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INSTITUTO BÍBLICO BEREA

Descentralizado De Las Asambleas De Dios En Guatemala


Retalhuleu.

CURSO: Romanos y Gálatas


GRADO: Tercer Grado.
MAESTRO: Odilio Vásquez

TAREA:
SERMONES BASADOS EN LAS CARTAS A LOS
ROMANOS Y A LOS GÁLATAS.

ALUMNO: Wilson Isaías Villagres

Retalhuleu, Agosto de 2022.


TEMA: LA CONDENACIÓN
(ROMANOS 1.18–32)

INTRODUCCIÓN. La primera sección de la carta a los Romanos, trata del pecado


(1.18–3.20). En estos versículos finales del capítulo 1 Pablo explica cómo los
gentiles penetraron en las terribles tinieblas que los rodean y cómo la ira de Dios se
ha revelado en su contra. Nótese los pasos decadentes en la historia de los gentiles.

I. CONOCIERON A DIOS (VV. 18–20).


a) Dios les había dado una revelación doble de sí mismo: «les es» (conciencia) y
«se lo» (creación), v. 19.
b) El hombre no empezó con ignorancia y gradualmente creció hasta la
inteligencia; empezó con una brillante revelación del poder y sabiduría de
Dios y le dio las espaldas.
c) Dios se reveló desde el mismo momento de la creación, de modo que los que
nunca han oído el evangelio de todas maneras no tienen excusa. (En el cap. 2
se analizará cómo Dios juzga a tales personas.)

II. NO LE GLORIFICARON COMO A DIOS (VV. 21–23).


a) Los pensamientos vanos y el razonamiento necio hicieron que los hombres se
alejaran de la verdad y se volvieran a las mentiras.
b) Vemos la indiferencia conduciendo a la ingratitud, resultando en ignorancia.
c) La gente de hoy se postra ante los filósofos griegos y romanos, y honra más
su palabra que la Palabra de Dios; pero Pablo llama a todas estas filosofías
«imaginación de hombres» y «tiempos de ignorancia» (Hch 17.30).
d) El próximo paso fue la idolatría, honrando a la criatura (incluyendo al
hombre) antes que al Creador.

III. CAMBIARON LA VERDAD DE DIOS (VV. 24–25).


a) Estas palabras cambiaron indica precisamente eso. ¡Reemplazaron la verdad
de Dios con la mentira de Satanás! ¿Qué es la mentira de Satanás? Adorar a
la criatura y no al Creador; adorar al hombre en lugar de adorar a Dios;
adorar las cosas antes que a Cristo.
b) Satanás tentó a Cristo para que hiciera esto (Mt 4.8–11). Nótese que en
Romanos 1.18 los gentiles «detienen con injusticia la verdad» y ahora
«cambiaron la verdad» por una mentira.
c) Cuando se cree y obedece la verdad, ella nos hace libres (Jn 8.31–32); cuando
se rechaza y desobedece la verdad, nos hace esclavos.

IV. RECHAZARON EL CONOCIMIENTO DE DIOS (VV. 26–32).


a) Estas personas comenzaron con un claro conocimiento de Dios (vv. 19, 21) y
su juicio en contra del pecado (v. 32); pero ahora llegaron al más bajo nivel
de su caída: ¡ni siquiera querían el conocimiento de Dios! «Dijo el necio en
su corazón: No hay Dios» (Sal 14.1).
b) Es triste ver los trágicos resultados de esta decadencia. Los evolucionistas
quieren hacernos creer que los seres humanos hemos «evolucionado» desde
formas primitivas, ignorantes y como bestias, a la criatura maravillosa que
somos hoy.

CONCLUSIÓN: Pablo dice precisamente lo opuesto: el hombre empezó como la


más superior de las criaturas de Dios, pero ¡él mismo se hizo bestia! Nótese los tres
juicios de Dios:
• Dios los entregó a la inmundicia e idolatría, vv. 24–25.
• Dios los entregó a pasiones vergonzosas, vv. 26–27.
• Dios los entregó a una mente reprobada, vv. 28.
¡Dios los abandonó! Esta es la revelación de la ira de Dios (v. 18).
TEMA: LOS JUICIOS DE DIOS.
ROMANOS 2:1-29.

