¿Dictadura o Democracia?” Autor: Fernando A. Iglesias.
Cátedra: Historia del Pensamiento Político
Argentino. Docente: Carlos H. Ibáñez. Alumna: Lourdes Mariel Aredes. M.U N° 1999
Año: 2023 Introducción:
El presente trabajo tiene por objetivo analizar el capítulo N° 8
denominado “El régimen político Kirchnerista: ¿Dictadura o Democracia?”, perteneciente a la obra “La década saKeada. Memoria y balance de una catástrofe nacional y popular”. La obra tiene por autor al periodista y actual Diputado Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernando Adolfo Iglesia. Esta obra junto a otros de sus escritos como “Kirchner y yo” (2007) y el “Es el peronismo, estúpido” (2015) constituye una trilogía crítica del populismo peronista. Las ideas que se plasman en el libro y en particular en el capítulo seleccionado, reflejan muchos de los argumentos que durante el periodo kirchnerista han dominado las críticas y los discursos de la oposición. En este marco, el capítulo que se analiza a continuación adquiere una gran preeminencia porque aborda la cuestión de la caracterización de un régimen político, como así también Democracia y Dictadura, conceptos estudiado en la cátedra Historia del Pensamiento Político Argentino. Capítulo N°8: El régimen político Kirchnerista: ¿Dictadura o Democracia?
Desarrollo:
El autor divide el capítulo en subtítulos planteados como interrogantes
que busca responder. En primer lugar se pregunta si el kirchnerismo fue una dictadura. En este sentido afirma que la discusión acerca de si el sistema de poder y de gobierno kirchnerista fue democrático o dictatorial ocupó por años buena parte del debate argentino y destaca que una polémica de este tipo jamás se estableció acerca del gobierno de Michelle Bachelet en Chile, ni el de Tabaré Vázquez en Uruguay, tampoco el de Lula o Dilma en Brasil. Esta discusión, advierte, si recayó en los gobiernos de Argentina y Venezuela. Considera además que se trata de una discusión pertinente, y de hecho este interrogante guiará todo el capítulo.
Para Iglesias, el kirchnerismo no fue una dictadura de tipo tradicional
como la de Videla o Pinochet, tampoco fue elitista, sino que la caracteriza como populista en tanto que no abstuvo a la ciudadanía de participar actividades políticas, sino más bien intentó hacer participar de los ritos y ceremonias a sectores más grandes de la población. Tampoco fue tradicional porque no procuró el orden ni un encuadramiento occidental y cristiano, por el contrario se pueden mencionar frases como el “sean transgresores” de Néstor Kirchner dirigiéndose a los jóvenes. Tampoco buscó aliarse con Estados Unidos, sino que lo hizo con Venezuela, Cuba, Rusia y China. Concluye este segmento del capítulo afirmando que se podría caracterizar al Kirchnerismo como una dictadura desde el punto de vista etimológico, en el sentido de que fue un gobierno de diktats, en el que una sola persona concentró el poder y ordenó y mandó (dictó) sin buscar consensos. No obstante aclara que el término dictadura remite en los argentinos a la experiencia vivida durante la última dictadura caracterizada por las persecuciones, proscripciones y el crimen genocida.
Posteriormente plantea el interrogante si ¿Fue fascista, el
Kirchnerismo?. En relación a esta pregunta sostiene que muchos militantes afirman que el fascismo es de derecha, mientras que el Kirchnerismo es de izquierda. Pero esta afirmación parece confirmarle al autor este rasgo fascista cuando argumenta que el fascismo italiano se reclamaba revolucionario.
Siguiendo con su argumento, Iglesias afirma que el kirchnerismo
comparte con el fascismo el autoritarismo, el nacionalismo, populismo, industrialismo y el deseo de unanimidad. También tienen en común el odio a las elites tradicionales, al sistema republicano y a los Estados Unidos.
Aunque para el autor el kirchernismo abundó en actos, personajes e
ideas fascistas, el principal problema que este fenómeno presenta es el carácter incumplido de su proyecto, porque no participó en ninguna guerra, no colaboró en un genocidio, y tampoco alcanzó la virulencia autoritaria y represora del fascismo original. Esto podría deberse a las circunstancias de las cuales los movimientos políticos no pueden ser separados. En síntesis, para el autor el kirchnerismo fue un fenómeno político que abundó en episodios fascistas pero no logró consolidarse como un régimen fascista.
En el subtítulo “El kirchnerismo como stalinismo débil”, el autor construye
una comparación entre el Kirchnerismo y el stalinismo partiendo de un relato personal en el que cuenta que muchos integrantes de su familia, militantes del Partido Comunista Argentino, se transformaron en kirchneristas.
En esa comparación establece lo que él denomina como los principios
de la práctica política stalinista cuyos rasgos característicos son: liderazgo carismático, discurso anticapitalista, populismo demagógico, culto a la personalidad, descalificación de los adversarios políticos y persecución a la prensa independiente.
