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MINUTA

Catálogo de Derechos de los Pueblos Indígenas

Para : Convencionales Constituyentes


De : Programa Legislativo LyD /René Tapia Herrera

Fecha : 28 de abril de 2022


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I. Introducción

El viernes 29 de abril de 2022, está en tabla del Pleno la votación del catálogo de derechos de
los pueblos indígenas, emanado de la Comisión de Derechos de los Pueblos Indígenas y
Plurinacionalidad (en adelante, Comisión Indígena), en virtud del art. 12 letra e) del reglamento
de participación y consulta indígena.

II. Violación del reglamento y desbordamiento de las atribuciones de la Comisión


Indígena

En derecho público solo se puede hacer lo que está permitido, quedando prohibido a las
autoridades públicas innovar y crear fuera de los márgenes de lo expresamente atribuido como
competencia.

Sin embargo, la Comisión Indígena ha vulnerado el mandato que le da el reglamento en su art.


12 letra e), el cual le impone el deber de elaborar un “catálogo de derechos de los pueblos
indígenas”, es decir, un catálogo de derechos. Pese a la claridad del texto, la Comisión
Indígena ha incluido aspectos relativos a Principios Constitucionales, Forma de Estado,
Sistemas de Conocimiento, entre otras.

Por ejemplo, se establece el Principio de Plurinacionalidad entendido como igual distribución


del poder estatal (art. 1) y art. 2); Principio de Buen Vivir, el cual iguala los derechos de las
personas y los derechos de la naturaleza (art. 3); Reconocimiento del genocidio indígena por
parte del Estado (art. 6); autonomías territoriales indígenas con inyección de recursos públicos
directos (art. 9 c); tecnología genética no humana (art. 14); Seguridad alimentaria indígena (art.
24 a); reconocimiento de tratados históricos (art 29); establece órganos para ampliar los
territorios indígenas a lo largo del país, materia que detallaremos en otro apartado (art. 34 y 35);
además de los anteriores, establece otro órgano, un Consejo de los Pueblos Indígenas con
patrimonio propio (art. 36).

III. Privilegios exclusivos para indígenas en desmedro de los chilenos

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La propiedad indígena queda ultra protegida, en desmedro de la propiedad inmueble de
cualquier chileno. En efecto, los indígenas no pueden ser desplazados de sus tierras ni de sus
territorios (art. 16) y estas tienen el carácter de ser intergeneracionales, inalienables,
imprescriptibles e inembargables (art. 17). Si son inembargables, probablemente no paguen
contribuciones ni tributo alguno (esto es una interpretación, no está textual, pero ha sido
propuesto en forma expresa).

Por otro lado, en virtud del derecho a la restitución de las tierras ancestrales indígenas (art. 17 y
18) se crea una institucionalidad dedicada a la expropiación masiva, donde el órgano encargado
de fijar el monto de la indemnización no es ya un tribunal ordinario de justicia, sino un
tribunal plurinacional. Ahondaremos en esto en el siguiente punto.

En suma, se constitucionaliza una hiper protección de la propiedad inmueble indígena, la cual


no paga impuestos (al contrario, las autonomías indígenas reciben inyecciones directas desde
las arcas nacionales) y la Constitución manda a expandir los territorios indígenas a través
de expropiaciones masivas con la adjudicación gratuita de los inmuebles en favor de los
indígenas. Esto da claras muestras de que la indemnización será parcial, ya que estará guiada
siempre por criterios de plurinacionalidad y de resarcir, reparar y garantizar el derecho a las tierras
ancestrales de los pueblos indígenas. Ninguna de estas garantías la Constitución la entrega
a un chileno común.

IV. Institucionalidad dedicada a la expropiación masiva: norte, centro y sur de Chile

Las Autonomías Territoriales indígenas son definidas como entidades territoriales integrantes del
Estado Regional, frente a los cuales el Estado tiene el deber de “proveer los recursos necesarios
para el cumplimiento de los fines y competencias de las Autonomías Territoriales Indígenas, sin
perjuicio de su participación en las demás rentas estatales” (art. 7, inciso segundo). A esto,
se suma el derecho de los indígenas a recuperar sus tierras ancestrales (art. 17), lo cual puede
llegar a abarcar casi todo el territorio nacional. Este es el marco en el cual se consagra una
institucionalidad dedicada a la expropiación masiva.