INTRODUCCIÓN: Mientras el judío leía la acusación de Pablo a los «gentiles»


en el primer capítulo, debe haber sonreído y dicho: «¡Se lo merecen!» su actitud
sería la del fariseo de Lucas 18.9–14: «Te doy gracias que no soy como los otros
hombres». Pero Pablo le devuelve al judío el mismo juicio que este hacía con el
gentil: «Tú haces lo mismo que hacen los gentiles, ¡de modo que eres igualmente
culpable!»

I. EL JUICIO ES DE ACUERDO A LA VERDAD DE DIOS (ROMANOS 2.1–5)


a) El juicio divino de los hombres no es conforme a rumores, chismes, nuestras
opiniones, ni a la evaluación humana; es «según verdad» (v. 2).
b) El judío podía haber argumentado: «¡De seguro que Dios no nos va a juzgar
con la misma verdad que aplica a los gentiles! Porque, ¡vea cuán bueno ha
sido Dios con Israel!» Pero ignoraban el propósito que Dios tenía en mente.
c) ¿No ha oído usted a los pecadores perdidos de hoy decir: «Estoy seguro de
que Dios no me va a mandar al infierno? ¿Porque Él ha hecho tantas cosas
buenas para mí»? Ni siquiera se dan cuenta de que la bondad de Dios es la
preparación para su gracia; y en lugar de humillarse, endurecen sus corazones
y cometen más pecados, pensando que Dios los ama demasiado como para
condenarlos.

II. EL JUICIO ES DE ACUERDO A LAS OBRAS DE LA PERSONA (2.6–16)


a) Los judíos pensaban que tenían la más alta «posición» entre el pueblo de
Dios, sin darse cuenta que una cosa es ser un oidor de la ley y otra muy
distinta un hacedor (v. 13).
b) Tenga presente que estos versículos no nos dicen cómo ser salvos. Describen
cómo juzga Dios a la humanidad de acuerdo a las obras que haya hecho. Los
versículos 7–8 no hablan respecto a las acciones ocasionales de una persona,
sino al propósito total y dirección general de su vida. La gente no alcanza la
vida eterna por buscarla pacientemente; pero si la buscan toda su vida, la
hallarán en Cristo.
c) Los judíos oían la ley, pero rehusaban hacerla, y por eso serán juzgados con
más severidad. Lo mismo ocurrirá con los pecadores de hoy que oyen la
Palabra de Dios, pero no quieren hacerle caso.

III. EL JUICIO ES DE CUERDO AL EVANGELIO DE CRISTO (2.17–29)


a) Ya Pablo ha mencionado dos veces el «día del juicio» (vv. 5, 16). Ahora
afirma que este juicio será del corazón, cuando Dios revelará todos los
secretos. Cristo será el Juez y la cuestión va a ser: «¿Qué hiciste con el
evangelio de Cristo?»
b) Los judíos se consideraban como los exclusivos favoritos de Dios; pero lo
que no lograron ver fue que estos privilegios les obligaban a vivir en
santidad. Desobedecían la misma ley que predicaban a los gentiles.
c) El evangelio de Cristo exige un cambio interno: «Es necesario nacer de
nuevo» (Jn 3.7). No es la obediencia a un sistema religioso lo que le permite
a uno pasar la prueba cuando Cristo juzga los secretos de los corazones de los
hombres, sino el evangelio de Cristo que es poder de Dios para salvación,
tanto para el judío como para el gentil (Ro 1.16). Si una persona nunca ha
creído en el evangelio y recibido a Cristo, ya está condenada. Los judíos, con
toda su religión y legalismo estaban (y están) igualmente bajo pecado como
los gentiles, y mucho más debido a que se les concedió mayores privilegios y
oportunidades de conocer la verdad.

