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La Revista Española de Psicología (2016), 19, e4, 1–7.

© Universidad Complutense de Madrid y Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
doi:10.1017/sjp.2016.10

Rendimiento de la memoria asociativa e implícita como

Función de la reserva cognitiva en adultos mayores con
y sin deterioro cognitivo leve

Salvador Algarabel1, Alicia Sales1, Alfonso Pitarque1, Juan C. Meléndez1, Joaquín Escudero2 y Teresa Mayordomo1

1 Universidad de Valencia (España)

2 Hospital General de Valencia (España)

Abstracto. Este estudio tiene como objetivo analizar el rendimiento de la memoria implícita y explícita en función de la reserva cognitiva (RC) en un grupo de control sano (N

= 39) y un grupo con deterioro cognitivo leve (DCL) (N = 37). Ambos grupos se subdividieron en reserva cognitiva alta y baja, y se les pidió que completaran tareas de

reconocimiento asociativo explícito e implícito.

Los resultados mostraron que el grupo de control pudo aprender ambas tareas (η2 = 0,19, p < 0,0001), y al grupo de RC alto le fue mejor (η2 = 0,06, p < 0,05). La muestra

de DCL, por el contrario, no pudo aprender la relación implícita y mostró muy poco aprendizaje en la tarea de asociación explícita. Los participantes diagnosticados con

deterioro cognitivo leve mostraron poca plasticidad en las asociaciones de aprendizaje independientemente de la RC (η2 = 0,12, p < 0,01).

Recibido el 16 de abril de 2015; Revisado el 12 de agosto de 2015; Aceptado el 25 de agosto de 2015

Palabras clave: reserva cognitiva, deterioro cognitivo leve, reconocimiento asociativo, memoria explícita, memoria implícita.