No parece improbable que se busque la eliminación de entidades territoriales


comunales, provinciales y regionales enteras, así como la expropiación y el
desplazamiento de todas las personas no indígenas que allí habiten. Esto no deja de ser
relevante pues, pese a que las personas que se identifican como indígenas en nuestro país son
una minoría, la extensión de territorio que se reclama afecta, geográficamente, tanto al norte
como al centro y al sur del país.

El esquema concreto de esta institucionalidad dedicada a la expropiación se basa en que las


naciones indígenas “tienen derecho a la reparación por las tierras, territorios y recursos que, sin
su voluntad, fueron usurpados, confiscados, ocupados, transferidos o dañados (…). La
restitución constituye el mecanismo preferente de reparación y se considerará siempre
de interés general” (art. 34, inciso final). Cuando la restitución no sea posible, los pueblos
indígenas tienen derecho a que se les adjudiquen otras tierras, territorios y recursos
naturales de igual o mayor extensión. En orden a esto, se establece una Comisión de catastro,

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saneamiento, demarcación y restitución territorial Indígena, la cual es de composición plurinacional y
paritaria y debe “impulsar las bases de una política de catastro, saneamiento y demarcación para
la restitución de las tierras, recursos y territorios indígenas” (art. 34). Se indica expresamente que
las tierras catastradas que estén en posesión del Fisco, “serán transferidas a título
gratuito a las comunidades respectivas” (art. 34, inciso segundo). Si las tierras reclamadas por
indígenas son propiedad de particulares, la Comisión propondrá los mecanismos
adecuados, siendo la restitución el mecanismo preferente de reparación “que se
considerará siempre de interés general” (art. 34, inciso tercero). Como se aprecia,
restitución y reparación son usados como eufemismo de expropiación y adjudicación
gratuita, en favor de comunidades indígenas.

Pero hay más. Se crea un Tribunal Especial de Restitución Territorial Indígena, el cual es de carácter
autónomo, plurinacional y paritario. Este tribunal plurinacional tiene como competencias,
entre otras: “conocer y resolver reclamos, acciones y recursos interpuestos en los
procesos de expropiación, incluida la determinación de las indemnizaciones pecuniarias
en favor de los expropiados y la entrega material de las tierras, territorios y bienes
naturales conforme a la Constitución y las leyes” (art. 35 N°2).

De esta forma, no solamente se plantea como un derecho humano la restitución de las tierras
ancestrales a comunidades indígenas, sino que también se establece una compleja
institucionalidad destinada a la expropiación masiva de territorios, donde habitan ciudadanos
chilenos y extranjeros. Para coronar la propuesta, la determinación del monto de la expropiación
será decidida por el Tribunal Especial de Restitución Territorial Indígena, quitando del Poder
Judicial esta competencia destinada a tutelar los derechos fundamentales de las personas frente
al Estado. Pareciera ser que la Comisión de Derechos de los Pueblos Indígenas y
Plurinacionalidad no se quiere dar cuenta de que con esto no solamente se perjudica la inversión
y la iniciativa de las personas, sino que los convencionales están sentando las bases para el
desplazamiento masivo y forzado de personas, lo cual ha sido sancionado en el ámbito
internacional como un grave atentado contra los derechos humanos más básicos.

Lamentablemente, en esta materia la Comisión Indígena no innova, sino que institucionaliza y


amplía la realidad de cientos de familias que, en diversas zonas de nuestro país, se han visto
obligadas a abandonar sus hogares (ahora denominados tierras y territorios), sin posibilidad
ejercer actos de dominio en su propiedad o en el producto de su trabajo, debido a la inexistencia
del Estado de Derecho.

Es importante alertar que, con estas normas, los refugiados chilenos se van a multiplicar,
en el norte, centro y sur del país.

V. Riesgos para la Seguridad Nacional

En primer lugar, está el riesgo de la secesión territorial de las autonomías indígenas. Si el


paradigma separatista de Temucuicui se expande, es muy sencillo que, en el sur se constituya un
Wallmapu expansivo en términos geográficos y militares, que impida el libre tránsito desde el
límite con Argentina al Océano Pacífico. Esto implica un atentado a la integridad territorial del

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Estado y su soberanía, ya que se partiría Chile en uno o varios puntos horizontales, lo cual es
inadmisible desde un punto de vista geopolítico. Además, dado el restablecimiento de una
verdadera frontera en el Biobío, el incentivo de dicho paradigma secesionista será continuar su
expansión territorial y étnica hacia el sur. Lo anterior constituye un serio riesgo para la seguridad
nacional, considerando que existen pueblos indígenas en el sur que son transfronterizos,
existiendo en Argentina y Chile. Un fenómeno similar puede ocurrir perfectamente en el norte
del país, con los pueblos Aimaras, que habitan entre las fronteras de Bolivia, Argentina y Chile.

