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BESORAH

NOTICIAS SEMANALES DE BESH MARACAIBO No. 685


Bajo la cobertura internacional de la UJMC
Bajo la cobertura nacional de BESH Caracas
Editor de la Besorah Rabbí Dr. Williams Pitter
www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
www.youtube.com/ToraInternacional
wpitter@gmail.com

Hora 10 am: Tefilá del Shajarit del Shabbat: A ser definida


Hora 11:30 am: Parashá Bo: Juan Fuentes y Kristell de Fuentes (Bogotá, Colombia)
Hora 12:30 pm: Derashá: Roé A. Pérez (Maracaibo, Venezuela)

Contenido
CARTELERA BESH
SEDER DE SHABBAT
LA PERLA DE LA PARASHÁ BO

LA NOCHE DEL DOMINGO 16 DE ENERO SERÁ LA FIESTA DE TU BISHBAT

Shabbat 08 Enero del 2022


Shabbat 06 de Shvat del año 5782 de la creación
y casi 2000 años de la era mesiánica
Maracaibo, Zulia
CARTELERA BESH

Pensamiento de la semana: “Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos
contaron, no las ocultaremos a nuestros hijos” (Tehilim 78:3,4).

CONSEJERÍA. El Roé A. Pérez y la Dra. I. Cáceres son los consejeros de nuestra kehilá, y el
Moré José Morales es el consejero de los jóvenes.
Para transferencias de diezmos: Cuenta Corriente BOD 0116 0107 38 0027123243, a
nombre de la titular Ingrid Campos, C.I 19936754, Correo: kristell_204@hotmail.com
Para transferencias de ofrendas y tzedaká:
Cuenta Corriente Bancaribe 0114 0171 6817 1003 2170, titular María García, C.I.
7.625.049. Y el Correo es : maria.garcia77@hotmail.com.

ALMUERZO COMUNITARIO, MÚSICA Y EXPERIENCIAS. Este shabbat 08 de enero están


todos invitados a un almuerzo comunitario, cada persona o familia traerá sus respectivos
almuerzos. Luego, tendremos la oración de la tarde, los músicos tendrán una tanda de
buena música, y los amados que vinieron de Bogotá compartirán sus experiencias, en
particular, la de haber participado y ganado en un festival de música organizado por una
institución de Israel.

SEDER DEL SHABBAT

1. Tefilah del Shajarit Shabbat: Jean-Carlos, Juan, Fernando, Claudio,


Edwuard, Kristell, Kimberly, Venezia y Claudia.
2. Lectura de la Torah y de los profetas
Torá, 15 Bo (Ven), Shemot 10:1 al 13:16
Primera aliyá: Shemot 10:1-11
Segunda aliyá: Shemot 10:12-23
Tercera aliyá: Shemot 10:24-29
 Haftará: Tehilim 78:40-51
 Brit Hadasha: Hebreos 11:24-28

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SEFER SHEMOT
PARASHÁ BO (Ex 10:1-13:16)
LAS TRES ÚLTIMAS PLAGAS Y EL FALSO ARREPENTIMIENTO DEL FARAÓN
El anti-semitismo de los líderes mundiales y la ruina de las naciones
Rabbí Dr. Williams Pitter

En la parashá anterior estudiamos como el Eterno guió a Moshé y Aharón para


desplegar por medio de ellos siete plagas portentosas. Estas señales y maravillas,
que perjudicaban a los egipcios y pero que no caían sobre los hebreos refugiados
en Goshen, tenían la intención de convencer a unos y a otros que el Di_s de los
hebreos era el Di_s verdadero. En la parashá Bo veremos el despliegue de las tres
últimas plagas: langostas, tinieblas y la muerte de los primogénitos; y finalmente,
con esta última plaga, la necia terquedad del faraón llega a su fin y deja ir al pueblo
del Eterno.

Debemos hacer notar que las ejecuciones de los juicios del Eterno siempre
estuvieron acompañadas de misericordia.

En primer lugar, porque antes de arrojar una plaga, Moshé advertía al faraón lo
que iba pasar; esta era una oportunidad que Hashem brindaba al faraón para que
dejara ir a Israel, y todas las despreció. Según el Midrash, por medio de este
proceder Moshé le estaba enseñando el camino al arrepentimiento al faraón
(Shemot Rabbá 12:1).

En segundo lugar, el Midrash nos señala la misericordia del Eterno hacia el


malvado y los animales, pues por medio de Moshé le dice al faraón que viene una
tormenta de granizo y le aconseja que ponga a resguardo al ganado y a toda bestia
del campo y también a todo egipcio y esclavo suyo para que no perezcan (Shemot
9:19) (Shemot Rabbá 12:2). El ganado y los siervos egipcios no tenían que morir por
la necedad de su gobernante. Y dice la Torá que todo aquel egipcio que “tuvo
miedo de la palabra del Eterno, de los siervos del faraón, introdujo sus siervos y
ganado en su casa” (9:20); pero los incrédulos de los egipcios, no se preocuparon ni
por su ganado ni por sus siervos, los dejaron a merced de la plaga del granizo
(9:21).