No todos los tipos de memoria disminuyen con la edad de la
misma manera. Las comparaciones entre personas jóvenes y
mayores sanas han revelado que la memoria explícita se deteriora
considerablemente con la edad, mientras que el rendimiento en
las llamadas tareas de memoria implícita basadas en la
familiaridad disminuye menos o incluso permanece intacta (Dew,
Bayen y Giovanello, 2007; Fleischman, Wilson, Gabrieli , Bienias
y Bennett, 2004; Light y Singh, 1987). Estos efectos se han
producido cuando los resultados de tareas como el recuerdo o el
reconocimiento libre (tareas explícitas) se compararon con otros,
implícita similares. En un paradigma de preparación, los
como la finalización de fragmentos o las tareas de preparación (tareas implícitas).
Dentro de la memoria episódica, la memoria asociativa es la
más afectada por la edad, seguida de la memoria de información
de ítems (Old & Naveh­Benjamin, 2008). Para explicar el deterioro
de la memoria con la edad, Naveh­Benjamin y sus colegas
(Bender, Naveh­Benjamin, & Raz, 2010; Old & Naveh­Benjamin,
2008) formularon la hipótesis del déficit asociativo según la cual
los adultos mayores son más deficientes para unir piezas de
información en conjunto que en recordar la información en sí,
pero ambos se deterioran con la edad. A la luz de los hallazgos
de la investigación hasta la fecha, es lógico que las pruebas
explícitas de memoria relacional muestren un déficit pronunciado
con la edad, ya que requieren aprendizaje y recuperación de
relaciones asociativas explícitas (por ejemplo, Dew et al., 2007;
Dew & Giovanello, 2010). ).
La presente investigación está particularmente interesada en
La correspondencia relativa a este artículo deberá dirigirse a Alfonso Pitarque.
Universidad de Valencia ­ Metodología­Psicología.
Valencia, España).
Correo electrónico: pitarque@uv.es
Analizar el desempeño en tareas donde los encuestados deben
asociar diferentes piezas de información verbal, en lugar de
asociar un elemento y su contexto. En un metaanálisis a gran
escala, Old y Naveh­Benjamin (2008) concluyeron que la memoria
asociativa era más deficiente que la memoria de información de
ítems, y más en tareas de reconocimiento que en el recuerdo
libre. Un punto importante planteado en ese metanálisis es que
la “intencionalidad” juega un papel en el alcance de este déficit,
lo que contradice la controversia actual sobre si las personas
mayores muestran o no déficits en el priming o tareas de memoria
participantes son evaluados en la segunda de dos tareas mientras
los experimentadores intentan detectar un efecto de la primera;
Por supuesto, los participantes no son conscientes de ninguna
relación entre ambos. La mayoría de los estudios no han
encontrado una caída en el rendimiento en las tareas de
preparación con la edad (Dew et al., 2007; Fleischman et al.,
2004; Light & Singh, 1987), pero en algunos casos, se ha
observado una pequeña disminución en comparación con la
edad. ­tareas de preparación conceptual (Dew et al., 2007;
Fleischman & Gabrieli, 1998 para una revisión). Dada la dificultad
metodológica de afirmar que se produjeron diferencias nulas en
el desempeño en estas tareas de muy baja dificultad, es
concebible que se encuentren resultados contradictorios.
El siguiente paso para explorar el déficit de memoria implícita
es probar la memoria asociativa implícita. Alguna vez se creyó
que establecer relaciones implícitas entre piezas novedosas de
información era imposible sin un procesamiento elaborado,
considerado una condición previa necesaria (Dew et al., 2007).
Sin embargo, investigaciones posteriores han demostrado que la
preparación relacional puede ocurrir a través de
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2 S. Algarabel et al.
procesamiento no elaborativo (por ejemplo, Reingold y Groshen­
Gottstein, 1996) que utiliza dimensiones perceptuales y conceptuales
(por ejemplo, Graf y Schacter, 1985). De manera similar, experimentos
sobre aprendizaje implícito muestran que se pueden establecer
relaciones implícitas entre elementos sin ser conscientes (por
ejemplo, Reber, Walkenfeld y Hernstadt, 1991). En términos
generales, los adultos mayores pueden formular relaciones implícitas.
La detección o no de un déficit por edad puede depender del tipo de
asociación que se realice (Light y Singh, 1987).
La edad y otras variables modulan el desempeño de las personas
mayores en tareas de memoria. En particular, se sabe que la reserva
cognitiva (RC) actúa como moderador e influye en el rendimiento en
adultos mayores. La reserva cognitiva es la capacidad de una persona
para hacer frente al deterioro relacionado con la edad en los procesos
cerebrales subyacentes al comportamiento (Stern, 2009).
Se ha utilizado ampliamente para explicar la disparidad entre el daño
cerebral y las manifestaciones conductuales de la enfermedad de
Alzheimer (EA) o tipos similares de demencia.
Las autopsias cerebrales han demostrado que algunas personas con
daño cerebral extenso similar a los pacientes con EA se comportaron
“normalmente” durante sus vidas y nunca fueron diagnosticadas con
la enfermedad (Stern, 2009). Las personas con una RC alta son
capaces de alguna manera de compensar el déficit cognitivo que se
produce en función de la edad o la enfermedad. Varios estudios
sobre el envejecimiento normal han encontrado que las personas con
altos niveles de educación generalmente mantienen un mayor
funcionamiento cognitivo y tienen menos riesgo de desarrollar
síntomas de demencia a medida que envejecen (Angel, Fay,
Bouazzaoui, Baudouin, & Isingrini, 2010; Vance & Crowe, 2006 ; pero
ver Zahodne et al., 2011). Asimismo, una revisión de Valenzuela y
Sachdev (2006) mostró que, basándose en el odds ratio combinado,
las personas con antecedentes de alto estatus ocupacional tenían
menos riesgo de incidentes de demencia que los individuos de bajo
estatus después de controlar numerosas covariables, como lo han
hecho otros estudios ( Scarmeas y Stern, 2003; Vance y Crowe,
2006). Algunos estudios han sugerido que las estimaciones del
coeficiente intelectual (o estimaciones premórbidas del coeficiente
intelectual) pueden en realidad ser medidas más sólidas de la reserva
cognitiva. En ese sentido, Solé­Padullés et al. (2009) informaron una
clara relación entre la materia gris y la reserva cognitiva. De manera
similar, Colom, Jung y Haier (2006) encontraron una correlación
positiva entre el aumento de materia gris y ciertas medidas, incluida
la subprueba de vocabulario WAIS. Sin embargo, la CR es un
constructo hipotético que no se puede medir directamente.
Se han utilizado variables proxy y modelos de variables latentes en
un intento de operacionalizarlo. Los criterios utilizados actualmente
para medir la RC utilizaron una puntuación factorial que combina
educación, ocupación, actividades de ocio y coeficiente intelectual,
todas variables asociadas con la capacidad cognitiva que
indirectamente aprovechan la reserva cognitiva (Solé­Padullés et al.,
2009). Postular una asociación entre la capacidad intelectual y el
rendimiento de la memoria no es nada nuevo (p. ej., Conway, Kane y
Engle, 2003). Por lo tanto, sería
No sorprende descubrir que la reserva cognitiva y la memoria explícita
están conectadas. En consecuencia, los adultos mayores con mayor
nivel educativo pueden implementar estrategias cognitivas alternativas
para afrontar los cambios relacionados con la edad.
Sin embargo, sería más difícil postular un vínculo entre la reserva
cognitiva y la memoria implícita. Solo conocemos un estudio que
analizó esa relación (Gordon, Soldan, Thomas, & Stern, 2013). Este
estudio examina el cebado por repetición, es decir, los cambios en la
capacidad de uno para detectar un estímulo que se presentó
previamente. Dada la falta de datos sólidos sobre la memoria
relacional implícita y explícita y la reserva cognitiva, la presente
investigación fue diseñada para estudiar la relación entre la reserva
cognitiva, el rendimiento de la memoria (explícita­implícita) y el
estado mental (saludable versus deterioro cognitivo leve). . Con base
en la literatura, esperamos encontrar una fuerte conexión entre la
reserva cognitiva y la capacidad de las personas para deducir
relaciones explícitas entre piezas de información. Sin embargo, dado
que la relación entre la capacidad intelectual y la memoria automática
es débil o inexistente (por ejemplo, Reber et al., 1991) y el efecto de
la reserva cognitiva disminuye con el diagnóstico de deterioro
cognitivo leve, esperamos que esas variables tengan menos impacto
en la capacidad de las personas para formar relaciones implícitas.
Además, dado que la memoria relacional explícita se ve más afectada
por la edad que la implícita, esperamos observar que una se
desarrolla para compensar a la otra si se le da la oportunidad de
hacerlo.
Mientras que Gordon et al. (2013) analizaron el desempeño en
una tarea puramente implícita, este artículo examina qué tan bien las
personas establecen relaciones implícitas durante una tarea de
estudio explícita. Modificamos el diseño de un paradigma de
reconocimiento asociativo para que los encuestados tuvieran que
aprender una relación conceptual explícita entre las dos palabras en
un par de estímulos, así como una relación perceptiva implícita,
basada en la regla de que las dos palabras comparten la misma
vocal. letra (es decir, la letra “a”) pero no otra vocal (es decir, la letra
“o”; ver Algarabel et al., 2009; Algarabel et al., 2012; Algarabel &
Pitarque, 2010; Algarabel, Pitarque, Cómbita, & Rodríguez 2013;
Algarabel, Pitarque, Tomás, & Mazón, 2010; Algarabel, Rodríguez et
al., 2010). En relación con una condición de prueba tradicional, esto
proporciona un índice de cómo los participantes hacen asociaciones
de manera diferenciada de manera explícita versus implícita.
En ese sentido, nuestro experimento es similar a un experimento
clásico de “niveles de procesamiento” (Craik, 2002; Craik & Tulving,
1975), en el que generalmente se confrontan dos formas diferentes
de codificar información (profunda o semántica versus superficial o
perceptiva ) . . Dado que en nuestro experimento manipulamos una
condición de procesamiento semántico frente a otra condición de
procesamiento perceptivo más semántico, esperamos encontrar un
mejor reconocimiento en esta última condición que en la primera,
como lo predijeran los "niveles de procesamiento". Teoría del
"procesamiento" (Craik, 2002; Craik y Tulving, 1975).
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Reconocimiento asociativo y deterioro cognitivo leve 3

