Está en la página 1de 11

I

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS


FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES
DEPARTAMENTO DE LETRAS

TÉCNICAS DE LECTURA VIRTUAL


Docente Msc. Miguel Barahona

II UNIDAD

SEMANA NÚMERO: #12

TEMA DE LA SEMANA: INFORME ACADEMICO


ASIGNACIÓN NÚMERO: #6

PARTICIPANTE

BRAYAN ANDERSON CÁLIX PÉREZ

Número de cuenta: 20181900541

Sección: 0800

Correo institucional: bcalixp@unah.hn

Lugar: Tegucigalpa DC

Fecha: Ciudad Universitaria: José Trinidad Reyes,


Viernes 25 de noviembre del 2022
II

INDÍCE

1. ACERCA DE LA COMPETENCIA COMUNICATIVA ................................................................................... III

2. EL PROCESO COMUNICATIVO ................................................................................................................... III

3. LA COMPETENCIA COMUNICATIVA ..................................................................................................... IV

4. DEL MENSAJE AL SIGNO ......................................................................................................................V

5. LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA .......................................................................................................................... VI

6. APRENDER A LEER................................................................................................................................ VII

7. INVESTIGACION ELEMENTAL ............................................................................................................ VIII

8. LECTURA Y CULTURA .......................................................................................................................... VIII

9. DIDÁCTICA DE LA LECTURA EFICIENTE ................................................................................................. IX

CONCLUSIONES: ............................................................................................................................................ X

BIBLIOGRAFIA: .......................................................................................................................................... X
III

INTRODUCCION

1. ACERCA DE LA COMPETENCIA COMUNICATIVA

El desarrollo mental del individuo humano se materializa


en la apropiación de la experiencia acumulada por la humanidad en el curso de su historia
social. Es decir, mientras el
desarrollo ontogenético del animal depende "de la experiencia individual que media la
realización de la actividad instintiva progresivamente mejorada en condiciones complejas,
dinámicas y externas", el del ser humano depende "del dominio o asimilación de los avances
de las generaciones precedentes, diferentes de los avances en el desarrollo filogenético
del animal en cuanto no están fijados morfológicamente y no
se trasmiten por herencia" [6: 420].
Este elemento del desarrollo del ser humano difiere tanto
de aquel que depende de lo biológicamente heredado, como
de la experiencia individual, con la cual se le suele confundir.
Tal desarrollo, consecuencia filogenética (es decir, histórico social) del trabajo, de la
productividad como actividad
específica del ser humano, se ha acumulado y reforzado gradualmente al ser transmitido de
generación en generación.
El refuerzo y transmisión de la experiencia humana, elemento
fundamental del desarrollo síquico, fueron realizados en forma externa, exotérica, debido a la
rapidez y al aceleramiento
tanto del progreso histórico como del carácter en consecuencia
cambiante de las exigencias que la vida social impone sobre
las capacidades del ser humano \ibid:. 421].

2. EL PROCESO COMUNICATIVO

Los elementos del proceso comunicativo y sus relaciones


se suelen caracterizar mediante la siguiente analogía: un barquito, desplazándose
en un río, transporta una carga que tiene
un remitente y un destinatario. El barquito corresponde al
signo, cuya estructura de significado y significante se rige por
el código lingüístico; la carga es el mensaje, idea o concepto
IV

concreto, dependiente del significado del signo y de la situación contextual *; el


río es el canal; mientras que el remitente
y el destinatario corresponden respectivamente al hablante/
escritor y al oyente ¡lector.
Este esquema tiene el inconveniente de que, de un lado,
no permite identificar todos los elementos del proceso y, de
otro, no hace justicia a las relaciones reales entre ellos y a sus
respectivas funciones. En cuanto a lo primero, cabe observar,
por ejemplo, que la señal como sustancia de realización del
signo está ausente o, por lo menos, confundida con éste. En
cuanto a lo segundo no se captan, entre otros, los siguientes
aspectos: primero, el hablante o escritor es, a la vez, fuente
generadora de mensajes y signos y emisor de señales, mientras
que el oyente o lector es receptor de señales y destinatario de
signos y mensajes. Es decir, en uno y en otro se incorporan la
fuente del mensaje y la transmisión de la señal, de una parte,
y, de otra, el receptor de la señal y el destinatario del mensaje.
En segundo lugar, en el proceso real de comunicación el mensaje, entendido en
los términos señalados arriba, no se transmite, sino que por el contrario debe ser
reconstruido por el
oyente, lo cual implica todo un proceso de inferencias de distinto orden, basadas
en el contexto, en el signo y en la capacidad de reflexión del destinatario.

