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Plan de Trabajo: Luciana Azul Ramirez

Título del Proyecto de Investigación.

“El trabajo en la economía popular y su relación con las políticas públicas. El caso del Costurero
Unión y Progreso de la ciudad de Resistencia.”

Origen y fundamentos de la investigación.

El Costurero Unión y Progreso emerge en marzo del 2020, con el cierre del espacio público de venta
ambulante en el Parque “Tiro Federal” de Resistencia. Dado el contexto pandémico en abril del
2020, una de las actuales referentes comenzó a reunir a los feriantes en su domicilio con el fin de
realizar la confección de barbijos. Así se fueron conformando grupos de trabajo, hasta que la
cantidad de personas requirió el alquiler de un espacio propio en febrero del 2021, momento en que
comienzan a funcionar 8 grupos iniciales, de alrededor de 10 personas cada uno, en su mayoría
mujeres. En principio, cada grupo contaba con una o dos máquinas familiares de costura y con la
instrucción de una costurera experimentada que les iba enseñando a medida que producían.
Actualmente quienes participan son beneficiarixs del Programa “Potenciar Trabajo” y generan un
ingreso extra con las ventas de mochilas, buzos, remeras, manteles, individuales, ambos, entre
otros productos, que ofrecen en el Parque Tiro Federal (abierto desde mitad de este año), tanto
como en sus estados de whatsapp y diversas ferias.

Cómo estas experiencias, de personas que ante una circunstancia desfavorable tuvieron que crear
su propio trabajo, existen muchas en la Argentina reciente, que guardan relación con un proceso
más amplio iniciado en torno a los años 60’. En esos años, las ciencias sociales latinoamericanas
participaban del debate sobre el desarrollo del capital (Madoery, 2008; Escobar, 2005). La
marginalidad fue una de las nociones derivadas de esta discusión, dando cuenta del rápido
crecimiento que observaban de las villas miserias, las que rodeaban los centros urbanos (Kay, 1991).
Esto abrió la posibilidad de indagar en que más allá de la voluntad de los individuos, podría existir un
proceso agregado que explicara la situación, donde la marginalidad se vinculaba con la dinámica
estructural de la relación capital-trabajo (Quijano, 1998).

José Nun, en 1969, elabora la noción de masa marginal, como una parte afuncional de la
superpoblación relativa, actualizando un marco marxista de explicación de las relaciones sociales,
donde aparece una población excedente, mientras que el sector productivo hegemónico no precisa
de ésta población para funcionar (Nun, 2003). Mientras que desde Perú, Quijano (1998) hablaba de
un polo marginal, refiriendo a las ocupaciones y actividades a partir de la utilización de los recursos
residuales de producción, que se generaban en este sector que denominaban como masa marginal
o la marginalidad misma. Estas actividades y ocupaciones se estructuraban como relaciones
sociales precarias, configuradas de forma incompleta y/o inestable respecto al salario, que
producían bienes y/o servicios para el mercado constituido en este mismo sector. Es decir, se
producen y estructuran relaciones desde una posición dominada respecto al poder del capital.

Esta discusión fue reactualizada en el país, y la región, a partir de la crisis del 2001, donde esta masa
sobrante, comienza a tomar las calles, pero también a dar cuenta de sus formas de producción. Al
respecto se potenciaron los análisis que enfocaban en la solidaridad de las experiencias de
intercambio ensayadas, algunas de ellas en formato de cooperativas, otras como empresas
recuperadas o ferias de trueque. Para indagar estas experiencias, se recurrieron a nociones como la
de economía del trabajo, economía social y solidaria (Razeto, Singer, Coraggio, Quijano), que
encuentran su origen teórico en los “socialistas utópicos” del siglo XIX (Robert Owen, Charles
Fourier, Claude-Henry de Rouvroy, Pierre-Joseph Proudhon), quienes cuestionaban la sociedad
industrial y la configuración derivada de ella, como la forma de la propiedad, la jerarquía social, el
Estado, la organización capitalista de la sociedad (Quintero, 2012). Estos abordajes parten de un
hombre solidario como contestación al supuesto del hombre racional. Otros enfoques, analizan la
exclusión o lo legal/ilegal, como Keith Hart quien acuñó la noción de sector informal a partir de su
observación en Ghana, de los vendedores de la calle, donde lo formal sería el empleo asalariado,
mientras que lo informal, el trabajo por cuenta propia (Hart, 1973). Castells y Portes, completan al
plantear que este sector incorpora "todas las actividades generadoras de ingresos no reguladas por el
Estado en entornos sociales en que sí están reguladas actividades similares" (Castells y Portes, 1989,
pág. 12). Dening (2011) por otro lado toma en cuenta al sector informal como masas de vida sin
salario que empiezan a surgir con la división de los mundos en la década de los 70’s y en particular
esas se sitúan en el tercero (pág. 79). Estos autores, alejados de la idea de elección, ponen el foco en
las actividades, muestran una subordinación de este sector al formal, donde estos últimos
reducirían costos a partir de la explotación. Estos abordajes parten de lo producido o el proceso
productivo de las mercancías, es decir, son informales, porque no producen legalmente, pero lo que
producen, en principio, sería lo mismo.

