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Sobre "LAS TUMBAS"

En esta campaña neumática los reclusos reconstruyen la pirámide social sobre


su elemento primitivo, la fuerza. A ella se adhieren el prestigio, el dinero. Si el
resultado parece una caricatura más que un reflejo de la sociedad externa, es
sólo porque están suprimidas las mediciones innecesarias, las fábulas
piadosas. En este mundo no hay casi más salida que el tránsito de víctima a
victimario a través de una larga carrera de simulación y sometimiento.
Solamente los mejores vislumbran otro horizonte: la delincuencia violenta que
aparece purificadora porque inconscientemente apunta al corazón del mal, una
sociedad putrefacta que encierra niños en campos de concentración. Los
mecanismos narrativos de Medina no difieren quizá de los que el Pollo
descubrió cuando trataba de contarle a su amigo Martínez cómo era el mundo.
Esos mecanismos crean su propia retórica pero la retórica se disuelve frente a
la brutalidad de los hechos. Entonces el lenguaje balbuceante se vuelve al
mismo tiempo preciso, y esa confluencia produce los mejores momentos de un
testimonio vigoroso y sorprendente sobre una categoría de presos sociales.

Rodolfo Walsh, LA OPINIÓN, 8-VIII-1972 Buenos Aires, Agosto de 1972

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