Finalmente, como se describió anteriormente, además de
estudiar el rendimiento en adultos mayores sanos y con
deterioro cognitivo leve, también examinaremos la variable
CR. Está bien establecido que las personas con RC alta
utilizan procesos mentales para compensar cuando una tarea
requiere circuitos cerebrales que se han deteriorado con la
edad. Dado que la memoria implícita y la explícita utilizan
diferentes recursos cognitivos, investigaremos la posibilidad
de que las personas con una RC alta se beneficien más al
realizar asociaciones implícitas, utilizando la memoria implícita
para potenciar la memoria explícita.
Método
Participantes
La muestra total estuvo compuesta por 76 participantes. El
grupo DCL estuvo compuesto por 37 pacientes (25 mujeres,
12 hombres, edad media = 74,95 años) reclutados en el
Departamento de Neurología del Hospital General de Valencia,
España. Los sujetos de control sanos fueron 39 voluntarios
cognitivamente normales (29 mujeres, 10 hombres, edad
media = 69,75 años), reclutados en centros especializados
en atención a personas mayores de la ciudad de Valencia,
España (ver datos demográficos en la Tabla 1).
El diagnóstico fue el resultado final de un examen
neuropsicológico extendido aplicado tanto a la muestra con
deterioro cognitivo leve como a la muestra sana (consulte la
Tabla 1 para obtener datos detallados). La evaluación
psicométrica incluyó el Mini­Mental State Examination (MMSE;
Folstein, Folstein, & McHugh, 1975; versión en español, Lobo,
Saz, & Marcos, 2002) y la Escala de Deterioro Global (GDS;
Reisberg, Ferris, de Leon, & Crook, 1982). Los síntomas de
depresión se evaluaron mediante la Escala de Depresión
Geriátrica de Yesavage (Yessavage et al., 1983). También
se evaluaron habilidades más orientadas cognitivamente. En
particular, los participantes completaron un recuerdo de
categorías y una subprueba de fluidez verbal del Test
Revisado de Barcelona (TBR, Peña­Casanova, 2005). Otras
dimensiones de la memoria se evaluaron con el subtest de
Memoria Lógica Inmediata y Rango de Dígitos hacia Adelante
y hacia Atrás (Wechsler Memory Scale III, WMS; Wechsler,
2004), vocabulario (Wechsler Intelligence Scale for Adultos­
III, WAIS; Wechsler, 2001), España­ Test Complutense de
Aprendizaje Verbal (TAVEC; Benedet & Alejandre, 1998) y
capacidad viso­espacial (Rey Complex Figure Test; Rey, 1999).
Los criterios de inclusión para el grupo de control requerían
que los participantes no tuvieran ningún impedimento que
interfiriera con sus actividades diarias ni sintomatología depresiva.