Separándonos de estas concepciones, pero dialogando cuando resulta necesario, en este plan
acudimos a la noción de economía popular (EP) abordada entre otros por Quijano (1998), que da
cuenta de un mecanismo de marginalización creciente de personas de las relaciones capital-trabajo
asalariado en el sistema capitalista. Los sectores populares en Argentina hace décadas que vienen
reproduciéndose por fuera de la relación salarial, pero no por ello fuera del conflicto capital/trabajo.
Una línea que la aborda desde este enfoque emerge con autores como Roig (2017), Gago (2018),
Chena (2017), donde el foco, se establece en las lógicas que permiten esta reproducción dentro del
conflicto capital/trabajo, pero fuera de la relación histórica estabilizada en el salario. Uno de los
procesos más relevantes analizados desde este enfoque es la desvalorización permanente del
trabajo (Chena, 2017), como actividad humana de transformación de las condiciones de vida.

El análisis de los procesos de exclusión en América Latina, por su parte, tienen una larga tradición,
algunos recuperan la exclusión de la relación salarial, otros analizan diferentes dimensiones de la
exclusión. Tal como se recupera en el PI en el cual se inserta este plan, a finales de la década de los
‘90 se generó un amplio desarrollo de políticas sociales desde los gobiernos nacionales y
provinciales, y el apoyo de los organismos internacionales con el propósito de acudir a dar solución a
esta problemática. Desde una lógica eficientista, aunque recurriendo al discurso de la participación,
se pusieron en marcha un conjunto de programas sociales que asumieron en su mayoría un carácter
remedial y asistencialista.

Algunos años más tarde, sin embargo, el cuestionamiento a los enfoques neoliberales y el
corrimiento del Estado, dieron origen a una nueva concepción que en varios países de América
Latina alentó el reposicionamiento del mismo como agente fundamental de los procesos de
inclusión (cfr. De Souza Santos, 2003). Desde la misma se buscó sumar a la solución de las
condiciones materiales de vida, el interés por la promoción de ciudadanos activos. Sostenidos en el
enfoque de derechos y en un contexto económico internacional favorable (y de crecimiento
sostenido) en varios países se realizaron cambios en materia social en las áreas llamadas blandas del
desarrollo (salud, servicios públicos, etc.) (Midaglia y Silveira, 2011). Así, una de las
transformaciones más conocidas fue la extensión, a partir de la década del 2000, prácticamente en
todo el continente, de los Programas de Transferencias Condicionadas de Renta (TCR) (Valencia,
2008; Midaglia y Silveira, 2011). Estas propuestas se dirigieron en una primera instancia a
poblaciones con carencias críticas, y con el correr del tiempo ampliaron su espectro de acción, y sin
perder su carácter focalizado incorporaron a otros segmentos vulnerables. Estas iniciativas, pasaron
a tener una amplia cobertura y tendieron a institucionalizarse vía el financiamiento con
presupuestos nacionales y localizándose de manera estable en agencias estatales.

Esta situación empezó a modificarse en los últimos años, sobre todo en países del Cono Sur, con la
llegada al poder de partidos conservadores y de orientación pro-mercado. En el caso particular de
Argentina esto se concretiza con la llegada al Gobierno Nacional de Mauricio Macri, a fines del año
2015, liderando la coalición política denominada “Cambiemos” enrolada en la centro-derecha. Al
respecto Vommaro y Gené (2017) realizan un diagnóstico de las primeras medidas en dicho
gobierno en el que indicaban un giro en la política del país. A partir de la revisión de los principales
acontecimientos políticos, sociales y económicos, así como las líneas fundamentales del nuevo
gobierno en esos campos, muestran las tensiones de un proyecto de orientación de centroderecha
con tonalidades refundacionales, sustentado en una visión de modernización gerencial de la política
y el Estado y de desregulación económica controlada.

