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MINISTERIO DE EDUCACIÓN

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN PRIVADA
I.S.F.D. SANTA MARÍA
Carrera: Profesorado de Educación Primaria
Unidad curricular: Sujeto de la Educación II
Docente a cargo: Myriam E. Rodríguez Manzanares

Documento de Cátedra: SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

INTRODUCCIÓN
En los últimos veinte años, se ha descubierto y comprendido más el funcionamiento del cerebro que
en toda la historia de la humanidad (Fernández Coto y Méndez, 2017). Es prioritario que los docentes
conozcan cómo aprende el cerebro, para optimizar su práctica profesional.

Cada vez que percibimos, experimentamos o aprendemos algo, se forma o se modifica una red
neuronal en nuestro cerebro. Ésta es un sistema de neuronas unidas por un circuito específico. Esta
red es como una hoja de ruta, que se cumplirá cuando algún estímulo la active. Lo más interesante
es que puede construirse, modificarse, eliminarse o potenciarse.

Estos procesos son posibles gracias a la neuroplasticidad cerebral: nuestro cerebro se modifica
constantemente en su interacción con el medio y con nuestro mundo interior, creando y ampliando
nuevas redes neuronales (neuroplasticidad positiva) y “desarmando” aquellas que no utiliza
(neuroplasticidad negativa).

El hombre es el único ser que tiene la capacidad para lograr una neuroplasticidad autodirigida, o sea,
de ser artífice responsable y consciente de aquellas redes (pensamientos y creencias) que quiere
conservar y modificar, y de aquellas de las que se quiere deshacer.

De lo dicho se infiere que enseñar es proveer los estímulos, las preguntas, los recursos necesarios y
adecuados para que cada educando se sienta motivado e inicie así su proceso de aprendizaje. Es
generar acciones para que nuestros alumnos sean los protagonistas del proceso de aprendizaje, según
su propio estilo de aprendizaje.

La neuropedagogía propone mejorar la calidad del proceso enseñanza y aprendizaje por medio de la
detección de los distintos estilos de aprendizaje de los estudiantes, a fin de maximizar el potencial de
las competencias cognitivas y emocionales de cada educando.

Para esto es necesario conocer el objeto de estudio de las neurociencias y soporte biológico de todo
proceso de aprendizaje: el sistema nervioso. Es necesario conocer tanto su estructura como su
funcionamiento y, a su vez, comprender las bases cerebrales donde se sustenta la cognición, el
aprendizaje y el comportamiento humano.

El sistema nervioso controla todas las respuestas y conductas que caracterizan al organismo, desde
las respuestas fisiológicas como el ritmo cardiaco, la función sexual, hasta las emociones y la
memoria. El cerebro es la base de las funciones cognitivas superiores, del aprendizaje, los

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pensamientos, la conciencia, los sentimientos, la imaginación, los sueños y es lo que nos distingue
como seres humanos.

DIVISIONES DEL SISTEMA NERVIOSO


Las subdivisiones estructurales del sistema nervioso humano son el sistema nervioso central (SNC)
y el sistema nervioso periférico (SNP).

El Sistema Nervioso Central (SNC) se encuentra alojado en el cráneo y en el canal vertebral, está
conformado por el encéfalo y la médula espinal, que son centros de integración nerviosa.
Dedicaremos un título especial a profundizar en sus estructuras y funciones.

El Sistema nervioso periférico (SNP) está fuera de las cavidades y se encuentra integrado por los
nervios craneales (sensoriales, motores o mixtos), los nervios espinales, los ganglios periféricos y los
receptores sensoriales. Los 12 pares de nervios craneales emergen del tallo cerebral y los 31 pares de
nervios espinales, salen de la médula espinal. Los ganglios son agrupaciones de neuronas intercaladas
a lo largo del recorrido de los nervios o en sus raíces (Portellano, 2005).

Los nervios son grupos de fibras nerviosas situadas fuera del sistema nervioso central y su función
consiste en establecer comunicación entre el SNC y el resto del cuerpo. Los nervios del SNP que
llevan los impulsos hacia el SNC se llaman aferentes o sensitivos; los que transmiten impulsos del
cerebro al SNP se llaman eferentes o motores.

SISTEMA NERVIOSO CENTRAL


El SNC es el centro estructural y funcional de todo el sistema, como ya se dijo, está formado por la
médula espinal y el encéfalo (Portellano, 2005).

Médula espinal

Es la parte más caudal del sistema nervioso central y se encuentra alojada en el conducto vertebral,
se extiende desde el agujero occipital hasta la primera vértebra lumbar. Se subdivide en las regiones
cervical, toráxica, lumbar y sacra.

