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EL SINDROME DEL

EDIFICIO ENFERMO

VALENTINA POVEDA
FACTORES QUE CONTRIBUYEN
¿QUÉ ES?
El síndrome del "edificio
enfermo" o "sick building
syndrome" se refiere a un
conjunto de síntomas
relacionados con la mala
calidad del aire interior en
edificios, oficinas u otros
espacios cerrados.

Los síntomas
incluyen dolores de
cabeza, fatiga,
irritación de los
ojos, nariz o
garganta, dificultad
Ventilación inadecuada: Una ventilación
para concentrarse y
deficiente puede provocar una acumulación de
problemas
respiratorios, entre
otros.
01 contaminantes en el aire interior, como dióxido
de carbono, compuestos orgánicos volátiles
(COVs) y partículas suspendidas.
FACTORES QUE CONTRIBUYEN

Contaminantes químicos: La presencia


de sustancias químicas emitidas por
materiales de construcción, muebles,
equipos de oficina, productos de
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limpieza y pesticidas

Humedad y moho: La humedad excesiva en


el interior de los edificios puede promover

03 el crecimiento de moho y hongos, lo que


puede desencadenar problemas de salud y
empeorar los síntomas del síndrome del
edificio enfermo.
Polvo y alérgenos: La acumulación de polvo,
alérgenos y partículas en el aire interior
04 puede desencadenar reacciones alérgicas y
empeorar los síntomas en personas sensibles.

Sistemas de climatización defectuosos: Los


sistemas de calefacción, ventilación y aire
acondicionado mal mantenidos pueden
contribuir a la mala calidad del aire interior
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y al síndrome del edificio enfermo.
ROL DE LA ARQUITECTURA
La arquitectura desempeña un papel crucial en la prevención del síndrome del edificio enfermo al abordar aspectos como la
ventilación, la selección de materiales, el control de la humedad y el diseño sostenible. Al considerar estos factores desde las etapas
iniciales de diseño, los arquitectos pueden crear entornos interiores más saludables y confortables para los ocupantes del edificio.

SOLUCIONES
Ventilación inadecuada:

La arquitectura debe incluir sistemas de ventilación adecuados que


proporcionen un suministro constante de aire fresco y ayuden a eliminar los
contaminantes del aire interior. Esto puede implicar la incorporación de
ventilación natural a través de ventanas y tragaluces, así como sistemas de
ventilación mecánica que cumplan con estándares de eficiencia energética.
Selección de materiales:

Los arquitectos deben considerar cuidadosamente los materiales de construcción y los


acabados interiores para minimizar la emisión de sustancias químicas nocivas. Optar por
materiales de baja emisión de COV y productos ecológicos puede ayudar a reducir la
contaminación del aire interior.

Control de la humedad:
El diseño
arquitectónico debe
abordar eficazmente
la gestión de la
humedad para
prevenir la
proliferación de moho
y hongos. Esto puede
incluir la instalación
de barreras de vapor,
sistemas de drenaje
adecuados y la
implementación de
estrategias de diseño
que fomenten la
circulación de aire y
la evaporación de la
humedad.
Orientación y diseño pasivo:

La orientación del edificio y


el diseño pasivo pueden
influir en la cantidad de luz
natural y la circulación de
aire dentro del espacio. Un
diseño arquitectónico que
aproveche la luz del día y
fomente la ventilación
natural puede mejorar la
calidad del aire interior y
reducir la necesidad de
sistemas de climatización
mecánica.

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