Está en la página 1de 28

Capítulo 1

Una extraña en plena noche


.
Estaba sentada frente a mi madre esperando que me hablara, habíamos discutido y
esperaba que ella dijera algo.

— ¡Emily Johnson, estas castigada todo el fin de semana! —Levantó la voz muy
enojada.

— ¡MAMÁ, NO PUEDES HACERME ESTO! —me quejé por el castigo.

—¡Dime como diablos pensaste en meter el gato a la licuadora! —gruño muy


enojada.

—¡No sé! ¡Solo se me ocurrió y no me imaginé que fuera una mala idea! —me
defendí un poco avergonzada de lo que había hecho.

—Qué diablos pensaste, no te paso por la cabeza que la licuadora lo iba a matar.

—Era una idea divertida que el gato diera vuelta en la licuadora, no pensé que las
cuchillas lo podían matar.

—Emily Johnson, tienes 18 años y sigues actuando como una niña. Madura por el
amor de Dios— pasó su mano por su cara con frustración y me volvió a ver— No
es tan literal que los gatos tengan siete vidas, ya estás grande para entender… ¡no
me pasa la idea de que quisiste licuar al gato, para colmo el de la vecina!
—Admite que es divertido pensar en el gato, bueno quitando el hecho que sería
triturado— comencé a reír y a los pocos segundos mi mamá también.
Y así era mi relación con mi madre, discusiones constantes por cualquier locura
que cometiera, sé que ya estaba grande y actuaba como si nunca hubiera tenido
infancia, era muy inmadura, aunque en ocasiones de seriedad lo era… mi madre
era todo para mí.
— Mejor dile a Thiago que venga, voy a preparar una tarta, quiero que la pruebedijo
mostrándome las cosas que estaban en la cocina.
—Yo la puedo probar—contesté.
—Quiero que él la pruebe—dijo reafirmando lo de antes.
—Prefieres la crítica de Thiago antes que la de tu propia hija—respondí fingiendo
estar ofendida. Thiago era un “chef” por decirlo así.
Llamé a Thiago, él era mi mejor amigo y le quería mucho, lo conocía desde que
estaba pequeña, la mamá de él era la mejor amiga de mi mamá.
Alrededor de una media hora él llegó.
—Hola señora Johnson-dijo amablemente cuando mi mamá le abrió la puerta.
—buenas tardes, aquí le manda esto mi madre- extendió la mano hacía mi madre
dándole un canasto lleno de frutas.
—Gracias hijo, dale las gracias a tu madre— dijo ella tomando las frutas- pasa
adelante, toma asiento.
—Gracias señora Johnson
—No hay de que, voy a ver cómo está la tarta, hablen mientras regreso— dijo mi
madre retirándose de la sala y agarrando hacía la cocina.
Vimos cómo se alejaba dejándome con Thiago. Él era un chico un poco alto;
cabello color castaño, tenía un corte estilo hongo y era liso, usaba anteojos, su iris
era color miel, su tez blanca, delgado y fuerte, tenía un lunar pequeño bajo el labio
inferior.
— ¿Qué vas a estudiar? —preguntó.
—No sé— dije encogiéndome de hombros—. Tengo pensado estudiar
arquitectura, es lo único que se me ocurre luego veo.
—¡Qué bien, estudia eso si quieres yo puedo ser tu profesor cuando no le
entiendas! —dijo casi de un brinco.
—No es para tanto, pero no sé— estaba indecisa en que estudiar no lo tenía muy
claro todavía.
—Cuando tengas algo claro me avisas, siempre voy a estar feliz con lo que
decidas, lo sabes mejor que nadie.
—Ya ésta lista la tarta— dijo mi mamá interrumpiéndonos—. Emily ayúdame a
preparar la mesa.
Me levanté del sofá, fui directo al comedor de la casa y preparé la mesa, cuando
estaba lista les llamé.
— ¡Mamá, ya ésta lista la mesa! —grite para que me escucharan.
Ella sirvió la tarta, empezamos a comer y comenzó a hablar.
—Bueno Thiago, cuéntame cómo te va—dijo mi madre.
—Por el momento todo bien, gracias.
—Que bien, ¿cómo esta tu madre?
—Bien, con dolores de cabeza por mi hermana—dijo haciendo una mueca rara—,
pero, después de eso todo marcha bien.
—Me alegro mucho, dime, ¿Cómo estuvo la tarta?
—Estuvo deliciosa, ¿es una nueva receta? —preguntó elevando una ceja con
curiosidad.
—Si, te has dado cuenta—dijo emocionada.
—Mmm, estoy aquí. —dije interrumpiendo su conversación, me habían dejado
fuera de ella. —¿también mi opinión vale aquí?
—Lo siento mucho Emi, pero si somos sinceros, no tienes el mejor gusto cuando
se trata de postres, sabes que tu paladar no fue hecho para eso—dijo siendo
sincero.
Tenía un poco de razón, no estaba hecha para eso, yo no podía decidir, bueno no
sé cómo explicar, simplemente si se trataba de postres para mí, todos eran
deliciosos, nunca notaba ninguna diferencia.
—Y eso importa, aunque mi paladar no este hecho para decirles las diferencias,
pregunten una vez por lo menos—dije haciendo una mueca de tristeza.
—Ok. —dijo Thiago—¿Cómo estuvo la tarta? —me preguntó.
—Deliciosa—dije haciendo una sonrisa inocente al ver la cara de Thiago.
—Me sorprendes—dijo sonriendo y negando con la cabeza.
—¿De la buena o mala forma? —pregunté curiosa.
—De ambas—dijo esbozando una sonrisa.
—Soy única tonto, otra amiga como yo no tendrás en tu vida—dije dándole un
pequeño empujón con el puño en el brazo.
*****
Los días pasaron hasta que llego el tiempo de volver a estudiar, lo pensé muy bien
y decidí estudiar medicina, me llamaba más la atención que contabilidad.
En el primer día de clases me encontré con una amiga que era muy cercana a mi
desde pequeña, pero se mudaron cuando ella cumplió siete años y desde entonces
ya no la vi.
—Hola—dije animadamente a la chica—, ya tiempos que no nos veíamos.
—Oh, hola—dijo sonriente- ¿Emily?
—De carne y hueso—dije afirmando.
—Whoa, no pensé volver a verte desde que me mudé— dijo dándome un
abrazo—. Quien iba a decir que nos volveríamos a ver, pero estoy feliz de que nos
volviéramos a encontrar.
—Si, igual me alegro mucho.
—¿Qué estudias?
—Medicina.
—¿Quieres ser doctora o enfermera?
—Supongo, me gusta cuidar la salud de las personas y también poder ayudar a las
personas si puedo y ésta en mis manos. Hay mucha gente ahora en día que fallece
de una u otra cosa, veo que algunos de los enfermeros o doctores no les dan
importancia—dije dando el discurso de mi vida.
—Whoa, tienes muchas ganas de estudiar eso y con el fin de ayudar no de
ganar—dice con un cierto tono de asombro.
No es tan fácil expresar, las ganas de estudiar eso es más bien por la muerte de mi
hermano… Michael, él era un gran hermano, pero… murió… murió en un
accidente en carretera, él tenía tiempo, él… él podía vivir, él estaría aquí, pero los
doctores no le dieron mucha atención, lo dejaron morir, decían que ya no se podía
hacer nada, era imposible rescatarlo de su estado.
Por eso es que decidí estudiar medicina, para ayudar a las personas que lo
necesiten, si puedo salvarlas lo haré con mucha felicidad.
— ¿Cuál es el motivo de estudiar medicina? —pregunto sacándome de mis
pensamientos.
—No sé, solo… me gusta—dije encogiéndome de hombros, la verdad, no quería
que supiera el motivo. —¿y tú, que estudias?
—Ingeniería industrial. Es una basura— refunfuño.
—Entonces, ¿Por qué lo estudias? —pregunte con curiosidad.
—Mi mamá y mi papá quieren que lo estudie, dicen que como mi padre y mi
hermano son ingenieros en eso lo tengo que ser yo también, más no saben que lo
odio, y no se me da para nada bien—refunfuño y luego suspiro.
Me quede viéndola y pensando que si mi madre fuera así no me gustaría, es muy
feo. No lo dejar estudiar lo que uno quiere, no tiene sentido.
—¿Por qué no les dices que no te gusta?
—Si fuera tan fácil como dices lo haría, si les digo “Mamá, papá, no quiero
estudiar ingeniería industrial, no me gusta y no se me da bien, que dicen ¿me
puedo cambiar de carrera? Dios lo imagino y me dan escalofríos.
— ¿Tan mal van a reaccionar?
— ¡TERRIBLE! -refunfuño.
—Mmm bueno, qué tal si lo pensamos detenidamente después.
Hablamos un rato más cuando tocaron el timbre.
