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La lectura de la obra de Silvina Ocampo diseña un camino hacia la

incertidumbre y el asombro. Una escritura que propone la invención, el orden


de lo imaginario como vía de búsqueda constante de nuevas formas para la
narración, es un elemento de suma importancia.
→ DATOS BIOGRÁFICOS:
Esa búsqueda no sólo se encuentra en su obra sino también en la forma en que
la escritora se relacionó con el ambiente cultural y literario de su época. La familia
Ocampo pertenecía a la alta burguesía, pero Silvina elige ubicarse en una óptica
periférica donde observa y establece vínculos con personas de otras clases
sociales: el cuarto de criados y la cocina, son lugares de fascinación en su
infancia y escenarios de muchos relatos.
Lo mágico, el azar y lo premonitorio, son motivos elementales en sus cuentos.
Algo que debería permanecer oculto súbitamente se revela. Ese secreto se
manifiesta, pero al mismo tiempo sostiene un grado de misterio y de convivencia
que nos inquieta. Ese clima narrativo se expresa con claridad en los cuentos del
mismo libro como en “La muñeca”: que en el comienzo del cuento, la declaración
de la protagonista dice:
“Sospecho a veces que no adivino el porvenir, sino que lo provoco.”
→ INFLUENCIA DE VANGUARDIAS EUROPEAS
Consciente de la realidad ampliada con el quiebre del límite entre lo fantástico y
la realidad.
Por otra parte, teniendo en cuenta las corrientes vanguardistas anteriores y
practicadas por su círculo cultural junto con la formación pictórica surrealista de
nuestra autora en París, podríamos aproximarnos a esa feminidad como una
manifestación de fuerzas irracionales, creadoras y revitalizadoras que el
surrealismo recuperó tras haber sido rechazadas por el racionalismo burgués y
su proyecto socioeconómico.
→ VOZ NARRADORA:
Voz narradora en la mayoría de los casos de mujer y personajes centrales
mujeres, pero no menos varoniles, ni poderosos, ni visibles que los pocos
hombres que recorren sus relatos.
Las narradoras y personajes, dan la impresión de habitar en otra realidad; una
realidad no necesariamente fantástica, pero sí imposible, anárquica o
desconocida. Es decir, una niña no puede matar, una mujer no puede pasear
desnuda, ni mentir a su marido, ni pecar de lujuria o avaricia, la mujer de su
tiempo no retará a la Iglesia, ni a la familia, ni al hombre. Una mujer no hablará
de sexo abiertamente y mucho menos jugará o experimentará con él. Nada de
eso podía esperarse o tolerarse, pero todo ello está presente en la obra completa
de Silvina Ocampo, lo cual, teniendo en cuenta la pluma de la que procede, de
una joven oligarca de tradicional educación produjo cierto efecto chocante y de
sorpresa en su escritura.
→ CARACTERIZACIÓN DE PERSONAJES:
-Estas tienden a ser o bellas o bestias, bondadosas o malvadas, activas o
moribundas, listas o presas de la ignorancia. No hay término medio y, de hecho,
la posesión de alguna de las categorías positivas de esta enumeración
normalmente las guiará a la tragedia.
-No tienen miedo a exponerse. En sus naturalezas parece estar esa necesidad
de protagonismo, de salirse del guión. Todas quieren actuar más o hablar más
alto.
↳ Ej: Cuando la niña de La Muñeca usó de excusa el carnaval para poder
vestirse como el niño de esa época. A partir de ahí, forma una relación amistosa
con Horacio, quien la trata como igual. Ambos iban a bañarse a un tanque, salían
a pasear en caballo e incluso ella se sentía lo suficiente valiente como para
sacarse la remera para tener un aspecto más varonil.
→ Son actantes. Ejercen el mal, dominan la acción, la palabra y el silencio. De
este modo adquieren la capacidad de alterar un rol y una realidad preconcebida.
Así, hemos visto que los personajes femeninos de Silvina Ocampo usan
máscaras, las cuales, a su vez, son las máscaras que la sociedad burguesa
impuso a la mujer, entre ellas: maquillaje, disfraz, vestido, clase social y niñas
inocentes. Las mujeres de sus relatos no son domesticables a pesar de no salir
de esos ambientes. Sus actos suelen esconder una segunda intención o
provocar un segundo efecto más o menos fantástico, más o menos perverso.
TEORÍA DEL ICEBERG: la historia secreta se construye con lo no dicho.
-La figura de la “Adivina”, se presenta su historia como don que se da desde la
niñez. Tenemos, entonces, no solo las niñas (pertenecientes a la alta burguesía
o a las clases bajas) sino también la propiedad sumamente característica de su
pluma de brindarnos un personaje que “provoca las situaciones del futuro” en
sus presagios. Esto significa que la infancia aparece ligada otra vez a cierta falta
de conciencia moral, pues uno de los efectos de este don de la premonición es
provocar las situaciones del futuro sin que importen sus consecuencias.
→ ¿Qué valores defiende la autora?
-Rechaza la pasividad de la mujer de los cuentos de hadas y princesas
tradicionales.
-Reivindica desde la literatura el espacio del otro.
