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Córdoba
Septiembre – 2019
Introducción
Cuando nos propusimos realizar este trabajo, quisimos dar cauce a una intuición
que encontramos reflejada en mucho de lo que pudimos descubrir en este seminario de
Pneumatologías Latinoamericanas: la Vida genuina –y con esto decimos: en su máxima
expresión de contenido y plenitud- es propiciada, gestada, alentada en la historia por el
Espíritu Santo Señor y Dador de Vida.
Este enunciado puede parecer una verdad cierta y conocida por todos, y es que
en cierta medida lo es. Nuestro propósito se centrará en explicitar esta afirmación para
darle sostenimiento y fundamento desde el quehacer teológico en estas tierras
latinoamericanas. Para esto puntualizaremos en dos autores: el primero es José Comblin
a quien hemos elegido por su trayectoria dentro de la teología de la liberación y por
presentar el primer trabajo sistemático de una pneumatología latinoamericana; allí,
nuestro tema, es uno de sus cuatro puntos de desarrollo principales. La segunda autora
es María Clara Lucchetti de Bingemer, ella representa para nosotros una perspectiva
irreductible del quehacer teológico, aportará su ser femenino y su hacer teología desde
este lugar, así como también su propuesta original que presenta a la Vida como criterio
para descubrir la presencia del Espíritu.
Por último compartiremos una experiencia concreta de Vida: la Fundación
Apostólica Mariana, que a nuestro criterio encuentra su asidero en esta concepción, y
veremos cómo verdaderamente podemos conocerla más y mejor si comprendemos su
razón de ser a la luz de los aportes de estos autores.
1
1. El Espíritu realiza la Vida en el mundo: aporte de José Comblin
1
Cf. J. COMBLIN, "Espíritu Santo" en: Mysterium Liberationis, Madrid, Trotta, 1990, 629.
2
Cf. ID., El Espíritu Santo y la liberación, Madrid, Ediciones Paulinas, 1987, 49 ss. Estas características,
a nuestro modo de ver, coinciden con la experiencia del Espíritu descripta también por otros teólogos
como Congar y Moltmann.
3
ID., La Vida en búsqueda de la libertad (Santiago-Chile: Mov. Teol de la Liberación-Chile, 2008). 29. .
2
1.2. ¿Cómo es la Vida producida por el Espíritu?
Ahora bien podríamos preguntarnos a qué vida nos estamos refiriendo, cuál es el
contenido de esa vida que es realizada por el Espíritu Santo. En principio podemos
afirmar que la vida aquí tratada es un concepto teológico, 4 y por lo tanto corresponde
acercarnos a ella no desde la ciencia, sino desde el sentido. 5 Que sea un concepto
teológico implica que, en palabras del autor:
“La vida es el atributo principal de Dios. Por la analogía con nuestra vida, podemos entender
algo de Dios. Él también vive. Vive y es fuente de vida. La vida se muestra fecunda, expansiva.
La vida crea más vida, se multiplica. La consideración de nuestra vida nos permitirá entender
alguna cosa de Dios, y la consideración de la vida de Dios nos permitirá entender mejor lo que es
nuestra vida. Jesús dice: “Yo vivo, y vosotros viviréis” (Jn 14, 19). Esa es nuestra esperanza y
nuestra confianza en el Espíritu Santo.
Si nos preguntamos: ¿qué hace el Espíritu Santo? La respuesta es: él da vida, libertad, don de la
palabra, fuerza para actuar, crea el pueblo de Dios”.6
Desde esta última frase, la vida es el punto de referencia de los cinco aspectos en
los que desarrolla su pneumatología latinoamericana: la vida es el punto central y
culmen en donde todo el desarrollo encuentra su eje. Porque donde hay vida hay
libertad, se rompen cadenas, se levantan yugos; porque donde hay vida se puede decir,
está habilitada la palabra, hay capacidad de relato, de pronunciar y pronunciarse; porque
donde hay vida hay fuerza para actuar, para movilizar, para transformar, y finalmente,
porque donde hay vida se crea un tipo nuevo de relaciones, se gesta la comunidad, se
nuclea el pueblo de Dios.