Las normas que ponen en peligro la seguridad nacional y la integridad territorial son las
siguientes.
• “Art. 37. Derecho a la trashumancia. Los pueblos y naciones indígenas tienen derecho a la libertad de
desplazamiento al interior de aquellos territorios de ocupación tradicional, y a mantenerse en contacto con
las demás personas del mismo pueblo u otros.
El Estado permitirá la trashumancia de las personas indígenas, aun cuando sean en territorios fiscales o
divididos por fronteras internacionales. Es deber del Estado tomar medidas apropiadas, incluso por medio
de acuerdos internacionales, para facilitar los contactos y la cooperación entre pueblos y naciones indígenas
a través de las fronteras; incluidas las actividades en las esferas económica, social, cultural, espiritual y del
medio ambiente.”
• “Art. 38. Derecho a mantener relación e intercambio fronterizo. Los pueblos y naciones indígenas
tienen derecho a mantener contacto e intercambio fronterizo entre pueblos y comunidades. El estado
garantiza el tránsito, reunión y expresiones colectivas espirituales, culturales, familiares, políticas,
económicas, sociales y ambientales conforme a su identidad, derecho propio e instituciones tradicionales.
El Estado, en colaboración con los pueblos y naciones indígenas ejecutarán acciones afirmativas con el
propósito de facilitar las relaciones transfronterizas y la cooperación entre estos, desarrollando
mecanismos coordinados con los Estados con quienes comparte fronteras, promoviendo tratados,
acuerdos, convenios o medidas, bilaterales o multilaterales, removiendo obstáculos legislativos y
administrativos o de cualquier naturaleza que impida, entorpezca o límite el ejercicio de este derecho.”
• Artículo 12.- Derecho a la conectividad en territorios indígenas. Es deber del Estado garantizar la
conectividad de los pueblos y naciones indígenas, desde y hacia sus territorios, a las telecomunicaciones
análogas y digitales, postal, y todas las medidas de accesibilidad a infraestructuras de servicios básicos y
transporte.
• “Artículo 7. Las Autonomías Territoriales Indígenas son entidades territoriales en donde los pueblos
y naciones indígenas ejercen su derecho a la autonomía, en coordinación con las demás entidades
territoriales que integran el Estado Regional y de conformidad con los instrumentos internacionales sobre
derechos de los pueblos indígenas, la Constitución y la ley.
Es deber del Estado proveer los recursos necesarios para el cumplimiento de los fines y competencias de
las Autonomías Territoriales Indígenas, sin perjuicio de su participación en las demás rentas estatales.
Corresponderá a los órganos del Estado encargados de proveer tales recursos, facilitar o asesorar
técnicamente la constitución y rendición de cuentas de la Autonomía Territorial Indígena, sin menoscabar
el ejercicio de su autonomía.
La constitución de las Autonomías Territoriales Indígenas deberá ser requerida por parte de las autoridades
de las instituciones representativas del respectivo pueblo indígena, en atención al acuerdo alcanzado en un
proceso de deliberación interna desarrollado sobre la base de sus usos, costumbres y procedimientos
propios. Una Ley, previo proceso de participación y consulta indígena, deberá crear un procedimiento
eficiente, equitativo y transparente para el reconocimiento de estas autonomías.
Son competencias exclusivas de las Autonomías Territoriales Indígenas las siguientes:
1. Elaborar y reformar su Estatuto.
2. Elegir autoridades que ejerzan funciones políticas, administrativas y normativas dentro de la
Autonomía Territorial Indígena.
3. Diseñar un Plan de Desarrollo, que defina el modelo económico, social y cultural.
4. Elaborar y aprobar el presupuesto anual para la administración y gobierno de la autonomía
territorial indígena respectiva, en el marco de la Ley de Presupuesto anual del Estado;

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5.- Aprovechar, gestionar, resguardar y administrar, preferentemente, los recursos y patrimonio
material e inmaterial presentes dentro de los límites de su territorio autonómico, en conformidad a
lo establecido en la presente Constitución y la legislación sobre protección a los derechos de la
naturaleza.
6.- Las demás atribuciones que establezcan la Constitución, las leyes y el Estatuto Autonómico.”

Lo anterior, resulta especialmente relevante frente al proyecto de formación de un nuevo Estado


en el conteniente, guiado por Evo Morales y los paradigmas políticos de Bolivia.1

VI. Se constitucionaliza Soft Law no vinculante: ¿vulneración al art. 135 inciso final y la
afectación de los tratados y obligaciones internacionales del Estado?

