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Psychosocial Intervention

ISSN: 1132-0559
pi@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

CASELLAS LÓPEZ, Lorenzo


Redes organizacionales en el ámbito de la intervención social
Psychosocial Intervention, vol. 12, núm. 3, 2003, pp. 269-282
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=179818049002

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Intervención Psicosocial, 2003, Vol. 12 N.° 3- Págs. 269-282

DOSSIER

Redes organizacionales en el ámbito


de la intervención social

Organizational networks in social intervention

Lorenzo CASELLAS LÓPEZ1


Fecha de Recepción: 12-01-04 Fecha de Aceptación: 26-01-04

RESUMEN
El modelo de colaboración en red ofrece a las pequeñas y medianas organizaciones
dedicadas a la intervención social múltiples oportunidades para desarrollar con mayor efi-
cacia y calidad proyectos de fuerte impacto social. Asimismo, les permite enriquecer sus
propias dinámicas internas y hacer frente a la entrada en el sector de grandes empresas
mercantiles, sin renunciar a los principios que las guían.
El presente artículo expone un conjunto de propuestas para el trabajo en red de este tipo
de entidades, a partir de las reflexiones provenientes de otros ámbitos económicos y orga-
nizativos, y de algunas incipientes experiencias de colaboración en red en la Comunidad
de Madrid en este sector.
Las propuestas se articulan alrededor de seis ideas-fuerza y del análisis de las etapas
del desarrollo de una red, de las condiciones que lo favorecen y de los obstáculos que lo
dificultan. Para finalizar se exponen algunos interrogantes que evidencian la necesidad de
adecuar las propuestas formuladas a cada uno de los contextos en los que deseen ser apli-
cadas.

PALABRAS CLAVE
Redes organizacionales, Intervención social, Economía social.

ABSTRACT
The network cooperative model provides small and medium sized social intervention
organizations with multiple opportunities for developing projects with strong social impact
in a more efficient and quality-oriented fashion. It also allows them to enrich their own

1 El autor escribe este artículo como miembro de la cooperativa de iniciativa social Catep Intervención Social, y en

el marco de las actuaciones de fomento de la economía social que este equipo desarrolla con Sembla Intervención Socio-
educativa S. Coop. Mad. Las ideas centrales de este artículo fueron expuestas por el autor en el Encuentro “Creación
de redes de economía social para la intervención socioeducativa”, celebrado en Madrid los días 5 y 6 de abril de 2003.

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Redes organizacionales en el ámbito de la intervención social

internal dynamics and meet the challenge presented by the arrival of great commercial
businesses in this sector, without giving up their guiding principles.
Drawing on reflections gathered from other economic and organizational environments,
and also on cooperative network experiences currently taking their first steps in the
Madrid Autonomous Community, this text presents several proposals for network working
among small and medium sized social intervention organizations.
Proposals are centred around six fundamental ideas, and also on the analysis of a net-
work’s developmental stages, its favouring conditions and the obstacles that prevent such
development. Finally, several questions are considered that show the need to adjust the
suggested proposals to each and every context where they intend to be used.

KEY WORDS
Organizational networks, Social intervention, Social economy.

Los procesos de adelgazamiento de la co. Estas entidades, habitualmente de


administración (Osborn y Gaebler, 1995), pequeño tamaño, se encuentran en clara
la redefinición del estado del bienestar desventaja frente a las grandes empresas
(Esteve, 2000) y el fuerte auge de las que, paulatinamente, están desembar-
ONGs como prestadoras de servicios cando en el sector (Fernández, 2003). En
(Cabra de Luna, 1996) han dado lugar en este escenario, el desarrollo de una cul-
los últimos años a la consolidación de un tura de la colaboración ofrece a las
subsector económico ligado a los proce- pequeñas organizaciones mayores opor-
sos de Intervención Social. tunidades que la aplicación de una lógica
de la competencia.
En este espacio económico conviven
desde grandes corporaciones hasta Entre los múltiples formatos de cola-
pequeñas asociaciones de ámbito local, boración interorganizacional existentes
pasando por todo tipo de organizaciones: quizás el que presenta características
grandes ONGs, sociedades anónimas, más novedosas, y aún pendientes de
fundaciones, asociaciones, cooperativas, explorar en su mayoría, es el de la crea-
sociedades laborales, etc. ción de redes.
Detrás de muchas de estas fórmulas Ya a principios de los años 80 Marylin
podemos encontrar iniciativas de auto- Ferguson apuntaba: “La red es la institu-
empleo, promovidas por profesionales del ción de nuestro tiempo: un sistema
sector que han optado por ejercer su abierto, una estructura disipativa tan
actividad desde el ámbito privado aunque rica y coherente, que se encuentra conti-
con una clara vocación de servicio públi- nuamente en estado de flujo, en un equi-

