 y 34 de la Ley
de Educación Superior indican que dichos estatutos deben ser comunicados al Ministerio de
Cultura y Educación “a efectos de verificar su adecuación a la presente ley y ordenar, en su
caso, dicha publicación”. Si el Ministerio considera que los mismos no se ajustan a la ley
podrá apelar. Si el Ministerio no planteara observaciones en la forma indicada dentro del
plazo establecido, los estatutos se considerarán aprobados. Es decir, los estatutos
requieren la aprobación del Ministerio de Cultura y Educación. Los mecanismos derivados
de la Ley de Educación Superior dieron lugar a la creación de organismos de coordinación
del sistema universitario (como el Consejo Universitario) y a agencias de evaluación de la
calidad universitaria (como la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria)
que permiten pensar en la promoción de un modelo heterónomo (heterónomo: que está
sometido a un poder externo) para las universidades. Es decir, desde 1994 con las reforma
de la Constitución, las universidades nacionales tienen autonomía (capacidad de
autogobierno; su norma máxima son los estatutos universitarios, autonomía académica para
crear carreras y posgrados, líneas de investigación) y autarquía (capacidad de administrar
sus recursos; deben rendir cuentas). Luego con la LES esto cambió, ya que no respetó eso.
Es anticonstitucional. Esta Ley sigue vigente pero con dos enmiendas: en 2002 y en 2015

Según el artículo 72 de la LES, el Consejo de Universidades debe “expedirse sobre otros


asuntos que se les remita en consulta por vía correspondiente”. Esto incluye el régimen de
títulos que constituye lo referido a las condiciones de funcionamiento de las instituciones
universitarias. Allí se dispone que corresponde al Ministerio de Educación determinar, en
acuerdo con el Consejo de Universidades, la nómina de títulos cuyo ejercicio profesional
pudiera poner en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la
formación de los habitantes. Asimismo, la acreditación de carreras de grado por parte de la
CONEAU requiere de la aprobación previa de estándares de acreditación por parte del
Ministerio de Educación en acuerdo con el Consejo de Universidades. La misma LES
estableció en sus artículos 42, 43 y 46 las condiciones generales mediante las cuales se
deben llevar a cabo los procesos de acreditación de estas carreras de grado reguladas por
el Estado. Entre dichas condiciones se encuentran: ● los planes de estudio deben respetar
tanto la carga horaria mínima prevista en el artículo 42 de la ley 24.521 como los contenidos
curriculares básicos y los criterios sobre intensidad de la formación práctica que establezca
el Ministerio de Educación, en acuerdo con el Consejo de Universidades ● se acreditan los
títulos de carreras cuyo ejercicio pueda comprometer el interés público (artículo 43) (Por
ejemplo, la carrera de Psicología en 2004 se incorporó dentro de la nómina de profesiones
reguladas por el Estado; antes no estaba regulada por el Ministerio, luego se agregó porque
compromete el interés público. Sus estándares de acreditación fueron objeto de elaboración
durante casi cuatro años por parte de las entidades que agrupan a las unidades académicas
de Psicología de las universidades públicas y privadas. Ambas entidades presentaron un
documento a fines del 2007 y en el Plenario del Consejo de Universidades del 2008 el
Director General de Gestión Universitaria objetó la propuesta, en el seno del Plenario, ya
que sostuvo que algunas de las actividades reservadas al título de Lic. en Psicología
perjudicaban el ejercicio profesional de los psicopedagogos) ● los estándares mediante los
cuales se desarrollarán los procesos de acreditación deben ser fijados por el Ministerio de
Educación en acuerdo con el Consejo de Universidades (artículo 46) De esta forma, la LES
dió lugar a un proceso novedoso de acreditación periódica de las carreras de grado
universitario, cuyos títulos corresponden a profesiones reguladas por el Estado. Para llevar
a cabo esta tarea la misma ley creó otro organismo específico: la Comisión Nacional de
Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
Por ley, la CONEAU tiene 4 funciones:
evalúa y acredita posgrados,
evalúa y acredita carreras de grado
evalúa instituciones.
evalúa proyectos de nuevas carreras y nuevas instituciones.

