Tema-2.

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Historia Antigua Ii: Historia de Roma

1º Grado en Historia

Facultad de Filosofía y Letras

Universidad de Granada

Reservados todos los derechos.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Tema 2. La Roma Arcaica y el período monárquico.
1. Fuentes literarias y arqueológicas.
Literarias.

Un conjunto de leyendas griegas y romanas adornaron los primeros tiempos de la ciudad y,

elaboradas por autores de época augusta, como Tito Livio, Virgilio o Dionisio de Halicarnaso, se
convirtieron en la versión canónica de los orígenes de Roma.

Son dos los grupos de leyendas, que tienen como protagonistas al troyano Eneas, colonizador del
Lacio, y a Rómulo, fundador de la ciudad romana.

Eneas: tras la caída de Troya, Eneas, hijo de Anquises y la diosa Venus, arribó con su hijo Ascanio
y otros compañeros a las costas de Italia. Tras vencer a Turno, el rey de los rútulos, fundó
Lavinium, cerca de la desembocadura del Tíber. Tras su muerte, su hijo fundó Alba Longa, que se
convirtió en la capital del Lacio.

Rómulo y Remo: el último rey de Alba Longa, Amulio, tras destronar a su hermano Numitor, obligó
a su sobrina Rea Silvia a convertirse en sacerdotisa vestal para prevenir una descendencia que
pusiera en peligro su usurpación. Pero el dios Marte engendró de la virgen dos gemelos, Rómulo
y Remo. Amulio los arrojó al Tíber, pero una loba los amamantó y un pastor los cuidó como si
fueran suyos. Una vez conocido su linaje, mataron a Amulio y repusieron a Numitor en el trono.
Por su parte, ellos fundaron una nueva ciudad donde habían sido encontrados por la loba en el
753 a.C. Los dioses señalaron a Rómulo como gobernante de la nueva ciudad, lo que llevó a una
disputa entre los dos hermanos que acabó con la muerte de Remo a manos de Rómulo. Éste creó
las primeras instituciones y tras un largo período de reinado, murió y le sucedieron en el trono
de Roma seis reyes, hasta el 509 a.C., cuando se instauró la República.

Arqueológicas.

Recurrimos a los documentos arqueológicos para determinar los elementos de verdad incluidos
en la leyenda.

Aunque el territorio que ocuparía Roma aparece habitado desde el Paleolítico, los primeros
objetos hallados dentro de los posteriores muros de la ciudad proceden del Calcolítico. Se
adscriben a la cultura apeninica, pero es muy poco lo que puede suponerse sobre la organización
de la población de esa época, a excepción de su concentración en pequeñas aldeas de cabañas y
tenían una precaria actividad agrícola de subsistencia.

A comienzos de la Edad del Hierro, se observa un proceso de transformación que lleva a las aldeas
aisladas a aglutinarse en un recinto más amplio (sinecismo), que coincide con un aumento de la
capacidad de producción agrícola. Este proceso se adscribe a los latino-faliscos.

2. Los orígenes, la monarquía latino-sabina y la etrusca.

Según la tradición, Roma estuvo gobernada por siete reyes en un período de alrededor 250 años.
La monarquía se divide en la monarquía latino-sabina (Rómulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio y
Anco Marcio), de carácter electivo, y la monarquía etrusca (Tarquinio Prisco, Servio Tulio y
Tarquinio el Soberbio), de carácter hereditario.

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 Rómulo es una creación legendaria al que se le atribuye la conducción de una guerra contra la
población sabina, concluida con la asociación al trono de su rey Tito Tacio. Los sabinos
constituyeron un elemento determinante en la constitución del núcleo originario de la ciudad.

Su sucesor, el sabino Numa Pompilio, es considerado el creador de las instituciones religiosas,

frente al tercer rey, Tulo Hostilio, con paradigma de guerrero, al que se le atribuyen las primeras

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guerras de conquista, que culminan con la destrucción del viejo centro latino de Alba Longa.

El cuarto rey, Anco Marcio, en cambio, es caracterizado como campeón de la paz y de los valores
económicos. Se le considera el constructor del primer puente estable sobre el Tíber, así como del
primer puerto en su desembocadura, lo que implica la extensión de la ciudad por el lado derecho
del río.

Los últimos tres reyes, Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio, señalan un cambio
decisivo en la historia de la Roma arcaica: la entronización de monarcas que la tradición considera
etruscos, a finales del siglo VII, y la definitiva urbanización de la ciudad.

Tarquinio Prisco es, según la tradición, un personaje de la etrusca Tarquinia, que fue aceptado en
el patriciado y elegido rey a la muerte de Anco Marcio. Se le atribuye una política de conquista,
apoyada en una reorganización del ejército, consistente en la duplicación del número de reclutas,
pasando a constar de 6000 infantes y 600 jinetes. Otra reforma habría sido el incremento del
número de senadores, que se fijó en 300 miembros con la inclusión de los patres minorum
Gentium, anteriormente ajenos al patriciado. De acuerdo al relato tradicional, Prisco, enemistado
con un importante sector de la aristocracia, habría sido asesinado por los hijos de Anco Marcio.

