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La universidad pública colombiana, constructora de paz, democracia y

derechos humanos

Entendiendo al territorio como la construcción física, cultural, social, política etc.


que un grupo de individuos o incluso un solo individuo puede llegar a crear de un
determinado punto o espacio, y que no solo es una construcción local, también
está determinado a partir de las dinámicas mundiales; llama la atención el papel
de la universidad en la reconstrucción del territorio para la etapa de post-conflicto
en lo que respecta al estado colombiano. Por varias razones, la primera: tiene que
ver con el hecho mismo de ser la institución llamada a reelaborar el pensamiento
ideológico y político de Colombia, sumado a la responsabilidad de formar los
profesionales que tienen la tarea de crear nuevas dinámicas de apropiación de los
espacios y de investigación científica en todos los campos del saber.

En segundo lugar: porque esta etapa estaría mediada por toda una serie de
condicionamientos internacionales, no solo en lo que tiene que ver con lo
financiero -ya que las ayudas para el periodo mencionado, aparte de estar
focalizadas están condicionadas a ciertas reglas de quienes realizan los aportes-
también en lo político en la medida que, serian ellos quienes diseñen las políticas
educativas de la universidad -como ha quedado expresado en el consenso de
Washington, y en los objetivos del milenio- Lo anterior se materializaría en la
forma como las transnacionales ingresen a realizar la explotación de los recursos
en el país, lo cual ya tendría una limitante en el actuar de la universidad, en la
medida que, los profesionales egresados estarían determinados por el mercado
laboral solicitado por estas empresas, sometiendo así la independencia y libertad
de la universidad al momento de producir conocimiento.

Por ello surge una pregunta ¿está preparada la universidad pública colombiana
para este reto, o por el contrario su papel en este momento importante en la
reconstrucción del país quedara relegado a un segundo e incluso tercer plano,
tomando en cuenta que el primero estaría dado a la clase política, y el segundo al
sector empresarial del país y de las transnacionales?

Cuál sería el deber ser de la universidad en esa reconstrucción del territorio:


realizando aportes desde lo democrático lo empresarial lo ideológico, desde lo
político o de la transformación técnica del sector agropecuario que en últimas es el
más afectado por el conflicto. Lo anterior no quiere decir que deba la universidad
hacerse a un lado del proceso de reconstrucción de país, por el contrario sería la
institución llamada a reelaborar las bases institucionales no solo de lo político e
ideológico, de los nuevos discursos de democracia paz y derechos humanos,
también a crear política publica desde cada una de sus ingenierías, pregrados y
post-grados afines a la explotación de los distintos recursos naturales del país,
(…) Habría que hacer compartir el protagonismo cognitivo de la universidad con todo un sistema
Cognitivo y de innovación territorial (Boisier citando a, Méndez, 1993) (…). Lo que quiere decir
que no va a ser fácil, si tomamos en cuenta que la universidad privada tratara de
abrirse paso en este proceso, y no tanto por los beneficios económicos que le
significaría a estas universidades, también por el hecho de ser ellas las que han
elaborado gran parte de la política pública de nuestro país, la misma que ha
beneficiado a las elites colombianas que en últimas son las propietarias de estas
universidades; desde esta perspectiva la tarea de la universidad pública es
monumental. No solo es fortalecer el sector presencial, también es fortalecer los
distintos pregrados de la educación a distancia puesto que es esta la que carga
sobre sus hombros la obligación de llegar a los lugares más apartados de nuestro
territorio, permitiendo el ingreso a la educación superior no solo a jóvenes
habitantes del casco urbano de cada uno de los municipios en los que hace
presencia la educación a distancia; también permitiendo el ingreso a jóvenes
campesinos de sectores rurales muy distantes del urbano, que veían muy lejana la
posibilidad de realizar estudios superiores, y teniendo en cuenta que son estas
comunidades las más afectadas por el álgido conflicto que ha tenido nuestro país
por varias décadas, así tendríamos a la universidad como la encargada de cerrar
ese ciclo en la construcción de escenarios de paz , con un fortalecimiento de las
instituciones democráticas, demostrando que la educación de un pueblo también
es un derecho de la humanidad.

-Sergio Boisier (agosto, 2005) ¿Hay espacio para el desarrollo local en la


globalización? R E V I S T A D E L A C E P A L 8 6

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