Está en la página 1de 10

Evaluación de funciones ejecutivas en adolescentes

Conceptualización de las funciones ejecutivas

El constructo de función ejecutiva (en adelante FE) es un término general que


describe un conjunto de capacidades cognitivas interdependientes, responsables de la
autorregulación y la metacognición. Tradicionalmente adjudicadas a la actividad de la corteza
prefrontal, las FE están compuestas por un conjunto de capacidades inherentes al ser humano.
Específicamente, la inhibición, la generación de estrategias y toma de decisiones han sido
atribuidas al área frontomedial del lóbulo frontal; en la corteza prefrontal dorsolateral, han
sido ubicadas la planeación, memoria de trabajo, monitoreo y flexibilidad cognitivas; y
finalmente, en la corteza prefrontal anterior ha sido ubicada la metacognición. (Constanzo et
al, 2013; Tamayo et al., 2018)

Al ser las FE conceptos tan amplios y con múltiples facetas a tener en cuenta, hoy en
día no se ha podido llegar a un consenso total sobre los componentes que conforman dichas
funciones (Nyongesa et al., 2019). Así pues, algunas investigaciones sugieren que las FE
pueden tener una mejor conceptualización si se comprenden a través de 3 dimensiones
centrales: memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva y control inhibitorio (Zagaria et al, 2021;
Nattala et al, 2022). Por otro lado, diversos autores proponen una descripción de las FE en
términos de componentes “fríos” (abstractos, lógicos y no emocionales) y “calientes”
(relacionadas con la emoción, la motivación y la búsqueda de gratificación), entre los que se
dividirán las diferentes funciones (Zimmerman et al., 2016; Tsermentseli y Poland, 2016;
Poon, 2017). En este sentido, dentro de las FE frías se encuentran el razonamiento verbal,
planeación, resolución de problemas, secuenciación, flexibilidad cognitiva y memoria de
trabajo; mientras que en las FE calientes se hallan la regulación emocional, la cognición
social y la toma de decisiones. (Poon, 2017)

Por su parte, numerosas investigaciones han optado por utilizar el marco conceptual
del Sistema de Control Ejecutivo, el cual categoriza las FE en cuatro amplios dominios: (1)
procesamiento de información; (2) control atencional; (3) flexibilidad cognitiva; y (4)
establecimiento de objetivos, cada uno de los cuales consta de varios componentes que
integran las FE (Anderson y Reidy, 2012). Así, según Nyongesa et al. (2019), dicha amplitud
en la categorización, por un lado, supera la necesidad de tener que centrarse en los
componentes al estudiar las FE; pero, por otro lado, corre el riesgo de perder la precisión en
la conceptualización exacta de estas.

A pesar de esta falta de consenso en la conceptualización de las FE, los diferentes


modelos coinciden en que estas tienen injerencia directa en la capacidad que presenta un
individuo para el control de sus emociones y la interacción social (Xanthopoulos et al., 2015),
así como en las conductas orientadas a la consecución de objetivos. (Lezak et al., 2012)

Funcionamiento ejecutivo en la adolescencia

La adolescencia constituye un período del desarrollo de creciente autonomía para el


individuo, en comparación con estadios anteriores (Papalia, 2009). En condiciones normales
la mayoría de las funciones cognitivas, como las habilidades gnosico-praxicas, las
capacidades mnésicas y atencionales, se encuentran desarrolladas en la adolescencia (Lázaro
y Ostrosky, 2012); a excepción de las FE, las cuales se encuentran directamente relacionadas
con la corteza prefrontal, de maduración mucho más tardía en el desarrollo filogenético (Best
y Miller, 2010; Taylor et al., 2015). Aunque en la actualidad, la neuropsicología infantil,
afirma que, si bien este proceso es permeado por factores hereditarios, el contexto
sociocultural también tiene influencia en su desarrollo. (Flores y Otrosky, 2012)

