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Al 2030, Perú podría perder hasta el 40% de su área

cafetalera. Así, lo concluye un estudio que realiza el


Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF) y el Centro
de Investigación en Agricultura Tropical (CIAT) sobre
el impacto del cambio climático en la cadena de valor
del café en el Perú. Los avances de esta investigación
se dieron en el conversatorio ‘Cadenas de valor y
cambio climático: el caso del café en Perú’, que se
realizó el 27 de marzo, en Lima, en el marco del
proyecto ‘Café y Clima’, del Programa
SECOMPETITIVO de la Cooperación Suiza – SECO.
Latinoamérica tiene suerte: dispone de una
ubicación y orografía privilegiadas para el
cultivo de un café de calidad. No es sorpresa
que la región sea hogar de 5 de los 10
mayores productores a nivel mundial, entre
ellos el número uno, Brasil, cuyo café es
consumido alrededor de todo el mundo
En el pasado, los agricultores veían en el café una opción
rentable de ganarse la vida. Tanto así que hoy la industria
cafetera emplea a más de 14 millones de latinoamericanos
a lo largo de la región. Sin embargo, en los últimos
años, los efectos del cambio climático, las plagas y el
precio del café en el mercado internacional están creando
una tormenta perfecta que amenaza el bienestar social de
millones pequeños productores latinoamericanos y sus
familias.
Los más afectados son los pequeños productores, en su
mayoría con plantaciones de menos de 2 hectáreas, a
los cuales cada vez menos les compensa cultivar café.
Como alternativa, algunos están empezando a
sustituir el café por otros cultivos o abandonar sus
fincas para migrar a ciudades o el extranjero.
La tendencia es clara y, si no actuamos a tiempo,
también irreversible. Los expertos en cambio
climático coinciden que durante el presente siglo
seguirán aumentando las temperaturas globales, con
incrementos de entre 1,5º y 4,5º en los meses más
calurosos. A esto habrá que sumar que los periodos de
lluvia y sequía se volverán más impredecibles y
extremos.
Pero esto es probable que cambie en el futuro. El aumento
global de temperatura va a traer consigo una reducción
considerable de la superficie apta para posible cultivar café,
incluso de hasta un 50% del total para 2050. También, en menor
medida, se producirá una redistribución a zonas en las que
antes no era factible cultivarlo. Un ejemplo de esta
relocalización es Nicaragua, donde se estima que la altitud
óptima para el cultivo del café subirá de 1.200 msnm a 1.600
msnm para mediados de siglo.
“Las acciones de adaptación pueden reducir, más no eliminar o
revertir, el impacto del cambio climático en la agricultura. Es
por eso que es importante implementar tanto medidas de
adaptación como de mitigación, estas orientadas a reducir la
emisión de gases efecto invernadero que son la principal causa
del cambio climático", dice Ana Ríos, especialista sénior de la
División de Agricultura y Desarrollo Rural.

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