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librio de reorganización continua, abierta tematización de algunas incipientes


indefinidamente a la transformación. experiencias de colaboración en red en el
Esta forma orgánica de organización sector en la Comunidad de Madrid2.
social es más adaptativa desde el punto
de vista biológico, es más eficaz y más
consciente que las estructuras jerárqui- DEFINICIÓN DE RED
cas de la civilización moderna. La red es ORGANZACIONAL
plástica, flexible. Realmente cada miem-
bro es el centro de la red. Las redes coo- Es costumbre de las ciencias en gene-
peran, no compiten. Tienen auténtico ral —aunque con especial empeño y pre-
arraigo popular: se autogeneran, se auto- cisión de las ciencias matemáticas—
organizan, y a veces se autodestruyen. establecer una definición de aquel con-
Su existencia supone un proceso, se cepto con el que se va a trabajar y, a par-
parece a un viaje, no a una estructura tir de la misma y de los conocimientos
congelada.” (Ferguson, 1989) previamente acumulados en la disciplina
—suponiendo posible la acumulación de
Y en el decenio anterior, el filósofo conocimiento—, deducir de manera lógi-
francés Gilles Deleuze había ensalzado ca cuáles son las características de ese
las ventajas de la expansión rizomática constructo recién definido.
frente al crecimiento arborescente (La-
rrauri y Max, 2000; Correa, 2002). Antes de abordar esta tarea en rela-
ción al concepto de red organizacional
Actualmente, el modelo de colabora- realizaremos dos consideraciones.
ción en red está siendo aplicado por muy
diversos tipos de organizaciones: desde La primera afecta de forma general a
las grandes corporaciones —imitando la pretensión de establecer conceptos con
estrategias de economía informal muchos un significado único. La realidad es ina-
más antiguas— (Castells, 2001), hasta prensible en palabras: por muy precisa
las ONGs aglutinadas en torno al Foro que pretenda ser una definición, nunca
Social Mundial y volcadas en la globaliza- podrá encerrar la diversidad, la riqueza
ción solidaria (González, 2003), pasando con la que la realidad nos regala si la
por las entidades de ámbito local que observamos con cierta amplitud. Es
actúan frente a la exclusión social en un decir, lo que ocurre realmente nunca se
determinado territorio (Bonell y Domín- ajustará a las palabras que utilicemos.
guez, 2004), por las asociaciones (De la Así, la definición que aquí se presenta no
Riva y Moreno, 2002) o por las cooperati- pasa de ser una propuesta teórica que
vas (Cabaleiro, 2000). pretende ser una herramienta de trabajo
y, quizás, guiar posteriores prácticas
El presente artículo pretende realizar basadas en ella.
un recorrido por los principales elemen-
tos que debería tener en cuenta una red La segunda consideración tiene que
de pequeñas y medianas organizaciones ver con la difusa barrera que separa defi-
de economía social dedicadas a la presta- nición y caracterización. No es posible en
ción de servicios de intervención social, el tema que nos ocupa, como en tantos
basándose en reflexiones extraídas de otros, establecer una definición que per-
otros contextos cercanos (fundamental- mita por sí misma reconocer con absolu-
mente del ámbito asociativo) y en la sis- ta precisión qué realidades pueden ser o

2 Algunas de estas experiencias fueron compartidas y analizadas en el ya mencionado encuentro «Creación de

redes de economía social para la intervención socioeducativa» (ver nota 1).