Las funciones de la médula espinal son:

• Recibir y procesar la información sensorial de la piel, los músculos, las articulaciones y las
extremidades del tronco, así como la que procede de los órganos internos.

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• Controlar los movimientos de las extremidades y del tronco.

• Los actos reflejos.

Encéfalo

El encéfalo está dividido en tres grandes regiones: el cerebro anterior (prosencéfalo), el cerebro
medio (mesencéfalo) y el cerebro posterior (romboencéfalo).

• Cerebro anterior (prosencéfalo): incluye el telencéfalo y el diencéfalo. El primero está conformado


por la corteza cerebral, lo ganglios basales y el sistema límbico. El diencéfalo se compone por el
tálamo, el epitálamo, el hipotálamo, la glándula pineal y el tercer ventrículo.

• Cerebro medio (mesencéfalo)

• Cerebro posterior (romboencéfalo): se subdivide en protuberancia o puente y el cerebelo


(metencéfalo) y bulbo raquídeo o médula oblonga (mielencéfalo).

El mesencéfalo, el puente o protuberancia y el bulbo raquídeo también se conocen como tallo o


tronco cerebral o encefálico.

LA TEORÍA DEL CEREBRO TRIUNO


Entre los estudios sobre la evolución del cerebro humano, se destacan las “aportaciones de Mc Lean 1
y su Teoría del Cerebro Triuno, la evolución permite diferenciar la existencia de tres formaciones
estructurales que, a su vez, representan distintas fases o niveles en el desarrollo del cerebro” (Cit. en
Peña Casanova, 2007).

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Nacido en 1913 en Estados Unidos, Paul MacLean fue un médico centrado en el campo de las neurociencias que
dedicó gran parte de sus estudios en el campo de la psicología y la psiquiatría.

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La teoría del cerebro triuno o teoría de los tres cerebros de Mac Lean, no se refiere a la existencia
de tres cerebros, sino que pretende agrupar diferentes zonas neuronales según su función y en el
orden de aparición evolutiva (de los sistemas más primarios hasta aquellas estructuras más
avanzadas y propias de los seres humanos).

Estos tres bloques o secciones son conocidas como el cerebro reptiliano, el cerebro límbico o
emocional (coincidiendo con el sistema límbico) y el cerebro racional.

Dichas secciones están conectadas entre ellas pero a su vez funcionan de manera independiente. Por
lo que se envían información constantemente a pesar de estar centradas cada una en una función
concreta.

El cerebro reptiliano (sensitivo-motor o subcortical)


También conocido como el cerebro instintivo o cerebro básico, este es el cerebro más primitivo de
todos según la teoría de MacLean. Hace más de 500 millones de años, actuaba para sobrevivir.
Considerado como la estructura ancestral que regula nuestras funciones vitales y las conductas más
instintivas relacionadas con la supervivencia del individuo (comer, beber, dormir) y de la
especie (impulsos y relaciones sexuales). Según la psicología, la función del cerebro reptiliano es
actuar rápido y de manera instintiva para asegurar nuestra supervivencia.

Es aquella zona en la que se controlan los niveles de energía de nuestro cuerpo y se busca el equilibro,
también conocido como homeostasis. Controla la respiración, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea,
ritmos de sueño y vigilia, colabora en la expansión y contracción de nuestros músculos.

El cerebro reptiliano se encuentra en la zona más baja del encéfalo, donde están los llamados ganglios
basales, zonas del tronco del encéfalo y el cerebelo responsables de las funciones necesarias para la
supervivencia inmediata. En el centro de este cerebro, se encuentra el hipotálamo, área del cerebro
que regula las conductas instintivas y emociones primarias.

No existe un acuerdo generalizado, entre los expertos, sobre la pertenencia o no de la amígdala al


cerebro reptiliano o al sistema límbico.

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El cerebro mamífero, emocional o límbico
El cerebro límbico, según MacLean, apareció con los mamíferos más primitivos y sobre la base del
complejo reptiliano, hace más de 200 millones de años. Es la estructura responsable de la aparición
de las emociones asociadas a cada una de las experiencias que se viven.

Este cerebro permite que los procesos de sobrevivencia básicos del cerebro reptil interactúen con el
mundo externo, lo que resulta en la expresión de la emoción.

Es importante afirmar que esta zona tiene una función muy adaptativa: produce respuestas
emocionales y genera un aprendizaje muy importante a nivel experiencial, es la zona encargada de
regular las emociones y modular el modo en el que las expresamos.

Nuestros sistemas de memoria, motivación, activación y atención suelen funcionar de una manera
más productiva cuando se ven influenciados por las emociones.

