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FOTOGRAFIADA EN
SAN SEBASTIÁN
DE GARABANDAL
UEL EDAMREGC
(c) La Virgen María fotografiada en Garabandal
(c) Uel Edamregc
https://www.fotobusquedaexploracion-rudimentos.com/
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ducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su
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grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La
infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra
la propiedad intelectual.
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El Rostro tapado.............................................................................................. 221
El Cliché............................................................................................................ 245
Un humilde intento de ver más allá (Recursos).......................................... 255
Otras imágenes................................................................................................ 267
Conclusiones y supuestos............................................................................... 269
Recopilación gráfica........................................................................................ 273
Bibliografía....................................................................................................... 277
Glosario............................................................................................................ 285
Agradecimientos............................................................................................. 291
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Introducción
Nos ha llegado que algunos la han visto, tal ha sido el caso de San Simon
Stock, Sor María Jesus de Ágreda, los interlocutores en las Apariciones,
el mismo Padre Luis Andreu en Garabandal…etc. Y de época temprana
conservamos algunas pinturas, casi bocetos —así percibidos a causa del
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deterioro secular— como La Virgen con el Niño y el Profeta Balaam, Ca-
tacumba de Priscila, Roma (s. IV aprox.) o La Virgen y el Niño, también
en el Cementerio Mayor de Roma (s.III).
Disponemos además, de alguna que otra muestra dentro de la ico-
nografía bizantina y ortodoxa de gran veneración, y pretendidamente
milagrosa incluso, como la Consolata del ciego de Briançon o la Virgen de
Czestochowa. O varias atribuidas a S. Lucas y que diferentes predicadores
utilizaron en todo el mundo para sustentar la evangelización. Igualmente
la pintura Regina Coeli en Santa María la Mayor de Roma, o la misma
Odigritia que se venera en Constantinopla…Y todo ello lógicamente, antes
de Garabandal.
No puedo negar que viendo al detalle alguno de los frescos citados,
recordaba con añoranza mis recreaciones y especulaciones infantiles des-
de cama, configurando siluetas o rostros en una pared próxima, y en las
caprichosas formas de las nubes a través de la ventana.
El nombre asignado a este fenómeno es una palabra que hoy se repi-
te hasta la saciedad: la pareidolia, ciertos estímulos sin estructurar que
unidos a la ilusión, son percibidos como algo o álguien. La ilusión a nivel
perceptivo, es una interpretación irreal de algo considerado objetivo.
Cabe mencionar también la ideoplastia proyectiva, o cuando nuestro
cerebro tiende a asociar imágenes o las preconfigura, partiendo de im-
parciales referencias o puntos de apoyo.
En esta disyuntiva, a falta de resolutiva confirmación o medios, con
los que ratificar aquí cualquier somero o concienzudo análisis, resultaría
arriesgado valorar o asumir supuestos o interesados rasgos, escenas u otro
tipo de información pretendida aunque evocadora, en cuanto porciones
de la imagen son ampliadas o con probable abrasión afectadas, en el la-
borioso proceso de limpieza o de aclarados.
Pero de la misma manera que podemos acentuar una mancha para que
destaque y armonice con el entorno sobre el que pretendemos relacionarla,
hay otras e incluso puntos o trazos considerados sin interés e irrelevantes
según lo preconcebido, que a falta de los necesarios avances de la técnica
para reivindicarlos, bien pudieran sorprendernos. Interpretaciones que a
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cualquiera podrían parecer subjetivas, o sólo adecuaciones experimenta-
les. Pero no se puede negar que muchos de los resultados se han dejado
ver y traducir finalmente, gracias a no haber desatendido a la intuición,
y sí desatendiendo a la lógica previsible.
La imagen que aquí se muestra, está «armada», y en primera instancia
casi se evidencia sola, por lo menos la figuración principal, pues basta
barrerla ligeramente para que lo que se pretende contiene se haga visible,
reflote; lo imposible sería no encontrarlo; la única pericia que reclama es la
de no sobrepasarnos apartando para cada una de ellas (estrato = imagen)
más del necesario ruido sobrante, a fin de no irrumpir o no invadir a la
figura inferior o a sus colindantes.
¿Es esta superposición de información la que confiere a la imagen ese
aspecto de contenido enrevesado, aparentemente inabordable, como para
tildar a los supuestos rasgos de fruto alocado de la ilusión? Tal vez a pri-
mera vista, pero no necesariamente, pensando que cuando se la interroga
responde ya como se ha dicho, desde la silueta principal primera y central,
aunque no con docilidad. Pero es necesario creer en ella —haberse peleado
y familiarizado con ella —al igual que con otras figuraciones antes— para
que se abra, y no renegar de esa fe o convencimiento de plasta carbonero,
sin la que hubiera sido imposible proseguir y progresar.
En el análisis de esta foto de Mariloli a la Virgen, además de la dureza
del contraste y la ausencia de partes definidas, se suma la complejidad de
las imágenes superpuestas y su relativa opacidad— un sistema funcional
de aportar más información en un reducido contexto, como si integradas
en varios planos, en múltiples detalles y rasgos superpuestos se comple-
mentasen entre sí y a su vez, para representaciones diferentes. Una com-
plicación que al mismo tiempo es un enriquecido regalo.
Al explorar y equilibrar la imagen pueden percibirse elementos trans-
parentes, donde además de su apariencia primera que destaca a primera
vista, podemos visualizar otros que subyacen debajo. Al avanzar y ante la
correspondencia entre detalles, la idea de pareidolia debe luchar contra
un rico e innegable muestrario de bocas y ojos, y otros signos y rostros
que se suceden y que parecen multiplicarse.
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Las imágenes o variaciones resultantes parecen tener siempre su razón
de ser en la imagen, manteniendo correspondencia, equidistancia (a veces
en distintos planos) con elementos vecinos, o con otros componentes
que parecen siempre fuera de lugar, aunque el resultado a medida que la
exploración avanza, parece que respondiera en sus formas y elementos
compartidos entre sí, al habitual proceso premeditado de fotografiar, es
decir, para una normal composición meditada previamente.
Por mucho que se pretenda elucubrar con la fotografía de la Virgen, en
cuanto a que su contenido sea algo aleatorio o circunstancial, sus resulta-
dos habrían de ser éstos —en tal o cual grado de aproximación o método—
y puede que más resultados incluso, si aceptamos como probables, otros
nuevos hallazgos por inexplorados todavía. Pero nada hay en esencia
ficticio o gratuito en la imagen y menos para que simplemente parezca
fruto de cualquier desacertada manipulación.
Pese a la mínima desviación y riesgo innegables (basta un punto o
sombra movidos en las facciones de un rostro para cambiarlo comple-
tamente), lo evidente en principio es que hay un rostro en la imagen, y
es consecuencia de la información de una toma fotográfica a la Virgen.
Al intentar limpiarla, etc se visualizan rasgos sugerentes y al tratarse
de lo que es, uno no puede por menos que quedar atrapado en algo así
inevitablemente, sin cuestionarse nada más, ante la irresistible tentación
de pretender echar un ojo a la supuesta antesala celeste.
Los exégetas opinan que Garabandal es María; analizando desde dentro
esta fecunda Fotografía, podría decirse lo mismo. Desde el punto de la
información, creemos haber identificado además de texto, otros caracteres
y objetos que parecen colgar a modo de aportes como cruces, escapularios,
rosarios...Sí, el Rosario, como muestra de identidad de la Virgen y una
constante en este tipo de imágenes y relacionadas; objetos que incluso
presumiblemente aquí por sus brillos, parecieran sugerirnos tal que en
un plano físico cierta apariencia metálica… Cuentas, letras y cruces que
se transparentan pendulantes, en una vertical cortina frontal sobre la
imagen— y que hemos venido apreciando hace tiempo en otras imágenes
similares, en forma de repetidas lineas verticales. Y también texto, bien en
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la superficie o bajo el motivo principal, donde con más o menos euforia
tal vez no justificable, se ha creído leer en primera instancia mucho texto
en la imagen, y también todo tipo de signos que la cubren y encubren.
Pero no hay duda posible del silueteado de una personalidad femenina
que se hace evidente desde diferentes ángulos y puntos de vista, nada más
atacar la imagen. Incluso con las diferentes expresiones localizadas en pro-
gresión podríamos arriesgarnos a hablar de varias de Sus edades o etapas
cada vez que se avanza e insiste, a partir de un rostro previo localizado.
La verdad es que nos gustaría que algún día todo pudiera ser contrastado
y ratificado convenientemente, aunque uno no esté ya para verlo.
Antes y después hemos horadado fotografías de igual carácter (con
aparentes rasgos de la Virgen, etc) como en Fátima u otras, en las que
previamente se nos habla de su supuesta presencia, y de igual manera
los rasgos se evidencian. Pero en otras imágenes de presuntas evidencias
angélicas etc, pese a contar con rastros supuestamente fiables, etc éstos
son difíciles de realzar y perfilar, pues no poseen la luz, trasfondo y con-
sistencia como cuando Ella está en la imagen, y adolecen de las ventajas
que posee esta enriquecida Fotografia y Presencia: una toma propuesta
por Mariloli Mazón a la Virgen y concedida por Ella en 1.961.
Un resumen condensado como el que aquí se muestra, ha supuesto
dedicación, insomnio, e imposibilidad de vacaciones ni periodos de asueto
en mucho tiempo. Prolongada labor, aunque realizada con más alegría en
sí que trabajo, porque finalmente éste habría de derivar en una muestra
de amor para alguien que a muchos les sorprendería saber, que para nada
es invención de la Iglesia— y mucho menos preconcepto o idealización,
puesto que Sus manifestaciones se hacen incuestionables para algunas
personas agraciadas con Su Presencia y guiños, en cada año, en cada siglo,
desde siempre, y ahora en esta Foto: confio que en otras tomas fotográficas
futuras, también se la pueda refrendar igualmente.
Nos consta la existencia de otra importante fotografia tomada a la
Virgen por Conchita en Los Pinos, aunque no ha sido posible de mo-
mento contactar con la artífice de esa foto, en la que además la Virgen le
confirma: «He salido».
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Nos gustaría postular y situar a la Foto de la Virgen, así como a algunas
otras de esta misma naturaleza, en el disparadero para cuantos análisis,
métodos y tecnología al uso hubiere lugar, de aquí en adelante. Ojalá pu-
diéramos suscitar la inquietud necesaria para fomentarlos, lo que contri-
buiría a arrojar más y mejor luz sobre estas imágenes y sus secretos, y por
encima de todo pese a sonar pretencioso: promover el interés necesario
—y con la requerida importancia— que lo trascendente reclama.
El Autor.
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Cronología y hechos significativos
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Como no pocos conocen, fueron cuatro niñas las co-protagonistas de
aquellos remarcables sucesos:
María de la Cruz González Madrazo (Maricruz)... 21/06/1.950
María Dolores Mazón González (Mariloli)... 01/05/1.949
Jacinta González González... 27/04/1.949
María Concepción González González (Conchita)... 07/02/1.949
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parte no sabemos si catalogar al método urdido o empleado aquí, dentro
de lo ortodoxo.
En ocasiones hemos visto con extrema facilidad y claridad, elementos
que al intentar tocarlos se desvanecían sin más explicación, sin posibilidad
de que pudieran ser retomados o localizados de nuevo; también otras
señales y signos más que sorprendentes, que muchos jamás se creerían.
Por lo que en este sentido además de las imágenes descriptivas de
personas, lugares y hechos, se incluye también alguna otra (igualmente
analógica, de negativo) resultado de su correspondiente exploración. De
tal manera que unas imágenes cumplan con su función de ilustrar, y que
otras analizadas o exploradas, muestren su respuesta positiva con sus
motivos y rasgos subyacentes, después de haber hurgado en ellas.
Pese a larga búsqueda en este terreno, los resultados se antojan cuando
menos inesperados para unas imágenes exploradas en una didáctica de
modestos y atrevidos recursos; una pretenciosa iniciativa pero que a la
vista de lo obtenido, nos induce a hurgar asimismo en las fotografías coti-
dianas a la procura e identificación de aportes o extras (guias personales,
etc) mimetizados en las mismas, por medio de la exploración digital y
sus incesantes recursos.
Independientemente de su naturaleza y complejidad, parece posible en
estrecha alianza informática, etc, el reforzar o realzar rostros y siluetas no
necesariamente a la vista, entre los comunes elementos convencionales
fotografiados.
Por obvias razones, el epicentro de este atípico ensayo lo constituye
la imagen, y es un hecho que alrededor de lo no evidente o anacrónico
coexisten indagaciones y vivencias, intuiciones y experiencias para nada
poco comunes, por lo que no podríamos hablar únicamente del supues-
to componente más o menos figurativo, sino también de la percepción
probable de lo trascendente, por lo que fotografías y textos se consideran
inseparables para la interpretación de los hallazgos y su más que probable
interrelación espiritual.
Por parte de algunos sectores de la opinión pública se ha pretendido
siempre un origen realista o racional para los hallazgos paranormales
del más diverso origen, deviniendo más acritud y oposición por parte
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de los que nunca han probado, indagado o leído sobre el particular, que
apasionamiento y defensa debidos por parte de quienes los testimonian.
Incluso los que no han estado ni visto, les aseguran categóricamente a los
testigos lo que hay que ver y no lo que vieron…
Sin búsqueda alguna, cualquier interpretación o aventurado juicio
negativista no debiera encontrar respaldo. Aún sabiéndonos relegados
a las aburridas contradicciones, negaciones y objeciones de costumbre,
instamos pues a todos los análisis posibles y al contraste de los resultados
obtenidos, por más anecdóticos que pudieran antojarse.
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gráfico fundamentalmente, centrado en la exploración de la Fotografia
de la Virgen y alguna otra con especial interés, más el trabajo añadido de
limpiar, corregir y aclarar unas y otras.
Desde siempre, y en su aproximación a los hechos, se ha venido ofre-
ciendo por parte de numerosos autores, bibliografía e información plural
sobre Garabandal, en las que con mayor detalle y precisión podrá sumer-
girse todo aquel que lo desee, y abundar a fondo en su cronología.
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cia, pese a la inexistencia entonces de tfs móviles, tablets, cámaras digitales
y otros dispositivos o recursos técnicos de los que hoy disponemos.
Para la supuesta o no supuesta Comisión (comisión investigadora al
inicio de las apariciones), el Sr Lobera filma en 8m/m un éxtasis a instan-
cias del canónigo de la Catedral de Santander.
En 1965 y para cubrir la entrega del segundo Mensaje de San Miguel
a Conchita, un equipo de la RAI italiana y el NO—DO español acudieron
a Garabandal, registrando el evento a ambos lados de la Calleja. El Dr.
Sanjuan Nadal, psiquiatra catalán y señero apóstol de Garabandal, en
una entrevista en Radio Nacional de España apuntaba que la grabación
duró unos nueve minutos; un amigo de este doctor y natural de Manresa,
grababa a Conchita al día siguiente del encuentro con el Angel entre la
multitud de gente que la esperaba, con el fin de obtener más datos del
Mensaje; además, este mismo señor había registrado en diapositivas y
fotografías, la memorable entrega del Mensaje de la noche anterior, 18 de
Junio de 1.965, y que igualmente había hecho llegar al Dr Nadal.
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Antes y durante este capítulo del segundo Mensaje, se llegó a comentar
que dos empleados del NO—DO habían sido enviados para filmar los su-
cesos y que discretamente permanecieron varios meses en el pueblo; tam-
bién se aseguraba que las filmaciones eran enviadas a Roma de inmediato.
Ese No—Do secreto ha visto la luz, y las filmaciones al parecer, sa-
lieron de nuevo del Vaticano en una copia de formato estrecho (8mm),
finalmente difundida entre coleccionistas privados. Dicha copia sirvió
para elaborar videos que curiosamente se utilizaron para divulgar los
supuestos prodigios de Garabandal (no fomentados directamente por el
Vaticano). Pero hay que decir que no se llegaron a ver todas las imágenes,
porque para algunas se consideró que su alto dramatismo podría dar pie
a negativas interpretaciones.
Relata también el Dr Nadal que una joven señora de Madrid (Paloma
Fernandez Pacheco) le escribió acerca de una grabación de un éxtasis de
Conchita en la que mantiene una conversación con la Virgen. Esta señora
de Madrid acercó ella misma la grabación a los laboratorios de No—Do,
donde le aseguraron que había dos voces, aunque no en el mismo nivel,
sino que a distinto tono o altura «quedándose allí muy extrañados con
aquéllo.»
No mucho tiempo después, y a partir del 2 de Abril de 1.968, otro sin-
gular acontecimiento aparicionista mariano tendría lugar en Zeitún, en
la región de Matruh (lugar de paso de la S. Familia en su huida a Egipto).
Allí desde 1968 a 1970, la imagen de la Virgen y otros fenómenos se ofre-
cieron abiertamente a la vista de todos, y de manera innovadora, sobre la
Iglesia Ortodoxa Copta de San Marcos. Unos fenómenos con los que la
tv egipcia se marcaba también otro insólito precedente, al emitir justo en
directo a la Aparición en el transcurso de un noticiario; un informativo en
el que precisamente se estaba dando cuenta de la restauración efectuada
en la citada iglesia copta. Las crónicas hablan de miles fotografiando allí
a la Aparición por un espacio de tres años.
También por estas fechas, Rick Everson produjo una película docu-
mental de 16mm sobre Garabandal, exhibida y promovida desde Nueva
York: The Events At Garabandal en 1971.
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Y también en 1971, D. Jose Ramón G. de la Riva que con su cámara
fue testigo de muchisimos de aquellos eventos, recopiló una buena do-
sis de información sobre las Apariciones, a pedido de D. Gabino Diaz
Merchán, Arzobispo de Oviedo. Información que se envió a la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe, tal como ésta lo había solicitado
al citado Arzobispo.
En 1980, el Obispo D. Juan Antonio del Val que estudió por su cuenta
los hechos de Garabandal, concede permiso a Conchita para ser entre-
vistada para la BBC británica en un documental filmado sobre las Apari-
ciones, bajo la dirección de Bill Nicholson: Garabandal after the Visions
(Garabandal después de las Visiones) del que se hicieron copias para
muchas televisiones y que hubo de reponerse varias veces a causa del éxito
impresionante de audiencia que generó.
Posteriormente, D. Juan Antonio del Val permitiría subir a los sacer-
dotes y decir Misa en Garabandal, promoviendo un estudio que también
sería enviado a Roma.
En 1994 Maryanne H. como editora y para la BBC realiza The Message
of Garabandal.
Y por último mencionar en 2002 The Eyewitness, producción de Mi-
chael Tubberty: Los testigos oculares.
Y tras el compendio testimonial precedente, y con la debida observan-
cia, es menester señalar que en 1.966 los artículos 1399 y 2318 del Dere-
cho Canónico quedaron derogados (sin imprimátur), dejando exentos de
control eclesiástico a milagros, prodigios, revelaciones y apariciones para
la difusión y publicación de los mismos1, por lo que sin más cumplimen-
taciones, prejuicios, holografias argüidas y otros manidos preconceptos,
podemos encaminarnos objetivamente a Garabandal.
1
Normae de modo procedendi in diudicandis presumptis apparitionibus ac revela-
tionibus. Aprobado oficialmente en 1978, un conjunto de normas generales que los
representantes eclesiásticos debían seguir, ante nuevos casos de presuntas apariciones
o revelaciones.
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6. Escalera de agua en una de las últimas curvas antes de llegar al pueblo.
Foto del autor.
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En Fátima para detractores y ateos surgieran dudas acerca del origen
natural o preternatural de las apariciones, según ellos a causa de la ambi-
gua identidad aportada en la primera Aparición: «Soy del Cielo...».
En lo que respecta a Garabandal, hay que señalar con independencia
de la evolución de los hechos en otros enclaves y manifestaciones maria-
nos, que tales reticencias (silencio) se mantienen igualmente por parte
del angel introductor desde su primera Aparición desde el 18/6/61 hasta
el 27/6/61; un espacio protocolario de preparación a las niñas en el que
median ocho visitas angélicas.
Es en el citado 27 de Junio cuando se les habla de la inminente llegada
de la Virgen, y en el 1º de Julio se les confirma dicha visita para el día
siguiente, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.
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Hasta el esperado día 2/7 con la prevista llegada de la Virgen, y en
medio de gran expectación, se las interroga y se les practican las prime-
ras pruebas médicas. Es entonces cuando se advierte que en los éxtasis
comienzan a mostrar un considerable aumento de peso.
Según precisaba el P.Eusebio de Pesquera2 todo parecía encajar dentro
de la mejor ortodoxia eclesiástica, pues ya la fecha de la primera Apari-
ción de la Virgen en Garabandal (2/7/61), se correspondía precisamente
con la establecida por la Iglesia para conmemorar la inolvidable visita de
María a su prima Isabel.
El Padre D. José Ramón G. De la Riva (protagonista y cronista especial
de Garabandal) dice haber contabilizado unas 2.000 apariciones, además
de decenas de locuciones internas — la última en Febrero de 1.966; a lo
que debe añadirse la manifestación de Jesús a Jacinta; los Mensajes de la
Virgen; el Aviso, Milagro y Castigo profetizados; el «milagrucu» o Mila-
gro de la Comunión Visible, el permanente olor a incienso y rosas de los
objetos besados por la Virgen (osmogénesis) e incluso alguna levitación
(etrobacia) verificada in situ por el P.Ramón; así como incesantes cura-
ciones que continúan a día de hoy, y toda suerte de expresiones o alardes
sobrenaturales.
El 18 de JUNIO de 1.961 sobre las 20.30h, tiene lugar la primera apa-
rición de San Miguel a las cuatro niñas de San Sebastián de Garabandal.
Mientras se hallaban jugando en La Calleja, y poco después de haberse
colado al huerto del maestro a por manzanas, se ven sorprendidas por
un estampido muy fuerte, como «una especie de trueno», tras el que ven
aparecerse ante ellas la figura del Arcángel San Miguel.
2
Orden Franciscanos Capuchinos: Hechos y Datos, Se fue presurosa a la montaña. Los
testigos han sido unánimes: «A la carrera y a oscuras, mirada al cielo, cabeza echada
hacia atrás, a velocidad suicida para las condiciones del terreno, bien subiendo o ba-
jando, no tocaban el suelo…Parecían ser llevadas en volandas».
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9. Bajando a oscuras cabeza hacia atrás
(la iluminación es la momentánea del flash).
26
10. El manzano.
27
11. Lugar de la primera aparición de San Miguel en la Calleja. Foto del autor.
28
12. Lugar de la primera aparición de San Miguel. Foto del autor.
29
Conchita es la primera en percibir la presencia del Ángel, aunque
pronto se percatarán todas inmediatamente de su presencia, entrando
en éxtasis.
Es el 24/6/61 la Festividad de San Juan Bautista, cuando regresa el
Ángel con un cartel a sus pies: «Hay que...» sin que ellas logren entender
su significado; tampoco consiguen interpretar un poco más abajo, los
caracteres romanos XVIII—X—MCMLXI...
Aproximadamente por estas fechas, es cuando los mozos disponen en
La Calleja un pequeño cercado con ramas para proteger a las niñas del
empuje y presión de la gente: «El Cuadro», ubicación que ahora es cono-
cida así, gracias a la buena disposición de aquellos jóvenes.
14. El «Cuadro».
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a la aparición de San Miguel. Jacinta describe el Corazón de Jesús de un
rojo resplandeciente, a poca altura del suelo y rodeado de una corona de
espinas, mientras de Su Corazón surgían brillantes rayos de luz blanca y
dorada, con una intensidad superior a la que habrían de advertir poste-
riormente en las visiones de la Virgen.
Una visión imborrable, de la que recuerda de manera muy significativa
la mirada del Señor desbordante de amor infinito, y tocando su alma de
tal manera, que no hubiera podido mantenerla por más tiempo. No le
habló, pero le hizo gestos con su mano derecha para que se le aproximara.
31
Entusiasmadas, las cuatro exclamaron: «¡Que venga pronto!» Y lo ex-
presaron con tal efusión, que el Ángel no pudo evitar corresponderlas
con una sonrisa. A la pregunta sobre el significado del cartel, el Ángel les
respondió: «La Virgen os lo explicará..».
De esta manera daban comienzo los increíbles hechos de Garabandal.
