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R.E.C.U.P.E.R.A.
Reconozco que no soy Dios; admito que soy incapaz de controlar mi tendencia a
hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
En forma sincera creo que Dios existe, que le intereso y que él tiene el poder para
ayudarme en mi recuperación.
EL QUINTO PASO
Para que Dios haga todo cambio que quiera hacer en mi vida, me someto volun-
tariamente a él y le pido humildemente que remueva mis _______________________.
Mis _____________________________
Mis _____________________________
Los defectos de carácter son a menudo intentos de llenar necesidades no satisfechas.
Mis _____________________________
“No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene
ya sus problemas”. Mateo 6:34 (NVI)
“Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin
hasta el día en que Jesucristo regrese”. Filipenses 1:6 (DHH)
HAGA CAMBIOS
El Camino a la Recuperación - Parte 5
Romanos 12:1-2
Todos tenemos heridas que nunca olvidaremos. Todos tenemos complejos de los
cuales nunca nos vamos a deshacer. Todos tenemos hábitos que están arruinando
nuestras vidas. Hemos venido estudiando la serie El Camino a la Recuperación y hoy
vamos a detenernos en el Paso 5 al cual yo llamo el paso de la “transformación”.
Sus cromosomas. Algunos de ellos se heredan. Cada uno de sus padres contribuyó
con veintitrés mil cromosomas. Y, por lo tanto, usted heredó algunas de sus debilida-
des. Heredó algunos defectos físicos de sus padres, y heredó algunos defectos emo-
cionales también. Esto explica su predisposición hacia ciertos problemas. Pero no es
excusa al pecado. Por ejemplo, debido a mis padres, puedo poseer la tendencia a tener
un temperamento fuerte, pero eso no me excusa de salir y asesinar a alguien. Puede
que tenga la tendencia a ser haragán, pero eso no es excusa para no hacer algo con mi
vida y simplemente ser un vago. Puede que tenga una tendencia genética para ser
dado a ciertas adicciones, pero eso no es una excusa para que vaya y elija ser un adic-
to. Mis genes, la genética, mi naturaleza, es una de las fuentes.
Sus circunstancias. Su crianza es otra fuente. Usted fue criado en cierta forma y
aprendió muchas maneras de relacionarse con otros, aprendió modelos y desarrolló
hábitos. Aprendió de sus padres y de otras personas. Aprendió a responder a sus pro-
pias necesidades en ciertas formas y a protegerse, a manejar las heridas y el rechazo.
Muchos de sus defectos son simplemente intentos contraproducentes para suplir las
necesidades no satisfechas. Tiene una necesidad legítima de recibir respeto. Pero si no
recibió respeto al inicio de su vida, se alegra con la atención que le brindan y busca una
forma de obtener la atención de los demás. Tiene una necesidad legítima de amor, pero
si no obtuvo amor en los años de su formación puede que se alegre con el sexo barato,
debido a que tiene la cercanía emocional. Tiene una necesidad de seguridad pero si no
la obtuvo en el tiempo adecuado, puede que haya intentado protegerse con el materia-
lismo y con posesiones para demostrar que es una persona segura de sí misma.
Sus elecciones. Si elige hacer algo por mucho tiempo, esto se vuelve un hábito. Una
vez que es un hábito, usted está atrapado. Las cosas que nunca intentó desarrollar en
su vida se desarrollan porque eligió hacer algo que se volvió un hábito.
¿Por qué toma tanto tiempo deshacerse de estas cosas? ¿Por qué es tan difícil?
1. Porque los ha tenido con usted por mucho tiempo. No los obtuvo de la noche a la
mañana. Tomó años para que se formaran, por lo que tampoco los va a perder de la
noche a la mañana. Muchos de los hábitos y modelos se han desarrollado en la niñez
y puede que no sean nada cómodos y que sean contraproducentes, pero al menos son
familiares. Es como un viejo par de zapatos. Quizás no sean los mejores para correr,
pero son cómodos. Así que de muchos de sus defectos usted simplemente dice: “Así
es como soy” porque los ha tenido por mucho tiempo. Es difícil deshacerse de ellos.
2. Porque se identifica con ellos. No sé por qué, pero a menudo confundimos nues-
tra identidad con nuestros defectos. Decimos: “Así es como soy”. Usted no tiene que
ser de esa forma. Puede cambiar. Cuando usted dice: “Así es como soy”, está identifi-
cando su identidad con sus derrotas. Complete esta oración en su mente: “Es que sim-
plemente soy ____________”, (adicto al trabajo, obeso, ansioso, pasivo, temeroso, de
temperamento fuerte). Cuando hace esto, está estableciendo algo sobre usted mismo
e identificándose con ese defecto, y esto se vuelve una profecía que llega a cumplirse.
