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LA CENA MISTICA

Los Caballeros Rosa Cruz efectúan el Jueves de la Semana Santa, la Cena Mística en
conmemoración de la ULTIMA CENA de que habla la Leyenda de Cristo. Por ello
analizaremos primeramente la palabra CENA que proviene del latín coena, cuya
significación precisa se encuentra en el término griego thoíne, festín, banquete, comida,
cena, manjar, alimento.
En cuanto al vocablo MISTICO deviene de la voz griega “mysticós”, secreto, místico,
relativo a los misterios. Es la ceremonia que nos recuerda también los ágapes del amor
fraternal o afecto de hermanos, que son las comidas que los Príncipes Rosa Cruz realizan
después de los Trabajos Masónicos y que constituyen las Tenidas de Mesa.
La Cena Mística es una especie de colación nocturna que representa una de las más
sencillas e importantes ceremonias de la Francmasonería Filosófica, en cuanto constituye la
Tenida de Mesa celebrada por los Caballeros Rosa Cruz en conmemoración de la última
cena del Maestro Jesús con sus doce apóstoles, en la que compartieron el mismo pan y el
mismo vino.
Pero también es una remembranza de las cenas dedicadas a Isis por los egipcios, en donde
el pan simbólico deja de sostenerse con la harina del trigo que la luz del sol (Osiris)
maduró, para ser la representación junto con el vino, ahora transformados en elementos
vitales que integran las cuatro materias primas del Universo: Fuego (Nour), Aire (Rouahh),
Agua (Iammim) y Tierra (Iabescheh), en una nueva reestructuración espiritual.
Es importante destacar que desde la antigüedad en todos los misterios, las Iniciaciones eran
terminadas por una especie de comunión, en la que todos los asistentes comían el mismo
pan, compartiéndolo entre ellos y tomaban el mismo vino contenido en una copa única,
para recordar la comunidad de bienes entre los miembros que hacía que los iniciados no
tuvieran nada propio.
El pan y el vino eran previamente consagrados por el Hierofante para alimentar el alma y el
cuerpo como emblema de la inmortalidad; costumbre que aún persiste en todos los
Capítulos Rosa Cruz, como parte final de los trabajos en todas las Tenidas del Grado 18.
Al final de esta ceremonia se quema la Palabra Sagrada para señalar a sus miembros que al
volverse a encontrar la palabra, se debe concluir con el aspecto simbólico de los trabajos,
para atenerse a la práctica del noble precepto que su nombre encierra: Igne Natura
Renovatur Integra – INRI (El fuego renueva completamente a la naturaleza) o Indefesso
Nusu Repellamus Ignorantiam INRI (Incansablemente con saber rechazamos a la
ignorancia).
El fuego que consume las iniciales de la Palabra Sagrada en medio de los perfumes del más
puro incienso, es un emblema para significar que el fuego de la Caridad debe depurar para
siempre el alma del Rosa Cruz y decidir su adhesión al orden, para ser digno del grado que
ostenta.
Significa también que se debe guardar la palabra en el fondo del corazón, como el más
importante de los secretos, mientras las acciones del 45 Excelente y Perfecto Caballero
Rosa Cruz, a semejanza de los perfumes que se esparcen en el ambiente de las Torres en sus
trabajos, deben conquistar las simpatías de la humanidad, siendo siempre mudo, aunque
elocuente testimonio a la vez de la caridad que las dicta.
La Liturgia del Grado 18 señala que la Noche del Jueves en que acontece el primer
plenilunio de la primavera, de acuerdo con las antiguas tradiciones de la Ordenes
Iniciáticas, se reúnen los Príncipes Rosa Cruz para sumar con profundo regocijo la
integridad de su psiquis o Yo interno, a la naturaleza terrestre, a la vida de todo el planeta,
que recibe en esta etapa del año, ciertas corrientes magnéticas que provienen del Sol y
algunos otros astros, que excitan y despiertan nuevas fuerzas vitales que provocan el
surgimiento de nuevos brotes, no sólo en el campo físico o material, sino también en el
campo espiritual.
Los Caballeros Rosa Cruz dedican en la Cena Mística su pensamiento para honrar la
memoria de los Grandes Instructores o Iniciados, que a través de las edades en las culturas
de todos los pueblos, siempre han alumbrado el camino de los hombres; y, en el campo
material unidos en el mismo ideal, para sellar la íntima Fraternidad, comiendo del mismo
pan y bebiendo del mismo vino, para llenar sus corazones de franca alegría, fruto de la
felicidad indecible que los une en la búsqueda por la tierra del Sendero.
La comunión bajo la especie del pan, ese fruto de la espiga de trigo es la significación de
los misterios de la vida terrenal, al mismo tiempo que el reparto de los bienes del planeta y
por lo tanto la unión perfecta de los Rosa Cruz. La comunión bajo la especie del vino, esa
sangre de la vid penetrada por el sol, representa el compartir los bienes celestiales; es decir,
la participación en los misterios espirituales y en la Ciencia Divina.
Con la expresión, compartamos el vino, símbolo de nuestra comunión espiritual, los
miembros del Grado 18 se entregan mutuamente, en una manifestación de pleitesía a la
obra que cada uno realiza y no precisamente a la recepción de las especies que contienen el
cuerpo y la sangre de Cristo, como lo afirma su Leyenda. Y unidos en una Cadena
Universal Cósmica que se proyecta hasta el infinito los Caballeros Rosa Cruz comen el pan
de la fraternidad, como una realidad del comportamiento que cada uno recibe de los demás,
dentro y fuera de la Institución Masónica.
Compartir el pan y el vino, es celebrar con alegría haber encontrado la palabra perdida; es
decir, el Verbo y el Logos que se han hecho realidad en el pensamiento y obras del Príncipe
Rosa Cruz para cumplir con la fuerza de su espíritu, la obligación redentora especificada en
los cuatro brazos de la cruz que le entregan porciones energéticas. El Norte le da la Luz, a
través de los conocimientos salidos del Cosmos; el Oriente la Existencia, como
continuación de la resurrección efectuada en el Capítulo; el Mediodía el Fuego abrasador
que le purifica evitándole errores y contaminaciones profanas y el Occidente la fuerza y la
firmeza que da la Sabiduría.
De esta manera los miembros del Grado 18 han comulgado con nuevas ideas y asegurada
una vez más la Fraternidad, por la perfección y la purificación mental logradas en el
cumplimiento de la íntima relación con los enigmas y misterios que contienen la ROSA y la
CRUZ, como una significación evolutiva del tiempo, en el mismo espacio del planeta,
haciéndose el contacto espiritual con el alma inmortal y con esto, con el Gran Arquitecto
del Universo.
Tomado de La Enseñanza del Grado 18° de Miguel García Mejía (COMPILACION) Cd.
Victoria, Tamaulipas. Septiembre del 2001

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