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Resumen

Análisis enfatizando los aspectos más relevantes de la psicología de la liberación .

La psicología de la comunicación en Latinoamérica ha enfrentado desafíos significativos en su


desarrollo y contribución social. Se destaca que, en general, el aporte de la psicología a los
pueblos latinoamericanos ha sido limitado, con algunas excepciones notables. Se señala que
muchos psicólogos han abordado los problemas sociales desde una perspectiva política más
que desde la psicología en sí misma, lo que refleja una dependencia servil de los esquemas
psicológicos tradicionales.

Entre los pocos aportes latinoamericanos reconocidos a la psicología universal, se destacan la


"tecnología social" de Jacobo Varela y los planteamientos psicoanalíticos de Enrique Pichon-
Rivière. Sin embargo, se observa que estas contribuciones no han sido suficientemente
valoradas ni difundidas fuera de la región.

Se enfatiza el impacto significativo del método de alfabetización conscientizadora de Paulo


Freire, que integra la educación, la psicología, la filosofía y la sociología. Este enfoque promueve
la conciencia personal y social, la organización comunitaria y la transformación social,
ofreciendo una respuesta histórica a la falta de voz de los pueblos latinoamericanos.

A pesar de estos aportes, se critica la falta de atención y estudio crítico dedicado a las obras
relevantes, como la de Freire, en comparación con el énfasis en teorías triviales. Se destaca la
necesidad de una psicología latinoamericana que se comprometa con los problemas cruciales
de la región y contribuya significativamente a su transformación.

Se identifican tres causas principales de la "esclavitud" de la psicología latinoamericana: el


mimetismo científico, la carencia de una epistemología adecuada y el dogmatismo provinciano.
Se critica el mimetismo de las corrientes psicológicas dominantes de Estados Unidos y la falta de
desarrollo de teorías y enfoques propios adaptados a la realidad latinoamericana.
Además, se discute cómo ciertos presupuestos en la psicología dominante, como el positivismo,
el individualismo, el hedonismo, la visión homeostática y el ahistoricismo, han limitado la
comprensión de la psicología en Latinoamérica. Se enfatiza la necesidad de una revisión
profunda de estos presupuestos desde una praxis comprometida con los sectores populares
para lograr una comprensión más auténtica de la realidad y contribuir de manera significativa a
su transformación.

La psicología de la comunicación en el contexto latinoamericano ha estado marcada por una


serie de dilemas que reflejan su dependencia y su lucha por encontrar su identidad y relevancia
en la realidad de la región. Estos dilemas incluyen la dicotomía entre una psicología científica y
una "con alma", entre enfoques humanistas y materialistas, y entre posiciones reaccionarias y
progresistas.

El primer dilema, que enfrentaba la psicología a una visión más religiosa y espiritual, ha sido en
gran medida superado, aunque reflejaba las tensiones entre los enfoques occidentales
importados y las tradiciones locales. El segundo dilema, entre enfoques humanistas y
materialistas, sigue siendo relevante y plantea preguntas sobre la naturaleza del ser humano y
su papel en la sociedad. El tercer dilema, entre psicologías reaccionarias y progresistas, se
centra en el papel político y social de la psicología en la transformación de las estructuras
injustas.

Para avanzar hacia una psicología más relevante y liberadora, es necesario replantear el enfoque
teórico y práctico de la disciplina desde la realidad y las necesidades de los pueblos
latinoamericanos. Esto implica adoptar una psicología de la liberación que se base en tres
elementos esenciales: un nuevo horizonte centrado en las necesidades populares, una nueva
epistemología que cuestione las perspectivas dominantes y una nueva praxis comprometida con
la transformación social.

La psicología de la liberación debe romper con la esclavitud de las estructuras mentales y


sociales dominantes, adoptando una perspectiva desde abajo que permita comprender y
abordar los problemas desde la experiencia de los oprimidos. Esto requiere una participación
activa en la lucha por la justicia y la igualdad, así como la desideologización de la experiencia
cotidiana para rescatar la verdad objetiva de los sectores populares.

Además, es necesario reconocer y potenciar las virtudes y la resistencia de los pueblos


latinoamericanos en su lucha por la liberación. Esto implica valorar y trabajar con las tradiciones
populares, religiosas y culturales que han mantenido viva la esperanza y la solidaridad frente a
la opresión.

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