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Proroot
Proroot Regulador de crecimiento diseñado para inducir y estimular el
crecimiento de raíces y el engrosamiento de tallos. para Mango.
Dosis recomendada
0.5 Kgs/Ha
Proroot Biomatter-NPK
Proroot Biomatter-NPK Fertilizante arrancador, Formulado a Base de Humus
de Lombriz. Enriquecido con Nutrientes Esenciales. para Mango.
Dosis recomendada
10 Lts/Ha
Farmakin Ca
Farmakin Ca Regulador de crecimiento simple enriquecido con Citocininas,
Nitrógeno (6%) y Calcio (9%). para Mango.
Dosis recomendada
0.5-1 Lt/Ha
Kelatop CaBo
Kelatop CaBo Fertilizante multi-Quelatado líquido para fertirigación y
aplicaciones foliares. para Mango.
Dosis recomendada
1 Lt/Ha
Farmagib NZn
Farmagib NZn Regulador de crecimiento simple enriquecido con Ac.
Giberélico, Nitrógeno (23%), Potasio (12%) y Zinc (10%). para Mango.
Dosis recomendada
1 Kg/Ha
Harderfol
Harderfol Fertilizante foliar inductor del fortalecimiento y endurecimiento de
tejidos. Sólido. para Mango.
Dosis recomendada
1Kg/Ha
Cultivo de mando fuera de la fecha
Condiciones ambientales claves para el cultivo del mango
Una de las claves para decidir si embarcarnos en la explotación agronómica de
cualquier cultivo es conocer sus exigencias nutricionales y ambientales, para
conseguir un desarrollo óptimo de la planta. A continuación, te explicamos
todo lo que debes saber acerca de este subtropical sobre las 4 condiciones
ambientales clave (temperatura, luz, agua y suelo) para optimizar al máximo
tu producción de mango.
No es ningún secreto que el mango está cada vez más de moda. Prueba de ello
es la alta demanda en los últimos años que, invariablemente, lleva a unos
intereses económicos cada vez más importantes. Gracias a ello, se han
desarrollado un gran número de estudios para conocer todos los aspectos
importantes en el desarrollo de esta planta.
Existen algunos aspectos clave que toda investigación agronómica debe
abordar, ya que constituyen los determinantes base para todos los organismos
vegetales. Pues bien, dentro de estos factores encontramos el sustrato, la
temperatura y la humedad ambiental presente en nuestra tierra de cultivo, así
como la disponibilidad de luz solar y de agua. Como no podía ser de otro
modo, vamos a hablar de las condiciones óptimas de estos factores
ambientales para el cultivo del mango, para que puedas saber cómo actuar.
1. Temperatura
En el caso del mango, hablamos de un frutal con una buena resistencia térmica
que le permite adaptarse a un amplio rango de temperaturas. Es más, durante
su ciclo de vida aparecen requerimientos térmicos para desencadenar
determinados eventos de su desarrollo.
La planta de mango esta adaptada a un clima tropical, lo que se traduce en
veranos y otoños cálidos seguidos de un invierno ligeramente frío. Unos picos
de temperatura en verano de 30-34ºC contribuyen a una buena maduración del
fruto, mientras que estos otoños cálidos favorecen un buen crecimiento
vegetativo tras la cosecha. Un crecimiento vegetativo óptimo se encuadra en
un rango de temperatura entre 24-27ºC, siendo inhibido por debajo de los
15ºC.
Otros momentos clave en los que la temperatura es crucial son la inducción de
la floración y el cuajado del fruto. Para una correcta inducción de la floración
es necesario un invierno moderadamente frío, es decir, con unas temperaturas
mínimas entre 10-15ºC. Mientas que para el cuajado de fruto, la clave está en
una primavera cálida, nunca por debajo de los 15ºC de temperatura.
Vamos a profundizar en este proceso conocido como cuajado, que no es más
que el paso de flor a fruto. En el mango, este proceso precisa de unas
temperaturas relativamente altas para su inducción. De hecho, si la
temperatura desciende de los 15ºC durante el cuajado, se produce el aborto del
embrión y el fruto no llega a desarrollarse correctamente. En el caso de que
los cultivos no dispongan de la temperatura adecuada, es recomendable
retrasar el cuajado a una segunda floración, realizando una poda para retirar
las primeras flores.
En cuanto a los límites de temperatura que repercuten en daños graves para la
planta, encontramos máximas de 40ºC y mínimas de 0ºC. Los efectos de estas
altas temperatura podrían empezar a verse a partir de los 35ºC, por ejemplo
con daños en la epidermis. En el otro extremo, el mango es sensible a las bajas
temperaturas, especialmente los brotes jóvenes, llegando incluso a la muerte
de los árboles más jóvenes, que no soportan dichas temperaturas.