Servio Tulio fue su sucesor, según la tradición romana, por designación de la casa real. Las
tradiciones etruscas lo consideraban un condottiero etrusco, conocido como Macstrna, que se
enfrentó a la familia de Tarquinio y logró acceder el poder. Se le atribuyen importantes iniciativas
político-institucionales que se engloba en la “constitución serviana”: la creación de distritos
territoriales, que suplantan a las antiguas tribus y el perfeccionamiento de la organización militar
a través del ordenamiento centuriano de base timocrática, es decir, basado en la distinta
capacidad económica de los ciudadanos.

Las tribus territoriales: la necesidad de unificar a toda la población en el espacio romano llevó a
Servio a dividir el espacio en distritos llamados tribus. El núcleo urbano se dividió en cuatro tribus
urbanas y el territorio circundante en dieciséis tribus rústicas. Con ello, la primitiva organización
gentilicia fue sustituida por otra de carácter territorial, basada en el lugar de residencia. Desde
ese momento, la condición de ciudadano estuvo unida a su pertenencia a una tribu. Con la
reforma, las tribus sustituyeron a las curias y éstas perdieron toda su importancia como base de
la organización ciudadana y unidades de reclutamiento militar.

Reforma constitucional: en cuanto a la reforma militar, a Servio se le atribuye la organización de

un ejército de carácter hoplítico, ordenado y con funciones de acuerdo con el poder económico
de sus componentes y la paralela participación política de los ciudadanos romanos en las
asambleas comitia centuriata.

La táctica hoplítica: en el siglo VI, Roma conoció la táctica hoplítica, basada en la sustitución del
antiguo combate caballeresco por choques de unidades compactas y que basan su fuerza en la
cohesión de la formación. Esta táctica fue la consecuencia de profundos cambios en la sociedad,
que se hacía cada vez más compleja.

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Historia Antigua Ii: Histori...
Banco de apuntes de la
 La constitución centuriada (comitia centuriata): se basa en una nueva distribución de los
ciudadanos en dos categorías: classis e infra classem según sus medios de su fortuna, divididas
en centuriae. Los ciudadanos contribuían también con sus propios recursos a la formación del
ejército y de acuerdo con su fortuna, se les exigía un armamento determinado.

Quedó así un ejército homogéneo compuesto de un núcleo de infantería pesada, la classis,

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articulado en 60 centurias, que en caso de necesidad era apoyada por contingentes con
armamento ligero, de la infra classem. Por encima de la classis existían dieciocho centurias de
caballería, los supra classem, designados por el rey entre la aristocracia.

Nuevo esquema social: la organización en curias se sustituyó por la división de los ciudadanos en
propietarios (adsidui), que constituían, de acuerdo a la mayor o menor extensión de sus tierras
de cultivo, la classis y la infra classem. Los que no tenían propiedades inmuebles y sólo eran
considerados por su prole, su descendencia, se les llamaba proletarii. Además de no tener
inmuebles, tampoco tenían tierras. Eran comerciantes o artesanos, y por tanto, quedaban
excluidos del servicio en el ejército y de los derechos políticos. Se quedaba una pirámide social
en cuya cúspide se encuentran los supra classem, los caballeros, la classis, infra classem y por
último los proletarii.

Los comicios por centurias: el reflejo político de la nueva organización del ejército se observó en
la creación de una nueva asamblea ciudadana, los comicios por centurias, en la que participaban
sólo los ciudadanos que contribuían a la formación del ejército, es decir, las centurias ecuestres
y la classis. El resto quedaba excluido.

Fortalecimiento de la aristocracia: Servio fortaleció la aristocracia y nobleza adaptándose a las

nuevas circunstancias de la época y necesidades del Estado: fortalecimiento de las familias
patricias con el incremento de las centurias de caballería, derechos políticos plenos sólo para
grandes propietarios, marginación de los pequeños y medianos propietarios (participantes en las
cargas militares pero no en los derechos políticos) y exclusión de los proletarios.

Tarquinio el Soberbio es considerado como un tirano, que, con sus injusticias y crímenes,
promovió tal odio hacia la institución de la realeza que Roma prescindió de ella a lo largo de toda
su historia.

Siguiendo las huellas de su predecesor, Tarquinio Prisco, trató de apoyar su gobierno en bases
populares, beneficiando a sus componentes, en contra de los intereses de la aristocracia. Al
margen de los consejos del Senado, Tarquinio dedicó su atención a la población marginada por la
constitución de Servio Tulio, favoreciendo el desarrollo de las actividades mercantiles y
artesanales, con medidas como la construcción de grandes obras públicas, como el templo de
Júpiter sobre el Capitolio, o la extensión de los intereses comerciales de Roma en el mar Tirreno,
que documenta el tratado firmado en 509 a.C. con la potencia marítima de Cartago.

Al destronamiento de Tarquinio por una conjura palaciega en ese año, siguió la abolición de la
monarquía y su substitución por una nueva forma de gobierno: la res pública.