Por su parte Logiudice (2017) reconoce que, aunque muchas de las políticas sociales continúan
vigentes en la nueva administración, se genera un cambio en la estructura del gobierno que
reintroduce modos de gestión más tradicionales respecto de las áreas de Desarrollo Social: se
observa una vuelta del Ministerio de Desarrollo Social a su rol tradicional, ya que parte de los
perceptores de los programas de empleo pasan al Ministerio de Trabajo, excepto las mujeres.

Asimismo, los programas que las tienen por “beneficiarixs” se orientan cada vez más a tareas que
las vinculan con actividades cercanas a sus roles domésticos, como las acciones sociales y
comunitarias, en detrimento de las prácticas de índole productiva o de construcción. En suma, se
observa la convivencia de tendencias aparentemente contrapuestas: a la masificación y a la
universalización de prestaciones a determinados subuniversos poblacionales, por un lado, y al
reforzamiento de la selectividad y la exclusión en el caso de poblaciones consideradas, a forma
apriorística, como “minoritarias” (Loguidice, 2017: 23). Esta misma autora señala además que, a
partir de este momento, se advierten modificaciones en la relación entre organizaciones sociales y
el gobierno, así como en ciertas características identitarias de aquellas agrupaciones que, hasta ese
momento, participaban en la gestión de muchas de las políticas sociales vigentes.

Hopp (2018) también avanza en una descripción de algunas de las principales transformaciones en
el campo de las políticas sociales durante el mismo período señalando una relativa continuidad de
las transferencias monetarias inscriptas en los campos asistencial y de la seguridad social, pero con
alteraciones en los sentidos de las políticas y en la definición de su sujeto de referencia. Es en este
marco, el PI más amplio se formula algunos interrogantes orientadores acerca de las características
de las actuales intervenciones en materias de políticas de inclusión social, las continuidades y
transformaciones en relación con las anteriores, de las cuales para este plan recuperamos
específicamente ¿Qué políticas y programas están orientados a los sectores populares?, ¿Cómo se
configura el campo de agentes y relaciones en la implementación a nivel territorial? y ¿Cuál es la
incidencia de estos procesos en las condiciones materiales de vida y en los de subjetivación?.
Particularmente la pregunta general de investigación que guiará este primer acercamiento a la
investigación será: ¿cómo y de qué manera han impactado las políticas públicas de transferencias
condicionadas de los últimos años en las prácticas de trabajo de las personas que integran la
economía popular? y ¿cómo estas prácticas de trabajo conllevan procesos de valorización del
trabajo?

Antecedentes del tema y experiencia previa en relación al mismo.

Estas y otras preguntas comenzaron a ser abordadas por el Centro de Estudios Sociales en su
extensa trayectoria en el análisis de políticas y programas sociales, y cobra particular interés con la
reactivación de esta línea en el Proyecto de Investigación denominado: “Políticas de inclusión social
en Resistencia y Corrientes. Transformaciones y/o continuidades a partir del 2015 y sus efectos a nivel
territorial (PI Código 19W001, SGCyT-UNNE)”. Los objetivos propuestos del proyecto atienden a, por
un lado, reconstruir los problemas sociales que son atendidos por las políticas públicas orientadas a
reducir la desigualdad en las ciudades de Resistencia y Corrientes, tanto como comprender y
analizar los efectos que producen las mismas en las condiciones materiales y simbólicas de vida, de
quienes se constituyen en destinatarios de las mismas.

Este último objetivo, es al que aportará este plan de trabajo. A su vez, se vincula con el actual
trabajo de la Dra. Pegoraro, en el marco de una beca Postdoctoral de Investigación cofinanciada
entre CONICET/Gobierno de la provincia del Chaco. La investigación se titula: “Valorizar la Economía
Popular. Un análisis etnográfico de las relaciones entre políticas estatales y prácticas cotidianas de
trabajadoras en Resistencia, provincia del Chaco”, cuyo objetivo es explorar el modo en que se
estabilizan procesos de valorización del trabajo de la EP, atendiendo a la relación establecida entre
quienes construyen y despliegan las formas de ‘visualizar’ el trabajo de la EP (es decir, quienes
implementan las políticas y otras acciones para el sector), enfocando en los procesos que influyen
en la organización de las UP y las prácticas cotidianas de las trabajadoras. Dicho plan es dirigido,
asimismo, por la Dra. María Inés Fernández Álvarez y codirigido por la Dra. Mercedes Oraisón, quien
acompañará también el desarrollo de este plan.

