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En la biblia encontramos ante la inminente crucifixión de Jesús dos malhechores, hombres blasfemos,
duros de corazón y sin afecto natural.
Jesús no estaba siendo crucificado frente a dos hombres que injustamente fueron a parar a ese lugar
sino, delante de él estaban los hombres más rebeldes y forajidos que este mundo pudieran concebir,
hombres implacables y perversos, hombres que habían tomado la decisión de vivir sin respetar las
leyes de los hombres y mucho menos las leyes de Dios.
Estos dos malhechores al principio de la crucifixión ambos se burlaban del Maestro. Sin embargo, con
el pasar del tiempo el corazón del uno fue quebrantado reconociendo que aquel quien estaba a su lado
no era un hombre más, sino el Hijo de Dios, el Rey de Israel. Que interesante. La perspectiva del
malhechor cambio por completo. Ahora ya no tenía temor a aquellos que podían destruir su cuerpo, su
temor cambio hacia aquel que podía destruir su cuerpo y su alma en el infierno.
¿Qué de nosotros? ¿hay temor de Dios en nuestra vida? Muchos rechazan seguir y obedecer al
maestro por temor a lo que sus padres, su familia o sus compañeros les pudieran hacer. Muchos viven
una vida pecaminosa y secreta y su mayor temor es que alguien los descubra, sin embargo, no se dan
cuenta que los ojos del Señor todo lo ve, son tan claros en el día, así como en la noche más oscura.
Todo hombre debiera de tener temor de Dios, porque no es a un hombre a quien hemos de dar cuenta,
sino al autor de la vida, al creador del universo y al sustentador de todo cuanto existe. Esa es la razón
por la cual muchos no buscan a Dios, no quieren reconocer su maldad, pecado. reconoció que a lo largo
de su vida había vivido una vida en total rebeldía hacia su creador, reconoció su miseria y bancarrota
espiritual, reconoció que no tenía nada que ofrecerle al Señor y se amparó solo en la gracia y la
misericordia de Dios.
2) Hipocresía en la Iglesia.
Es cierto que la iglesia está llena de pecadores. Sin embargo, mientras que todos los hipócritas son
pecadores, no todos los pecadores son hipócritas. La hipocresía es solo uno de muchos pecados. Es
injusto que nuestros críticos digan: “Fulanito es un cristiano, y lo vimos pecando durante la semana;
por lo tanto, es un hipócrita”. Eso no es necesariamente así. Si yo afirmo no hacer algo pecaminoso y
luego usted me ve hacerlo, soy culpable de hipocresía. Pero si usted me ve hacer algo pecaminoso que
nunca dije que no hago, soy un pecador pero no soy un hipócrita. Tenemos que establecer esa clara
distinción. ¿Continuarán los cristianos siendo hipócritas? Desafortunadamente, algunos sí.
Pero en aquellos que humildemente reconocen su pecado ante sí mismos, Dios y el mundo, no hay
lugar para la hipocresía; solo la desesperada necesidad de un salvador.
Sin embargo, habiendo dicho eso en defensa de los cristianos que por su naturaleza caída continúan
pecando incluso después de abrazar al Salvador, todavía exhorto a que todos tengamos cuidado de
evitar el pecado de la hipocresía. Pablo habló de esto cuando dijo: “El nombre de Dios es blasfemado
entre los gentiles por causa de ustedes” (Ro. 2:24).Los incrédulos nos ven predicando sin ponerlo en
práctica, y eso no debería ser así entre nosotros. Otros no quieren someterte a Dios. Ese es el
problema de todos. Son orgullosos. No quieren doblar sus rodillas ante Dios. No quieren ceder a la
gracia gratuita. No desean la salvación. Quieren ganárselo por su cuenta. Quieren amar a su pecado.
Quieren seguir en pecado. No quieren a Dios de acuerdo a Sus términos. Por eso no son cristianos.