Resulta grave que el art. 8, art. 26, art. 28 constitucionalice la Declaración de Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas,
ya que además de integrar conceptos muy radicales e inadecuados para la realidad chilena, no es
siquiera un tratado internacional vinculante para Chile. Es importante no constitucionalizar
derechos consagrados en instrumentos internacionales de soft law, ya que la interpretación
auténtica de esos derechos lo harán los comités de derechos humanos a nivel internacional, muy
lejos de las necesidades concretas de Chile.

No es tan claro afirmar que con esto se vulnera el inciso final del art. 135, ya que solo se refiere
a los tratados internacionales vigentes y ratificados por Chile, pero es claro que el espíritu de la
norma es que la Convención no tendría competencia de arrogarse las relaciones internacionales
del Estado ni comprometerlo internacionalmente.

VII. Plurinacionalidad y autonomías indígenas

Se debe insistir en las siguientes preguntas, a quienes propongan la Plurinacionalidad y las


autonomías territoriales, de gobierno, económica y jurisdiccional de los pueblos indígenas. ellos
deben hacerse cargo de una serie de concreciones administrativas, contables, probidad,
transparencia, igualdad, de producción jurídica y de respeto a los derechos fundamentales. Así
se abren una serie de interrogantes que quedan abiertas y que deben ser respondidas por quienes
aboguen por ellas, a saber: ¿cómo se eligen las autoridades indígenas? ¿mediante elección
democrática -transparente, padrón auditado, garantizando la participación de todos los
miembros- o los principios electorales son de libre elección de las autoridades de los pueblos
indígenas? ¿cómo participan los indígenas que no viven al interior del pueblo indígena? ¿el
pueblo indígena tiene el derecho de aceptar o excluir a una persona? ¿se reconoce un territorio

1
Véase: https://www.latercera.com/la-tercera-sabado/noticia/runasur-el-bloque-sudamericano-que-
impulsa-evo-morales/VUV3MRQPYBGSXKXM5OVUELOSUE/ . Resulta muy notable la denuncia de los ex
cancilleres peruanos sobre el particular, pues justamente ellos advierten al Presidente Peruano que el
proyecto pone en riesgo la seguridad nacional de Perú: https://elcomercio.pe/politica/excancilleres-piden-
al-presidente-no-permitir-runasur-de-evo-morales-en-cusco-porque-agrede-nuestra-independencia-nndc-
noticia/.