Tabla 1. Medias (y DE) de datos demográficos y rendimiento neuropsicológico en función de grupos (Saludable vs DCL: Deterioro Cognitivo Leve) y reserva cognitiva (CR:
Baja vs Alta). Nota: a = efecto principal del grupo; b = efecto principal de la RC; c = efecto de interacción

Controles saludables MCI

Significativo
CR alta CR baja CR alta CR baja contrastes

Edad 68,50 (5,49) 71,00 (7,21) 75,84 (5,15) 74,06 (7,62) a

Educación (Analfabetismo, estudios primarios, 0:11:6:3 3:14:2:0 3:8:4:4 6:11:1:0

secundarios y universitarios)
Sexo (masculino, femenino) 6:14 4:15 7:10 5:15
MMSE 28,65 (1,39) 28,29 (0,99) 26 (2,53) 25,83 (1,50) a

Escala de Deterioro Global (GDS) 1,35 (0,67) 1,26 (0,45) 2,68 (0,74) 2,4 (0,85) a

Escala de Depresión Geriátrica (Yesavage) 7,50 (5,02) 9,56 (4,11) 7,26 (5,17) 11,56 (6,36) b

Fluidez verbal Fonémica (letra P) (TBR) 26,95 (10,22) 23,78 (9,42) 19,50 (8,54) 17,53 (9,01) a

Fluidez verbal Semántica (animales) (TBR) 17,15 (6,41) 14,83 (4,9) 12,11 (4,61) 11,53 (3,28) a

Praxis­derecho de imitación (TBR) 8,94 (1,68) 9,29 (1,10) 9,35 (1,11) 8,88 (2,08)
Praxis­imitación izquierda (TBR) 9 (1,65) 9,33 (1,08) 9,35 (1,11) 8,88 (2,08)
Praxis­simbólica (TBR) 7 (1,38) 6,83 (1,50) 7,11 (1,05) 6,22 (1,56) b

Subprueba de vocabulario (WAIS) 30 (10,44) 22,79 (10,60) 21 (11,79) 12,39 (5,92) a, b

Intervalo de dígitos hacia adelante (WMS) (total) 9,8 (2,63) 7,36 (2,63) 9,61 (2,51) 6,63 (1,74) a

Intervalo de dígitos hacia atrás (WMS) 4,25 (1,80) 4,61 (1,94) 3,66 (1,46) 8 2,94 (1,14) a

Unidades inmediatas de memoria lógica (WMS) 12.10 (3.31) 9,57 (2,65) 0,05 (3,06) 8 7,3 (3,76) a, b

Temas inmediatos de memoria lógica (WMS) 10.94 (3.26) 10,63 (3,80) ( 2,30) 8,2 (2,75) a
TAVEC­Recuerdo inmediato del primer ensayo 4,95 (1,73) 11,6 (3,20) 44,6 4,63 (1,57) 3,36 (2,03) 2,75 (1,29) a
TAVEC­Retirada inmediata del quinto juicio (12,36) 11,15 10,52 (3,12) 6,57 (2,71) 5,55 (3,15) a

