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Sol Naviliat.

Evaluación Historia:

1. a) En el cuadro observamos las estadísticas demográficas de los sectores sociales de nuestro país en
1908 que demuestra un censo realizado el mismo año.

La sociedad del Uruguay de 1908 estaba constituida por los sectores populares que eran un 75% en el
campo y un 55% en la ciudad, luego por los sectores medios que formaban parte de un 41% en la ciudad y
un 24% en el campo, y por último tenemos a las clases conservadoras que eran un 4% en la ciudad y un
1% en el campo.
Podemos concluir que los sectores populares eran mayoría en la ciudad y en el campo aún más, le seguía
los sectores medios que, por el contrario de los sectores populares, se concentraban más en la ciudad que
en el campo, y las clases conservadoras tenían un muy escaso peso demográfico, y con esto sacamos otra
conclusión referida a la obvia concentración en pocas manos de la riqueza del país.

Con respecto a los sectores populares, quienes pertenecían a estos sectores era obreros (textiles, imprenta,
cigarros, saladeros-frigoríficos), obreros calificados, empleados de comercios, artesanos, dependientes del
comerciante a nivel inferior que tenían expectativas de ascenso social a la clase media, también se incluyen
los soldados, policías, lavanderas, planchadoras, costureras. Eran mayoría en el país pero esta condición
no les daba automáticamente fuerza. Aunque el medio rural, desplazados por el alambrado, fueron las que
intervinieron en las revoluciones de Aparicio Saravia en 1987 y 1904, pero tenían poco conocimiento
político. Todo lo que la miseria del campo podía tener de favorable para el desarrollo de un movimiento
masivo de las clases populares lo anulaba la dispersión de trabajadores, la emigración a países vecinos o a
Montevideo, el analfabetismo y la mentalidad propietarista de los que aspiraban a un minifundio que los
incluiría dentro de la clase conservadora.
Por otro lado estaban los sectores populares urbanos que se concentraban en empresas de pequeño
volumen, con un promedio de 7 trabajadores por empresa en la industria maderera y armadora de
vehículos, de 21 obreros en imprentas o de 29 de ellos en la confección de cigarros y cigarrillos. Solo
alrededor de un 5% eran empresas grandes, capaces de tener 40 obreros. Las mujeres se empleaban en
fábricas de ropa blanca, fábricas de fósforos, compañías telefónicas, fábricas textiles, de tabaco y de
cervecerías. Alrededor de las empresas las clases populares comenzaron a construir modestas viviendas
logrando una convivencia con su lugar de trabajo a tiempo completo. Pero en la capital, no se concentraban
en una zona determinada, sino que convivieron con los sectores medios en los llamados conventillos.
Dado el éxodo rural y la inmigración de españoles e italianos, la competencia de mano de obra empezó a
ser mayor. La abundancia de obreros permitió a los patrones imponer condiciones de trabajo inhumanos
con horarios de 11 y 12 horas, salarios bajos con multas y descuentos muy grandes y malas condiciones de
higiene causa de grandes números de enfermos por tuberculosis, viruela, fiebre amarilla y hasta
padecimientos venéreos, malas condiciones de seguridad que traía como consecuencia abundantes
accidentes de trabajo. El trabajo infantil de menores de 15 años era esencial en las dos fábricas de fósforos
de Montevideo.
En esta época los sectores populares pasan a tener una conciencia de clase en desarrollo protagonizando
sus primeras huelgas en 1905, 1911 y 1916 y acompañaba los enfrentamientos mas duros llevadas a cabo
por tranviarios, ganaderos, gráficos y artesanos. La urbanización de los hábitos, los alquileres altos y los
salarios bajos crearon el clima necesario para las movilizaciones obreras, o “agitadores anarquistas” como
los llamaron los conservadores.

