Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
El trauma craneal es un motivo de consulta frecuente en las Urgen-
cias Pediátricas; en nuestro Servicio de Urgencias de Pediatría repre-
senta algo menos del 2% de las consultas. En general, la mayor parte
de los traumatismos que atendemos son leves y cursan sin secuelas,
pero en ocasiones pueden producir lesion intracraneal (LIC) que puede
ser causa de importante morbilidad y/o mortalidad.
El principal reto para el pediatra de Urgencias radica en detectar
lesiones intracraneales, sobre todo en niños con TCE leve, en los cua-
les la toma de decisiones a la hora de realizar exploraciones comple-
mentarias resulta más compleja.
A pesar de la frecuencia del trauma craneal, continúa existiendo
controversia en cuanto a la necesidad de estudios de imagen en niños
con trauma craneal leve, criterios clínicos para predecir LIC e incidencia
de LIC en niños neurológicamente normales.
Lesiones específicas
Heridas en cuero cabelludo «scalp»: estas heridas pueden provo-
car pérdidas importantes de sangre aunque no sean de gran tamaño.
Cuando la herida es amplia y abierta, se deben explorar la existencia
de lesiones en el cráneo, hundimientos y cuerpos extraños.
Fractura lineal de cráneo: la presencia de una fractura craneal
implica que el impacto sobre el cráneo ha sido importante e incre-
menta la posibilidad de una lesión intracraneal. Por otra parte, la
ausencia de fractura no elimina esta última posibilidad. Una men-
ción especial merecen las fracturas lineales en los niños menores de
3 años.
En ocasiones, estas fracturas pueden crecer al producirse un des-
garro de la duramadre, desarrollándose un quiste leptomeníngeo,
con salida de líquido cefalorraquídeo y tejido cerebral a través del
defecto de la duramadre. Es por este motivo que es conveniente el
seguimiento ambulatorio de los niños con control radiológico en
2-3 meses, de niños menores de 3 años que hayan presentado una
fractura craneal.
Fractura de base de cráneo: las fracturas de la base de cráneo se
producen sobre todo en la porción petrosa del hueso temporal. Los sig-
nos clínicos clásicos incluyen el hemotímpano, la otorrea y/o rinorrea
de líquido cefalorraquídeo, equimosis periorbitaria y equimosis retro-
auricular. Para visualizar estas fracturas suele ser preciso la realización
de TAC específica de la zona, ya que pueden pasar desapercibidas en
una Rx o TAC craneal.
Hematoma epidural: esta lesión es tan frecuente en niños como
en adultos y es más probable que permanezca clínicamente oculta en
niños.
Los síntomas derivan inicialmente del incremento de la presión
intracraneal, cefalea, vómitos y depresión de conciencia. Si progresa
se pueden apreciar signos de herniación del uncus con hemiparesia y
cambios en la pupila.
Hematoma subdural: los hematomas subdurales son mucho más
frecuentes en adultos que en niños. Los hematomas subdurales inter-
hemisféricos son más frecuentes en lactantes y muchos son secunda-
rios a maltrato, en forma de sacudidas bruscas. En este último caso se
suele asociar a hemorragias retinianas. Estos hematomas evolucionan
más lentamente que los epidurales y suelen dar una clínica de irritabi-
lidad, letargia y vómitos.
Contusión parenquimatosa: los síntomas más frecuentes son el
descenso del nivel de conciencia, las convulsiones y los signos neu-
rológicos focales.
Conmoción cerebral: la conmoción cerebral es frecuente en niños
y se manifiesta con confusión y disminución transitoria de la respues-
ta a estímulos, con síntomas transitorios, como pérdida de conciencia,
vómitos, cefalea y mareo.
Inflamación cerebral difusa: es mucho más frecuente en niños que
en adultos. Se produce un incremento más o menos importante de la
presión intracraneal que puede generar un coma profundo e incluso la
muerte.
Valoración inicial del trauma craneal
Historia clínica
• Edad (< 1 año → pacientes de riesgo).