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no denominadas de tal o cual manera. las direcciones posibles: todos los nodos
En este caso, muchas de las llamadas —las organizaciones que participan en la
características de esas redes organizacio- red— se comunican o pueden comuni-
nales podrían incorporarse a la defini- carse entre sí (Romero, 2002). No hay un
ción, resultando ciertamente arbitrario nodo central en el que se vuelca la infor-
qué incluir o no en la misma. mación para después ser distribuida
desde allí —más adelante hablaremos de
A pesar de todo, arriesgaremos una multicentralidad—, ni hay una lógica de
definición —una más— de red organiza- comunicación de arriba a abajo, ni de
cional, afirmando que es un sistema de abajo a arriba, simplemente porque todas
organizaciones y relaciones de intercam- las organizaciones se encuentran en el
bio y cooperación orientado al beneficio mismo nivel —más adelante hablaremos
mutuo, que adquiere una configuración de horizontalidad—. En una red, aunque
flexible tejida en y con esos mismos proce- la comunicación entre algunos nodos
sos de interacción. pueda ser más frecuente —bien sea por
A continuación se desarrolla la carac- opción de las propias organizaciones,
terización de las redes organizacionales, bien por necesidades funcionales—, esto
a partir del análisis de las seis ideas- no configura grupos o unidades estancas
fuerza que aparecen en su definición, y que limitarían las posibilidades de inte-
de las relaciones existentes entre ellas. racción entre organizaciones pertenecien-
Esas seis ideas-fuerza son: relaciones, tes a diferentes grupos.
intercambio, cooperación, beneficio Por otro lado, en una red la comunica-
mutuo, flexiblibilidad y proceso. ción no sólo puede darse en cualquier
dirección sino que, de hecho, se produce
un elevado número de actos comunicati-
CARACTERÍSTICAS DE LAS REDES vos en todas las direcciones. Esa intensi-
ORGANIZACIONALES dad en la comunicación (Jara, 2001) y la
permanente existencia de la misma (Red-
Primera idea-fuerza. Relaciones prodepaz, 2002) son las que permiten
mantener vivo el tejido de la red o, lo que
Las relaciones —de intercambio y de es lo mismo, la propia red.
cooperación, tal y como se apunta en la
definición— que generan una red y que se Cuando hablamos de transparencia
producen en ella están basadas en la nos referimos a que los procesos comuni-
comunicación entre las organizaciones que cativos están abiertos a todas las organi-
participan en la misma. Pero la comunica- zaciones y que en ellos no se oculta infor-
ción en una red3 no se produce de cual- mación relevante para la red. No debe
quier manera sino que responde, al entenderse, sin embargo, que este requi-
menos, a las cinco características siguien- sito de transparencia exige a las organi-
tes: es holodireccional, es permanente o zaciones trenzadas en red rendir cuentas
intensa, es transparente, es ágil y se esta- de cualesquiera contactos o actuaciones
blece mediante diferentes instrumentos. conjuntas que se produzcan exclusiva-
mente entre dos ó más nodos. Es decir,
La expresión comunicación holodirec- las relaciones globales en red pueden y
cional se utiliza para subrayar que en deben coexistir con relaciones que no
una red la comunicación fluye en todas alcanzan al conjunto de la misma. No

3 A partir de aquí se utilizará en algunas ocasiones la expresión “red” para referirse a “red organizacional”, sin

ánimo de pretender extender las reflexiones que aquí se plantean a cualquier tipo de red existente o imaginable.

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obstante, será conveniente que por la red es lo que se intercambia en una red orga-
fluya la información de cualquier actua- nizacional, y más en particular en una
ción de varios de sus nodos que pudiese red de entidades que se dedican a pres-
afectar significativamente a quienes la tar servicios de intervención social.
tejen. Se trataría, por tanto, de poner las Podría afirmarse que tres cosas: conoci-
cartas boca arriba para alimentar la con- miento, medios materiales e influencia.
fianza —imprescindible para el funciona- En general, por tanto, recursos de dife-
miento de la red— de la que se habla rente tipo. Antes de hablar con más deta-
más adelante (Jara, 2001). lle de cada uno de ellos, parece oportuno
realizar dos matizaciones.
Una comunicación ágil sería aquella
en la que los procedimientos y canales de La primera, que cuando hablamos de
comunicación que se establecen no se intercambio no sólo estamos pensando
entienden como un fin en sí mismos, en una lógica del tipo “yo te doy, tú me
sino que están al servicio de que la infor- das”. Aunque esta reciprocidad es funda-
mación y el conocimiento fluyan (De la mental para el equilibrio de las relacio-
Riva y Moreno, 2002). Los procedimien- nes en una red, puede y debe coexistir
tos no pueden convertirse en una rémora con otros modos de relación. Así podre-
que en ocasiones ralentice y en otras lle- mos encontrarnos con relaciones basa-
gue a impedir los intercambios que defi- das en una lógica del tipo “yo pongo a tu
nen la red. Se trata, por tanto, de no disposición” o del tipo “juntos construi-
burocratizar la comunicación, de no for- mos” . Es decir, que en una red los recur-
malizarla en exceso, de no exagerar la sos se intercambian, pero también se
complejidad de las formas de hacer. comparten y se generan.
Por último, una red organizacional uti- La segunda matización es que cual-
liza la mayor diversidad posible de ins- quier intercambio de recursos —sean del
trumentos y canales de comunicación tipo que sean tanto el intercambio como
(Jara, 2001). En este sentido, las nuevas los recursos— se apoya en el reconoci-
tecnologías representan en sí mismas miento de la complementariedad de los
una oportunidad para que la comunica- diferentes nodos de una red y de sus pro-
ción reúna las condiciones ya descritas. piedades (Arévalo). Veremos esto reflejado
Internet, en particular, ofrece muy dife- al analizar los tres tipos de recursos que
rentes alternativas de comunicación: no se intercambian en una red.
sólo el correo electrónico y las páginas
web, sino también los foros, la mensaje- El primero de ellos es el conocimiento.
ría instantánea, poder compartir ficheros Al hablar de conocimiento nos referimos
a través de ftp, etc. En cualquier caso, el no sólo a la mayor o menor erudición
uso de esta nueva tecnología no debe sobre un determinado asunto, sino fun-
hacernos olvidar la validez de otros cana- damentalmente a la experiencia y al
les de comunicación más tradicionales, “saber hacer” de las organizaciones (Mén-
especialmente aquellos que nos permiten dez, 1999). En la medida en que las rela-
también sentir al otro: reuniones, jorna- ciones entre organizaciones contribuyen
das de debate, grupos de trabajo, a aumentar el bagaje de conocimiento de
encuentros informales… las mismas, la red se convierte también
en un espacio de aprendizaje (Forni,
2001) e innovación (Edwards y Tapia,
Segunda idea-fuerza. Intercambio 1995), que revierte en un beneficio
mutuo para aquéllas.
Cabe aquí comenzar planteándose qué Otro tipo de recursos que pueden