Tal como se había anunciado, es el 2 de Julio y Festividad de la Visita-
ción, alrededor de las seis de la tarde, cuando la Virgen María se aparece
a las niñas acompañada de San Miguel y de otro ángel al que ellas no
identificaron por entonces (y rodeada de otros seis más):
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«La Virgen es muy bella, emite luz divina y tiene el cabello largo
y ondulado, castaño oscuro con raya en medio; la cara alargada
con la nariz fina, las manos muy finas, la boca muy bonita
con los labios gruesos: como si tuviera unos dieciocho años. Es
más bien alta, no hay voz como la suya, no hay ninguna mujer
que se le parezca a la Virgen, ni en la voz ni en el aspecto ni en
nada...El viento agita a veces la cabellera de la Señora, que le
llega casi hasta la cintura...No hay nadie como la Virgen»
(Diario de Conchita).
33
y diferencias familiares entre ellas «¿Cómo podremos decir un dia que no
te hemos visto, puesto que te vemos?»
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18. La casa de Maricruz a la entrada del pueblo. Foto del autor.
35
La Comisión. Conchita escribe en su Diario:
«Querían enviarme a Santander, porque decían que era
yo quién influenciaba a las otras tres...».
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19. Loli ofrece el crucifijo a besar al fotógrafo.
37
La Visión infunde a las niñas un respeto especial por la Iglesia, según
se deduce de varios hechos puntuales como el que sigue.
1/8/61. Durante el éxtasis del mediodía, a la hora del Ángelus, se en-
tendía claramente recitar a las niñas el Avemaría: «Santa María, Madre
de Dios...» y cerrando la frase con el añadido: «Y Madre Nuestra». Pero la
Virgen las recomendó eludir tal añadido: «Hasta que la Iglesia lo aprue-
be...».
Es el 3/8/61 cuando dan comienzo las caídas extáticas que impresio-
nan y asustan a los presentes por su virulencia, aunque las niñas resultan
inmunes a ellas.
38
21. D.Ramón Andreu y Loli (grabación de la voz de la Virgen).
39
22. Maricruz, el Dr Puncernau, Mariloli y Margarita, hija del doctor.
40
También se hace hincapié en promover la oración a cualquier hora y
lugar, pensando en el sentido de lo que se dice y haciendo participar al
corazón y espíritu en las oraciones; se insiste en la renovación del Rosa-
rio, de forma que se lleve a cabo con el compás adecuado y la necesaria
confianza al recitarlo, huyendo de vacías repeticiones.
41
El P. Luis Andreu es el sacerdote que ve a la Virgen de Garabandal,
además de las niñas, (exceptuando al P. Pio de Pieltrecina). Visión que
tiene lugar en Los Pinos, donde se le escucha gritar por cuatro veces
«¡Milagro!». Una jornada calificada por él como el día más feliz de su
vida, en la que pudo contemplar también el Gran Milagro (anunciado);
y es esa misma noche, pocas horas después de esta experiencia, cuando
fallece mientras regresaba a Reinosa.
42
Se legitimaba la confidencia que las niñas habían anticipado a su her-
mano el P. Ramón Andreu, acerca del P. Luis y la Virgen: «Pronto estarás a
mi lado». Iba durmiendo en el coche del Sr. Fontaneda con este matrimo-
nio e hija, al lado de D. José Salceda que era quien conducía; entraban en
Reinosa alrededor de las 4 de la madrugada, y con el P. Luis sumido en un
plácido sueño del que ya no despertaría. Pero poco antes de morir había
manifestado: «Tenemos una Madre muy buena en el Cielo, no debemos
temer lo sobrenatural… las niñas nos han enseñado como comportarnos
con Ella: depositemos en la Virgen una confianza filial».
15/8/61. Festividad de la Asunción, marchas extáticas de algo más de
dos horas y varios fenómenos celestes.
16/8/61. Las videntes hablan con el citado P.Andreu fallecido dias atrás,
y lo hacen en varias lenguas (xenoglosia). Su hermano D. Ramón Andreu,
se siente abrumado de las cuitas que surgen del diálogo que las niñas
establecen con esa figura invisible, al entresacarles ciertos pormenores
íntimos que tan sólo él y su hermano conocían.
Comentario de la Virgen: «Mañana oireis una voz, no os asusteis, se-
guidla...».
17/8/61. Esa voz sigue siendo una incógnita sin resolver y todavía man-
tiene en ascuas a los investigadores...Y una prueba para las niñas, o tal vez
un gesto en favor de lo sobrenatural contra lo negativo: una experiencia
que dejaba claro que aún estando en éxtasis y en ausencia de la Virgen, las
niñas no eran más que sugestionables por Ella (y las querencias instructi-
vo-religiosas en las que habían crecido) Esa misteriosa voz que surge de la
oscuridad, en cuanto la Virgen desaparece dejándolas solas, parece romper
esa armonía; voz a la que interrogan, recriminándola: «Dinos quién eres,
o nos vamos a casa». Ataja la situación embarazosa la Virgen regresando
de súbito con la Luz, y la voz y el miedo se disuelven; y se despide de ellas
con sendos besos (las besa por primera vez una por una).
A partir de aquí, los éxtasis colectivos van a dejar paso también a los
individuales.
22/8/61. Llegada de D. Ramón G. De la Riva a Garabandal. En la Iglesia
es testigo de cómo cuatro personas de la denominada «Comisión» para
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fiscalizar los hechos, irrumpen en la escena sin tacto ni concierto alguno;
el Padre De la Riva deja constancia y detalle de ello en las Memorias de
mis subidas a Garabandal (Memorias de un cura de aldea). A la vista de
las declaraciones posteriores de algunas personas relacionadas, no pare-
cen dejar clara la razón de la instrucción de dicha Comisión, ni por qué
o por quién…
44
Pero el 7/9/61 la prensa hace pública una nota del Obispado de San-
tander, entre las que destacan las observaciones siguientes:
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1º Es nuestro deseo que los sacerdotes, tanto diocesanos como extra-
diocesanos y los religiosos de ámbos sexos, aún los exentos, se abstengan
por ahora de acudir a San Sebastián de Garabandal.
2º Aconsejamos al pueblo cristiano que hasta que la autoridad eclesiás-
tica no dé su dictamen definitivo sobre el caso, procuren no concurrir al
mencionado lugar...
(Pero cada vez llegaba más gente y los hechos habían sobrepasado
fronteras.)
46
materias». La prohibición definitiva nunca tuvo lugar, sin embargo la
falta de atención y un concienzudo y serio estudio de los hechos, han
perjudicado gravemente la causa de Garabandal hasta el día de hoy.
(D. F. Ventura y Pascual )
47
29.
18/10/1961. A las 20.30h y ante una gran multitud en Los Pinos, primer
Mensaje de María al mundo que debía ser leído primeramente en la Puerta
48
de la Iglesia, y a las 22:30 por D.Valentin en Los Pinos. Y éste, presionado
por miembros de la comisión lo lee para sí, ya que es vetada su lectura a
la entrada de la Iglesia; dos de los asistentes ayudan a las niñas a hacerla
pública en Los Pinos. Pero antes, D.Valentin a la vista de las presiones,
resume en un escrito lo sucedido desde hacía cuatro meses, en el que
describe fielmente hechos y Apariciones, pidiendo a las niñas que en caso
de conformidad se lo firmasen, y lo rubrican las cuatro.
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27/10/61. Segunda Nota del Administrador apostólico de Santander.
(Boletín del Obispado, noviembre 1961, pp. 214—15).
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3/3/1962. Conchita recibe una carta sin firma ni remite. Durante el
éxtasis, Conchita pregunta a la Virgen por el desconocido remitente de
la misiva, y la Virgen le responde que se trata del Padre Pío.
Queridas Niñas:
A las nueve de esta mañana la Santa Virgen María me ha hablado de
vosotras, queridas niñas, de vuestras visiones y me ha dicho:
«Benditas niñas de San Sebastián de Garabandal yo os prometo que
estaré con vosotras hasta el fin de vuestra vida y vosotras estaréis conmigo
hasta el fin del mundo y luego en el gozo del paraíso».
Con la presente os remito una copia del Santo Rosario de Fátima que la
Santísima Virgen me ha ordenado enviaros. Este Rosario ha sido dictado
por la Santísima Virgen y quiere que sea propagado para la salvación de
los pecadores y para la preservación de la humanidad de los peores castigos
con que el buen Dios está amenazando.
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Una sola es la recomendación: Rezad y haced rezar, porque el mundo está
en el camino de la perdición. No creen en vosotras ni en vuestros coloquios
con la blanca Señora pero creerán cuando sea demasiado tarde.
3 de Marzo de 1962
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25/3/62. Festividad de la Anunciación, éxtasis de Mariloli, Jacinta y
Conchita. Un gran Rosario y otras oraciones, que en vez de ser recitadas,
serán cantadas. La Virgen pide que todo el pueblo las acompañe y la
marcha se convierte en una experiencia memorable e imborrable para
cuantos la integraron y presenciaron.
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31/3/62. Mariloli llega en éxtasis a su casa en el momento en que nacía
una hermana suya: «He visto el pecado original en mi hermana».
22/4/62. D. Valentin pide al Señor una confirmación personal de las
Apariciones, a través de las niñas en éxtasis: un reto mental y personal del
que según él, obtiene cumplimentación punto por punto.
1/5/62. Se inician las Comuniones continuadas a cargo del Ángel. Así
se lo comunica a Mariloli: «Mientras D.Valentin esté ausente...».
18/6/62. Maricruz y Mariloli en el Cuadro: Aparición de San Miguel,
que gira su visita en el aniversario de su 1ª Aparición.
19 y 20/6/62. Las Noches de los gritos. Profética visión del Castigo y
otras tribulaciones. Primera noche con Mariloli, Maricruz y Jacinta en
Los Pinos, Conchita se queda en casa enferma, pero con éxtasis al igual
que las otras tres. Gritos conmovedores, y llantos que asustan a todos
los asistentes por espacio de casi una hora: «¡No nos enseñes ésto!», etc.
Y todavía durante la segunda noche, Jacinta, Mariloli y Conchita gritan
más angustiosamente que en la noche anterior: «¡Que los niños pequeños
mueran antes de que esto suceda!», etc.
Un Padre franciscano allí presente animaba a las gentes a rezar, pues
mientras oraban, la intensidad de gritos y lloros de las niñas se mitigaban,
pero se intensificaban de nuevo los llantos si los rezos cedían; todos los
asistentes fuertemente impresionados, permanecieron en oración hasta
las seis de la mañana. Llega a ser tal la impresión, que casi todo el pueblo
se confiesa y comulga al día siguiente.
Mariloli y Jacinta firman con fecha del 19/6/61, una nota en la que
transmiten lo que han visto, y que se resume en la inminencia del Castigo
a causa de que «El mundo no ha cambiado, y cada vez es peor...Preparaos
y confesad...el Castigo vendrá pronto…Ella ha pedido que los buenos
recen por los malos».
El jueves 21/6/62 y Fiesta del Corpus, Maricruz, Mariloli y Jacinta
entran en éxtasis en el Cuadro, en presencia de San Miguel. Hasta ese mo-
mento el Ángel había suplido a los sacerdotes en las funciones eucarísticas,
aunque a partir de aquí sus actuaciones tendrían nuevos cometidos; las
cita para el día siguiente a las 22.30h. Se estaba cumpliendo el aniversario
de Su primera aparición.
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36. Las Noches de los gritos.
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23/6/62. El Ángel le comunica a Conchita que la fecha de la Comunión
Visible le será fijada por la Virgen.
29/6/62. Posteriormente, el día 29 festividad de los Apóstoles Pedro
y Pablo, es cuando Conchita en el transcurso de una locución interior
logra entender que la fecha del Milagro quedaba fijada para el próximo
18 de Julio.
Estando en Los Pinos las cuatro videntes, hacen partícipe también a D.Jo-
sé Ramón García de la Riva el 2/7/62, de que la Sagrada Forma sería visible.
56
3/7/62. D. Plácido Ruiloba Arias se desplaza a Santander con una carta
en mano de Conchita, por medio de la cual se invita al Obispo de Santan-
der y a D.Fernando Odriozola (sede vacante Administración Apostólica)
a asistir al momento del Milagro. Pero no acuden a Garabandal, y delegan
en otra persona que no puede cerciorarse de nada, ya que con tal muche-
dumbre apiñada, nada consigue ver.
El 16/7/62. Se formula el deseo de que se construya una capilla en
honor a San Miguel en Los Pinos.
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39. Vista posterior Capilla de San Miguel. Foto del autor.
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41. Toma en el atrio de la Capilla de San Miguel. Foto del autor.
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42. Lugar de la Comunion visible. Foto del autor.
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44. De un fotograma de la grabación de D. Alejandro Damians.
61
y solemne según el Dr Jean Caux (médico francés) que preso de la emo-
ción y con honda impresión interna, no pudo registrar con su cámara el
evento, prácticamente inmovilizado.
62
Con respecto a las comuniones, dice D. Ramón: «Más de una vez he
rogado al Ángel para que la Comunión tuviera lugar donde pudiera obte-
ner un buen cliché. Tenía que salirme a la escalera que sube a la torre de
la Iglesia, en la penumbra y con un sol deslumbrante de frente, y operar
con un contraluz muy violento...».
«He visto numerosas comuniones de Loli, y una sola de Conchita; he
tomado muchas fotos, todas bajo el porche de la Iglesia, excepto la de
Conchita antes mencionada».
Cuando el Angel les impartía la Comunión, revelaba coger las For-
mas de las iglesias terrenales por estar éstas ya consagradas, lo que tuvo
a bien esclarecer Él mismo, ya que algunos sacerdotes habían planteado
esa probable contradicción: «El acto de la Consagración queda fuera de
las competencias angélicas…».
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Por lo tanto, la Comunión fue impartida siempre bajo el más estricto
respeto a los hábitos y exigencias de la Iglesia en esa época; encuadrada
dentro de la disciplina o costumbres imperantes por entonces, nunca tenía
lugar más allá de las horas matutinas. Los lugares habituales donde el Cielo
se la administraba a las niñas eran: la piedra de La Campuca, Los Pinos y
a la puerta de la Iglesia. El Ángel fomentaba en ellas la introspección, un
estado de meditación adecuado, y la reflexión sobre lo que iban a recibir,
y finalmente rezaban el Yo Confieso y el Alma de Cristo.
Mes 8/62 Primeras danzas extáticas.
4/9/62. Éxtasis de Conchita, se acerca al cementerio y recorre las ca-
lles del pueblo rezando. Ya en su casa se le escuchan referencias al Gran
Milagro.
9/9/62. En la cocina de la tia de Conchita y en presencia del matrimo-
nio Ortiz, Conchita comenta: «Sí, habrá un Milagro y todos los que aquí
estén lo verán, la Virgen me lo ha dicho y será muy grande; no sé cuando
sucederá. El Papa lo verá allí donde se encuentre, y también el Padre Pío».
También se han anunciado favores especiales como la recuperación de
la vista para Joey Lomangino, restablecimiento de enfermos y el descu-
brimiento del cuerpo incorrupto del P.Luis Andreu.
18/9/62. Éxtasis de Maricruz, que será el último; comienza su actitud
de negaciones y retractaciones.
26/9/62. Se oye a Conchita comentar en el Cuadro en medio de un
éxtasis al mediodía, varias frases alusivas al inmediato Concilio II.
7/10/62. Nota de Monseñor Eugenio Beitía, Obispo de Santander.
11/10/62. El Padre de la Riva estando pendiente de la apertura del Con-
cilio por la radio, en la cocina de Conchita —mientras ésta y otros testigos
dormían después de una velada con éxtasis— apuesta ante los presentes
por un infalible éxtasis de Conchita hacia las 08:00h. Tan pronto como
en Roma tiene lugar la Apertura del Concilio, Conchita entra en éxtasis
a la hora sugerida por D. Ramón.
1.963. Las Apariciones cesarían, y cederían protagonismo a las locu-
ciones o «visiones internas».
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47. Maricruz en éxtasis.
65
Ya sin las visitas de la Virgen, el tiempo se tornaba tedioso para las niñas,
aunque de esta forma la ansiedad producida por la ausencia de La Seño-
ra, quedaba mitigada por las locuciones; primero con la intervención de la
Virgen, y la del Señor después. Sin embargo, y una vez establecida la perio-
dicidad de estos coloquios internos, Conchita llegaría a expresar su prefe-
rencia por ellos en lugar de las Apariciones, ya que en el transcurso de los
comunicados interiores, decía advertir a la mismísima Virgen en su interior.
Pero el 8 de Diciembre la Virgen acudiría de nuevo para felicitar a
Conchita en su onomástica, haciéndola partícipe de nuevos comunicados
y revelaciones de índole personal y general, así como de nuevas precisiones
acerca del Milagro ya anticipado en Octubre de 1.961, más la profética
alusión a que sólo quedaban tres Papas a partir de entonces.
«No quedan más que tres Papas (ya que uno no cuenta...) Es la Vir-
gen quien me lo ha dicho.» (Conchita, a la muerte del Papa Juan XXIII,
3/6/63).
1964. Las locuciones proseguirían también durante este año, aunque
no con la frecuencia acostumbrada del anterior, sino que un poco más
distanciadas entre sí.
En 1965 tiene lugar una locución a Mariloli en la que se le comunica:
«Si a partir de ahora no me muestro a ti, es que tu hora de sufrir ha lle-
gado...».
1/1/1965. Aparición de la Virgen a Conchita en Los Pinos el 1 de Enero,
en la que le participa la inminencia de un nuevo mensaje, toda vez que se
había hecho caso omiso del primero (10/1.961), complementado con el
anuncio del «Aviso» que Dios había previsto para el mundo.
18/6/1.965. Como consecuencia de lo anterior, la visita prevista de San
Miguel para el 18 de Junio, iba concentrando la atención general a medida
que la fecha se aproximaba.
Poco a poco se concentraban en el pueblo más de dos mil personas,
extranjeros en su mayoría y procedentes de diversos países, siendo los
franceses, el grupo más numeroso. A Garabandal se desplazaron también
varios medios informativos y periodistas, entre los que destacaron los
equipos del NO-DO (una buena grabación de unos nueve minutos) y el
de la TV italiana, la RAI.
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48. Éxtasis de Conchita en Los Pinos.
67
Conchita entró en éxtasis sobre las 23:30h en la subida a Los Pinos, y
salió de él 16 minutos después. El Arcángel San Miguel se le apareció de
parte de la Virgen, transmitiéndole el segundo Mensaje que sería difun-
dido al día siguiente:
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Yo, vuestra Madre, por intercesión del Angel San Miguel os quiero decir
que os enmendeis. Ya estais en los últimos avisos, os quiero mucho y no
quiero vuestra condenación.
Pedidnos sinceramente y Nosotros os lo daremos.
Debeis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús.
Conchita González, 18—06—1965
69
Corolario
51. Vista de Garabandal más arriba de Los Pinos. Foto del autor.
3
Jacques Serre/Beatrice Caux: Garabandal—Apparitions Prophetiques de Marie.
François Xavier de Guibert, 3 rue Jean François Gerbillon — 75006 Paris, 1966.
71
Según los últimos estudios Garabandal es una voz prerromana que
procede de Gáraba, presente en portugués, leonés, vasco, occitano y sardo:
esp. garabato «gancho», port. miñhoto grabato «palito». Bierzo, garabullo
id., prov. alpino garbo «tronco de árbol hueco», sardo carva «rama»...
(DCECH s.v.gancho).
En Asturias cadabal «tronco seco del árgoma o tojo», carba «Rumex
Crispus L.», relacionado con los apelativos actuales gáraba «tizón del fue-
go, leño», engarabiu «entumecido». En vasco karbanza «tallo, tronco»;
salm. carba «matorral espeso de robles», relación con gall. carbayo y ast.
carbayu «roble desarrollado» (García Arias 1977: 129 Y 148).
En Cantabria García Lomas incluye las voces gáraba, garabita y sus
derivados colectivos garabital y garabandal, siempre con el significado de
«árgoma», «lugar poblado de árgomas». Como voz curiosa en Campoo
el adjetivo garabanderas califica a las vacas del otro lado (Norte) de la
cordillera que está poblado de árgomas (García Lomas, 1966: s.v.)
En Mazcuerras y Udías llamánse gárabas o garbas a los palos secos que
quedan de los escajales (argomales) tras su incendio. Se recogen y bajan
en coloños a las casas donde quedan estribados para la lumbre.
San Sebastián de Garabandal está situado en un rellano encajonado y
apartado valle del río Vendul, afluente del Nansa, a 500 metros de altitud
en las estribaciones de Peña Sagra. Es un paraje sumamente recóndito
y su origen es el de una ermita dedicada a San Sebastián, posiblemente
del siglo XI, localizada en los pastos de altura donde existió un terreno
poblado de gárabas. Garabandal identifica el hagiotopónimo y nombra
también el paraje contiguo, una pronunciada loma del pico Sertal (965 m).
En cuanto a la existencia de eremitas en el siglo III procedentes de los
Santos lugares hacia Santo Toribio—Garabandal—Covadonga, me parece
dudoso, pues hasta principios del s. IV se carece de todo indicio de cristia-
nismo en los territorios cántabros. El cristianismo comenzó a infiltrarse a
través de los visigodos, quizá con anterioridad a la conquista de Leovigildo
en el 574, pero principalmente después de ella
(González Echegaray, J.: Orígenes del cristianismo en Cantabria, pp
11—16), aunque su desarrollo fue tan escaso que hasta el siglo VII inclu-
sive, el territorio continuaba siendo pagano.
72
A partir de los siglos VI y VII pudieron existir grupos de personas que
adoptaron una vida monástica, cenobítica o eremítica, pero su estable-
cimiento está ligado a un proceso de colonización y reorganización del
espacio. Se sabe que San Millán predicó en el s. VI en Cantabria, y que
calificó a sus habitantes de paganos.
Por ello, me extraña esa vinculación que hace Ud. entre los Santos
Lugares, Covadonga, Santo Toribio y Garabandal.
73
antiguo nombre del monasterio fundado probablemente en el s. VIII por
Alfonso I; permanece con esa doble advocación hasta 1181, en esta fecha
a finales del s.XII, es cuando comienza a conocerse como Santo Toribio
de Liébana.
Existe una tradición bastante mixtificada de que su fundador fue Sto.
Toribio, obispo de Astorga, que vivió en el s. V y tuvo amistad con el
papa San León. Se sabe que estuvo en Tierra Santa, de donde regresó con
varias reliquias, hecho del que parte la tradición. Existe otra tradición
distinta recogida por Sandoval, sin que en ella se encuentren vestigios de
la anterior, que atribuye su fundación a Sto Toribio de Palencia, del siglo
VI. Pero son tradiciones dificiles de probar, pues la Liébana en esta época
es un territorio apartado y sin culto cristiano conocido antes del s. VI.
74
bre de Covadonga, revela la existencia de un conjunto rupestre, tiene un
doble significado, podría ser el resultado de la sacralización de un centro
de poder político, o mejor de la existencia de una estrecha asociación
entre poder político y religioso. La conversión de esta cueva en un lugar
de culto cristiano, data de los comienzos de la cristianización de la región,
en época de Alfonso I.
75
mana buscaron refugio en los valles más meridionales de nuestra región,
pero su datación es imprecisa, en la actualidad se piensa que habría que
datarlas entre los siglos IX-X y XI.
Dado lo extenso que podría ser el tema solamente le he planteado
unas cuestiones que podría mirar más extensamente, pues los orígenes
de muchos centros de culto están basados en tradiciones orales difíciles
de justificar, y que en muchas ocasiones han sido forzadas por los propios
estudiosos del tema para apoyar sus teorías…
76
Estrellas (símbolos del espíritu en la emblemática
universal)
En 1.961, Garabandal parecía estar al margen del mundo debido al
aislamiento absoluto en el que se encontraba. Sin cine, diarios, radio, tv,
etc, el enlace con el resto del mundo era una pista todavía sin asfaltar
hasta Cosío; casi seis kms de trayecto que Mariloli recorría a pie, ida y
vuelta, guiando la mula que proveía del avituallamiento perentorio a la
tienda de su padre.
55.
77
Una incomunicación que obligaba al párroco D. Valentín Marichalar,
a subir desde Cosío a caballo, y únicamente para la Misa dominical (ves-
pertina).
Pero a pesar de tal aislamiento, pocos lugares podrían presumir de un
fervor y ejercicio religiosos a toda prueba, como en Garabandal.