Esta agencia, inspirada en modelos de evaluación de calidad universitaria (con un alto


componente de evaluación sumativa), además tiene que evaluar y acreditar los posgrados
universitarios, llevar a cabo los procesos de evaluación institucional y de evaluación de los
proyectos institucionales de universidades privadas así como de las propuestas de
normalización de las universidades nacionales creadas por el Congreso Nacional.

En relación a la exclusividad de las actividades profesionales, se definió que determinadas


actividades profesionales deben quedar reservadas a quienes obtengan el título de esa
carrera que las compete, pero no supone necesariamente que en el futuro algunas carreras
puedan compartir total o parcialmente las mismas. Otro antecedente relevado de este tema
data de 1998, “la exclusividad consiste en que quien no tenga el título habilitante no puede
ejercer la actividad. No significa que las actividades queden reservadas en forma
monopólica a un determinado título”. La CONEAU dictaminó una gran cantidad de normas
relativas a los resultados de los procesos de acreditación encarados. Entre ellas se
destacan dos: la Guía de Autoevaluación y la Guía de Evaluación de Pares. Estas
fueron diseñadas con el objeto de organizar y coordinar el trabajo de la autoevaluación en
las unidades académicas pero también incidieron sobre las acciones de evaluación y
acreditación de sus carreras de grado

AUTOEVALUACIÓN: El documento que constituye la base para la implementación de la evaluación


externa es el Informe de Autoevaluación Institucional elaborado por la institución universitaria. En
dicho informe se exponen las actividades, la organización y el funcionamiento de la institución, así
como sus objetivos, políticas y estrategias; presenta un análisis de los procesos y de los resultados
obtenidos y también una apreciación sobre su realidad actual teniendo en cuenta su proyecto
institucional y su historia.La autoevaluación institucional debe respetar los siguientes principios:
contar con un alto grado de participación de la comunidad universitaria; adoptar una perspectiva
contextual e histórica referida del proyecto de la institución; cubrir todas las funciones que
desempeña la institución; enfocar a la institución como un todo y no como una mera suma de sus
partes; contar con información cuantitativa y cualitativa básica relevada a través del Sistema de Información
para la Evaluación y el Mejoramiento Institucional (SIEMI).

La CONEAU constituye un órgano de aplicación de estándares pero su accionar resulta


muy poderoso por los efectos que tiene sobre las instituciones y sobre el conjunto del nivel
superior universitario. Si se observan los resultados que tuvo la política de acreditación de
títulos de grado por parte de la CONEAU a lo largo de la última década se evidencia que,
más allá de las resistencias iniciales que manifestaron las instituciones universitarias,
posteriormente la amplia mayoría de ellas se incorporó al régimen y lo terminó
legitimando.

Salvo la Universidad de Buenos Aires, amparada por un fallo de la Justicia que declaró la
inconstitucionalidad de este régimen para su ámbito, el resto del sistema universitario
argentino se sometió a este proceso.

Recién a partir del año 2007 la UBA comenzó a presentar, por presión de sus propias
unidades académicas, al proceso de acreditación de la CONEAU las carreras de Farmacia
e Ingeniería.

Aquí el juez de primera instancia Marinelli sostuvo que los artículos que afectan la
autonomía académica de la UBA son inconstitucionales porque el Congreso no puede
delegar funciones académicas sobre las que no tiene competencia, lo cual equivale “a una
verdadera sustracción de competencia” propia de la universidad y se apoya en el artículo 75
inciso 19 de la Constitución Nacional. Ello dió lugar a que esta universidad se encuentre
eximida de someter sus carreras de grado y de posgrado a los procesos de evaluación y
acreditación universitaria a cargo de la CONEAU.

Otras universidades nacionales presentaron oportunamente recursos judiciales en el mismo


sentido que la UBA pero estos no prosperaron. La Corte Suprema falló a favor del Estado
Nacional y sostuvo la constitucionalidad de la LES. Lo que caracterizó al proceso de
evaluación de la CONEAU fue una diversidad de sentidos en el uso de los criterios de
evaluación y de los estándares de calidad. El mayor problema se encontró en el
establecimiento de correspondencias precisas entre la acreditación de las carreras e
instituciones y los juicios valorativos que se pronunciaban en los dictámenes emitidos por
los evaluadores de la CONEAU.