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intercambiarse en una red son los de deben estar presididas al menos por dos
carácter material o económico. Para las valores: reciprocidad y confianza (Forni,
entidades pequeñas suele resultar exce- 2001). En una red, se espera que todas
sivamente costoso disponer de recursos las organizaciones tengan la actitud de
como aulas, fondos documentales espe- poner a disposición del resto sus recur-
cializados, equipos de edición multime- sos y también de tomar los que el resto
dia, etc. Una red permite paliar este défi- ofrecen. Lo uno sin lo otro resulta
cit, bien porque quienes disponen de incompleto, y generaría posiblemente
algunos de estos medios los ponen a dis- desequilibrios o diferentes niveles de
posición del resto, bien porque la con- participación: las que dan más, las que
fluencia de recursos económicos permite reciben más. De esta forma, el principio
asumir colectivamente la adquisición de de reciprocidad apunta ya el tipo de
este tipo de bienes. Todo ello redunda en participación que se espera de las enti-
una disminución de costes para las enti- dades en una red: dar y recibir (Servicio
dades que tejen la red. También es posi- Provincial de Enseñanza Privada de
ble aprovechar la mayor capacidad finan- Santa Fe, 1998). En este contexto tam-
ciera de alguna entidad para que otra u poco estaría bien visto quien sólo da y
otras de la red puedan afrontar proyectos no recibe nada; probablemente esta
económicamente más exigentes. actitud aparente ocultaría cierta pose de
autosuficiencia destinada quizás a gene-
Por último, las organizaciones de una rar dependencia en el resto de organiza-
red intercambian, comparten y generan ciones.
influencia (De la Riva y Moreno, 2002), es
decir, contactos, ámbitos de actuación o En cuanto a la confianza, cuando se
posicionamiento estratégico-político (Mar- habla de redes se insiste con frecuencia
tín, 2002). Esto redunda sin duda, en un en la necesidad de que exista la seguri-
fortalecimiento de las organizaciones y, dad de que ninguna de las partes utilice
una vez más, en beneficio mutuo. lo que ocurre en el seno de la red para
actuar de modo oportunista, aprovechan-
do el espacio colectivo con fines exclusi-
Tercera idea-fuerza. Cooperación vamente propios en perjuicio de las
demás (Forni, 2001).
Las relaciones que tejen una red van De nuevo, al hablar de esta tercera
más allá del mero intercambio para idea-fuerza es evidente el beneficio
adquirir la cualidad de cooperativas mutuo que se extrae de participar en un
(Romero, 2002). Cooperación supone, tejido en red.
fundamentalmente, acción conjunta
basada en la complementariedad que se
ha puesto de manifiesto al hablar del Cuarta idea-fuerza. Beneficio mutuo
intercambio. En una red que va madu-
rando —como veremos al hablar de las La lógica del trabajo en red entre orga-
etapas por las que suele atravesar su nizaciones se apoya en el principio “todas
evolución— sus nodos desarrollan accio- ganan” (De la Riva y Moreno, 2002), tal y
nes de forma conjunta, no sólo para su como ha quedado en evidencia en los
beneficio mutuo, sino también para inci- apartados anteriores. El logro de ese
dir con más rotundidad sobre la realidad beneficio mutuo se verá favorecido por
en la que suelen intervenir (De la Riva y tres cuestiones.
Moreno, 2002).
La primera, la orientación a metas
Estas relaciones de cooperación comunes (Ayres, 2002). En una red es