El reconocimiento a tan tenaces valores religiosos que estas humildes
gentes profesaban, les «caería del cielo», tanto por la magnitud de los
eventos designados, como por el desenlace de los mismos, en estrecho pa-
ralelismo con la evolución del Concilio Vaticano II (25/12/61 al 13/11/65).
Sobra decir que las niñas no habían oído hablar nunca de concilios,
Lourdes ni Fátima, y mucho menos de fenómenos imprevisibles como
visiones, milagros, éxtasis, arrobamientos, levitaciones, locuciones in-
ternas, ni del Padre Pío, etc. Unas interlocutoras que, bajo el ejemplo de
su inocencia y sencillez, mostrarían la obviedad de títulos y mundanos
reconocimientos, para mejor interactuar con el Cielo.
78
color marrón. En la Aparición del 13/10/1917 (Danza del sol en Fátima):
María también se muestra vestida a la usanza de Ntra Sra. del Carmen.
Alrededor de la cabeza de la Virgen se destacaba un nimbo o corona de
doce estrellas; la relación con los signos celestes habría de ser una cons-
tante en las Apariciones. Las estrellas anteceden a la visita de la Virgen,
llegándose a ver también en Los Pinos.
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Los Éxtasis (y otros fenómenos aretológicos)
57. La Calleja.
81
Aún estando cada una de ellas en sus respectivos hogares, la llamada
las alcanzaba también allí, y respondían acudiendo sincronizadamente
a ella; no siempre era lanzada a las cuatro niñas a la vez, como tampoco
era siempre a la misma hora, pudiendo afectar tanto a una, como a dos o
a tres, lo que sucedia habitualmente al atardecer.
Cuando llegaban en éxtasis procedentes de lugares diferentes, se cogían
del brazo y proseguían juntas; si una de ellas perdía un zapato, era otra
quién la calzaba, y si alguno de los presentes intentaba hacerlo, siempre
alguna se le anticipaba al instante. Era la Virgen al parecer quién rápida-
mente las alertaba: «Cálzala…».
El arrobamiento era completo, la cabeza echada hacia atrás (Conchita
establecía casi un ángulo recto entre su cabeza y el tronco); la mirada a
lo alto y de tal manera, que no cabía explicación a que llegaran siempre
con total integridad física, puesto que ni veían donde pisaban, ni tampoco
por donde iban.
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Hay que tener en cuenta que por entonces era Garabandal un pueblo de
escasa iluminación, de callejuelas y caminos tortuosos, llenos de piedras
irregulares y barro, que para su tránsito normal era menester andarlos con
la debida precaución y tino. Todavía hoy ofrecen La Calleja y la subida a
Los Pinos alguna muestra de aquella rudeza.
83
En sus fulgurantes carreras llegaban a detenerse de tal manera, que se
clavaban literalmente al suelo, al contrario de los que pretendían seguirlas,
que incapaces de vencer su inercia las sobrepasaban. La Virgen pareciera
decirles con ello a los que dudaran de tal peso o responsabilidad exigida a
quienes ni siquiera dormían: «¿Qué..? ¡Mirad que bien, están conmigo!».
Pero no pocas veces el oscurantismo que nos ha precedido, sin entender
la dimensión de algunas manifestaciones y fenómenos más allá de la per-
tinente precaución, nos ha entorpecido y desviado, pero no en la dirección
que la Virgen necesitaba. Con la reconfortante información que ahora
sin embargo algunos disfrutamos, nos parece que debieran contrastarse
con más verosimilitud y seriedad algunos hechos vistos superficialmente.
Las niñas eran sorprendidas por el éxtasis en sus casas, en el porche de
la Iglesia, en el Cuadro, en Los Pinos, etc...Y al aliento de la Virgen salían
por las callejas del pueblo, hacían el recorrido por la Iglesia, bajaban al
cementerio, subían a la loma de los pinos, llamaban a las puertas de sus
convecinos a toda hora, saludaban a los enfermos, y se arrodillaban de-
lante de los retratos de los difuntos rezando por ellos...los éxtasis podían
durar desde cinco minutos hasta una o varias horas.
La belleza y expresión sobrenaturales que sus rostros manifestaban en
éxtasis, era de una plástica y hermosura inexplicables, difíciles de captar:
«Las fotos no pueden compararse con la realidad» llegaron a decir los
testigos; los ojos dilatados y la tensión en sus cuellos, eran manifiestos. Se
ausentaban de la realidad presente, en la medida que nada oían ni veían
que fuese ajeno a la Visión y a su influencia.
Habitualmente las acompañaban sus padres y familiares a causa de las
exageraciones que sufrían en su momentánea ausencia de la realidad, tales
como quemaduras, pinchazos, forzado de miembros rígidos, pellizcos,
apretones etc., una variada muestra de exageradas —y frívolas— compro-
baciones.
Soportaban estoicamente las duras pruebas que derivaban de su estado
extático, algunas sobrecogedoras como los desplomes de rodillas al suelo,
con estremecedores impactos sobre sus huesos: «caían de rodillas y las
rótulas crujían como si se rompieran...», también sobre lajas cortantes de
las que tampoco acusaron efecto.
84
60. Conchita dialoga con la Visión.
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No menos temor producían sus caídas hacia atrás, con sus cabezas
golpeando el suelo. Sin daño alguno se erguían como si nada hubiese
sucedido, prescindiendo de las manos incluso para apoyarse. Ni lesiones,
señales o heridas, absolutamente nada. Es que en ocasiones el estruendo
era de tal resonancia, que llegó a generar pánico entre la gente circundante.
Se desplomaban súbitamente, a veces unas sobre otras pero guardando
una compostura y sentido estético pudorosamente ejemplares, lo que a
juicio de los espectadores no podría ser de otro modo bajo el influjo y
tutela de quien decían estar.
Nunca acusaron los efectos de tales desplomes, como tampoco mani-
festaron cansancio ni sueño evidentes, pese a los prolongados éxtasis que
como se ha dicho, remataban muchas veces con las primeras luces del dia.
Nada más comenzar las apariciones se constataba en ellas un consi-
derable aumento de peso, siendo del todo imposible suspenderlas en el
afán de acercarlas a la Aparición. Nadie conseguía moverlas del suelo,
salvo cuando entre ellas lo hacían ayudándose unas a otras, aupándose
hacia la Virgen.
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Y lo conseguían con increíble facilidad, a veces sólo con una mano; una
levantaba a la otra por encima de sus hombros para que pudiese besar a
la Virgen, cuando se encontraba más alta que de costumbre. En estado
normal sólo podían hacerlo a medias, sirviéndose de ámbos brazos y con
gran dificultad.
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También la Virgen se presentaba sin el Niño, y cuando no lo portaba,
en esas ocasiones llevaba un escapulario marrón en su brazo derecho, en el
que figuraban a cada uno de sus lados una Cruz y una montaña. Más que
curiosa relación para con la Virgen del Monte Carmelo, Nuestra Señora
del (Monte) Carmelo o Virgen del Carmen, y sus connotaciones con la
montaña bíblica y el destino de Israel.
Cuando las niñas hablan en Los Pinos con el P.Andreu, no lo hacen
sólo en español, sino también en otras lenguas (xenoglosia).
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La Visión y los espectadores
Tanto los objetos besados, ruegos o peticiones íntimas, como los retos
y propuestas lanzadas también mentalmente por los presentes o testigos
a la Visión, son los elementos vehiculares de los que la Aparición se vale,
para implicarles a todos a través de las respuestas y datos que por las niñas
les devolvía, de manera tan incuestionable para los receptores, que los
desarmaba y finalmente convencía.
En éxtasis, las niñas descubrían la identidad de los asistentes o la de los
sacerdotes aún de incógnito en el pueblo...«A mí mismo Loli me descubre
mi nombre y apellidos, precisando que mi parroquia de Barro estaba de-
dicada a la Virgen...» (P. de la Riva). Estando vigente la prohibición (veto
de la Comisión) y para eludirla, muchos sacerdotes se acercaban vestidos
de paisano, pero eran reconocidos por las pequeñas entre la multitud, a
instancias de la Visión.
También a otras personas les revelaron datos íntimos de su pasado, sin
omitir abigarrados secretos de conciencia.
«Al final de los éxtasis las videntes besaban a la Virgen en las dos me-
jillas y hacían el signo de la cruz; bajaban un poco la cabeza y volvían a
su estado normal sonriendo deliciosamente a los asistentes... Sin ninguna
manifestación o gesto extraño alguno por cambiar de estado súbitamente,
tranquilas y sonrientes respondían a las personas que las rodeaban... «El
fin de los éxtasis era muy bello, incluso habiéndolos visto no se los puede
describir exactamente.»
«Dormían muy poco, ciertos éxtasis duraban mucho o se repetían a
menudo. Tanto por ver a la Virgen como por sacrificio, se quedaban en la
cocina adormiladas y vestidas, porque si se iban a la cama, la Virgen les res-
petaría el sueño sin llamarlas. Así que ellas preferían verla, y no dormirse.»
En cierta ocasión la Virgen pide a una de las niñas rezar el Rosario
en la Iglesia después del éxtasis, pero al encontrarla cerrada empieza a
musitarlo en la puerta; cae de nuevo en éxtasis puesto que la Virgen desea
que lo rece en alto para que toda la gente presente participe en el rezo,
y es entonces cuando todos los asistentes lo continúan por las calles del
89
pueblo. Existen grabaciones de rezos en comitiva y cánticos de las niñas,
así como vídeos con escenas de los hechos en diversas páginas webs.
63. Conchita esperando llamada (1). 64. Conchita esperando llamada (2).
90
65. Conchita sale de su casa en éxtasis.
91
66. Mariloli con un manojo de cadenas y collares; una red
de objetos diversos que fácilmente separaban. 67.
68 y 69. Loli y Conchita con objetos para besar por la Virgen.
92
Lo explicaban así: «Aunque no vemos a sus propietarios, percibimos
por medio del tacto a la persona relacionada con cada objeto besado por
la Virgen, que nos dice a quién debemos devolverlos...»
Recuerda D. J. Ramón de la Riva: «Reconocían si un objeto había sido
besado ya por la Virgen, pero también lo sabían estando ellas en estado
normal. A mi entender, los objetos besados desprendían un perfume que
ellas solas percibían en cada momento. En 1.961 cuando todavía no se
hablaba de ello, sentí un fuerte olor desconocido cuando entraba en mi
habitación en Barro...En el mismo instante sin saber por qué, pensando
en Garabandal, dí una vuelta por la habitación husmeando aquí y allá,
intentando descubrir el origen de este perfume insólito, por lo menos en
mi casa...Me encontré con él por segunda vez en casa de Loli. Sin embargo
en el pueblo llegué a percibirlo durante un minuto, mientras que en mi
casa no había durado más que un instante».
Lo mismo —debo decir— se ha vivenciado durante la exploración de
este trabajo, en varias ocasiones o etapas.
Durante las marchas, carreras, éxtasis en la noche, etc. muchos de estos
objetos se extraviaban. Las niñas preguntaban a la Virgen por su paradero,
y Ella las guiaba hasta el lugar exacto donde encontrarlos.
Tampoco veían a la gente circundante, pero sabían de su presencia
porque la Visión se lo describía. Las que salían del éxtasis ya no percibían a
la Visión, y dejaban de ser vistas por sus compañeras aún extasiadas, pero
eran todavía accesibles a ellas, de tal forma que la que salía del éxtasis, se
convertía en una especie de intermediaria entre las dos realidades.
El público al principio se limitó a observar expectante, y su atención
se centraba únicamente en las niñas, pero poco a poco va tomando parte
activa en los acontecimientos, y se ve, directa o indirectamente, relacio-
nado con la Visión. Una corriente de gente empieza a seguir a las niñas
por las calles, rezando al unísono e implicándose con gran devoción, a
medida que pruebas y señales personales se van haciendo certeras, incluso
para reticentes y curiosos.
93
Otros seres
El P. Lucio Rodrigo en una carta al P. Ramón Andreu con fecha
14/11/65, le participa : «...Hace quince días el Sr. cura de Barro me trajo
a Aniceta y Conchita. A solas con Conchita, me confirmó que la Virgen
le dijo a la muerte de Juan XXIII, que sólo quedaban tres Papas... Me
dijo también Conchita: ‘Como se hablaba de los viajes a los espacios, le
pregunté a la Virgen si había por allí habitantes, y Ella me contestó: Sí’».
Más tarde, ya en el año 1.973 y a poco de morir, el P. Rodrigo decla-
ró haber recibido la confirmación por parte del Cielo, de la verdad de
Garabandal.
95
La Sábana Santa (4/11/62)
En el transcurso de una aparición, Ella se lo confirma en efecto a Con-
chita: «Se trata de la impronta divina de mi hijo».
Sin saber lo que significaba esta expresión de Sábana Santa, la vidente
relata este episodio destacable a unos marqueses (a la señora marquesa,
exactamente), grandes testigos de los eventos de Garabandal.4
4
Los Marqueses de Santa María.
96
Profecía de Garabandal
97
72. Hornacina anterior. Foto del autor.
98
Veredictos médicos
1. ¿Juego de niñas?
Al investigar, desde el punto de vista médico las causas de los fenóme-
nos que se produjeron en San Sebastián de Garabandal en los años 1961
a 1965, en primer lugar hemos de ver, como se dijo, si podía tratarse de
un juego de niñas, es decir, de una simple simulación consciente.
Los fenómenos en su parte más activa duraron más de un año y medio,
con gran cantidad de estados de trance auténticos en los que había una
pérdida completa de la sensibilidad y sensorialidad, con cambios notables
en el tono muscular, con extraordinaria resistencia a la fatiga y sobre todo,
con gran profusión de para—fenómenos que se ofrecían con evidencia al
observador. Entre otros hay un detalle, que se puede observar en nume-
rosas fotografías realizadas durante los trances y que permiten descartar
sin más la posibilidad de un juego, de una simulación. Es el cambio ins-
tantáneo de la expresión emocional de las cuatro niñas a la vez mientras
están absortas en su visión y con frecuencia sin ningún contacto físico que
les permitiera hacerse una señal cualquiera para actuar a continuación,
como unas verosimiles actrices.
Creo que no hace falta insistir en este extremo. Una observación atenta
de los trances de las niñas bastaba para descartar este supuesto juego.
5
Fenómenos parapsicológicos de Garabandal (Quince años después). Opúsculo publicado
por el Dr Ricardo Puncernau. Librería San Miguel. Lauria, 100 — Barcelona.
99
2. ¿Histeria?
La segunda y más importante causa de todos estos fenómenos, que se
ofrece al pensamiento científico, es la histeria. La histeria es una neurosis
que, según Ey, se caracteriza por: la hiperexpresividad somática de las
ideas, de las imágenes y de los afectos inconscientes y la alteración de la
estructura de la personalidad caracterizada por la psicoplasticidad y la
sugestibilidad. En relación con la histeria y ciñendonos a lo más impor-
tante con relación a Garabandal debemos considerar dos cosas principales:
A) Los estados de trance podían recordar aunque lejanamente, los
paroxismos, las crisis histéricas a lo Charot. En los inicios de los trances
con caída se podía pensar en el arco histérico típico. Durante los estados
de trance había pérdida de la sensibilidad táctil, térmica y dolorosa. Esto
se puede observar con mayor o menor intensidad en los estados histé-
ricos. Aun cuando normalmente el histérico acostumbra a reaccionar
frente a estímulos dolorosos fuertes o a la provocación de un reflejo ócu-
lo—cardíaco. En el paroxismo histérico, la crisis histérica se presenta en
general, con un aspecto emocional desagradable, con falta de armonía,
a veces con contorsiones matiz claramente sexual, con parálisis, espas-
mos o contracturas, con crisis de llanto o de risa típicamente histérica de
aspecto desagradable e incluso repugnante. En Garabandal no existían
estas características.
B) El carácter y personalidad de las niñas no eran histéricos, eran muy
difícilmente sugestionables y no hipnotizables. No había inconsistencia
en la identificación, ni en la unidad de la persona, ni de la trama de su
vida. Por otra parte hasta ahora, y ya son bastantes años transcurridos, no
han evolucionado hacia ningún tipo de neurosis ni de psicosis. No existía
ningún tipo de teatro ni exhibición. La vuelta a la normalidad después del
trance, era tranquila, sonriente y apacible; en el trance todo transcurría
con una especie de orden y calma serena.
3. ¿Catalepsia?
Otra de las suposiciones que se había hecho por algún médico de la
comisión era de que podía tratarse de catalepsia o de estados catalépticos.
100
En los estados catalépticos, el sujeto está inerte, con los ojos cerrados o
abiertos, sin la triada característica del sueño (miosis, estrabismo diver-
gente y contracción del orbicular). Este estado es semiconsciente. Puede
durar horas o días. Su forma de ser, evoca irresistiblemente a la hipnosis
de la que hablaremos seguidamente
Digamos que si ésta es la sintomatología del estado cataléptico, la ca-
talepsía es un síndrome mal definido.
Algunos autores lo asimilan a las catatonías con permanencia del en-
fermo en la posición pasivamente colocado y la correspondiente «Fle-
xibilitis—Cerea» de los músculos. Se ve sobre todo en enfermedades
psiquiátricas, como en la esquizofrenia catatónica.
Otro tipo de catalepsias está ligado a algunas disomnias y parálisis
disociadas del sueño, ya en estado hipnagógico, al dormirse o en estado
hipnopómpico, al despertar. En este caso sería la inversa al sonambulismo.
En aquél habría parálisis de tipo motor y conservador de la consciencia.
Finalmente hay otros síndromes que van desde el «mutismo aquinéti-
co» hasta el llamado síndrome del «loocked in» o síndrome «del hombre
encerrado dentro de sí mismo». Están producidos por diversas clases de
alteraciones, de tipo vascular, tumoral, infeccioso o traumático, a nivel
del sistema reticular, activador ascendente y sus proyecciones en el tronco
cerebral, o en el diencéfalo. En conjunto son cosas excepcionales.
No hay que confundir las catalepsias, con la narcolepsia y la cataplexia,
que son crisis de hipersommia, con fallo agudo del tono muscular (cata-
plexia) de poca duración y, a veces, ligadas a emociones.
Podríamos decir que dada la sintomatología de estos fenómenos, en
comparación con lo que ocurría en Garabandal son cosas completamen-
te distintas. Pensamos que los trances de Garabandal eran quietos pero
también en forma de marchas, y a veces muy rápidas, con toda clase de
movimientos inteligentes y con una finalidad precisa. Pienso que el mé-
dico que propugnó tal estado, fue al principio de los fenómenos, cuando
éstos solamente eran quietos. La verdad es que no hay base objetiva para
dar esta hipótesis. Igualmente hay que tratar de las crisis crepusculares y
estados de trance hipnóticos.
101
El estado crepuscular histérico consiste en una debilidad de la con-
ciencia, de comienzo y terminación bruscas, que puede ir de la simple
obnubilación, al estupor y que comporta, según P. Janet, una experiencia
semiconsciente de despersonalización y de extrañeza generalmente cen-
trada sobre una idea fija.
Estos estados, como dijimos, evocan la hipnosis. El estado extático
vendría a ser lo que podríamos llamar el reverso del estado hipnótico.
Ambos sitúan al sujeto fuera del nivel de la consciencia normal, pero el
aspecto es distinto.
Como si uno, el extático, fuera atraído hacia fuera, hacia arriba, hacia
lo supra o meta consciente y el otro hacia lo profundo del subconsciente.
En la hipnosis hay flacidez de las facciones, mirada inexpresiva, aspecto
en conjunto de máscara, torpón y soñoliento. Compárese con los estados
de trance de las niñas de Garabandal, de los que hay múltiples fotografías
y películas, con su vivacidad de expresión emocional, ya sean estados
de trances tristes, patéticos, sonrientes y embelesados. Por otra parte,
es imposible en un grupo de cuatro niñas hacer entrar y salir del trance
instantáneamente y verlo reproducirse exactamente, al mismo tiempo y
durante el mismo tiempo, y con las variaciones simultáneas.
Aún considerando la posibilidad de orden o señal posthipnótica, está
no puede abarcar las variaciones imprevistas que a tenor de las circuns-
tancias iban surgiendo y a las que las niñas daban cumplida actitud y
respuesta adecuada.
4. ¿Transportes de la percepción?
En cuanto a los trastornos de la percepción podemos descartar por el
contexto en que se dan y su forma de producirse las hipótesis de eidetismo,
ilusión, alucinosis, etc... Vamos a detenernos en cambio, por su importan-
cia, en las alucinaciones. Las alucinaciones (percepción sin objeto), puede
ser simple, ya sea visual, auditiva, olfativa o táctil, y se da en este caso en
alteraciones de determinadas áreas cerebrales. la alucinación compleja es
rara si no va acompañada de trastornos neurológicos o psíquicos impor-
tantes, como veremos al tratar de los delirios.
102
En Garabandal, además de que el examen neurológico de las niñas era
normal, nos encontraríamos que solamente habría un trastorno de la per-
cepción grave y en cambio tanto el resto neurológico como psíquico eran
de tipo normal. Las alucinaciones complejas en las psicosis acostumbran
a ir acompañadas de deterioración psíquica global.
En el estado hipnótico se pueden conseguir alucinaciones más o menos
complejas. Pero conseguir provocar una misma alucinación en cuatro
niñas distintas a la vez con el mismo contenido que se traduce fielmente
por la exacta expresión emocional de la cara simultáneamente, es algo
muy dificil. Se han hecho pruebas de hipnotizar a cuatro niñas a la vez y
sugerirlas una visión placentera o desagradable. Cada una reaccionaba
de un modo parecido, pero no se podía conseguir los cambios iguales de
las niñas de Garabandal.
Estas alucinaciones complejas se pueden dar en los estados delirantes,
tanto en las psicosis delirantes agudas, que no sería precisamente el caso
de Garabandal, como en las psicosis delirantes crónicas, en las que hay
alienación del yo y son continuos y tenazmente persistentes.
En las niñas de Garabandal, dadas sus circunstancias, había una perso-
nalidad normal y bien constituida que las distinguirían de la paranoia, de
la esquizofrenia paranoide, de las psicosis, de las alucinaciones crónicas y
de la parafrenia. En estos casos el fondo del carácter y de la personalidad
van ligados en el paranoico a desconfianza, a orgullo, a agresividad, y a
psicorigidez. En el esquizofrénico existe autismo y disgregación. En las
psicosis alucinatorias crónicas, hay automatismo ideoverbal, sensorial
múltiple y psicomotor, y también en las parafrenias fantásticas.
Si en Garabandal se trataba de alucinaciones, serían alucinaciones sim-
ples sin contacto de enfermedad mental, sin trastorno del pensamiento.
Si se trataba de automatismo sensorial alucinatorio, todo transcurría con
serenidad, orden y calma, sin percepciones anormales ni desagradables,
ni ningún automatismo psicomotor patológico.
Como bien hemos dicho, en toda enfermedad mental hay un fondo pato-
lógico persistente. En Garabandal sólo se hubieran dado los síntomas inter-
mitentemente durante los trances. En las niñas no se apreciaba ningún rasgo
de tipo neurótico. El humor era estable, tolerante, y sin contradicciones.
103
Aparte de lo dicho, era tan evidente la no existencia de otras enferme-
dades neuropsíquicas, que sólo nos limitaremos a mencionarlas. Este es
el caso, por ejemplo, de las demencias, de las oligofrenias, de las psicosis
maniaco—depresivas, de las psicosis confusionales, de la epilepsia, de las
neurosis obsesivas, fóbicas o de angustias, etc...
104
esta explicación dada. Además el hecho, que según este supuesto de que
cuando parecía que la inducción positiva sobre las restantes niñas había
terminado, habían vuelto a repetirse los fenómenos.
6. ¿Heterohipnosis?
Otra hipótesis de la que se había hablado es la de la heterohipnosis.
La inducción hipnótica practicada por otra persona, exige la presencia
del hipnotizador, o cualquier medio de voz o imagen que transmita la
sugestión del hipnotizador. En Garabandal ciertamente no existía este
supuesto hipnotizador. Además, como dijimos, no hubiera podido abar-
car las variaciones imprevistas a tenor de las circunstancias. Mucho más
imposible cuando los trances de las niñas ocurrían simultaneamente por
separado y en lugares distintos.
Resumiendo este apartado queremos insistir en lo siguiente:
A) Distintos procesos pueden dar lugar a parecidos síntomas, puesto
que el organismo que los expresa es el mismo.
B) En Garabandal la sintomatología es diversa y no queda englobada,
ni estructurada en el armazón de ninguna enfermedad.