Usted dice: “Siempre me pongo nervioso cuando subo a los aviones”. ¿Qué va a suce-
der la próxima vez que suba a un avión? Se va a poner nervioso. Usted se predispone
diciendo: “Eso es lo que soy”. Lo que sucede es que inconscientemente, una de las
razones por las que no puede cambiar es porque tiene miedo. Dice: “Si realmente me
deshago de este defecto, ¿seguiré siendo yo? Esto ha sido parte de mí. Siempre he sido
así. Si lo dejo, ¿seguiré siendo yo?”
3. Porque son una compensación. Cada defecto es una compensación. Es posible que
disfrace nuestro dolor. Puede que sea una excusa para fallar. Puede permitir compen-
sar la culpa en nuestra vida. Quizás intentemos atraer la atención de los demás. A lo
mejor nuestro defecto puede permitirnos controlar a otras personas.
Siempre que un comportamiento negativo se repite en usted, en sus hijos, en cual-
quiera, aunque sea auto destructivo, siempre hay una recompensa. No hacemos cosas
que no tengan recompensas. Quizás nunca haya pensado en esto de esta forma pero hay
una compensación. Quizás esté consiguiendo atención por su defecto. Quizás esté con-
trolando a alguien por su defecto. Como obtiene una recompensa, inconscientemente
no quiere deshacerse de ese defecto. Una madre le dice a sus hijos: “Niños, vengan a
cenar”. Ellos no lo hacen. Entonces ella les grita. Piensa que gritándoles conseguirá que
le obedezcan. Hay una compensación. Usted tiene que estar consciente de eso.
He aquí siete formas de cambiar su mente para que pueda cooperar con la mane-
ra en que Dios quiere cambiarle y hacer de usted lo que siempre ha querido ser. Cosas
que pensó que nunca podría cambiar son realmente simples. Estas son siete maneras
para readecuar el enfoque ganador, para que pueda cambiar esos hábitos, complejos y
heridas que nunca pensó que fuera posible cambiar.
1. Enfóquese en cambiar un defecto a la vez. Proverbios 17:24 (DHH) dice: “La sabi-
duría es la meta del inteligente, pero el necio no tiene meta fija”. Algunos participan
de las series de recuperación y piensan: “Esto es fantástico; tengo treinta cosas que
debo cambiar”. Ni lo intente. Quedará abrumado. Se desanimará y no cambiará nada.
Debe ser específico. Tiene que ser muy específico. “Dios, esto es lo que quiero cam-
biar: mi ira, mi ansiedad, mi tendencia a controlar a la gente, mi adicción al trabajo,
o mi falta de honestidad”. Regrese al Paso 4 y vuelva a tomar el inventario moral que
hizo allí. Lea la lista y dígale a Dios cuál de esas cosas está dañando más su vida.
Déjele obrar en esa área. Debe trabajar en un defecto a la vez. De otra forma no fun-
ciona.
2. Enfóquese en la victoria un día a la vez. Mateo 6:11 no dice: “Danos este mes nues-
tro pan cotidiano”. No, dice: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”. ¿Por qué? Porque
Dios quiere darle suficiente fuerza para cambiar por un día, no para una semana, un
mes, el resto de su vida, la eternidad. Quiere que sea un día a la vez para que confíe
en él. Es como el antiguo dicho: “¿Cómo te comes un elefante? De a una mordida a
la vez”. La vida por kilómetros es difícil, pero por metros es fácil. Usted toma un pro-
blema de toda la vida (esa herida, ese complejo, o ese hábito no lo obtuvo de la noche
a la mañana) y lo rompe en pedazos que pueda morder y sobre los que pueda trabajar
un día a la vez y obtiene la fuerza de Dios un día a la vez. Ora al despertarse por la
mañana: “Señor, solamente por este día, quiero ser paciente; solamente por este día
quiero ser positivo y no negativo”. Le pide a Dios que le ayude por una, o aun mejor,
por las tres siguientes horas, a pensar en cosas buenas, a no tener miedo. Y tómelo
poco a poco. Esto lo protege de hacer promesas a la ligera. Pídale un día a la vez. Si
dice: “Prometo nunca volverlo a hacer”, está condenado a fallar. Un día a la vez.
Hágalo poco a poco.
