Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me
comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista
de cualquier tipo que yo pueda escoger –médico, abogado, artista, hombre de negocios y, sí,
incluso mendigo o ladrón- independientemente de su talento, inclinaciones, tendencias,
aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados”
J. B. Watson. Padre del conductismo.
4.- Comenta cualquier otra cosa de la película que te haya llamado la atención.
1
Los trastornos de la personalidad.
¿Conoces a personas desconfiadas y
suspicaces? ¿Tienes alguna amistad narcisista o
dependiente? Los trastornos de personalidad no
son algo exótico, sino formas de conducta
desadaptadas que podemos encontrarnos en
nuestro entorno laboral, social o familiar.
En la vida cotidiana, mucha gente tiene
tendencia a explicar la conducta que le resulta
desagradable con expresiones como este es un
“loco”, “sádico” o “paranoico”, etc., y así lo excluyen
del resto de “nosotros”, las personas decentes.
De esta manera, la gente ya no necesita preocuparse por su conducta. Este
pensamiento nos hace olvidar la influencia de las presiones situacionales
cuando surgen muchas conductas anómalas. Numerosas variables
situacionales pueden hacer que personas “normales” se comporten de forma
desadaptada.
Pero, ¿qué diferencias hay entre normalidad y anormalidad en
personalidad? La normalidad puede ser concebida como la capacidad de
funcionar autónoma y competentemente, la tendencia a adaptarse al entorno
social de forma efectiva, una sensación subjetiva de satisfacción y eficiencia y
la habilidad de autorrealizarse o de alcanzar las propias potencialidades. Por
tanto, la anormalidad puede ser entendida como un déficit de estas cualidades.
(Millon, Los trastornos de la personalidad, pág. 20)
De la definición de Millon podemos inferir que las personas con
alteraciones o desórdenes de personalidad muestran pautas de conducta
rígidas e inflexibles, que perjudican tanto un día su ajuste interpersonal como a
su realización social.
¿Qué características comunes podemos atribuir a las alteraciones de
personalidad? Las más frecuentes son:
Surgen en todas las culturas y grupos sociales.
Son pautas de conducta limitadas y rígidas que impiden nuevos
aprendizajes y conductas.
Causan fragilidad emocional en situaciones estresantes.
No son desórdenes homogéneos. Cada narcisista, por ejemplo, muestra
diferencias individuales respecto a su grupo.
Existen pocos datos sobre su etiología.
Hay dos grandes sistemas de clasificación de los trastornos de
personalidad: el CIE-10 (Clasificación Internacional de las Enfermedades), y el
DSM-IV (Manual de Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría,
1994). Nosotros seguimos la clasificación establecida por los psicólogos Th.
Millon y G. Everly, en su obra La personalidad y sus trastornos (1993), ya que
las clasificaciones posteriores arrancan de sus investigaciones.
2
Estos investigadores consideran que la personalidad consiste en pautas de
afrontamiento aprendidas, son formas complejas y estables de manejarse en el
entorno. En su obra establece una clasificación de once personalidades
anómalas de menor (narcisista) a mayor gravedad (esquizoide) con extensas
descripciones de cada una de las alteraciones. En la evaluación de la
personalidad siguen este esquema de análisis:
Conducta aparente: la manera en que el individuo se muestra ante los
demás.
Conducta interpersonal: cómo interactúa el individuo con los demás.
Estilo cognitivo: La naturaleza característica del proceso de pensamiento
del individuo.
Expresión afectiva: cómo muestra el individuo sus emociones.
Percepción de sí mismo: la manera en que el individuo se ve a sí mismo.
Los principales trastornos de personalidad son:
Personalidad antisocial (antes psicópata): se trata de un individuo frío,
duro e insensible, ambicioso y agresivo, con baja tolerancia a la frustración. No
se inhibe ante el peligro o el castigo. Descuida los derechos y el bienestar de
los demás. Sus patrones cognitivos son rígidos e inflexibles, evita las
emociones tiernas por considerarlas signos de debilidad.