C) En Garabandal aún suponiendo que se tratara de alucinaciones
psicosensoriales, no se encontraba un contexto claramente patológico.
Por lo tanto, estas alucinaciones no encajaban en el cuadro de ninguna
enfermedad de tipo neuropsíquico.
7. ¿Hechos parapsicológicos?
Hechos y fenómenos parasicológicos. Esta es la explicación, aunque no
totalmente, que satisface más al problema de Garabandal. Los fenómenos
parasicológicos o fenómenos Psi se dividen en tres grupos:
A) Fenómenos Psi Gamma o fenómenos entre dos psiquismos.
B) Fenómenos Psi Kappa en relación con la materia.
C) Psi Tau en relación con el tiempo pasado o futuro.
Respecto a los primeros, en Garabandal hay una gran variedad de fenó-
menos de telepatía, de telegnosis, de clarividencia, conocidos y comproba-
dos por muchos y buenos testigos, e incluso por nosotros mismos. Estos
105
fenómenos Psi Gamma a veces son a gran distancia y a veces tienen lugar
al cabo de horas o días de haber presenciado algún trance en Garabandal.
En cuanto a la clarividencia, la identificación de personas u objetos son
frecuentes. Muchas de ellas se encuentran relacionadas en los libros que
se han escrito sobre Garabandal, y en mi pequeño opúsculo Fenómenos
parapsicológicos de Garabandal.
Entre los segundos o fenómenos Psi Kappa en relación con la materia,
podemos citar los cambios de peso en las cuatro niñas en estado de éxtasis,
el caso conocido del agua bendita, la estabilidad de la temperatura cor-
poral, a pesar de los cambios de temperatura del ambiente y del ejercicio
que suponían las marchas extáticas que para el profano en estas materias
podía entender por extático permanecer quieto sin movimiento, pero es
todo lo contrario, es andar con la máxima rapidez, y la mayor parte de
las veces con largar carreras con pendientes muy acusadas y con muchas
piedras y maleza por donde iban.
La Comunión visible de Conchita, vista por muchas personas e impre-
sionado todo el proceso de la misma en película, mientras se encontraba
en éxtasis y brotándole una Forma en su lengua, como la niña había
anunciado con anterioridad como un milagro de la Virgen (aparte de los
fenómenos neóticos y en lo más íntimo de algunas personas como caso
de Damians y caso Dr. Caux). En una producción ectoplásmica por una
médium experimentada, se va formando lentamente, pero según los tes-
tigos presenciales, la Forma brotó instantáneamente, no se fue formando,
como acostumbra a ser en estos casos de producción ectoplásmica.
Respecto a los terceros o fenómenos Psi Tau en relación con el tiempo
futuro habría que valorar las predicciones cumplidas. Los fenómenos pa-
rapsicológicos en Garabandal son tan importantes en calidad y en cantidad,
que se pueden considerar como hitos en la historia de la parapsicología.
Como resumen de todo lo expuesto diría que aunque habrá personas
que quisieran presentarlo como una u otra enfermedad, la verdad es que
no se encuentra explicación natural científicamente para el conjunto de
hechos ocurridos en Garabandal».
Dr. Ricardo Puncernau.
106
—Según el seguimiento de los Dres. Gasca Ruíz y Ortiz González, tras
22 dias de observaciones continuadas, el Dr. Ortiz, de manera decidida,
se pronunciaba así:
«Guardar silencio sería cobardía científica. No hallamos ninguna
explicación convincente que pueda explicar tales fenómenos».
107
Curaciones
https://www.virgendegarabandal.net/
https://forosdelavirgen.org/6466/dos-testimonios-de-curaciones-en-
garabandal-2/
https://www.garabandal.it/es/que-es/gracias-recibidas/1091-una-
curacion-sorprendente-material-y-cientificamente-imposible
https://www.religionenlibertad.com/espana/64155/garabandal-curo-
totalmente-una-enfermedad-degenerativa-cuenta.html
Etc.
109
Las enseñanzas de Garabandal
111
74. Paso XV en Los Pinos (2). Foto del autor.
112
En contra por sistema, o el sistema a la contra
Si algo está claro todavía hoy, después de algo más de cuatro décadas,
es que el influjo sociológico y espiritual de lo acontecido en Garabandal
sigue sobrepasándolo todo.
Una fenomenología que se extiende desde 1.961 hasta febrero de 1.966
con locuciones, manifestaciones y éxtasis casi diarios que en lo cualitativo,
comprenden gran parte de las expresiones más determinantes dentro del
contexto mariano y sobrenatural, pero en cantidad, son sólo comparables
—gracias a la dilatación en el tiempo— a los sucesos de Medjugorje, de tal
manera que han excedido a todo lo expresado en cualquier otro enclave
mariano relevante que se precie.
Las connotaciones del Aviso, Milagro y Castigo, tal vez hayan posterga-
do la instauración oficial del enclave mariano por excelencia, manteniendo
posiblemente expectante y a la espera no sólo al Vaticano, en razón de los
vaticinios inconclusos de tales acontecimientos profetizados. Un retraso e in-
determinación que no invalida lo anunciado, ni a Garabandal, ni a su verdad.
113
Lo experimentado por las maravillosas niñas Mariloli, Conchita, Ja-
cinta y Maricruz, supera con creces cualquier proyecto literario grandi-
locuente, y el desarrollo de aquellos acontecimientos y sus implicaciones
sociales, religiosas, etc basado simplemente en lo que sucedió, empeque-
ñecería al más pretencioso de los guiones cinematográficos. Sin embargo
hasta el 2.018, ninguna recreación o exposición al gran público se había
promovido desde entonces, hasta que a comienzos del 2018 se estrena
afortunadamente: Garabandal, sólo Dios lo sabe. Aunque todavía se le
debe a Garabandal el reconocimiento mayoritario que, una sorda socie-
dad, pretende seguir negando no sólo a lo sobrenatural, sino también a
lo religioso, adimensional, etc.
Así las cosas, tampoco resulta extraño que la mítica foto de Mariloli
bajo éxtasis a la Virgen con la cámara de D. Ramón G. de la Riva en la casa
de Conchita, un 13 de Septiembre de 1.961 a las cuatro de la madrugada,
haya permanecido ignorada —o tal vez menospreciada igualmente— como
también la potencial riqueza de su aparente contenido, sin estudio, análisis
o disección pertinente alguno, incluso en plena expansión informática, etc.
Los preconceptos hacia lo allí acontecido, no difieren de las razones
negativas y argüidas en otros casos para explicar causas y origen de los
fenómenos. Pero aunque los detonantes de otros enclaves hayan ratificado
su veracidad con su institucionalización oficial, podría afirmarse —ante-
poniendo el lógico respeto por la naturaleza y condiciones de cada uno de
ellos— que para nada existe parangón con las dimensiones y envergadura
motrices de Garabandal.
«Una revelación se ve sometida a una interpretación, por lo que las
apariciones quedan comprendidas dentro de la complejidad dialéctica
del encuentro con el mundo entero. El Vaticano al parecer no niega el
dato fundamental de la fe, y ésta no se vería alterada sin la identificación
de signos, milagros o apariciones.
La observancia de la fe supera y no ofende a la experiencia...».6
6
Las Apariciones de la Virgen. Tino La Spada. Edit. Barath y V.P.,1984.
114
«Si este es un proyecto o iniciativa tomada por los hombres, será
destruída; pero si es de Dios, no podreis negarla..» (Gabriel al
Sanedrín. Hechos, 5,38/37).
Mientras se deja que el tiempo tamice los hechos para los sucesos
inexplicables, se multiplican categóricamente opciones para la explicación
racional y lo negativo, a menudo como armas arrojadizas por su radicali-
dad. Alternativas ofrecidas con base no menos cuestionable y etérea, que
las propias revelaciones evidenciadas.
Una situación muy difícil de sobrellevar sin soporte ni explicación
alguna para testigos presenciales, familiares directos o personas relacio-
nadas en mayor o menor medida con los supuestos videntes, a los que
no resultó fácil aceptar resultonas evasivas, para la explicación de una
abrumadora y desconcertante fenomenología que acabó trastocando sus
vidas, sin más ayuda que la burla o el escarnio. Tampoco resulta difícil
entender su cansancio como la consecuencia lógica de haber escuchado
y rechazado alternativas y planteamientos disparatados de todo tipo du-
rante años: los que no ven, se pasan el tiempo diciéndoles a los videntes
lo que estuvieron viendo o…¡lo que tendrían que haber visto! (tal que los
ya nacidos defendieran el no nacer…).
En Garabandal la fenomenología que allí concurre, se erige en la de-
mostración mariana más determinante y participativa de todas las habidas
hasta el momento, y por el contrario, en el más dilatado de los procesos.
Un retraso con consecuencias, trastornos y contrariedades de todo
tipo que, se quiera o no, alteraron profundamente vidas y planteamientos
de manera incontrolable para todo un pueblo, para la región y para los
testigos procedentes de todo el mundo, orbe religioso incluído. Complica-
ciones difíciles de digerir, por la envergadura y eco de tales implicaciones.
Dudas, silencio y descrédito posteriores, después de las incontables
noches en vela, de saberse en el ojo del huracán para lo bueno y lo malo, y
con una hercúlea tarea más que afrontar, entre las que diariamente como
a cualquiera, abrumaban a las videntes. Menudo empeño el de la Virgen
allí. Más claro…
115
No ha resultado fácil tampoco en tanto tiempo, el aceptar una nueva
interpretación más para los sucesos entre las habidas, irrespetuosas no
pocas veces para con las videntes y Garabandal; alternativas contrapuestas
por los iluminados de turno, esgrimidas para negar causas y origen de lo
sucedido, para dejarlo todo inconcluso de nuevo por medio del resultón
y categórico mutismo, pero después de haber herido a personas sin más,
ni haber aportado ninguna otra solución.
Como con otras áreas sucede, un peso y mareo tremendo soporta
Garabandal todavía hoy, pues aún se continúa hurgando sin el criterio
necesario, que unido a cierta elegancia, abriría más puertas y talantes de
las cerradas. En estos términos heredábamos la desilusión en un bar del
pueblo, bajo el amparo de un café humeante en una mañana nevada de
Noviembre de 2004…
Cuando nos hemos permitido comentar lo admirable de ver a los padres
de las niñas detrás de ellas, siguiéndolas, presos de la emoción y ternura que
transmitían, rápidamente se me aclara: «Bueno, también desde ese punto
de vista, lógicamente...Pero es que no podían ignorarse los abusos... mire
ud… desde los inicios de los hechos, todos cuantos llegaban al vuelo para
analizar, descubrir y dar veredictos en dos dias, causaban a las niñas todo
tipo de atropellos, quemaduras, pinchazos... ¡Qué se yo! Ahí ya comenzaron
las cosas a irse un poco..., y a anteponer todo tipo de argumentos, de lo más
disparatado y ofensivo para explicar o justificar racionalmente los hechos...».
Todas estas opiniones y pareceres entresacadas de testigos diversos,
pueden dar la impresión al lector, de ser consecuencia de un diálogo fluido
y animado, a la vista de la aparente correspondencia que los comentarios
aquí descritos tal vez ofrecen al ser leídos...Pero realmente responden a
todo lo contrario, puesto que se trata de la recomposición de una charla
con grandes espacios muertos: una respuesta obtenida tras varios minutos
de paciente insistencia...Son las reservas que sufren a menudo quienes
con una cámara acostumbran a hacer preguntas y fotos en algún que otro
enclave mariano o de apariciones, previamente denostado.
De igual manera que con simpleza execrable nos hacemos graciosillos
a cuesta de otros, la incomprensión de la que todos hacemos gala a través
116
del racionalismo extremo— cualquier extremo se enlaza con otro— se ha
cebado también con Garabandal, que ha sido igualmente diana de todos
cuantos predicando la desidia investigadora, se han atrevido con razona-
mientos indemostrables, pero concluyentes y categóricos…
Prejuicios en unos casos y contradicciones forzadas en otros, o sólo sin-
razones llenas de hastío para perder nuevamente el tiempo e incrementar
diferencias de criterio entre ambas partes: defensores de los fenómenos,
versus escépticos redomados.
Una zanja abierta que contribuye a lapidar hechos, fenómenos e imá-
genes (en todas las áreas de la investigación, misterio, etc.), igual que en
otros campos de lo desconocido sucede.
Las imágenes que aquí se muestran, estando aún precedidas de grandes
dosis de sugerente contenido, tampoco han sido la excepción. De esta ma-
nera, el desinterés alcanza en mayor medida todavía a otros testimonios
gráficos, sobre los que nadie se ha permitido siquiera curiosear.
Pero lo peor no es ver el alba —o vivenciar otras cosas terribles y que
otros no ven... sino el tener que volver a sufrir por haberlo visto, también
después.
¿Quién podría cuestionarles a quiénes lo niegan todo sin más, un es-
tudio del que no tendrán que responder, y que nunca van a sacar?
117
La Fotografia de la Virgen
119
o de lo que no vemos mediante incontables carretes disparados a la luz de
un flexo, con carretes de alta sensibilidad, filtro rojo, film infrarrojo etc.,
pero aunque lo ignoraba, sí había captado algo…sólo que la Informática
no estaba y no podía «reconocerles».
Así que después de todo, años más tarde, proseguía igual que tantos
otros con la misma curiosidad, con más apasionamiento que dedicación
efectiva, y con la larga incertidumbre a que indeterminados resultados
imponen…Por lo que este ferviente interés por el pueblo de Peña Sagra
no hizo más que revitalizar de nuevo todos estos devaneos, por entonces
analógicos, de resultados ambiguos, limitados y siempre imprecisos…
Pronto me encontraría literalmente empapado, de casi todo cuanto
sobre Garabandal se había escrito en EE. UU. y Francia especialmente;
de allí surgirían los proveedores de lo descatalogado o agotado en España
y Portugal, y donde conseguiría acceder a algunos de los títulos señeros,
imposibles de localizar por entonces en cualquier otro lugar o librería
inmediatos. Pero quiero destacar la providencial imagen que con toda
ventura habría de conseguir a través del Canadá, muy difícil sí, pero pre-
destinada sin duda alguna, o asi lo era para mi, y proveniente del entorno
que —sin saberlo uno entonces— pilotaban los enormes Sres Rozeluk.
120
Garabandal
121
verme con medio cuerpo fuera del tejado del ático del hostal fotografiando
en Pose B (eran casi las 06 h) a un pajarillo plantado ¡a treinta cm de la
cámara!, impasible… consideraba que tal pajarillo era lo más destacable
que había captado... Uno esperaba ese revulsivo determinante de par-
te de lo no físico, en cada carrete por revelar…¡ilusiones modestas! Sin
embargo aunque no lo sepamos, se acepte o no, ahora puedo decir que
siempre captamos algo…y me refiero no precisamente a la erraticidad;
y sucede porque (o cuando) así se ha permitido; el Cielo abre la verja, y
por razones espirituales. Pero sí que desde el comienzo de este trabajo y
porque entiendo que así se me permitió, en adelante fui encontrándome
de todo y con todo.
Pero todavía recuerdo vivamente aquel tierno embajador mirándome
fijamente, sustentado en sus dos palillos arqueados. Los pajarillos, esos
trovadores y mascotas del Señor.
Al cabo de un mes de nuestro regreso, y persiguiendo información
que contrastar con lo vivenciado en esa primera visita —como si todo se
encadenase— es cuando inesperadamente me entero de la existencia de
una Fotografía tomada a la Virgen, cuyo contenido a pesar de los años
transcurridos, continuaba siendo un enigma. Y es que al poco tiempo
localizaba un venturoso relato de un peregrino y cronista de Garabandal:
D. Felix Pascual, en la que relataba un viaje muy especial a un bucólico
lugar y devoto enclave al pie de Peña Sagra, y que en uno de sus pasajes
me encendía una llama y me empujaba sin vuelta atrás a continuar ese
viaje emprendido por él y el Padre de la Riva, hacia esta otra crónica. Un
hermoso, inaudito, enriquecedor y revelador viaje, cuyo diario tiene usted
ahora lector, en sus manos.
En el relato del referido Don Félix Pascual, hube de detenerme sobre
un párrafo que atrajo especialmente mi atención:
122
ciertos sensitivos que las observaban, claramente les mostraba el
rostro y la figura de la Virgen...»
123
Buscando a la Virgen
125
Ante la inexistencia en principio, de algún positivo directo, negativo
o diapositiva de primera generación, el hecho de levantar esta imagen
canadiense, oscura, profundamente negra tal como se localizó, compor-
taba un ejercicio imposible y una atrevida locura más que cualquier otra
alternativa o posibilidad entendibles. Locura contra lo racional y esta-
blecido, contra cualquier método o lógica recomendable…En fin, algo
descabellado ante un todo infranqueable contra la fe…pero contra la fe
que todo lo puede.
A la vista de la foto, de su negrura e inexistente contenido, sólo habla-
ban en su favor los testimonios de la época y la intuición inamovible que
me animaba a su exploración, ante una falta absoluta de detalle, lo que
predisponía más que nada al desencanto: en el caso de que la fotografía
ocultase algo, su esperada traducción, su justificación, quedarían al mar-
gen de mi alcance, dada su complejidad.
Indecisiones que se sumaban al jeroglífico a desencriptar propio de las
tomas de esta índole: fosca copia digital, movida y ruidosa, pero que era
la única asequible por entonces.
De entrada, albergaba pocas esperanzas de poder siluetear en parte
siquiera, cualquier probable detalle de este supuesto retrato tomado a os-
curas ¿A oscuras? Una circunstancia que traía a la memoria la Fotografía
de luz negra y también los filtros opacos tipo A87 etc., que con la pose
B y la película IR constituían hasta no hace mucho todo el gran mundo
para este tipo de captaciones e indagaciones…y poco más. Hoy con la
TCI aunque comenzaba con aparatejos destinados en principio para otras
aplicaciones y readaptados para esta búsqueda— podemos decir que ya
es otra cosa bien diferente con nuevas vías abiertas, y además con la rica
sensibilidad que lo digital aporta para este campo —si el Cielo así lo dis-
pone, por supuesto, así es al menos para mi y para este tipo de capturas.
Se trataba pues, de una toma cargada de connotaciones importantes,
en la que yo había creído firmemente y no al verla, sino al conocer los
pormenores de la relación de la Visión con las niñas, algo que a uno le dejó
intrigado, conmovido…Tal vez porque Garabandal atrapa además con tal
intensidad —y no es afirmación gratuita— que ya no era posible darle la
126
espalda a aquello sin intentar o probar algo, empeñado y convencido de
que tenía que ser sólo cierto. Imposible olvidar aquella primera ansiedad
por rascar la foto o escarbar en ella, aspirarla…así comencé, con una
urgencia difícil de controlar.
Y en honor a la sencilla verdad cabe decir que pese a su complejidad
inicial, y a la locura sin sentido de pelearse con algo para lo que tal vez
no era el tiempo de hacerlo, todo iba a resultar también irrazonablemen-
te distinto nada más aclararla; de imposible a medianamente accesible
¿Cómo pudo haber permanecido tanto tiempo ignorada? Y éso que por
entonces uno ni de lejos se imaginaba todo lo que a otro nivel o estrato
todavía permanecía oculto.
Al observar la fotografía por vez primera, a pesar de su deficiente es-
tado y peor definición, y tal vez debido al indestructible convencimiento
para mí de que Ella estaba allí, se hizo adivinable una latente figura feme-
nina central, con el consiguiente y agradable— sobresalto; no resultaría
nada fácil sin embargo el trabajarla ni buscar cómo hacerlo; tampoco
el profundizar en el resto del contenido posteriormente: múltiple infor-
mación servida en imágenes superpuestas, cuyos rasgos se complemen-
tan para generar nuevas perspectivas o expresiones, con rasgos o signos
polivalentes, ambivalentes etc. Pero por lo menos, ya tenía algo de qué
tirar: un perfil, un supuesto rostro, un hipotético reto que iba a enfocar
en principio como una foto movida, y sí que en mi pequeñez, tristemente
pensé que ante cosa tal, no sólo la Nasa debiera ya haberse involucrado.
Así es que antes de emprender una cruzada incierta en pos de uno de
los dos positivos directos—de primera generación— que creía tener loca-
lizados, y de un cliché tal vez ya irrecuperable al que nadie habría dado
validez al verlo, teniendo la foto tan indescifrable apariencia ¿Cual no
tendría el cliché? Consideré oportuno indagar primero en lo que parecía
evidenciarse a primera vista: la que parecía ser la figura central, y valorar
realmente sus potenciales posibilidades.
La verdad es que estaba tan ilusionado, que me fue imposible no au-
toconvencerme de lo que allí se guardaba ¿Cómo iba a detenerme si si se
trataba de la posibilidad de que estuviese ahí la Virgen?
127
A medida que la limpiaba, experimentaba, trabajaba, iba de sorpresa
en sorpresa solemnes, tanto por lo evidente de cuanto parecía revelarse,
como por la importante concesión hecha a lo fotográfico como testimo-
nio, pero sobre todo al hecho de enfrentarse y dialogar con la imagen por
medio de la intuición, más que de un método concreto y de recursos al
uso para atacarla. Iba viendo como de manera impredecible poco a poco
me iba ofreciendo detalles o guiños contra el desánimo.
En favor de la Fotografia, divagaba sobre el mito de esa imagen ansia-
da que pudiera convertir una simple cámara en una ventana abierta al
misterio entre cielo y tierra (que ya lo eran, pues registraban, registran
y registrarán algo más que lo físico) pero sobre todo en este caso, un
elemento de valor testimonial y pericial hacia la raíz de las cosas, para
quienes sopesan los valores primero y último de la existencia y sus signi-
ficaciones espirituales, cuando lo demás es ya paja a vuelta de calendario.
Una oportuna ocasión para rendir tributo por lo que tanto uno debe al
Cielo y a los demás.
El todavía disperso legado documental, testimonios y entorno de Ga-
rabandal nos han venido hablando en estos años transcurridos, de las
contadas personas que alcanzaron a ver no sólo la fotografía realizada
por Mariloli, sino la supuesta figura de la Virgen en ella.
Charlando con Joaquín (H. La Vega ), él lo explicaba así:
—Parece que algunos han visto algo, y las niñas también, claro. Pero la
mayoría no conseguía ver nada...
Por lo que la primera cuestión consistía en hacer identificable el entra-
mado de su contenido, aparentemente plural y aparentemente imposible.
Cumplía centrarse en lo que unos pocos y por la razón que fuera acerta-
ran a ver: la central figura generalista, e intentar aclararla, de forma que
cualquiera pudiese reconocerla a primera vista.
De esta manera empezó a trabajarse la imagen, bajo la premisa de
levantar y limpiar las figuraciones intuidas, siempre sujeta al precepto de
la no inclusión de ningún añadido.
Dedicando atención exclusiva a la figura central se obtuvieron las pri-
meras variaciones, y tras consecutivos análisis y barridos primeramen-
128
te con algún software rebuscado, los resultados no resultaron ser muy
convincentes, por lo que se acabó echando mano de los más sencillos, lo
más parecido a las «reservas» y recursos propios de un laboratorio foto-
gráfico convencional o analógico: seleccionando las zonas fuertemente
contrastadas, una por una, aclarando u oscureciéndolas parcialmente sin
evidenciar el perímetro de las selecciones, cuidando el equilibrado tonal,
hasta conseguir amortiguar su violento contraste y zonas quemadas.
Y ya los indicios han ido dejándose ver en mayor o menor medida,
al conseguir destaparlos mientras van tomando «cuerpo» más rasgos y
detalles despues de las reservas y equilibrado —o selecciones en este caso—
al equilibrarse tonos y fuertes contrastes para las zonas sin detalle. Se ha
procurado no engordar la imagen (peso) para manejarla y hurgar en ella
con mejor soltura, con la sensación además de que a menor peso, parece
más dúctil y manejable la imagen para este fin (aunque en detrimento de
su integridad, a riesgo de pixelado).
A todo esto la imagen aparenta estar constituida por varias capas de
información, tal que un emparedado de varios estratos.
Los primeros indicios, lo que parecía una primera figura, apuntaban a
la figuración de la época, a tenor de lo consultado con las personas direc-
tamente implicadas en los hechos allí en Garabandal, cuando les acerqué
en un portafolio las primeras y recientes pruebas aclaradas.