Ahora bien, la plaga del granizo ha destruido toda hierba y casi todo sembradío en
los campos egipcios (9:31,32). Y en este contexto de desolación, nuevamente
aparece Moshé ante faraón para anunciar que el Eterno arrojará una nueva plaga:
la plaga de las langostas (10:1-6). Pero ante esta advertencia, por primera vez el
faraón no promete que va a dejar ir a los hebreos ni pide perdón como las veces
anteriores. El faraón se encuentra aprisionado por su impotencia y la de sus
hechiceros, y de seguro, también lo consume un enorme odio hacia Moshé y hacia
el Di_s de los hebreos, ya que lo están dejando mal parado como “el dios de los
egipcios”.
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Al salir Moshé, y observar los consejeros el silencio del faraón, ellos le dicen:
“¿Hasta cuándo será éste para nosotros un tropiezo? Envía a los hombres, para que
sirvan al Eterno, su Dios. ¿Acaso no sabes que está perdido Egipto?” (10:7). Ante
las evidencias de poder del Eterno y por las apremiantes circunstancias, los
consejeros del faraón dejaron el necio orgullo y se impuso la sensatez, y dieron un
sabio consejo al faraón y le instaron con mucho respeto a reconocer que la nación
estaba hecha un desastre.

El Midrash Shemot Rabbá 12:4 nos enseña que en la experiencia de estos hombres
se cumplió lo que dice el profeta Isaías: “Cuando Tus juicios (mihspat) están sobre
la tierra, los habitantes del mundo entienden justicia (tzedek)” (26:9). Con
frecuencia el Eterno tiene que someter a duras pruebas de pestes, inundaciones,
terremotos, etc. a las ciudades del mundo y a los hombres y mujeres particulares
para estremecer sus conciencias y conducirlos al arrepentimiento.

Esa es la intención del Eterno cuando Él permite que ocurran terremotos, pestes y
toda clase de catástrofes. El ejemplo de Nínive es un ejemplo de la ciudad que
evitó un desastre, hicieron caso a la advertencia del Eterno. La parábola del hijo
pródigo que regresa arrepentido a su padre es el ejemplo paradigmático de lo que
el Eterno se propone alcanzar cuando los hombres se extravían en el pecado. Todo
viene del cielo y todo es para bien, si la persona se arrepiente.

Bueno, al parecer, el faraón entra en razón, manda a llamar a Moshé y Aharón y les
dice que se pueden ir (10:8), pero hace una pregunta necia: “¿Quiénes van?”
(10:8). Y Moshé le responde que se van todos los hebreos con sus ganados (10:9).
Ahora el faraón saca una nueva excusa, “sus niños no van, que se vayan solo los
hombres”; Moshé guarda silencio porque no va negociar la salida de Egipto a
expensas de los niños, y entonces el faraón los echa de su presencia (10:10,11).

El corazón del faraón está endurecido, su orgullo lo ha cegado, y ha llegado a un


punto de que ya no es posible el arrepentimiento, cruzó la frontera. Entonces el
Eterno, arroja sobre Egipto la plaga de las langostas, arrasando toda hierba verde y
sembradío (10:12-15). El Midrash nos da acá una lección: “Cuando el Eterno
amonesta a un hombre una, dos y hasta tres veces, y él no se arrepiente,
entonces el Eterno cierra su corazón al arrepentimiento, entonces el Eterno
ejecuta juicio a causa de sus pecados. Así pasó con el malvado faraón” (Shemot
Rabbá 12:3). Y así, tristemente, pasó con los últimos reyes de Israel, quienes
despreciaron y se burlaron de Sus profetas, por lo cual el Eterno trajo contra ellos
el rey de los caldeos y destruyó a Jerusalén (2 Cr 36:15-20).

El faraón no sólo está endurecido, ahora llega un nivel que ya no tiene vergüenza,
pues está asustado por el desastre y manda a llamar otra vez Moshé y Aharón, pide
perdón, pide que retiren las langostas, y promete por enésima vez dejar ir a los

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hijos de Israel (10:16,17). Muy bien, Moshé accede por enésima vez, retira las
langostas, pero el faraón no deja salir esta vez al pueblo hebreo (10:18-20). Luego,
el Eterno envía la plaga de las tinieblas que aterrorizó a todo el mundo, y el faraón,
otra vez manda a llamar a Moshé y Aharón y esta vez les dice que ahora sí pueden
llevar a los niños (10:24), pero luego se retracta y tampoco deja ir a los hijos de
Israel, y por segunda vez vuelve a echar a Moshé de su presencia (10:25-29).

El faraón es un ejemplo vivo de hombres que se arrepienten, no por sus faltas, sino
por las consecuencias; y como este arrepentimiento no es genuino, sino
interesado, regresan a sus impíos caminos al cesar las circunstancias adversas que
los atemorizaban.