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preciso hacer explícito lo que cada orga- Quinta idea-fuerza. Flexibilidad


nización pretende obtener participando
en el proceso de tejerla. Al menos algu- Llegamos aquí a un concepto central
nas de esas metas deberán ser comparti- en la caracterización de las redes. Más
das, especialmente las de mayor rango allá de aludir a la propia configuración
estratégico. Posteriormente, a la hora de de la red, este calificativo se extiende a
actuar conjuntamente o de compartir, o las relaciones, a las prácticas, a todo el
de generar, no todas las organizaciones funcionamiento de la misma (Edwards y
tendrán que participar en todo, pero en Tapia, 1995).
lo que se refiere a lo estratégico probable-
mente sí. Podemos decir que esa flexibilidad se
manifiesta en otras cinco características
La segunda, la cercanía. Aunque se —que bien podrían aparecer al mismo
asume siempre que las redes son siste- nivel que las seis ideas-fuerza elegidas:
mas de pertenencia libre (Susías, 2002), de hecho así ocurre en el mapa concep-
en los que no se hace excesivo hincapié tual que se aportará a modo de resu-
en las condiciones necesarias para par- men—. Esas cinco características son:
ticipar, y en los que la diversidad — horizontalidad, multicentralidad, autono-
como veremos— se percibe como una mía, corresponsabilidad y, sobre todas
potencialidad y no como una amenaza, ellas, diversidad.
hay que reconocer que la intención de
agruparse alrededor del beneficio La horizontalidad en las relaciones
mutuo, de objetivos comunes, no se pro- entre las organizaciones de la red signifi-
duce si no hay una sintonía inicial, una ca que en ella no existen niveles jerárqui-
sensación de estar en el mismo barco — cos, que todos sus nodos tienen el mismo
lo veremos al hablar de las etapas por valor y la misma importancia (Servicio
las que transitan las redes— (De la Riva Provincial de Enseñanza Privada de
y Moreno, 2002). Negarlo podría supo- Santa Fe, 1998).
ner una exigencia excesiva que castrase La multicentralidad indica que en
desde el principio la operatividad real de cada momento de su existencia la red
la red. podrá adquirir una configuración diferen-
te, estará dinamizada desde diferentes
La tercera, el consenso (Romero, nodos. Cada iniciativa será liderada por
2002). En una red funciona el principio entidades diferentes y podrán coexistir
del “mínimo común múltiplo” (De la Riva en el tiempo diferentes centros aglutina-
y Moreno, 2002). Es decir, prestamos dores —alrededor de diferentes actuacio-
más atención a las coincidencias, a aque- nes y diferentes líderes— (Ayres, 2002).
llo que nos une que a aquello que nos ¿Se puede pedir mayor flexibilidad?
divide. Sin eludir la confrontación enri-
quecedora, se entiende ésta como una La autonomía es una consecuencia
búsqueda de los elementos que comparti- inmediata de la horizontalidad y resulta
mos y que permiten actuar, tejer colecti- fundamental para que el principio de
vamente. multicentralidad se haga operativo. Cada
entidad debe sentirse autónoma para
En cualquier caso es muy importante poner en marcha, para proponer, para
que ese consenso no se dé por desconta- liderar las iniciativas que desee. Y ade-
do, que se haga explícito y que se le dedi- más debe sentirse libre para incorporarse
que el tiempo necesario. Como plantea o no a las iniciativas del resto. Y debe
Oscar Jara (2001): “los consensos bara- sentir que su participación o no en las
tos salen caros”. iniciativas no entra en conflicto con sus

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propios intereses como entidad, ni que lo hace perder identidades (Itriago e Itriago,
que ocurre en la red imponga ningún tipo 1999), las identidades de cada grupo
de criterio a su propio funcionamiento siguen existiendo, pero no se construyen
(Redprodepaz, 2002). por oposición “al otro” sino por afirma-
ción de las propias opciones y peculiari-
La autonomía de las organizaciones dades. La red, por último, no sustituye,
debe ir necesariamente acompañada de ni limita, ni compite con las iniciativas de
corresponsabilidad. Todas las organiza- sus miembros (De la Riva, 2002).
ciones se sienten responsables de que las
cosas funcionen (Arévalo). La marcha
global de la red y las iniciativas concretas Sexta idea-fuerza. Proceso
no dependen de un “aparato central” que
vela por que todo funcione, sino que es La última de las características funda-
“tarea de todas”. La reciprocidad vuelve a mentales de las redes de organizaciones
jugar aquí un papel fundamental. es la importancia que en ellas se otorga a
La última característica que hemos los procesos (Servicio Provincial de Ense-
vinculado al concepto de flexibilidad es la ñanza Privada de Santa Fe, 1998). Hasta
diversidad. Se trata de un concepto abso- tal punto, que se entiende que la propia
lutamente central en el tejido de la red, red aparece y existe en el propio proceso
en el proceso de tejerla. de ser tejida, no como un constructo
estático y permanente (Mires, 1999).
Una red organizacional no sólo reco-
noce la diversidad de quienes la tejen, Reconocer la importancia de los proce-
sino que la recibe como una potenciali- sos significa que se asume que tejer la
dad (De la Riva, 2003). Una red permite red es una cuestión de tiempo, que no es
el disenso (Redprodepaz, 2002), incluso algo que acontece de la noche a la maña-
las alianzas internas y la fragmentación na, y, por supuesto, que no tiene un
(Romero, 2002). Una red no opaca ni momento de culminación definitiva. Sig-