Ya un poco antes había hecho llegar una copia a D. Rafael Jardon, alma
máter de http://personales.mundivia.es/rjm/mita46.htm tras la limpieza y
aclarado del motivo o figura principal y después de los primeros avan-
ces efectuados para recuperar la imagen, a fin de que fuese contrastada
públicamente y forzar así las probables objeciones, de haberlas. Lejos de
ser cuestionada, pasó a engrosar el amplio compendio documental y tes-
timonial que conforma la citada web, siendo incluida en el apartado de
la que es eje principal, concretamente en el capítulo 46.
Pero además se la vió incorporada a las otras webs hermanas, don-
de sólo había lucido aquella ilegible copia azabache que hasta entonces
mantenían hospedada. Y fue gratificante, desde luego, verla expuesta sin
más objeción en ellas.
129
78. La foto enviada a D. Rafael Jardón enmarcada
en color azul para poder reconocerla.
130
Más allá del temor a imposibles resultados, la primera impresión a la
vista de esta mágica imagen, fue la que se presupone a cualquier apasio-
nado buscador enfrentado a cualquier reto: que contiene lo deseado y
que se cuenta con la disposición y recursos adecuados para resolverlo...
cuando nada se tiene.
Pero de igual manera estimulaba su misticismo, la pose clásica de una
Virgen —con la semejanza de las estampas de siempre— tal parecía ser
la figura y empaque que tras limpiarla un poco y aclararla, se apreciaba
principalmente, como el perfil de toda la vida…aunque creo que, pese
a que desciende de arriba inclinándose (así la he visto sentada sobre las
niñas, cuando aclaraba la foto 103), en la imagen tal vez se ofrezca pri-
meramente esa clásica recreación…
Y nada más continuar con ella, al poco pesaban ya lo suyo esos otros
detalles como se ha dicho, bocas, ojos o rostros que comenzaron a desta-
carse. Siendo así que al constatar varias figuraciones superpuestas, surgen
las primeras dudas y dificultades para elegir por cual boca u ojo decantarse
o decidirse a esclarecer, para proseguir sin perderlos, y cuáles otros des-
estimar, ya que hay que optar por una u otra vía de las que se presentan
superpuestas. O escoger entre el efecto óptico engañoso, o el reflejo que
algo tapa pese al blanco quemado y a la oscuridad de la toma…o puede
que meros reflejos ilusorios, y simplista pareidolia ¿Y cómo no percatarse
de que uno ve si quiere hasta un elefante si lo busca? ¿Y si sólo todo fuese
mera ilusión o falsas figuraciones? Para quien no ha pasado por ésto, lo
que acude a la mente es algo…vaya… todo lo inclasificable y menos lógi-
co posible, pero no es tanto el caos o no debe serlo, si es la Virgen la que
apuntala la imagen pues de lo contrario nada veríamos ahora. Y puesto
que se adivinan o presuponen señales y signos, para rendirse antes habria
que agotar el concluyente y vacío fondo blanco, llegar al fondo, al último
estrato de la imagen. Como adelanto confieso que un vez concluido o
extraido el retrato final, no me detuve tampoco limpiando sobre el tenue
fondo último…aunque eso es otra historia. Sólo decir que advertí que la
impronta espiritual aún sobre el blanco o lecho digital de la imagen, como
en un lienzo virtual prevalece, y hasta las texturas por contraste parecen
traducir las formas latentes en él.
131
De manera que no podía ser algo vacio o etéreo, porque había varios
ojos, varias bocas, no se trataba de una probable ilusión ni de sólo un
rostro, o de algo artificial en un único lugar de la imagen. La información
estaba extendida, parecía multiplicada, pero si se llegaba a algo concreto,
parte del contexto se desdibujaba o se perdía también. De manera que o
parar o atreverse y proseguir con ella, adentrarse más en la imagen, traba-
jarla y obtener resultados mejores, pistas posibles y sino, volver a empezar.
Cualquier exploración con su trabajo cuando menos, por humilde que
sea, se justifica por encima de cuantos reveses, desilusiones y resultados
inesperados reviertan de él, si es en el ejercicio de una búsqueda honrada.
No son pocos los que sin mojarse pontifican sobre lo que es real o sobre
lo que no existe.
En ausencia de explicaciones, de método o técnicas al uso, no queda
más remedio que improvisar, inspeccionando la imagen con todo, es decir,
con los más sencillos y humildes rudimentos de exploración, a la vista y
sorpresa de que sí funcionan. La sencillez de y para la Virgen.
Despues de haber enviado ese primer aclarado a la web anterior, giraba
otra copia a N. York a www.garabandalny.com (sede Centros trabajadores
del Carmelo en Nueva York) con la intención de que fuera oportunamente
contrastada; se envió también a la intercesión del Dr. Domínguez, cicerone
y padrino de Conchita en N. York, con el mismo fin. Pese a no obtener
respuesta, mi alegría no se desvaneció al verla más tarde luciendo en las
webs de los destinatarios mencionados.
Pese a que no pocos contemporáneos a su gestación la habían identifi-
cado y reconocido de manera incuestionable como «la foto de Mariloli a
la Virgen», resultaba inevitable saber todo lo posible sobre ella, certificar
definitivamente que sin duda se trataba de la Foto de la Virgen verdadera,
la captada por Mariloli, a la vista de los resultados ya obtenidos. Quizá
también pudiera recabar algún dato sobre su contenido, significado etc
que me valieran para continuar.
Tras los primeros pasos positivos de limpieza, pensé que lo más apre-
miante debiera ser intentar validar cuando menos lo conseguido, por lo
que se hacía imprescindible hablar con ella, con Mariloli de Garabandal.
132
Loli la realizó, la tuvo en sus manos, la contrastó en su momento con la
Virgen y otros contemporáneos a su consecución, y también con su fami-
lia, ya que a instancias de amistades y allegados, le preguntó a la Señora
en su momento, sobre donde y cómo estaba en la foto.
Pero Loli estaba en Boston, la aquejaba una grave y desconocida en-
fermedad que con preocupación avanzaba, según pude saber. Triste e
inesperada noticia, puesto que incluso se había pedido en varios medios
que se rezase por ella; y obviamente también, una repentina jarra de agua
fría para mi y mi querida Foto de la Virgen…¿Qué otra cosa podía hacer?
Sí, volver de todas maneras a Garabandal (por entonces mi tercera visita)
y tratar de saber algo más, o cuando menos, intentarlo.
133
La autora de la Foto
135
—Por lo que no me gustaría importunar más de la cuenta a estas alturas,
sólo desearía saber algo de Loli...me gustaría en alguna ocasión que pueda
preverlo, visitarla y hablar con ella sólo un rato. Necesito hablar con ella,
créame…Intento, bueno…trabajo la Foto que ella tomó a la Virgen, y me
vendría bien consultarle algunas particularidades, además lógicamente
del honor de verla y hablar con ella…
—Loli está aquí, recuperándose por unos dias. Supongo que le atenderá,
pues ella siempre recibe a todo el mundo.
Si ésta era otra casualidad o no, lo ignoro. Pero entrevistarme con Loli,
era una posibilidad con la que muy remotamente contaba, sobre todo
tomando en cuenta las recientes noticias que sobre ella y su postración al
otro lado del Atlantico, se habían difundido.
A los dos dias allí me encontraba ya, con la cámara dispuesta sobre la
cama de mi habitación en el pueblo y el arma sobre la mesilla (un rosario),
mientras observaba tras el cristal de la ventana el exterior, los Pinos…
sin poder distinguir mi auto mimetizado entre el blanco de la nieve de la
ventisca de esa madrugada.
Tenía la impresión de que el tiempo se había detenido y la sensación
de una distancia espacial inexistente entre Garabandal, Plaistow y yo.
Aunque aquel manto blanco redoblaba la pureza de Garabandal y de la
poesía, que pase lo que pase, aquellas niñas han escrito con el cielo. Di-
vagaciones o no, lo cierto es que las sutilidades se hacen más evidentes
cuando la esperanza se mantiene con certezas. Y algo debería de haber,
puesto que yo ya tenía algunas.
Ya temprano, tomé alguna fotografía en la habitación, me aliñé y de-
sayuné.
Me propuse entonces enterarme de algo sobre Loli, hacerle llegar las
pruebas fotográficas que me había traído con la ilusión de cotejarlas con
ella, y confirmar de este modo, si tales resultados concordarían realmente
con la imagen o figura de la Virgen que ella y las niñas habían visto y tal
vez albergaba en su memoria. No puedo decir que se le pone una alfombra
al que quiere saber más, ni que por hacerlo se goce aquí de facilidades.
Pero pude conseguir una cita con Loli para las 12.00 del mediodía; ella
estaba allí y eso era lo realmente genial e importante para mi.
136
Cuando uno se encuentra con Loli de Garabandal, percibe su serenidad
y mucho agrado, que con su sonrisa, son una constante en su trato. Uno
advierte sin más que se trata de otra embajadora especial.
137
aquella esporádica visita suya a Garabandal, a finales de Marzo de 2004.
Su sencillez, fue lo que más me llamó la atención, sin duda.
Loli no afirma ni niega nada sobre lo que no esté rotundamente segura:
—¿Ha visto Usted las muestras fotográficas que le dejado?
—Sí, claro. Las he estado viendo con calma una por una, desde luego.
Y alargando la mano, para entresacar una foto concreta del álbum
de pruebas que le había hecho llegar con antelación, y con el que ya me
esperaba, añadió:
—Esta es la foto que yo reconozco, es la que nosotros hemos tenido
siempre en casa...es ésta, sí…como la original...
138
83. El positivo original del P. de La Riva.
139
Era consciente del poco tiempo de que ella dispondría para las cosas a
cumplimentar después de una larga ausencia de Garabandal; separación
más forzada si cabe por una penosa y difícil enfermedad de la que todavía
se recuperaba, aunque nadie lo diría por su agrado y sonrisa siempre cons-
tantes. Así que le reiteré la necesidad imperiosa de validar la Fotografía y
posibles resultados a través de su primerísima mano, dándole a entender
que con aquella venturosa confirmación por su parte, erradicaba de golpe
cualquiera de las dudas habidas o por haber. No eran pocos los que ha-
bían visto la Fotografía por entonces, salvo que Mariloli además de haber
hablado con la Visión en incontables ocasiones, la había fotografiado.
Bien, a ver por donde sigo yo ahora…sin que más tarde no me arre-
pienta de no haberlo preguntado, pensé.
—Debe Ud. conocerse ya todas las preguntas posibles...después de todos
estos años...
—Bueno, es comprensible, pues dígame en que más le puedo ayudar...
Y continué exponiéndole mis dudas sobre todo lo que rodeaba a la
Virgen en la toma, si sillas, si muebles, si el ángel en la parte izquierda
de la foto…
Su confirmación sobre la autenticidad de la Fotografía, me sacaba un
tremendo peso de encima. Un contenido intuido en la foto por otra parte
y del que nunca había dudado ni lo más mínimo, y mucho menos después
de empezar a trabajarla, a pesar de hacerlo con la indeterminación de una
deficiente imagen digital como fuente. Lo había sabido porque en cuanto
comencé con ella, una serie de acontecimientos y fenómenos me hicieron
saber que no hay alto sin bajo, ni bueno sin malo, y esto tenía que ser algo…
muy especial, porque cosas muy especiales comenzaron a sucederme. El
Cielo había permitido que supiera muchas cosas, la Virgen su intercesora,
también. Pero a partir de entonces sabía que ya nada me detendría.
Era evidente la laboriosidad y susceptibilidades que derivaban del es-
tudio de una imagen de poco peso digital, etc, por lo que sin un cliché
que le diese cuerpo, o sin foto de primera generación que la avalase, nada
podría aseverar categóricamente, aunque sí darla a conocer y reclamar
públicamente le cesión de tan importante cliché para su estudio. Así que
le comenté:
140
—Hay varias opciones para proseguir abriendo la imagen, pero los de-
talles que se me presentan puede que no sean tales y si desconfiguro la
imagen, todavía empeoraré un completo jeroglífico, perderé el norte. Y
le señalo una supuesta figura detrás del hombro primero de la Virgen, y
que podría tratarse de una aniñada figura de San Miguel. Reconozco que
esa aniñada figura todavía hoy me lo sigue pareciendo.
También le apunté alguna que otra duda en la imagen, para poder ubi-
car la zona de la toma, una supuesta silla o una supuesta ala de un probable
ángel, y hasta la posibilidad de que la escena fuera la que la Virgen veía
en el momento del clic de Mariloli…En cuanto a la figura central ya no
albergaba cuestionamientos o duda alguna, era Ella, pero para proseguir
necesitaba alguna pista más pues todavía andaba perdido.
—Me encuentro delante de una cerradura que guarda un tesoro a mi
parecer, pero con la sensación de que se ha quedado un trozo de llave
dentro. Si álguien no me ayuda, tal vez no sepa cómo seguir adelante...
Y con ese ruego en el aire, continuamos intercambiando pareceres so-
bre las particularidades de la imagen, hasta que tras mi insistencia accedió
a ayudarme si estaba en su mano, pero no a mí sólo, sino a la Señora:
—No debería preocuparse…Si está previsto que vaya a continuar con
esto, Ud lo hará…
Así es que con toda naturalidad me puso finalmente tras la pista de otra
de las copias, la tercera de las que en ese momento me constaba existían,
y de la que me proponía obtener el conveniente duplicado. Pero no sin
antes hacerme saber una vez más que lo que haya de pasar pasará según
determine la Virgen,y lo que no, no sucederá.
Algo así me dió a entender su hermana, para no extralimitarse, y por
lo regular siempre muy comedida.
La Virgen está presente en cada uno de los rincones de la vida de Loli,
algo que a nadie se le escapa ante su presencia. Es algo que también se
palpa en las gentes y esquinas de Garabandal.
Era evidente el cuidado y comedimiento puestos en medir cada uno
de los pasos que puedan malinterpretarse, para no forzar la magnitud de
unos hechos que ya de por sí, resultaban insuperables y sin parangón hasta
141
el momento. Así que le dije que no se preocupase, porque entendía que
si me había tomado interés en llegar hasta la figura latente en la imagen y
positivarla, tal vez respondiese a alguna razón. Y es que por otra parte ya
merecía la pena el intentar limpiarla un poco para retribuírsela a D.Jose
Ramón G. De la Riva y a ella misma después de los años transcurridos,
como artífices que eran de dicha imagen. Por lo que prometí hacerle lle-
gar cumplidamente copia de lo que resultase de los sucesivos pasos en su
análisis, y destinatarios de los resultados, cualesquiera que fuesen.
—¡Ah,que bien!
Y le rogué disculpase lo apremiante de tener que preguntar sobre mu-
chos detalles que para mi en ese momento resultaban ser fundamentales,
y así se lo hice notar finalmente:
—Estoy intentando desarrollar la foto a partir de una copia digital muy
difícil, y no me da muchas pistas ni margen para acortar trabajo. Llevo
seis meses trabajando en esta fotografía…
Pero se me había pasado el tiempo apresuradamente, porque en reali-
dad hasta entonces habían transcurrido aunque a intervalos, unos nueve
meses ya de constante trabajo de aclarado gráfico; compaginado eso sí
con otras ocupaciones ineludibles.
—¿Recuerda si allí (en la cocina de Conchita) había azulejos, alguna
superficie brillante?
—No, no lo creo… ¿Arriba? No, no, yo no los recuerdo alli...
—Y la bombilla ¿sabe donde estaba, tal vez delante de la cámara?
—Yo tampoco recuerdo allí ninguna bombilla...
—¿Y algún marco de puerta o de ventana? —Me refería a lo que se
aprecia como un marco a la izquierda de la foto, y que uno relacionaría
después como marco en el rellano (marco posible puerta—en negro— vi-
sible en foto 107).
—Tampoco, que yo recuerde...Ni azulejos…Pero es que cuando la foto
o estando en éxtasis, sólo percibes lo que está dentro de la Visión...
Consciente de su convalecencia, las dudas gracias al portafolio que
llevaba las cotejamos con brevedad, pese a tener un aluvión de cuestiones
que plantear en una ocasión tan especial, contando que ella residía per-
142
manentemente en EE. UU. Consideré necesario no abusar de su cortesía y
procuré ser lo más breve posible. Sus palabras y su presencia, constituían
de por sí un gran regalo.
143
—¿Sabe? Me ha llamado la atención la figura de su padre en las fotos de
la época, siguiéndola con una disposición y paciencia dignas de mención.
Inspiraban protección por su frescura, tan chicas....
—Bueno,(se sonríe)es normal ¿No? No sé, tal vez pareciera más peque-
ña, aunque de todas formas ya todas teníamos once años. No lo parecía,
pero teníamos todas prácticamente la misma edad, pero en éxtasis..
Ellas en éxtasis eran ajenas a las barbaridades que muchos —dudando
del trance de las niñas y para comprobarlo— les infligían; a causa de esto
sus familiares decidieron no dejarlas ir solas.
Espero que sepa, donde ella esté, cuanto le he agradecido aquellos
momentos. Sólo pude despedirme con un «¡Ha sido emocionante hablar
con Ud!» Porque la verdad, sólo yo sabía de lo importantes que eran esos
momentos para mí. Y sin más palabra, sólo con una sonrisa humilde, se
despidió. He dejado Garabandal varias veces, pero de este día especial
recuerdo vivamente al marcharme, como un tumultuoso remolino de
pájaros revoloteaba de manera persistente pegado a mi auto mientras el
pueblo quedaba atrás.
144
El episodio de la Fotografía de la Virgen
145
Poco a poco, se convertiría en uno de los testigos fundamentales de
las Apariciones que tienen lugar en Garabandal, y su vocación fotográfica
haría de él un cronista gráfico preferencial, un reportero circunstancial de
lujo de todo cuanto allí tiene lugar, gracias a su inseparable cámara que
él llama «Prontor II», capturando decenas de instantáneas significativas
de aquella eclosión.
Dinámico, coloquial y, aunque tal vez honrado consigo mismo por
encima de todo y de todos, el cura párroco de Nuestra Sra. de los Dolo-
res, en la parroquia de Barro —arciprestazgo de Llanes—Asturias, realiza
una magnífica cobertura gráfica y también literaria, con las que consigue
captar decenas de fotografías e inmortalizar valiosísima información. En
una conversacion telefónica, monseñor Beitia Aldazabal, Obispo de San-
tander, dijo al P. José Ramón:
—Puede subir a Garabandal cuantas veces quiera.
De manera que con sus imágenes y sus pioneras «Memorias de mis su-
bidas a Garabandal», podemos entender hoy mejor la evolución de cuanto
desde San Sebastián alcanzó amplia repercusión y eco en todo el mundo,
erigiéndose para Garabandal en una de las referencias de primera mano.
Decir en honor a nuestro personaje, que si Garabandal es María, D.
José Ramón es de sus paladines de cabecera, y como tal no podría vivir sin
Ella. De esta manera, él sigue girando sus visitas periódicas al pueblo, en la
confianza de que La Señora lo sepa siempre cerca. Estoy seguro que de ser
necesarios piolets, D. José Ramón los añadiría sin duda a su ajuar religioso.
Ya no va con las niñas...«Porque ellas se han ido...» Pero quién esto
suscribe da fe de que esas niñas, son las «niñas», pues los episodios únicos
que ellas nos han legado, sólo a ellas conciernen.
En una repentina visita a Garabandal, me había propuesto localizar
datos sobre el paradero de D. Ramón.
Ya había comenzado con la exploración de la imagen, y la próxima
información requería de sus testimonios y aclaraciones; localizarle era el
primero de los interrogantes pendientes de ser esclarecidos.
No sabía nada de él, si «estaba» o no, o cual era su paradero. Más tarde
supe de sus andanzas en Gijón;
146
Al parecer pastoreaba las actividades de la Asociación Ntra Sra. De
la Gracia, de la que alcancé a saber que entre sus actividades asistían a
moribundos y desamparados en hospitales, etc.
«Por tanto, no tienes excusa tu, quienquiera que seas, cuando juzgas
a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que
practicas las mismas cosas…» (Romanos 2: 1).
147
El encuentro con Don José Ramón García de la Riva
148
minutos ya desgranaba datos y datos apelotonados para mí (de algunos
ya tenía constancia, merced a sus Memorias).
149
folio, hasta llegar a la serie de imágenes cuyo acabado concuerda con las
positivadas por él, y antes de acabar de acomodárselas a la vista me dice:
—Yo tenía un buen archivo de todo ésto ¿Sabe usted? Tal vez podría...Yo
creo recordar algun nombre que...Se podría indagar, habría que localizar
el cliché. Han muerto, pero se debería buscar... Y muchas buenas fotos
hice yo también con aquella cámara que era muy buena, la verdad.
Se refería a su «Prontor II», como me detallaría más tarde. Él familiar-
mente la denomina así, pero realmente responde a las características de
una Balda Baldalette (aprox. de 1.950). De fuelle, dotada efectivamente
de un obturador Prontor II (1sg á 1/300); una lente Schneider Krauznach
Radionar 50m/m y abertura 2,9 con las iniciales ACG de la montura, que
apuntan a su parentesco alemán.
—D. J. Ramón…Me interesaría disponer de datos…para el cliché me
refiero, debería intentarse.
—Debe empezar a buscar por Barcelona...por este médico…¡Vaya..!
Éste…
D. Jose Ramón seguía esforzándose en recordar la identidad del de-
positario de sus archivos y de su legado, y que al final acabaría facilitán-
dome, pero no sin antes haber barajado dos o tres nombres relacionados,
mientras espoleaba su memoria:
—¡Eso es… Nadal! D. Honorio Sanjuán Nadal (Psiquiatra y paladin
difusor de Garabandal en Cataluña).
El interés de registrarlo todo por mi parte entonces, hizo presuponer a
D. Ramón que yo mantenía posibles sospechas o dudas sobre la veracidad
de la Foto de la Virgen. Creo que ahora le consta que yo hubiera hecho lo
posible por convencerle a él de los incuestionables valores de la Fotogra-
fía, y de la admiración acumulada que conmigo llevaba hacia su persona.
Y a las dos semanas de dicho encuentro, D. Ramón G. de la Riva
tiene conmigo una deferencia especial; un domingo llegando a casa de
mi madrina, donde centralizaba el correo dada mi movilidad por en-
tonces, la veo salir a mi encuentro sin apenas darme tiempo a bajar del
coche, comunicándome: «Tienes carta del Padre de la Riva...de Gijón>.
Ella, que tanto adora a la Virgen, me había oído repetir varias veces:
150
«Ojalá que todavía tenga oportunidad de hablar con el P. De la Riva...
que pueda dar con él».
Ya ha pasado más de un mes de la entrevista que mantuvimos en Ga-
rabandal, acerca del estudio que Ud. realizó sobre la llamada Foto de la
Virgen.
De la conversación que mantuvimos, me quedó después el pensamiento
de que Ud. creía que se trataba de una fotografía trucada o montada. No
fue así.
En casa de Conchita, hacia las tres o las cuatro de la madrugada—ya del
13 de Septiembre de 1961—, Loli acompañada de Jacinta, a su vez en éxtasis,
con mi «Prontor II» realizó a la Santísima Virgen una fotografía, previas
cinco cosas que tenía que hacer, y ella por supuesto, no tenía ni noción del
manejo de dicha máquina.
Al momento dijo: ¡Ay, que máquina más rara! No Te veo...Y comenzó a
ser guiada por la persona que sólo ellas veían...
Tenía que hacer lo primero: destapar la máquina, liberar el fuelle, pasar el
rollo para no montar un fotograma sobre otro, bajar el disparador y disparar.
Era la noche del 12 de Septiembre de 1,961, día del Dulce Nombre de
María, pero ya en la madrugada del día 13. Ese dia, creo que después de lo
de la foto, Loli después de bastante tiempo me descubrió el nombre y apelli-
dos y a quién estaba dedicada mi Iglesia Parroquial: a la Santísima Virgen...
Fdo y rubricado: José Ramón García de la Riva
151
y les revela mis datos personales, nombre completo…y hasta la advocación
de la iglesia a la que muy poco tiempo antes había sido destinado…
Algo que siempre me ha intrigado desde aquel momento…y unos co-
nocimientos sobre mi identidad que entonces yo consideré sorprendentes,
máxime para una niña de su edad.
Allí se encontraba gente que había venido de Llanes, de las tres parro-
quias por donde yo ejercía, un autobús completo, que se apiñaban ante la
casa de Conchita mientras tenia lugar la Aparición en la parte de arriba».