SÍNTOMAS:
3
SÍNTOMAS:
Creencia de que eres especial y más importante que
los demás.
Fantasías sobre el poder, el éxito y la atracción.
Incapacidad para reconocer las necesidades y los
sentimientos de los demás.
Exageración de logros o talentos.
Expectativa de elogios y admiración constantes
Arrogancia.
Expectativas no razonables de favores y ventajas, a
menudo aprovechándose de los demás.
4
SÍNTOMAS:
Búsqueda constante de atención.
Excesivamente exaltado, drástico o provocativo
en el plano sexual, con el objetivo de captar la
atención.
Discurso espectacular con opiniones fuertes,
pero con pocos hechos o detalles para respal-
darlas.
Fácilmente influenciable.
Emociones poco profundas que cambian rápi-
damente.
5
Inflexibilidad en cuanto a la moral, la ética o los valores.
Estricto, control mezquino del presupuesto y los gastos.
6
SÍNTOMAS:
Falta de interés en las relaciones sociales o perso-
nales; preferencia por la soledad.
Amplitud limitada de las emociones.
Incapacidad para disfrutar la mayoría de las activi-
dades.
Incapacidad para captar las señales sociales
normales.
Aparentar ser distante o indiferente.
Poco interés o interés nulo en las relaciones sexua-
les.
SÍNTOMAS:
Vestimenta, pensamientos, creencias, discurso o
conductas peculiares.
Experiencias perceptivas extrañas, como escuchar que
alguien susurra tu nombre.
Falta de expresión emocional o respuestas emotivas
inadecuadas.
Ansiedad social y falta de relaciones cercanas o inco-
modidad con dichas relaciones.
Respuesta indiferente, inadecuada o suspicaz a los
demás.
«Pensamiento mágico» (creer que puedes ejercer influencia en personas y
acontecimientos con el pensamiento).
Creencia de que determinados incidentes o acontecimientos casuales tienen
mensajes ocultos exclusivos para ti.
7
SÍNTOMAS:
Conducta impulsiva y riesgosa,
como tener relaciones sexuales
sin protección, involucrarse en
apuestas o tener atracones.
Imagen personal inestable o frá-
gil.
Relaciones inestables e inten-
sas.
Cambios en el estado de ánimo,
a menudo como reacción al es-
trés interpersonal.
Conductas suicidas o amenazas de autolesión.
Temor intenso a estar solo o a ser abandonado.
Sentimientos de vacío continuos.
Ataques de ira frecuentes e intensos.
Paranoia intermitente relacionada con el estrés.
SÍNTOMAS:
Creencia injustificada de que los demás
intentan dañarte o engañarte.
Sospecha injustificada de la lealtad o la fia-
bilidad de los demás.
Vacilación al confiar en los demás debido al
temor no razonable de que usarán la
información en tu contra.
Percepción de comentarios inocentes o si-
tuaciones no intimidantes como si fuesen
insultos o ataques personales.
Reacción hostil o de furia a los insultos o
desaires percibidos.
8
Causas
La personalidad es la combinación de pensamientos, emociones y
conductas que nos hacen únicos. Es el modo en el que ves, comprendes y te
relacionas con el mundo exterior, así como el modo en el que te ves a ti mismo.
La personalidad se forma durante la infancia y en ella incide la interacción de lo
siguiente:
Factores de riesgo
Si bien no se conoce la causa precisa de los trastornos de la personali-
dad, ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar
estos trastornos, entre ellos, los siguientes:
Antecedentes familiares de trastornos de personalidad u otras enferme-
dades mentales
Vida familiar abusiva, inestable o caótica durante la niñez
Diagnóstico de trastorno de la conducta en la niñez
Variaciones en la química y en la estructura del cerebro
Complicaciones
Los trastornos de la personalidad pueden alterar significativamente tanto
la vida de la persona afectada como la de las personas que se preocupan por
esta. Los trastornos de la personalidad pueden provocar problemas con las re-
laciones, el trabajo o la escuela, y pueden derivar en el aislamiento social o el
consumo abusivo de drogas o alcohol.