-Da voz a personajes marginados y de la periferia. Esta deconstrucción de los
mitos femeninos tradicionales ha sido, a su vez, un tema recurrente en la
literatura escrita por mujeres durante el siglo veinte.
→ PERSPECTIVA INFANTIL:
Habla de la crueldad con la que puede narrar algo que se inicia con una mirada
inocente.
↳ Se pone en evidencia también en otro cuento de 1959 (es decir, escrito dos
décadas después del relato primeramente citado), titulado “El vestido de
terciopelo”, que comienza así:
(CITA)
→ COMPARACIÓN CON CASA TOMADA:
Odios, resentimientos y conjuros se desarrollan en el seno de la casa que se
transforma en ominosa, a pesar de lo idílico de su entorno. Como en “Casa
tomada” de Cortázar, la vivienda se va reduciendo a un sector en el cuento de
Silvina Ocampo. El dormitorio pasa a ser el espacio reducido de Cornelia. Ese
es el lugar donde duerme, se viste y demás, pero es también el lugar donde
muere finalmente asfixiada por un vestido que ha querido tan estrecho como
estrangulante, por una cuestión de fidelidad a sus gustos y a la elegancia, una
ley de hierro dentro de sus “hábitos” de clase.
→ ROL DE GÉNERO:
-La niña huérfana que luego es adoptada, se mezcla no sólo con la clase alta a
la que pertenece, sino que ella misma empieza a identificarse con sus
compañeros de juegos. La niña imita en todo al otro niño rico de la estancia,
Horacio, porque ama la libertad de que él dispone.
La llegada de una muñeca como regalo que ella preanuncia con sus artes
adivinatorias (sin saber que es para ella) termina poniéndola en su lugar –no en
su lugar de huérfana adoptada–, sino en el lugar femenino.
Los roles de género impuestos por el sistema capitalista y el patriarcado, nos
normalizan y encuadran en determinados “lugares comunes”, que tenemos que
llenar siendo y actuando de determinada manera: como personas de sexo
femenino o masculino, nos corresponden géneros respectivos, que conllevan
actitudes determinadas, cierta orientación sexual, y también cierto lugar en el
sistema productivo.
Podemos extraer un mensaje claro: el mandato de género que indica que las
nenas juegan con muñecas y los nenes no. De hecho, ninguno de los mandatos
impuestos con el género vienen de nacimiento, no son naturales. Los niños
nacen con iguales capacidades e intereses, y es la mirada del otro, de los demás
personajes del cuento, de la sociedad, la que los aplasta con su risa y con su
dedo juzgante, que señala y rechaza, aquello que sale de la norma inventada e
impuesta por el mismo sistema patriarcal y capitalista. La que nos moldea y nos
fuerza mandatos.
Problematizar que la femineidad y la masculinidad son constructos sociales, y
que nosotros tenemos la capacidad de romper y reconstruirnos, no tiene un
potencial subversivo del sistema y totalmente emancipador, pero es un primer
paso esencial para la problematización y la toma de consciencia.
El contenido de estas pequeñas-grandes obras no se agota en estos análisis:
podemos seguir rascando y encontrar críticas a la familia, a la moral burguesa y
católica, principios de feminización del trabajo, entre otras cuestiones
interesantísimas. Todos los cuentos de Silvina Ocampo tienen algo para rescatar
y desmenuzar: con El vestido de terciopelo podemos pensar lo dañino de los
estándares de belleza; Amada en el amado no abre la puerta a pensar lo tóxicos
que pueden tornarse los vínculos monogámicos y cerrados, y el cuento El
pecado mortal establece una relación directa entre abuso sexual y religión. Su
literatura es increíblemente rica y completa, y sobre todo, muy adelantada para
su época.
→ LO FANTÁSTICO:
Una forma de interpretar la literatura fantástica es pensarla como un abordaje
del mundo a través del cual se cuestionan las manifestaciones del sentido
común. En la búsqueda por desnaturalizar las convenciones, los relatos
fantásticos ponen en evidencia tensiones de la realidad construyendo a la vez
una sólida estrategia de resistencia de la razón.
Si hay algo que podemos atribuirle a este género es que aporta más preguntas
que respuestas. En su juego nos deja como huérfanos de sentido en un
escenario de incertidumbre donde lo que conocemos no es suficiente para
explicar lo que sucede. Los hechos de estas ficciones nos empujan a un estado
de intriga que no sólo se resiste a lo homogéneo de lo convencional, sino que
cuestiona, en su singularidad, la idea del acto de crear adentrándose en la
compleja relación entre el creador y lo creado.
La lectura de la obra de Silvina Ocampo se posiciona cómodamente en esta
visión. Sus relatos sugieren una complicidad y una proximidad con el lenguaje
para que suceda el efecto fantástico. Los límites entre la realidad y la ficción se
hacen difusos de manera sutil, casi como en una ondulación del relato, sin
exabruptos, utilizando la ironía como estrategia, nos confina en una atmósfera
inquietante que pone de manifiesto lo inexplicable.

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