Finalmente, la postulante, tuvo un primer acercamiento con el abordaje cualitativo, y de corte más
antropológico de las ciencias sociales, a partir de su paso por la Materia Sociología Económica,
específicamente de las cuestiones metodológicas que atienden al abordaje social de los hechos
económicos. En la monografía realizada en dicha materia, denominada: “Del desecho al valor:
transición de la revalorización de la basura desde una mirada integral. Una perspectiva local desde
la Fundación Sembrando Conciencia y la Planta Municipal Separadora de Residuos del Municipio de
Barranqueras” fue donde profundizó el interés en los procesos de valorización generados en la
economía popular, y sus ramas de actividad. Además, en su paso por el tercer y cuarto año de la Lic
en Economía, fue acercándose con producciones propias al proceso de investigación científica
orientando sus estudios sobre el sector laboral informal.

Volviendo al problema de investigación, recurrimos a dos conceptos provisorios, que más bien
serían líneas de indagación. Por un lado las prácticas consideradas como formas de ganarse la
vida, específicamente las asociadas de alguna manera a una forma de trabajo, y por otro, los
procesos de valorización.

Analizar las prácticas, implica un esfuerzo por captar las experiencias de trabajo que se presentan
más allá de la relación salarial. Así, recurrimos a una línea de estudios que aborda la economía desde
una comprensión holística de la vida social, a partir de las formas de ganarse la vida (Fernández
Álvarez y Perelman, 2020). La línea marxista de análisis económico históricamente se centró en el
proceso de producción, distribución, circulación y consumo en las sociedades. La producción que
genera valor en ese esquema es industrial, donde los/las trabajadores/as venden su fuerza de
trabajo, que resulta incorporada a las mercancías producidas y remunerada a partir del salario. La
actividad económica entonces se orientaría a lo productivo, donde el valor está asentado en la
transformación de la materia por la fuerza de trabajo, organizada industrialmente. Esta
conceptualización de la fuerza de trabajo, que parte de la clásica división entre trabajo concreto y
abstracto (Narotzky, 2018), no da cuenta de las formas de producción y reproducción real.

Entonces, cambiando la atención analítica desde la acumulación de capital como vía del bienestar
social en términos económicos (Gravelle y Rees, 1988), hacia un análisis de la producción de la vida
(Benería, Berik, y Floro, 2016; Pérez Orozco, 2014), nos asentamos en la proposición ampliada de
reproducción social, que hará referencia a la continuidad que une generaciones en torno a
microproyectos que permiten ganarse la vida y mejorar las expectativas futuras, tanto como a los
macroproyectos de las configuraciones sociales del poder y la distribución de recursos (Narotzky y
Besnier, 2020). Este enfoque capta la diversidad de formas de trabajo para dar cuenta de las
relaciones establecidas entre las fuerzas de trabajo (reales, no modelizadas en abstracto) y la
acumulación de capital (el conflicto capital/trabajo). Lo que se materializa en el análisis de las
formas de ganarse la vida, partiendo de reconstruir territorialmente cómo la interacción humana
vuelve disponible distintos recursos, aunque de manera desigual, en el marco de las relaciones de
producción, distribución y consumo (Narotzky y Besnier, 2020). Captamos de esta manera la
pluralidad de prácticas económicas, las formas situadas de construir mundos y habitarlos,
reconceptualizando las prácticas consideradas de la esfera doméstica, identificando sus aspectos
políticos, morales y afectivos (Fernández Álvarez y Perelman, 2020). Finalmente, la relación entre
formas de ganarse la vida, dinámicas de organización y acciones estatales, da cuenta del desarrollo
de prácticas colectivas de (re)producción de la vida desde las que se proyectan e imaginan nociones
de bienestar que se sostienen en sentidos sociales e históricamente construidos en torno al trabajo,
al mismo tiempo que los interpelan (Fernández Álvarez, 2016).