Por último, reafirmamos desde el texto, que la vida del Espíritu en el mundo, en
nosotros -que es la Vida en la que Cristo vive- se muestra fecunda, expansiva, crea más
vida, se multiplica.
Esta pregunta surge al constatar que “hay vidas que son vidas” y “vidas que no
son vida”. Existen las vidas de los dominadores que parecen vidas y las vidas de los
dominados que no parecen vidas7 ¿cuál es genuinamente vida?
Al mismo tiempo que afirmamos lo expuesto en el punto anterior, clarificando
cómo es la fuerza del Espíritu que construye la Vida,8 percibimos una realidad que no se
4
Ibid., 7.
5
“La ciencia objetiva no habla de la realidad vivida, sino tan sólo de los esqueletos de la realidad, de sus
soportes materiales; es incapaz de percibir la vida”, J. COMBLIN, El Espíritu Santo y la liberación, 49.
6
Ibid.,
7
Cf. J. COMBLIN, La Vida en búsqueda de la libertad, 28.
8
Ibid., 82.
3
condice con esa vida del Espíritu, es decir, no todo es vida -y por el contrario- es muerte
descripta en todas sus formas. Esta contracara de la Vida: la “vida humana disminuida”
Comblin la llamará “carne”.
“La carne no es el cuerpo, sino la vida humana destruida o disminuida por medio de homicidios,
injusticias, dominaciones, robos, explotación, esclavitud, indiferencia… Todo eso es inclinación
para la muerte. El Espíritu es el movimiento contrario. El Espíritu establece la vida. Esta vida es
vida de Hijos de Dios. Los hijos son herederos y destinados a la vida gloriosa (cf. Rom 8, 16 –
17)”.9
Nuestro autor, se basa en una exegesis de Pablo, sobre el texto: “El espíritu es
vida (Rom 8, 10), donde habla del Espíritu en contraposición a la carne”. Contemplando
esta realidad en donde la vida y la muerte conviven, sumarse a la concreción de la vida
genuina es la propuesta.
9
Ibid., 83.
10
Ibid., 86.
11
Ibid., 83.
12
Ibid., 85.
13
Ibid.,
4
pero todavía falta un largo camino. El Espíritu es la fuerza que infunde las energías
necesarias para la vida renovada, restaurada, y al final plenamente realizada”. 14
4. Por ultimo destacamos algo que nos parece lo más decidor para este tiempo en
donde la pluralidad se percibe como un valor: el autor asocia la presencia del Espíritu a
las obras que produce, haciendo que estas obras –por decir de algún modo- lo hagan
visible, lo transparenten, lo traduzcan, lo muestren… Existe “una diversidad de
actividades –como dirá-, cada cual desempeña su actividad. Los dones del Espíritu son
múltiples y la vida de cada uno es específica”. 15 Esto hecha luz en dos direcciones, por
un lado nos permite afirmar que no hay una sola actividad que sea reflejo del Espíritu
como tal, por lo tanto, ninguna persona podrá esgrimir tal derecho para una actividad en
particular. Más bien todas las actividades humanas, en tanto promuevan la Vida, son
posibles trasparencias de la presencia del Espíritu. Por otro, esa actividad vemos que se
amolda a lo específico de cada persona, la Vida del Espíritu se hace concreta según la
actividad que cada uno desempeña, respetando –podríamos decir- cada singularidad.
Finalizando este apartado acerca de la perspectiva de Comblin, completamos lo
hasta ahora dicho con esta afirmación del autor: “la vida es realización del Espíritu.