Detalles reveladores que al igual que con D.Ramón, la Visión ha tenido
con numerosos visitantes, a los que reavivaba incluso datos de su pasado
personal, secretos de conciencia, detalles íntimos, preocupaciones y pro-
blemas acuciantes…Imposible negar, para quien haya visitado Garabandal
entonces, por más que hubiera interpuesto un muro férreo con el que pa-
rapetar su intimidad y secretos, que después no creyera o no reconociera
haberse quedado allí desarmado ante las «pruebas» irrefutables aportadas
por Ella a través de las niñas.
152
El escenario de la Fotografia
153
—¿ Sabe usted…? Nosotros escuchábamos a Loli mientras ella pre-
paraba la cámara, siguiendo instrucciones de quien la hablaba desde la
habitación de arriba...
—Pero padre ¿Entonces la foto no se tomó en la cocina de Conchita..?
Allí había azulejos sobre los que pudiera reflejarse el rostro o labios de
la foto, hasta se parece a Ud…sí, a Usted, o de quién se trate, tal como
pueden verse en el centro inferior de la imagen: algunos han pensado que
se tomaría sobre la ventana de la cocina, a causa de ese marco luminoso
que parece encuadrar la imagen por dentro...¿No se realizó en la cocina?
—¡No, que va, si fue arriba! Fue desde el rellano y apuntando al frente.
Se hizo arriba, en la habitación de arriba (él también la llama desván).
154
Mientras D.Ramón portafolio en mano, observa las distintas variantes
de la imagen, los sucesivos pasos trabajados, es evidente que la satisfacción
y agradecimiento son recíprocos. Advertía con sumo agrado en él, una
motivación especial mientras respondía a mis dudas hechas preguntas.
De la alternancia de unas y otras surgían datos inéditos incluso después
de tantos años, pero siempre valiosos para el trabajo de interpretación
fotográfica y la adecuación documental de esta Fotografía a su contexto
más verídico.
—Padre, la ubicación de la bombilla me intriga mucho. Ahora se apre-
cia en esa habitación un portalámparas de pared, de esos de superficie...
—¡Qué va, pero si allí no había luz! La foto se hizo a oscuras y la única
luz existente se hallaba abajo, en la cocina de Conchita.
Así me lo corroboraba D.Manuel Jesús vecino de Conchita, en otra
posterior visita: «La luz nada...muy floja, muy poca cosa; sobre unos 40w,
osram (del tipo E—27) para más detalle. Era lo más … que teníamos por
entonces.»
155
93 Otra muestra de la bombilla en la cocina de Conchita.
156
«Nos acomodaron para poder dormir, en una de las últimas casas del
pueblo casi a las afueras. Era una sucursal del hotel Puncernau como
después explicaré…No tengo por qué describir las callejas del pueblo,
iluminadas si las había, por unas débiles bombillas y hechas un
verdadero barrizal. Llenas de piedras y de cascotes.»
(http://www.euskalnet.net/rubio336/Pag.68.htm )
157
96. Público esperando delante de la casa de Conchita.
158
97. Rellano donde Loli tomó la foto a la Virgen. Foto del autor.
98 (A y B). Techo sobre el cuadro de la Virgen en el rellano. Explorac.
2: Labios y ojos arriba no fácilmente perceptibles (ángeles). Rostros
superpuestos y con poco detalle obtenidos mediante solarización y
coloreado posterior (contraste) con Fluoron. Foto del autor.
159
99. Un imponente Cuadro de la Virgen al fondo de las escaleras. Curiosamente
la habitación de Conchita ubicada sobre la cocina, es contigua a la zona de la
Aparición donde Loli tomó la foto. Foto del autor.
160
100. El interior de la estancia—rellano. A la izquierda de la foto hay una
puerta que comunica el rellano y zona de la habitación de Conchita, con
esa otra estancia que corresponde a la prolongación del inmueble, a la
«otra casa». Foto del autor.
161
101. Conchita en una ventana de la otra casa anexa.
162
103. (ídem anterior). Loli y Jacinta observan atentamente sobre sus cabezas.
En los éxtasis las comitivas no sólo se limitaban a lo terreno.
163
alguna de las otras cuatro, exenta de tal influencia. Todos sabían que a
menudo estando las niñas en éxtasis, sólo podíamos comunicarnos con
ellas por medio de otra niña que no lo estuviera. Y no siempre lo hacían
de viva voz: la que no estaba embelesada planteaba a las demás las cues-
tiones mentalmente… (Lucidez)
164
105. Público apiñado en la casa de Conchita.
165
Con lo que sin más Conchita le pasa la cámara a Loli sin que ésta supie-
ra lo que le entregaba. Por lo tanto la niña, al recibir la cámara de manos
de Conchita, dijo inmediatamente (aplicándola a sus ojos):
—¡Ay, una cámara!
Empezó a mirar hacia arriba...y parecía como si la Visión le dijese algo...
—Te voy a sacar una foto...
Entonces comenzó a ser guiada por la persona que ellas veían.
—¡Ay, que máquina más rara..! (Saca la funda)
—No te veo...
—Ah! ¿Debo apretar el botón? (Libera el fuelle)
Buscó el botón, lo apretó y sacó el fuelle acercando la cámara a los ojos.
—¡Ahora te veo!
...Pero todo lo hacía sin dejar de mirar a la Visión y atendiendo a ésta
más que a la cámara, muy lentamente, mientras sus dedos tanteaban los
botones.
—¡Ah..! ¿Qué debo pasar el carrete?
Buscó por debajo de la cámara y empezó a dar vueltas al mando de
arrastre del carrete para hacer una nueva fotografía. Si no hubiera hecho
ésto, habría montado la foto sobre la anterior ya expuesta.
Levanta el obturador liberando la película, y gira a continuación la pa-
lanca que avanza el rollo para poder cargar el fotograma (o el obturador)
Y ya por último recibe indicaciones de bajar el dispositivo para dis-
parar...y aprieta el disparador; claro que ya sabe Ud. de sobra, que en
situación normal deben ajustarse también la distancia focal y la velocidad
de obturación...
Lo único que parece estar claro en la Foto es que todos los detalles se
integran dentro de la ambigüedad predominante en la imagen: son trazos
que también forman parte de otros contiguos para otro rostro al lado o
debajo, y éstos integrados a su vez con otros ojos y bocas...Un ojo es la
boca siguiente y ésta alberga otro ojo para otra nueva combinación, etc
De igual manera, todo parece sugerir algo, incluso más información
solapada debajo, mostrando para cada una de tales expresiones o subi-
mágenes unos niveles particulares de brillos, contrastes y sombras, que
166
fuerzan a una particular corrección y equilibrado por separado. Una ima-
gen pues, que parece ser un complejo pozo de información).
167
(Observando el negativo de la imagen, se aprecia ya desde la izquier-
da un posible marco de puerta, que de tratarse de la puerta del rellano,
nos hablaría de la toma pero ya no desde fuera, sino desde el interior, y
orientado el objetivo desde la puerta de la habitación de Conchita hacia
las escaleras).
168
También sobre los pormenores del capitulo de la Fotografia de la Vir-
gen, D. Juan Alvarez Seco (Comandante en la Seccion de Tudanca) nos
ha dejado un valioso testimonio:
Subiendo una tarde a Garabandal, me salen al encuentro Jacinta y María
Dolores y me explican que el Padre de Llanes (Asturias), don José Ramón, le
entrega a Conchita y ésta a Mari Loli, que estaba en éxtasis, una máquina de
fotografiar para que le haga una foto a la Virgen.
Me informaron de que hicieron tres fotos a la Virgen y que la Virgen la iba
guiando como manejar la máquina, y cuando María Dolores veía a la Vir-
gen por el visor bien, sacaba la primera foto; así ocurrió tres veces, o sea, tres
fotos. El Padre de Llanes se llevó la máquina y le devolvió a Loli las tres fotos;
allí no se veía a la Virgen, lo que significaba que la Virgen no salía en la foto.
Al cabo de seis meses de ocurrir esto, el padre de Mari Loli le dice un día
a su hija:
— Loli… cuando estés con la Virgen le dices que te guíe con un lápiz y papel,
para que la dibujes y sepamos cómo aparece.
Al terminar el éxtasis, Ceferino le dice a su hija qué es lo que la Virgen le
ha dicho, y Loli le contesta:
— Me ha dicho que ya me lo dirá.
Un día queda extasiada Loli y, hablando con la Virgen, se la oye decir:
—¡Ah, que estás en una de las fotos que te hice!
Se dirige a una caja de cartón (de las de zapatos) en la que guardaba varias
estampas y fotos, de la que coge tres fotografias, viene y se las muestra a la
Virgen, y una de ellas la aparta, y después, cuando ha terminado le pregunta:
—¿Por qué has apartado esta foto?.
— Es que, dice la Virgen que está en esta foto como es y como viste.
En dicha foto, al parecer, unos la ven y otros no ven nada.
Cuando Loli preguntó a la Virgen por qué no se dejó ver mejor en la foto,
la Virgen dijo:
— Porque, aunque saliese mejor, no creeríamos más.
La Virgen le explicó a Loli, en otra ocasión, donde está y cómo sale en la
foto.
169
108. Mariloli en su mesita (1).
170
—Ahí la tiene usted…
Le doy algunas vueltas a la foto y con mis propios ojos he podido ver la
silueta de la Virgen en la foto. He visto que tenía unos ojos grandes como los
de Nuestra Señora la Inmaculada; la nariz, pequeña y perfecta; los labios
muy pequeños y gruesos con el cabello echado hacia atrás y muy largo. Esta
foto la guardaba Ceferino; no he vuelto a saber de ella...
(Loli me confirmó en la entrevista antes citada en el 2004, que conser-
vaban la fotografía).
171
109. Mariloli en su mesita (2).
172
Yo tenía en las manos cinco o seis fotos que había tomado en mi primera
visita al pueblo, el 22 del mes anterior.
—Conchita, ¿conoces a estas niñas?
173
ya se encontraba en éxtasis. Su madre ya advertida, había logrado extraerle
las fotos de las manos, excepto una que Conchita conservó durante toda la
duración del éxtasis.
174
Cuando me dí cuenta de que Conchita estaba en éxtasis, salí a su encuen-
tro para hacerle algunas fotos. Eran sobre las 17:30h. Ya que mi cámara no
tenía flash, no disponía de ninguna foto de los éxtasis, pues habían tenido
lugar ya entrada la noche las veces que yo había estado en el pueblo. Hice
unas cuantas fotos, y cuando terminé la película, busqué un lugar protegido
de la luz directa para sustituir el carrete. Una vez cambiado, la vidente ya
había vuelto a su estado normal. Cuando veo que álguien se me acerca:
—Conchita le busca, la Virgen le ha dado un recado para Usted.
—¿Y dónde está?
—… No supo responderme.
175
Me dirigí entonces a su casa, y nada más llegar la ví rodeada por algunos
de mis parroquianos que ese día me habían acompañado. Inmediatamente
se separa del grupo, y se me acerca…
—Padre, la Virgen me ha dicho que le devuelva esta foto, porque Ud. me
la entregó por error...
—Me quedé con la boca abierta, sin saber de entrada que responder…
En cuanto reaccioné, le dije:
—Ya lo creo, es precisamente lo que yo también quería decirte...
Con lo cual le regalé otra foto parecida, aunque no dedicada, y Conchita
regresó al grupo que momentos antes había dejado.
176
es perfectamente visible ya desde la entrada; este cuadro se ubica en el
lugar de los hechos donde se gestó la fotografía de Mariloli a la Virgen.
La señora Maureen, amable cicerone, muy gentilmente me pone al
día en un correcto castellano, de las modificaciones realizadas a la casa.
Por entonces yo relacionaba erróneamente la realización de la foto
en la cocina (abajo):
Está como Aniceta la madre de Conchita lo dejó, aunque ella ya la
había cambiado un poco... le añadió esta cocina más actual esmalta-
da en blanco, incorporándole estos compartimentos a los lados; además,
reestructuró un poco la chimenea que ahora tiene diferente altura... y
también colocó estas líneas de azulejos blancos por detrás (de 1,20m de
alto), aunque esto lo hizo pasado aquello.
177
113. Conchita sentada en la cocina.
178
114. Jacinta en la ventana.
179
115. La casa actual de Jacinta. Foto del autor.
180
do, sin la acusada preponderancia de nieblas y nubes, ya me encontraba
sentado en La Campuca esperando por el P. de la Riva. He de confesar que
en mis visitas a Garabandal no he dispuesto de lo que se podría llamar
cielo totalmente despejado o azul, de hecho fue cuestión de minutos que
cayera una buena granizada.
181
117. Otra vista de la cámara Baldalette de D. Ramón G. de la Riva.
Foto del autor.
182
118. Foto del autor.
183
Era éste un momento especial para mí, después de la persecución a la
que desde hacía tiempo me había obligado, y recordaba la época en la que
ni contaba con la probable existencia de D.Ramón.
Y allí estaba, con la Foto a la Virgen en la mano, viendo su trama típi-
ca de las acartonadas fotos de aquella época, y reparando en la línea que
la cruza verticalmente por su margen izquierdo, que yo atribuyera a un
defecto de escaneado en la copia digital o tal vez consecuencia propia de
la marca de arrastre del cliché dentro de la cámara.
Advertía también un ligero movimiento oblicuo (barrido) dominante
—excelente de todas formas, habiéndose tomado a oscuras, pero sobre
todo, me pareció distinguir una imagen en formación entrando por el lado
izquierdo superior como en una sucesión de caras en movimiento con-
gelado, que se van superponiendo a otras hasta el centro. Pero la primera
sensación sin más, fue el de una toma apresurada, como si el motivo no
se hubiese terminado de conformar, pero en la que se aprecia con más o
menos definición el perfil de un busto central inclinado.
También llamaban la atención especialmente los reflejos que daban
forma aparente a una suerte de sombra en cuchillo que semejaban alas
y hasta un presunto ¡pico de águila! en el margen izquierdo inferior. En
imágenes de este tipo, de entrada, todos los posibles jeroglíficos y elucu-
braciones tienen cabida.
Me chocaba lo que ahora podía ver en esa ubicación, puesto que en la
copia digital que yo consiguiera previamente, parecía fácilmente identi-
ficable en esa zona la cabeza de un niño, que asimilé sin más con el San
Miguel infantil del que las niñas hablaban tanto y del que hablé a Loli... Ni
que decir tiene que salvo la figura central tenuemente advertida, el resto
era sin excepción, un completo jeroglífico.
Y allí, en el Portal de la Capilla de San Miguel sobre la hierba, sobre
una columna e incluso sobre la nieve, hice cuantas fotos me fue posible
de los dos presentes. Por extrañas circunstancias que no vienen al caso,
después de haber combinado un pequeño margen para viajar a verle y
cubrir el trayecto de un tirón, sólo disponía del objetivo que portaba para
la ocasión, y no me podía permitir el perdérmela por nada del mundo.
184
¡Bajo el influjo directo de la Virgen! Esta cámara estuvo bajo el influjo
de «arriba», no dejaba de repetirme. Con los millones de personas que
tienen una cámara en el mundo, era un privilegio tener algo así en las
manos; aunque para ello había recorrido un largo y obstinado camino, y
una no menos empecinada persecución.
Gracias D. Ramón, por la confianza depositada, creo que nunca se lo
agradeceré lo bastante.
Andreas Feininger
185
La primera figura
187
De hecho, la juvenil figura que ellas ven a lo largo de las incesantes
Apariciones, no es la constante de la «Fotografía de la Virgen», y salvo
ligeras sugerencias, aquélla no ha llegado a concretarse del todo. Sólo nos
ha sido posible localizarla en las subimágenes exploradas del fondo, casi
de pie y como si bajara de lo alto, pero sin que se la haya podido realzar
convenientemente. Hemos localizado igualmente el escapulario con la
estrella y la montaña apuntadas por Conchita en el manípulo de la Virgen,
en la parte inferior izquierda de la Foto, pero porque implica dedicación
para realzarlo y el deber de localizar el resto, se pospuso.
188
Por otra parte, determinar para las variantes del rostro femenino ha-
lladas en la imagen, que éstas se ajustan a diferentes etapas de la vida de
María, supondría sin duda un hallazgo interesante; ya que si la figura
central de la Fotografía de la Virgen y otras, no se correspondían con la
edad y apariencia de la Virgen a las niñas manifestada en Garabandal, bien
podría pensarse que en este caso ya no eran las únicas destinatarias de la
imagen; y de ser así, estaría prevista para otros ojos, tal vez con alcance
más generalista su identificación.
189
A continuación se muestran las sucesivas etapas y variantes que de
la imagen base o del positivo original van resultando, a medida que
nos adentramos en la fotografía. Pasos correlativos que muestran la
progresión en la limpieza y aclarado de las imágenes latentes; imagen
que por sí misma como antes se ha dicho parece inagotable, pues aporta
a cada etapa, nuevos signos, rasgos, detalles (pistas) para su progresiva
exploración.
122.
190
123. 124.
125. 126.
191
127. 128.
129. 130.
192
131. 132.
132. 133.
193
San Miguel
195
Nada más ahondar en una muesca horizontal que parece ser un ojo, una
pista que ha de llevarnos al estrato inferior —sobre el cabello de la efigie
central de la Virgen— hemos creído ver el rostro y figura de su inseparable
acompañante y protector: un presunto San Miguel con el rostro tapado por
el pelo de la Señora, en la parte izquierda de la imagen. Una figura semi-
girada hacia el centro, de expresión complaciente y rostro bien parecido,
que en la parte izquierda de la Foto reta a otra exploración, y que con una
limpieza adecuada podrían destaparse mejor otros rasgos y facciones.
135. Al poco de insistir, un ojo emerge arriba a la izquierda. Los labios y ojos
son las constantes o puntos de referencia nítidos y perfectamente definidos,
pautas fácilmente reconocibles en cuanto emergen.
196
Un rostro agradable que mira de frente y ligeramente hacia abajo... con
sus dedos orientados a la derecha(su mano izquierda), pareciendo soste-
ner una lanza o espada con empuñadura en espiral y pomo de antenas...
Sin embargo para proseguir sin más retrasos con el Retrato de la Virgen y
proceder a la publicación de estas páginas sin más demoras, se ha optado
por no profundizar de momento en esa búsqueda, ni en la correspon-
diente a la vestimenta posible de la Virgen (surge de arriba, pero no se
descarta…), como tampoco indagar de momento en el Escapulario, etc.
136.
197
137.
198
138. Modificando la perspectiva y ampliando, es posible en ocasiones ver mejor
detalles normalmente imperceptibles, o localizar algo evidente pero que no
veíamos antes, etc.
199
139. Variamos un poco la perspectiva para visualizar mejor a San Miguel.
Éste es el original de D. Jose Ramón ligeramente girado. Después de remarcado
en negro el perfil de la Virgen hacia la derecha (perfil de ceja a mentón),
remarcamos abajo en blanco a grosso modo también el tenue rostro de San
Miguel, detrás.
200
140.
141.
201
142.
202
143. 144.
145. 146.
203
147. . 148.
149.
204
150 y 151. Otra perspectiva y continuación de la foto de arriba, con
San Miguel y su espada o lanza, que con una mano sujeta en Su lado
izquierdo —se aprecia un pulgar o algún dedo sobre ella (foto 2). Trabajar
los detalles un poco más tal vez nos lo aclarase mejor, pero dada la
laboriosidad y tiempo que ello supondría, se ha optado por proseguir con
el aclarado final principal.
205
152 y 153. Equilibrado tonal de la imagen.
154 y 155. Varias bocas, rasgos, detalles que van surgiendo y a eliminar.
206
156. 157. Se aprecia todavía remarcado en
rosa, la boca del perfil central anterior
de la Virgen.
207
160 y 161. Retornando a la etapa anterior, antes de la búsqueda de San
Miguel, se destacaban otras opciones de búsqueda…Otro perfil de la
Virgen algo girado a la izquierda, o un nuevo rostro posible girado hacia
el frente de otro probable S. Miguel niño.
208
El Fleje
A poco que nos fijemos en el parietal ofrecido al observador en la ca-
beza de la figura principal, podemos advertir sin dificultad una especie
de fleje o aporte, con una prominencia circular o botón, que pareciera
facilitar el ajuste o deslizamiento de aquél (una suerte de mecanismo
metálico o no, pero que sobresale detrás de la oreja en su parte baja, en la
figura central) sobre la cabeza, tal que se tratara de una diadema. Por más
que reparemos en este aporte visual como un antagonismo en la imagen,
parece innegable por otra parte su evidencia, salvo que correspondiese a
algún aditamento de San Miguel localizado en la misma zona… Si ése es
el soporte de ese arco de doce estrellas que las niñas describieron, no lo
sabemos; tampoco se puede afirmar que la imagen recree fielmente los
polleros típicos con los que se realzan los mantos en las imágenes repre-
sentativas de la Virgen… O tal vez exista relación entre este aditamento
en el pelo de la Virgen y las apreciaciones siguientes que el Padre De la
Riva nos relata en sus Memorias:
209
162. El Fleje en el parietal dcho (I).
.
210
Puede que también se trate de un remanente de otra figura, de otro
objeto, o un aditamento tal vez del S.Miguel que hemos creído apreciar
de pie y a la izquierda del rostro central. Aunque nos inclinaríamos por
la primera opción, la de un fleje. En las variantes del retrato de la Virgen
a lo largo del presente libro se lo podrá apreciar fácilmente o con mejor
perspectiva.
211
Una irresistible atracción.
Al entrar en la imagen tanto por lo que significa como por sus posibili-
dades, uno va viendo que se trata de algo más que un mito. Puede que aún
así, haya quien considere excesiva o atrevida cualquier valoración positiva
o subjetiva sobre esta imagen...Decir que más allá de los pormenores de
trabajarla, pontificar en cualquier otro sentido no me corresponde, aunque
la devoción o la pasión en este caso por la figura de la Virgen pareciera
que se relata más allá de ese límite. Pero aunque la trascendencia no fuera
tal, que lo es, tampoco hubiera podido contra la irresistible atracción y
satisfacción de indagar en ella, y de ser conquistado.
213
Pero también me hacía especial ilusión verla, cómo negarlo; mostrárse-
la al P. Ramón y a Garabandal, y de ser posible, ofrecerla a la generosidad
visual de quiénes siendo legión, ansiaron verla. Imposible pues sustraerse
a la tentación de curiosear en ella una vez aclarada aquella primera negra
copia digital, y realzados cabeza y rostro central con detalle, la sensación
ya era la de corregir una foto convencional, algo más compleja debido a
su múltiple contenido, que otras con sólo las imperfecciones propias de
las obtenidas con baja o defectuosa resolución.
Pero continuemos…
214
Aunque se ha optado por seguir inicialmente la apariencia o perfil
«clásico central» y primero en la foto, recordemos que la Virgen viene
de arriba e inclinada hacia abajo, se brinda a besar los objetos que de
puntillas las niñas le elevan, y se agacha mientras los mechones de pelo
le caen hacia delante.
215
170. 171. Se insiste sobre el supuesto circulo, que revela algo interesante
debajo. Y ya localizado lo que parece ser un ojo, volver a empezar.
172. 173.
216
174.
175.
217
176. 177.
Pese a las dudas sobre como seguir o de cual punto de inflexión partir
para profundizar en él, sin embargo algo rompe o se aparece para conti-
nuar; hay varios objetos si ampliamos, repartidos por la imagen anacró-
nicos a primera vista y que parecen salidos de la fantasia; pero, limpiando
y entrando en la imagen se puede proseguir sobre ellos sin problema;
también si se opta por hacerlo en la capa supuestamente inferior solapada
y por cualquier «roto»… bien texturizando, desaturando, etc. con infinita
paciencia; grabando avances de un paso a otro…con la ventaja además de
que la imagen deja entrever casi siempre algo más, bajo la supuesta capa
superior de la imagen, y que por algún sitio rompe o cuartea invitando
a levantarla. Al principio no siempre sabemos donde picar…y a veces
retornamos y volvemos a empezar, para no irnos al mismo sitio y perder
trazado.
Allí donde se trabaje la imagen se aprecia la existencia de varias figuras
o elementos superpuestos, tal vez complementos, pero como si a primera
vista la carga simbólica e información ofrecidas, excedieran las limita-
ciones de la superficie del fotograma. Y la foto parece abrirse, y parece
romperse la capa superficial que se trabaja y que encubre otra siguiente…
218
178.
219
El Rostro tapado.