Si tiene un jefe que es un verdadero terco y trata de sacar lo malo en usted, tien-
de a sentir resentimiento. Levántese por la mañana y diga: “Señor, solamente por las
primeras tres horas, ¿puedo responder a ese jefe como tú me harías responder, sin
ponerme tenso, preocupado o resentido, sino sonriéndole?” Mateo 6:34 dice: “No se
angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus pro-
blemas”. No se preocupe por mañana, por la victoria de mañana. Preocúpese solo de
hoy. Roma no se construyó en un día. El carácter no se construye en un día. Los
defectos de carácter no se desarraigan en un día.
Queremos todo instantáneo: puré de papa, café, palomitas de maíz. Queremos
madurez instantánea. Un día soy un completo desastre y al siguiente día soy Billy
Graham. No sucede de esa forma. Debe crecer poco a poco. Debe crecer día a día.
Un día a la vez. No se ponga un plazo: “Voy a vencer esto en este plazo”. No.
Solamente trabaje en eso un día a la vez. Usted trabajará este paso y todos los demás
pasos de la serie recuperación por el resto de su vida. Por las noches, deténgase y agra-
dezca a Dios por cualquier cambio o victoria, no importa cuán pequeño sea: “Gracias
por darme tu ayuda hoy”. Cualquier victoria, no importa cuán pequeña sea, agradéz-
casela a Dios, y trate con un defecto a la vez y obtenga la victoria un día a la vez.
5. Enfóquese en hacer lo bueno, no en sentirse bien. Gálatas 5:16 dice: “Vivan por el
Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa”. Si hace lo correcto, sus
sentimientos con el tiempo coincidirán con usted. Si espera hasta tener ganas de cambiar,
nunca va a cambiar. El diablo se asegurará de que nunca tenga deseos de cambiar.
Siempre es más fácil actuar de acuerdo a un sentimiento que tener que sentir debido a
una acción. Si no me siento cariñoso hacia mi esposa, comienzo a amarla, y los senti-
mientos vendrán. Si usted espera hasta sentirse cariñoso, esto puede ser algo que tome
mucho tiempo. Así que dice: “No siento que me guste”. No se preocupe por sentir lo
correcto, sino haga lo correcto. Alcohólicos Anónimos usa la frase: “Disimúlelo hasta que
lo logre”. Haga lo correcto aunque no sienta ganas de hacerlo, sepa que es lo correcto a
hacer y hágalo de todas maneras. A la larga sus sentimientos concordarán. Cada vez que
intente cambiar una parte importante en su vida, un gran defecto de carácter, una imper-
fección, una debilidad en su personalidad, cada vez que comience a intentar hacer gran-
des cambios, no se va a sentir muy bien al principio. Por cierto, se va a sentir bastante
torpe. Se sentirá mal por un momento. ¿Por qué? Porque no se sentirá normal. Está tan
acostumbrado a sentirse anormal, que lo normal es que no se sienta bien. Así que no se
sentirá muy bien cuando comience a hacer cambios. Si usted es un adicto al trabajo y dice:
“Voy a permitir que Dios obre en mi adicción al trabajo”, y al otro día a las cinco de la
tarde decide ir a casa cuando suena el timbre y no se lleva trabajo en su maletín, la pri-
mera vez que lo haga dirá: “Me siento realmente extraño”. Y es lógico, porque ha traba-
jado arduamente por mucho tiempo. Si usted come en extremo, bebe o fuma, la prime-
ra vez que intente romper con ese hábito se sentirá extraño: “No hay nada en mi boca.
Qué extraño me siento”. Será divertido por un momento y quizás no se sienta bien. Pero
si hace lo correcto una y otra vez, sus sentimientos al final coincidirán con su comporta-
miento. Y usted no puede controlar sus sentimientos, pero sí puede controlar sus múscu-
los. Así que haga lo correcto ya sea que sienta hacerlo o no y los sentimientos se pondrán
de acuerdo con usted.
6. Enfóquese en las personas que le ayudan, no en las que le obstaculizan a hacer esos cam-
bios positivos que quiere hacer en su vida. La gente correcta le ayudará. Las personas no
apropiadas serán un obstáculo y evitarán su recuperación. La Biblia dice: “Las malas
compañías corrompen el buen carácter”. En otras palabras, si no desea ser picado, alé-
jese de las abejas. Si usted sabe qué tipo de personas son una tentación, simplemente
aléjese de ellas. Si está luchando con el alcoholismo, no dirá: “Creo que iré al bar a
comer unas semillas de maní”. Mala idea. Si está luchando con la pornografía, no
tiene que ir a las tiendas donde esta se promueve. No tiene que estar cerca de las cosas
que le afectan. Por otro lado, la Biblia dice: “Dos son mejor que uno y una cuerda de
tres dobleces no es fácil de romper”. Con la ayuda de otra persona, cuando una cae,
la otra puede ayudarle a levantarse.