3. LA COMPETENCIA COMUNICATIVA

Entendemos por competencia comunicativa el conjunto y


estructura de capacidades de orden mental, motor y 'sensorial'
indispensables a los participantes en el proceso comunicativo
para la comprensión y producción de enunciados contextualmente apropiados
[10: 100].
Nótese, una vez más, que nos interesa no la puesta en ejecución de las
mencionadas capacidades, es decir, la actuación
V

comunicativa — asunto que compete a disciplinas como las


antes aludidas— sino la competencia comunicativa.
De otra parte, la competencia a la cual aludiremos no
cubre lo relacionado con las necesidades que subyacen a los
mensajes. Simplemente asumimos que se trata de la competencia comunicativa
de alguien que a su vez está en capacidad
de tomar conciencia de sus necesidades e "intencionar" acciones y resultados
que las satisfagan.
La competencia de que nos ocuparemos entonces, desde
el punto de vista de la producción lingüística, cubre el paso
del mensaje al signo y de éste a la señal. Vista desde la recepción o captación del
mensaje, cubre los procesos inversos: la
captación de la señal, su descodificación en el signo y la de
éste en el mensaje.

4. DEL MENSAJE AL SIGNO

3.1.1 El paso del mensaje al signo y su inversa, según se


dijo antes, involucra el contexto de enunciación, tomado éste
en su sentido más amplio, es decir, no sólo referido a la situación específica de comunicación,
sino a lo que M. Pécheux
llama [9: 44] condiciones de producción del discurso. Estas condiciones tienen que ver con el
tipo de formación socio-económica dada, esto es, con el conjunto
de relaciones de producción de una sociedad determinada históricamente y con el
correspondiente conjunto de ideas, instituciones y relaciones sociales (i. e., la superestructura).
Entendido el contexto en estos términos, en él quedan
incluidos, por lo menos, estos elementos:
a) El llamado principio de cooperación, según el cual
se asume en todo proceso comunicativo que los interlocutores
contribuyen al buen desarrollo del intercambio, a menos que
manifiesten lo contrario. El principio de cooperación se manifiesta o se define en términos de
máximas o presunciones
conversacionales a partir de las cuales los participantes en el
proceso de comunicación infieren conclusiones (implicaturas
de la conversación), diferentes de las implicaciones estrictas
VI

en que no son lógicamente necesarias [10: 101] y siguientes.


Estas máximas, según Bach y Harnish [2: 62-65], son de relevancia, manera, cortesía y
moralidad.
b) Un conjunto de conocimientos acerca de la situación
comunicativa concreta, con base en los cuales el hablante decide sobre cuál de las diferentes
opciones que le ofrece la lengua para expresar una idea es la más conveniente. Aquí se
trata de aspectos como los roles deicticos (quién habla, quién
escucha, quién ordena, quién recibe la orden, etc.
c) Las llamadas presuposiciones pragmáticas también forman parte del contexto, y estar en
posesión de ellas es indispensable para la escogencia adecuada de los signos2
. En cuanto
a las presuposiciones pragmáticas hay necesidad de distinguir
entre las que dependen de la experiencia histórica de la especie humana y las que son de
ámbito menor: regionales, grupales e individuales.
Hasta aquí lo relacionado con las capacidades atinentes
al conocimiento del contexto.