Empecé con clase de Biología Celular con el profesor Jareth Wright que era alto,
ojos color miel, tez blanca, cabello rubio y lizo, buena figura, músculos muy bien
marcados; un galán completo, que muchas chicas le coqueteaban, pero él no les
hacía caso.
La clase paso de lo más aburrida del mundo, el profesor Jareth hizo unas
preguntas para luego dejarnos salir.
Pasé el resto del día recibiendo, química, anatomía, física, etc.… al terminar las
clases fui directo a casa. No tenía más que hacer, mi madre no estaba en casa,
trabajaba desde muy temprano hasta ya muy tarde.
*****
Estaba escuchando música en mi habitación, cuando tocaron el timbre de la casa,
me lo pensé un momento, ya que eran las diez y veinte minutos de la noche. Baje
las escaleras directo a la puerta, donde no dejaban de tocar el timbre, me asome un
poco por la puerta para ver quién era, pero no pude ver nada.
Temblando abrí la puerta, sentía que mi corazón se salía de mi pecho, pues latía a
toda velocidad. Al momento que por fin toque el pomo de la puerta y lo gire para
que la puerta abriera, vi al otro lado a una persona vestida de negro, portaba una
gabardina, una capucha, unas botas altas y un cubrebocas; no se veía su rostro,
pero por lo ajustado que llevaba la gabardina, supuse que era una mujer, se
detallaba su cintura.
Jadeaba y sostenía su cadera con una mano, con la otra se apoyaba en su rodilla.
Al instante que abrí completamente la puerta ella susurro jadeante:
—A…ayúdame, t…t…te lo... su…su…suplico—instantáneamente ella cayo y por
suerte la logré sostener.
Ya había pasado una media hora desde que la chica llego. Cuando ella se
desmayó, la llevé a mi habitación y la puse en mi cama, la examiné, era alta, al
quitarle la capucha y la mascarilla pude notar que su cabello era color rojizo
natural; su tez era blanca; delgada y con un rostro perfectamente hermoso; parecía
de porcelana.
Al cabo de tanto examinarla, comencé a descubrir un poco de su cuerpo cubierto
por la gabardina, vi que cuando ella llego, se sostenía la cadera, pensé que podía
estar lastimada y efectivamente, cuando empecé a descubrirla vi unos cortes, unas
partes rojas, supuse que eran golpes.
Fui en busca de medicamentos, la comencé a tratar, para algo estudiaba medicina
¿no?
Le cambie de ropa, le puse la ropa más cómoda que tenía, limpie sus heridas y les
puse vendas. Ya eran las once, dentro de una media hora aproximadamente, mi
madre estaría llegando a casa, no sabía cómo le explicaría de esa chica, la cual
apenas conocí hace una hora y ni siquiera sabía su nombre. De tanto pensar no me
di cuenta que la chica se despertó, me estaba viendo algo desconcertada.
—Ya despertaste —le dije cuando me di cuenta.
—Yo… —dijo ella casi en un susurro.
—No hay problema, llegaste en muy mala condición, no tendría corazón para
dejarte así en medio de la noche—dije para que ella ya no se sintiera tan mal.
—Gracias, muchas gracias- dijo haciendo un ademán por moverse, pero al
instante soltó un quejido de dolor—¡auch ¡
—No es recomendable que te muevas mucho, tienes muchos golpes y hemorragias
capilares, ya limpié la sangre y te puse unas vendas con medicamentos que
detengan el flujo de sangre.
—Gracias, no sé cómo pagarte—dijo ella alternando unos quejidos.
—Dime, ¿Qué ha ocurrido antes de llegar aquí?
—No… no… no lo sé, no recuerdo nada, solo recuerdo que estaba corriendo,
temía por algo, pero no sé de qué… o quién— dijo con sinceridad.
— ¿Cómo te llamas? —pregunte.
—Me llamo…—dijo pensando.
—¿Recuerdas cómo te llamas? —pregunte levantando una ceja con curiosidad.
—No estoy muy segura, pero creo que me llamo, Scarlette
—Muy bien Scarlette, no sé qué te ha pasado, pero te ayudare, aunque por el
momento tengo que pensar como le digo a mi madre de tu llegada.
Justo como si la hubiera invocado , escuché el sonido de la puerta cerrarse y gritar
al mismo tiempo “Cariño, ya llegué”.
Capítulo 2
La primera advertencia
Entre en pánico cuando la escuché subir las escaleras y caminar por el pasillo
directo a mi habitación.
-Dios, que le digo- comencé a caminar de un lado para otro muy nerviosa mientras
Scarlette me miraba.
— ¿Te he traído muchos problemas? —pregunto avergonzada.
—No, claro que no, no hay ningún problema —dije nerviosa.
Los pasos de mi madre eran cada vez más cerca, me las ingenie para cuando ella
estuviera dentro de mi habitación.
-Emily, ya estoy aquí- dijo al otro lado de la puerta dando toques suaves- ¿estás
dormida? -pregunto girando el pomo de la puerta.
Entro a mi habitación y quedo sorprendida al ver que en mi cama estaba Scarlett,
yo por otro lado estaba viendo mi celular tranquila, aunque por dentro sentía que
ya me daba un paro cardíaco, mi corazón latía a mil por hora, no, a mil por
segundo, pero aun así mantuve la calma a como pude.
-Shh, no hagas ruido la despertaras- dije mirando mí madre y levantándome de la
cama.
Salí con ella de mi habitación dejando a Scarlett supuestamente “dormida”.
- ¿Quién es ella? -pregunto mi madre aún sorprendida.
-Es una nueva compañera de clases y una buena amiga- Dije conteniendo todos
los nervios y conservando toda la calma posible.
-Ya veo, ¿Qué hace aquí? -pregunto levantando una ceja.
-Pues verás, la historia es sencilla- dije mirando a otro lugar.
-Ajá, cuéntame si es tan sencilla.
- Bueno su madre murió hace bastante tiempo y su padre se volvió un drogadicto,
constantemente le pegaba, ahora lo hizo porque ella quería cambiar de carrera,
entonces él le comenzó a pegar y la expulso de la casa, vino aquí en muy mal
estado, nada más abrí la puerta ella se desplomo. Le he curado y puesto vendas,
ella aún sigue dormida, tiene que reponer energías. No tiene donde quedarse, crees
que… ¿se puede quedar aquí mientras consigue un hogar? -Dije Sincera, bueno
había un poco de mentira en todo eso, pero era lo de menos, no le podía decir el
verdadero suceso, conociendo a mi madre, al día siguiente le hubiera pedido que
se fuera.
-Mmm- dijo pensativa.
-Por favor-dije poniendo una mueca de súplica.
-Muy bien, se puede quedar aquí el tiempo que sea necesario- dijo accediendo.
-Gracias mamá- dije dándole un beso en la mejía-, buenas noches, te amo- me di
la vuelta para entrar a mi habitación
-Buenas noches…-dijo mientras cerraba la puerta.
Al estar al otro lado, y escuchar que mi madre se marchaba, deje salir todo el aire
de mis pulmones.
- ¿Scarlett? -pregunte en un susurro.
- ¿Sí? -Hablo en el mismo volumen de voz.
-Puedes quedarte aquí el tiempo que sea necesario-Dije sentándome en la cama.
_ ¿Enserio? -Pregunto abriendo los ojos de par en par, mostrando uno ojos color
esmeralda.
-Si, ya hablé con mi madre y accedió- dije con un tono cansado y recostándome en
la cama.
-Muchas gracias, no sé cómo pagarte-Dijo muy agradecida.
-No tienes nada que pagarme, pero por el momento, duerme, que ya es tarde, hay
que dormir, tienes que reponer energías, yo tengo un día pesado en el instituto-dije
cerrando los parpados.
-Gracias- dijo en un susurro y pegándose a mi para envolverme en sus brazos.
Y así me quedé dormida, no sé cómo, pero descanse perfectamente.
*****
Al despertarme me di cuenta que Scarlett no estaba en su lado de la cama, me
levanté y fui directo abajo.
Ahí estaba… ¿en la cocina? ¿Sabía cocinar?
- ¿Scarlett? -Pregunte impresionada.
-Oh, hola, buenos días-dijo sonriente y elevando una mano para saludar.
-Buenos días-dije avanzando para sentarme en el taburete de la cocina.
-Estoy preparando el desayuno, espero no te importe que hubiera venido.
-No, para nada- dije observando que llevaba la misma ropa y un delantal que le
quedaba bien
No ésta mal.
¿Y esa voz?
Soy tu conciencia.
¿Desde cuándo mi conciencia habla?
Desde siempre, pero nunca me dejas hablar.

Bueno no sé qué me pasaba, así que decidí ver otro lugar y centrarme en otra cosa.
-Listo- dijo dejando un plato de comida a mi lado.
-Gracias-dije dubitativa.