Las diferentes habilidades de las FE tienen un papel importante en el control y


moldeamiento de las distintas conductas del adolescente, además de tener un rol en el
desarrollo de las competencias socioemocionales y educativas (Poon, 2017). Un aspecto
importante de las FE es la capacidad de responder adaptativamente a las situaciones de la
vida diaria, por lo que su adecuado funcionamiento permite intervenir en circunstancias en las
que existe un riesgo de generar respuestas inapropiadas que pueden llevar a actos impulsivos
o errores de juicio (Prencipe et al., 2011). Según Taylor et al., (2015), las FE en este tipo de
población tienen un rol importante, debido a que la transición a la adolescencia conlleva la
adopción de un conjunto de nuevas responsabilidades; las cuales exigen una mayor demanda
cognitiva y autorreguladora, que requieren de una mayor utilización del sistema de control
cognitivo.

En cuanto a su desarrollo, diversos autores proponen que estas funciones se


desarrollan de forma asimétrica en cada uno de los hitos evolutivos del ser humano (Huizinga
y Smidts, 2011; Ferguson, Brunsdon y Bradford, 2021). Así pues, entre los 6 y los 8 años, el
individuo desarrollaría más rápidamente la capacidad de planeación y organización; aunque
teniendo su completa maduración en edades más avanzadas. Además, en este periodo se
puede observar la aparición de conductas estratégicas, con mayor organización y eficiencia
(Herrera, Álvarez y Alencastro, 2020). Por otro lado, en las edades comprendidas entre los
12-14 años, es posible evidenciar la aparición del control inhibitorio; a la vez que otros
componentes como la memoria de trabajo, la solución de problemas y la flexibilidad
continúan su maduración hasta edades comprendidas entre los 15 y los 19 años (Ferguson,
Brunsdon y Bradford, 2021). Sin embargo, existen diferentes investigaciones que postulan la
maduración completa de estos componentes en la edad adulta (Lázaro y Ostrosky, 2012;
Pureza et al., 2013; Olivo, Gaudio y Schiöth, 2019). Estos períodos de rápido desarrollo de
las FE pueden explicarse por el inicio de las diferentes etapas de escolarización; por lo tanto,
según lo afirmado por Nyongesa et al. (2019), evaluar estos aspectos se convierte en un
interés especial para la Neuropsicología, debido a la relación que existe entre la disfunción
ejecutiva con la presencia de dificultades de adaptación al entorno y problemas de
aprendizaje; y la comorbilidad de estas problemáticas con trastornos como el TDAH, el
trastorno del espectro autista o los trastornos de la conducta.

Teniendo en cuenta lo anterior, y de acuerdo a lo postulado por Diamond (2013), es


posible afirmar que las FE en la adolescencia constituyen un predictor de la productividad de
los adultos y su desempeño en la vida futura. Por lo tanto, su medición se vuelve cada vez
más relevante para el establecimiento de los perfiles neuropsicológicos que pueden presentar
los adolescentes en diferentes contextos culturales.

Evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en adolescentes

El estudio de las FE en poblaciones jóvenes ha recibido especial atención en los


últimos años, debido a la influencia que tienen estos componentes cognitivos en el
rendimiento conductual, emocional y académico (Filippetti y Richaud, 2015). Así pues,
aunque en un principio los instrumentos para la evaluación de las FE fueron desarrolladas
para la medición en adultos (Herrera, Álvarez y Alencastro, 2020), en los últimos años se han
realizado distintas adaptaciones que permiten disponer de medidas fiables y estandarizadas
para la población adolescente, teniendo en cuenta los diferentes hitos del desarrollo y las
capacidades alcanzadas por el individuo en esta etapa (Poon, 2017).

A partir de lo anterior, puede decirse que existen variedades de instrumentos para la


medición neuropsicológica de las FE en adolescentes, las cuales se basan en el rendimiento
del individuo en diferentes tareas (pruebas de ejecución) o en la conducta observada por
cuidadores y/o educadores (escalas conductuales); sin embargo, el presente trabajo se
encargará de analizar las primeras.

Pruebas de ejecución

Este tipo de instrumentos son normalmente aplicados en ámbitos investigativos y


clínicos; están compuestos por pruebas individuales o una batería de diferentes pruebas que
miden índices como los tiempos de respuesta, las omisiones y el número de errores.