5. La competencia lingüística

se refiere al hecho obvio


de que los interlocutores deben dominar, conocer la lengua en
la cual se han de comunicar. Autores como Bach y Harnish
[2: 8-9] hablan de la presunción lingüística, consistente en
que cada participante en el intercambio comunicativo presume
de antemano que el otro sabe la lengua en cuestión y presume además que el otro presume que
el primero la habla también. En la caracterización de la competencia lingüística entra
todo lo relacionado con las propiedades del signo, tanto desde
el punto de vista del plano de la expresión —orden linea],
estructura en constituyentes, relaciones sintagmáticas y paradigmáticas y relaciones de
equivalencia — como en lo concerniente al plano del contenido: significado del hablante versus
significado del signo, significado dialectal (regional o social)
versus significado idiolectal, la significatividad, la sinonimia, la antonimia, el traslape, la
ambigüedad lexical y sintáctica;
las propiedades y relaciones referenciales (referencia del hablante versus referencia del signo,
referencia general, referencia
singular, la correferencia) y las relaciones y propiedades veritativas (analiticidad, sinteticidad,
presuposición e implicación).
VII

6. APRENDER A LEER

La lectura es esencial para realizar una investigación, sin


menoscabo de tipo alguno de soporte, ya sea textual, gráfico, electrónico o sonoro, pues todas
las informaciones conviven y se enriquecen
mutuamente cuando se trata de fundamentar un estudio. El reto está en
el lector, quien depende de su experiencia lectora y conocimientos sobre
el uso de la información, desde la identificación de los materiales hasta
la aplicación de los datos recabados.
En tal sentido, en este trabajo se describe la importancia de la competencia lectora en el
proceso de investigación, los conocimientos, las
habilidades y las actitudes de un lector competente, los tipos de lectura
en la actividad investigadora y los componentes de la lectura.
Generalmente, la lectura y la escritura van de la mano; ambas
constituyen la clave principal para adquirir y asimilar conocimientos.
Practicarlas como parte del proceso de investigación da la preparación
inmediata, mediata o a largo plazo para producir escritos, puesto que
“el intelectual es sencillamente un ser humano que cuando lee un libro
tiene un lápiz en la mano” (Steiner, 1998: 27).
Lectura, en sentido amplio, es decodificar signos de diversa índole,
desde sonoros hasta gráficos, lo que nos lleva a deducir que todo aquello que reconocemos y
le damos un sentido pasa por un lente lector. No
obstante, la lectura se vuelve selectiva y alcanza otro nivel en la medida
en que le adjudicamos un propósito y un interés. Aquí es donde entra el
concepto de competencia lectora, entendida como la “idea que incluye la capacidad de
reflexionar sobre lo que se lee y de usar lo escrito como herramienta para alcanzar metas
individuales y sociales” (icfes, 2011). Un lector competente selecciona, adquiere y utiliza la
información para producir escritos, y la competencia lectora en el ámbito de la investigación no
sólo “implica la capacidad de construir significado a partir de una diversidad de textos, sino
también comportamientos y actitudes que favorezcan la lectura a lo largo de la vida” (icfes,
2011). Por ello, la lectura es la clave para formar investigadores y el lector que se desarrolla en
este ámbito requiere cierta competencia que le permita realizar un trabajo respetable, ya que la
investigación demanda lectores eficientes, que formulen hipótesis, generen soluciones,
comparen, analicen y describan hechos y procesos, clasifiquen, narren, categoricen y reflexionen
en los conocimientos adquiridos y los nuevos. Todas éstas son operaciones que se realizan desde
VIII

la observación y la experiencia, pero en mayor medida desde la información que se lee


(Ugarriza, 2006: 32).

7. INVESTIGACION ELEMENTAL

El investigador se encuentra, entonces, ante dos tipos de lectura para realizar su actividad: la
exploratoria (o prelectura) y la minuciosa. La primera se llama exploratoria porque es general y
rápida (aunque no exime la calidad y la atención), y está dirigida a índices, introducciones,
prólogos, prefacios, inicios de capítulos y conclusiones; secciones que permiten reconocer el
texto y su contenido para seleccionar adecuadamente las partes que necesitamos leer o decidir
entre leer todo el libro o desecharlo. Por tanto, “la lectura de reconocimiento nos permite
vislumbrar las dificultades, calcular nuestras posibilidades e introducirnos en el ambiente de
nuestra investigación” (Bosque, 1999: 53), así como ordenar los escritos, clasificarlos por
géneros y determinar su importancia. “Un buen lector no empieza a leer un libro desde la
primera página: primero establece sus objetivos, es decir, por qué o para qué quiere leer un texto
en específico, así define lo que debe leer y puede buscar lo que necesita” (Argudín y Luna, 2010:
19). Desde el inicio, el lector debe seleccionar textos confiables como referencia para evitar
errores graves. Por ejemplo, el soporte electrónico, constituido tanto por el libro electrónico
como por las redes de información, entre ellas internet, contiene inmensa cantidad de
información accesible sólo para diez por ciento de los seres humanos, la que además debe ser
procesada. ¿Cómo seleccionar textos que sean fuentes confiables? Entre otros requisitos, deben
tener un autor o una institución responsable, no contener errores ortográficos, las fechas o
conceptos deben responder a los textos de autoridad, poseer un aparato crítico bien elaborado
(notas, llamadas, referencias y bibliografía), su discurso tiene que ser uniforme, y sus materiales,
arbitrados; además, debe aparecer su respectivo número de protección isbn o issn, según se trate
de un libro o de una revista. Sólo un lector escrupuloso e informado puede detectar todos estos
datos.