-No es nada, es lo menos que puedo hacer por tu ayuda-dijo llevando un pedazo
de pan a su boca.
Increíble, sabía cocinar y muy delicioso.
Te puede cocinar todos los días ¿no crees?
Y ahí estaba esa voz en mi cabeza de nuevo. Hablando cosas que no eran.
O que si
Me está empezando a irritar
Huy, lo siento mucho, pero desgraciadamente, no me puedo mudar.
Ugh, este es el momento en el que me quiero dar con un martillo, para que esa voz
se calle.
Terminamos de desayunar, llevé los platos al fregadero, me entretuve mientras los
lave. Subí a la habitación y miré mi celular, tenía unos mensajes, pero no les di
mucha importancia, me senté en la cama y miré la hora, estaba temprano.
Comenzaba clases a las siete y treinta, con el Profesor Jareth, tenía suerte, era el
único maestro que con el que no me dormía en clase.
Con tremenda escultura como dormirse
Me sonroje al instante, no sé de dónde salía tanta perversidad, yo no era así, lo
tenía por seguro.
Si, si lo eras, pero nunca lo dejabas salir.
Un mensaje hizo que saliera de mis pensamientos.
Thiago: Buenos días
Yo: Buenos días, Thiago.
Thiago: ¿Puedo llegar a tu casa después del instituto?
Yo: Claro, no hay problema
Thiago: Genial, te veo en la tarde.
Yo: Bueno, hasta la tarde.
Cerré los mensajes y guardé mi celular, tenía que ir a bañarme. Un segundo,
¿Dónde estaba Scarlett? tenía un buen rato que no la veía.
El sonido de la puerta abriéndose, hizo que me girara y ahí estaba, envuelta en una
toalla, gotas que le caían de la punta de la nariz, también había gotas que le
deslizaban por la clavícula. Un momento ¿Cómo había encontrado el baño?...
-Eh… subí para buscar el cuarto de baño mientras comías, lo siento mucho, espero
no te moleste- dijo avergonzada, sus mejillas empezaron a tomar un ligero color
carmesí.
-No, claro que no me molesta, me sorprendí porque no sabía dónde estabas.
-Muy bien, estaba en el cuarto de baño- dijo jugando con su pelo.
-Hay ropa en mi armario, creo que te queda, usa lo que quieras, si me permites
ahora seré yo, la que vaya a bañarse- dije levantándome de la cama.
Cuando salí del baño a cambiarme, me fijé en la hora, faltaban veinte minutos
para que comenzaran las clases.
*****
Me encontraba corriendo por toda la calle. Finalmente llegué, vi la hora, hace
cinco minutos habían empezado.
Toque la puerta esperando a que no me diera un regaño tan grande, el profesor
Jareth era muy estricto con sus clases y no le gustaba que nadie, absolutamente
nadie llegara tarde. Apenas había logrado vestirme, llevaba un vestido negro
puesto que detallaba muy bien mí cintura, el cabello suelto y unas sandalias de
plataformas también negras.
El profesor Jareth abrió la puerta. Me examinó y me dijo:
-Por favor, que sea la primera y última vez que usted llega tarde- dijo
señalándome que pasara.
-Si profesor Jareth- dije pasando y tomando asiento.
-Muy bien sigamos, estábamos hablando de…
Comenzó a hablar de muchas cosas que a veces me parecían aburridas.
Tocaron para un descanso y fui directo a la cafetería, ya me había dado hambre,
aunque lo único que compre fue un jugo natural. Estaba sentada cuando una chica
se sentó frente a mí.
-Hola-dijo con una sonrisa.
- ¿Hola? -dije sorprendida.
-Me llamo Bianca Campbell- dijo dándome la mano.
-Mucho gusto Bianca, me llamo…
-Emily, lo sé-dijo algo tajante e interrumpiendo.
- ¿Cómo… cómo sabes mi nombre? -Pregunte.
-Todo el instituto habla de ti- dijo cortante.
- ¿Qué? -pregunté perpleja.
-El profesor Jareth te dejo entrar a su clase sin regañarte, nunca nadie había
pasado tan fácil- dijo muy enfurecida.
-Haber, mira si estas insinuando que le dije algo al profesor Jareth, estas
equivocada…
- ¡NO LO INSINUO, LO SÉ! -gritó muy furiosa y levantándose bruscamente.
-Cálmate, toma asiento y platiquemos como personas civilizadas que somos- dije
con un tono pasivo.
- ¡ERES UNA ZORRA!
Con ese gritó y la palabra que uso, ahora sí que todas las personas se giraron para
ver.
-Por favor, cálmate, no he hecho nada- dije de una forma tajante.
- Dime que hiciste ¿lo sobornaste? -dijo con un tono de locura- sí, eso hiciste,
sobornarlo
-haber, en primer lugar, ¿para qué querría sobornar al profesor Jareth?, en segundo
lugar, no te sientas amenazada, no me interesa- dije con cierto tono de fastidio y
parándome- ahora si me permites y no hay nada más de que hablar-dije dándome
la vuelta.
- ¡Oye! - gritó
Cuando me di la vuelta ella me tiro un refresco, mojándome toda.
- ¿¡Pero qué demonios!? – dije perpleja.
-Deja al profesor Jareth, o si no, la próxima vez será peor- dijo en un susurro cerca
de mi oído.
- ¿Estás loca? Te acabas de comportar cómo una… como lo describiría, ah, sí
como una ¡MANIATICA!
Me dejó ir una bofetada, y yo no me quedé de brazos cruzados, se la devolví un
poco más fuerte, que le dejó muy colorado.
-Me vuelves a tocar y no será nada tu amenaza contra mí- dije muy enfurecida.
Di la vuelta y me marché de ese lugar, fui directo a los baños. Al estar dentro me
limpié, me miré en el espejo.
- ¿Qué le hice yo esa loca? -Pregunte al espejo.
Me terminé de limpiar y me fui a mi casillero, cuando lo abrí encontré una nota,
estaba en un sobre rojo.
¿Esto es un augurio de muerte?
Cállate-
¿Te quieren matar solo por qué el bombón del profesor Jareth te dejo pasar
fácilmente?
No lo sé, mejor cállate.
Desdoblé el papel y lo leí.
“No confíes, te matará en cuanto sepa. Finge ser inocente, pero por dentro su alma
ésta rota, su
corazón esparce veneno puro.”
¿Pero ¿qué…? ¿Qué es esto?
Una advertencia de algo
Ugh, ya lo sé, pero de quién se tratará.
Y me lo preguntas a mí, yo solo te hago ver lo obvio, no veo hasta el más allá.
Dejé de lado mi lucha interna y leí una vez más la nota, ¿De quién se podría
tratar? ¿En cuánto sepa de quién?
Capítulo 3
Una nota más de advertencia
Al llegar a casa me encontré con la puerta abierta.
¿Qué diablos, no le dije a Scarlett que no abriera la puerta a nadie?
Al parecer sí, pero no te hizo caso.
Ya lo noté.
Comencé a caminar de nuevo, hasta llegar a la puerta. Estando dentro cerré la
puerta tras mi espalda, sin mirar atrás, avancé y a medida que caminaba escuche
¿risas? Me acerqué a la sala, cuando ahí vi a dos personas. Thiago y Scarlett.
-Ho…hola- dije viendo a ambos.
- ¡Emily, ya estás aquí! -exclamó felizmente Scarlett-. Mira, él me dijo que era un
amigo muy cercano tuyo y que había quedado contigo después de clases- dijo
señalando a Thiago.
-Hola, Emi- dijo levantándose del sofá y acercándose.
-No pensé que vendrías temprano- dije algo tajante.
-Es que quería verte lo antes posible, y… pensé que ya habías venido… Llamé a
la puerta y me ella abrió, pensaba en irme, pero ella dijo que te esperara, según la
hora que le dijiste ya vendrías de regreso y… bueno, por eso te esperé- dijo
mirando al suelo.
-Thiago, no tienes porqué darme explicaciones, pero igual, gracias- dije
levantándole la cara con los dedos.
Thiago era un chico muy tímido y sensible a partes iguales.
-Bueno, lo sé, pero…- dijo bajando la cabeza de nuevo
-Pero nada Thiago, no me des explicaciones siempre-dije cortándolo.
-Ustedes son… -intentó preguntar Scarlett.
Thiago y yo la miramos, luego nos miramos, y nos pusimos a reír a carcajadas.
-Bueeno…- dijo algo incómoda.
- ¿Él y yo? - dije señalándonos sin parar de reír-. Solo somos amigo, tenemos una
relación muy cercana, porque básicamente, nos conocemos desde que nacimos.
Nuestra amistad ha durado todo este tiempo, tenemos un lazo de amistad que es
imposible romper, ya muchos lo han intentado y no lo han conseguido.
- ¿Lo han intentado romper? -pregunto Scarlett.