2. Luz
El mango es un frutal acostumbrado a regiones con gran luminosidad, por ello
requiere de un abundante acceso a la luz solar, entre 8-10 horas de sol para un
crecimiento óptimo. Los fotoperiodos (duración del día y la noche) no tienen
ningún efecto directo en la inducción de la floración. Sin embargo, una alta
luminosidad favorece la maduración de las yemas, aumenta la cantidad de
flores hermafroditas y mejora la coloración y calidad del fruto.
Recomendamos por tanto ubicar las plantas en terrenos que reciban muchas
horas de sol, en orientación sur (mejor desarrollo vegetativo) y dejando una
separación prudencial entre los árboles para que no se hagan sombra entre
ellos. Esto es determinante para su desarrollo en buenas condiciones, pues los
árboles de mango pueden llegar a ser de gran envergadura (llegando a 32
metros de altura) requiriendo de mucho espacio para crecer. En estos árboles
de avanzada edad y gran vigor, es especialmente importante una correcta poda
que permita el acceso de la luz a la parte interna y baja del árbol, tanto para los
beneficios mencionados sobre las flores y los frutos como para evitar una
humedad relativa excesiva (asociada a problemas de plagas y enfermedades).
3. Agua
El suministro de agua es un factor determinante en cualquier producción
agrícola y conocerlo nos ayuda a tratar nuestros cultivos de forma idónea.
Existen dos factores que suelen confundir a los agricultores en cuanto a las
necesidades hídricas del mango, llevando a pensar en muchos casos que las
necesidades son menores de lo que en realidad son. Estos dos factores son el
sistema radicular profundo y la dificultad de que la planta muestre síntomas de
estrés hídrico. Debido a este sistema radicular, la mejor opción de riego es por
goteo. De hecho, en plantas adultas, el sistema de doble línea portagoteros ha
funcionado satisfactoriamente.
Las plantas de mango recién sembradas requieren de un riego regular durante
su primer año, llegando a unos 16 – 20 litros semanales por planta. Los
árboles ya bien desarrollados requieren poca agua para mantenerse, pero para
lograr el rendimiento máximo del árbol se recomiendan riegos mensuales de
400 m3/ha. Además, es necesario incrementar el riego en la época de floración
y producción de frutos. Se aconseja regar cada quince días durante este
periodo, que se extiende hasta que las frutas han madurado. En caso de que el
suelo sea arcilloso, se aconseja cada 25-30 días por la diferencia de drenado
entre ambos para evitar encharcamientos y asfixia de la raíz.
Como comentamos, generalmente los árboles de mango no requieren de
mucho riego aparente, aunque como muestra un estudio del IHSM «La
Mayora» un mayor riego se traduce en una mayor producción. Según el
estudio antes mencionado, las necesidades hídricas del mango en el sur
peninsular se sitúan en 5.700 m3 por hectárea y año para su productividad
óptima.
En general el mago es una planta muy resistente, pudiendo sobrevivir períodos
secos con escaso aporte hídrico de hasta 8 meses. De hecho, para su cultivo
productivo requiere de una época seca de algunos meses antes de la aparición
de las flores, que puede durar hasta el comienzo del desarrollo de los frutos. El
déficit hídrico contribuye al ciclo fenológico del mango, siendo un factor
ambiental importante en la inducción floral. En realidad, es un proceso
complejo con algunas incógnitas aún sin resolver, aunque parece evidente la
necesidad de esta estación seca para una producción óptima. A continuación le
sigue una etapa de hidratación para conseguir un correcto desarrollo del fruto
como hemos hablado anteriormente.
En la humedad influye la presencia de agua ambiental y la temperatura. Los
estudios sitúan la humedad relativa ideal para el mango entre valores del 40 –
60 %. Esto favorece el proceso de transpiración de las plantas, facilitando el
movimiento de nutrientes vía xilema hacia las partes aéreas.
4. Suelo
El mango crece de forma óptima en suelos con un buen drenado y ricos en
materia orgánica. Podemos decir que son aptos para el cultivo los suelos limo-
arenosos, como por ejemplo limosos con humus, los suelos arenosos
ligeramente ácidos y aquellos que sean alcalinos pero se hayan tratado con
fertilizantes. Estos suelos permiten un secado rápido, lo que evita que se
generen encharcamientos que puedan asfixiar las raíces del mango. En cuanto
al pH, el ideal se sitúa en valores preferentemente ácidos entre los 5.5 – 6.0,
aunque puede tolerar hasta valores de 7.5. Fuera de este rango de pH se
produce un crecimiento retardado o nulo en casos extremos.