Todos los días hacemos la experiencia de que nuestra vida no es el fruto de nuestra
actividad, sino que es un don renovado. Es esa experiencia de dependencia y de don
gratuito que proporciona la única semejanza con el don de la nueva vida”.16
Quizás esto último resulta algo llamativo o incluso contradictorio, sin embargo -
desde nuestro modo de ver- lo que el autor afirma, ayuda a ubicarnos acertadamente
frente al Espíritu: una realidad divina que “no se sabe de dónde viene ni a dónde va”, 17
incontenible en nuestros esquemas aunque posible de conocerse con toda la densidad
que este verbo trae en el lenguaje bíblico.
14
Ibid.,
15
Ibid., 86.
16
Ibid.,
17
Cf. Jn 3,8: El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va;
así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
5
2. Vida, como criterio de discernimiento del Espíritu: aporte de Ma. Clara Lucchetti
Bingemer
Dos cosas además nos quedan claras aquí y seguirán siendo explicitadas por la
autora: que la vida es toda vida y esto se convierte en denominador común a todas las
personas, haciendo de la vida una cuestión también antropológica antes que teológica. Y
que la vida, así como se produce y crece, de igual modo puede disminuir y extinguirse.
18
M.C. LUCCHETTI BINGEMER, "A pneumatologia como posibilidade de dialogo e missao universais" en:
Dialogo dos Passaros, Sao Paulo, Paulinas, 1993, 111.
19
Ibid., 121.
20
Ibid., 116.
21
Ibid, 116
6
Cambio radical que se puede describir como un éxodo de sí mismo hacia los otros,
también llamado alteración porque justamente es la presencia y manifestación de otro
(alter) lo que lo provoca. La consecuencia palpable en la persona es que el Espíritu la
torna abierta y solícita, en relación con todos, haciendo que ya no se mueva por el
egoísmo y la autoreferencialidad.
Desde nuestra perspectiva es interesante esta observación, porque como también
dirá está “imitándose” el modo de ser del Espíritu respecto al Padre y al Hijo:
“Podemos afirmar que en esto es visible el movimiento trinitario de Dios, entendiendo como tal
el éxodo del Espíritu que está constantemente siendo enviado por el Padre a través del Hijo, el
otro Paráclito, que estaba presente en el comienzo de toda la creación (Gn 1,1) y ahora llena la
tierra con su divina presencia, pudiendo ser reconocido por los frutos de vida que produce en
medio de esta misma creación, renovándola por dentro y haciéndola una nueva creación”. 22
4. Salvación: un don del Espíritu para toda criatura. El último signo descripto se
deriva de la universal voluntad salvífica de Dios: se hace necesario reconocer que Dios
está operando esa salvación a través de su Espíritu productor y dador de vida que es
ofrecido como don gratuito a toda criatura. “Debemos admitir que donde una
22
M.C. LUCCHETTI BINGEMER. 118.
23
Ibid., 120.
7
antropología es alterada a fin de ser más viva y producir más vida, allí está aconteciendo
la salvación, allí el Espíritu de Dios está actuando”.24
Con esto finalizamos nuestra exposición acerca de la teóloga brasileña, y
pasamos a nuestro último punto. En él describiremos a la Fundación Apostólica
Mariana y veremos de qué manera y hasta qué punto estos aportes fundamentan y dan
asidero al carisma.
24
Ibid., 121.
8
3. “Fieles a la Vida”: la FAM como experiencia del Espíritu en Latinoamérica
25
“Los miembros de la FAM sentimos el llamado del Padre por el Espíritu Santo a entregar totalmente
nuestras vidas al Padre, en el seguimiento de Cristo por manos de María, para que el Señor pueda usarnos
como instrumentos en la consagración del mundo, según sus planes de poder, sabiduría y amor infinitos.
El padre Fundador tomaba como modelo perfecto de actitud instrumental a la Virgen María. Ella vive el
desasimiento total de sí (Anunciación, Presentación en el Templo, Gólgota), la vinculación total a Dios y
una disponibilidad plena (Lc 1, 38). Asumimos esta actitud instrumental como forma de vida y nos
reconocemos instrumentos de Ella.