-Sí, ese caso es… como te explico, Thiago no es feo, a pesar que se ve como unos
de los raritos…-Thiago se aclaró la garganta interrumpiendo.
-Ejem, gracias- dijo él.
-No me interrumpas Thiago, no ves que estoy hablando- le dije y el solo puso lo
ojos en blanco-. En que íbamos… ah, sí, a pesar de que él se viera así, muchas
chicas lo querían, él es… muy tímido. Una chica se le declaro y él solo la miró y
luego me miró a mi algo avergonzado y no le pudo responder. La chica se enojó
conmigo, pensó que yo le había dicho a él que la rechazara, o que yo no quería
que él estuviera con ella, me decía un montón de groserías, pero nunca le preste
atención, eso la enojo más, y esa chica era una de las “populares”, todo el instituto
me comenzó a decir muchas cosas. Creo muchos rumores de mí, hasta crearon
falsos rumores de Thiago, algunos decían, que yo los había creado- pause para
tomar un poco de aire-. A Thiago se le creo una mala reputación por mi culpa…
-No fue tu culpa- me interrumpió nuevamente.
-Aunque todo se resolvió, cuando el tomo el valor necesario para hablar con la
chica-seguí, ignorando lo que me había dicho-. En ese momento todo se
solucionó. Los rumores desaparecieron, las malas cosas que decían, los malos
tratos, incluso, muchos de ellos nos pidieron perdón.
-Whoa, después de todo eso, ¿no tuvieron peleas? -. Pregunto Scarlett.
-No -respondí sinceramente-. Antes y después de eso nunca peleamos, ambos
sabíamos que eso era mentira, ambos siempre, siempre mantuvimos una confianza
el uno en el otro, enorme. Conocemos muy bien cada cosa, cada gesto, cada
palabra, cada movimiento. Somos capaces de saber muy bien cuando las cosas no
andan bien en el otro.
-Sabemos cuándo el otro, miente, y las veces que decidimos creer en lo que dice,
mayormente sabemos que es mentira—Continuó Thiago—, pero no nos
involucramos más, si sabemos que no saldrá lastimado. Lo de nosotros no llega a
hacer amor como todos piensan, es más como una conexión de…- se quedó
pensando-. Hermanos… si, es más como eso, como que si fuéramos familia.
-Que lindo- dijo Scarlett con los ojos que se le empezaban a cristalizar.
¿Iba a llorar? ¿Por qué?
Porqué le pareció muy linda la historia, muy cliché.
Gracias querida conciencia.
No tienes porque, agradecer.
- ¿Por… por qué… lloras? -pregunte sin saber que decir.
-Es que… esa historia es tan bonita- dijo entre sollozos-. Nunca había escuchado
algo tan bonito, es como una historia de amor, pero sin amor de parejas, sino más
bien de familia.
No sabía que decir, me había quedado sin palabras, nunca le había contado a
alguien nuestra relación con Thiago, esa amistad va más allá de lo que una vez
imaginamos, éramos unos amigos inseparables, nadie, absolutamente nadie nos
podría separar.
Nunca asegures nada, todo se va de coña de un momento a otro.
No lo sé, lo único que sé, es que quiero que te calles.
Huy, si, lo siento señorita, pero eso no será posible, así que por más que te
quejes no desapareceré.
Dejamos el tema de lado. Subí a hablar con Thiago.
-Ahora sí dime, ¿porque querías hablar tan urgente conmigo? -pregunte enarcando
una ceja.
-Es que… he…- comenzó dubitativo.
- ¿El qué? -pregunte asustada.
-Es que…
-Thiago, ¿el qué? Déjate de rodeos- dije sin poder controlar mis nervios.
-Pues… he recibido una carta, es como…
-Una advertencia de algo- finalice yo.
-Si… espera ¿Cómo… como lo sabes? -pregunto asustado.
-Yo también obtuve una de esas- dije mirando un punto cualquiera.
Me levanté de la cama, y comencé a caminar en busca de mi mochila, saqué la
carta y se la mostré.
- ¿Pero… pero que es esto? - pregunto leyendo el papel.
-Me están avisando de algo peligroso, pero no sé de qué corro tanto peligro- dije
sentándome nuevamente.
- Pero, habla de alguien ¿cercano? - dijo levantando la vista.
- Quizás, pero… ¿de quién? – dije dejándome ir bruscamente para atrás-. Justo
cuando pensé que mi día no podría ir peor- dije dramáticamente.
- ¿Qué… qué te ha pasado?
- Pues, que tengo compañeras maniáticas- mascullé, cruzando los brazos.
- ¿Qué te han hecho?
- Una psicópata de ellas me amenazó- mascullé.
Escuché una risita y volví a ver a Thiago, efectivamente, se estaba riendo.
- ¿Qué te da tanta gracia? – pregunté enarcando una ceja.
-No me lo puedo creer- dijo entre risas.
- ¿El que no te puedes creer? -dije enfurruñada.
-Que una persona te intentara amenazar.
- ¿Y por qué no?
-Por qué… ¿No te conoces? –Pregunto enarcando una ceja.
- Bien… ¿pero eso que tiene que ver? —dije más molesta.
-Que eres una bomba -dijo haciendo un gesto de que explota algo y gesticulando
un BUM con los labios.
-Gracias -dije rondando los ojos-, eres el mejor amigo que hay.
-Oye no uses la ironía conmigo -dijo haciendo un puchero.
-Sigue contando mejor- le apure.
-Pues, ya que eres poco capaz de tolerar cosas así, esa chica tenía mucho valor,
puesto que tú la hubieras mandado a volar.
-Eso hice.
- ¿Qué? – pregunto abriendo los ojos de par en par.
-Antes de amenazarme me tiro un refresco, me contuve para no golpearla, luego le
dije que era una maniática me dejo ir una bofetada y…
- ¡¿Una bofetada?! -chilló muy sorprendido.
-Si, y ahí fue cuando no pude más y también le dejé ir una un poco más fuerte,
para luego marcharme. Ah, no sin antes decirle que si lo volvía a hacer no sería
nada su amenaza contra mi- dije un poco molesta.
- ¡Lo sabía! – chilló emocionado-. Sabía que no te dejarías.
Yo lo único que hago es ver a Thiago, reír y negar con la cabeza al mismo tiempo.
De un momento a otro cambio mi expresión facial a uno más serio.
- ¿Qué? -pregunta confuso.
-El papel- digo secamente-. Quiero ver el papel.
- ¿Eh? – dice confuso.
-Quiero leer el papel, quiero sabe lo que dice- digo enfurruñada.
Me da el papel y empiezo a leer.
“Mientras más cerca estén, más corren peligro. Nunca se fíen. Muestra bondad, pero
es un ser sin
piedad.”
-Dios santo, ¿de quién corremos tanto peligro? ¿quién es tan peligroso? - pregunte
a la nada clavando mi vista en un punto cualquiera.
-No se Emi, pero tenemos que tener cuidado, más tú, ya ves hay una chica que te
odia. En este momento mientras no sepamos de quién se trata, no te fíes de nadie,
absolutamente nadie.
-Si, si claro, esa chica estaba loca- dije poniendo los ojos en blanco.
-Y… ¿por qué te amenazó? – preguntó.
-Pues… verás… -comencé a jugar con mis dedos nerviosa.
- ¿Qué hiciste Emi? -enarco una ceja.
- ¿Yo? -dije inocentemente señalándome con un dedo.
-No. Yo- dice poniendo los ojos en blanco.
- ¡Oye! Yo no hice nada – digo cruzándome de brazos enfurruñada.
- ¿Y entonces? No creo que se haya enojado sin motivo alguno.
- Si, se enojó, sin motivo alguno. Mi profesor de biología, el profesor Jareth
Wright, bueno… es muy atractivo, el sueño de muchas, bueno fantasía húmeda de
muchas también…
- ¿Es el tuyo también? – peguntó enarcando una ceja.
- ¿Qué? No – dije negando con la cabeza-. Él es muy guapo, sí, pero fantasía mía,
no.
- ¿Entonces, es el hombre de tus sueños?
- No Thiago, lo que te quiero decir es que, ahora, salí muy tarde de la casa y
llegué cinco minutos tarde… al profesor Jareth no le gusta que nadie,
absolutamente nadie llegué tarde. Llegas tarde, te da un sermón muy grande y te
deja fuera de clases. Una chica llego tarde a clases y no tienes ni idea de cómo la
regaño.
- ¿Y? – preguntó.
-Y… la cuestión es que hoy me dejo pasar cuando llegue con cinco minutos de
retraso, pase sin que me regañara.
-Explica bien, porque no entiendo- dijo cruzándose de brazos enfurruñado.
-Que me he ganado a todas las chicas del instituto como enemigas porque el
profesor Jareth me dejó pasar como si nada. Las chicas creen que yo le he
sobornado.