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nifica también que se considera relevante ETAPAS DEL PROCESO DE TEJER


establecer un marco lógico de trabajo UNA RED Y NIVELES DE
(Peña, 2002) que regula las interacciones PARTICIPACIÓN EN LAS REDES
entre los nodos de la red, y que debe ser ORGANIZACIONALES
coherente con el resto de ideas-fuerza de
las que hemos hablado. Aunque el desarrollo de cada red está
atravesado por numerosas variables que
lo afectan, algunos autores han aprecia-
Ideas-fuerza. Mapa de relaciones do ciertas regularidades que les han per-
mitido establecer una secuencia de eta-
A modo de síntesis se presenta aquí pas que de forma general son cubiertas
un mapa de las ideas-fuerza comentadas, en ese desarrollo. A partir de la compara-
en el que aparecen las relaciones entre ción de dos de estas secuencias (Forni,
las mismas (ver Figura 1). 2002; De la Riva y Moreno, 2002) hemos
establecido una propuesta sintética que
En la zona izquierda del gráfico apare- se presenta a continuación.
cen destacadas las ideas de intercambio
y cooperación, que caracterizan las rela- En un primer momento, ocurre que
ciones que se dan en una red y que, a su ciertas organizaciones toman conciencia
vez, se apoyan en la idea de beneficio de la existencia de otras que actúan en
mutuo. su mismo territorio o ámbito, o que com-
parten sensibilidades, principios, formas
En la zona de la derecha ocupa un de hacer, etc. Comienza la que podría lla-
lugar central la idea de flexibilidad que, marse etapa de identificación.
según se ha expuesto, sintetiza otras
cinco características. La primera de ellas, A partir de ahí, estas organizaciones
la horizontalidad, como aspecto clave que —las identificadoras y las identificadas—
sirve de apoyo al resto. La segunda, la dedican tiempo y medios para conocerse
multicentralidad, que se ve favorecida con mayor profundidad, entrando en la
por la horizontalidad. La tercera, la auto- etapa de conocimiento.
nomía que es una consecuencia inmedia-
ta de la horizontalidad y que es funda- En ese proceso de conocimiento
mental para el desarrollo de la multicen- mutuo se pueden descubrir afinidades y
tralidad. Esta autonomía debe ir acom- coincidencias, entrando entonces en la
pañada necesariamente de la cuarta etapa de reconocimiento.
característica, la corresponsabilidad, que
se verá favorecida, a su vez, por la hori- Siguiendo a Mires (1999) podríamos
zontalidad y que favorecerá la multicen- decir que, hasta aquí nos encontraríamos
tralidad. La quinta y última característi- con una red de identificación, puesto que
ca englobada en la idea-fuerza de flexibi- lo que mantiene la relación de las organi-
lidad, la diversidad, surge como corolario zaciones es la sensación de compartir
de las otras cuatro. una cierta identidad. A partir de la
siguiente fase, podría decirse que estaría-
Para completar el gráfico, aparece la mos frente a una red de correspondencia,
complementariedad, que es aportada por ya que comienza a plasmarse en hechos
la diversidad a la cooperación y al inter- la posibilidad de concertar acciones
cambio que se dan en el proceso de tejer comunes en torno a objetivos concretos y
una red. Cooperación e intercambio que puntuales.
tendrán las características que les apor-
ten la multicentralidad y la corresponsa- Primeramente se comienzan a inter-
bilidad propias de esta forma de hacer. cambiar la información y el conocimiento