9
Este test se ha realizado para
distraernos un poco y aprender a reír-
nos de nosotros mismos, ya que to-
dos tenemos más de un rasgo de per-
sonalidad aquí descrito. En ningún
caso está pensado para ridiculizar, ni
menospreciar a ninguna persona.
¿Quién es el 1?
¿Quién es el 3?
¿Quién es el 2?
¿Quién es el 4? ¿Quién es el 5?
¿Quién es el 7?
¿Quién es el 6?
Object 64
Object 66
Object 68
Object 70
¿Quién es el 8? ¿Quién es el 9?
10
¿Quién es el 10? ¿Quién es el 11?
Object 100 Trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad Object 92 Trastorno paranoide de la personalidad
Instrucciones
Asigna un valor a cada pregunta del siguiente apartado atendiendo a
si estás o no de acuerdo con lo que propone.
Preguntas:
11
Calcula tu grado de narcisismo
Resultados (sumados) de las preguntas 1, 2 y 3:
12
Casos clínicos
Caso Nº1
Le pregunto por los primeros años (antes de los 12) y no recuerda nada
especial, “todo normal”.
Lectura corporal
o Muy delgada, pero con una musculatura fuerte (dice que no hace depor-
te), lo que muestra el alto grado de tensión y contracción muscular (para
contener todo su mundo emocional)
o Aspecto desaliñado (y continúa vistiendo exclusivamente de negro)
o Fuerte tensión en la zona ocular y craneal
o Pelvis hacia delante (como un “perro apaleado”)
o Brazos desconectados, lánguidos
o Poco enraizamiento, sus pies y piernas no la sostienen, poco equilibrio
o En movimiento: escasa coordinación, movimientos descompensados
o Destaca un fuerte mal olor corporal
13
Caso Nº2
14
Caso N.º 3
A partir de ese momento desarrolló una serie de hábitos que día a día
fueron incrementándose, como pasar tiempo ante el espejo ensayando postu-
ras en su rostro, tales como sonrisas, caras de asombro, miradas, formas de
vestir, posición de corbata, manera de llevar la americana…en definitiva, en-
sayos continuos como quien tiene que representar una obra de teatro.
Por un lado, le satisfacía enormemente, pensar y “casi” creer lo que textual-
mente me dijo:“pienso que cuando voy por la calle levanto murmullos de ad-
miración”.
Pero a la vez que sentía esa satisfacción por su estética, en el lado
opuesto, comenzaba a emerger la sensación de rechazo; no sólo por el tiempo
empleado en la preparación de su aspecto físico, al que había añadido con-
troles en la alimentación y ejercicios en el gimnasio, sino por esos pensamien -
tos obsesivos que aparecieron en su conciencia escrupulosa.
“Si voy caminando por la cale, me decía, y tengo que cruzar por un
semáforo, me paro, naturalmente, hasta que esté en verde. Si hay una mujer a
mi lado, esperando igual que yo para cruzar, pienso que si me mira se quedará
extasiada y no querrá tener pensamientos eróticos acerca de mi persona y
para evitarlos puede cruzar precipitadamente la calle con el semáforo en rojo.
Podría ser atropellada y yo sería el responsable del accidente”.
Contado de esta manera, y así fue como sucedió, puede parecer cómi-
co; sin embargo, la tragedia que esta persona vivía diariamente con sus pensa-
mientos y sus rituales de comprobación, le hacían insufrible la vida misma.