Está constituido principalmente por el hipocampo (aprendizaje, memoria), la amígdala (dispara el


miedo ante ciertos estímulos y desempeña un rol activo en la vida emocional, la nutrición, oralidad),
el tálamo (placer-dolor), la amígdala (nutrición, oralidad, protección), el hipotálamo, los bulbos
olfactorios, la región septal (sexualidad), núcleo accumbens (deseo). Coincidiendo así con lo que hoy
en día definimos como sistema límbico.

El sistema límbico conecta al cerebro reptil con el cerebro humano o racional. Trabaja como un
bloque con el cerebro reptil, debido a que comparten estructuras cerebrales, y a la vez posee
estructuras que lo unen al neocórtex.

Regula la temperatura del cuerpo, los niveles de azúcar en sangre, la presión arterial, la digestión, los
niveles hormonales y muchos procesos más; además ajusta y mantiene nuestro estado interno para
compensar los cambios en nuestro mundo exterior, regula el metabolismo, pudiéndonos adaptar al
medio ambiente.

El cerebro humano, racional o neocórtex

Finalmente, según la teoría de los tres cerebros, hace 100.000 años nos encontramos con la
neocorteza o cerebro racional, marcado por la irrupción y el desarrollo de la capacidad de aprendizaje
y abstracción. Esta parte de nuestro cerebro se encarga del procesamiento cognitivo y de la toma de
decisiones razonadas y lógicas.

Popularmente al cerebro racional se le da el nombre de materia gris. El neocórtex está formado por
diversas estructuras encefálicas, entre ellas destacamos el hemisferio izquierdo y el hemisferio
derecho de la corteza cerebral. Según MacLean, el ser humano es el único organismo que tiene
completamente desarrollado el neocórtex.

Las capacidades intelectuales, lógicas y la toma de decisiones racionales son algunas de las
habilidades que nos proporciona esta zona cerebral. Además, el cerebro racional también nos ayuda
en los procesos de autoconciencia, reflexión y organización.

Anatómicamente hablando, encontramos el neocórtex en la zona más superficial del enféfalo,


conforma el 90% de la corteza cerebral y se extiende en forma de pliegues y circunvalaciones.

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Críticas a la teoría del cerebro triuno según la psicología

A pesar de que podemos diferenciar anatómicamente diferentes parteas del sistema nervioso y del
cerebro, el modelo de MacLean resulta demasiado simple para toda la información que se posee
actualmente en relación a su funcionamiento.

A pesar de esto, se reconoce su valioso aporte al relacionar zonas cerebrales con funciones mentales
concretas.

CORTEZA CEREBRAL Y PROCESOS COGNITIVOS


En este apartado se presenta un panorama general sobre las bases neuroanatómicas de los procesos
cognitivos, lo más importante es identificar las estructuras cerebrales y correlacionar sus funciones,
para así poder comprender la complejidad de los procesos cognitivos en el ser humano. La corteza
cerebral se relaciona directamente con las funciones cognitivas complejas, con la regulación de
las emociones y el comportamiento. Los procesos cognitivos son: la atención, la memoria, la
percepción, las praxias, el lenguaje, el pensamiento.

De manera general, la corteza cerebral se divide en dos hemisferios cerebrales unidos en la línea
media a través de un tracto de fibras denominado cuerpo calloso. “En la especie humana la superficie
total (sustancia gris) es de aproximadamente 2.200 cm2 y está formada por una lámina de 3 a 6
milímetros de grosor que contiene los cuerpos de aproximadamente 60.000 millones de neuronas”
(Portellano, 2005).

Aunque las funciones cerebrales están menos localizadas de lo que se creía, por lo que esta división
está siendo cuestionada por algunos teóricos, hay varias funciones que se realizan con mayor
intensidad en un hemisferio que en otro. Al hemisferio izquierdo, se lo relaciona con las funciones
racionales: pensamiento lógico-matemático, análisis, asociación de ideas, lenguaje, escritura,
matemáticas, etc. Mientras que al hemisferio derecho, se lo vincula con la gestión de las
informaciones afectivas y emocionales, el reconocimiento en forma global de una situación y la

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vinculación con un contenido emocional-sensitivo (lo que siente). Se relaciona con la imaginación,
la creatividad, el arte, la intuición, fantasía, etc.

Ambos hemisferios se comunican y entran en contacto a través del cuerpo calloso. Éste es un
conjunto de fibras nerviosas que une ambos hemisferios cerebrales. Esta estructura está formada
fundamentalmente por axones neuronales recubiertos de mielina, con lo que forman parte de la
sustancia blanca del cerebro.