TAVEC­Aprendizaje (2,07) 30,6 40,73 (1 1,83) 26,84 (11,16) 23,3 (7,87) a

Memoria a largo plazo sin TAVEC (7,41) 13,65 9,3 (3,03) 4,94 (3,94) 5,26 (3,51) a, c (p = 0,08)
Copia de prueba de memoria visual (Rey) (6,90) 27,61 ( 8,05) 24,29 (10,23) 19,39 (11,94) a, b

Prueba de memoria visual­ Memoria (Rey) 7,55 (8,08) 6,70 (6,75) 4,57 (7,55) a, b, c (p = 0,08)
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4 S. Algarabel et al.
El deterioro cognitivo leve se definió según los criterios diagnósticos
especificados por Petersen (2004).
Los criterios de exclusión para los pacientes fueron: alteración
neurovascular asintomática significativa confirmada por resonancia
magnética cerebral, antecedentes de accidente cerebrovascular
sintomático previo, cualquier afección médica que afecte
significativamente al cerebro, síntomas psiquiátricos graves o
antecedentes de abuso de drogas. Todos los participantes dieron
su consentimiento informado por escrito para el estudio, que fue
aprobado por los comités de revisión institucional del Hospital
General de Valencia y la Universidad de Valencia, España.
Grupos de reserva cognitiva
La medición de la reserva cognitiva se estableció según las pautas
planteadas en estudios previos (Solé­Padullés et al., 2009; Stern,
2009; Stern et al., 2005) teniendo en cuenta el rendimiento en
cuatro variables medidas mediante un cuestionario: WAIS. ­III
escala de vocabulario (rango 1­19); nivel de educación (1 =
analfabetismo; sin estudios formales, 2 = estudios primarios, 3 =
estudios secundarios, 4 = estudios universitarios); ocupación (1 =
manual no calificado, 2 = manual calificado, 3 = técnico o no manual
calificado, 4 = profesional; se requiere título universitario, 5 =
gerente o director; se requiere título universitario), y actividades de
ocio (rango 0­14 ). Sobre las medidas anteriores se realizó un
análisis factorial de componentes principales (por ejemplo, Solé­
Padullés et al., 2009). Una solución de un solo factor explicó el
42,3% de la varianza. La puntuación CR individual final se obtuvo
multiplicando cada puntuación CR individual por la carga factorial.
Según este análisis, formamos dos grupos de reserva cognitiva
baja y alta tanto en la muestra sana como en la de DCL, con una
puntuación media de 10,88 (rango: 8,87­
12,93) y 15,40 (rango: 12,98–22,05), y 8,44 (rango: 6,77–9,53) y
12,45 (rango: 10,18–17,41), respectivamente.
Las cuatro muestras fueron equiparadas en género y educación.
Los grupos sanos y con deterioro cognitivo leve diferían en edad
(medias 69,75 y 74,95, t(74) = 3,54, p < 0,01, respectivamente),
pero los dos subgrupos de la muestra de control sano eran iguales
en edad (medias 71,00 frente a 68,50, t(37 ) < 1), al igual que las
submuestras de MCI (medias 74,06 frente a 75,84, t(35) < 1),
respectivamente.
Materiales y Procedimiento
Los participantes primero fueron evaluados neuropsicológicamente
y luego participaron en el experimento de reconocimiento asociativo.
El experimento se realizó en dos bloques idénticos, con una fase
de estudio y una de prueba en cada uno, diferenciándose
únicamente en los estímulos presentados para la prueba. Cada
bloque consistió en la presentación para estudio y prueba inmediata
de 12 listas de pares de palabras. Seis de las listas pertenecían a
la condición explícita (E) y las otras 6 a la explícita más implícita
(E+I). La composición de la lista se elaboró con 192 palabras en
español, de 3 a 9 letras en
de longitud, conteniendo la mitad de ellos la letra “a” pero no la letra
“o” (lista aa), y la otra mitad la letra “o” pero no “a” (lista oo). Ambas
listas se equipararon en frecuencia media por dos millones (Alameda
y Cuetos, 1995) y en número de letras (aa: 97,37 y 5,6; oo: 96,15 y
5,34 para frecuencia y longitud, respectivamente).
Emparejamos aleatoriamente 96 palabras "aa" (48 pares) y 96
palabras "oo" (48 pares). Para la fase de estudio no se formó
ninguna pareja cruzando una palabra con “a” y una palabra con “o”.
En consecuencia, los 96 pares de palabras se agruparon en 12
listas de estudio con 8 pares cada una, y dentro de cada lista,
cuatro pares de palabras que contenían la letra “a” (por ejemplo,
urna­bazar) y cuatro pares que contenían la letra “o” ( ej. bisonte­
libro).
Los participantes estudiaron y fueron evaluados con las primeras
6 listas bajo la condición E, y luego, estudiaron y fueron evaluados
en las 6 listas restantes bajo condiciones E+I (contrapesadas entre
los participantes). Si bien la fase de estudio de ambas condiciones
fue idéntica, es en la situación de prueba donde surgió la diferencia.
En el
Se presentaron condiciones de prueba explícitas (E), ocho pares
de palabras, 4 dejadas intactas y 4 reorganizadas (elementos
presentados en diferentes pares en el estudio). Los pares
reordenados tenían la restricción adicional de que no se extraían
dos palabras de un par de un conjunto de letras diferente. Es decir,
si un par de palabras en estudio pertenecía al conjunto “aa”, su
reordenamiento produjo también un par “aa”. La misma restricción
se aplicó a los conjuntos "oo". La respuesta en este caso debe
basarse en la recuperación de la asociación original aprendida
explícitamente entre las dos palabras estudiadas. En el
Los pares reordenados de condiciones de prueba explícitas más
implícitas (E + I) se construyeron de manera diferente. En este
caso, las palabras impares fueron en todos los casos, del tipo “ao”
y “oa”. Es decir, aunque los pares intactos permanecieron iguales,
las palabras en la condición no apareada se “desacoplaron” en
relación con su composición de letras, lo que permitió evaluar su
efecto. La evaluación de esta condición se basa en el supuesto de
que los participantes no toman conciencia de la relación implícita.
De ser así, podrían lograr fácilmente un rechazo del 100% de las
palabras no emparejadas y el experimento no cumpliría su
propósito. Para evitar la posibilidad de que algunos participantes
hubieran adquirido un conocimiento parcial de esta manipulación a
lo largo de la fase de prueba, se les preguntó al final del experimento
sobre las estrategias que utilizaron para responder y si habían
notado algo especial en los estímulos (Algarabel et al. al., 2009,
2010a, 2013). Ninguno de los participantes mencionó nada sobre
la composición de las letras de las palabras. Se realizaron dos
versiones de los estímulos de la prueba.
formado con el propósito de contrarrestar. La mitad de los sujetos
recibió como no pareado lo que la otra mitad había recibido como
pareado, y viceversa. Las listas de estudio consistieron en la
presentación aleatoria de 8 pares de palabras, de 4 segundos cada
una, en un ciclo continuo, y se siguió
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Reconocimiento asociativo y deterioro cognitivo leve 5