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como “preferente” o “exclusivo” de algún pueblo indígena? ¿Si se reconoce un territorio especial
indígena, como se resguardan los derechos fundamentales de los habitantes no indígenas de
dicha zona? ¿cómo se crean nuevas instituciones políticas en su interior? ¿en caso de que el
gobierno indígena reciba financiamiento público, la administración de estos recursos se sujeta a
las reglas comunes de transparencia y declaración de intereses o estas no aplican? Además, se
suele plantear que las instituciones indígenas que se deben reconocer -e incluso, fomentar y
fortalecer- no son solo las ancestrales, sino también las instituciones modernas y las que a futuro
puedan diseñar. Atendiendo que hay pueblos cuya población está mayoritariamente en un
territorio ajeno al “ancestral”, ¿Cómo participan de estas instituciones? ¿cómo interactúa y cuál
es la jerarquía entre la autoridad política indígena y el Alcalde, Gobernador o Presidente de la
República? ¿cómo se financian todas las instituciones indígenas que cree cada pueblo? ¿hay un
límite a la creación y financiamiento de instituciones indígenas? ¿cuántas autoridades políticas,
administrativas, legislativas y jurisdiccionales puede tener cada pueblo indígena?
En caso de reconocerse la autonomía jurisdiccional, ¿cómo se financian los tribunales indígenas?
¿cómo se ejerce el derecho a la doble instancia? ¿la revisión por parte de la Corte de Apelaciones
y Corte Suprema es incompatible con el derecho a las instituciones propias y su autonomía?
¿cómo se asegura la elección transparente e imparcialidad del juez indígena que conoce y resuelve
conflictos de su propio pueblo, el cual puede ser de pocos miembros? ¿establecer tribunales
dentro del poder judicial que vean exclusivamente cuestiones indígenas es incompatible con el
derecho a regirse por instituciones propias? ¿la jurisdicción indígena alcanza materias civiles y
penales? ¿la persona indígena está obligada a recurrir a la justicia indígena en primera instancia o
puede elegir? ¿las sanciones penales pueden aplicarse según sus costumbres, valores y normas,
independiente del Código Penal? ¿pueden establecer un sistema carcelario propio? ¿cuánta
autonomía implican las propias instituciones económicas dentro del pueblo indígena? ¿puede
regularse o desregularse el derecho de propiedad mueble o inmueble? ¿pueden las autoridades
indígenas establecer otro curso de moneda legal? ¿pueden las autoridades indígenas regular las
relaciones laborales en forma distinta al régimen común? ¿pueden establecer un sistema de
pensiones propio? ¿pueden impedir la inversión privada al interior del pueblo indígena?
Finalmente, una interrogante fundamental es ¿qué es el “interior” del pueblo indígena? ¿implica
un reconocimiento de cierto territorio ancestral, autonómico y más o menos exclusivo, cómo el
de la Ley Pascua? ¿los convencionales constituyentes van a definir dicho territorio? ¿si lo definen,
podrá modificarse o derogarse dicha disposición? Otra solución, es el que “interior del pueblo
indígena” sean exclusivamente las relaciones entre indígenas de un mismo pueblo y sus
instituciones, independiente del lugar donde se encuentren los indígenas y los bienes respectivos.
Consideramos que esta autonomía y sus implicancias no debiesen reconocerse, toda vez
que generar instituciones políticas y económicas exclusivas y etnocéntricas conlleva un
grave peligro para la unidad de la Nación y del Estado, toda vez que consagra el
aislamiento, la exclusión, segregación y finalmente la desintegración de la sociedad
chilena. Más aún, se genera una concentración y desproporción de poderes difícil de
contrastar por los particulares, pues ningún otro grupo de la sociedad civil tendría
potestades públicas tan poderosas como las del pueblo indígena, al punto que ninguna
otra asociación de personas se le asemejaría en atribuciones, competencias y financiamiento.
Estos aspectos gestarían la idea cada vez más latente de comunidades políticas independientes,
autónomas y aisladas dentro del Estado de Chile, lo cual a la larga puede causar muchos

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problemas, pudiendo llegar a que estos pueblos busquen pertenecer a un Estado distinto al
chileno o que extranjeros ingresen a la nación chilena a través de los pueblos indígenas
transfronterizos. Además, habría una afectación radical del principio de igualdad entre los no
indígenas y los indígenas, especialmente grave para las personas no indígenas que queden
sometidas al espacio jurisdiccional indígena.

Por último, cabe destacar que, en el derecho constitucional latinoamericano, los pueblos
indígenas pueden incluso establecer impuestos específicos, cobrarlos, administrarlos, afectar el
derecho de libre circulación de las personas y obtener ganancias especiales en la explotación de
los recursos naturales.

VIII. Unidad Nacional y reconocimiento de los pueblos indígenas

Que la Convención Constitucional reafirme que la Nación chilena es una sola, y esta se encuentra
compuesta por todo tipo de chilenos resulta fundamental. Consideramos que en nuestro país
conviven distintas realidades culturales que coexisten al interior de nuestra Nación. Por ello, una
distinción de nacionalidades entre chilenos e indígenas resultaría improcedente. En efecto, una
nueva Carta Fundamental que quiera integrar a distintas realidades étnicas y culturales de la
Nación, no puede comenzar aislando y excluyendo a los integrantes de Chile, de lo contrario, se
debilitaría enormemente el tejido social y la posibilidad de un desarrollo armónico entre todos,
sin perjuicio de reconocer las particularidades y diferencias que cada uno aporta a la Nación.
Sostenemos que la unidad de la Nación chilena es la base y corazón de la labor de la Convención,
y debe ser el principio rector para el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas.

Cabe destacar el estudio desarrollado por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas2, el


cual muestra que, al 1 marzo de 2021, el 53% de los encuestados se inclina por declarar a
Chile un Estado multicultural, donde conviven distintas culturas, un 28% se inclina por
declarar a Chile como un solo Estado-Nación, sin distinciones, y solo un 17% de los
encuestados se inclina por la plurinacionalidad. Siempre ha sido una minoría la que propone
la plurinacionalidad, ya que no tiene asidero en la población, ni tampoco tiene una concreción
práctica en la realidad chilena, pues nuestra situación dista mucho a la de las constituciones de
Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela, etc.

