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Es muy importante recordar que el libro de Números es de gran importancia para el día
de hoy, cuando se prepara el segundo y gran éxodo del pueblo de Dios rumbo a la
tierra prometida. El pueblo de Israel salio de Egipto y se encuentra en el desierto
camino de la tierra que YHVH prometió a Abraham, Isaac y Jacob y sus descendientes.
Pero muchas circunstancias de este pueblo demoraron o dificultaron la entrada,
constituyéndose estos hechos en lecciones que debemos aprender para este tiempo,
cuando YHVH esta llamando su pueblo de los cuatro puntos de la tierra, para salir
primero de Egipto (el mundo, el pecado), regresar a los estatutos y mandamientos que
YHVH ordenó: LA Torah (tal como ocurrió en el Sinai) , entrar en el “desierto” (La
persecución final) y entrar finalmente en la tierra prometida (la Nueva Jerusalén).
Por que comienza la porción con la genealogía de estos hombres? Lo primero que
notamos es que Core es un levita, y Datan y Abiram eran de la tribu de Rubén. Que
tenían en común? Miremos la vida de Core: Como Moisés y Aarón era de la tribu de
Leví, en su tercera generación. Moisés y Aarón eran hijos de Amran , el primogénito de
Coat, el hijo de Leví, y Core era hijo mayor de Izhar, el segundo hijo de Coat. Por lo
tanto, se sentía con derecho a ser nombrado príncipe de los Coatitas, ya que Moisés
era el dirigente del pueblo y Aarón el Sumo sacerdote. Pero como leímos en Números
3: 30 su primo, Elizafan había sido nombrado para este cargo. Números 3: 30 “y el
jefe del linaje de las familias de Coat, Elizafán hijo de Uriel”.
Pero que pasaba con Datam y Abiram? Eran descendientes de la tribu de Rubén, quien
por ser el primogénito de Jacob tenía el derecho de preeminencia y doble porción de la
herencia. Pero Rubén pecó contra su Padre y perdió su primogenitura que fue
entregada a José. (Génesis 49: 3). Así que estos dos hombres tenían en su corazón el
dolor de no ser dirigentes en lugar de Moisés, ya que era el privilegio que les hubiera
sido otorgado si Rubén su no hubiera pecado.
Pero analicemos su queja: Números 16: 13-14 “¿Es poco que nos hayas hecho venir de
una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que
también te enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has metido tú en
tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás
los ojos de estos hombres? No subiremos.” Parece increíble pero ahora la vida en
Egipto llena de dolor, esclavitud y pesados trabajos les parecía un paraíso que
destilaba leche y miel. No sucede igual con muchos de nuestros hermanos cuando no
alcanzan lo que su propio corazón se ha propuesto, dentro de congregaciones?
Olvidando la voluntad del Todopoderoso, se regresan al mundo que una vez habían
abandonado por doloroso, creyendo encontrar allí una respuesta.
Pero estos hombres no estaban solos. Los acompañaron 250 varones de Israel,
príncipes de la congregación y con renombre de acuerdo a la Escritura, quienes
demandaban a Moisés y Aarón por “enseñorearse” del pueblo, desconociendo la
voluntad de YHVH quien los había puesto como cabeza de Israel.
YHVH instruye a Moisés para resolver el conflicto haciendo que los rebeldes se
presentaran delante de su presencia con incensarios, lo cual hicieron en la puerta del
Tabernáculo. Pero a una segunda instrucción, YHVH ordena al pueblo apartarse de
aquellos rebeldes, para que no fueran participes de la consecuencia de su rebeldía.
Todos aquellos que se encontraban en sus tiendas fueron tragados por la tierra, y los
250 hombres que presentaban ofrendas de incienso a YHVH fueron destruidos por
fuego. Si miramos Apocalipsis 18: 4 y 2 Corintios 6: 14:18 y teniendo en cuenta
como decíamos que estas porciones de la Torah son una sombra de lo que ocurrirá en
el futuro ya próximo, ¿no encontramos la misma advertencia de parte del Padre
Eterno? “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis
partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;” “No os unáis en
yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la
injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?
¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios
y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré
y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en
medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y
seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso. .?
YHVH es el mismo ayer, hoy y por los siglos. La advertencia de salir de Babilonia es
clara para poder estar bajo su protección y evitar ser destruidos con sus moradores.
La pregunta hoy es: Hemos salido realmente de Babilonia para obedecer al Altísimo? O
estamos siguiendo sus costumbres, aboliendo o ignorando la voluntad del Eterno?
Recuerda: Si obedecemos a YHVH seremos bendecidos, si escogemos desobedecer,
seremos maldecidos y destruidos.
“El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y
Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de YHVH”.
A pesar de haber visto el despliegue de fuerza y poder de YHVH ¡ El día anterior! Aun
el pueblo se atreve a murmurar contra Moisés de nuevo. Parece increíble verdad?
Cuanto orgullo hay en el ser humano. No podemos ver más allá de nuestros propios
ojos. Por que es tan difícil obedecer a YHVH? Porque siempre exponemos nuestros
pensamientos frente a la voluntad del Padre. Es por eso que Yeshua nos advierte en
Juan 12: 24-25 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra
y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá;
y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.” Solo
muriendo a nosotros mismos, aprendemos a obedecer y aceptar la voluntad de YHVH.
Y de nuevo, la obediencia trae bendición, la desobediencia maldición.