Está en la página 1de 6

Clase número 1 - Naturalismo político: Aristóteles.

Nota: Para entender por qué estudiamos Aristóteles, es necesario remitirse a la


fotocopia de Sociedad y Estado, capítulo 1, que fue el primer material de la
materia. En ella se explica que hay dos corrientes principales respecto a cuál es el
origen de la sociedad: el naturalismo y el convencionalismo (aquellos que
consideran que la sociedad es una construcción artificial). Si no se ha leído ese
capítulo, primero léase esas 4 páginas y luego se puede proceder a leer esta
explicación.

Aristóteles

Dentro de nuestro estudio por el origen del Estado y la sociedad, el


pensamiento de Aristóteles ocupa un lugar muy importante. Y la importancia del
mismo no solo estriba en la influencia que el filósofo griego ha tenido sobre el
pensamiento occidental, siendo incluso hoy en día sus ideas repensadas por
autores sumamente importantes, sino fundamentalmente por la solidez de su
argumentación en lo que hace a la naturaleza de la vida política de los seres
humanos y de las instituciones con que se organizan.

Si bien en muchos aspectos Aristóteles reproduce de manera más ordenada


y conceptual muchas de las creencias que los ciudadanos de Atenas ya tenían
durante su tiempo, lo cierto también es que el estagirita (ya que había nacido en
Estagira) ha legado a occidente muchos de los conceptos clave del pensamiento
político: una teoría de los ciclos políticos, una tipología de las formas de gobierno,
una teoría sobre el bien común, una denuncia y una crítica de la tiranía… Las
derivas del pensamiento aristotélico son enormes y profundas. Incluso la Iglesia,
durante el final de la baja Edad Media recurrió a sus teorías para volver a fortalecer
el espíritu de unidad de Europa occidental, cuando todo parecía ir en dirección a la
ruina y la disolución.

Antes de comenzar, una explicación de por qué se considera a Aristóteles el


representante más acabado del naturalismo político. Aristóteles piensa que la
política es inseparable del ser humano y que por lo tanto está en su
naturaleza. Esto quiere decir que vivir políticamente es un rasgo innato del ser
humano: no lo adquiere por azar o por una acción libre de su parte. Está en su
naturaleza agruparse junto a otros semejantes de su especie y formar sociedades
políticas ¿Por qué? Eso es lo que debemos explicar, junto a cómo ocurre y bajo
qué circunstancias.

El famoso “animal político” [Zoón politikón].

En el capítulo II del Libro I de su “Política”, Aristóteles da una definición del


ser humano que ha pasado a ser mundialmente conocida: el ser humano es un
animal político. En griego la definición no da lugar a dudas, pero las traducciones
tienen muchos problemas cuando intentan transmitirnos qué quiso decir Aristóteles
con esto ¿Por qué? Porque Aristóteles no está diciendo que el ser humano
naturalmente “haga política” como entendemos hoy en día, sino que es un animal
que vive en una Polis. Recordemos brevemente: la Polis es la palabra con la que
los griegos del s. V A.C. nombraban a su forma de organización social: la ciudad
(como Atenas, Esparta, Tebas), que además de ser ciudad tenía su propio
gobierno, su propia religión y que era autosuficiente económicamente. Así, cuando
Aristóteles nos dice que el ser humano es naturalmente (es decir, está en su
naturaleza ser) un animal político, nos dice que es un animal que
espontáneamente tiende a vivir en sociedad y que, además, tiende a que el tipo de
sociedad en la que se va a agrupar es una Polis.

Así, lo que parecía una frase y definición trillada, pasa a ser mucho más
compleja pero rica en implicaciones. Lo primero que uno diría es:

-Pero Aristóteles, no todos los seres humanos viven en Polis, ni siquiera durante la
época de oro de la Grecia clásica ¿Cómo puede esto ser parte de su naturaleza?

Para que esto tenga sentido, tenemos que entender qué es naturaleza, de
qué tipo de naturaleza habla aquí el filósofo y cómo se entiende Polis en el
contexto de su obra.