En términos generales, la CONEAU operó basándose sobre un principio de autonomía


universitaria restringida, que afecta la libertad de enseñanza y de investigación
científica. Los juicios expresados por los evaluadores (sobre currículum, cuerpo docente,
mecanismos de actualización y evaluación) en algunos de los dictámenes de la CONEAU,
parecen desconocer la existencia de una normativa propia en las universidades en virtud de
su autonomía académica y científica.
Los procedimientos aplicados, desde la definición de los propios estándares hasta la
implementación del proceso evaluativo sin criterios definidos con la precisión requerida,
pusieron en evidencia falencias de la tarea de este organismos en su conjunto.

Lo más cuestionable resulta la exigencia sobre las instituciones y carreras universitarias


para que se alcancen determinados estándares de calidad en ausencia de un apoyo de
financiamiento genuino para que estén en condiciones de alcanzar dichos estándares de
calidad. Esta política universitaria contradictoria que, por un lado, exige una calidad
determinada en la formación universitaria, y por otro, no permite que ello ocurra ya que no
solventa los costos de esa formación, resulta lo más llamativo de los mecanismos de
evaluación y acreditación universitaria implementados en la Argentina.

El Consejo de Universidades presupone que hay acciones que se ejecutan desde una cierta
posición de neutralidad, meramente organizando en un nivel no superior sino horizontal a
las instituciones universitarias. Sabemos que la autonomía requiere autogobierno; y éste
supone la ausencia de injerencias externas, sobre todo de parte del Estado.

La constitución del Consejo de Universidades tiene una integración y sobre todo posee
funciones que exceden los alcances de autogobierno de las universidades públicas. La Ley
de Educación Nacional en 2006, redefinió las competencias del otro órgano de coordinación
del sistema educativo: el Consejo Federal de Educación. Éste tiene entre sus
representantes a 3 miembros del Consejo de Universidades y éste último a su vez tiene a 1
representante del CFE. Por ende, se evidencia como ambos organismos tienen una
compleja estructura organizativa y de funcionamiento. Los dos conforman los ámbitos de
definición de la agenda de políticas públicas para la educación. Según la Ley de Educación
Nacional el CFE puede sancionar resoluciones de cumplimiento obligatorio por parte de
todas las jurisdicciones provinciales. Entre los aspectos resueltos por el CFE se encuentran
las cargas horarias, los perfiles profesionales, los alcances de los títulos de nivel medio y
superior, etc.

Resulta claro como la coordinación se transformó en gobierno. Entre la coordinación y


el gobierno no parece existir una línea demarcatoria clara. El Estado tiene un genuino
interés en ejercer cierto control sobre las titulaciones que las universidades brindan, sobre
todo por las habilitaciones que comprometen el interés público como la salud, los derechos,
la seguridad, los bienes y la formación de personas. Sin embargo, no se vislumbra que los
mecanismos de coordinación montados hayan ejercido una mejora cualitativa de esas
titulaciones. A su vez, constituido un estándar, se aplica sin tener en cuenta las
características especiales de cada institución. Se necesita aquí un principio de equidad, que
requiere que los estándares se tornan flexibles en orden a las divergencias en los objetos
juzgados. Camou sostiene que las instituciones evaluadas satisfactoriamente terminan
como aliados de la CONEAU, mientras que las universidades cuestionadas se tornan
potenciales opositoras. ¿Cómo se redefine la autonomía universitaria en este contexto? El
Estado es hoy muy diferente a aquel que vio nacer las universidades. En las últimas
décadas, su transformación lo tornó más permeable a intereses económicos o corporativos
diversos. Estas transformaciones de las políticas universitarias argentinas cabría ubicarlas
en un contexto global de cambios de la universidad, la cual ve desaparecer las actividades
de investigación sin restricciones ya se trate de países desarrollados y subdesarrollados.
Estos cambios en la producción de conocimiento científico en las universidades deben ser
entendidos a la luz de los nuevos mecanismos de control que sobre ellas se ejerce desde el
exterior. Esto contribuye a disminuir la autonomía de las instituciones universitarias como
centros de producción e investigación científica desinteresada y ámbitos independientes a
las presiones externas. Las universidades marcaron algunos límites ante las presiones de
cambio que provienen del exterior, en cuanto anida en ellas el principio de autonomía. Este
fue revitalizado en el marco de algunas luchas recientes en pos de la fijación de límites al
Estado. La relación entre ellos (Estado y universidades) es difícil porque ambos son
complejos, pero además porque a través de ellos actúan otros actores (organismos
internacionales, colegios profesionales, corporaciones varias) que luchan por la imposición
de sus demandas dentro del desarrollo de las instituciones universitarias contemporáneas.