Según Iglesias, estos elementos son compartidos por el kirchnerismo al
cual define como una encarnación débil del stalinismo del cual tomaría su autoritarismo, populismo y nacionalismo.
Finalmente, concluye el capítulo con algunas consideraciones en torno al
Kirchnerismo como régimen. Para Iglesias, el kirchnerismo no es ni una dictadura, ni es stalinista o fascista, en el sentido completo del término a pesar de que considera que posee rasgos de cada uno de ellos pero no de manera absoluta. Tampoco considera que deba definírselo como una democracia, debido a que considera que durante el periodo Kirchnerista el Parlamento fue una “escribanía”, asimismo denuncia la poca independencia que posee la Justicia.
Se pregunta entonces ¿Qué fue el sistema de poder Kirchnerista?
¿Cómo debemos calificar a su gobierno? Responde estos interrogantes afirmando que el Kirchnerismo, al igual que el Peronismo fue un totalitarismo incumplido y débil porque no logró establecer una verdadera dictadura. Tampoco se trató, sostiene Iglesias, de un totalitarismo pleno como el de Hitler, porque, desde su visión, imponerse sobre el campo, ni instaurar un plan “Cristina Eterna”, entre otras acciones que el autor caracteriza como batallas perdidas.
Iglesias califica al régimen político como lo peor del Kirchnerismo y
describe sus orígenes, sosteniendo que nació de lo que denomina como “demoliciones institucionales peronistas” entre las que menciona el fin del gobierno de Alfonsín y de la Rúa, la crisis del 2001, y de algunas ideas que desde su óptica el Kirchnerismo logró instaurar. Una de ellas es la afirmación de que un solo partido puede gobernar a la Argentina bajo un Partido único. Esto lleva al autor a poner en cuestión la democracia durante el periodo Kirchnerista agregando que “podrán evitar la etiqueta de dictadura, pero no todo lo que no es dictadura es democracia. A veces es un sistema intermedio para describir el cual no disponemos de palabras más apropiada que “régimen”.
Para el autor, el Kirchnerismo no logró establecer una dictadura sino un
régimen, definiéndolo a éste como un collage hecho de elementos de la dictadura y de la democracia. Para sustentar esta afirmación menciona algunos elementos considerados propios de las dictaduras como la persecución a los opositores, la violación de la independencia de los poderes y apropiación de los medios públicos de propaganda gubernamental. Por su parte entre los elementos que caracterizan a una democracia menciona autoridades elegidas por voto ciudadano, existencia de los medios independientes y la subsistencia de los poderes. Sin profundizar demasiado considera que la via por la cual el Kirchnerismo atacó a la democracia fue por medio del populismo. Iglesias reflexiona críticamente sobre el lugar de la oposición ante el deterioro de la democracia republicana durante el Kirchnerismo. En este sentido sostiene que no prestaron demasiada atención. Tomo como ejemplo el bloque de diputados de la Coalición cívica al que pertenecía. Coalición que según Iglesia se deshizo por errores propios pero sobre todo por los hostigamientos que recibían por parte de diversos sectores de la sociedad argentina, la prensa, la intelectualidad y la política.
A modo de cierre el autor realiza un recorrido breve por la historia
política del país a partir de 1930, destacando que luego de un periodo democrático, el espejismo republicano pasó rápidamente con el golpe de 1930, inaugurando ocho décadas de alternancia entre dictaduras y regímenes populistas. Para el autor, el partido militar tuvo su cuna en 1930 mientras que el Partido Populista, como él denomina al Peronismo, el golpe de 1943. Afirma que desde entonces el país nunca se recuperó ni logró salir de la decadencia, incluso ni en los tiempos de gobiernos que califica como genuinamente republicanos en su ejercicio, como los de Frondizi e Illia, que llegaron viciados de ilegitimidad por la proscripción del peronismo. Por último, y atendiendo al contexto en el que escribe su obra el autor afirma que lo que está en juego con el gobierno de Macri y Cambiemos es la posibilidad de vivir una democracia republicana plena. Conclusiones:
A lo largo de este capítulo el autor reflexiona sobre el régimen político
kirchnerista guiado por el interrogante de si se trató de una dictadura o si tuvo un carácter democrático.
Para responder esa pregunta, sostiene que se podría caracterizar al
Kirchnerismo como una dictadura desde el punto de vista etimológico, en el sentido de que fue un gobierno de diktats, en el que una sola persona concentró el poder y ordenó y mandó (dictó) sin buscar consensos. No obstante aclara que el término dictadura remite en los argentinos a la experiencia vivida durante la última dictadura militar.
También esboza aspectos del fascismo y del stalinismo y lo compara
con el fenómeno kirchnerista concluyendo en ambos casos que presenta elementos compartidos aunque de forma débil e inconclusa.
Tanto la obra en general, como el capítulo analizado, resultan de gran
relevancia para aproximarnos a una visión crítica del Kirchnerismo, enunciada por un explícito opositor y participe de la política argentina, como así también nos presenta una autocrítica en lo que refiere al lugar de la oposición en el deterioro de la democracia republicana durante el Kirchnerismo.