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Este documento resume la sociedad pirámide que se reconstruye entre los reclusos basada en la fuerza física y el prestigio. Aunque parece una caricatura de la sociedad exterior, refleja la supresión de medidas innecesarias y ficciones. La única salida parece ser la progresión de víctima a victimario a través de la simulación y sumisión, a menos que uno vea la delincuencia violenta como una purificación que apunta a los problemas fundamentales de una sociedad podrida que encierra niños. El lenguaje se v
Este documento resume la sociedad pirámide que se reconstruye entre los reclusos basada en la fuerza física y el prestigio. Aunque parece una caricatura de la sociedad exterior, refleja la supresión de medidas innecesarias y ficciones. La única salida parece ser la progresión de víctima a victimario a través de la simulación y sumisión, a menos que uno vea la delincuencia violenta como una purificación que apunta a los problemas fundamentales de una sociedad podrida que encierra niños. El lenguaje se v
Este documento resume la sociedad pirámide que se reconstruye entre los reclusos basada en la fuerza física y el prestigio. Aunque parece una caricatura de la sociedad exterior, refleja la supresión de medidas innecesarias y ficciones. La única salida parece ser la progresión de víctima a victimario a través de la simulación y sumisión, a menos que uno vea la delincuencia violenta como una purificación que apunta a los problemas fundamentales de una sociedad podrida que encierra niños. El lenguaje se v
En esta campaña neumática los reclusos reconstruyen la pirámide social sobre
su elemento primitivo, la fuerza. A ella se adhieren el prestigio, el dinero. Si el resultado parece una caricatura más que un reflejo de la sociedad externa, es sólo porque están suprimidas las mediciones innecesarias, las fábulas piadosas. En este mundo no hay casi más salida que el tránsito de víctima a victimario a través de una larga carrera de simulación y sometimiento. Solamente los mejores vislumbran otro horizonte: la delincuencia violenta que aparece purificadora porque inconscientemente apunta al corazón del mal, una sociedad putrefacta que encierra niños en campos de concentración. Los mecanismos narrativos de Medina no difieren quizá de los que el Pollo descubrió cuando trataba de contarle a su amigo Martínez cómo era el mundo. Esos mecanismos crean su propia retórica pero la retórica se disuelve frente a la brutalidad de los hechos. Entonces el lenguaje balbuceante se vuelve al mismo tiempo preciso, y esa confluencia produce los mejores momentos de un testimonio vigoroso y sorprendente sobre una categoría de presos sociales.
Rodolfo Walsh, LA OPINIÓN, 8-VIII-1972 Buenos Aires, Agosto de 1972