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Diplomado Teórico en Tanatología Conceptos generales de Pérdida y Duelos

Actividad: Etapas o fases del duelo según Elisabeth Kübler- Ross


Nombre del alumno: Pbro. José de Jesús Chávez Gutiérrez Profesora: Lic. Martha Muñoz Villarreal
Fecha: 30 de noviembre de 2022

Etapas o fases Características


1ra. Negación y aislamiento • La negación inicial era común a los pacientes a los que se les revelaba directamente
desde el principio su enfermedad, y a aquellos a los que no se les decía
explícitamente y que llegaban a aquella conclusión por sí mismos, un poco más tarde.
• Una negación tan angustiosa ante la presentación de un diagnóstico es más típica
del paciente que es informado de manera prematura o bruscamente por alguien que
no le conoce bien o que lo hace rápidamente, sin tener en cuenta la disposición del
paciente.
• La negación parcial es habitual en casi todos los pacientes, no solo al enterarse de
la enfermedad, sino más adelante.
• La negación funciona como un amortiguador después de una noticia inesperada e
impresionante. Generalmente es una defensa provisional y pronto será sustituida por
una aceptación parcial.
• La primera reacción del paciente puede ser un estado de conmoción temporal del
que se recupera gradualmente. Dependerá mucho de cómo se le diga, de cuánto
tiempo tenga para reconocer gradualmente lo inevitable, y de cómo se haya
preparado a lo largo de su vida para afrontar situaciones de tensión, que abandone
poco a poco su negación y use mecanismos de defensa menos radicales.
2da. Ira • Cuando no se puede seguir manteniendo la primera fase de negación, es sustituida
por sentimientos de ira, rabia, envidia y resentimiento, preguntándose ¿Por qué yo?
• Esta fase de ira es muy difícil de afrontar para la familia y el personal. Esto se debe
a que la ira se desplaza en todas direcciones y se proyecta contra lo que les rodea,
a veces casi al azar.
• El problema esta en que pocas personas se ponen en el lugar del paciente y se
preguntan de dónde puede venir su enojo. A donde quiera que mire el paciente en
esos momentos, encontrará motivos de queja.
• La tragedia es quizá que no pensamos en las razones del enojo del paciente y lo
tomamos como algo personal, cuando, el origen, no tiene nada que ver, o muy poco,
con las personas que se convierten en blanco de sus iras.
• Tenemos que aprender a escuchar a nuestros pacientes y a veces incluso aceptar
su ira irracional, sabiendo que el alivio que experimentan al manifestarla les ayudará
a aceptar mejor sus últimas horas.
3ra. Pacto • La tercera fase, la fase de pacto, es menos conocida pero igualmente útil para el
paciente, aunque sólo durante breves periodos de tiempo.
• El paciente cree tener una posibilidad de que se le recompense por la buena conducta
y se le conceda un deseo teniendo en cuenta sus especiales servicios.
• El pacto es un intento de posponer los hechos; incluye un premio “a la buena
conducta”, además fija un plazo de “vencimiento” impuesto por uno mismo y la
promesa implícita de que el paciente no pedirá nada más si se le concede este
aplazamiento.
• La mayoría de los pactos se hacen con Dios y generalmente se guardan en secreto
o se menciona entre líneas o en el despacho de un sacerdote.
• Psicológicamente, las promesas pueden relacionarse con una sensación de
culpabilidad oculta, y por lo tanto sería útil que el personal de los hospitales no pasara
por alto este tipo de comentarios de los pacientes.
4to. Depresión • Todo el que trata con pacientes conoce muy bien todas las razones de depresión. Si
tuviera que señalar una diferencia entres dos clases de depresión, diría que la
primera es una depresión reactiva, y la segunda una depresión preparatoria.
• La primera es de naturaleza distinta, y se debería tratar de una forma completamente
diferente de la segunda. Una persona comprensiva no tendrá ninguna dificultad para
descubrir la causa de la depresión y aliviar algo el sentimiento de culpabilidad o
vergüenza excesivas que a menudo acompañan a la depresión.
• El segundo tipo de depresión no tiene lugar como resultado de la pérdida de algo
pasado, sino que tiene como causa pérdidas inminentes. Este segundo tipo de duelo
generalmente es silencioso, a diferencia de la primera, durante la cual el paciente
tiene mucho que compartir y necesita muchas comunicaciones verbales y a menudo
intervenciones activas por parte de miembros de varias profesiones.
• La reacción inicial ante las personas que están tristes generalmente es intentar
animarlas, decirles que no miren, las cosas desde una óptica tan torva o
desesperada.
• Cuando la depresión es un instrumento para prepararse a la pérdida inminente de
todos los objetos de amor, entonces los ánimos y las seguridades no tienen tanto
sentido para facilitar el estado de aceptación.
5ta. Aceptación • Si un paciente ha tenido bastante tiempo y se le ha ayudado a pasar por las fases
antes descritas, llegará a una fase en la su “destino” no le deprima ni le enojará.
• No hay que confundir y creer que la aceptación es una fase feliz. Está casi desprovista
de sentimientos. En estos momentos, es la familia la que necesita más ayuda,
comprensión y apoyo que el propio paciente.
• Cuando el paciente moribundo ha encontrado cierta paz y aceptación, su capacidad
de interés disminuye. A manudo no desea visitas, el paciente ya no tiene ganas de
hablar.
• Estos momentos de silencio pueden ser las comunicaciones más llenas de sentido
para las personas que no se sienten incómodas en presencia de una persona
moribunda.
• Hay muy pocos pacientes que luchan hasta el final, que pugnan y conservan una
esperanza que hace imposible alcanzar esta fase de aceptación.
• Es conveniente que a los pacientes se les anime a manifestar su rabia, a llorar para
expresar su dolor preparatorio, y a manifestar sus miedos y fantasías a alguien que
pueda estar tranquilamente sentado escuchándolos.
• En esta fase de aceptación hay comunicación en dos sentidos: una clase de
pacientes lo conseguirá sin casi ayuda ambiental, excepto una comprensión
silenciosa y la ausencia de interferencias. Otros, pueden alcanzar un estado físico y
psicológico similar cuando tienen bastante tiempo para prepararse para la muerte.

Conclusión

Sin duda alguna, todos los acontecimientos que enmarcan al hombre llevan un proceso. Eso es algo que tenemos muy consciente
algunos, pero no todos. Queremos que todo sea espontaneo o evadir aquellos que no nos produce algo agradable a nuestra vida. El
sentido de una pérdida y el proceso del duelo tiene que hacernos comprender que es un proceso, donde se van experimentando, un
abanico de emociones y, junto con ello, un matisse de colores, desde el negro, gris, hasta poder llegar a un color claro.

Es importante crear conciencia, sobre todo en familiares, personal de la salud, sacerdotes y laicos que estamos en constante situación
de vulnerabilidad por una pérdida, que no es malo sentirse triste y llorar. No podemos “satanizar” las expresiones que aquellos que
están viviendo y digiriendo el proceso que van a vivir, y junto con ellos, la familia y todos los que le rodean.

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