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El uso de la IA en los sistemas judiciales está siendo explorado por las judicaturas,
los servicios de fiscalía y otros órganos judiciales específicos a nivel mundial. Por
ejemplo, en el ámbito de la justicia penal, muchos sistemas judiciales del mundo
entero ya utilizan sistemas de IA para brindar asistencia en investigación y
automatizar los procesos de toma de decisiones. Al considerar los rápidos
avances en este campo, los desafíos y oportunidades relacionados con el
aprovechamiento de la IA en los sistemas judiciales y sus implicaciones para los
derechos humanos y el estado de derecho deben formar parte de las discusiones
entre las partes interesadas del ecosistema judicial. Por lo tanto, este curso de
capacitación en línea en formato de curso abierto masivo en línea (MOOC, por sus
siglas en inglés) se desarrolla en cooperación con el centro CETIC de categoría 2
de la UNESCO y el IEEE en respuesta a las necesidades expresadas por Estados
miembros de la UNESCO, jueces y otras partes interesadas
Inteligencia artificial en el derecho internacional
La globalización, la transnacionalización, la multiplicidad de redes transfronterizas
no reguladas, el incremento del uso de la IA en el ámbito público y privado
nacional, internacional y transnacional a nivel planetario presentan un status de
fragmentación, sin coordinación y con fuerte competencia. Si bien los Estados
nacionales han visto debilitada su capacidad de regulación efectiva en la materia
por variadas razones, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -junto con
sus organismos especializados- ha buscado mantenerse activa en varios frentes,
destacándose el Grupo de Grupo de Expertos ad hoc de la UNESCO sobre Ética
de la IA y el Panel de alto nivel sobre cooperación digital de la Secretaría
General de la Organización. La ONU está bien posicionada para aprovechar las
iniciativas y ofrecer una vía multilateral creíble hacia usos éticos centrados en el
ser humano y en la preservación de la paz.
Como en todos los campos de la vida humana, si no se gestiona a favor de la
humanidad, puede conducir a resultados injustos. Sin supervisión humana, estos
cambios pueden ampliar las desigualdades económicas, sociales y culturales.
Contamos con evidencia respecto al rumbo que podría tomar la inteligencia
artificial si no es bien gestionada y los ejemplos sobran: personas que han sido
catalogadas como más propensas a cometer delitos solo porque algoritmos de
inteligencia artificial tienen sesgos en torno a personas afrodescendientes o
latinas; sistemas de reconocimiento facial que se alimentan de preconceptos
estereotipados; amenazas hacia la democracia, sus procesos electorales y la
credibilidad de sus instituciones por acciones como la desinformación,
diseminación de discurso de odio, cibervigilancia.
Los sistemas judiciales a nivel mundial utilizan la Inteligencia artificial (IA) para
analizar grandes cantidades de datos jurídicos con el objetivo de ayudar a los
abogados a identificar precedentes en la jurisprudencia, permitir a las
administraciones simplificar los procesos judiciales y apoyar a los jueces a
establecer predicciones sobre temas que incluyen la duración de sentencias y las
puntuaciones de reincidencia. El surgimiento de la analítica de datos legales y la
justicia predictiva tiene implicaciones frente a los derechos humanos, puesto que
la opacidad de los sistemas de IA puede ir en contra de los principios de justicia
abierta, debido proceso y el estado de derecho.
A medida que avanza el uso de las tecnologías de IA, los sistemas judiciales se
involucran en cuestiones legales relacionadas con las implicaciones de la IA con
respecto a los derechos humanos, la vigilancia y la responsabilidad, entre otros.
Además, los sistemas judiciales también utilizan sistemas de IA para los procesos
de toma de decisiones judiciales que han planteado preocupaciones sobre la
equidad, la rendición de cuentas y la transparencia en la toma de decisiones de
parte de sistemas automatizados o habilitados mediante la IA.
Sin embargo, el uso de la IA plantea una amplia gama de desafíos que deben
abordarse: desde el reconocimiento de patrones pasando por la ética, las
decisiones sesgadas tomadas según algoritmos basados en la IA, la
transparencia, hasta la rendición de cuentas. Los algoritmos de autoaprendizaje,
por ejemplo, pueden ser entrenados mediante ciertos conjuntos de datos
(decisiones anteriores, imágenes faciales o bases de datos de video, etc.) que
podrían contener datos sesgados y que puedrían utilizarse con aplicaciones para
fines penales o de seguridad pública, lo que conduce a decisiones sesgadas.
Si se considera los rápidos avances en este ámbito, deben formar parte de las
discusiones entre las partes interesadas del ecosistema judicial todos los desafíos
y oportunidades relacionados con el aprovechamiento de la IA en los sistemas
judiciales y sus implicaciones para los derechos humanos y el estado de derecho.