• Lugar donde ocurrió el traumatismo.
• Mecanismo del traumatismo: impacto directo, caída de altura, acci-
dente de tráfico, accidente de bicicleta, etc.
• Síntomas asociados: pérdida de conciencia y su duración, vómitos,
cefalea, convulsiones, problemas visuales, dolor de cuello, etc.
• Tiempo transcurrido desde el traumatismo.
• Localización del golpe.
• Evolución desde el traumatismo.
• Recordar posibilidad de maltrato ante una historia incongruente.
Exploración física
• Constantes vitales: FC, FR, TA.
• Valoración cardiopulmonar.
• Valoración neurológica: nivel de conciencia utilizando la Escala de
Glasgow. Pupilas. Postura y movimientos espontáneos. Explora-
ción neurológica completa –pares craneales, déficits motores o sen-
sitivos– buscando cualquier focalidad neurológica.
• Palpación craneal: signos clínicos de fractura, hematomas, abra-
siones, heridas.
• Signos de fractura de base de cráneo: signo de Battle, ojos de mapa-
che, fugas de LCR por las fosas nasales y CAE, hemotímpano.
• Exploración general incluyendo cuello, abdomen y extremidades
para buscar lesiones asociadas.
Valoración neurológica
1. Función de los hemisferios cerebrales:
Escala de Glasgow:
• Apertura de los ojos:
– Espontánea 4
– Al habla 3
– Al dolor 2
– No apertura 1
• Respuesta motora:
– Sigue órdenes 6
– Localiza el dolor 5
– Se retira del dolor 4
– Flexión ante el dolor 3
– Extensión al dolor 2
– No respuesta 1
• Respuesta verbal: Lactantes
– Orientado 5 • Sonriente, sigue sonidos y
objetos, arrullos y balbuceos
– Confuso 4 • Irritable, consolable
– Palabras inapropiadas 3 • Llora con el dolor
– Sonidos incomprensibles 2 • Se queja ante el dolor
– Ausencia de sonidos 1 • No respuesta
2. Función del tronco cerebral (pares craneales III al VIII):
– Reflejos pupilares (II, III).
– Motilidad extraocular (III, IV, VI).
– Reflejo corneal (V, VII).
3. Función del tronco cerebral inferior (IX al XII):
– Respiración.
– Reflejos faríngeo y de la tos (IX, X, XI).
– Movilidad de la lengua (XII).
Actitud inicial
• A la llegada a Urgencias de un TCE, se debe realizar una valora-
ción rápida y ordenada de la situación del paciente (ABCD):
– Permeabilidad de vía aérea.
– Respiración.
– Nivel de conciencia (alerta, respuesta a estímulos verbales, res-
puesta al dolor o no respuesta).
– Tamaño y reactividad pupilar.
• Si existe alteración de la conciencia o se presume, por la historia
o la exploración, que el TCE puede ser moderado o severo:
– Asegurar la permeabilidad de la vía aérea.
– Administrar oxígeno.
– Monitorizar al paciente (FC, FR, TA y SAT O2).
– Canalizar una vía venosa periférica.
• Ante la presencia de inestabilidad respiratoria y/o hemodinámica,
se procederá con las maniobras de RCP (ABC) (ver capítulo corres-
pondiente).
• En los casos con alteración de conciencia importante (Glasgow <9)
será necesario asegurar la vía aérea mediante la intubación orotra-
queal. También es necesaria la intubación orotraqueal en caso de:
– Insuficiencia respiratoria grave.
– Apnea.
– Shock que no responde a líquidos.
– Necesidad de un control prolongado de la vía aérea, por ejemplo,
lesiones que vayan a requerir cirugía inmediata.
– Hipoventilación no resuelta al ventilar con mascarilla y bolsa.
– Movimientos de decorticación o descerebración.