Unos ojos vigorosos surgen tal como las sucesivas imágenes muestran
a continuación, si no divago en exceso el Señor los tiene así en el retrato
de Sor Faustina Kovalska…
Proseguimos con la exploración, evolucionando a cada paso, y hurgan-
do con la mirada más abajo, con tremenda ansiedad por lo que se presu-
pone, aunque estemos todavía en la capa de arriba…¿Cómo sustraerse a lo
que se intuye? Capa que nos hace creer que encubre un Rostro claro de la
Virgen más abajo... Es emocionante esa sensación de pseudo arqueólogo.
Siento que me aproximo a las sensaciones que ellos sienten, aunque no
sea lo mismo, se intuye lo altamente emocionante que es...
221
Partimos del supuesto ojo u ojos ya intuidos o localizados previamente
(y que habíamos remarcado antes).
La pista es buena, ya que poco a poco afloran indicios de otra nueva y
prometedora cara oculta, pero que va requiriendo mucho más esfuerzo
para sacarla a flote, que el empleado hasta entonces con lo ya descubierto.
La riqueza de lo que esta foto parece contener es desbordante (presupo-
nemos que las obtenidas o a obtener en condiciones similares, también lo
son): responden a las características de una múltiple exposición, aunque
en un solo disparo…un cúmulo de transparencias superpuestas, tomadas
aquí como se ha dicho además, en la oscuridad.
182.
222
lo conocido o asimilado hasta el momento. Evidenciada de una manera
tan próxima y familiar que uno mismo lo reconoce aún más imposible, la
Virgen ofreciéndose tal cual, abriendo una nueva disyuntiva a la credibi-
lidad; y aún más, ofreciendo también como a cada paso, posibles nuevas
opciones, o alternativas (sigue abajo detalle o parte central dcha. de esta
imagen superior).
Pero uno sabe que la ha trabajado y que el mayor esfuerzo ha supues-
to mayor evidencia, lo que al mismo tiempo ha sido el mayor estímulo,
aunque latiendo como espada de Damocles pendulante, el temor de que
la sociedad no siempre es justa en sus criterios y valoraciones, y menos
aún con cualquier componente religioso de por medio. En La historia de
la estupidez humana Paul Tabori nos relata como la sociedad ha pagado
con desprecio y humillación a los que con su esfuerzo y precariedad nos
han legado los inventos de los que ahora disfrutamos y nos hacen la vida
más llevadera. La mayoría han muerto en la miseria. No, no se necesitan
grandes conocimientos para saber que lo malo siempre se repite.
223
185. 186.
187. 188. La capa superior «rota», sugiere debajo algo más, como un doble
fondo, pero que no seguiremos para no desviarnos del rostro que ahora nos ocupa.
En caso contrario, guardaríamos este paso para poder retornar a él de nuevo.
224
189
225
190
226
191
227
192.
228
193.
229
194.
230
Se trata de un hermoso rostro escondido bajo la imagen superior, tan
asombroso por lo que se muestra, como por la manera en que permanecía
oculto. Se trata de una increíble sorpresa...fantástica, sinceramente algo
grande para quien esto escribe, pero largo y centimetro a centimetro, paso
a paso. No parecía cierto..¿Existirá o habrá existido por parte de alguien,
alguna imagen, visión o retrato así en una aparición de la Virgen tan
directo y accesible al elemental ojo humano? No lo sé, sinceramente. Sin
embargo, este rostro está ahí; una mirada vital y tan próxima que parece
saltarse los cánones conocidos del clásico porte hierático (aunque dulce
siempre) de la Virgen, habitual en este tipo de imágenes.
Mariloli: «Ella me ha dicho que en la Foto está como es y como viste…».
Aunque con satisfacción y sorpresa lógicas, las palabras de Mariloli
hacen que todo recobre ahora cierto aire de revelación, de complicidad
y confirmación ¿Cómo es posible un retrato tan fotográfico con tales
recursos bajo tan densa superficie borrosa en la misma toma?
La limpieza es obligatoria, y al proseguir con ella vemos que surge nue-
va expresión. Mientras tal expresión cambia, advertimos que también lo
hace la edad del rostro que trabajamos (sinceramente ignoro si es a causa
de la manipulación o es algo adscrito a la imagen…). Tal vez debiera ser
así o tal vez a causa de la torpeza de quien explora; es un proceso delicado
el de tocar un rostro ( o realzarlo como es el caso aquí), pero cuando no
sabemos como éste es, todavía es más complicado. La responsabilidad y
complicaciones son tremendas en el caso de un retrato de álguien que
no podemos ver ni tampoco conocemos. Se ha aceptado finalmente el
«dejarse llevar» y rendirse a la evolución de lo que va brotando… No
hemos podido hacerlo mejor aunque notando que el efecto resultante a
medida que la limpieza avanzaba era el de un rostro que cobra años, que
se aparece o muestra con más edad a cada nuevo aclarado facial.
Aquí se muestran contadas imágenes, para sintetizar o resumir un pro-
ceso que ha sido tremendamente largo, compuesto por decenas de pasos
intermedios o imágenes en esta limpieza/exploración. Seleccionarlas no
ha sido tarea fácil, y las que se muestran son sólo las representativas de las
distintas etapas habidas en el laborioso camino de esclarecerlas.
231
195. Un bello rostro dotado de supuesta fuerza contenida en unos ojos
interrogantes y bellos... Maravillosa sorpresa como para no preguntarse
todavía por qué o cómo. Es decir, no me parece creíble sinceramente, que
ésto resulte sólo de la sencilla constancia de clics y más clics.
232
¿Era lo que asustó tanto a aquel ateo francés que al percibir cierta figura
en la foto, se quedó lívido? ¿Sería éste rostro o ese ojo que mira directa-
mente, el que tanto D. Ramón Andreu y D. José Ramón G. De la Riva o
el brigada D. Juan Álvarez Seco llegaron a describir?
196.
233
197.
Tal vez alguno de los lectores pueda decir que finalmente uno haya
acabado como poco objetivo, apasionado por la Virgen, etc. Algo normal,
debiendo reconocer además que después de lo experimentado tras este
trabajo, todavía mucho más ¿Qué decir del trabajo y de su inevitable car-
234
ga e influencia, etc? ¿O que más argumentos podría oponer a lo vivido,
experimentado, a la Verdad..?: sólo mentir.
Es muy sencillo ser fiel a ese anhelo por la verdad: uno no deja de ser
objetivo si pese a quien pese, lo traslada todo tal cual lo ha vivenciado.
198.
235
199.
236
200.
Se nos ha resistido en parte ese ojo derecho una vez destacado, pero al
que por otra parte hay que considerar ligeramente delicado al igual que
a otras zonas, porque en cuanto se las trata de conformar más, acaban
desfigurándose para mostrarnos que ya se empieza a revelar en ellas otra
cosa nueva, diferente… y entonces hay que parar.
Un nuevo rostro o lo que surja, no cumpliría perspectiva o regla propor-
cional con lo ya conocido, como la diadema, lazo o forma del pelo anterio-
237
res. Tal vez comience la imagen a desvanecerse sin más, ya con debilitadas
propiedades tras lo excavado, menor tono, menor contraste y menguadas
sus posibilidades tras un exhaustivo escarbar. Sí que han aparecido algunas
cosas más, pero creemos que aquí la foto bien pudiera echar el telón.
201.
238
De hecho, hemos tenido la impresión de haber advertido frecuentemente,
varias figuras (ángeles diminutos, rostros secundarios, etc).
La dificultad según los problemas de incisión excesiva (abrasión) argu-
mentados, la hemos encontrado en la nariz… un algo desplazada, tal vez
para encajar con otra nueva cara posible, paralela y oculta también; no lo
afirmamos pero así la hemos dejado. Pero retocando la penúltima prueba,
se ha revelado sobre la parte alta de la nariz un par de crucecitas (de un
Rosario) y un pequeño ángel. Lo importante de lo destapado en la Foto
está a la vista, y aunque pudiera haber algo más, lo destapado no es poco.
202.
239
Admitir la existencia de algo así, y con esta definición, resultaba del
todo impensable. Pero se ha advertido que con las reproducciones (fo-
tográficas) llevadas a cabo con la imagen (escaneos e incluso nuevos po-
sitivados) aparte de reforzar el peso y dimensiones de las fotos, más que
perder detalle, se obtenían nuevas perspectivas y se evidenciaban rasgos
imperceptibles en el original. Pistas pues que respondían a lo que suge-
rían, porque la impronta, afirmando sin caer en el error: permanece en
las imágenes de carácter sobrenatural. Podrían pintarse o borrarse, pero
mantendrían sus originales trazos larvados, latentes.
203.
240
«A ver, ¿dónde estaba? ¡Ah, sí! La descripción física de la Santísima Vir-
gen...Madre: ¿Cómo eres tan hermosa? ». Albert Michael Wensbourgh.8
8
Un mensajero en la noche, María Vallejo Nágera. Barcelona. Sept. 2003. Edit. BELA-
CQVA.
241
margen a la consabida ilusión óptica, debieran respetarse como punto de
partida todos los ruídos armónicos tanto si resultan fortuitos como no,
pues ya en estas captaciones, el menor detalle tanto podría responder a
una vaga ilusión óptica en la tendencia organizativa del cerebro en su
lógica de relacionar las manchas más dispares, o ser la pista válida a otra
sorpresiva imagen en potencia, lo que ocurre no pocas veces, cuando es
sabido que en estos casos el hilo divisorio es muy fino.
242
206.
243
El Cliché
245
En cuanto al primer positivado directo tenemos localizadas 3 repro-
ducciones de primera generación (sobre cartón, como entonces se hacía),
que en el orbe Garabandal ya se las sabe nacidas de la Foto de la Virgen,
incuestionables hasta para el carbono 14… y además para certificar que
sólo ofrecen lo que contienen.
—D.Ramón...al parecer existía también alguna que otra diapositiva...
—Bueno,sí...¡Pero quién sabe ya! Son muchos años. Por Barcelona, creo.
Habría que buscar por Barcelona...
Entre la gente relacionada con el padre De la Riva en la época, con al-
guna dificultad y no sin antes sacar a colación varios de aquellos nombres
con los que intentaba ayudarle a refrescar su memoria, acertó como hemos
apuntado anteriormente por fin, a pronunciar el de la persona destinata-
ria de aquella preciada documentación suya. Me facilitaba la pista de su
fichero, confirmando al doctor Honorio Sanjuán Nadal (microbiólogo/
neuropsiquiatra) divulgador de los hechos de Garabandal en compañía
del también neuropsiquiatra Dr. Ricardo Puncernau (Presidente entonces
de la Soc. Española de Investigac. Parapsicológicas) como el depositario
de sus archivos.
Se presentaba por delante ahora una ardorosa tarea, la de averiguar el
paradero del destinatario y del cliché, y como la madeja se enreda siempre
más de lo esperado, no sería el Dr. Nadal el único delegado en las andanzas
del ansiado negativo y demás documentación.
Era D. Honorio Sanjuán un creyente acérrimo, persona devota de las
Apariciones de Garabandal, razón ésta por la que D. Ramón le confiaría
gran parte de su documentación, y que lamentablemente había fallecido
hacía ya veinte años, según pude averiguar muy pronto.
En una obsesiva búsqueda intentando localizar pistas, información,
todos los datos posibles, etc. primero conseguí contactar con los des-
cendientes del Dr. Puncernau. Toda la gente que fui tocando, venturosa-
mente se mostró de lo más amable conmigo, aunque me percataba que la
repercusión de las vivencias de Garabandal, ya no les alcanzaba en igual
medida que a sus mayores.
Y continuando con la búsqueda de posibles pistas sobre el Dr Nadal,
debo decir que en primera instancia no obtuve ni rastro de su familia. Así
246
que tirando de datos obtenidos en las conversaciones habidas con gente
relacionada por entonces con él, decidí localizar primero a D.Claudio
Saferro Bonhomme, co—fundador con D.Honorio de la Asociación de
Ayuda al Leproso (JAL) en 1.965, la que así inscribieron formalmente en
el Registro de Asociaciones el 15 de Mayo de 1.968. D.Claudio tras inda-
gar lo suyo, habría de ponerme más tarde sobre la pista de los Marqueses
de Sta. María, puentes para otros contactos, quienes me facilitarían todo
cuanto estaba en su mano…
Continué indagando, me volqué en esa búsqueda —creo que hablé con
media Barcelona…Y así, busca y rebusca sin saber cómo o por medio
de quién, pero siguiendo pistas y datos sin descanso, por fin conseguí
localizar a Dña Roser Garrigues, viuda del Dr. Sanjuán Nadal, todavía en
la ciudad condal.
247
Doña Roser, pudo aclararme sin displicencia alguna y con total ama-
bilidad, que su difunto esposo y una asociación de progarabandalistas
denominada La Cueva, tenían su centro de operaciones en un local con
el mismo nombre cedido por unos farmacéuticos de Barcelona, en el que
se manejaba parte del material del que entonces disponía D. Honorio.
Incluso llegaron a editar una serie de sellos filatélicos con la imagen de
la Virgen de Garabandal, y que la librería (editora) del Dr Puncernau me
regaló algunos.
En cuanto a La Cueva, a la muerte del Dr Nadal y del titular de este
local D.Abraham Miranda, parece que la documentación es recuperada
por sus respectivas viudas, las cuales afirman que posteriormente la aca-
barían entregando a D. José María Rovira.
Doña María Purificación, viuda de Miranda, me confiesa no poseer
más que los libros ya clásicos sobre Garabandal y algunas diapositivas
para el recuerdo, fruto de sus viajes al pueblo. Otro tanto me asegura Dña
Roser Garrigues (viuda del Dr. Nadal), apuntando a una visita de D. José
Mª Rovira en su labor recopiladora de todo lo concerniente a aquellos
años, y al que ceden casi todo ámbas viudas, en su pretensión de que la
animosidad de sus difuntos maridos en pro de las apariciones no quedara
estancada.
En 2004, localicé al Sr. Rovira instalado en el mismo San Sebastián, a
pocos metros de la Iglesia, y que regentaba la Asociación de Estudios de
Garabandal, a la que las dos señoras mencionadas pertenecían.
Sobra decir pues que urgía ponerse en contacto con D. José Ma Rovira,
y el 08/04/2004 y Jueves Santo para más señas, y sin más demora, pon-
go rumbo a Garabandal. Una vez más podía comprobar al igual que en
otras ocasiones en tales fechas, que los americanos, franceses etc habían
sido fieles a la cita, y sin efectuar el inexcusable recorrido de rigor que yo
acostumbro a realizar en cuanto me acomodo: la Iglesia (si está abierta),
la Calleja, el Cuadro, los Pinos, etc. al contrario de otras veces, me fui sin
más directamente a la casa en la que de acuerdo con mi información, D.
José María residía. No podía ser de otra manera, ya que ese mismo día
tendría que emprender regreso, pues no era posible encontrar alojamiento
en ningún sitio allí, en pleno Jueves Santo.
248
209. Plaza de la Iglesia. Foto de A.Weber.
249
resultaba especial debido a que ni siquiera disponían entonces las Súper 8
de las posibilidades de captación nocturna por infrarrojos, tal como ahora
van equipadas. Pero tal vez la mínima objeción atribuible a la completa
fiabilidad de la grabación era el intervalo que mediaba entre una filmación
y otra, pues al cambio de la primera película y con Conchita esperando,
la segunda filmación arranca ya con la Forma depositada en el lugar en el
que fue vista por todos…Ese intervalo, pese a la veracidad de un suceso
del que muchos testimonios no dejan duda alguna y para el que cualquier
película es prescindible, condicionaría en parte esa fiabilidad suprema que
argumentaba el Sr Rovira, pese a que tal pausa no invalide para nada la
verdad del milagrucu.
Pero lo cierto es que la Virgen se dejó fotografiar y yo no buscaba
otra cosa que ese negativo, y nada que ver pues en este caso con este otro
tema…
Pero tal como de manera pesimista me repetía, preparándome para lo
peor dentro del coche antes de llegar al pueblo, así iba a suceder lamen-
tablemente. Muy pronto acudieron a mí aquellas cavilaciones al volante,
en cuanto José María me aclara:
—Me he traído documentación eso sí, concretamente papel, documen-
tos, pruebas, testimonios, etc., pero negativos no creo…
Y se dirige a María su esposa inquiriéndola:
—¿Negativos has visto?
—Alguno sí, creo que había...
—Pues si hay alguno...Sí, alguno habrá, pero muy pocos. Aunque me
extraña que no haya visto yo algo que tenga relación con la foto…
Y a modo de ruego me dice:
—Tendrás que concederme un margen de un mes como mínimo para
verlo... En cuanto al positivo sí que lo he visto... No sé, tendría que mirar,
buscar entre otros negativos, etc., necesitaré un mes por lo menos.
Y esperé...A la vista estaba la atención que sus niños reclamaban, y el
poco tiempo libre que ésta y otras responsabilidades le permitían. Unos
niños preciosos y tan comunicativos, que si uno se despista un poco con
ellos se olvida a lo que ha ido. Por lo que se acaba entendiendo perfecta-
mente a José María Rovira.
250
Pero tiempo después dado que no lo tenía, debí abandonar esta pista.
251
Claro que el archivo fotográfico del Padre de la Riva tampoco com-
prendía cuatro fotos, y no se limitaba a documentos y escritos, y de ser
utilizado con distintos fines y personas, tal vez de Barcelona no habría
salido al completo, íntegramente…
Por lo que debo rogar, que no habiendo localizado dicho archivo ni
el paradero del susodicho cliché —una tira de tres fotogramas, con sólo
registros en el del centro— que si algún lector de Barcelona tiene alguna
pista al respecto o sabe del legado gráfico o restos posibles del mismo, y
alli gestionado por el Dr Nadal, que por favor lo comunique.
252
211 y 212. Explorac. 4: Conchita y Loli ofrecen crucifijos a besar. Exploracion
sobre foto de la época en las apariciones. En este caso la textura con filtro soft
para continuar después con la esponja circular. Por razones opuestas aquí a
las de la Foto de la Virgen, una toma sí autorizada por ella, hemos decidido
de momento no completar esta exploración; y como se puede apreciar en el
segundo fotograma cuando algo comenzaba a definirse, ahí la hemos parado.
253
conservarlas todas, se sustenta el espíritu de otros enclaves marianos, y de
pericias no menos importantes; Garabandal aporta y sugiere gráficamen-
te muchísimo, tanto como para incentivar la búsqueda e investigación.
Además, Garabandal es enorme…
254
Un humilde intento de ver más allá (Recursos)
255
Desconocemos si éste era el momento o metodología propicios para
encarar la Fotografía de Loli a la Virgen, sabiéndonos poco ortodoxos y
con una disciplina inexistente para ello con las que dar valor a dudas y
aceptación de resultados, o refrendar las posibilidades que éstos plantean.
Pero pese a lo cual mantenemos más inquietud por lo que sabemos y
se queda en el tintero, que por los lógicos errores de «traducción» de lo
descubierto.
Disponiendo de esta imagen y muchas otras, susceptibles de análisis
que creemos con características y facilidades (pistas) para reclamar que
se las interrogue, rogamos se nos conceda el margen de error y permi-
sividad necesarios (estímulos), para que otros lo intenten…La ciencia
rehace también el mundo para nosotros (y se rehace a sí misma) como
un programa de retoque, en un remake inacabable, y así se reabre camino.
Aparte de que en la Tilma exista una impronta sobrenatural, el hecho de
su difusión, ha forzado a su investigación especializada y multidisciplinar.
Se ha redescubierto en las estrellas del Manto, la disposición de la bóveda
celeste aquel dia, etc, por lo que nada nos satisfaría más, que recabar para
La Foto de la Virgen y las demás, una atención similar.
Sea como fuere, se ha indagado en las fotografía y sus variantes, sin
más añadido que el de reforzar lo evidenciado ya latente en ellas. En
principio creemos que tales formas o figuras sobrevuelan transparentes
bajo, o sobre la imagen.
Las manifestaciones, rasgos y figuraciones, pertenecen a las propie-
dades originales de las imágenes, procurándose el aclarado o equilibrio
tonal y posterior limpieza de ruídos, capas lumínicas, fuerte iluminación o
partes quemadas que las encubren, a fin de evidenciar mejor todo cuanto
contienen.
Y además de lo descrito, también subexponiendo, sobrexponiendo, y
desaturando o absorbiendo el ruido de manera continuada, nunca aña-
diendo ni reinventando nada; también mediante la aplicación de filtros,
solarizaciones, nuevos positivados y vuelta a empezar.
Se ha intentado desvelar su contenido y los posibles elementos solapa-
dos sin modificación o alteración alguna, ni otra influencia posible en su
256
morfología de fondo y características propias, tendentes a crear motivos
o figuraciones, o a forzar su interpretación.
Los efectos y secuencias finales obtenidos, surgen a medida que se
van suprimiendo los velos superfluos que las encubren, y que a veces
corresponden a otras imágenes que solapan aquélla que buscamos en un
momento dado, evidenciable tan sólo si la liberamos de ese recubrimiento
superior.
Las imágenes resultantes son limpias y casi podría decirse que se ofre-
cen solas a medida que repetitivamente se absorbe el ruido ; éste se levanta
tal que la arena llevada al azar por el viento nos dejase a la vista una pétrea
inscripción.
Las herramientas de análisis y limpieza barriendo cuanto las solapa
(desaturando), junto a plugins de refuerzo como Akvis Enhancer, Artifac-
tor, solarizaciones o texturizados, son las modificaciones significativas a
destacar. Los plugins utilizados, los de uso común mayormente como Nik
Software o Collection, y parten siempre de lo que la misma imagen estaba
ocultando, y a medida que nos lo va revelando se prestan a levantarlo de
la mejor manera posible, a fuerza de contraste y textura de cara a una
óptima observancia y credibilidad.
De esta manera, el útil Render tanto en Photoshop como en Fovea,
siendo la opción tal vez más azarosa de las utilizadas, nos ha sorprendido
más de una vez evidenciando esa inscripción en la arena de la que hablá-
bamos antes; lo mismo para la textura con grano de Amphisoft Detailer,
o las sorpresas de Amphisoft Artifactor, por medio de la solarización en
la imagen, aunque con dificultosas opciones de seguir trabajándola una
vez aplicado el plugin, debido a su impermeable acabado, plastificado y
de luces duras e infranqueables.
Por medio de la herramienta Esponja, y la desaturación continuada en
modo Lab, con compensaciones de brillo, contraste, aclarando u oscu-
reciendo con Dodge o Blur, etc que retardan el quemar la imagen apor-
tando cuerpo para trabajarla texturizando, etc es lo que ha resultado ser
el recurso más práctico (también en ocasiones Paso Alto, Ecualizar, etc).
La base es la que es, y raspando en ella se ha destapado lo que se
muestra. Un proceso de análisis y trabajo no tan complejo como tedio-
257
so, según hemos ido constatando durante el desarrollo del mismo, pero
más asequible y viable a partir de ahora posiblemente, para la redención
y reconocimiento de los testimonios gráficos potenciales con nuevos o
venideros métodos o herramientas resolutivas —tal vez nuevo software
especializado al efecto— con el que resolver y ratificar la exactitud de los
resultados.
Como breve respuesta a las reticencias que los hallazgos aquí mostrados
pudieran suscitar, decir únicamente que lo imposible en este caso, sería
no encontrar cuanto en las imágenes se muestra, implícito y larvado por
otra parte como se ha dicho, en las mismas.
Claro que se ha utilizado todo lo que a mano ha caído, y más.
Aplicar textura y limpiar por absorción; una función ésta que la herra-
mienta Polvo y rascaduras de Photoshop cumple a la perfección. Eso sí,
modificando paulatinamente las dimensiones de la imagen y en algunos
casos trabajando reiterativamente con alguna Acción creada al efecto, y
con Radio, Niveles etc.
Cualquier otra herramienta probada para suprimir ruido nos ha re-
sultado más invasiva— para estas funciones tan nuestras y específicas— lo
que no quiere decir que para otros cometidos de retoque se acepten como
eficaces. Aquí la Foto «bonita» deja de serlo en cuanto hay que escoger
entre su empaque real, u horadarla para mostrar el de lo irreal, lo que
subyace, y que acaba afectando su estética original; hay abrasión, por lo
menos alterando el aspecto formal, el de la apariencia original de la foto.
Y para ello cumplen las reservas, capas…a medida que iremos salvando
cada paso o modificación.