Pensar que para su tranquilidad tenía que ofender a unas mujeres a las que
para nada desea causar ningún mal; saber que podía terminar en algún
juzgado de guardia como alguna vez así fue y allí tener que explicar algo que
no es entendible y sabiendo, además, que lo considerarían un perturbado men-
tal, sin serlo; saber que a excepción de un profesional, no encontraría a nadie
que le comprendiese. Y sobre todo, ese pensamiento interminable de que su
problema era irresoluble porque si se veía tan arrollador, ¿cómo iba a dejar de
verse así? Y si se veía de esta manera, ¿cómo podría eliminar de su
conciencia ser causa de las desgracias de los demás? Sin embargo, se equivo-
caba en este pensamiento ya que estos trastornos, tanto el narcisismo como el
trastorno obsesivo, bajo la guía de un especialista en psicología clínica, pueden
solucionarse.
15
Caso N.º 4
Blanca de 36 años acude a consulta
acompañada de su hermana menor. Hace un año y
medio tuvo una ruptura de pareja con la que lleva-
ba conviviendo 3 años y se trasladó a casa de su
hermana porque, según dice, se veía incapaz de vi-
vir sola. Desde entonces se siente con miedo y se
ve incapaz de tomar cualquier tipo de decisión. Su
ex pareja tomaba por ella todas las decisiones:
donde vivir, donde invertir el dinero, donde ir de
vacaciones, que días salir a cenar etc.
Caso Nº16
16
Caso N.º 5
Caso clínico Paciente mujer, de 40 años, deri-
vada a la Residencia de Psiquiatría Adultos de la Fa-
cultad de Ciencias Médicas de la UNR por imposibilidad
económica para sostener el tratamiento en ámbito pri-
vado. Enfermedad actual: refiere al menos de 20 años
de evolución, con agravamiento en los últimos seis mes-
es, caracterizado por pensamientos e imágenes recu-
rrentes, persistentes, intrusivas e inapropiadas, que en
ocasiones le generan malestar y en otras placer ("siento
que si le hago mal [a mi hijo] yo me siento mejor"). Ex-
presa dudas sobre el origen de los mismos, sin poder
precisar claramente si son producto de su mente o si
provienen del exterior. La temática de éstos gira princi-
palmente en relación a la duda sobre su género y el de
los demás ("a veces miro a la gente muy obsesivamen-
te para saber bien si es hombre o mujer, no sé dilucidar
bien su sexualidad"; se le impone la idea de que las mu-
jeres tienen pene). Padece también de obsesiones de
suciedad de leve a moderada intensidad ("si no me
baño un día parece que estoy sucia").
17
Caso Nº 6
Fue entonces uniendo la pérdida de sus notas con estos compañeros, a quie-
nes empezó a "perseguir, controlar, esquivar y tratar mal", lo que fue generando un cli-
ma de mala convivencia laboral, ya que empezó con "acusaciones, careos, pedido de
explicaciones, notas, etcétera". El paciente expresa este relato con vehemencia: real-
mente han querido perjudicarlo "por la envidia y celos que le tienen por tener él a su
cargo un trabajo mucho más importante". El hecho es que fue tornándose más
desconfiado, debía controlarlo todo varias veces, comenzó a colocar sistemas de
seguridad más estrictos sobre sus papeles, como "cerraduras, llaves, candados do-
bles, etcétera". Se tornó receloso y cuidadoso evitando comentar sus investigaciones,
malhumorado y agresivo. La distancia laboral interpersonal generada fue cada vez
mayor, prácticamente no se hablaba con nadie, se transformó en un ser taciturno y
aislado, miraba a todos con desprecio. También llevó este ánimo a su casa, mante-
niendo a nivel familiar igual distancia y preocupación. Todos los intentos de su esposa
para contraargumentar lo que le sucedía fracasaban e incluso amigos iniciales del tra-
bajo también: nada lo hacía entrar en razones y siempre ofrecía con mucha carga
emotiva y enojo todas las pruebas de su instancia de persecución. Su esposa inicial-
mente creyó que era así, hasta un punto en que ya no pudo entender tanta persecu-
ción, por lo menos en el contexto del trabajo de su esposo, así que se contactó con
compañeros de éste y se encontró con otra realidad. Esta situación terminó con la
suspensión y no renovación del contrato laboral y de investigación. Finalmente se fue
de Energía Atómica: "Lograron vencerme, realmente me perjudicaron". Aquí se reac-
tivó su ánimo persecutorio. En ningún momento pretendió querellar. Sospechaba, llegó
a pensar en la persecución extralaboral, en el seguimiento, se sentía vigilado y pen-
saba también en la posibilidad de que sus llamadas telefónicas estuviesen interferidas.