Comencemos por Polis, ya que ya dimos una definición histórica de esta


forma de organización. En el capítulo I del Libro I de la Política, Aristóteles nos dice
que la ciudad (Polis), es un tipo de comunidad (los griegos la llaman koinonía). Una
comunidad es justamente eso, un grupo de personas que tienen algo en común
(religión, tierras, historia). Pero además de eso, la Polis es la comunidad más
perfecta de todas, porque es la única comunidad que tiene el rasgo que la hace
suprema: la autosuficiencia. Así, solo es una Polis, aquella comunidad que tenga
este rasgo: la autosuficiencia. Ya no importa si realmente en “tamaño” es una
ciudad como la entendemos hoy, sino que sea autosuficiente ¿Por qué la
autosuficiencia hace a una comunidad perfecta? Porque algo perfecto es algo a lo
que no le falta nada, y ser autosuficiente es justamente que no se necesite de nada
más, ni de nadie más, para subsistir. Lo que es perfecto, como los dioses, es
autosuficiente: no depende de nadie. Por lo tanto, hay “Polis” de tamaño distinto,
aunque históricamente no se llamen así. Aquí Polis es un concepto, no el nombre
de las ciudades de los griegos. Podríamos decir que los Estados modernos
durante el Siglo XVI, por ejemplo, eran Polis, o como los romanos la llamaron
después, “ciudad”, civitas.

Podríamos entonces entender que cuando Aristóteles dice que el ser


humano es un animal político, lo que está diciendo es que tiende a agruparse en
comunidades, que tienden hacia la comunidad perfecta, la comunidad
autosuficiente.

Sin embargo, la objeción que mencionamos anteriormente sigue en pie:


Aristóteles no consideraba que los bárbaros, por ejemplo, vivieran políticamente
¿Significa esto que no son humanos? No, el problema es que tenemos que
entender qué está queriendo decir Aristóteles con “naturaleza”, “naturalmente”.

Aristóteles sostiene que hay cuatro tipo de causas para todas las cosas: la
causa motora, la causa material, la causa formal y la causa final. Con justicia, las
cuatro causas de las cosas son su “naturaleza”. Así, está en la naturaleza del
Obelisco de Buenos Aires, por ejemplo, ser de concreto y metal (causa material),
ser cúbico con una punta piramidal (causa formal), haber sido construido por un
arquitecto famoso (causa motora -> la que le dio existencia) y representar la
fundación de Buenos Aires actualizando la memoria de los ciudadanos (causa final
-> su fin, su sentido). Cuando Aristóteles nos dice que el ser humano es
naturalmente un animal político, nos dice que su causa final, su fin, es llegar a vivir
en una comunidad autosuficiente.

¿Siempre lo logra? Por supuesto que no. Que su finalidad sea vivir en una
comunidad autosuficiente está en el ser humano como una potencia, una
posibilidad. Esta posibilidad puede no llegar a darse nunca, pero no deja de estar
en potencia en él, ni deja de ser su finalidad. Recordemos la diferencia entre
potencia y acto: potencia es una posibilidad de ser que tiene algo. Acto es lo que
ese algo es en este momento.
¿Pero no había dicho Aristóteles en su Ética a Nicómaco que el fin del ser
humano era la felicidad? ¿Por qué ahora aparece el vivir en una Polis? Esta es la
parte más interesante de la teoría de Aristóteles. Para el filósofo griego, la felicidad,
si bien es el fin de cada ser humano en particular, solo puede ser alcanzado
cuando el ser humano vive en comunidad ¿Por qué? Porque los humanos son
mortales, están sometidos a la necesidad, viven poco tiempo, enferman, necesitan
alimentarse, defenderse, reproducirse. Y además, la excelencia solo puede
lograrse viviendo con los demás. La felicidad es imposible en soledad. Quienes no
necesitan de otros para subsistir y lograr su fin, nos dice en el capítulo II del Libro I
de la Política, son o bestias o dioses. El ser humano no es autosuficiente. La
comunidad es autosuficiente. Ergo, para ser feliz, el ser humano tiene como fin
vivir en comunidades autosuficientes.

Hay una continuidad entre la vida ética y la vida ciudadana en Aristóteles


que hoy nos parece muy loca. Y esto es porque cerca del siglo XV ética y política
se separan. Pero para el filósofo, el buen ciudadano es el único que puede ser
feliz. La Polis busca el bien común de los ciudadanos, porque el bien común no es
otra cosa que la autosuficiencia, pero a la vez, la comunidad no es autosuficiente si
los ciudadanos no cumplen cada uno con su rol: si no la defienden en la guerra, no
trabajan los campos, no votan en la asamblea y no contribuyen a la paz interior, la
comunidad se desintegra y muere.

Así, es natural que la comunidad autosuficiente, Polis, sea anterior a las


partes, como dice Aristóteles en el capítulo II. Pero no anterior en el tiempo: no es
que siempre nacemos en una “comunidad” que estuvo antes, esto no tiene sentido
¿Y los primeros humanos? Lo que dice Aristóteles es otra cosa: como la
comunidad es el fin de los seres humanos, los seres humanos son la comunidad
“en potencia”, como la bellota del roble. El roble es anterior en el sentido lógico a la
bellota, ya que el objetivo de la bellota es llegar a ser roble, pero no en el sentido
temporal: la bellota siempre viene antes del roble en el tiempo. Así con los seres
humanos: nacen para llegar a ser comunidad.