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 3. Los comienzos de la sociedad.
Familia, gens y clientes: la gens y la familia constituyen el núcleo de la sociedad y se corresponden
con los dos elementos esenciales de distribución de la población: la aldea, pagus, y la casa-choza,
la domus. La primera se corresponde con la gens y la segunda con la familia.

La población de las colinas comenzaron a cimentar una serie de relaciones, cuyo aglutinante fue
un elemento religioso y de índole parental: la conciencia de una descendencia común, imaginada
en la memoria de un antepasado mítico. Esta descendencia se expresaba en el uso de un nombre
gentilicio, común a todos los pertenecientes de la gens, el nomen.

Cada gens tenía un número indeterminado de familiae, que se distinguían por un cognomen
particular añadido a su nombre gentilicio. Además, tenían un nombre propio, el praenomen,
antepuesto al nomen, que distinguía a los individuos de una misma familia.

Ejemplo: Publio Cornelio Escipión. Un individuo llamado Publio, de la gens Cornelia, de la familia
de los Escipiones.

El núcleo familiar era de carácter patriarcal y estaba dominado por la figura del pater familias, a
cuya autoridad estaban cometidos todos los individuos y todo aquel que tuviera dependencia
económica de él, como la esposa, esclavos, etc.

La clientela: estaban incluidos en el ámbito de la gens y eran individuos con una serie de
obligaciones frente al patronus, que, en correspondencia eran protegidos y asistidos a través de
un vínculo recíproco de fidelidad, la fides. Cliens viene de cluens, “el que obedece”. El origen de
la clientela es una condición extraña al grupo gentilicio, son extranjeros que, al incluirse en la
organización de la gens, lo hacen como subordinados. Era un vínculo de subordinación
económica, cuyo fundamento era de carácter social y ético y no estrictamente jurídico.

Las estructuras político-estatales: rey, senado, curias y tribus.

El rey: la monarquía aparece como institución política fundamental antes de la fundación de

Roma. Un primitivo rex ductor, un comandante elegido por sus cualidades personales, era jefe
accidental o permanente, y en una segunda fase, asumió funciones religiosas. Esta relación con
las divinidades consolidó su posición, aunque siguieron manteniendo una influencia notable los
jefes de los grupos gentilicios y familiares, que reunidos en el senado, constituían el consejo real.

El senado: originalmente lo constituían los patres familiae, pero no todos, ya que se les
seleccionaba por edad. Formaban entonces parte los patres seniores (senes, anciano).

Al producirse la diferenciación económica ligada a la aparición de la propiedad privada, junto a la

diferenciación social, se llegó a un distanciamiento de los más ricos, que fortificaron su posición
con matrimonios mutuos. Entonces, los patres seniores de las clases altas exigieron el privilegio
de ser senadores, de este modo, la entrada al senado quedó restringida a un estrecho círculo de
gentes y familiae unidos por matrimonios. Sus hijos fueron llamados patricios, surgiendo así las
gentes patriciae, el patriciado romano.

La competencia de este senado era asesorar al rey y discutir problemas de culto y seguridad
común.

Las curias: tenían originalmente un papel económico ligado a la propiedad del inmueble y eran
las detentadoras de la propiedad comunal. También tenían una función de base sacral y podían
ser convocados para asuntos de naturaleza sacro-judicial, los comitia calata, la asamblea más

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 antigua. Las curias terminaron sirviendo también para fines militares, como base del
reclutamiento y como unidades tácticas. Además de este papel militar, en el ámbito político
cumplían con la función de proclamar la entronización del rey y ratificar a los magistrados por él.

Las tribus: el cuerpo político romano se dividió en tres tribus, Ramnes, Tities y Luceres, a cada una
de las cuales fueron adscritas diez curias, con un total de treinta. En caso de necesidad militar,

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cada curia tenía que aportar cien infantes y diez jinetes. Era un ejército de 3000 infantes y 300
jinetes, en unidades de 1.100 hombres y dirigidos por el mismo rey o por dos lugartenientes: el
magister populi para la infantería y el magister equitum para la caballería.

4. El rapto de Lucrecia: la crisis de la monarquía y transición a la república.

El comienzo de la república está unido en la tradición a un relato grandilocuente. El hijo del rey,
Sexto Tarquinio, ultrajó a una virtuosa matrona romana, Lucrecia, que, no deseando sobrevivir a
la ofensa, se suicidó. Su marido junto a los ciudadanos, sublevó al ejército contra el despótico
soberano hasta lograr expulsarlo de la ciudad. Tarquinio, tras intentar recuperar el trono, se retiró
a Cumas, donde murió. Mientras, en Roma, la monarquía era abolida y se instituía la república, a
cuya cabeza pusieron dos cónsules, con poderes limitados y personales. Todo esto en el año 509
a.C.

Este relato es evidentemente falso. La falta de fuentes contemporáneas, tanto romanas como
procedentes del exterior, convierten así los primeros tiempos de la República en uno de los
problemas más difíciles y controvertidos de la historia de Roma.

La República se va desenvolviendo en tres grupos de hechos: en el exterior, la lenta y progresiva

extensión del dominio de Roma en Italia; en el interior, el conflicto entre patricios y plebeyos;
todo esto paralelo a la creación y evolución de las instituciones republicanas.

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