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Siendo la Banca Central del sistema económico y financiero del Estado, y guardando
concordancia con su posición de prestamista de última instancia, la carta magna ha
determinado que el Banco de la República es el encargado de mantener el bienestar
económico de la nación, lo que se vuelve de vital importancia para el funcionamiento
eficiente del sector público y del sector privado.
Entendido todo lo anterior como el marco dentro del cual el Banco de la República
puede accionar, es oportuno entonces recoger lo sucedido en 1999 cuando la Corte
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Corte Constitucional, Sentencia C-481/99
Constitucional falla en su Sentencia C-481, acerca de la autonomía de la Banca
Central.
"Artículo 2º. FINES. El Banco de la República a nombre del Estado velará por el
mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda conforme a las normas
previstas en el artículo 373 de la Constitución Política y en la presente ley.
Parágrafo. Para cumplir este objetivo la Junta Directiva del Banco adoptará metas
específicas de inflación que deberán ser siempre menores a los últimos resultados
registrados, utilizará los instrumentos de las políticas a su cargo y hará las
recomendaciones que resulten conducentes a ese mismo propósito"2.
Esta actitud demuestra gran parte de la metodología que sigue la Corte Constitucional,
dado que no simplemente toma en cuenta intervenciones en lo que se debería juzgar a
primera vista, sino que prevé el tipo de fallo que se dará según los argumentos de
quienes intervienen. Cabe resaltar que durante la sentencia de la corte, ésta se
describe como competente y pertinente jurídicamente para juzgar sobre el tema en
cuestión, lo cual se ve claramente antes y después de la demanda que es recibida en
primera instancia. Además durante el fallo, la corte mantiene un marco jurídico
establecido en el cual puede actuar y basarse con respecto al asunto de la Banca
Central Autónoma.
La última intervención que pide la corte dada la complejidad del tema, es de una
comisión de expertos. La opiniones de los mismos se contraponen en todos los
temas, algunos opinan que el establecimiento de metas inflacionarias ha sido eficiente
para la economía, mientras otros piensan lo contrarío. Lo mismo pasó en cuanto a la
finalidad del Banco de la República y el uso de la política monetaria.
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ibid
Bajo este orden de idas la Corte pasa a manifestarse sobre dos preguntas
fundamentales: ¿Debe el Banco entender su fin como el mantenimiento del poder de
la moneda, o abarcar objetivos mucho más complejos para el desarrollo? Y ¿Está la
Ley 31 en capacidad de establecer las metas económicas que debe tener el Banco?4.