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DIRECTORIO
Karl Gerstner
karl@elcuentorevistadeimaginacion.
com El Cuento. Revista de Imaginación se publicó durante
seis décadas, de 1939 a 1999. Sus 150 números com-
Director editorial
Peter Mendelsund pendian un acervo invaluable de narraciones breves y
peter@elcuentorevistadeimaginacion. agrupan a los autores ejemplares del género, que hoy
com
forman parte del canon cuentístico latinoamericano y
Director creativo universal.
Alexey Brodovitch
alexey@elcuentorevistadeimagina- La visión de Edmundo Valadés —fundador y promo-
cion.com tor de la publicación— permitió durante dos épocas
Jefe de redacción
de la revista mostrar las ficciones y minificciones que
Juan Villoro evidencian los temas fundamentales de la literatura
juan@elcuentorevistadeimaginacion.
com
breve como el amor, la infancia, el humor, la fantasía y
el terror.
Redacción
Horacio Quiroga
La propuesta que hoy se presenta es un homenaje y
horacio@elcuentorevistadeimagina- una renovación del género editorial. En especial en el
cion.com diseño y presentación de la ficción breve para públicos
Editor gráfico nuevos, dirigida a jóvenes lectores que van más allá
Jessica Hische de las lecturas escolares y que buscan estremecer su
jessica@elcuentorevistadeimagina-
cion.com imaginación.
Como en su época anterior, las imágenes son un
Coordinador editorial
Robert Bringhurst complemento de los textos, pero en esta nueva edición
robert@elcuentorevistadeimagina- cumplen a demás una función estética y comunicativa
cion.com
más evidente, acorde con los nuevos tiempos audiovi-
Diseñador editorial suales y con las aspiraciones de un público más exi-
Jessica Hische
jessica@elcuentorevistadeimagina-
gente y culto.
cion.com Deseamos que esta nueva época renueve en los lecto-
Coordinador web
res el gusto por la ficción breve y se emocione con la
José Joaquín Blanco narrativa latinoamericana del siglo XXI.
jose@elcuentorevistadeimaginacion.
com
Cortázar
Cuentos de Chéjov
Mejores cuentos de
2019
EL CUENTO
Y SUS
NOTAS BREVES
Música y literatura tes amigos, que las han
ido incorporando a sus re-
pertorios y a sus discos.
La relación entre la mú- Joaquín Sabina, entre
Un debate que en los últi-
sica y la literatura ha sido otros, que trabajan en pro-
mos años se ha incentiva-
de las más antiguas y pro- yectos que aúnan música
do gracias a las repetidas
vechosas colaboraciones y literatura.
nominaciones al premio
que se han producido en- El escritor Mario Benedet-
Nobel de literatura a Bob
tre las distintas manifesta- ti, que en su obra tiene
Dylan, es que si la música
ciones del arte. La poesía
puede llegar a conside-
nació unida con la músi-
rarse un género literario
ca, canciones y rimas se
como tal.
emplearon primeramente
para que se recordaran
La lírica de Dylan es una
los comportamientos de
la sociedad. La música y
la literatura han estado li-
gadas desde la época de
los trovadores los cuales
ligaban la poesía con la
música.
Los cantantes y músicos poesía que podríamos de-
optan por recurrir a la cir es bastante accesible al
poesía y a la literatura para público, encuentra atracti-
cantar, tocar o tomar ver- vo para cantantes de todo
sos de sus poemas favori- tipo, desde comienzos de
tos. Se encuentran casos los años setenta, ha es- poesía avasallante que se
como el de Joan Manuel crito numerosas letras de ha ganada la admiración y
Serrat, Silvio Rodríguez, canciones, muchas de las respeto de muchos escri-
Joaquín Sabia cuales le fueron solicita- tores y críticos de literatu-
das por músicos y cantan- ra.