Entre las pruebas más utilizadas para la evaluación neuropsicológica de la población


adolescente, se encuentra el Test de Stroop (Golden y Freshwater, 1978) y sus variaciones: el
Test de los Cinco Dígitos, el Stroop Día y Noche, y el Stroop de animales. Según Reyes,
García y Mirón (2021), este instrumento es altamente sensible a las alteraciones en los
lóbulos frontales y el funcionamiento ejecutivo, por lo que es ampliamente utilizado en
poblaciones infanto-juveniles para la medición del control inhibitorio y las capacidades
atencionales.

El test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin (Heaton, 1981), se utiliza para


evaluar componentes de las FE como la capacidad de abstracción, formación de conceptos,
flexibilidad cognitiva y la capacidad de planeación. Una ventaja de este instrumento es que
actualmente cuenta con datos normativos para población colombiana entre los 6 y los 17
años; sin embargo, ha sido cuestionada su capacidad para detectar con precisión alteraciones
focalizadas del lóbulo frontal. (Arango-Lasprilla et al., 2017)

La Torre de Hanoi es un test de amplio uso en la evaluación neuropsicológica de las


FE, especializada en la medición de la planeación y la solución de problemas (Donnarumma,
Maisto y Pezzulo, 2016). Se ha demostrado que esta prueba es especialmente sensible a
alteraciones frontales; lo cual tiene su correlato anatómico en los daños de la región derecha
del cortex prefrontal, observados en estudios de neuroimagen. (Lezak et al., 2012)

La forma B del Trail Making Test (Reitan, 1958), utilizado para evaluar capacidades
visomotoras, atencionales y de planeación, es un instrumento que extiende su utilidad para
individuos de diferentes rangos de edad. No obstante, autores como Laere, Tee y Tang,
(2018), refieren que este test no es preciso cuando se trata de establecer diferencias en cuanto
a otras FE como el control inhibitorio.
También se encuentran las pruebas de dígitos directos e inversos, así como letras y
números, tal como las que se presentan en la Escala Wechsler de Inteligencia IV. Estas tareas
buscan evaluar la memoria de trabajo del individuo, la cual es una función clave en el
desarrollo tardío de las FE; lo que las convierte en tareas sensibles para detectar las
disfunciones en los lóbulos frontales y sus componentes cognitivos. (Santana, Melo y
Minervino, 2019)

Por otro lado, se encuentran las baterías neuropsicológicas de las FE, las cuales
tienden a incorporar varias de las tareas anteriormente mencionadas. Entre las más utilizadas
están:

- Batería Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales


(BANFE; Flores, Ostrosky y Lozano, 2012), la cual permite una evaluación
exhaustiva de las diferentes FE, discriminando la funcionalidad de cada una de las
cortezas que componen el lóbulo frontal. Así, según estudios como el Roa et al.
(2019), esta batería resulta especialmente sensible para la evaluación de la corteza
prefrontal dorsolateral para el grupo de adolescentes consumidores; además de ser
predictora del decremento de las FE.
- Behavioral Assessment of the Dysexecutive Syndrome for Children (BADS-C;
Emslie et al., 2003), que incluye materiales adaptados para la evaluación
neuropsicológica de las FE en niños y adolescentes. Es concebida por autores
como Romundstad et al. (2021), como una herramienta de evaluación clínica
válida que puede detectar disfunciones ejecutivas cotidianas en la población
infanto-juvenil con antecedentes de ACV, siendo de utilidad para guiar las
decisiones de rehabilitación y tratamiento.
- Delis-Kaplan Executive Function System (D-KEFS; Delis et al., 2001), cuyo uso
se ha extendido notablemente, hasta convertirlo en la batería más usada para la
evaluación neuropsicológica de síndrome disejecutivo en niños y adolescentes con
parálisis cerebral; demostrando su sensibilidad para detectar alteraciones
congitivas secundarias a dicha condición. (Pereira et al., 2018)
- Cambridge Neuropsychological Automated Battery (CANTAB; Robins et al,
2001), la cual es una batería neuropsicológica administrada de forma virtual que
ha demostrado ser precisa y confiable para el establecimiento de perfiles
neuropsicológicos en relación con la disfunción ejecutiva. Así pues, estudios como
el realizado por Talebi et al. (2020), encontraron que este instrumento cuenta con
gran sensibilidad para discriminar las alteraciones cognitivas de pacientes con
esclerosis múltiple, estableciendo un perfil diferenciado de personas sanas.
- MATRICS Consensus Cognitive Battery (MCCB; Kern et al., 2011), constituye la
primera batería neuropsicológica que busca medir el estado mental de pacientes
con disfunción cognitiva de base como lo es la esquizofrenia, disponiendo de alta
sensibilidad para detectar el deterioro por dicha enfermedad. No obstante, estudios
como el de Bo et al. (2017), han demostrado que esta batería ha sido de utilidad
para la evaluación y el tratamiento de pacientes con trastorno afectivo bipolar;
aunque reconocen que estos hallazgos no pueden generalizarse a los niveles más
leves de este trastorno.