-Madre mía… Eso no es cierto ¿verdad?
- ¡Claro que no! – exclamé – No soy capaz de hacer eso, pero todos en el instituto
lo creen. ¡Mí vida esta arruinada!
-Hay Emi… tu vida no estará arruinada solo por eso, sabes que eso no es cierto,
los rumores desaparecerán dentro de poco, ya lo veras. Si tu maestro lo aclara,
todos actuaran como si nada hubiera pasado.
- ¿Y si no lo hace? -pregunto nerviosa.
-Como crees que no. Él también esta perjudicado, su reputación como profesor se
verá afectada si no aclara las cosas- dijo muy calmado.
-Quien creería que tú – dije señalándolo a él- eres el menor de los dos. Actúas
mucho más razonable y diplomático que yo.
-Ya ves, la madurez no depende de la edad.
-Ya, ya, dejemos de hablar de mí, y ahora hablemos de ti- dije poniendo un dedo
en su pecho.
- ¿De mí? -dijo en un hilo de voz poniendo cara de espanto, enrojeciendo de pies a
cabeza- No hay nada que contar, no es que mi vida sea interesante- dijo quitando
la vista de mí nervioso.
- ¡Hay Thiago! ¡Reconozco esa cara! – empecé a reír.
- ¿Qué cara? Yo no he puesto ninguna cara – demandó enfurruñado.
- ¿Enserio? – pregunté enarcando una ceja. Él asintió con la cabeza- Entonces,
porque te has puesto rojo como un tomate- dije entre risas.
- ¡Por nada! ¿Puedes dejarme en paz? – masculló de mala gana.
- No, y sabes que no lo haré- dije alternando risas-. Ahora dime que te ha pasado.
-Nada- masculló
-Thiago dime, tú y yo sabemos que no te iras hasta que me digas lo que paso.
Mi sonrisa aumento cuando vi que suspiro dándose por vencido.
- Pesada.
-Tonto
-Testaruda
-Terco
-Loca
-Si, soy la loca que más te quiere, ahora déjate de rodeos y dime que paso.
-De verdad te queda lo de pesada.
-Sí, tú lo sabes perfectamente, ahora cuenta.
- ¿Y si no quiero?
- ¿Te atreves a no decirme? -enarque una ceja.
-No, señora.
-Ya lo sabía, ahora dime.
-Bueno verás… -comenzó algo indeciso
-Mmm -dije poniendo atención.
-Conocí a alguien hoy, bueno más bien él me conoció a mí… - dijo nervioso.
- ¿Él? – pregunte confusa.
-Si, él – dijo seguro.
-Mmm, continua –lo incité a seguir.
-Pues verás… él se acercó a mí porque el profesor…
Uf… y así pasó como una hora hablándome de ese chico nuevo, ah y de lo guapo
que supuestamente era.
-… Y así pasamos todo el día, al final me invito a comer un helado, es muy
lindo… -dijo medio embobado.
- ¿Te gusta? -pregunté, sin poder evitar mi curiosidad.
- ¿Eh? –se quedó pálido para luego tornarse rojo como un tomate.
- ¡Te gusta! – chillé emocionada y comencé a pegar brinquitos en la cama.
-Bueno… no sé… no sé si me gusta, apenas lo conozco y…
-Y has pasado una hora hablando de él, y de sus encantos- vi que él enrojecía más,
bueno si era posible-. No trates de engañarte de lo contrario.
- ¡No trato de engañarme de nada! -protestó.
-Ajá- dije poniendo los ojos en blanco.
- ¡Emily! – Chilló cuando vio que me ponía a reír otra vez.
Bueno no sé cómo, pero terminamos arrojándonos las almohadas y los pobres
peluches de mi cama y luego, salimos a un bar muy cercano, claro, no podíamos
dejar a Scarlett, así que la llevamos.
Fue una noche inigualable, la pasamos tan bien. Incluso los tres nos hicimos
buenos, pero muy buenos amigos…
Capítulo 4
Un Dusân.
Ya había pasado tres días del malentendido con el profesor Jareth, y bueno asistí
los primeros dos, pero, no fueron para nada agradables, no me sentía muy bien así
que decidí faltar ayer, ahora me tenía que preparar muy bien.
Estaba sentada frente a mi ordenador cuando Scarlett apareció junto a mí.
— ¿Qué haces? —preguntó.
—Nada, solo buscaba una información en internet —dije con la mirada dirigida
hacia mí ordenador.
— ¿Trabajo?
—Si, más o menos, tengo que entregar un reporte médico y buscaba datos de base.
— Oh, bueno, yo no entiendo mucho de medicina, te ayudaría, pero
lamentablemente no puedo —dijo sentándose en mi cama.
—No hay problema, ya terminé —dije girando la silla para verla.
— ¿Tienes que ir a clases? — preguntó.
—Si.
—Oye, quería decirte, que quiero ir a comprar ropa, no puedo siempre ocupar tu
ropa, si sigo así tú serás la que no tendrá.
—Mmm, muy bien, mañana iremos las dos.
—Gracias.
—No hay de que.
*****
Me encontraba sentada ya en la silla de mi escritorio, estaba centrada estudiando
para el próximo examen que tendríamos dentro de unos minutos. Alrededor de
unos veinte minutos llego el profesor Ethan Harris, clase de fisiología humana.
Puse todo mi empeño en responder correctamente, siento que sacare una nota
pasable, al menos eso digo.
Las notas las iban a publicar mañana por la tarde en el cartel de notas de primer
año, ubicado en el mural escolar.
Terminé el examen y la clase con el profesor Ethan. Me encontraba en la cafetería
del instituto, cuando para mi desgracia, la chica que vi la última vez, la psicópata
que me grito como una histérica loca, se estaba acercando hasta mí mesa.
—Hola…— comenzó con la cabeza baja y la voz casi en un susurro—. Yo… —
Se quedo callada pensando si debería hablar o no.
— ¿Sí? — pregunté.
— Yo… quería pedirte perdón.
— ¿Por qué? — me hice la de los panes.
—Por lo de antes —dijo avergonzada.
—No hay problema, no guardo rencor— dije sonriéndole.
Mentira, sabemos que eso no es verdad, te cae mal.
Silencio, tú no tienes porqué opinar.
Soy tu conciencia, tengo porque hacerlo.
Shh, no ves que se quiere disculpar.
¿Eres tonta o qué?
¿Porqué?
No ves que se quiere acercar a ti por el profesor Jareth, no lo he escuchado
aclarar las cosas, entonces ella piensa que eres cercana a él, y tu serías un buen
conducto hacía él.
—Entonces, ¿somos amigas? — dice algo dudosa de mi respuesta.
— Mmm, no le veo mal lado— digo restándole importancia.
—¡Muy bien! Lamento haberte gritado y dicho un montón de atrocidades— dice
con pena.
— No hay problema— digo con una sonrisa.
Comenzamos a hablar y me di cuenta que es más agradable de lo que imaginé.
Ya cuando llevábamos una conversación muy agradable tocaron el timbre. ¿Y el
problema? No hay, solo que ¿Con quién llevo clases? Con el clamado, con el
grandísimo; Profesor Jareth Wright
Pues me pensé millones de problemas, miradas, frases, etc. Pensé que todos me
mirarían raro, pero, la verdad es que no, nadie noto mi presencia, ¿Qué había
pasado? ¿De que no estaba enterada?
Pasé entre todos mis compañeros y todos estaban sumergidos en sus asuntos.
Claudia; mi compañera de asiento, ni notó cuando me senté a su lado.
—Clau— la llamé.
— ¿Uh? —Musitó mirando su celular.
— ¿Por qué todos están tal calmados? —Pregunte extrañada.
— ¿De qué hablas? —Pregunto con la mirada aún dirigida a su celular.
—Pues… pensé que todos me dirían algo sobre el malentendido con el profesor…
Jareth —Dije con algo de temor a que ella me dijera algo malo.
—Ah eso, el profesor hablo con todos nosotros, ayer en el receso antes de las
clases de anatomía general.
—Gracias, Clau, te lo agradezco mucho.
Ayer el profesor los reunió a todos, pero, ¿Por qué yo no estaba enterada? ¿Por
qué no me llamó a mí también? Siento que tenía que haber estado ahí para que me
pidieran disculpas, no solo él se vio perjudicado.
Dejé el tema a un lado y me concentré en la clase, no puede mucho porque me
comencé a dormir. Esa clase nunca me daba sueño, ¿Por qué ahora sí? Qué rara me
había estado comportándome últimamente.
*****
Ya en casa me preparé un té de manzanilla y con Scarlett nos pusimos a ver una
película de terror.