Por otro lado, tenemos a los sectores medios en el cual encontramos patrones, asalariados, técnicos de alto
nivel pero también personas de escasa preparación, empleados y pequeños o medianos jefes
El ascenso de este sector se produce como consecuencia del aporte migratorio de alemanes, franceses,
españoles, y de los cambios económicos registrados en el país.
Se denomina sectores medios y no clase media ya que es muy difícil encontrar en este grupo social una
conciencia de clase única, tal vez consecuencia de la heterogeneidad de la misma por haber realidades
muy diferentes como se puede apreciar al ver quienes pertenecen a este sector. La heterogeneidad
determinaba también heterogeneidad de intereses y un fuerte individualismo causante tal vez por la dura
competencia por el mercado que determinaba una continua defensa personal de las posiciones de cada uno
y no la unidad del sector.
El sector medio rural se solidarizó con los estancieros, enriqueciéndose con el trabajo del lanar que se
estaba afianzando como otra alternativa de producción.
En el sector urbano se distinguían tres niveles; El bajo que abarcaban un 17,8% de la población urbana, se
dedicaba al trabajo en empleos públicos y comercio menor, se llamaban empleados, no obreros y recibían
un sueldo, no un jornal. El medio que representaba un 17,7% de la población de Montevideo y se integraba
con pequeños comerciantes e industriales con “razón social” propia (panaderos, almaceneros, hoteleros,
muebleros), empleados públicos de mayor rango (docentes, jerarcas de oficinas) y profesionales recientes o
con poca suerte que estaban de paso por el sector. Y el nivel alto, que llegaba al 5,2% y convivía con la
clase alta en el centro de la ciudad, a tal punto que se hace una diferencia entre clases.
En medio de la heterogeneidad que definía a este sector, se pueden detectar algunas características que los
identifica, como por ejemplo los ingresos que permiten el acceso, aunque limitado, a cierto nivel de confort
que incluye sirvientes, educación media y a veces superior, viviendas con luz eléctrica y agua corriente,
ausencia de dependencia de un “jornal” derivado al trabajo manual que indica la búsqueda incansable de
trabajos independientes en comercios, tierras y talleres familiares, miedo al descenso socioeconómico y
ambición de ascenso y progreso basado en la combinación de trabajo e instrucción lo que les permitirá el
acceso a la vida e influencia política, sentido de competencia y espíritu individualista, y inexistencia de
organización que los represente exclusivamente.

Por último, tenemos a las clases conservadoras que aparece fuerte y segura de su identidad, tenía una
conciencia de clase muy marcada. Se autodenomina conservadora ya que querían conservar sus
posiciones en una sociedad que debía cambiar lo menos posible.
Está integrada por latifundistas, barraqueros, grandes industriales y comerciantes, gerentes o
administradores de empresas extranjeras, especialmente inglesas, radicadas en el país. Los inmigrantes
tuvieron gran influencia en este sector social, el tono social fue altamente influido por la cultura británica.
Ocupaban el centro de Montevideo, especialmente la Ciudad Vieja, 18 de Julio y sus laterales Colonia,
Mercedes, Uruguay. Poseían residencias majestuosas en el centro, en el Prado, en Pocitos y en Carrasco.
Los integrantes de esta clase controlaban los sectores básicos de la economía como la ganadería, la
industria y especialmente el crédito, incluyendo las deudas privadas y las públicas, y compartían con los
grandes capitales uruguayos ciertos intereses y preferencias en común: estaban a favor de la libertad
económica y le temían al socialismo y al intervencionismo estatal, a sus trabas y reglamentaciones. Antes
del 900 esta clase tenía una relativa heterogeneidad pero a la llegada del 900, con la corriente inmigratoria y
las nuevas ideologías europeas de los socialistas y anarquistas, y la aparición del reformismo de Batlle,
debieron superar esas divisiones y hacer frente común para defender sus intereses. Juntos lucharon contra
el novel capital norteamericano que amenazaba a las dos grandes fuerzas económicas del país: estancieros
y capitales británicos.
Se organizaron en fuertes gremios como la Asociación Rural, Cámara de Comercio, Cámara de Industria y
Mercantil de Productos del País y luego la Federación Rural.

1. b)

Sección de Modistas y Costureras. Tienda London París. Año 1922. Fuente: Centro de Fotografía de
Montevideo- Un siglo de Historia.
Comedor de Hotel de Inmigrantes. Año 1913. Fuente: Centro de Fotografía de Montevideo- Un siglo de
historia.

La primer fotografía se vincula con el sector popular ya que se puede ver a un grupo de trabajadoras
mujeres modistas y costureras, las cuales pertenecían al mismo. Pero es importante aclarar que en esa
época la mujer que trabajaba lo hacía por necesidad, no porque la creyeran capaz de tener más otro fin que
no fuera la reproducción, la crianza y las tareas domésticas. Ellas trabajaban porque no les quedaba otra
opción que junto con el marido, el cuál perdía hombría por no poder mantener a su mujer, llevar dinero a la
casa y aún así vivir con lo mínimo. Tenían dependencia a su trabajo para poder sobrevivir.
Ellas tenían grandes jornadas de trabajo y descansos mínimos. A su vez, cuando llegaban a sus respectivos
hogares tenían todas las responsabilidades que nombré anteriormente, esto hacía que no tuvieran ningún
tipo de tiempo de ocio, ni salidas, ni vida social. Generalmente vivían en habitaciones de espacios
reducidos, por ejemplo en conventillos, con sus familias. Una habitación para toda la familia en donde se
carecía de privacidad e intimidad.