mediante una prueba de 8 pares de palabras. Cuatro de estos pares de
prueba eran idénticos a los pares de estudio y 4 estaban reorganizados.
Los participantes emitieron un juicio de "sí o no" sobre cada par de
estímulos (si se mantuvieron intactos o no en el estudio) utilizando las
teclas "d" y "k" de un teclado de computadora. Las palabras fueron
visibles hasta que el participante respondió, momento en el que apareció
la siguiente pareja. Las palabras se presentaban en el centro de la
pantalla de una computadora en negro sobre fondo blanco, en
minúsculas, Courier New Bold 18 puntos.
Resultados
CR grupo sano 0,40 y 0,28, para las tareas E+I y E, respectivamente,
t(19) = 3,56, p < 0,01; medias del grupo sano con RC baja 0,30 y 0,11,
respectivamente, t(18) = 4,39, p < 0,0001). Sin embargo, los dos grupos
de MCI se desempeñaron de manera similar en ambas tareas, aunque
esta diferencia fue marginalmente significativa en el grupo de MCI de
CR alto (medias del grupo de MCI de CR alto 0,14 y 0,08, para tareas
E+I y E, respectivamente, t ( 18) = 1,74, p < 0,10; medias del grupo con
DCL bajo RC 0,12 y 0,10, respectivamente, t(17) < 1).
Considerados globalmente, estos resultados indican que dos grupos
sanos obtuvieron mejores resultados en la condición E+I que en la
condición E, pero ninguna de estas diferencias fue visible en el grupo