CONCLUSIÓN: ¿Cuántos van camino al infierno porque piensan que Dios les va a
juzgar según su opinión, status o religión? Dios no juzga de acuerdo a estos
principios, sino según la verdad, de acuerdo a nuestras obras y de acuerdo al
evangelio de Cristo. De este modo, en el capítulo 1 Pablo prueba que los gentiles no
tienen excusa, y aquí en el capítulo 2, que los judíos no tienen excusa. En el capítulo
3 demostrará que el mundo entero está bajo pecado y condenación, necesitando con
desesperación la gracia de Dios.
TEMA: LAS BUENAS NUEVAS: JUSTIFICACIÓN POR FE
(ROMANOS. 3.21–31)

INTRODUCCIÓN: Pablo introduce varios términos importantes:


Justificados: declarados justos a los ojos de dios por medio de los méritos de cristo,
seguros en nuestra posición en cristo ante el trono de dios. Justificación es la
justicia de Dios imputada, puesta en nuestra cuenta. Santificación es la justicia
impartida, o vivida en nuestras vidas diarias.

I. APARTE DE LA LEY (V. 21).


a) El versículo 21 se puede parafrasear: «Pero ahora, en esta edad de gracia, una
justicia (una nueva clase de justicia) se ha revelado, pero no una que depende
de la ley».
b) La gente hoy quiere justicia por la ley y por obras, pero Pablo ya ha probado
que la ley condena y nunca puede salvar. Esta gracia-justicia fue, sin
embargo, vista en el AT. Abraham, por ejemplo, fue declarado justo debido a
su fe (Gn 15.6).
c) Habacuc 2.4 dice: «El justo por su fe vivirá». Léase Romanos 9.30–33 y vea
por qué Israel fracasó en esta justicia por fe.

II. DISPONIBLE POR MEDIO DE CRISTO (VV. 22–26).


a) Redención: liberación del pecado y sus castigos, mediante el pago de un
precio. El precio fue la sangre de Cristo en la cruz.
b) Propiciación: el sacrificio de Cristo satisfizo la santa ley de Dios, lo cual
hizo posible que perdonara a los pecadores y seguir siendo justo en sí mismo.
La justicia de Dios quedó satisfecha; ahora puede mirar con bondad y gracia
a un mundo perdido.
c) «¡Justificados gratuitamente por su gracia!» (v. 24). ¡Qué emocionante
declaración! No por obras, buenas intenciones, regalos u oraciones, sino
gratuitamente por su gracia sola. Es en esta carta que Pablo explica cómo
Dios puede ser a la vez «el justo, y el que justifica» (v. 26), y la respuesta es
la cruz. Cuando Jesús murió, llevó nuestros pecados en su propio cuerpo (1 P
2.24) y pagó así el precio que exigía la ley de Dios. ¡Pero resucitó! De este
modo, ¡vive y puede salvar a todo el que cree!

III. ACEPTADOS POR FE (VV. 27–31)


a) «¡Esta es la conclusión de todo el asunto!» El judío no tiene nada de qué
jactarse, debido a que todos los pecadores son justificados por fe y no por las
obras de la ley.
b) Si la justificación es por la ley, Dios es un Dios de los judíos solamente,
porque Israel era el único que tenía la ley. Pero Dios es también el Dios de
los gentiles.
c) Por consiguiente, tanto judíos como gentiles se salvan de la misma manera:
por fe. Y este simple medio de salvación no anula la ley, porque la ley exigía
la muerte por el pecado y Cristo murió por nuestros pecados. De este modo,
el evangelio establece la ley. La ley de Dios revela mi necesidad de gracia y
la gracia de Dios me permite obedecer la ley.

CONCLUSIÓN: Este estudio explica cómo Dios justifica (declara justo) a los
impíos mediante la muerte y la resurrección de Jesucristo. «Salvación» es un
término amplio e incluye todo lo que Dios hace por el creyente en Cristo:
«justificación» es un término legal que describe nuestra perfecta posición ante Dios
en la justicia de Cristo. En este capítulo Pablo usa el ejemplo de Abraham para
ilustrar tres grandes hechos respecto a la justificación por fe.
TEMA: LEY, GRACIA, FE.
Gálatas 3:6-14

INTRODUCCIÓN. Estas tres, más la mayor de ellas es la «gracia». La ley nos muestra
nuestra necesidad. La gracia revela la provisión de Dios para suplir esta necesidad. La fe es
la aplicación personal de esta provisión para suplir esta necesidad.