Todos estos instrumentos han sido ampliamente utilizados, tanto en la práctica clínica
como en la investigación, demostrando su utilidad para la detección de la disfunción
ejecutiva. A pesar de esto, casi todos estos instrumentos tienen diversas críticas que ponen en
juicio su baja validez ecológica, siendo cuestionados por diversos autores por su baja
especificidad y sus modelos poco representativos del mundo real (Díaz et al., 2020; Ferreira
et al., 2021). Debido a esto, en las últimas décadas se han desarrollado nuevos tipos de
exploración cognitiva, cuyos paradigmas se basan en actividades de la cotidianidad; así pues,
comprenden la ejecución de actividades, en las que se tratan de reproducir diferentes
situaciones que se asemejen a las que se encuentran en contextos cotidianos. Aunque esta
clase de instrumentos son menos comunes y no cuentan con baremación definida para el
contexto colombiano, entre los más usados en evaluación neuropsicológica de adolescentes,
se encuentra el Kitchen Task Assessment (KTA; Rocke, et al., 2008) y el Executive
Functioning Performance Test (EFPT; Baum et al., 2008), que miden la capacidad de
planeación, memoria de trabajo y solución de problemas, con el fin de evaluar el grado de
adaptación que tiene el adolescente al entorno que lo rodea.

Con lo descrito en el presente trabajo, puede decirse que en la actualidad existen


múltiples tipos de herramientas para la evaluación integral de las FE en la población
adolescente. Sin embargo, cabe anotar que estos instrumentos corresponden a variantes de los
mismos paradigmas establecidos hace más de 30 años, creados en contextos diferentes y para
poblaciones específicas; conllevando esto a que exista poca evidencia sobre la validez de las
baterías en diferentes contextos culturales.
Referencias

-Anderson P. J., Reidy N. (2012). Assessing executive function in


preschoolers. Neuropsychol. Review 22, 345–360. 10.1007/s11065-012-9220-3

-Arán Filippetti V., Richaud M. C. (2015). Do executive functions predict written


composition? Effects beyond age, verbal intelligence and reading comprehension. Polish
Neuropsychol. Soc. 13, 331–349. 10.5604/17307503.1187493

-Arango-Lasprilla, J. C. (2017). Neuropsicología infantil.

-Best J. R., Miller P. H. (2010). A developmental perspective on executive function. Child


Dev. 81, 1641–1660. 10.1111/j.1467-8624.2010.01499.x

-Bo, Q., Mao, Z., Li, X., Wang, Z., Wang, C., & Ma, X. (2017). Use of the MATRICS
consensus cognitive battery (MCCB) to evaluate cognitive deficits in bipolar disorder:
A systematic review and meta-analysis. PloS one, 12(4), e0176212.
https://doi.org/10.1371/journal.pone.0176212

-Camelo Roa, Sandra Milena, Olivares Pérez, Teresa, Carballeira Abella, Mónica, &
Betancort, Moisés. (2019). Funciones Ejecutivas y Ajuste Clínico en Adolescentes
Colombianos Policonsumidores. Terapia psicológica, 37(2), 141-153.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082019000200141