Indagar en las formas materiales de ganarse la vida, a su vez, implica considerar aquello que se
constituye como valioso para las personas, incorporando el valor económico tanto como los esquemas
que identifican lo bueno y deseable (Fernández Álvarez y Perelman, 2020). Para ello recuperamos los
aportes de la antropología del valor con Graeber (2018), quien retoma los aportes de Strathern (2006) y
de Munn (1986), entre otros autores. Esta última autora, parte de la actividad de las personas para
explicar el valor derivado de la acción, proceso que visibiliza la potencia de una persona, transformándola
en cosas concretas o perceptibles para la sociedad. Estas investigaciones son la antesala para que
Graeber (2018) proponga una teoría capaz de explicar la forma en que el significado se convierte en
deseo, en eso que vale la pena (Gaztañaga, 2018). A partir de la lectura del valor-trabajo que realiza
Turner y el análisis de la estructura de Piaget, va a definir al valor como el modo en que las acciones
incorporadas en una totalidad social más extensa resultan significativas para el actor (Graeber, 2018), la
clave está en que esa totalidad no es fija y puede incluso derivar de su imaginación. Ahí radica la
relevancia de ampliar el análisis hacia las formas de valor que asumen las actividades que se desarrollan
en la EP, organizadas en las UP cómo espacio organizado en parte por la acción del Estado y la sociedad,
porque actualiza la pregunta sobre las formas del valor más abstractas, esas que conllevan a separar lo
que es el trabajo productivo para el sistema, y el reproductivo para la vida, tanto como abona la
necesidad de pensar más allá de las dicotomías Estado-mercado-sociedad (Block, 2003; Mitchell, 2015).

Objetivos generales y particulares.

Objetivo general

Analizar el proceso de transformación ocurrido en las prácticas de trabajo de la economía popular,


específicamente asociadas a quienes integraron los programas Argentina Trabaja, Ellas Hacen y
actualmente en el Potenciar Trabajo en el Gran Resistencia, y los procesos de valorización
asociados.

Objetivos particulares

- Describir las prácticas de trabajo y las formas que asumen en la unidad productiva (UP), Costurero
Unión y Progreso, vinculada al programa Potenciar Trabajo en el Gran Resistencia.

- Reconstruir las trayectorias y prácticas de trabajo de quienes participan en la UP, vinculadas con
programas de transferencias condicionadas de los últimos años.
- Indagar en los procesos de valorización asociados con las relaciones entre las políticas de
transferencia condicionadas y las formas de trabajo que proponen.

Hipótesis de trabajo o supuestos según corresponda.

La hipótesis de trabajo que organiza este plan descansa en que el Estado a través de sus prácticas
cotidianas, promueve procesos de valorización de ciertas actividades, mientras que desalienta
otras, generando efectos de gobierno que trascienden sus propuestas programáticas. Estos
procesos a su vez, producen, transforman y se acoplan a las experiencias históricas de valorización
de las trabajadoras, estabilizadas a partir de sus trayectorias, sus historias, experiencias
compartidas y afectos.

Métodos, técnicas y actividades.

Para llevar adelante esta investigación recurrimos a la metodología cualitativa (Sautu et.al., 2005;
Vasilachis de Gialdino, 2006) y la incorporación de un enfoque etnográfico, como forma de estar en
el campo (Guber, 2011), lo que nos permitirá integrar dinámicamente los marcos de referencias de
los sujetos con quienes investigamos, dando cuenta de sus lógicas, fundamentos y procesos sociales
(Balbi, 2012). El foco de análisis estará en lo cotidiano, los espacios, tiempos, objetos, acciones y
relaciones que transcurren (Fernández Álvarez, Gaztañaga y Quirós, 2017) mientras los proyectos
políticos socialmente reconocidos o imaginados, buscan realizarse.

El objeto de estudio estará compuesto por las prácticas cotidianas de las y los trabajadoras/es de
las UP. Comprende a las siguientes unidades de análisis: las personas que trabajan en las UP; la
organización del trabajo en el costurero Unión y Progreso de la ciudad de Resistencia; los programas
de transferencia sociales condicionadas de los que participaron quienes trabajan en las UP.