Y ahora viene, como se dice, la estocada final. Moshé anuncia al faraón la muerte
de todo primogénito de hombre y de bestia; y en esta ocasión no espera que
espera que lo voten, la Torá dice que Moshé salió airado cuando el faraón hizo caso
omiso de la última amenaza (11:1-10). Tal vez Moshé estaba indignado por cuanto
el faraón se mostraba insensible ante el hecho de perder a su hijo primogénito. La
soberbia y la maldad de este hombre eran tan grandes que fue incapaz de
humillarse por salvar la vida de su hijo.

Y como ya sabemos, ocurrió lo que se pudo haber evitado, “…a la medianoche…el


Eterno mató a todo primogénito de Egipto”, incluyendo al hijo del faraón (12:29). Y
a esa hora de la noche, consternado ante el cadáver de su hijo y heredero, el
faraón por fin deja ir libre a los hijos de Israel, con sus niños y ganados (12:30-32); y
al parecer se muestra tan arrepentido por la muerte de su hijo que confiesa y pide
algo sorprendente: “Y me bendecirán también a mi” (12:32).

No hay que creerle; pues como está escrito en la próxima parashá, el faraón hace
un esfuerzo final por retener al pueblo hebreo. Debemos tener cuidado con esta
clase de hombres, son capaces de llorar, pedir perdón y bendiciones como Esaú,
pero no están arrepentidos por lo que hicieron; simplemente están dolidos por lo
que perdieron y acuden al chantaje emocional para engañar a fin de recuperar
favores y privilegios.

Fijemos ahora nuestra atención en los idólatras egipcios que sobrevivieron a las
plagas. La Torá nos dice que, ellos habían sido aterrorizados por las plagas,
especialmente por las dos últimas, la de la oscuridad y la de la muerte de los
primogénitos, porque habían muertos por todas partes; y también ellos mismos le
pidieron a los hebreos que se fueran de una vez (12:33).

Pero antes de partir, ocurrió algo sorprendente, la Torá nos dice que “el Eterno
puso la simpatía del pueblo a los ojos de los egipcios” (12:35); al punto que los
hijos de Israel les pedían vestidos, utensilios y joyas de oro y plata y los egipcios se

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los concedían de buena gana (12:34,35). Este es el fruto del estremecimiento de
conciencia por causa de las últimas plagas, estos egipcios no se arrepintieron como
hubiese querido el Eterno y aun llevarlos a la tierra prometida, pero a causa de Sus
juicios aprendieron por lo menos, en ese momento, a hacer justicia (Isaías 26:9).

La parashá Bo termina con el relato de la partida de los benei Israel de Egipto. Y los
jajamim nos traen un perla preciosa cuando comenta sobre estos eventos. Ellos
enseñan que la llegada de los hebreos fue como su partida (Midrash Shemot Rabbá
15:10). Es decir, los egipcios tuvieron mucha alegría al recibir a los hebreos cuando
todo el clan de Yaacob bajó a Egipto, porque ellos prosperaron por el talento de los
judíos, pero también experimentaron alegría cuando se marcharon, porque los
vieron como la causa de sus desgracias. Y con respecto a esto último el Midrash
cita el Tehilim 105:38: “Egipto se alegró de que salieran, porque su terror había
caído sobre ellos”. El único que no se alegró fue el faraón, el primer líder mundial
antisemita.

Hoy día, casi nadie quiere a los judíos en ninguna parte. Y como los egipcios,
estarían muy felices si nos fuéramos de los países en donde estamos exiliados. Pero
al despedir a los judíos, de Egipto, así como lo hicieron en varios países de Europa
en el pasado y, en el tiempo presente, Venezuela y Francia desde hace pocos años
atrás. Cuando los judíos son forzados a salir de alguna nación, se llevan sus
riquezas: la Torá y a sus hijos; y sus talentos para generar riquezas, por esta causa,
esos pueblos no vuelven a levantar cabeza. Miren el mapa del mundo.

Para finalizar, note que en todas las plagas encontramos un hecho interesante, que
Moshé venía al encuentro de faraón cada mañana y le advertía el tipo de plaga que
iba a venir, pero esa plaga caería al otro día, es decir, “mañana”. Así, por ejemplo,
lo vemos en la plaga del granizo: “mañana a estas horas yo haré llover granizo”
(9:18), igual con la plaga de las langostas (10:4). ¿Por qué el Eterno siempre deja
“para mañana” la reprensión de las plagas? Esta manera de actuar del Eterno de
postergar para el otro día Su juicio es una muestra de su misericordia, a fin de darle
la oportunidad al hombre de reflexionar sobre sus acciones e invitarlo al
arrepentimiento.

Y de esto mismo habla Pedro cuando enseña que la aparente tardanza del Mesías
se debe al simple hecho de que no desea extender los juicios de Su segunda venida
sobre los pecadores, prefiere primero extenderle Su gracia para que procedan al
arrepentimiento (2 P 3:9). Esta venida esperamos que ocurra pronto y en nuestros
días y digan: Amén!

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