Bueno al cabo de una hora me quedé sumergida en la película y Scarlette muy
dormida. Empezaron a tocar el timbre de la casa, pero estaba muy sumergida en la
película que no lo escuche hasta como la quita vez. se me hizo un poco raro ya era
noche y estaba lloviendo, pero no le di mucha importancia, me imaginé que era mi
madre, a quién a veces la dejaban salir temprano de su trabajo.
Al abrir la puerta de la casa, me encontré con un chico (lo supongo por el ancho y
estilo de ropa) un poco más alto que yo, quizá media unos 1.70 cm. Sentí un
escalofrío recorrer toda mi columna vertebral y una cosa muy rara en mi
estómago.
— ¿Qui-quién e-eres t-tú? —Pregunté tartamudeando al chico que no se le veía el
rostro porque portaba una capucha con una gorra por dentro y un cubrebocas.
De la nada hubo un relámpago y también, un corte de energía.
Ay, mejor escenario para una película de terror que este, no hay, ahora solo le
falta sacar un cuchillo y apuñalarnos.
Pinche conciencia no ayudas mucho.
No estoy para ayudar.
Solo podía ver la silueta del chico por la poca luz que daba la luna. Vi que él chico
se movía y metió su mano en uno de sus bolsillos.
¿¡Nos va a matar!?
Ni idea.
No ayudas.
No estoy para ayudar.
Me asusté y quedé todavía más inmóvil de lo que ya estaba, bueno, si es que se
podía estarlo. Pero para mí sorpresa saco su celular y encendió la linterna, tomó
mi mano y me condujo junto a él hacía el interior de mí hogar.
¿De dónde salió este imbécil? ¿No le enseñaron modales?
Llegamos a la sala donde Scarlette estaba dormida en uno de los sofás, él me dejó
delante de uno y me señalo que me sentara. Pero, como estaba muy asustada no
me podía mover
Me quedé parada frente al sofá, al verme parada, me tomo por lo hombros y me
sentó, luego sus siguientes movimientos me dejaron perpleja: apago su linterna, se
quitó el cubrebocas, me recostó más en el sofá, me aparto el cabello del cuello,
pasó su nariz por mi cuello como olfateando.
No me daba muy buena espina, más que la luz no volvía, le tome por los hombros
intentando quitarlo de encima de mí, pero apenas lo movía.
—Es por tu seguridad— dijo con una voz ronca— El cuervo está muy cerca de ti,
tienes la muerte merodeando tu alrededor, luego recordara quién es y no tendrás
escapatoria—dijo separándose de mí cuello.
— ¿Qué planeas ha-hacer? — Pregunté con miedo.
—No tengas miedo, no soy ningún pervertido, no vine a hacerte daño— dijo
bajándose la capucha y quitándose la gorra que llevaba puesta—, vine porque
tengo que protegerte, y tu olor ya es muy fuerte, no estarás muy a salvo así, todos
te encontrarían muy rápido, más el cuervo que lo tienes muy cerca.
—¿Qui-quién es el cuervo?
—Tu némesis, tu mayor rival, y no va a descansar hasta no haberte matado. Pero
por el momento ha perdido la memoria.
— Pe-pero, si tú sabes todo esto, ¿porque no me dices quién es? O mejor ¿porque
no lo matas?
— Porque al venir tras de ti cambio de identidad, a una que no pudieras reconocer
tú ni nadie. No sé dónde ésta, pero siento que no está muy lejos de aquí, y en
cuanto a matarlo, no puedo, esa es tú tarea, solo tú tienes el poder para hacerlo,
pero antes tienes que saber quién eres, y estar protegida.
—Soy Emily Johnson, una chica de 19 años y estudiante de primer año en
medicina, con una vida normal— dije haciendo énfasis en normal.
—No, tu verdadero ser, quién eres en realidad, tienes que saber quién eres de
verdad.
—¿Y co-como sabré quién soy en realidad?
—Ya casi cumplirás 20 años, mi reina, ese día sabrás toda tu verdad, pero antes te
tengo que proteger, tengo que apaciguar tu olor, es muy llamativo, así que por
favor deja que haga mi trabajo— dicho eso se acercó a mi cuello nuevamente—.
Tienes un olor tan embriagador, que haces que quiera seguir a tu lado más de lo
que ya lo deseo. Mi reina, vuelve pronto, te extraño.
¿Vuelve pronto? ¿Qué quiere decir eso? ¿A dónde?
No tengo la menor idea, de a donde tengo que volver.
Corrección. Tenemos, Te. Ne. Mos.
Abrió su boca y la posó en mi cuello delicadamente hasta morder, sentí como dos
agujas que se clavaban en mi piel. Momento era un… No, he de estar equivocada,
esas criaturas místicas solo existen en las películas, libros, historietas, etc.
Quito su boca de mi cuello y nos miramos en la tenue luz de la luna que se
reflejaba en la sala, solamente logré distinguir su silueta, sin embargo, con la poca
luz que reinaba, veía un brillo en sus ojos, que si no me equivocaba eran rojos.
—Te protegeré de las criaturas que te asechan, te amaré siempre en la oscuridad
hasta que estes de regresó. Estaré a tu lado, aunque no sabrás quien seré. Ámame
como lo hacías antes, recuérdame, recuerda a tu príncipe oscuro, recuerda como
reinaríamos nuevamente y como regíamos la ley en la oscuridad antes, muchos te
cuidarán como yo lo hago, pero, muchos te querrán derrocar de tu posición como
lo hace el cuervo.
Quedé muy confundida, sus palabras no tenían sentido, pero, por una extraña
razón las sentía familiares.
—¿Quién eres? —Pregunté nuevamente y con la mirada fija hacía él.
—Maxwell, Maxwell Dusân —dijo tomando mi mano y posando un beso en ella.
Capítulo 5
Asesino en serie
Desperté en mi habitación, con Scarlette a un lado de la cama. ¿Cómo habíamos
llegado ahí? ¿Y el chico? ¿Fue un sueño? No, no lo creo, me mordió el cuello. ¡Mi
cuello!
Salte con brusquedad de la cama y me dirigí al espejo de mi armario, revise mi
cuello, sin embargo, no portaba señas de mordida, incluso al tocarme no dolía.
¿Qué había pasado? ¿Fue un sueño? No… estoy muy segura que no fue un sueño,
pero, entonces, ¿por qué no tengo nada? ¿Por qué siento eso tan lejano? ¿Por qué
no recuerdo todo muy bien? Me siento algo perdida.
—Mmm, ¿qué pasó? ¿Dónde estoy? ¿Emily? —Preguntó Scarlette al despertar
igual que yo, perdida.
—Estamos en mi habitación—Respondí.
— ¿Cómo llegamos aquí? —Preguntó confusa.
—No sé, tal vez estábamos muy soñolientas cuando caminamos a la habitación,
por eso no recordamos.
—Mmm, tal vez, porque no recuerdo haberme movido del sofá.
—No pasa nada, es muy común cuando estamos muy soñolientas, ven levántate
ya, vamos a comprar ropa.
—No tengo ganas de levantarme— Dijo dando vueltas en la cama y volviéndose a
cubrir con la sabana.
— ¿No fuiste tú la que dijo que quería ir? —Pregunté elevando una ceja.
—Bien… Pero…—La vi dudar.
—Pero nada, ve y alístate que saldremos en media hora, iremos con Thiago.
Al mencionar el nombre di Thiago vi que sus ojos se iluminaban.
— ¡Muy bien, vamos! —Exclamó feliz mientras salía toda prisa de la habitación.
¿Le gustara Thiago?
— ¡Hey, apúrate, no tenemos todo el día! — Gritó en el segundo que vino por su
toalla de baño.
*****
Ya en el centro comercial visitamos un montón de puestos de los cuales
llevábamos mucha ropa, hasta Thiago llevaba unas cuantas bolsas, cualquiera que
nos viera nos llamaría locos, tres jóvenes comprando como si el mundo se fuera a
terminar.
—Chicos… ya me dio hambre— Dijo Scarlette haciendo un puchero.
—A mí también— Dijo Thiago colocándose su mano en el estómago.
—Bueno, creo que a mí también me dio hambre, pasemos a un puesto— Dije
empezando a buscando un local de comida.
Después de comer nos estuvimos un rato más, al salir de ahí caminamos directo a
la salida ya habíamos comprado suficiente, bueno, llevamos como unas cinco
bolsas de ropa y zapatos.
—Emi, ¿Qué paso con tu profesor? —preguntó de la nada, Thiago.
—Mmm, pues, ya hablo con todos y aclaro las cosas —dije restándole
importancia.
— ¿Te pidió una disculpa?
—No —dije sin interés.
— ¡¿Qué?! ¡¿No te pidió una disculpa?! —preguntó haciéndome sobresaltar y
haciendo que medio centro comercial se nos quedara viendo.
—Shh, baja la voz—dije un poco avergonzada.
— ¿Por qué no te pidió disculpas?
—Primero ¿de qué lo tendría que perdonar? —pregunté como si no supiera nada.