3) Muchos no logran entender que como Dios es lento para enojarse, Dios nos da el tiempo para que
comuniquemos su amor y verdad a los que hacen el mal. Tarde o temprano el juicio de Dios
llegara. Dios jamás permitirá que el pecado corra sin frenos para siempre.
1) Algunos Teólogos interpretan “Serán sus días 120 años” como el plazo o el tiempo que Dios le
concedería a la gente de los días de Noé para que abandonaran sus caminos pecaminosos.
2) Hoy día Dios nos sigue demostrando de su gran paciencia.
3) Aprovechemos la oportunidad, basta de vivir a nuestra manera y comenzar a vivir a su manera
¿Cómo lo haremos? La que nos enseña su palabra.
4) 120 años, parecieron muchos, pero llego el plazo a su fin y las aguas del diluvio barrieron la
tierra.
5) Puede ser que tu plazo este acabando. Volvamos a Dios para que perdone nuestros pecados. Acá
no hay manera de alargar el tiempo del reloj de la paciencia de Dios. Es hoy o el juicio vendrá.
a) Dos facetas del carácter de Dios. (Gn 19:24)
1) En la historia de Sodoma y Gomorra observamos su gran paciencia y su gran ira.
2) Su gran paciencia: El perdón a una ciudad malvada con solo diez personas justas.
3) Su gran ira: La destrucción de ambas ciudades.
4) ¿Por qué tarda en llegar el juicio completo y llega la misericordia? Porque, a diferencia de
nosotros, Dios es «lento para la ira». Su ira visita a quienes no sé arrepienten (Ex 34:7), pero
solo después de tomar el camino lento. Mientras tanto, Su misericordia está lista para correr.
1) (1 Ti 1:15-16) Cuando Pablo contó su testimonio a Timoteo, lo enmarcó como una historia de la
paciencia de Dios.
2) Dios salvó a este «blasfemo, perseguidor y agresor» (1 Ti 1:13) para que ningún pecador
humilde y quebrantado piense que ha superado la paciencia de Dios. El Dios y Padre de nuestro Señor
Jesús es paciente con Su pueblo, perfectamente paciente. Tan paciente como el padre del pródigo, que
lo esperaba en la entrada (Lc 15:20).
3) Dios no solo «fue» lento para la ira, sino que «es» lento para la ira (Sal 103:8). Su paciencia, como Su
amor, es eterna (Sal 136). ¿A qué otra cosa podemos atribuir Su bondad permanente, Sus
misericordias cada mañana, Su ayuda presente y Su perdón disponible a través de todas las
fluctuaciones de nuestras almas? Hoy y cada día, «no nos trata según nuestros pecados» (Sal
103:10), sino según Su gran paciencia. En Cristo, tu vida, al igual que la de Pablo, cuenta una historia
de paciencia divina. Dios fue paciente contigo cuando te alejaste de Él, despreciando a Su Hijo,
atesorando el pecado, sin apenas pensar en Él o en Su evangelio. Él es paciente contigo hoy mientras
necesitas diariamente Su perdón. También será paciente contigo mañana, al día siguiente y hasta el día
de Jesucristo, cuando finalmente termine la buena obra que comenzó (Fil 1:6).
CONCLUSION: Dios te llama al arrepentimiento, si Él te llama a poner tus caminos en orden, si su
Palabra te ha reprendido una y otra vez acerca de tus pecados y malas acciones, por favor no te sigas
endureciendo. Está demostrado por su Palabra que la paciencia de Dios tendrá un límite, que tu
rebeldía cada día tensa más la cuerda paciencia de Dios, un día puede cortarse y no habrá ya más
vuelta atrás. Podrás llorar, lamentar tu condición en aquel entonces, pero ya no habrá medicina para ti.
¡Evítate este mal! Y ve humillado a los pies de Cristo en oración hoy. “Si oyereis su voz hoy, no
endurezcáis vuestros corazones”. (Hebreo 4:7)