Las instancias e indicadores de análisis iniciales serán:

a) Trayectorias de las trabajadoras de la EP: asentamiento físico y formas de trabajos de la familia


de origen, nivel escolar propio y de la familia, formas de trabajo previos, programas sociales en los
que participó, experiencias asociadas a los trabajos involucrados en cada programa; y articulación
de las “changas” por fuera del programa con las actividades de éstos, conformación de los ingresos.

b) Prácticas cotidianas de las trabajadoras en las UP: División de tareas, distribución de las
ganancias, cálculos, conformación de grupos de trabajo, conflictos y formas de resolverlos.
c) Formas de valor emergentes en las relaciones de la UP: Actitudes y habilidades apreciadas en el
grupo, las que no, criterios de distribución de las ganancias, formas de definición del valor de lo
producido y lo trabajado (en formas monetarias, u otros mecanismos), criterios y formas de venta.

d) Esquemas de valorización del trabajo por parte de las políticas de transferencia: formas de
organización del trabajo implementadas, actividades financiadas, capacitaciones propuestas a las
UP, espacios habilitados para la participación de las UP (como las ferias).

Desde esta propuesta metodológica, en el trabajo de campo se utilizarán técnicas de investigación


como la observación participante, entrevistas abiertas y semi-abiertas junto al análisis de material
secundario.

Fuentes de datos a emplear.

Las fuentes de datos a emplear serán primarias: las notas de campo, entrevistas desgrabadas, y
otras formas de registros emergentes del estar ahí.

Mientras que las fuentes secundarias se conformarán por: documentos de disposición pública o
semipública, los informes oficiales de organismos públicos, estadísticas del ReNaTEP y provinciales,
censos, informes técnicos, investigaciones publicadas, y cualquier material vinculado al objeto de la
investigación.

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Descripción de las actividades a desarrollar para alcanzar los objetivos


generales y particulares.

● Organizar las lecturas para realizar la revisión bibliográfica. Leer y seleccionar las principales
conceptualizaciones del marco teórico.
● Realizar el acercamiento al Costurero y desarrollar las notas de campo.
● Describir, dentro del proyecto, las prácticas cotidianas de los agentes observados en el
costurero.
● Articular la información del trabajo de campo con el marco teórico en la escritura del
proyecto.
● Realizar la escritura de ponencias y avances del proyecto.
● Completar, corregir y presentar los informes solicitados en el plan.
Cronograma de actividades y tareas

Actividades principales (mensuales)


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Revisión bibliográfica

Trabajo de campo
Sistematización del trabajo de campo, articulación con la
bibliografía

Escritura de ponencias

Informe parcial y final

Recursos disponibles.

El lugar desde donde se llevará adelante la investigación, el Centro de Estudios Sociales de la UNNE,
cuenta con todas las condiciones edilicias, de infraestructura, y de interacción necesarias para llevar
adelante el proyecto. Tanto como está garantizado el acceso al trabajo de campo, en la Unidad
Productiva del Costurero Unión y Progreso, a partir de un vínculo ya establecido desde el Proyecto
de Investigación.

Lugar de trabajo, con el aval de la máxima autoridad del mismo.

Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional del Nordeste. Se encuentra ubicado en el


campus de la universidad, en dirección Av. Las Heras 727, Ciudad de Resistencia. La máxima
autoridad del Centro de Estudios Sociales es el Director Pablo Andrés Barbetti quien brindó el aval
para la realización del presente proyecto en las instalaciones del centro.

Probables impactos y aportes de los resultados (científicos, de transferencia,


económico, social, etc.).

El principal resultado al que aporta este plan, es comenzar a comprender el efecto real y situado que
tienen las políticas que buscan reducir las desigualdades, específicamente en el plano laboral. De
esta manera, se puede contribuir al diseño de esquemas de políticas públicas que atiendan a la
heterogeneidad actual del mundo del trabajo, tanto como incorporar las distintas formas de
valorización que afectan los resultados territoriales de las políticas.

En términos teóricos, este plan contribuye al desarrollo de la línea del análisis territorial de las
políticas, desde una metodología cualitativa que incorpora enfoques etnográficos.
Presupuesto y fuentes de financiamiento del Proyecto, que garanticen el
desarrollo del mismo.

El presupuesto para el presente proyecto será proporcionado parcialmente por fondos destinados a
la realización de investigación en el Centro de Estudios Sociales, lugar de trabajo del mismo.
Además, como fuente secundaria se tendrá el aporte de recursos propios de la investigadora a
cargo.

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