Las maniobras de intubación orotraqueal deben realizarse de forma
electiva. Para realizar secuencia rápida de intubación en niños con trau-
ma craneal se evitará la utilización de ketamina porque aumenta la pre-
sión intracraneal; asimismo, se prefiere la utilización de bloqueantes
neuromusculares como rocuronio y vecuronio a la succinilcolina que
también puede aumentar la presión intracraneal como consecuencia
de su efecto despolarizante (ver capítulo Secuencia rápida de intuba-
ción).
Radiografía de cráneo
El valor de la radiografía de cráneo en el traumatismo craneal está
siendo cada vez más cuestionado, de forma que no se recomienda su
uso en la mayoría de situaciones de trauma craneal, si el TAC está dis-
ponible. El valor de la radiografía de cráneo es limitado, ya que la pre-
sencia de fractura craneal aumenta el riesgo de lesión intracraneal, pero
su ausencia no descarta lesión intracraneal. Asimismo, tampoco la rea-
lización de una radiografía con resultado normal puede sustituir a la
observación.
La Rx de cráneo está indicada en:
• Sospecha de maltrato (historia inapropiada).
• Lactantes < 1 año con hematoma palpable o visible, sobre todo si se
localiza a nivel temporal y/o parietal. En los lactantes < 1 año, las
fracturas pueden ser de gran tamaño e, incluso, sobrepasar varias
suturas, además de implicar cierto riesgo de complicaciones tardías
(fracturas progresivas).
• Lactantes < 3 meses aunque no tengan hematoma, hay estudios que
demuestran que estos niños tienen riesgo de fractura craneal aún
sin presencia de hematoma.
• Lesión penetrante para descartar presencia de cuerpo extraño.
Indicaciones
• Alteración del nivel de conciencia (Glasgow < 15).
• Focalidad neurológica.
• Pérdida de conciencia > 1 minuto/5 minutos.
• Convulsión focal o prolongada.
• Síntomas persistentes (vómitos, cefalea).
• TCE aparentemente menores que ocasionan alteraciones neurológicas
progresivas (focalidad, cefalea intensa, trastornos del lenguaje, etc.).
• Sopecha de fractura deprimida o fractura de base de cráneo.
• Presencia de fractura craneal en Rx de cráneo.
• Lesiones penetrantes.
• Fontanela tensa o diástasis de suturas en lactantes.
• Factores predisponentes a LIC tras sufrir un trauma craneal, por
ejemplo, coagulopatías.
Recientes estudios señalan que la pérdida de conciencia recortada y/o
amnesia aislada sin otros hallazgos que sugieran lesión intracraneal, no
son por si solos predictores de LIC y, por tanto, de indicación de TAC.
Criterios de alta
• Niño asintomático con Glasgow 15 y sin focalidad neurológica. Siem-
pre que el traumatismo haya sido menor y se pueda garantizar la vigi-
lancia domiciliaria y la accesibilidad a un centro hospitalario.
• Niños ingresados en la Unidad de Observación cuando presenten
Glasgow 15 y se encuentren asintomáticos tras un período mínimo
de observación de 4-6 horas.
Unidad de Observación
• Traumatismos mayores (traumatismos con gran violencia del impac-
to): traumas directos con objetos contundentes, accidentes de coche
o bicicleta, caídas de altura elevada (> 2 m).
• No focalidad neurológica, Glasgow 15, pero con pérdida de con-
ciencia, amnesia, síntomas persistentes (cefalea, vómitos, etc.).
• Glasgow 13-14, sin focalidad neurológica y TAC normal.
• Fracturas aisladas de cráneo, sin focalidad neurológica y TAC nor-
mal.
• Niños con coagulopatía de base.
Niños ≥ 1 año
Normal Anormal
No TAC TAC
Observación domiciliaria
En planta
• Sospecha de trauma craneal por malos tratos que no precisen UCIP.
• Niños con Glasgow 15 pero persistencia de síntomas tras 24 horas
con TAC normal.