Esto nos compromete a cultivar y desarrollar una relación personal de entrega total y profunda a la
Santísima Virgen María como Madre y Educadora para que nuestra vida sea simple, sencilla, y siempre
disponible a hacer la voluntad del Padre (Jn 2,5), fuertes y magnánimos como Ella. Esta misión se hace
visible y se plasma en acciones evangelizadoras asumidas en comunión con los pastores de la Iglesia.”
“De la naturaleza y fin”, Constituciones FAM, pág 2.
26
Para completar lo que hasta hoy somos, surge en 2010, la última rama de la FAM: Fraternidad Mariana
Orante. La Asamblea de ese año -como el mayor órgano de gobierno-, le dió carta de ciudadanía a una
inspiración que venía siendo hacía seis años en el corazón y la experiencia de una de las consagradas de la
FMF.
9
posibilite, por todos los medios que haya vida, y vida en abundancia”. 27 Esta es la primer
y principal Idea Fuerza, porque es por medio de ella que todas las demás pueden
concretarse, llevarse a cabo; porque: es generando un ambiente que posibilite la vida
como todo lo demás puede realizarse.
Cuando escuchamos el inicio de la frase, resuena en nuestra memoria aquella
expresión del Papa bueno refiriéndose al Concilio Vaticano II: “Quiero abrir las
ventanas de la Iglesia para que entre el aire del Espíritu”, 28 y es que podemos afirmar
que ambas frases coinciden en su sentido de llamado a la apertura. El Papa se refiere al
intercambio que quiere propiciar entre Iglesia y mundo. Efraín habla de una disposición
a recibir, que nada en nosotros pueda causar que alguien se sienta ajeno, extraño. Por el
contrario, la apertura propiciará conocimiento, aceptación y fraternidad.
A estas frases el contexto las hace disímiles, pero a la vez nacidas de un mismo
Espíritu coinciden en lo esencial y las podemos reconocer. Esta asociación no sólo es
nuestra, sino que la comparten muchos otros miembros de la FAM de la primera hora,
sin embargo hay que decir que, por muy evidente que pueda parecer, no aparece
testificada por ningún escrito o dicho del fundador del que tengamos registro.
Inspirado en las Ideas Fuerza, se encuentra el ideal que constituye el resumen de
todo el carisma, e indica un modo, una manera, un camino para vivir la vida: “Ser Fieles
a la Vida”. El siguiente texto es un extracto de una explicación que Efraín mismo dió a
los miembros de la Fundación en un encuentro en el año 1998:
“Voy a empezar con el ideal de “Ser fieles a la vida”. Porque yo lo percibí luego de tanto andar
en la Iglesia que no sé si se acentuaba o se tenía más en cuenta la estructura, el orden (…) que
están bien, Cristo fundó así la Iglesia, pero lo esencial es la vida nueva que trajo Jesucristo para
lo cual no suprimió leyes, normas… ayudan, encauzan, cultivan, pero es la vida lo que Cristo ha
venido a traer: “He venido para que tengan Vida y Vida en abundancia”. Entonces “abrir las
puertas a la vida”, para que la vida entre. Después habrá que pulirla, perfeccionarla, orientarla,
corregirla, eso es tarea del cultivo de la vida. Pero primero dejemos entrar a la Vida, porque a lo
que vino Cristo fue a traernos la Vida: “Yo he venido para que tengan Vida y Vida en
abundancia”. 29
10
pueda parecer, la Vida es también el hecho de vivir, porque justamente es sobre esa vida
que se habla de cultivar, pulir, orientar, etc.
Los carismas, como bien sabemos son acentos del Evangelio que se suscitan por
medio del Espíritu en el tiempo, en la historia; y hablan, dicen, a los hombres acerca de
esos aspectos que acentúan.30 Este nuevo apartado nos permitirá, sin ánimo de ser
exhaustivos, seguir ahondando en lo que se acentúa de la Vida desde el carisma FAM.