8. LECTURA Y CULTURA

El lector-investigador relaciona lo leído con sus propias experiencias y conocimientos. La


información, implícita en la comprensión inferencial, se refiere a causas y consecuencias,
semejanzas y diferencias, opiniones, hechos, conclusiones, mensajes inferidos sobre los
personajes, el ambiente, y dife - rencias entre fantasías y realidad. Además, son importantes las
preguntas inferenciales, que pueden estar basadas en el texto o en el lector: ¿qué piensan de…?
¿Cómo creen que…? ¿Por qué…? ¿Qué hubieran dicho o hecho ustedes?, etcétera (Ugarriza,
2006: 35).
IX

La comprensión, literal o inferencial, es un proceso activo y constructivo, porque el lector no


sólo identifica la intención del autor, sino que la procesa y la hace suya en la medida en que la
acepta y la trabaja. En la ‘evaluación’ o lectura crítica, el lector hace una valoración, un juicio
estético, un punto de vista sobre el texto leído.
Aquí es donde investigación, lectura y escritura se convierten en un trinomio indisoluble. Se
inicia con el registro de la ficha bibliográfica o su equivalente; se continúa con la transcripción
de los trozos seleccionados de escritura o con el registro de notas resultantes de la lectura
(paráfrasis, resumen, comentario personal, entre otras), las que se recomienda que sean
registradas en fichas de trabajo, archivos electrónicos, recortes o libretas; en fin, el investigador
tiene la libertad de guardar la información como se le facilite mejor, lo importante es registrarla,
pues esta captura de datos se convierte en la mente del estudioso. Finalmente, la información
acumulada vuelve a someterse al proceso de lectura y escritura, y así sucesivamente, hasta
concluir con la redacción final del documento.

9. DIDÁCTICA DE LA LECTURA EFICIENTE

Al realizar lecturas de calidad, no sólo se obtienen aprendizajes significativos para elaborar un


trabajo de investigación, sino para alcanzar metas individuales y sociales de índole diversa; a
mayor competencia lectora, mayores posibilidades de desarrollo humano y social en todos los
momentos y aspectos de la vida.
Entonces, en el proceso de lectura se conjugan aspectos tanto personales como ambientales
(habilidad, conocimiento, actitud, interés, ética, cultura, salud visual; lugares adecuados, ruido o
silencio), así como el tipo y la función de los escritos. La lectura en el proceso de investigación
precisa esfuerzo, atención, constancia, placer y disciplina, y la relación establecida entre el texto
y el lector es un proceso interactivo, constructivo y creativo en que la lectura es el eje para
confrontar, ratificar, modificar o crear nuevos conocimientos. Por eso, estamos de acuerdo con
Jitrik (1990: 18) cuando dice que no entiende que exista gente que prescinda del placer que
ofrece la lectura Respecto a las predicciones, el lector toma en cuenta su expe - riencia propia y
conocimientos previos (bagaje lingüístico, so - ciocultural y profesional). Y así “las predicciones
se realizan sobre la base de la asociación de los conocimientos propios con lo que los índices
textuales permiten vislumbrar acerca del significado de las nuevas unidades léxicas utilizadas en
el texto” (Arrieta de Meza, 2008: 42). La ‘comprensión’ es un componente de lectura sustancial
para el enriquecimiento cognitivo y cultural, porque permite apreciar lo que otros estudiosos
dicen sobre el tema de inte - rés; se clasifica en ‘literal’ e ‘inferencial’. La primera establece que
“el significado está en el texto” (Olson, 1997: 296).
X

CONCLUSIONES:

1. En el lapso transcurrido entre la redacción de este trabajo y su publicación, el autor

ha modificado en algunos aspectos su concepción sobre los componentes de la

competencia comunicativa, sobre todo a partir de un examen más detenido de la

obra mencionada. En efecto, de la argumentación en esta obra se concluye, por

ejemplo, la necesidad de distinguir entre sistema lingüístico y conocimiento dd

sistema lingüístico.