Posteriormente se acentuó el ánimo depresivo y hubo que darle antidepresivos. Al
cabo de unos 7 meses de tratamiento mejoró anímicamente, pero mantenía incólume
el delirio persecutorio, verosímil, lógico y creíble que siempre exponía con mesura (es-
taba medicado). Se tranquilizó mucho y recuperó su fuerza de siempre. Consiguió tra-
bajo en otra empresa. Durante un par de años de seguimiento siempre insistió en un
complot en su contra y siempre manifestó su enojo ante esta situación. Al poco tiempo,
en la otra empresa comenzó a notar lo mismo: persecución y que querían perjudicarlo.
Es más: comenzó a vincular a ambas empresas en contra de él. El resto de la vida del
paciente era igual. Fue deteriorándose económicamente, ya que fue nuevamente de-
jado sin trabajo por el mismo motivo.
18
Caso Nº 7
ahora se explica por qué no fueron a verlo a la clínica con la frecuencia que para él
hubiese sido la necesaria. Al poco tiempo de estar trabajando su malestar interperso-
nal se va acentuando, se torna retraído, enojoso, irritable, malhumorado y agresivo. Un
buen día, a raíz de un malentendido lanza contra uno de sus jefes una crítica hostil, de
que fue injustamente tratado durante su internación, en la que merecía mejor trato en
razón de su amplia dedicación al trabajo desde siempre. Acusa enérgicamente
también a sus compañeros. Dada la situación hostil, M.P. comienza a ser relegado de
funciones, los compañeros se alejan cada vez más, no lo saludan, lo que genera que
haga una nota ante el gremio y otra ante la superioridad de la empresa. El rendimiento
laboral disminuye. Quiere simplemente una reinvindicación moral, no quiere dinero ni
una indemnización, quiere ser reconocido, "que le pidan perdón, que acepten pú-
blicamente que la trataron mal". Toda esta historia se pudo conformar porque M.P.
concurrió al principio con un compañero de trabajo. Se le dieron licencias laborales,
aceptó hacer psicoterapia, no aceptó medicación alguna. Al cabo de tres meses
seguía con el mismo vigor reivindicador. Esto motivó otras notas a sus superiores,
aduciendo que esta situación injusta lo había llevado a enfermarse de los nervios di-
ficultándole trabajar con normalidad. Pocos meses más tarde se presenta una leve
mejoría y se reintegra a su lugar de trabajo. Pero no todo vuelve a ser como antes,
esto es cierto. Lo tratan diferente, porque ha deteriorado su relación con el grupo. Esto
genera que el paciente considere que se vuelve a cometer otra injusticia, porque no le
dan la tarea que él sabe desempeñar y solamente le dan labores inferiores o subalter-
nas. Otra vez más surge la nota a su jefe, al gremio, al presidente de la empresa, etcé-
tera. Nuevamente aparece el ánimo irritable querellante. Un día a raíz de una discu-
sión de trabajo tiene una violenta pelea con su jefe, quien lo suspende. En la entrevis-
ta está muy recuperado y tranquilo. De buen ánimo. Cuando le pregunto más a fondo,
me responde que "todo esto ha sido un complot y que realmente, si bien hoy estoy
tranquilo, cuando me mejore más voy a iniciar un juicio laboral, con juicio a todos por
separado, ya que me he informado bien con un abogado, también, le voy a hacer
juicio a la empresa... aunque me pidan disculpas de rodillas y me paguen todo, no los
perdono". Este paciente intentó iniciar varios juicios, que no prosperaron, pues no ha-
bía causa suficiente para los abogados. Finalmente lo echan con una indemnización,
el paciente no la acepta e inicia otro juicio por daños y perjuicios. Ésta era su lucha y el
sentido de su vida.