-Costanzo F., Varuzza C., Menghini D., Addona F., Gianesini T., Vicari S. (2013). Executive
functions in intellectual disabilities: a comparison between Williams syndrome and down
syndrome. Res. Dev. Disabil. 34, 1770–1780. 10.1016/j.ridd.2013.01.024

-Diamond A. (2013). Executive functions. Ann. Rev. Psychol. 64:135. 10.1146/annurev-


psych-113011-143750

-Diaz, O. M., González, M. T. D., Molina, E. S., Fernández, P. G., & Castañeda, P. R. (2020).
Evaluación Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en pacientes con Trastorno Mental
Grave. Know and Share Psychology, 1(1).

-Ferguson, H. J., Brunsdon, V., & Bradford, E. (2021). The developmental trajectories of
executive function from adolescence to old age. Scientific reports, 11(1), 1382.
https://doi.org/10.1038/s41598-020-80866-1

-Ferreira, R. T., Mota, I. Z., Carrera, L. T., Kintschner, N. R., & Carreiro, L. R. R. (2021).
Avaliação ecológica de funções executivas: um estudo de revisão integrativa. Cadernos de
Pós-Graduação em Distúrbios do Desenvolvimento, 21(1), 68-83.
-Golden, C. J., & Freshwater, S. M. (1978). Stroop color and word test.
Heaton, R. K. (1981). Wisconsin card sorting test manual. Psychological assessment
resources.

-Herrera, E. Y., Álvarez, G. C. P., & Alencastro, A. G. (2020). Desarrollo de las funciones
ejecutivas en la infancia. Revista Cognosis. ISSN 2588-0578, 5(1), 103-114.

-Huizinga M., Smidts D. P. (2011). Age-related changes in executive function: a normative


study with the dutch version of the behavior rating inventory of executive function
(BRIEF). Child Neuropsychol. 17, 51–66. 10.1080/09297049.2010.509715

-Kern, R. S., Gold, J. M., Dickinson, D., Green, M. F., Nuechterlein, K. H., Baade, L. E., ...
& Marder, S. R. (2011). The MCCB impairment profile for schizophrenia outpatients: results
from the MATRICS psychometric and standardization study. Schizophrenia research, 126(1-
3), 124-131.

-Laere, E., Tee, S. F., & Tang, P. Y. (2018). Assessment of cognition in schizophrenia using
trail making test: a meta-analysis. Psychiatry investigation, 15(10), 945.

-Lázaro, J. C. F., & Ostrosky-Solís, F. (2012). Desarrollo neuropsicológico de lóbulos


frontales y funciones ejecutivas. Editorial El Manual Moderno.

-Lezak, M. D., Howieson, D. B., Loring, D. W., & Fischer, J. S. (2012). Neuropsychological


assessment. Oxford University Press, USA.

-Maisto, D., Donnarumma, F., & Pezzulo, G. (2016). Nonparametric problem-space


clustering: learning efficient codes for cognitive control tasks. Entropy, 18(2), 61.

-Martín, H. R., González, J. M. G., & Canelo, J. A. M. (2021). ¿ Pueden los adolescentes
tomar mejores decisiones? La respuesta de la Física La Física como entrenamiento de
pensamiento crítico. European journal of education and psychology, 14(1), 7.

-Nattala, P., Kishore, M. T., Murthy, P., Christopher, R., Veerabathini, J. S., & Suresh, S.
(2022). Association between Parent-Reported Executive Functions and Self-Reported
Emotional Problems among Adolescent Offspring of Fathers with Alcohol-
Dependence. Journal of neurosciences in rural practice, 13(3), 441–447.
https://doi.org/10.1055/s-0042-1745820

-Nyongesa, M. K., Ssewanyana, D., Mutua, A. M., Chongwo, E., Scerif, G., Newton, C., &
Abubakar, A. (2019). Assessing Executive Function in Adolescence: A Scoping Review of
Existing Measures and Their Psychometric Robustness. Frontiers in psychology, 10, 311.
https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00311

-Olivo, G., Gaudio, S., & Schiöth, H. B. (2019). Brain and Cognitive Development in
Adolescents with Anorexia Nervosa: A Systematic Review of fMRI Studies. Nutrients, 11(8),
1907. https://doi.org/10.3390/nu11081907
-Papalia, D. E. (2009). Desarrollo humano. Bogotá [etc.]: McGraw-Hill, 2005.