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de los que se dispone, sin abordar aún Respecto al ámbito interno de las
procesos de actuación conjuntos. Habla- organizaciones, cuanto mayor sea el nivel
remos de etapa de intercambio. de claridad de su misión, de sus objeti-
vos y de sus estrategias, más probable
Después se atravesará una etapa de será que su implicación en la red se ajus-
colaboración, en la que algunas entida- te a los principios básicos que hemos
des comienzan a participar en el desarro- enumerado.
llo de proyectos de otras.
Además, será una condición no ya
Y por último, en la etapa de gestión útil, sino prácticamente imprescindible
asociada, las entidades formulan proyec- que exista coherencia entre las formas de
tos de forma conjunta y de forma conjun- hacer en el seno de una organización y
ta abordan su implementación. los modos de hacer en la red. En la medi-
Sin embargo, esta visión lineal de las da en que esto no sea así y existan con-
etapas de la vida de una red resulta un tradicciones entre ambas realidades, se
tanto contradictoria con la flexibilidad restará potencia a la capacidad de
intrínseca del proceso de “tejer red”. De influencia de la red sobre su entorno y a
hecho, transmite la sensación de que la posibilidad de multiplicar el modelo de
cada una de estas etapas se atravesase trabajo. ¿Cómo sostener un estilo de tra-
una sola vez y de forma simultánea por bajo horizontal en red, por ejemplo,
todos sus nodos. Por el contrario, enten- mientras en el seno de una organización
demos que la diversidad característica de se funciona de una forma jerarquizada y
las redes lleva implícito diferentes ritmos, vertical?
así como una apertura constante a la Una última condición que afecta a la
participación de nuevas organizaciones y vida interna de cada organización de la
a la desaparición temporal o definitiva de red, y a su relación con ésta, es el cono-
otras. cimiento del “mapa de la red”. Sólo en la
Es por esto que, de acuerdo con medida en que cada organización sea
Romero (2002), preferimos ver en estas consciente de quiénes la conforman y
etapas diferentes niveles de participación cuáles son sus peculiaridades, saberes,
en la red que pueden coexistir en el tiem- recursos, potencialidades, etc. se abrirán
po e incluso en una misma entidad si verdaderamente las posibilidades de
atendemos a su implicación en iniciati- entablar relaciones de cooperación en
vas diferentes. iniciativas concretas.
Por lo que se refiere al modo en que la
red se teje, resulta indispensable que la
ALGUNAS CONDICIONES ÚTILES PARA orientación de la red, sus objetivos, sus
EL BUEN TEJER estrategias, sus líneas de actuación, se
establezcan de manera conjunta, con una
A partir de los trabajos de De la Riva y participación activa de cuantos más nodos
Moreno (2002) y de Martín (2002) pode- mejor. La experiencia de apropiación que
mos señalar, al menos, seis condiciones permite este trabajo común permitirá
que, de cumplirse, favorecerán el proceso aumentar la tendencia no ya de las orga-
de tejer una red organizacional. Algunas nizaciones, sino de las personas que las
de estas condiciones se refieren al ámbito integran, a convertir la red en un espacio
interno de cada organización participante real de intercambio y cooperación.
en la red, y otras al modo de tejerse de la
propia red. Precisamente esa cooperación, ese tejer
juntas, será otra de las condiciones que

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favorezcan la buena marcha de la red. Sin do más clásico; o se denomina “red” a


iniciativas compartidas la red limitará sus cualquier organización de segundo grado;
potencialidades reduciéndose a un espa- o “trabajo en red” al mero hecho de utili-
cio de debate con una menor capacidad de zar Internet como herramienta de coordi-
influencia sobre su entorno y con pocas nación o al mero intercambio de informa-
posibilidades de favorecer el fortalecimien- ción entre organizaciones (Itriago e Itria-
to de las entidades que la tejen. go, 1999).
Por último, tanto el establecimiento Un segundo obstáculo que podemos
conjunto de metas, estrategias y líneas encontrar a la hora de pretender trabajar
de actuación, como el desarrollo de en red es obviar la necesaria definición
actuaciones conjuntas se verán facilita- de su ámbito de actuación (Susías,
dos por la utilización de formatos y méto- 2002). Sin duda esto provocará en el
dos de trabajo que inviten realmente a la seno de la misma propuestas no ya diver-
participación. Estas metodologías debe- sas, sino contradictorias, que pueden lle-
rán circular por el tejido de la red, contri- var a resultados de suma cero.
buyendo su propia difusión y la consta-
tación de su eficacia a generar entusias- Como tercer obstáculo podemos
mo entre quienes tejen la red. encontrarnos con una tendencia a buro-
cratizar los procedimientos, a establecer
reglas de actuación y de trabajo excesi-
ALGUNOS OBSTÁCULOS PARA vas en número y en complejidad (De la
EL BUEN TEJER Riva y Moreno, 2002).
En cuarto lugar nos referiremos al
Del análisis de las diferentes formas obstáculo que puede suponer la existen-
de entender las redes organizacionales cia de visiones personalistas (Susías,
pueden deducirse también, a la vez que 2002) que quiebren el principio de con-
las recién expuestas condiciones que fianza en aras de la conquista de un pro-
pueden favorecer su funcionamiento, tagonismo exclusivista; o de gestos de
ciertos obstáculos que podrían entorpe- autosuficiencia (Arévalo) que contradirí-
cerlo. an el principio de reciprocidad que res-
Un primer obstáculo, de carácter con- palda el doble juego de dar y recibir en el
ceptual, puede residir en una concepción tejido de una red.
laxa de lo que es una red. En ocasiones, En quinto lugar, y en el extremo
por ejemplo, se alude a ciertos tipos de opuesto al anterior obstáculo, podríamos
organización en red que parecen entrar encontrarnos con la inexistencia de lide-
en contradicción con algunas de las razgos. La multicentralidad y la autono-
ideas-fuerza que consideramos impres- mía que deben caracterizar a toda red
cindibles en esta horma de hacer. Así, se pueden desembocar en un vacío de pro-
habla de redes “verticales” o “centraliza- puestas, de centros de dinamización, si
das” que quizás no merecerían ser consi- las organizaciones del tejido no asumen
deradas como tales. Si se subordinan los también el principio de corresponsabili-
métodos de trabajo a una siempre desea- dad (Martín, 2002).
ble eficiencia, ¿dónde quedaría entonces
la atención prioritaria a los procesos? Y, por último, uno de los mayores obs-
táculos, que por sí mismo puede cuestio-
También en ocasiones se atribuyen a nar la propia existencia de la red: su falta
las redes peculiaridades que no son de utilidad. Sólo en la medida en que el
exclusivas de ellas, sino, por ejemplo, del beneficio mutuo de quienes tejen la red
trabajo en equipo entendido en un senti-