2. Reconocer la lógica estructural y de contenido de un texto. Fundamentar o


cuestionar afirmaciones, interrogantes o negaciones. Identificar la información
incluida en fórmulas, gráficas, diagramas, cuadros sinópticos, etcétera. Identificar y
separar las ideas principales de las secundarias, de acuerdo con distintos principios
científicos, técnicos o humanísticos.

BIBLIOGRAFIA:

1. AKMAJIAN, ADRIÁN, R. A. DEMERS y R. M. HARNISH, 1979, Linguisíics: an


lntroduction to language and Communicaüon, Cambridge, Mass., The M.I.T. Press.
2. BACH, KENT, y R. HARNISH, 1979, Linguistic Communication and
Speech Acts, Cambridge, Mass., The M.I.T. Press.
3. BIERWISCH, MANFRED, 1980, "Semantic Structure and Illocucionary
forcé", en John Searle et al., eds., Speech Act Theory and Pragmatics, Dordrecht, Holland, D.
Reidel Publishing Company.
3a. BOTHA, R., 1984, The Conduct oj Linguistic lnquiry, The Hague,
Mouton.
4. BROSNAHAM, L. F. y BERTIL MALMBERG, 1970, lntroduction to
Pkonetics, Cambridge, W. Heffers and Sons Ltd.
5. JAKOBSON, R. y LINDA WAUGH, 1979, The Sound Shape of Language, Brigthon,
Sussex, Harvester Press.
6. LEONTYEV, A. N., 1981, Problems in the Developmení of íhe Mind,
XI

Moscú, Progreso.
7. LEVY, DAVID M., 1979, "Communicative Goals and Strategies:
Between Discourse and Syntax", en TALMY GIVÓN ed., Syntax and
Semantics, vol. 12, New York, Academic Press.
8. LYONS, JOHN, 1978, Semantics, I, Cambridge, Cambridge University Press.
9. PÍCHEUX, MICHEL, 1978, Hacia el análisis automático del discurso,
Madrid, Gredos.
10. PARDO, J. FELIPE y JULIA BAQUERO, 1983, "El signo y su Función",
en Revista Colombiana de Lingüística, vol. II, núms. 2, 3.
Argudín, Yolanda y María Luna (2010), Aprender a pensar leyendo bien,
México, Paidós.
12. Arrieta de Meza, Beatriz, Rafael D. Meza Cepeda y Judith Batista Ojeda
(2008), “Interferencia de los neologismos en la comprensión lectora de
textos académicos”, Laurus, vol. 14, núm. 28, en línea: http://redalyc.
uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp/?¡Cve=76111716003.ISSN1325-
883X [consultado el 17/04/2011].
13. Bosque, Teresa y Tomás Rodríguez (1999), Investigación elemental, México,
Trillas.
icfes (2011), “¿Qué es leer? Comportamientos y actitudes propios de la
competencia lectora”, Estudio internacional del progreso de competencia lectora, en línea:
http://www.icfes.gov.co/index.php?option=com_
contentview&id=8:comportamientos-y-actitudes-propios-de-la-competencia-
lectora&catid=2:que-es-leer&Itemid=18 [consultado el
20/04/2011].
14. Jitrik, Noé (1990), Lectura y cultura, México, unam.
Kreimerman, Norma (1984), Métodos de investigación para tesis y trabajos
semestrales, México, Trillas.
López Ruiz, Miguel (1998), Normas técnicas y de estilo para el trabajo académico, México,
unam.
15. Núñez Ang, Eugenio (2002), Didáctica de la lectura eficiente, Toluca, uaem.
Olson, David R. (1997), El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y
la lectura en la estructura del conocimiento, Barcelona, Gedisa.
Steiner, George (1998), Pasión intacta, Madrid, Siruela [trad. Menchu Gutiérrez y Encarna
Castejón].

También podría gustarte