Elegimos dos citas dada la extensión que pretendemos en este trabajo, la primera
corresponde al mismo Encuentro general de 1998, donde –como algo extraordinario-
hallamos el tema abordado de modo directo por el fundador:
“En ninguna parte Cristo dice: “-bueno yo he venido a traerles un nuevo Código, pero que tienen
que cumplir bien”. Sí, dice crean en mi Palabra; pero fundamentalmente “yo he venido para que
tengan Vida” y lo que ustedes perdieron con el pecado fue la vida.
Por eso si los gestos no son vitales en ustedes, mueren, no tienen fuerza, o no convencen a nadie.
En cambio, si ustedes tienen Vida, van a tener una alegría viva, van a tener un entusiasmo vivo,
van a tener una misericordia viva, capaz de comprensión viva, van a tratar de evitar todo aquello
que mata la vida, que la daña, que la perjudica. Se van a centrar ahí, todo lo demás no se niega,
se jerarquiza. Entonces, a veces mi experiencia era que en la Iglesia era, “mirá que esto no, hay
que tener cuidado porque...”. Sí, había que tener cuidado, pero una cosa es el cuidado y otra cosa
es que le cierre la puerta. Entonces, por ese cuidado no entraba la vida, sobre todo con este
cambio de la década del ‘60 que todos, de alguna manera, tenemos conciencia”. 31
La Vida de la que habla Efraín, esa Vida que trae Cristo, es más que la ley, es
más que un código a seguir; es claro que la ley sirve a la Vida y no la Vida a la ley,
quedando acorralada por ésta. Aquí se puede ver lo mismo que decíamos más arriba
respecto a las acepciones de Vida: 32 se identifica con la que trajo Cristo y con la persona
que vive. Además, hay una clara conciencia de que la Vida se puede perder, y si se
pierde la consecuencia es la muerte; de modo similar, se le puede `cerrar la puerta´
gracias a un excesivo cuidado.
También el texto nos deja ver que la persona que pierde la Vida, se encuentra sin
fuerza, sin capacidad de testimoniar. La Vida se puede percibir, se puede identificar en
gestos concretos: fuerza, alegría, entusiasmo, misericordia, comprensión; y también
cuando hay Vida se aleja la muerte, lo que la daña, lo que la perjudica. Se descubre el
dinamismo que la Vida posee: o se vive sirviendo a la Vida y acrecentándola o se vive
sirviendo a la muerte, pareciera que no hay ningún intermedio.
30
Cf. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 130-131.
31
SUELDO LUQUE, E., Ideas Fuerzas Encuentro 1998, 5.
32
Ver el punto anterior 3.2
11
El segundo texto nos muestra la transformación que significa para la persona
tener Vida:
“El tener vida es tener luz en los ojos, calor en el corazón, pasión, fuerza, entusiasmo. Es tener
esperanza. Es no saberse doblegar jamás; es no admitir que nadie me quiebre, es no permitir que
nadie me sirva de obstáculo insalvable. Es saber que "todo lo puedo en Aquel que me conforta" y
saber que "¿si Dios está conmigo, quién puede contra mí?". Y por eso a mí nadie me puede
quitar ni la alegría, ni la paz, ni el gozo; que me harán sufrir, que lloraré unos días o unas horas,
que no estoy inmune frente al dolor, la cruz, el sufrimiento; que tampoco yo soy inmune para
sangrar, habrá momentos que sangro, pero yo no voy a perder la vida por la herida.33
Conclusiones
12
al 90. Él los describe como “una irrupción volcánica del Espíritu”, acontecimientos
fundantes de la teología latinoamericana y de un modo nuevo de ser Iglesia en estas
tierras. En esa misma época surge como carisma en la Iglesia la Fundación Apostólica
Mariana. Encontramos en la coincidencia de concepciones de la Vida y de lo que la
Vida auténtica significa, una conexión entre el resurgir latinoamericano y la FAM.
Podemos decir con verdad que esta última se inscribe dentro de la tradición
pneumatológica latinoamericana.