1. POR LA LEY HAY CONDENACIÓN.

a. EXIGE UNA OBEDIENCIA PERFECTA. «Maldito todo aquel que no permanezca


en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas» (v. 10). «El que ofende en
un punto es culpable de todo.» No podéis quebrantar un eslabón sin romper toda la cadena.

b. NO PUEDE JUSTIFICAR UNA TRANSGRESIÓN. «Por la ley ninguno se justifica


para con Dios» (v. 11). Suele ser fácil para nosotros justificarnos a nuestros propios ojos,
pero es con Dios con quien tenemos que ver. Éste fue el engaño de los fariseos (Lc. 6:15).

c. CONFIAR EN LAS OBRAS DE LA LEY ES ESTAR BAJO LA MALDICIÓN (v.


10). Ésta es la sentencia agostadora contra todos los que esperan alcanzar la vida eterna
tratando de obedecer las justas demandas de la ley. «Todo lo que la ley dice, lo dice para
los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre» (Ro. 3:19). La ley quería
encerrarnos para que miráramos a Cristo.

2. POR LA GRACIA HAY SALVACIÓN. «LA GRACIA VINO POR JESUCRISTO»


(JN. 1:17).

a. «CRISTO NOS REDIMIÓ DE LA MALDICIÓN DE LA LEY» (v. 13). Jesucristo


nos ha comprado con su misma Sangre. Ahora le pertenecemos y no estamos bajo la ley.
Así que quedamos liberados de su maldición. Uno es vuestro Maestro ahora, el Cristo.

b. «HABIÉNDOSE HECHO MALDICIÓN POR NOSOTROS.» «Nacido bajo la ley,


para que redimiese a los que estaban bajo la ley» (Gá. 4:4, 5). Él se sometió bajo la ley,
para poder entrar en contacto con los que estaban bajo la maldición.

Él no podía ser hecho maldición por nosotros haciéndose desobediente a la ley. Dijo: «No
he venido a destruir la ley, sino a cumplirla» (Mt. 5:17).

De su voluntad tomó el lugar y la maldición de los que estaban bajo la ley, llevando su pena
al colgar de un madero (v. 13). Él murió por nosotros, el Justo por los injustos, para
llevarnos a Dios.

c. CRISTO NOS REDIMIÓ «para que… recibiésemos la promesa del Espíritu» (v. 14).
Es una gran bendición para nosotros ser liberados de la maldición y del dominio de la ley.
Es también un gran honor para Cristo que seamos poseídos por su Espíritu y hechos
testigos de Él. ¿No es éste el propósito final de nuestra redención? Salvados para servir.

Él nos ha redimido para que recibiéramos la promesa del Espíritu. El Espíritu Santo es
prometido a cada creyente en Jesús, y una promesa es para la fe. «¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis?» (Hch. 19:2).

3. POR LA FE HAY JUSTIFICACIÓN. «EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ» (V. 11).

a. ABRAHAM FUE JUSTIFICADO POR LA FE porque creyó en la promesa (v. 6).


Esto fue 430 años de ser promulgada la ley.

b. LA PROMESA DE LA VIDA ETERNA, DADA A NOSOTROS EN CRISTO, que


la Escritura previó antes de Abraham (v. 8) es una revelación infinitamente mayor de Dios
que la ley dada por Moisés. La ley no ofrece promesa alguna, sino un mandamiento con una
pena por desobedecer. Al no tener promesa, no puede ser por fe.

c. EL EVANGELIO ES UNA PROMESA GLORIOSAMENTE HONROSA DE


DIOS, y por ello el llamamiento es a la fe. «Todos los que creen son justificados de todas
las cosas». «El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá
a condenación» (Jn. 5:24).

CONCLUSIÓN: Al ser el Evangelio ofrecido en promesa, entonces la salvación no puede


ser por obras. ¿Dónde está pues la jactancia? Queda excluida. ¿Por qué ley? ¿Por la de las
obras? No, sino por la ley de la fe (Ro. 3:27).

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