En la segunda fotografía se puede observar un comedor lleno de inmigrantes, y se vincula con los sectores
medios por la inmigración y como, consecuencia de la misma, este sector tuvo ascenso en la sociedad por
el enorme aporte cuantitativo y cualitativo de la masiva inmigración en este período y se combinó con las
transformaciones económicas del país; expandió el sector agrícola, el del comercio, el de la industria y la
burocracia, tanto en capitales que aportó como en conocimientos y pautas culturales que transmitió.
Engrosaron las filas del sector medio rural uruguayo construyendo la pequeña y mediana agricultura de los
alrededores de Montevideo con su producción granjera, así como diversas colonias agrarias al sur, entre las
que se destacan las establecidas por Valdense en el departamento de Colonia.

2. a) Las condiciones de trabajo según algunos obreros eran desfavorables ya que tenían largas jornadas
laborales por orden del capataz y no tenían el suficiente tiempo de descanso. No se habla de las otras
problemáticas que tenían como la falta de higiene en los talleres no compatibles con la vida saludable del
trabajador, los jornales miserables que recibían aunque trabajaran muchísimas horas de trabajo, el
reglamento de la fábrica.
En base a la las largas jornadas laborales un obrero expresa que generalmente trabajan 12 horas pero que
ha llegado a trabajar 33 horas y media por obligación, otro cuenta que generalmente no trabaja menos de
10 horas y no cree que la jornada de trabajo sea como dicen pero también cuenta que ha trabajado hasta
42 horas también por obligación con solo 1 hora y media para el almuerzo y descanso, y el último nos dice
lo que ya es obvio, las jornadas laborales eran a voluntad del capataz, podías trabajar 9 horas como a
veces también 20 horas consecutivas. Además era obligatorio trabajar los domingos y días festivos, si no
trabajabas tenías pena de expulsión.
Según los patrones las condiciones laborales de sus obreros eran las adecuadas, Carlos Anselmi
especificaba que las jornadas laborales en su fábrica de galletitas eran 8 horas diarias ya que entraban 6.30
a 7 AM, salen a las 11 AM teniendo dos horas de descanso, luego entran a la 1 PM y, si todo salía bien y no
había inconveniente en las máquinas, terminaban 16 a 16.30 hs. Pero entre la 1PM y la hora de salida, este
patrón agrega: “terminando su tarea una vez concluido lo que se ha preparado para el trabajo diario, pues
así lo he convenido con mis obreros es costumbre de la casa, pues en la elaboración de mis artículos no
puede dejarse para el día siguiente lo que se ha preparado a riesgo de causarme perjuicios, por así exigirlo
su elaboración” aquí se demuestra lo que es claro, el patrón no se guiaba por un horario fijo, se guiaba por
el objetivo de concluir lo que era el trabajo diario, el cuál en la mayoría del tiempo llevaba más de tiempo
que el patrón contó.

2. b) En el texto se exponen argumentos en contra del proyecto de la ley de 8 horas, calificándola de


desfavorable para la industria nacional con respecto a la industria extranjera ya que sería imposible
competir con el artículo importado porque si la cantidad de horas de jornadas de trabajo disminuye habría
una disminución de producción, y por lo tanto, si los patrones le mantienen el mismo precio a los artículos,
perderían capital, entonces lo que habría sería un aumento general de todos los productos fabricados en el
país, generando que la competencia con los productos extranjeros quede totalmente arruinada ya que si el
nacional es más caro, se procederá a comprar el extranjero, y arruinaría también la facilidad de tener a un
buen precio la materia prima.

3. La postura que tiene el diario sobre el divorcio es en contra. Plantea que el hecho de que la mujer ya
cansada de su marido se pueda “desligar” de él, es siempre reprochable, y agrega que el hecho de que la
mujer se pueda divorciar, con el objetivo de perseguir el ideal sentimental e ir tras la “verdadera vida”, da
lugar a que liquide la sociedad de bienes y de la educación y el porvenir de los hijos.
Luego, nos pone un caso hipotético en que la mujer tiene inclinaciones culpables de tener un amante y
bienes gananciales considerables debido al trabajo del esposo, dice que la ley favorecería a la mujer ya que
ella puede pedir la disolución del vínculo conyugal pero además de eso, que se le entreguen la mitad de los
bienes gananciales adquiridos por el trabajo de su marido.

Esto realmente no era así, la ley de divorcio se aprobó en 1913, creándose el derecho de disolver el vínculo
conyugal por voluntad de un solo individual y consagrándose la desigualdad por sexos. El Batllismo
reivindicaba que la mujer se pudiera divorciar por si sola. Aunque era un paso muy grande en la sociedad,
las causales, al contrario de la postura que tenía el diario, beneficiaban principalmente al hombre.