El cuerpo calloso es el camino de fibras neuronales más grande de todo el cuerpo, tiene millones de
fibras nerviosas, los impulsos nerviosos viajan de un lado al otro a través de este cuerpo calloso,
permitiendo relacionarnos con el medio desde dos puntos de vista diferentes.

Teniendo en cuenta los estudios sobre el cerebro se reconoce que cada hemisferio está conformado
de 4 lóbulos, denominados occipital, parietal, temporal y frontal, vinculados con diversas
capacidades cognitivas.

El lóbulo frontal, se relaciona fundamentalmente con la planificación de la acción futura, las


funciones ejecutivas y con el control de los movimientos voluntarios; responsable de la acción
intencional y la concentración de nuestra atención, coordina casi todas las funciones del resto del
cerebro. Se encarga de la percepción consciente.

Es el área más evolucionada del cerebro, nos permite darle un significado a nuestras emociones y
transformarlas, nos permite darle significado a las experiencias y regular la conducta.

Se divide en regiones: la parte posterior es la corteza motora (activa los músculos para los
movimientos), la anterior, en la frente, la corteza sensorial (sensaciones, sensibilidad), ambas zonas
tienen subdivisiones que rigen cada parte del cuerpo.

El lóbulo parietal, se relaciona fundamentalmente con el registro de información táctil, sensaciones


relacionadas con el tacto y las impresiones somatosensoriales, presión, temperatura, vibración,
relacionada con tareas visuales/espaciales y la orientación del cuerpo, propiocepción (conciencia de

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dónde se ubican las partes del cuerpo sin mirarlas) y coordinan algunas funciones del lenguaje,
procesa la información del cuerpo recibida por los nervios periféricos, que vienen de distintas partes
del cuerpo, y comunican información a la medula y ésta, al cerebro.

El lóbulo temporal, se relaciona fundamentalmente con la audición (procesa sonidos y percepciones


auditivas), además a través de sus estructuras profundas (hipocampo) y sus conexiones, se relaciona
con la comprensión del aprendizaje, ciertos tipos de memoria. También tienen un centro de
asociación visual que vincula lo que vemos con nuestras emociones o recuerdos, almacena recuerdos
emocionales visuales.

Una vez que vemos algo, esta zona del cerebro procesa lo que vemos con lo que recordamos y cómo
podemos sentirlo emocionalmente, o sea procesa símbolos visuales con sensaciones
significativas. La mayoría de las millones de asociaciones que experimentamos están almacenadas
en esta zona temporal para poder activarlas cada vez que la necesitemos (memoria asociativa).

El lóbulo occipital, se relaciona fundamentalmente con el manejo de la información visual y


procesamiento de información espacial. Tiene seis regiones diferenciadas para procesar y entender
el mundo coherentemente (interpretar luz, movimiento, forma, figura, profundidad y color). La visión
es el sentido en el que más nos apoyamos para funcionar en el mundo.

Un ejemplo que da cuenta de la complejidad de nuestra corteza cerebral es el de un músico que toca
el saxofón. Al interpretar una melodía junto con su orquesta: realiza la lectura de las notas musicales
(áreas visuales), escucha el ritmo, la melodía y la armonía (áreas temporales), lleva a cabo una serie
de movimientos coordinados de sus dedos (área premotora y motora). Además realiza el
procesamiento emocional, que involucra la participación del córtex orbito-frontal y al córtex
temporal superior.

La interpretación musical incluye diferentes tareas donde se combinan habilidades motoras con el
componente perceptivo, la memoria, el procesamiento emocional, así como otras funciones
cognitivas complejas, por lo tanto, implica la participación de diversas áreas corticales que participan
en conjunto. Así como la orquesta interpreta una melodía de manera armónica, así trabaja la corteza
cerebral.

BIBLIOGRAFÍA
- ENSEÑAT CANTALLOPS, A; ROIG ROVIRA, T; GARCÍA MOLINA, A. (2015)
Neuropsicología pediátrica. Editorial Síntesis
- FERNÁNDEZ COTO, R.; MÉNDEZ, A. (2017) Neuropedagogía: hacia una educación cerebro-
compatible. Bonum.
- PODESTÁ, M. E.; RATTAZZI, A.; FOX, S. (2013) El cerebro que aprende. Una mirada a la
Educación desde las neurociencias. Aique.
- VELÁSQUEZ BURGOS, B. M., CALLE, M. G., REMOLINA DE CLEVES, N. (2006). Teorías
neurocientíficas del aprendizaje y su implicación en la contrucción de conocimiento de los
estudiantes universitarios. Tabula Rasa.

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