Dije esto en la primera lección de esta serie, pero me temo que muchos no me
creyeron: No puede recuperarse por usted mismo. Debe estar en un grupo, en una
relación. La recuperación siempre sucede cuando hay amistades, nunca por uno
mismo. Nunca se recuperará solamente con escuchar una serie de seis u ocho mensa-
jes. Sucede cuando usted está con otras personas. No creyó eso, pero permítame darle
un ejemplo.
Anteriormente hablamos de hacer una lista en nuestro inventario moral. Usted va
a casa y dice: “Señor, ¿de qué cosas me siento culpable y de cuáles me arrepiento?
Haré una limpieza esta semana”. Hace una lista de esas cosas y las reconoce, las con-
fiesa ante Dios y otra persona en quien confía. Muchos de ustedes seguramente tuvie-
ron la intención de hacer eso. Pero no fue así. Las personas que lo hicieron son las
que tienen una relación con alguien más que les preguntó: “¿Lo hiciste? ¿No? Bueno,
dispongámonos y hagámoslo”. Participan en Celebremos la Recuperación o en un grupo
pequeño. Los que no lo hicieron fue porque no tienen ninguna relación con alguien
que les ayude en este camino. Es por eso que contamos con Celebremos la Recuperación,
uno de nuestros ministerios que se reúne cada viernes por la noche para animar a las
personas, porque usted no lo hará por usted mismo. Proverbios 27:17 dice: “El hie-
rro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre”. Usted necesita rela-
cionarse con alguien.
Jerry: Hace algunas semanas fui a un seminario con el pastor John y otros mucha-
chos. Cada uno tuvimos que hacer por separado lo que estoy a punto de hacer con
ustedes. Había casi cien de nosotros y un hombre habló mirándonos a todos y con sus
rodillas temblando dijo: “Estoy seguro de que todos ustedes de vez en cuando son
realmente maravillosos, pero todos juntos simplemente están un poco abrumados”.
Soy un creyente de la iglesia de Saddleback. También soy un hombre que por
treinta años elegí vivir una vida de pecado usando el alcohol para acallar mi concien-
cia. Los frutos de esta vida fueron hospitales, instituciones mentales, cárceles, salones
en la corte, divorcio, cirrosis en el hígado, momentos de delirio, y diecisiete años de
intentos sin éxito de recuperación estorbados por mi complejo de rectitud, voluntad
y arrogancia. Lo peor de todo era un corazón endurecido contra Dios y los que le bus-
caran. Hace ocho años y medio mi Señor y Salvador Jesucristo quitó de mi vida, de
una sola vez, mi obsesión por el alcohol. Tres años y cuatro meses después, me quitó
el hábito de fumar que había mantenido por cuarenta y tres años. ¿Por qué? Porque
luego de décadas de negación, finalmente me humillé y le pedí que por favor lo hicie-
ra por mí. Fue por medio de su gracia amorosa que finalmente llegué al punto donde
voluntariamente me sometí a cualquier cambio que él deseara hacer en mi vida.
Según su voluntad me ha dado cuatro años de estudio bíblico y responsabilidades
aquí en Celebremos la Recuperación, guiando un grupo de estudio bíblico para hombres
que el pastor John me encomendó hace seis semanas. Hoy, en su infinita sabiduría, el
Señor ha tomado ese pasado pecaminoso y lo ha cambiado en una herramienta útil
para ayudar a los que todavía sufren de adicciones. Efesios 2:10 dice: “Somos hechu-
ra de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de ante-
mano a fin de que las pongamos en práctica”. Mi corazón me dice que él nos ha dado
el haber sido liberados de nuestras dolencias para tener un camino a seguir.
Específicamente, que humilde y voluntariamente estemos al servicio de los que luchan
con sus desesperanzas. Por favor, si su vida está siendo corrompida por defectos de
carácter, venga y acompáñenos en Celebremos la Recuperación y deles a sus seres queri-
dos descanso del dolor que está imponiendo en sus vidas antes que sea demasiado
tarde. El apóstol Pablo escribió: “Dios, que comenzó a hacer su buena obra en uste-
des, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese”. Le digo que con-
fíe en él con todo su corazón porque sé que le ama y perdona, así como me ha amado
y perdonado a mí.