—Pues de todo el malentendido que hizo y todo lo que tuviste que soportar.
—Ok, ok, ya entendí el punto.
— ¿Entonces?
—No, no me pidió disculpas, reunió a mis compañeros anteayer.
—Pero te la debía—dijo ofendido
—No, no me la debía, y si, salí afectada, sin embargo, si no se quiere disculpar no
lo puedo obligar.
—Pero…—intento seguir.
—Pero nada, Thiago, por favor, cambiemos de tema, ya no aguanto la
cabeza—dije frotándome la sien.
—Lo siento…—se disculpó avergonzado, bajando la cabeza como un cachorro
regañado—. Lamento mucho haberte dado jaqueca
—No te disculpes, no hiciste nada malo—dije algo molesta por que siempre se
disculpaba por cualquier cosa, aunque no tuviera nada que ver.
—Pero…—intento seguir.
—Pero nada Thiago, no te disculpes por cosas que ni siquiera estas involucrado,
no siempre tienes la culpa de todo —dije comenzando a caminar de espaldas—.
Tienes un corazón tan noble que aceptas la culpa de los demás como tuya. Pero
eso no implica que tú seas el culpable.
—Gracias —dijo cabizbaja.
—Este dolor de cabeza no es tu culpa, lo llevo sintiendo desde hace unos días, de
la nada me comienza y… —no pude terminar mi oración porque de la nada
choqué con alguien.
Instantáneamente caí al suelo mandando a volar todas las bolsas que traía
conmigo, hice un desastre con las cosas que traía.
—Lo lamento mucho, déjame ayudarte —dijo con una voz que me parecía
familiar.
Cuando alcé la mirada me encontré con un chico pelirrojo y ojos color esmeralda,
tenía una mirada penetrante, era un chico alto y tenía un rostro esculpido por los
dioses.
—Muchas gracias—dije tomando las bolsas.
—Lamento mucho este incidente, si hay algo en lo que pueda…
No termino la oración y su rostro cambio a una expresión de perplejo.
— ¿S… Scarlette? —pregunto perplejo el chico viendo a la pelirroja.
—Mmm… ¿sí? —dijo con un poco de temor—, ¿te conozco? O ¿me conoces?
— ¡Debes estar bromeando! — exclamo el chico con perplejidad— ¿cómo que si
te conozco?
—Disculpa, pero no te conozco —dijo ella dando un paso atrás escondiéndose en
Thiago.
— ¡Demonios, Scarlette! ¡Soy tu mellizo! —exclamó el chico con frustración—.
¿Cómo pudiste olvidarme…? —dice en un susurro apenas audible y cayendo de
rodillas.
—Lo lamento mucho, pero no te recuerdo— respondió ella.
Me detuve a mirarlos detenidamente y sí, eran idénticos, solo por el hecho de ser
genero opuesto.
—Lo siento, pero ella no te puede recordar por el momento —digo
interrumpiendo el momento de crisis del chico y poniéndome a su altura.
— ¿Eh? — él gira su rostro para enforcar toda su atención en mí—. ¿Por qué?
—El día que la conocí, ella dio por casualidad en la puerta de mi casa, se
encontraba en muy malas condiciones. Como estudiante de medicina mi trabajo
era examinarla. Con los síntomas que manifestó y los golpes que poseía en su
cabeza, deduje que ella podría presentar amnesia, y efectivamente, posee una
amnesia temporal, su cerebro a bloqueado la mayor parte de su vida —digo en un
tono muy profesional de mi parte.
— ¿Y…? ¿Cuándo recuperara la memoria? —pregunta con lágrimas amenazando
por salir.
—Lamento decirte que una amnesia temporal no tiene una fecha prefija para que
los recuerdos vuelvan, además los golpes fueron fuertes, puede que tarde mucho
más de lo esperado en volver —digo tomando la mano del chico —. Pero hay una
forma de adelantar el regresó de su memoria.
— Y… y ¿Cuál es? —dice el chico con un rostro lleno de sorpresa.
—Puedes llevarla a lugares que solían visitar o cosas que solían hacer juntos, eso
adelantaría un poco el proceso de su recuperación.
—Pero… no puedo —su voz se empieza a quebrar— Mi madre murió y mi padre
cuando se volvió un drogadicto la empezó a maltratar y… yo… yo nunca hice
nada, quería conseguir un buen trabajo y conseguir un lugar donde pudiéramos
vivir sin complicaciones, pero un día que regresaba de aplicar para un trabajo,
escuche que gritaban y al adentrarme a mi hogar él le dijo que se marchara y le
arrojó un envase que tenía en la mano, por suerte este no la golpeo, no
directamente, sin embargo el choque que tuvo en la pared hizo que algunos
fragmentos le rozaran la piel; ella grito que lo odiaba y que era un maldito.
Veo que él da un suspiro y retira su mano de la mía, aprieta sus labios al igual que
sus puños en cada costado de su camisa y yo lo veo fijamente sin perderme cada
uno de los movimientos que hace.
Ella salió corriendo de la casa—prosigue—. Yo le grité con furia a mi padre, pero
mientras yo peleaba con él, Scarlette se marchaba de casa, cuando salí a buscarla
no la encontraba hasta que di con un callejón, ahí estaba ella con un bando de
chicos que la golpeaban, cuando llegué les di una paliza, pero una vez más ella se
fue y desde entonces no supe nada de ella, la he estado buscando, pregunte por
cada casa de nuestro vecindario y nadie supo nada—da una pausa para ver a
Scarlette y darle una sonrisa triste—. Princesa, lamento no haberte prestado la
atención y el cuidado que merecías, si hubiera estado más pendiente de ti nada de
esto habría pasado cuando tus recuerdos regresen me encargare completamente de
ti, porque ahorita a tus ojos soy un extraño.
En primer lugar, como que acerté en la historia de Scarlette, excepto por la parte
en la que ella tiene un hermano y, en segundo lugar, parece que su hermano
realmente estaba preocupado por ella.
— ¿Y porque no la puedes ayudar ahora? —pregunté enarcando una ceja.
—Si puedo, puedo llevarla a lugares que solíamos visitar, lo único que no puedo
hacer es llevarla de vuelta conmigo a casa—dio un suspiro y me dio una mirada
suplicante—. Por favor, ayúdame, permítele quedarse un tiempo más en tu hogar.
Trabajare muy duro para poder pagar nuestro propio hogar, pero por el momento
te ruego que la dejes un tiempo más alojarse contigo.
—Está bien, no te preocupes, será un placer que se quede conmigo, además, no le
veo un lado negativo a eso, mi madre está de acuerdo con que ella se quede ahí
por un tiempo.
—Muchas gracias, cuando pueda te pagaré— dijo tomando mi mano y
depositando un beso en ella.
Inmediatamente mi rostro se torno de un color carmesí, me sonroje ante el acto del
chico, retire mi mano con cuidado de no hacer sentir ofendido al chico y mire a
otro lugar.
—No… no hay problema. No tienes porque pagarme nada— dije con la vista
hacía la nada.
Luego de que charláramos un rato, nos marchamos con el rumbo hacía mi casa.
Invitamos al hermano de Scarlette el cual se llama Adriel Parker, gracias a que me
proporcionó un poco de información, ahora se un poco más sobre Scarlette.
—Bueno chicos, ¿Qué quieres de comer? ¿Pedimos pizza? —pregunté a los
demás, puesto que ya estaba empezando a oscurecer.
—Emi —me llamó Thiago—¿Qué paso?
—¿Qué te parece si vamos al parque de diversiones?
—¿A esta hora? — pregunté.
—Si, la noche es la hora en la que el parque tiene más ambienta, además el día de
hoy van a lanzar los fuegos artificiales.
Me lo pensé un rato y luego accedí a la idea. Me vestí para salir con ellos rumbo
al parque, pero antes de salir le dejé un mensaje a mi madre avisando que iba a
salir con los chicos, sin embargo, ella parecía no tener conexión, el mensaje se fue
pero ella no lo ha recibido.
Qué raro, a ella nunca le falta internet.
Puede que tenga apagado el celular idiota, ella no esta tan libre como tú, tiene
trabajo que hacer.
Es cierto, puede que este ocupada.
Bueno, dejando mis pensamientos de lado, todos tomamos rumbo hacía el parque.
*****
—¡Ohhh! ¡Que bellas atracciones! —chilló Scarlett viendo todo a su alrededor.
—¿Nunca habías visto una? —pregunté con curiosidad.
—No—dijo aún embelesada por todas las cosas a su alrededor.
—Ella nunca salía de casa, mi padre no se lo permitía, él solía cuidar mucho de
Scarlett cuando estaba pequeña, la trataba como un tesoro que debía guardar para
que nadie lo viera. Pero como sabes al morir nuestra madre, él tuvo un cambio
muy drástico, dejó de prestarle atención, sin embargo, ella nunca salió de casa
para no desobedecer las reglas de nuestro padre.