IX. Anexo: Constituciones latinoamericanas3

Colombia: las entidades territoriales -entre las cuales se encuentran las indígenas- gozan de
autonomía para gestionar sus intereses, por lo cual tienen derecho a administrar los recursos,
establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones y participar en las rentas
nacionales (art. 287, N°3 y N°4). A su vez, las entidades territoriales pueden emitir títulos y

2
Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, tercera medición (2021). P.10.
3
Para un estudio comparado más acabado, ver: Reconocimiento de los Pueblos Indígenas en el Derecho
Constitucional Latinoamericano, René Tapia H. Disponible en: https://lyd.org/wp-
content/uploads/2022/03/SIL68.pdf.

7
bonos de deuda pública, con sujeción a las condiciones del mercado financiero y contratar
crédito externo, conforme a la ley que regula la materia (art. 295).

Perú: La Constitución establece que son idiomas oficiales i) el castellano; ii) “el quechua, aimara
y demás lenguas aborígenes según la ley”, en las zonas donde estos idiomas predominen (art.
48). Por tanto, los idiomas oficiales en Perú son más de uno, siendo el factor territorial lo
determinante. Por este motivo, se establece que “todo peruano tiene derecho a usar su propio
idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete” (art. 2 N°19). Por otro lado, la
Constitución también establece que el Estado “fomenta la educación bilingüe e intercultural,
según las características de cada zona” así como también “preserva las diversas manifestaciones
culturales y lingüísticas del país” y “promueve la integración nacional” (art. 17, inciso final).

Bolivia: el constitucionalismo del tema indígena atraviesa toda su constitución y se le otorgan


atribuciones públicas sumamente poderosas y detalladas. El preámbulo se remonta a los tiempos
inmemoriales en que “poblamos esta sagrada Madre Tierra” identificándose a todos los
bolivianos en dicha frase, en presente. Se señala que desde entonces hubo pluralidad de culturas
y así se conformaron “nuestros pueblos”. Luego señala que el pueblo boliviano es de
composición plural y que está inspirado en las luchas del pasado, la sublevación indígena
anticolonial y las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las luchas por tierra y territorio, etc.
Continua el preámbulo señalando que se trata de un Estado “unitario social de derecho
plurinacional comunitario”. Finaliza invocando “la fortaleza de nuestra Pachamama” para
refundar Bolivia. El articulado de la Constitución define que Bolivia “se constituye en Estado
Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano,
democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y
el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador
del país” (art. 1). La referencia al proceso integrador del país es relevante, pues pareciera querer
cerrar la pluralidad dentro de la unidad. Se define a quien le corresponde el título de “nación y
pueblo indígena originario campesino” como a “toda colectividad humana que comparta
identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya
existencia es anterior a la invasión colonial española” (art. 30, I). Cabe destacar que el
reconocimiento abarca a los pueblos indígenas de todo el territorio latinoamericano, siendo la
única limitante de carácter temporal, pues debe haber existido previa “invasión colonial
española”. se menciona que “la autonomía indígena originaria campesina consiste en el
autogobierno como ejercicio de la libre determinación de las naciones y los pueblos indígena
originario campesinos, cuya población comparte territorio, cultura, historia, lenguas, y
organización o instituciones jurídicas, políticas, sociales y económicas propias” (art. 289). Estas
características tienen relevancia para efectos de su reconocimiento.
Ecuador: Se trata de un Estado plurinacional, por lo que se indica expresamente que la
nacionalidad ecuatoriana es sin perjuicio de la nacionalidad indígena que coexiste en Ecuador
(art. 4). Además, se indica que son ecuatorianos por nacimiento “las personas pertenecientes a
comunidades, pueblos o nacionalidades reconocidos por el Ecuador con presencia en las zonas
de frontera” (art. 7, N°3). Esta norma, permite optar por la nacionalidad ecuatoriana a indígenas
extranjeros. Esto no deja de ser menor a la luz de la norma que permite al Estado, “de manera
excepcional y cuando las circunstancias lo ameriten, reconocerá a un colectivo el estatuto de
refugiado, de acuerdo con la ley” (art. 41 inciso segundo). Sumado a lo anterior, se reconoce el

8
derecho colectivo de los pueblos indígenas a “mantener y desarrollar los contactos, las relaciones
y la cooperación con otros pueblos, en particular los que estén divididos por fronteras
internacionales” (art. 57, N°18). ¿Permite esta constitución que el Estado reconocer como
ecuatoriano a colectividades, comunidades y/o pueblos indígenas extranjeros migrantes?
Pensamos que están todas las condiciones, especialmente a la luz de las normas sobre la
integración latinoamericana.

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