FALLO MARTINELLI. 1996


,

. Una observación que puede hacerse de esta política de evaluación de carreras de grado
es que tuvo un impacto trascendental en el conjunto del sistema universitario nacional, con
excepción de la universidad más grande del país: la UBA. Esta última, por estar amparada
por la justicia, que declaró la inconstitucionalidad, entre otros, del artículo 43 de la LES,
decidió no presentar sus carreras de grado a las correspondientes convocatorias que
efectuó la CONEAU. Resulta cuestionable sostener una política de evaluación de carreras
de grado para el conjunto del sistema universitario cuando la universidad que posee la
mayor oferta de estas carreras no las presenta a evaluación, debido a un fallo de la justifica
que argumenta a favor de la universidad. Otras universidades nacionales presentaron
oportunamente recursos judiciales en el mismo sentido que la UBA pero estos no
prosperaron. La Corte Suprema falló a favor del Estado Nacional y sostuvo la
constitucionalidad de la LES. Lo que caracterizó al proceso de evaluación de la CONEAU
fue una diversidad de sentidos en el uso de los criterios de evaluación y de los estándares
de calidad. El mayor problema se encontró en el establecimiento de correspondencias
precisas entre la acreditación de las carreras e instituciones y los juicios valorativos que se
pronunciaban en los dictámenes emitidos por los evaluadores de la CONEAU. En términos
generales, la CONEAU operó basándose sobre un principio de autonomía universitaria
restringida, que afecta la libertad de enseñanza y de investigación científica. Los juicios
expresados por los evaluadores (sobre currículum, cuerpo docente, mecanismos de
actualización y evaluación) en algunos de los dictámenes de la CONEAU, parecen
desconocer la existencia de una normativa propia en las universidades en virtud de su
autonomía académica y científica. Los procedimientos aplicados, desde la definición de los
propios estándares hasta la implementación del proceso evaluativo sin criterios definidos
con la precisión requerida, pusieron en evidencia falencias de la tarea de este organismos
en su conjunto. Lo más cuestionable resulta la exigencia sobre las instituciones y carreras
universitarias para que se alcancen determinados estándares de calidad en ausencia de un
apoyo de financiamiento genuino para que estén en condiciones de alcanzar dichos
estándares de calidad. Esta política universitaria contradictoria que, por un lado, exige una
calidad determinada en la formación universitaria, y por otro, no permite que ello ocurra ya
que no solventa los costos de esa formación, resulta lo más llamativo de los mecanismos de
evaluación y acreditación universitaria implementados en la Argentina. El Consejo de
Universidades presupone que hay acciones que se ejecutan desde una cierta posición de
neutralidad, meramente organizando en un nivel no superior sino horizontal a las
instituciones universitarias. Sabemos que la autonomía requiere autogobierno; y éste
supone la ausencia de injerencias externas, sobre todo de parte del Estado. La constitución
del Consejo de Universidades tiene una integración y sobre todo posee funciones que
exceden los alcances de autogobierno de las universidades públicas. La Ley de Educación
Nacional en 2006, redefinió las competencias del otro órgano de coordinación del sistema
educativo: el Consejo Federal de Educación. Éste tiene entre sus representantes a 3
miembros del Consejo de Universidades y éste último a su vez tiene a 1 representante del
CFE. Por ende, se evidencia como ambos organismos tienen una compleja estructura
organizativa y de funcionamiento. Los dos conforman los ámbitos de definición de la agenda
de políticas públicas para la educación. Según la Ley de Educación Nacional el CFE puede
sancionar resoluciones de cumplimiento obligatorio por parte de todas las jurisdicciones
provinciales. Entre los aspectos resueltos por el CFE se encuentran las cargas horarias, los
perfiles profesionales, los alcances de los títulos de nivel medio y superior, etc. Resulta
claro como la coordinación se transformó en gobierno. Entre la coordinación y el gobierno
no parece existir una línea demarcatoria clara. El Estado tiene un genuino interés en ejercer
cierto control sobre las titulaciones que las universidades brindan, sobre todo por las
habilitaciones que comprometen el interés público como la salud, los derechos, la
seguridad, los bienes y la formación de personas. Sin embargo, no se vislumbra que los
mecanismos de coordinación montados hayan ejercido una mejora cualitativa de esas
titulaciones. A su vez, constituido un estándar, se aplica sin ya tener en cuenta las
características especiales de cada institución. Se necesita aquí un principio de equidad, que
requiere que los estándares se tornen flexibles en orden a las divergencias en los objetos
juzgados. Camou sostiene que las instituciones evaluadas satisfactoriamente terminan
como aliados de la CONEAU, mientras que las universidades cuestionadas se tornan
potenciales opositoras. ¿Cómo se redefine la autonomía universitaria en este contexto? El
Estado es hoy muy diferente a aquel que vio nacer las universidades. En las últimas
décadas, su transformación lo tornó más permeable a intereses económicos o corporativos
diversos. Estas transformaciones de las políticas universitarias argentinas cabría ubicarlas
en un contexto global de cambios de la universidad, la cual ve desaparecer las actividades
de investigación sin restricciones ya se trate de países desarrollados y subdesarrollados.
Estos cambios en la producción de conocimiento científico en las universidades deben ser
entendidos a la luz de los nuevos mecanismos de control que sobre ellas se ejerce desde el
exterior. Esto contribuye a disminuir la autonomía de las instituciones universitarias como
centros de producción e investigación científica desinteresada y ámbitos independientes a
las presiones externas. Las universidades marcaron algunos límites ante las presiones de
cambio que provienen del exterior, en cuanto anida en ellas el principio de autonomía. Este
fue revitalizado en el marco de algunas luchas recientes en pos de la fijación de límites al
Estado. La relación entre ellos (Estado y universidades) es difícil porque ambos son
complejos, pero además porque a través de ellos actúan otros actores (organismos
internacionales, colegios profesionales, corporaciones varias) que luchan por la imposición
de sus demandas dentro del desarrollo de las instituciones universitarias contemporáneas.