con MCI. Sin embargo, el grupo con DCL alto tendió a aprovechar (p <
Dada la imposibilidad de hacer coincidir la edad entre muestras sanas y
0,10) la manipulación implícita mejor que el grupo con DCL bajo,
con DCL, los datos se analizaron mediante análisis mixto de covarianza
utilizando mejor las relaciones implícitas para mejorar y compensar su
(ANCOVA) de 2 grupos (sanos vs DCL; entre sujetos) x 2 CR (alto vs
nivel inicial de respuesta explícita. Finalmente, para descartar un efecto
bajo; entre sujetos) x 2 tareas (E vs E+I; dentro de los sujetos) tomando
mínimo en los aciertos menos las falsas alarmas (especialmente en el
la edad como covariable y los aciertos menos falsas alarmas (y luego
grupo con deterioro cognitivo leve), realizamos ocho (para las ocho
estas dos variables por separado) como variables dependientes (ver
condiciones experimentales; consulte la Tabla 2) pruebas t de una
tabla 2).
muestra contra el valor 0 (que representa respuestas por casualidad). ),
todos los cuales fueron estadísticamente significativos (todos p < 0,01),
El ANCOVA mixto 2 x 2 x 2 sobre aciertos menos falsas alarmas
lo que indica que tanto los grupos sanos como los con deterioro cognitivo
mostró como significativos los efectos principales de ambas variables
leve (y sus subgrupos de reserva cognitiva) aprendieron en cierto grado
del grupo (F(1, 71) = 16.41, p < .0001, η2 = .19), indicando que la
relaciones tanto explícitas como implícitas entre pares de palabras.
muestra sana tuvo un mejor desempeño que la muestra de MCI (medias
0,27 y 0,12, respectivamente), y la variable CR (F(1, 71) = 4,19, p <
0,05, η2 = 0,06), lo que indica que el grupo de RC alto tuvo un mejor
El ANCOVA mixto 2 x 2 x 2 en los aciertos no mostró efectos
desempeño que el grupo de CR baja (medias 0,23 y 0,16,
principales o interacciones significativas. Finalmente el mismo ANCOVA
respectivamente), como se esperaba. La interacción grupos por tareas
sobre falsas alarmas solo mostró como significativos los grupos de
también fue significativa (F(1, 71) = 9.43, p < .01, η2 = .12).
interacción por tareas (F(1, 71) = 4.94, p < .05, η2 = .07). El análisis
post­hoc de esta interacción mostró que la muestra sana cometió
El análisis post­hoc (pruebas t de Bonferroni) sobre esta interacción
menos falsas alarmas en la tarea E+I que en la tarea E (medias 0,41 y
mostró que la muestra sana realizó mejor la tarea E+I que la tarea E
0,52, respectivamente; t(38) = 4,71, p < 0,0001 ) . lo que mejoró su
(medias 0,34 y 0,19, respectivamente; t(38) = 5,64, p < 0,0001 ) mientras
desempeño general en la primera tarea, mientras que el MCI cometió
que no hubo diferencias entre estas tareas en el grupo con deterioro
tasas similares de falsas alarmas en ambas tareas (medias 0,51 y 0,53,
cognitivo leve (medias 0,10 y 0,13, respectivamente; t(36) < 1).
respectivamente; t(36) < 1).
Finalmente la interacción grupos por tareas por RC también fue
significativa (F(1, 71) = 4.14, p < .05, η2 = .06). El análisis post­hoc de
esta interacción mostró nuevamente que los dos grupos sanos se
Discusión
desempeñaron mejor en la condición E+I que en la condición E, es
decir, aprendieron las relaciones implícitas para mejorar su El objetivo de este estudio fue analizar el desempeño de la memoria
reconocimiento (medias de la alta implícita y explícita en función de la reserva cognitiva y el estado
neuropsicológico. Seleccionamos dos grupos.

Tabla 2. Proporciones medias de aciertos (H), falsas alarmas (FA) y aciertos menos FA (H­FA) para las dos pruebas de reconocimiento (E: explícito; E+I: explícito
más implícito) en función de los grupos (Saludable vs DCL: Deterioro Cognitivo Leve) y reserva cognitiva (CR: Baja vs Alta)