4. a) Batlle piensa que todo es extranjero y tratado con privilegios en el Uruguay desde la luz, la locomoción,
tranvías, ferrocarriles, vapores. Dice que la mayoría de las riquezas del país se iban, y eso que eran
generadas acá, por inversiones extranjeras que luego no se invertían nuevamente en el país o en sus
habitantes. Le tenía desprecio a las empresas extranjeras ya que según su visión, explotaban toda la
riqueza que podían para después buscar un nuevo lugar para seguir explotando.

4. b) Batlle entendía que Estado debía multiplicar su acción también en la economía. En países jóvenes,
donde esta fuera tímida o insuficiente o donde predominaran empresas extranjeras que extraían la riqueza
de la nación para enviarla al exterior, no había nadie más que el Estado que pudiera llenar la falta que sufría
el cuerpo social y que defendiera el patrimonio nacional. Esa es la base ideológica del pronunciado
intervencionismo económico que él proponía para luchar contra el capital extranjero.
Se emprendió un proceso de nacionalizaciones y estatizaciones, que estuvo orientado a incorporar al
dominio industrial y comercial del Estado, diversas empresas de servicios públicos o que atendieran áreas
para el desarrollo económico del país.

Al nacionalizar se pretendía, por un lado, eliminar la presencia del capital británico que explotaba en su
directo beneficio o monopolizaba ciertas zonas vitales del organismo económico; por otro lado, se buscaba
transferir actividades industriales y comerciales del sector privado al dominio estatal, haciendo que las
ganancias de su explotación aumentaran el margen de beneficio público, abaratando o extendiendo los
servicios. En ese plano se crearon el Banco de Seguros y la Administración de Tranvías y Ferrocarril del
Norte, aunque debido a las presiones de las empresas extranjeras y del Gobierno británico, en ninguno de
los dos casos supuso el monopolio estatal de la actividad. A su vez, otras leyes como las del Banco de la
República y el Banco Hipotecario del Uruguay generaron menores resistencias. Lo que hizo la ley fue
eliminar la posibilidad nunca concretada de que parte de sus acciones se integraran con capitales privados.
Batlle tenía el monopolio de la emisión de moneda y entre sus objetivos figuraba una política de créditos
que estimulaba a la industria, el agro y el comercio. Por su parte, la nueva ley referida Banco Hipotecario
dispuso que el Estado comprara su paquete accionario a fin de impulsar la industria de la construcción.
En se dispuso el monopolio estatal de la energía eléctrica (Usinas Eléctricas del Estado), con excepción de
las concesiones vigentes para las empresas de tranvías. Se completaba un proceso iniciado con la
liquidación del Banco Nacional, que había traspasado al gobierno departamental de Montevideo las
acciones de la Compañía Nacional de Energía Eléctrica. La rebaja de las tarifas de consumo doméstico e
industrial, además del beneficio directo a los usuarios, operó como propaganda a favor del programa
estatizador. En cuanto a los servicios de transporte, los avances fueron menores. Se compraron autobuses
para el transporte colectivo de pasajeros (cuya explotación se encomendó al municipio de Montevideo) y se
autorizó la adquisición de las acciones del Ferrocarril y Tranvía del Norte ante la imposibilidad de controlar a
las empresas británicas de ferrocarriles, el batllismo ensayó la construcción de una red vial para vehículos
automotores, abriendo el mercado para el ingreso de la industria del automóvil y del
portland,ambasestadounidenses. El Estado, que había realizado importantes inversiones en la
modernización del puerto, debió soportar las presiones extranjeras que estaban en contra de que obtuviera
beneficios por su explotación. Finalmente, se creó la Administración Nacional del Puerto de Montevideo
que, al igual que el Banco de Seguros del Estado, comenzó sus actividades sin el monopolio de los
servicios, si bien la ley autorizaba al Poder Ejecutivo a decretarlo cuando lo estimara pertinente.

5. a) La autoridad no recaería sobre una sola persona y se evitarían los abusos de poder.
5. b) Los blancos eran opositores de la reforma que proponía Batlle como siempre lo habían hecho, por
razones políticas conocidas: por la negativa a conceder la representación proporcional, que mantenía a los
blancos fuera del poder político y un claro temor por innovaciones sociales que el batllismo impulsaba ya
que habían grupos sociales elevados que integraban este Partido Nacional.
Con respecto a esta reforma, argumentan que los “Apuntes” de Batlle, no modifica en su aspecto
fundamental la organización de un “despotismo perfecto”, es decir, un gobierno absoluto, no limitado por
leyes, aquí hace referencia a que no tenía ningún tipo de modificaciones sobre el monopolio colorado que
se vivía en la época. Agregan que la primera de las modificaciones del “Colegiado”, es decir, que la
sustitución del Presidente por una Junta de Gobierno integrado por 9 miembros donde todos los miembros
serían de un único partido político, no impide que el proyecto en su conjunto sea una gran oligarquía en
donde el poder está en manos de unas pocas personas.

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