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Redes organizacionales en el ámbito de la intervención social

se haga evidente será posible la continui- desee? Es más, ¿es pertinente ha-
dad de la misma (Martín, 2002). blar de “pertenencia” a una red?
• ¿En el caso de que deban estable-
ALGUNOS INTERROGANTES cerse esos requisitos quiénes los for-
mulan y cuáles deberían ser éstos:
Para finalizar, aprovecharemos una forma jurídica de las organizaciones,
vez más las reflexiones de De la Riva y ámbito de actuación, tipos de pro-
Moreno (2002) e incorporaremos algunas yectos que desarrollan, territorio en
ideas de Lacasta (2002), para dejar abier- el que actúan, principios éticos que
tos algunos interrogantes que quizás se comparten? ¿Quién acreditaría y
quien haya leído las líneas precedentes supervisaría la pertenencia a la red
ya se haya ido formulando. De forma y cómo se haría?
parecida a lo que ocurría en el apartado • ¿Cómo se mantiene la red? ¿Necesi-
sobre las condiciones, algunos interro- ta de recursos propios o es suficien-
gantes se plantearán en cada organiza- te con los recursos que comparten
ción y otros en la propia red. entre sí quienes la tejen?
Por un lado, es probable que cada • ¿Cuál debe ser su modelo de funcio-
organización se plantee las siguientes namiento, el marco lógico y/o ético
cuestiones: y/o metodológico en el que se pro-
• ¿En qué se beneficiará nuestra ducen las interacciones en la red?
organización por pertenecer a la • ¿Cuál es el nivel mínimo de estructu-
red? ¿Mejorará algunos de nuestros ra que hay que crear para ser fiel a la
puntos débiles? ¿Accederemos a lógica del trabajo en red, y a la vez
nuevos recursos, medios o contac- facilitar su eficaz funcionamiento?
tos?
Evidentemente, la respuesta a estos
• ¿Qué podemos aportar al desarrollo interrogantes no es necesariamente
de la red y de proyectos comunes única ni estable en el tiempo. La intrínse-
dentro de ella? ca flexibilidad de las redes organizaciona-
• ¿Cómo se vera afectada nuestra les permitirá adaptar esas respuestas a
identidad y nuestro propio proceso cada momento vital de las redes y revi-
de desarrollo? ¿Nos veremos “arro- sarlas cuantas veces sea preciso.
llados” por la red? Sirvan para terminar estas palabras
Por otro lado, en el seno de la propia de Oscar Jara (2001) a propósito de los
red aparecerán, con toda probabilidad, comienzos de la Red Alforja: "Nos tuvi-
algunos de los siguientes interrogantes: mos que articular para poder responder
a ese desafío que nos superaba a cada
• ¿El proceso de tejer una red conlle- cual individualmente. Y lo fuimos hacien-
va necesariamente la creación de do intensa, pero lenta y cotidianamente;
una nueva entidad jurídica o debe sin apresurar estructuras organizativas;
limitarse a un compromiso de cola- compartiendo generosamente todo lo que
boración entre sus nodos? cada quién traía en sus alforjas; asu-
miendo tareas y responsabilidades enor-
• ¿Es preciso establecer unos requisi- mes con la convicción que juntos las
tos para pertenecer a la red o ésta podríamos enfrentar airosamente: inven-
debe estar abierta a la participación tamos programas de formación y capaci-
de cualquier organización que lo tación, recorrimos las zonas rurales y

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urbanas, hicimos investigación, recupe- lezas, al punto que, sin darnos cuenta o
ración histórica, producción de material diría, casi sin proponérnoslo, llegamos a
educativo, talleres, seminarios, encuen- tejer la Red Alforja como espacio de
tros... Fuimos entretejiendo complicida- encuentro, trabajo conjunto y proyección
des y haciendo nudos con nuestras forta- estratégica.”

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