• TCE LEVE, Glasgow 15, no • TCE moderado-severo
focalidad neurológica, sin síntomas • Glasgow 13-14 sin focalidad
• TCE leve en < 1 año con hematoma neurológica y TAC normal
y Rx normal • Presencia de síntomas
• Seguimiento responsable y • Fractura de cráneo aislada sin
accesibilidad al Hospital lesión intracraneal
• No se puede garantizar observación
domiciliaria y/o retorno al Hospital
Observación domiciliaria
Unidad de Observación
Hospitalización
Recomendaciones domiciliarias
Deben darse instrucciones a la familia por escrito preferentemen-
te, sobre lo que deben vigilar en las siguientes horas:
• Valoración periódica del nivel de conciencia (por la noche, des-
pertando al niño).
• Consultar de nuevo si:
– Dolor de cabeza intenso o irritabilidad (llanto continuo).
– Vómitos repetidos.
– Salida de sangre o de un líquido claro por los orificios nasales o
por los oídos.
– Si está desorientado, confuso, no conoce a los familiares próxi-
mos, no sabe dónde está, etc.
– Alteración del equilibrio, de la forma de andar, de la visión o de
la forma de hablar, etc.
– Movimientos extraños.
– Incapacidad para mover o pérdida de fuerza de extremidades.
Una duración prudente de observación domiciliaria se debe exten-
der como mínimo hasta las 24 horas posteriores al traumatismo, debi-
do a que la mayor parte de las complicaciones importantes se desa-
rrollan en las primeras 24 horas.
Se debe mantener cierta alerta sobre cualquier cambio en el estado
del niño unos días después de sufrir un traumatismo craneal.
BIBLIOGRAFÍA
1. Aitken M, Herrerías C, Davis R, Bell H, Coombs J, Kleinman L, Hormer
Ch. Minor head injury in children. Arch Pediatr Adolesc Med 1998; 152:
1176-1180.
2. Benito J, Mintegui S, Sánchez J. Traumatismo craneal en la infancia: ¿Per-
mite la clínica seleccionar los pacientes en alto o bajo riesgo de presentar
una lesión intracraneal? An Esp Ped 1998; 48: 122 - 126.
3. Coombs J, Davis R. A synopsis of the American academy of pediatrics prac-
tice parameter on the management of minor closed head injury in children.
Pediatric in Rev 2000; 21 (12): 413-15.
4. Davis RL, Hughes M, Gubler KD. The use of cranial CT scans in the triage
of pediatric patients with mild head injury. Pediatrics 1995; 95 (3): 345-349.
5. Dietrich AM, Bowman MJ, Ginn-Pease ME. Pediatric head injuries: Can
clinical factors reliably predict an abnormality on computed tomography?
An Emerg Med 1993; 22 (10): 1535-1540.
6. Feuerman T, Wackym PA, Gade GF, Becker DP. Value of skull radio-
graphy, head computed tomography scanning and admission for observa-
tion in cases of minor head injury. Neurosurgery 1988; 22: 449-453.
7. Greenes DS, Schutzman SA. Clinical indicators of intracraneal injury in
head-injury. Pediatrics 1999; 104: 861-867.
8. Greens D, Schutzman S. Clinical significance of scalp abnormalities in
asyntomatic head-injured infants. Pediatric Emergency Care 2001; 7 (2):
88-92.
9. GreensD, Madsen J. Neurotrauma. En: Textbook of Pediatric Emergency
Medicine. Gary R. Fleisher, Stephen Ludwing. 4ª Ed Lippincott Williams
& Wilkins 2000;1271-96.
10. Hahn YS, McLone DG. Risk factors in the outcome of children with minor
head injury. Pediatr Neurosurg 1993; 19: 135-142.
11. Haydel M, Schembekar A. Predition of intracranial injury in children aged
five years and older with loss of consciousness after minor head injury due
to nontrivial. 2003; 42(4).
12. Head injury. Clinical practice guidelines. Royal Children`s Hospital.
13. Hennes H, Lee M, Smith D. Clinical predictors of severe head trauma in
children. Am J Dis Child 1988; 142: 1045-1047.