Creí en lo que Adriel me dijo, pues yo no conocía la vida de Scarlett mucho antes
de que ella tocara mi puerta en un estado crítico.
— ¡Muy bien! ¡Entonces, hay que disfrutar de esta noche! —dije con mucha
euforia.
Empezamos a recorrer todas las atracciones que podíamos, luego pasamos por una
atracción que es conocida como “la rueda de la fortuna” o “la noria” tiene la fama
de ser la atracción de las parejas o incluso de formarlas.
Miré fascinada aquella atracción, deseaba saber que se sentiría estar en lo más alto
junto a la persona con la que compartiría mi vida. Scarlett se unió a mí, pude ver
el deseo que tenía por subirse ahí.
— ¿Se quieren subir ahí? —peguntó Thiago con incredulidad.
Las dos respondimos con un asentimiento de cabeza, ya que estábamos
completamente perdidas en aquella maravilla.
Thiago fue a comprar los boletos para poder subirnos en la rueda de la fortuna.
Cuando el llego Scarlett y yo no disimulábamos todo aquel entusiasmo que
sentíamos.
—Bueno, aquí están nuestros bole… —Se calló cuando vió a Scarlett abalanzarse
hacía él.
—¡Yo voy con Thiago! —declaro ella tomándolo por el brazo y subiendo con él a
una cabina.
Adriel y yo nos quedamos viendo atónitos la escena que acabamos de presenciar.
—Supongo que… solo quedamos tú y yo —dije empezando a alejarme de él.
—Supongo que si —dijo él siguiendo mis pasos.
Los dos subimos a la cabina uno enfrente del otro. Los dos permanecimos en
silencio por un largo tiempo.
Odio a Scarlett, en que cabeza le cabe dejarme sola con su hermano.
¿Y en que cabeza te cabe a ti de que ella iba a ir con un desconocido?
¡Pero si es su hermano!
¡Pero para ella es un desconocido
Ah, cierto, ella no tiene recuerdos de él…
—Emily… —me llamó Adriel haciendo que saliera de mis pensamientos.
—¿Si? —dije volviendo mi mirada hacía él.
—Gracias por cuidar de Scarlett— dijo viendo hacia afuera.
—No me agradezcas, soy muy feliz por poder ayudar— Dije con una sonrisa
sincera y satisfecha por mi trabajo.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —me miro con unos ojos suplicantes.
—Si, dime —dije hipnotizada por unos ojos color esmeralda, que me transmitían
una sensación de calidez.
—¿Cuándo piensas volver conmigo? —dijo acercándose a mi.
— ¿Volver? —dije confundida, si mal no recuerdo, yo nunca he estado con él.
—Quiero que estes a mi lado —dijo ignorándome y acercándose más a mi hasta el
punto en que nuestras respiraciones chocaran.
En ese momento quise preguntar más cosas, pero su cercanía me hacía imposible
el trabajo de pensar y de articular alguna palabra. Cada vez el estaba mas cerca de
mis labios. Mi mirada pasaba de sus ojos a sus labios que se los relamía de vez en
cuando, sus ojos poseían un brillo peculiar, y cuando sus labios ya rozaban con los
míos, mi celular comenzó a sonar haciéndome salir de ese encanto y mandándome
a la realidad de nuevo.
—Lo siento mucho —dije avergonzada, viendo como él se sentaba de nuevo.
Tomé mi celular y vi en la pantalla el nombre de mi madre.
— ¿¡Emily donde estas!? —grito mi madre nada más respondí la llamada.
—En el parque —respondí ignorando el grito.
—¿Qué hace ahí, más a estas horas? —pregunto furiosa.
—Te envíe un texto diciéndote que Thiago y los demás vendríamos.
—A mi no me has enviado nada —dijo aún con enfado.
—Antes de salir te lo envié— dije un tanto molesta.
— ¡Vuelve a casa ahora mismo! —sentencio.
— ¿¡Pero, por qué!? —exclamé.
—¡Acaso no has visto las noticias! — grito furiosa al otro lado de la línea.
—No, no las he visto. ¿Paso algo malo? —pregunté confundida.
—Si, Emily, vuelve a casa ya mismo. Un asesino que mata a sangre fría acaba de
escapar de prisión, no es cosa de si quieres o no, es una orden señorita, debes
regresar ya—dijo mi madre sentenciando su orden y colgando la llamada.
Quedé inmóvil ante tal noticia, he escuchado que hace unos dos años atrás, un
joven de diecisiete años fue arrestado por haber decapitado a tres personas y por
haber descuartizado a seis más. Dicen que él es una persona que no posee corazón
por la forma despiadada en la que mata, también dicen que él es un psicópata, que
debido a traumas comenzó a tener trastornos mentales.
Desde entonces lo condenaron a cadena perpetua, sin embargo, es un criminal
muy astuto, antes de que lo condenaran a prisión, tardaron más de un año en
atraparlo. Y hoy, una noche de otoño, el convicto más buscado en su entonces,
escapo de la cárcel para volver a aterrorizar la ciudad.
La cabina en la que estábamos comenzó a moverse, me di cuenta que estábamos
bajando, cuando llegamos al suelo, Adriel, salió primero para darme la mano al
bajarme y posar un suave beso en ella. Los demás se nos unieron.
Y como si el universo conspirara contra nosotros, o mejor dicho contra mí, se
escucharon los gritos aterrorizados de las personas. Cuando logré captar con
exactitud el lugar de donde provenían los gritos, lo vi. Ese chico al que tanto
temían las personas. Y como si sintiera mi mirada, él giro su vista hacía mí. Su
mirada y la mía se encontraron en un breve momento, pero eso basto para que mi
estomago sintiera un cosquilleo.
—Emily, ponte detrás de mí— ordenó Adriel al notar que el chico se acercaba.
Le obedecí y pude ver como Thiago hacía lo mismo con Scarlett.
—¿Por qué te escondes pequeña? —dijo el chico ladeando la cabeza—¿Me tienes
miedo? —pregunto con una sonrisa retorcida.
—Aléjate imbécil—dijo Adriel, ocultándome más.
—¡Tú no te metas! —exclamó el chico empujando a mi protector y dejándole un
puñetazo en el rostro.
—¡Adriel! —dije al ver como fue el imparto de su cuerpo contra el suelo,
quedando inconsciente.
Mire a los chicos que también tenían miedo de esta situación, le articule en
silencio que se fueran de ahí, a lo cual obedecieron. Sentí un escalofrío recorrer
toda mi columna vertebral.
—Dime, ¿Qué quieres? —pregunté con un tono retador que no pensé que podía
poseer.
—Oh, ¿Ya te animaste? —dijo tomando mi mano.
—¡Aleja tus sucias manos de mí! — quite sus manos de un solo golpe furiosa.
—Mi pequeña Lilith… no me temas, jamás te dañaría— dijo con una sonrisa
melancólica y tocando mi rostro con delicadeza.
¿Lilith? Ese no es mi nombre. Pero, entonces, ¿por qué me suena tan familiar?
Sentí un dolor agudo en mi sien, era uno tan insoportable que me hizo flaquear y
caer de rodillas sosteniendo mi cabeza.
—Lilith, mi niña… resiste, no te rindas, has esto por tu pueblo, sé que gobernarás
muy bien, además recuerda que tienes a Maxwell, nunca estarás sola, aunque
nosotros faltemos—dijo una voz dulce y tierna.
—Pequeño escarabajo, sabes que siempre te apoyaremos, y corre por tus venas
nuestro legado, sabes qué como toda realeza en este mundo, tu historia es
gobernar para toda la vida— dijo una voz más áspera y ronca.
—Papá, mamá. Yo los amo, pero tengo miedo de no hacerlo bien… y… ¿y si
fallo? ¿Si no puedo llevar al clan Nyx a prosperar? Los humanos nos temen y no
creen que existimos, además necesitamos de ellos cada milenio para mantenernos
en eterna juventud, ¿y si en este milenio de la luna de sangre no los puedo llevar
o controlar?
—Mi niña, confiamos en ti, lucha, lucha por todos. Prepárate muy bien que tu
eres la heredera de todo esto. Todos dependerán de ti.
¿Qué es esto?
Son recuerdos encapsulados
Lo sé, pero… ¿Son míos?
Si no son tuyos ¿de quién más serían?
Capítulo 6
Un paso a la verdad
Pasarón los días y aquellos recuerdos me atormentaban siempre. Además, entre
más pasaba el tiempo el dolor de cabeza aumentaba. Me encontraba ya en clases y
obviamente por estar absorta en mis pensamientos no preste atención ni cuando el
timbre había sonado.
—Señorita Jonhson —dijo una voz áspera y que pondría a cualquiera a temblar—.
Señorita Jonhson.

También podría gustarte