El problema de la esclavitud, la exclusión de las mujeres y los bárbaros.

Uno de los problemas más grandes que tiene el naturalismo de Aristóteles es


que naturaliza, mediante el argumento de que cada uno nace para una
determinada actividad, ciertos roles y actividades que con el tiempo se demostraría
que son convencionales (es decir, creados artificialmente).

Un presupuesto de Aristóteles es que “la naturaleza no hace nada en vano”.


Si la naturaleza le dio aletas a un pez, es para que nade. Si la naturaleza le dio
garras al tigre es para que mate a otros y coma carne. Si la naturaleza hizo que
algunos seres humanos fueran más inteligentes que otros y a otros más fuertes,
los primeros deben mandar y los segundos realizar el trabajo manual. Si la
naturaleza hizo más fuerte al hombre que a la mujer, entonces este debe mandar y
ella obedecer. Así, se produce una falacia naturalista: un razonamiento falso que
hace pasar a algo que es creado socialmente por algo “natural”. Un rasgo
adquirido pasa a ser creído como innato.

Esta va a ser la parte que todos los pensadores de la Modernidad van a


criticar de Aristóteles: los seres humanos nacen iguales por naturaleza, no hay
desigualdades naturales que puedan justificar las desigualdades sociales.
Tampoco hay una forma natural de comunidad. Sin embargo, eso es tema de otra
clase.

El lenguaje, la felicidad y las formas de gobierno.

Sin embargo, a diferencia de lo que muchos sostienen, Aristóteles no


considera que por ser “naturales”, todas las formas de organización autosuficientes
sean iguales o que todas logren la felicidad de sus ciudadanos.

Si bien la autosuficiencia es el rasgo distintivo de la Polis, la razón por la que


se busca y se forma, hay también un fin más alto que simplemente tener todo lo
necesario para vivir. Y ese fin más alto es “vivir bien”, ser “felices”. La
autosubsistencia nos garantiza que tengamos todos los recursos exteriores para
lograr la felicidad de los ciudadanos, pero eso no hace la felicidad. Una buena vida
va más allá de poder vestirse, comer y tener una casa y un trabajo. Lo
auténticamente bueno es ser feliz, y para ser feliz hay que practicar la excelencia.

Esto explica la segunda definición de ser humano que da Aristóteles: es un


animal que puede hablar, que tiene lenguaje (en el capítulo II del Libro I). Si bien
varios animales tienen voz, que sirve para exteriorizar el placer o displacer, la ira o
las demás pasiones, los seres humanos tienen la palabra, y con ella pueden
denunciar lo justo y lo injusto, comprender el mundo, en una palabra, para ser
libres.

¿Todos podían decir todo lo que creían en todas las Polis? No, claramente
había algunas en las que la censura y la fuerza predominaban por sobre la libertad
de opinión y la argumentación ¿Por qué? Esta pregunta llevará a Aristóteles a
formular su famosa tipología de los tipos de gobierno. El filósofo clasifica los
distintos tipos de gobierno en dos categorías: primero según la cantidad de
personas que detentan el poder, y en segundo lugar en si los gobernantes buscan
el bien común de toda la comunidad o si solo ejercen el poder en beneficio propio.
El resultado puede verse en la siguiente tabla:
Busca el bien común (forma recta Los dirigentes buscan su bien
de gobierno) particular (formas corruptas de
gobierno)

1 sola persona detenta el poder Monarquía (Mono= uno Archía= Tiranía


gobierno, poder)

Un grupo pequeño detenta el Aristocracia (Aristoi= mejores Oligarquía (Oligo=pocos Archía=


poder Cracia= gobierno) gobierno, poder)

La mayoría de los ciudadanos Politeia (Gobierno de los muchos Democracia (Gobierno de la


detentan el poder orientado al bien común) mayoría orientado al bien
particular)

(Con el correr de los años, la palabra Democracia comenzó a utilizarse en


lugar de la palabra Politeia para referirse a la forma positiva de gobierno popular,
fundamentalmente porque Politeia es la misma palabra en griego que se utiliza
para decir “régimen político”).

De allí que el rol del ciudadano en los asuntos públicos es clave para
Aristóteles. Si los ciudadanos los desatienden, toda forma recta de gobierno puede
corromperse y volverse una de sus formas malas, perjudiciales y en último término
injustas.

También podría gustarte