Es menester dar gracias una vez más a un software excepcional como
es el manido Photoshop, que como un lápiz de dibujo podría servir a
Velázquez, servir de puñal, o satisfacer eficazmente también —pese a los
no partidarios de ello— a quienes creativamente se dedican al montaje y
recreación. Una opción no invalida ni anula la veracidad de la otra; un
sostén sobrio siempre, ante una nueva expectativa o nuevo giro de las
imágenes tratadas, y una herramienta siempre sorprendente.
La oferta de software existente en la actualidad para el tratamiento de
la imagen en sus diferentes aplicaciones es de lo más diverso y sugerente,
258
pero para esta especialidad de ver más allá gráficamente, alcanzando lo
que nuestros ojos no pueden ver, no hay nada específico o concreto de
momento, triste y llanamente dicho.
La oferta de posibilidades y recursos, muchos de ellos fruto de la ini-
ciativa personal y creadora de usuarios informáticos autodidactas, es, sólo
en lo que se refiere al ámbito de la astronomía, sencillamente abrumadora
y no menos interesante. Tampoco es menor el número de recursos gráfi-
cos que crecen en varios ámbitos, como por ejemplo lo fueron el pionero
Proyecto Intelligence: Asociación Centro Alta Tecnología en Análisis de
Imagen (España junto a otras colaboraciones estatales diversas), etc.
También algunas universidades venían brindando analizadores de imá-
genes, que si bien constituían una más que generosa oferta, se encontraban
todavía en fase muy elemental.
De la misma manera creadores de freeware en experimentación ofre-
cen sus creaciones cual banco de pruebas, pero aparte de su gratuidad,
la tónica dominante es que se hallan generalmente por debajo de los es-
tándares al uso.
Existen por lo tanto diversos programas y filtros, con los que des-
menuzar, hurgar y sobre todo compatibilizar opciones, para sumergirse
en las potencialidades y tesoros que las fotografías con motivos latentes
como reto nos plantean, como por ejemplo Fovea y su renderizado, la
solarización, etc.
Es menester por lo tanto recurrir a todas las opciones por lejanas que
se encuentren de su concepción aplicativa original, porque además todo
puede valer en un enfoque más semiótico que nunca.
Hemos revelado, explorado, repositivado de nuevo y vuelta a escanear.
Se han utilizado recursos IR, UV etc y no se nos revela (salvo contadas
excepciones en este caso) más que lo que es visualizable, aunque en oca-
siones produce un aumento de contraste en los bordes, etc que hace que
lo que subyace en algunos casos se distinga mejor.
Los sensores de captura de los que van provistos actualmente los dispo-
sitivos digitales, CCD, CMOS, son sensibles a una parte del espectro. Entre
los 400 y 700 nm se halla la franja visible para el ojo humano (aprox. del
violeta al rojo); digamos que por un extremo se encuentra el ultravioleta y
259
por el otro los infrarrojos. Pero parte del espectro infrarrojo que nosotros
no vemos es captado por estos sensores (1100nm) y además de la respuesta
excesiva a los rojos del espectro y a las alteraciones cromáticas que por
ello se derivan, se favorece la sensibilidad sobre la zona IR.
Algunas cámaras incorporan filtros CCD para paliar este problema,
también atajable con un filtro sobre la lente.
Algunas pruebas realizadas con cámara Fujifilm Is PRO UVIR (peri-
taciones judiciales, etc) y utilizada con juego de filtros PECA, UV e IR
no nos han acortado trabajo posterior alguno ni revelado nada especial
todavía (al contrario del software IR) ; aunque tal vez no se haya insistido
lo suficiente ni de manera adecuada… sea como fuere, toca continuar.
Existe una oferta de opciones electrónico—digitales, equipaje habitual
de los Ghost—hunters cuyo despliegue puede llegar a ser de lo más com-
plejo y técnicamente sofisticado (en una creativa modalidad como ésta
todo puede ser útil, todo parece regirse por las pautas de la semiótica,
donde todas las disciplinas tienen algo que aportar). Herramientas que
por otra parte no se han utilizado aquí al tratarse de un positivo que se
corresponde más bien con el software de análisis por exploración o por
computadora. Hemos recurrido a lo más prosaico, incluso rompiendo
pautas, de manera heterodoxa y rudimentaria pero consideramos que ha
funcionado. Y este sí de la imagen pudiera abrir otras posibles potencia-
lidades sobre todo con los recursos y software adecuados. Y lo creemos
así para buena parte de nuestras imágenes cotidianas…donde los Guias
o compañia espiritual de cada cual —que sí que están siempre y a nuestro
lado—tienen mucho que decir…
Pero para las fotografías de estas páginas, las evidencias se mostrarían
curiosamente bajo el empleo de los recursos mas sencillos y artesana-
les. Prescindiendo de herramientas y software sofisticados, han llegado
a abrirse las imágenes mostrando sus secretos, como si los designios es-
tipulados para las mismas hiciesen apología de lo sencillo como virtud,
en consonancia con los mensajes y simbolismo que contienen; todo ello
ungido de un tesón e intuición inamovibles, y la curiosidad por el trazo
o punto más intrascendente, sin los que no sería posible avanzar.
260
Un martilleo de millares ¿millones? de clics de ratón no por menos
artesanales, amén de positivados y reproducciones fotográficas consi-
guientes y vuelta a escanear.
Una fe de carbonero, incombustible, y de incesante labor artesanal
como premisas inexcusables, validando la máxima de que la técnica no
es el fin, como tampoco la muerte lo es.
Sin el convencimiento e ilusión de que existe lo que puede encontrarse,
no sería factible ningún hallazgo.
Muy importante es dejar la puerta mental abierta, como gesto de hu-
mildad y sencilla muestra de complicidad o justa correspondencia hacia
lo que desconocemos; algo que por razones obvias nadie puede llegar a
describir, y que por idénticas razones convendría no negar: sin aceptarlo,
no hubiera sido posible encontrarlo.
Poco a poco confiamos que los recursos y tecnología crecerán y se
potenciarán para este tipo de investigaciones gráficas. Tal vez ha sido
un camino laborioso, pero experiencias aparte, ha llevado a la demos-
tración de que sí, que subyace esa información, y esos comunicados.
Esperamos que más adelante, quizás todo llegue a ser más resolutivo y
empírico. Ojalá. No obstante este trabajo comenzaba en el 2004, y las
referencias y recursos (al igual que la información en Internet) etc. a la
fuerza se actualizan, mueren y otras resurgen, por lo que se ha consi-
derado interesante el dejar constancia de todo lo posible, conscientes
de tal fugacidad.
Todas las fotografías —del autor— han sido tomadas con una cámara
Nikon F2As Photomic, en modo manual, provista de un objetivo Nikkor
de 50m/m y sin flash.
—Cable disparador (Pose B, ocasionalmente)
—Trípode (en algunos casos)
—Filtro Polarizador (frecuentemente)
Películas:
— Fuji 100,200 y 400 ISO.
—Agfa APX100
—Agfa RSXII 50
261
—Ilford Pan F 50
—Kodak Tmax 100
262
1er positivo original de la Foto de la Virgen bajo Escáner Epson Expresión
1680 Pro (Epson VF750 para resto positivos escaneados)
Power Retouche &Plugins Studio- Black&White
Toned Photos
White Balance
Akvis Enhancer
B&W de Red Paw Media
Fovea
Optipix
Varios Soft y Diffuse
Antialias
Bleach definition
Brightness
Contrast
Dynamic Range Compression
Exposures
Lens Correction
Noise Filter
Radial Density Correction
Saturation
Utilidades varias:
Render
Capas texto
Canales
Imagen>Ajustes>Ecualizar
Aclarar
Oscurecer
Esponja >Circular difuso 300/Esponja húmeda
Desaturar 100%
Lápiz circular difuso 300píx.
Esponja húmeda
Modo:Disolver.Opacidad/Flujo.
263
Brillo/Contraste
Niveles
Ajustes>Niveles
MODO Color LAB, y CMYK final
A PSD/TIFF inicialmente
Color RGB (para grabaciones finales)
Imagen>Ajustes>Ecualizar
Modo:varios
Espacio de trabajo: varios
Mejorar>Ajustar Brillo/Contraste>Niveles
Esponja>Esponja húmeda/Circular difuso 300píx/Cerdas ásperas
Mejorar>Ajustar color>Desaturar
Mejorar>Ajustar color>Variaciones
Reemplazar color>Tolerancia>Transformar luminosidad
Selección...
Calar>Radio de calado
Aplicac. varias sobre: Sombras,Tonos,Medios tonos e Iluminac.
Contornear>Trazos(Anchura 1px.)
Posiciones: Dentro,Centro, Fuera
Opacidad: 100%
Capa>Nueva>Corrección selectiva>Opciones
Radio de calado progresivo
Incremento de píxeles
Relativo colorimétrico
Compensación de punto negro
264
Mejorar color>Variaciones >M. Tonos/Sombras/Saturación/ Iluminac.
Aclarar/Oscurecer
Sobreexponer
Subexponer
Filtros
Retornos a 8 bits
Extraer
Artístico>Granulado
Enfocar/Enfocar bordes
Desenfoque gaussiano
Interpretar/Nubes/Destellos/Efectos de Iluminación
Extrusión
Hallar bordes
Artístico>Película granulada
Estilizar>Extrusión
Ruido/ Destramar/Mediana/Polvo y rascaduras
Otros>Paso alto
Creador de motivos
Nueva asignación perfil
Gamas de colores (selección)
Muestreados
Máscara rápida
Edición>Definir pincel>Creación pincel definido—Selección zona imagen/
Calado/Borde difuminado
Varita mágica/Tolerancia/Suavizado contiguo
Lazo magnético >Anchura>Calado>Suavizado...
265
Nubes Diferencia
Polvo y Rascaduras (Durst&Scratches), automatizada bajo los siguientes
valores(y otros aproximados): 100 Pix (Radio) 155 Niveles; también 3-65;
1-13.
266
Otras imágenes
Salvo la autoría mencionada para las fotos del Padre Ramón de la Riva,
P. Ramón Andreu o el P. Estebanez, desconocemos la procedencia de otras
magníficas fotos de la época de las apariciones incluídas aquí, de las que
sólo facilitamos la fuente que conocemos, mayormente la del archivo
común de Saint Joseph Publications, pero expresando agradecimiento a
quienes las hayan realizado allí donde quiera que estén. La labor recopila-
dora efectuada, y ahora a disposición del público en S. Joseph Publications
en California (hacia allí envió en su dia, un buen lote de fotos también el
Padre De la Riva) nos ha permitido acceder a la mayoría de lo existente
sobre Garabandal—aunque no explícitamente a todas con la libertad crea-
tiva requerida, por estar algunas limitadas por su poco peso e información
suprimida como consecuencia de los pasos digitales previos a los que se
han visto sometidas. Pero ha sido y desearíamos que siguiera siendo, un
valioso fondo vívido para Garabandal, puesto que últimamente hemos
advertido cierta dificultad para acceder a unos archivos tan valiosos.
Pero al compendio fotográfico de D. Jose Ramón y los sacerdotes cita-
dos, habría que añadir las obtenidas por los allegados de las videntes, las
extractadas de la prensa, las provenientes de los peregrinos y curiosos, así
como las colecciones de Mr Robert François, del Dr. Jean Caux (París) y
de Mr. Serge Rousseau (Vellones); de SRV—NRV en Veuves (Blois—capital,
Dpmto de Loir et Cher); de D.Manuel Castro Bustamante; del Sr. Puente,
fotógrafo en Cabezón de la Sal; de D.Ramón Perez (hijo); de D. Plácido
Ruiloba, o del entorno del Dr. Sanjuan Nadal, etc. etc.
267
268
Conclusiones y supuestos
269
concienzudas investigaciones honradas (no deberíamos prejuzgar a los
representados por los deficientes ejemplos de ciertos representantes). Y
hoy todavía se pretende que prevalezca lo racional y vacío por encima de
lo religioso o espiritual. Pero no por desdeñarlo, vilipendiarlo o ignorarlo,
evitaremos más tarde o más temprano el deber de responder por ello, ante
una «justicia» que nos aguarda, la razonemos peor o mejor, o creamos
o no en ella. Más allá del origen de los fenómenos, es incuestionable la
relación causa—efecto.
¿La Conclusión principal? La garantía de que todo lo experimentado
y descubierto, al igual que aquí se encontró, a poco que se busque, y
con mejores herramientas a medida que en la imagen se avance, debiera
encontrarse y refrendarse mejor, y con mejores resultados. Este trabajo
entonces tendría sentido, y uno se libraría de la intemperie a la que se ven
sujetas experimentaciones así.
Con el paso del tiempo, innovadores designios para la Fotografía, ha-
bían sido previstos por los ojos mentales de anónimos fotógrafos soña-
dores, desde una mera copia de la realidad hasta los caminos del arte.
Precursores de una realidad calladamente intuida durante muchos años
antes, cuando decir arte en Fotografia, era sinónimo de burla.
Reflexión para nada gratuita y que bien pudiera aplicarse para el tipo de
fotografia que nos ocupa, para que de una vez dejara de seguir sonando a
técnica ilusoria. Por otro lado, la relación gráfica/Garabandal, ha resultado
innegablemente fructífera.
Cabe decir que pocas cosas tan didácticas espiritualmente como la
labor bajo la que se han generado estas páginas; e insistimos una vez
más: si a álguien se le ocurriese clasificar el espíritu e intención de inter-
pretar estas fotografías, desde el punto de vista previamente interesado,
preconcebido y condicionado por lo estrictamente doctrinal o religioso,
manifestarle que los resultados aunque intuidos, habrían de sobrevenir y
entrar por los ojos a medida que el trabajo avanzaba. Primera influencia
admisible para quien hubiera de anteponer la objetividad de la cámara y
la imagen, a cualquier otra premeditación.
Lo experimentado y vivenciado en el seguimiento de estas imágenes,
constituye para quien ésto escribe, la mejor de las evidencias hasta el mo-
270
mento que oponer a dudas y luchas resultantes entre las introspecciones
personales y el espíritu. Claro que ésto es algo de dominio estrictamente
subjetivo, y allá cada cual con tales tensiones personales, pero en previ-
sión de futuros cargos de conciencia (propia) por omisión, a la vista de lo
traslucido en La Fotografía de la Virgen y otras, rogamos se nos permita
la insistencia: si hay algo más a nuestro alrededor, debiera ser expresado
sin más rodeos ni temores, sea cual sea su procedencia. Tales recepciones
o información, coexisten sin duda bajo la epidermis de lo real.
En cuanto al trabajo con la cámara, manifestar sin titubeos que de for-
ma inaudita, otras captaciones y experiencias, se convertían en lo habitual
y cotidiano en cuanto comenzamos la andadura del estudio de La Foto
de la Virgen y las otras imágenes de Garabandal. Volviendo sobre estos
pasos más tarde, hube de reconocer que todo ello estaba ahí —por lo menos
para mí— y éste era un gran paso, tan sugerente como controvertido. Y es
más, late en un alto porcentaje de nuestras fotografías, en las cotidianas,
en casi todas…Ellos están ahí.
Por el contrario es difícil avanzar cuando las intuiciones, corazonadas
creíbles o razonables, se ven debilitadas por las dudas, sobre todo a la vista
de algo que se salta los cánones de los habituales conceptos de «realidad»,
y nos asalta mediante el temor, el condicionamiento o miedo social, etc.
Pero nada va a impedir que se continúe con ésto, lo sé (para bien).
Las barreras sociales y lo cotidiano, han ido grabando a fuego enga-
ñosamente en nuestra concepción del mundo sólo lo racional, como la
raíz y barba de todas las cosas. Sin embargo las nuevas posibilidades que
se apuntan, se niegan a esa fría realidad, aunque resultarán para muchos
negativistas y detractores, de entrada, inadmisibles.
Al adentrarse en Garabandal, las trabas desaparecen, como si todo
formara parte de un entrenamiento cuyas razones parecen incomprensi-
bles. Pero ahora, y con la perspectiva que sólo el tiempo clarifica, resulta
menos incongruente admitir que todo está estrechamente relacionado:
sugerencias,trazos y resultados.
La Fotografía de la Virgen es muy didáctica, aunque han sido suficien-
temente instructivas para trabajarla y aprender a mirar estas cosas, las
271
paralelas captaciones de extras fuera de contexto primero, y totalmente
dentro de él después. Captaciones inverosímiles obtenidas por enton-
ces, y en las horas empleadas para esclarecerlas; en lo pragmático, ha
resultado ser un aprendizaje permanente, pero ha sido para todo cuanto
concierne a los aspectos íntimos, personales o trascendentes, donde se
han alcanzado las mejores sensaciones; anónimas y silenciosas, pero
mucho más enriquecedoras para el alma, después de haber vivenciado
también en los comienzos de este trabajo, por qué no decirlo, experien-
cias aún más fuertes.
272
Recopilación gráfica
273
de los testigos que ya no se encuentran entre nosotros. A través de las
fotografías recopiladas, también se mantiene el eco y magia de Garabandal
resonando con fuerza todavía entre cuantos han sobrevivido a aquellos su-
cesos, tal se ha podido comprobar entre los diferentes contactos y puntos
geográficos tocados en la elaboración de estas páginas: Garabandal latente
o no, sigue vivo, y las imágenes fijas o en movimiento, han colaborado
eficazmente a ello.
Pero no sólo una recopilación o antología de las imágenes es necesa-
ria, se impone catalogar además origen, datos y procedencia en pro de
la obtención y duplicado—escaneado— de los clichés. También historia y
pormenores descriptivos de cada una las tomas, hasta donde la memoria
y existencia de testigos, fotógrafos, etc lo permitiesen.
La cesión (o duplicados en su defecto) de cuanta fotografía, recorte
impreso o recuerdo de Garabandal se conservaran, constituiría un gesto
de inestimable valor. Es bien sabido que el impacto y evolución de cuanto
alli sucedía, atrajo a almas procedentes de todos los lugares de la Península
Ibérica, aunque sería fuera de ella donde alcanzaría curiosamente una
proyección ilimitada.
Hoy podemos disfrutar de numerosas imágenes, gracias a la genero-
sidad de muchas personas, con un cariño y pasión por Garabandal fuera
de toda medida; la contraprestación se la han aplicado a ellos mismos,
asumiendo como obligación la difusión del Mensaje expresado y vertido
en Garabandal.
De esta manera, no son pocas las imágenes que conocemos gracias a la
gentil entrega de numerosos particulares; probablemente existan todavía
otras fantásticas fotografías que no han visto la luz, y tal vez colecciones
que permanecen todavía en el anonimato. Algunas, ya son recuerdos de
los abuelos y de sus visitas a Garabandal, y por ello el temor a su desa-
parición es más acusado. Ojalá que no se menosprecien por caducas o
antiguas, puesto que existen direcciones a donde hacerlas llegar, incluso
en el mismo pueblo. Son mucho más importantes de lo que a primera
vista pudiera parecer.
Es en Internet precisamente y como un incombustible elixir, donde
se ve rejuvenecido Garabandal de forma ejemplar; la información al res-
274
pecto es amplísima, y su origen de lo más variopinto. Pero es fácil captar
el aroma que de la mayor parte de las webs se desprende, como una loa
especial y mágica hacia lo que Garabandal representa. Páginas estupendas
y revitalizantes, a pesar del trato distante que el paso del tiempo ejerce
sobre los misterios a medias, y que nos muestran el fruto de una ardua
labor recopilatoria tanto documental como gráfica.
Salvo la autoría mencionada para las fotos del Padre de la Riva, des-
conocemos la procedencia de otras interesantes fotos de la época de las
apariciones incluídas aquí, de las que—salvo contadas excepciones, sólo
podemos facilitar la fuente o procedencia del archivo común de St Joseph.
La labor recopiladora efectuada, y ahora a disposición del público en S.
Joseph Publications (California), nos ha permitido acceder a ellas con la
libertad creativa requerida, aunque no explícitamente a todas en algunos
casos, debido a limitaciones de poco peso y a la consiguiente información
suprimida con su compresión digital.
Gracias pues a tan generoso hospedaje en la red y a su labor compi-
ladora aunque un tanto alejada —en la distancia— de Garabandal: http://
www.stjosephpublications.com/ (web que ojalá se preservara, lo que sería
muy importante para tan significativo fondo de imágenes).
En Youtube https://www.youtube.com/watch?v=ln6P83cXFRA
275
Garabandal Facebook https://www.centrogarabandal.org/
http://www.virgendegarabandal.com/
https://www.garabandal.com/about-us-at-garabandal/the-events (Gara-
bandal Australia)
https://www.apostoladodegarabandal.com/en/garabandal-history/
etc.
276
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Sullivan, Randall. The Miracle Detective. Grove Press. New York, 2004.
282
Todos los títulos salvo los digitales citados, pertenecen a la biblioteca
particular del autor.
283
Glosario
Aporte: Objeto material que traspasa las barreras físicas. Se utiliza aquí la
figura aporte gráfico.
Arrobo: éxtasis.
285
Cielo: Morada de los bienaventurados; lugar en que viven las almas de los
justos después de muertos y donde gozan de felicidad completa, y de la
presencia de Dios.
Diadema: Corona de metal, sin casco, con corona o con incrustaciones, que
portan algunas vírgenes sobre sus cabezas en sus cultos o en la procesión.
286
Estrella: Símbolo del espíritu en la semiótica universal.
Expiación: Punición de los espíritus por las faltas cometidas en la vida cor-
poral. Hay sufrimiento moral,en estado errante y sufrimiento físico, en el
estado corpóreo.
287
Lucidez: Del latin claridad (lucidus). En parapsicología es el término que
indica habilidades de clarividencia o telepatia).
288
Telepatía: Transmisión de contenidos psíquicos entre personas, sin inter-
vención de agentes físicos conocidos.
Textura: Por medio del tacto apreciamos la cualidad táctil o «piel» de las
cosas. Cualidad ésta que es apreciable también ópticamente, asociando con
la vista el supuesto tacto de una superficie o de una trama
289
Agradecimientos
291
A Javier, Isabel Seijo y Angelina González por su cordialidad en la
Capilla de S.Miguel.
A Doña Elisa Alvarez Llopis q.e.p.d. (UNED Cantabria) por su especial
aportación.
Gracias también a los vecinos consultados, por sus inestimables acla-
raciones y puntualizaciones varias.
A las increíbles experiencias y percepciones habidas a lo largo de este
humilde trabajo.
A Alan, sobrino de Loli, por sus atenciones y compañía en una de mis
estancias en Garabandal, y por la oportunidad que la vida le brinda de
aportar más datos sobre este tiempo intermedio en el futuro.
A unas señoras de Garabandal por su reconfortante sopa y sabroso po-
llo, delante de la sugerente imagen de la Virgen con candelas presidiendo
la mesa… casi en el Cielo.
A Martin Colclough, por sus consejos, recados y retratos del Otro Lado.
A Sir William Crookes, Henri Cartier Bresson, y C. A., siempre.
A Mr. G., coleccionista canadiense por sus apreciaciones Balda..
A mi extraviado amigo y dibujante de juventud Manolo P., porque
ámbos compartíamos debilidad por lo dramático y misterioso, uno con
fotos, y el otro con tinta y pinturas, para decirle que sí, que urgen las
cuentas claras, porque existen…
A una monja de Ávila por el Niño Jesús regalado extramuros-a cambio
de oraciones (fructíferas) aquel verano del 98.
A Rafa R. F-B., por su mapa de accesos a Garabandal, tan oportuno
como creativo.
A Mariloli y Jacinta, por recibirme.
Con mis mejores deseos también para aquellos que no me han aten-
dido, en la confianza de que sean correspondidos otros que en adelante
lo necesiten.
A mis inseparables Alphonse, a mis Hermanas de la Cruz y a los demás.
Con mis mejores sensaciones para quienes alfombraron el camino para
este humilde trabajo: escritores, recopiladores, biógrafos, peregrinos, y
fotógrafos que en Garabandal me han precedido, especialmente a tantas
292
aportaciones anónimas, que desde el fondo gráfico (una bendición) de
Saint Joseph Publications, me han ayudado a ilustrar estas páginas.
También a Uds apreciados lectores, porque si Ella les sabe buscándola,
la encontrarán.
A mi Angel, porque se lo debo.
Y gracias ahí arriba… a Ella y a Ellos, por haberse venido con los
muebles hasta Garabandal.
293
213. Accesos a Garabandal (Mapa: cortesía de Rafa R-F-B).
294
LA VIRGEN MARÍA FOTOGRAFIADA
EN GARABANDAL
295