19
Caso Nº 8
Caso Nº10
A.P., de 48 años. Trabajadora independiente. Cri-
ticadora de todo. Sobre todo de los médicos, que no aciertan
con un diagnóstico y un tratamiento. El hecho es que un
buen día, a raíz de ver hablando a su esposo y a su médico
en el pasillo, entendió rápidamente lo que sucedía: "Tengo
algo malo y me lo ocultan, y ambos se han conchavado para
no decirme nada. En realidad lo que tengo es un cáncer y
no voy a admitir que me oculten lo que tengo". Increpa al
médico y a su esposo. Va de consulta con otros profesiona-
les y sigue creyendo lo mismo, el médico le oculta lo que tie-
ne porque su esposo se confabula con ellos. Se ofende
cuando le sugieren ver un psiquiatra.
Gran tomadora de analgésicos, ansiolíticos, etcétera. El trabajo la tranquiliza.
Cuando acude finalmente a la consulta presenta montones de estudios, etcétera, con-
fiesa tener la idea, la convicción y la certeza de tener un cáncer de útero, incurable y
que todos están confabulados por el esposo, a quien acusa de instigador, cruel e in-
servible, todo así tramado porque él se considera un fracasado, y ella exitosa ya que
es la que gana más dinero. A pesar de estas acusaciones, el esposo acompaña
pacientemente a su esposa a la consulta y soporta todo estoicamente. La paciente da
detalles de conversaciones, gestos, etcétera, donde ha visto a su esposo hablando
con los médicos. Cuestiona severísimamente a la medicina y a los médicos. Fue
operada por un mioma y está en su ánimo querellar al médico cirujano porque se le
pasó ver si tenía o no un cáncer de útero. Por supuesto intentó todas las medicinas
alternativas. Cuando se le da una explicación de lo que realmente tiene se ofende y
contraargumenta. Decide no venir más.
20
Caso Nº9
21
Caso Nº11
22
Caso Nº12
23
Caso Nº13
24
Caso Nº15
25
Caso Nº17
J.L., de 62 años.
Acude a la consulta
acompañada por su hija.
Hace unos meses comenzó
a decir que sus vecinos la
estaban molestando con rui-
dos de todo tipo. Que corren
muebles, zapatean, taco-
nean y ponen música a todo
volumen, exclusivamente
para perjudicarla a ella y no
dejarla en paz.
Además, cuando se encuentra con ellos a la salida del edificio no la saludan o hacen
señas que ella interpreta como de burla, o al pasar a su lado la paciente notó que la
rozaron con la ropa. Se fue a su apartamento y bajo un foco de luz observó que su
ropa rozada por la del vecino aludido estaba sucia, es más: tenía como un polvo, que
interpretó como que se lo tiraron cuando la rozaron, pero éste era un polvo envene-
nador colocado con toda intención. En otra ocasión notó, cuando pasaban al lado de
su puerta, que le tiraban un polvo particular, también envenenador, lo que la llevó a
colocar trapos de piso en la puerta de entrada. Además notó que cuando sus vecinos
sacudían la ropa en la ventana de arriba, también le enviaban estos polvos envene-
nadores. Dejó de abrir las ventanas y selló todo con cintas adhesivas y burletes.
También comenzó a decir que la estaban molestando a través de la cañería de agua y
de gas enviándole ciertos gases, que ella podía distinguir por el olor, y disminución del
chorro de agua. Todo esto era un verdadero complot de sus vecinos de arriba para
perjudicarla y lograr que se vaya. En otro momento atribuyó una caída tensional de la
luz también a sus vecinos, siempre con el afán de molestarla. El aspecto de la pacien-
te es correcto, pulcro y educado. Está bien vestida. Por lo demás se muestra de buen
ánimo, visita a su nietas, les compra regalos, ayuda a su hija, sale con pocas amigas.