❖ La universidad que posee la mayor oferta de estas carreras no las presenta a


evaluación, debido a un fallo de la justifica que argumenta a favor de la universidad.

❖ La CONEAU operó basándose sobre un principio de autonomía universitaria


restringida, que afecta la libertad de enseñanza y de investigación científica. Los
juicios expresados por los evaluadores (sobre currículum, cuerpo docente,
mecanismos de actualización y evaluación) en algunos de los dictámenes de la
CONEAU, parecen desconocer la existencia de una normativa propia en las
universidades en virtud de su autonomía académica y científica.

❖ Exigencia sobre las instituciones y carreras universitarias para que se alcancen


determinados estándares de calidad en ausencia de un apoyo de financiamiento
genuino para que estén en condiciones de alcanzar dichos estándares de calidad.
❖ No se vislumbra que los mecanismos de coordinación montados hayan ejercido una
mejora cualitativa de esas titulaciones. A su vez, constituido un estándar, se aplica
sin tener en cuenta las características especiales de cada institución.

❖ Se aplica sin tener en cuenta las características especiales de cada institución. Se


necesita aquí un principio de equidad, que requiere que los estándares se tornen
flexibles en orden a las divergencias en los objetos juzgados.

❖ No es suficientemente transparente en sus procesos y no se promueve


adecuadamente la participación de las instituciones educativas y otros
actores involucrados en el sistema de educación superior.

Influencia de los organismos internacionales.

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