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Serrat apunta que “Dylan ”Poniendo esto como refe- tremendamente prove-
es un hombre que entien- rencia vemos que cuando chosa a la cual el público
de las cosas de una forma el músico implementa más siempre responde..
lúcida y que aglutina todo factores literarios y nutre
el pensamiento de progre- su lírica leyendo y anali-
so, sin el cual no se enten- zando grandes obras lite-
dería ni la música, ni los rarias, está alimentando
últimos cincuenta años”. su música de una forma
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FURIA Alexandre Aja MENTIRAS PIADOSAS DIARIO PARA UN CUENTO
Diego Sabanés Jana Bokova
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EL GUARDUJAS
JUAN JOSÉ ARREOLA
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El Guardujas
inmediatamente, si es que los convoyes en mi vida y conocí
que lo hay. En caso de cumplan las indica- algunos viajeros que
que pueda conseguir- ciones contenidas en pudieron abordarlos.
lo, contrátelo por mes, las guías y que pasen Si usted espera con-
le resultará más ba- efectivamente por las venientemente, tal
rato y recibirá mejor estaciones. Los ha- vez yo mismo tenga
atención. bitantes del país así el honor de ayudarle a
–¿Está usted loco? Yo lo esperan; mientras subir a un hermoso y
debo llegar a T. maña- tanto, aceptan las irre- confortable vagón.
na mismo. gularidades del servi- –¿Me llevará ese tren
–Francamente, debe- cio y su patriotismo a T.?
ría abandonarlo a su les impide cualquier –¿Y por qué se em-
suerte. Sin embargo, manifestación de des- peña usted en que ha
le daré unos informes. agrado. de ser precisamente a
–Por favor –Pero ¿hay un tren T.? Debería darse por
–Este país es famo- que pase por esta ciu- satisfecho si pudiera
so por sus ferrocarri- dad? abordarlo. Una vez en
les, como usted sabe. –Afirmarlo equivaldría el tren, su vida tomará
Hasta ahora no ha a cometer una inexac- efectivamente algún
sido posible organi- titud. Como usted pue- rumbo. ¿Qué importa
zarlos debidamente, de darse cuenta, los si ese rumbo no es el
pero se han hecho ya rieles existen, aunque de T.?
grandes cosas en lo un tanto averiados. En
que se refiere a la pu- algunas poblaciones –Es que yo tengo un
blicación de itinera- están sencillamente boleto en regla para
rios y a la expedición indicados en el sue- ir a T. Lógicamente,
de boletos. Las guías lo, mediante dos ra- debo ser conducido a
ferroviarias compren- yas de gis. Dadas las ese lugar, ¿no es así?
den y enlazan todas condiciones actuales, –Cualquiera diría que
las poblaciones de la ningún tren tiene la usted tiene razón. En
nación; se expenden obligación de pasar la fonda para viajeros
boletos hasta para las por aquí, pero nada podrá usted hablar
aldeas más pequeñas impide que eso pueda con personas que han
y remotas. Falta sola- suceder. Yo he visto tomado sus precau-
mente que las pasar muchos trenes ciones, adquiriendo
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El Guardujas
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–¿Podría yo hacer al-
guna cosa para facili-
El Guardujas
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El Guardujas
plenamente al azar, en
manos de una empre-
sa omnipotente, y que
ya no les importe sa-
ber a dónde van ni de
dónde vienen.
–Y usted, ¿ha viajado
mucho en los trenes?
–Yo, señor, sólo soy
guardagujas. A decir
verdad, soy un guar-
dagujas jubilado, y
sólo aparezco aquí de
vez en cuando para
recordar los buenos
tiempos. No he viaja-
do nunca, ni tengo ga- determinado lugar. Se po, pero acaban por
nas de hacerlo. Pero les habla de grutas, congregarse y se es-
los viajeros me cuen- de cataratas o de rui- tablecen en colonia.
tan historias. Sé que nas célebres: «Quin- Estas paradas intem-
los trenes han creado ce minutos para que pestivas se hacen en
muchas poblaciones admiren ustedes la lugares adecuados,
además de la aldea de gruta tal o cual», dice muy lejos de toda civi-
F., cuyo origen le he amablemente el con- lización y con riquezas
referido. Ocurre a ve- ductor. Una vez que naturales suficientes.
ces que los tripulantes los viajeros se hallan a Allí se abandonan lo-
de un tren reciben ór- cierta distancia, el tren tes selectos, de gen-
denes misteriosos. In- escapa a todo vapor. te joven, y sobre todo
vitan a los pasajeros a con mujeres abun-
que desciendan de los –¿Y los viajeros? dantes. ¿No le gusta-
vagones, generalmen- ría a usted acabar sus
te con el pretexto de –Vagan desconcerta- días en un pintoresco
que admiren las belle- dos de un sitio a otro lugar desconocido, en
zas de un durante algún tiem- compañía de una
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JUAN JOSÉ ARREOLA
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VIAJES
HISTORIAS DE CRONOPIOS Y DE
FAMAS
JULIO CORTÁZAR
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AUTOR
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