Controles saludables MCI

H­FA h FA H­FA h FA

Prueba de reconocimiento E E+I mi E+I mi E+IE E+I mi E+IE E+I

CR baja 0,11 0,30 0,67 0,73 0,56 0,43 0,12 0,10 0,65 0,62 0,53 0,54

CR alta 0,28 0,40 0,75 0,76 0,47 0,35 0,08 0,14 0,58 0,63 0,50 0,49
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6 S. Algarabel et al.
de participantes: uno sano y otro diagnosticado con deterioro cognitivo
leve. Ambos grupos llevaron a cabo una tarea de reconocimiento
asociativo donde el éxito dependía de la capacidad de los encuestados
para establecer una relación explícita en la primera condición, o
relaciones explícitas e implícitas en la segunda condición. Los
participantes sanos obtuvieron mejores resultados en la condición
implícita más explícita que en la condición explícita. La submuestra de
alta reserva cognitiva superó a la submuestra de baja reserva en ambas
condiciones. Sin embargo, esos efectos no fueron significativos en
ninguna de las submuestras de deterioro cognitivo leve. Sin embargo, se
encontró un efecto de interacción marginalmente significativo, de modo
que los participantes con deterioro cognitivo leve y mayor reserva
cognitiva tendían a desempeñarse mejor en la condición explícita más
implícita que en la condición explícita.
Los participantes sanos pudieron adquirir la relación implícita
incorporada en la conexión explícita en pares de palabras para aumentar
su rendimiento. Esto replica resultados similares reportados por nuestro
grupo en poblaciones jóvenes y varias de edad avanzada con y sin
problemas de salud (ver Algarabel et al., 2009; 2012; 2013; Algarabel &
Pitarque, 2010; Algarabel, Pitarque et al., 2010: Algarabel , Rodríguez et
al., 2010). Más importante aún, detectamos desempeño diferencial en
participantes sanos con reserva cognitiva alta y baja en pruebas tanto
explícitas como implícitas, resultados que coinciden con los de Gordon
et al. (2013), quienes descubrieron que la reserva cognitiva determina
en gran medida el nivel de preparación de una persona (pero véase
Reber et al., 1991).
Sin embargo, los resultados del grupo con deterioro cognitivo leve
fueron bastante diferentes de los del grupo de control sano. La ausencia
de cualquier efecto del tipo de tarea o reserva cognitiva es un resultado
muy notorio, particularmente dados los efectos positivos de aquellas
variables usualmente reportadas en diferentes poblaciones (Algarabel
et al., 2009, Algarabel, Rodríguez et al., 2010 ). Los participantes no
pudieron aprender implícitamente la conexión entre las dos palabras en
cada par de palabras. Al observar el desempeño diferencial en los grupos
sano y con deterioro cognitivo leve, sale a la luz algo sorprendente: la
muestra sana con baja reserva cognitiva y los dos grupos con deterioro
cognitivo leve tuvieron un desempeño similar al inicio del estudio
(reconocimiento asociativo explícito), el primero mejoró por un margen
considerable bajo el nivel implícito. condición más explícita, mientras que
el grupo MCI no.
En conclusión, parece que los participantes con deterioro cognitivo leve
tenían deficiencias en el procesamiento perceptivo de las relaciones
implícitas. Este déficit asociado al deterioro cognitivo leve podría recordar
el déficit de familiaridad informado en estudios anteriores (Algarabel et
al., 2009, 2012; Algarabel, Rodríguez et al., 2010).
En general, como se indica en la introducción (Dew et al., 2007;
Fleischman & Gabrieli, 1998; Fleischman et al., 2004; Gordon et al.,
2013; Light & Singh, 1987), los adultos mayores sanos no muestran
preparación ni déficit de familiaridad en tareas de reconocimiento de sí
o no. Sin embargo, en este caso, a diferencia de informes anteriores, los
participantes de MCI sí lo hicieron.
A pesar de estos efectos nulos en los subgrupos con deterioro cognitivo
leve, el efecto de interacción de la tarea y la reserva cognitiva resultó ser
marginalmente significativo, lo que indica que las personas con deterioro
cognitivo leve y una RC alta tendían a aprender la relación implícita.
Probablemente con muestras más grandes dicha interacción habría sido
significativa. Como se analizó anteriormente (Stern, 2009), se puede
esperar una compensación en las primeras etapas del deterioro cognitivo,
o cuando no son evidentes las consecuencias conductuales de la
patología. Este es uno de los pocos estudios que establece
categóricamente la variable de reserva cognitiva y examina su efecto de
forma experimental en lugar de mediante correlación. Dada su naturaleza,
hemos intentado separar lo más posible a los grupos CR, pero puede
que eso no haya sido suficiente, particularmente para los participantes
de MCI. Finalmente, intentamos dar a los participantes una fase de
formación relativamente extensa, pero puede haber sido insuficiente,
especialmente para la muestra con deterioro cognitivo leve. Se deben
realizar más investigaciones para confirmar o refutar estos
resultados potencialmente importantes.
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