No registra antecedentes de enfermedad mental de ningún tipo. Su rendimiento inte-
lectual es el esperable para su edad. Jubilada docente. No se detectan fallos de
memoria. Está perfectamente ubicada en la realidad. Cuando se toca el tema de los
vecinos de su casa dispara con tono elevado y convincente este delirio. No admite y
se enoja que se dude o que se la contradiga. Las verificaciones que hizo su hija con
los vecinos y con el portero fueron negativas y pudo comprobar que eran familias
normales, que vivían como cualquier familia común, dice su hija. Ésta fue la razón que
finalmente motivó a la hija a traer a su madre a un psiquiatra, ya que al principio le cre-
yó, salvo cuando surgió el tema de los polvos envenenadores que le resultó poco creí-
ble. La paciente no acepta para nada estar enferma y mucho menos tomar
medicación. La hija decide llevarla a su casa donde está durante tres meses. Allí, que
también es un edificio de apartamentos, no surgió en ningún momento lo mismo, pero
mantuvo intacto lo de su casa. Cada tanto iba a su casa para limpiar y volvía a notar
las mismas cosas agravadas por la falta de limpieza. Salvo este núcleo delirante que
la paciente manifestaba sólo en el seno de su casa, era una persona completamente
normal.
26
Caso Nº18
Ocupa gran parte del tiempo que está en su casa a rumear este tipo de pensa-
mientos y a perseguir a su madre para que la escuche y se ponga mal con ella. No
27
puede soportar que ésta esté contenta: “¿cómo podes estar bien con lo que me pasa
a mí!”. La producción de ideas obsesivas disminuye mientras estudia o cuando el
padre está en la casa, si bien en los momentos más agudos del trastorno necesita a
ambos padres para descargar su angustia.
En su diálogo interior, V. se repite una y otra vez que es horrible lo que ha he-
cho de niña, se siente responsable de haber incitado o influenciado a las demás niñas.
Por lo que debe expiar su culpa, se tiene que castigar, “no es posible que ella se sien-
te bien, esté contenta, sea feliz, después de lo sucio que hizo”.
Caso Nº14
El hijo del vecino, al pasar un día por la puerta de su casa, además de no salu-
darla, hace un gesto con la nariz, que la paciente interpreta inmediatamente como que
había olido algo feo en ella, un mal olor que ella despedía. Rápidamente fue a darse
un baño.
Como notó algo de flujo vaginal pensó que dicho olor vendría de allí, que por otra par-
te ella no sentía. Consultó un ginecólogo quién no le encontró nada. Estaba muy
angustiada porque conocían su intimidad. El otro día estaba el vecino en el techo
arreglando una antena de televisión junto con su hijo y vio que hacían comentarios en-
tre ellos, que A.P. interpretó como que comentaban que era lesbiana y lo único que
piensa es en mujeres. Finalmente consulta con psiquiatría traída por una amiga. La
paciente se considera heterosexual, pero su vida sexual ha sido muy escasa. Está
muy apesadumbrada, avergonzada e indignada por lo que le sucede. Quiere mudarse.
Está deprimida. Piensa que todo es irreparable. Remite rápidamente la ocurrencia de
despedir un mal olor de su cuerpo e incluso admite el error de pensar que crean que
es lesbiana. La hermana está internada en un hospital psiquiátrico. La madre también
tenía problemas mentales.
28
Caso Nº1 Trastorno por Evitación
Caso N.º 7: Esta situación le genera algo así como una "reacción paranoide
breve", que obliga a dar intervención policial con internación posterior en una
clínica psiquiátrica. A los 10 días se va de alta porque no lo encuentran psicóti-
co.
29