14. Klauber MR, Marshall LF, Luerssen TG, Frankowski R, Tabaddor K, Eisen-
berg HM. Determinants of head injury mortality: Importance of the low
risk patient. Neurosurgery 1989; 24: 31-36.
15. Management of children with head trauma. Emergency Paediatrics section,
Canadian Paediatric Society. Canadian Medical Association Journal 1990;
142(9): 949-952. Reaffirmed January 2002.
16. McNeil E. Brain traumatic injury. En: The 5 minute pediatric consult. M.
William Schwartz.2ª Ed. LW & W. 2000; 194-195.
17. Mild traumatic head injury. Clinical practice guideline. 2000 Cicinnati Chil-
dren`s Hospital Medical Center.
18. Miller EC, Derlet RW, Kinser D. Minor head trauma: Is computed tomo-
graphyc always necessary? An Emerg Med 1995; 27 (3): 290-294.
19. Mills ML, Russo LS, Vines FS. High yield criteria for urgent cranial com-
puted tomographyc scans. An Emerg Med 1986; 15: 1167-1172.
20. Mitchell KA, Fallat ME, Raque GH. Evaluation of minor head injury in
children. J Pediatr Surg 1994; 29 (7): 851-854.
21. Palchak M, Holmes J, Vance Ch, Gelber R, Schauer B, Harrison M, Wilis-
Shore J, Wootton- Gorges S, Derlet R, Kuppermann N. A decision rule for
identifying children at low risk for brain injuries after blunt head trauma.
Ann Emerg Med 2003;42: 492-506.
22. Palchak M, Holmes J, Vance Ch, Gelber R, Schauer B, Harrison M, Wilis-
Shore J, Wootton- Gorges S, Derlet R, Kuppermann N. Does an isolated
history of loss of consciousness or amnesia predicit brain injuries in chil-
dren after blunt head trauma?. Pediatrics 2004; 113 (6): 507-13.
23. Quayle K. Minor head injury in the pediatric patient. The Pediatric Clinics
of North America. Emergency Medicine 1999; 46(6): 1189-99.
24. Quayle K. Traumatismo craneoencefálico. En: Medicina de Urgencias Pediá-
tricas. Gary R. Strange. William Ahrens, Steven Lelyveld, Robert Scha-
fermeyer. 1ª Ed. Mc Graw-Hill Interamericana, 1998; 62-70.
25. Sánchez J, Benito J, Mintegi S. Traumatismo craneoencefálico. Indicacio-
nes para el ingreso, la observación y el alta. An Esp Ped 2000; 52 (5): 464-
66.
26. Schunk JE, Rodgerson JD, Woodward GA. The utility of head computed
tomographic scanning in pediatric patients with normal neurologic exami-
nation in the emergency department. Pediatr Emerg Care 1996; 12 (3): 160-
165.
27. Schutzman S, Greens D. Pediatric minor head trauma. Ann Emerg Med
2001; 37 (1): 65-74.
28. Schutzman S. Injury-Head. En: Textbook of Pediatric Emergency Medici-
ne. Gary R. Fleisher, Stephen Ludwing. 4ª Ed Lippincott Williams & Wil-
kins 2000; 331-38.
29. Schutzman SA, Barnes P, Duhaime AC. Evaluation and management of
children younger than two years old with apparently minor head trauma:
Proposed guidelines. Pediatrics 2001; 107: 983-993.
30. Shackford SR, Wald SL, Ross SE. The clinical utility of computed tomo-
graphyc scanning and neurologic examination in the management of patients
with minor head injuries. J Trauma 1992; 33: 385-394.
31. Stein S, O'Malley KF, Ross SE. Is routine computed tomography scaning
too expensive for mild head injury? An Emerg Med 1992; 20: 1286-1289.
32. Tepas JJ, DiScala C, Ramenofsky ML. Mortality and head injury: The pedia-
tric perspective. J Pediatr Surg 1990; 25: 92-96.
33. The management of minor closed head injury in children head in injury
in children. American Academy of Pediatrics. Committee on Qualty Impro-
vement. Pediatrics 1999; 104 (6): 1407-1415.