Analizamos la obra de dos autores puntualmente respecto del tema de la Vida:
José Comblin y Ma. Clara Lucchetti Bingemer. Los puntos de coincidencia más
llamativos entre la obra de Comblin y la FAM, los encontramos en la Vida como
experiencia vital de apertura, de fecundidad expansiva, que transforma el mundo y nos
torna creadores y autores de nosotros mismos. La sensibilidad para percibir los frutos
del Espíritu en cada persona, en cada comunidad, la conciencia de que la libertad juega
un rol determinante en el “dejar hacer al Espíritu”; y el modo de operar del Espíritu: las
más de las veces a través de obras simples, actividades múltiples y de lo más diversas.
En la misma línea encontramos el trabajo de la autora brasileña, para ella la
presencia del Espíritu Santo es la «producción» de la vida, que se puede palpar en las
personas y comunidades a través de algunos signos concretos: nuevamente la apertura y
la solicitud a los hermanos, ubicando el centro ya no más en uno mismo, sino en Dios y
en los otros. La tendencia a moverse hacia lo desconocido, incluso cuando esto traiga
dolor y contradicciones, que al asumirlos se transformarán en espacio de salvación
generadores de vida para sí y para el mundo. Una vida transformada, que muestra en
cada pequeño y simple gesto de amor, el rostro de Jesús: el amor en persona. Y sobre
todo, su énfasis en la primacía de la gracia, y volvemos a citarla: “Debemos admitir que
donde una antropología es alterada a fin de ser más viva y producir más vida, allí está
aconteciendo la salvación, allí el Espíritu de Dios está actuando”. 35 Es así que logramos
identificar también –como ya lo habíamos hecho con Comblin- las características que
Bingemer aporta como propias del Espíritu en aquello que Efraín nombra como Vida en
la FAM.
Por último podemos decir, que si todo el desarrollo de estos autores -como
pudimos ver- coincide con la exposición acerca de la FAM, entonces podemos concluir
que aquí, ésta nueva obra de la Iglesia, tiene asidero y fundamento. La Fundación
Apostólica Mariana, desde sus inicios se inscribe en la “irrupción volcánica del
35
Ver cita 24.
13
Espíritu”, para ella ser “Fiel a la Vida” será seguir auscultando al Espíritu en la historia
para servir al mundo en esta hora.
Bibligrafía
BOFF, L., El Espíritu Santo. Fuego interior, Dador de vida y Padre de los pobres,
Buenos Aires, Santa María, 2015
CODINA, Victor, El Espíritu del Señor actúa desde abajo, Santander Sal Terrae, 2015
14
------. "Hace 50 años hubo un Concilio." Cuadernos CJ, 2012.
------, "Espíritu Santo", en: ELLACURÍA, Ignacio; Sobrino, Jon, Mysterium Liberationis,
I, Madrid, Trotta, 1990, 619-642.
GONZÁLEZ, Carlos Ignacio El Espíritu del Señor que da la vida. Teología del Espíritu
Santo, México, CELAM – CEM, 1998
Índice
Introducción.................................................................................................................................1
1. El Espíritu realiza la Vida en el mundo: aporte de José Comblin............................................2
1.1. Relación Espíritu-Vida......................................................................................................2
1.2. ¿Cómo es la Vida producida por el Espíritu?...................................................................3
1.3. ¿Una utopía o una realidad?.............................................................................................3
15
1.4. Hombre Nuevos.................................................................................................................4
2. Vida, como criterio de discernimiento del Espíritu: aporte de Ma. Clara Lucchetti Bingemer6
2.1. Elegir la vida: Primer criterio de discernimiento..............................................................6
2.1.1. Signos del Espíritu produciendo vida.........................................................................6
3. “Fieles a la Vida”: la FAM como experiencia del Espíritu en Latinoamérica......................10
3.1. ¿Cómo se inicia la FAM?................................................................................................10
3.2. La Vida en las Ideas Fuerza............................................................................................10
3.3. Explorando en la Vida desde la FAM..............................................................................12
Conclusiones..............................................................................................................................14
Bibligrafía..................................................................................................................................16
Índice.........................................................................................................................................17
16