-Pereira, A., Lopes, S., Magalhães, P., Sampaio, A., Chaleta, E., & Rosário, P. (2018). How
Executive Functions Are Evaluated in Children and Adolescents with Cerebral Palsy? A
Systematic Review. Frontiers in psychology, 9, 21. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.00021

-Poon K. (2017). Hot and cool executive functions in adolescence: development and


contributions to important developmental outcomes. Front. Psychol. 8:2311.
10.3389/fpsyg.2017.02311

-Prencipe A., Kesek A., Cohen J., Lamm C., Lewis M. D., Zelazo P. D. (2011). Development
of hot and cool executive function during the transition to adolescence. J. Experim. Child
Psychol. 108, 621–637. 10.1016/j.jecp.2010.09.008

-Reitan, R. M. (1958). Validity of the Trail Making Test as an indicator of organic brain
damage. Perceptual and Motor Skills

-Robbins, T. W., James, M., Owen, A. M., Sahakian, B. J., McInnes, L., & Rabbitt, P. (1994).
Cambridge Neuropsychological Test Automated Battery (CANTAB): a factor analytic study
of a large sample of normal elderly volunteers. Dementia and geriatric cognitive
disorders, 5(5), 266-281.

-Romundstad, B., Solem, S., Brandt, A. E., Hypher, R. E., Risnes, K., Rø, T. B., ... &
Finnanger, T. G. (2022). Validity of the Behavioural Assessment of the Dysexecutive
Syndrome for Children (BADS-C) in children and adolescents with pediatric acquired brain
injury. Neuropsychological Rehabilitation, 1-23.

-Santana, A. N. D., Melo, M. R. A., & Minervino, C. A. D. S. M. (2019). Instrumentos de


Evaluación de Funciones Ejecutivas: Revisión Sistemática de los últimos Cinco
años. Avaliação Psicológica, 18(1), 96-107.

-Talebi, M., Majdi, A., Kamari, F., & Sadigh-Eteghad, S. (2020). The Cambridge
Neuropsychological Test Automated Battery (CANTAB) versus the Minimal Assessment of
Cognitive Function in Multiple Sclerosis (MACFIMS) for the assessment of cognitive
function in patients with multiple sclerosis. Multiple Sclerosis and Related Disorders, 43,
102172.

-Tamayo L., D. A., Merchán M., V., Hernández C., J. A., Ramírez B., S.M., & Gallo R., N.E.
(2018). Nivel de desarrollo de las funciones ejecutivas en estudiantes adolescentes de los
colegios públicos de Envigado-Colombia. Rev.CES Psico, 11(2), 21-36.

-Taylor S. J., Barker L. A., Heavey L., McHale S. (2015). The longitudinal development of
social and executive functions in late adolescence and early adulthood. Front. Behav.
Neurosci. 9:252. 10.3389/fnbeh.2015.00252
-Tsermentseli S., Poland S. (2016). Cool versus hot executive function: a new approach to
executive function. Encephalos 53, 11–14.

-Xanthopoulos M. S., Gallagher P. R., Berkowitz R. I., Radcliffe J., Bradford R., Marcus C.
L. (2015). Neurobehavioral functioning in adolescents with and without obesity and
obstructive sleep apnea. Sleep 38, 401–410. 10.5665/sleep.4498

-Zagaria, T., Antonucci, G., Buono, S., Recupero, M., & Zoccolotti, P. (2021). Executive
Functions and Attention Processes in Adolescents and Young Adults with Intellectual
Disability. Brain sciences, 11(1), 42. https://doi.org/10.3390/brainsci11010042

-Zimmerman D. L., Ownsworth T., O'Donovan A., Roberts J., Gullo M. J.


(2016). Independence of hot and cold executive function deficits in high-functioning adults
with autism spectrum disorder. Front. Hum. Neurosci. 10:24. 10.3389/fnhum.2016.00024

También podría gustarte