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El Israel Carnal, el Israel Espiritual y la Promesa de Dios

Deuteronomio 5:1-21
Los Diez Mandamientos
5 Moisés llamó a todo Israel, y les dijo:
«Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en tus
oídos. Apréndelos y asegúrate de ponerlos por obra. 2 El Señor
nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb. 3 Este pacto no lo
hizo el Señor con nuestros padres, sino con todos nosotros, los que
hoy estamos aquí con vida.
Romanos 11:16-32
16
Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es
santa, también lo son las ramas.
17
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre,
has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de
la rica savia del olivo, 18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no
sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas
para que yo fuese injertado. 20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero
tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21 Porque si Dios no
perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22 Mira, pues, la
bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que
cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de
otra manera tú también serás cortado. 23 Y aun ellos, si no permanecieren en
incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a
injertar. 24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y
contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son
las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
La restauración de Israel
25
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis
arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y
luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
27
Y este será mi pacto con ellos,
Cuando yo quite sus pecados.
28
Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en
cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 29 Porque
irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 30 Pues como vosotros
también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado
misericordia por la desobediencia de ellos, 31 así también estos ahora han sido
desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también
alcancen misericordia. 32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para
tener misericordia de todos.
Apocalipsis 2:9
9
Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la
blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
Romanos 2:17-24
Los judíos y la ley
17
He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en
Dios, 18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19 y
confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en
tinieblas, 20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la
forma de la ciencia y de la verdad. 21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te
enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22 Tú que
dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos,
¿cometes sacrilegio? 23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley
deshonras a Dios? 24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es
blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.

Romanos 2:28-29
28
Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se
hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la
circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no
viene de los hombres, sino de Dios.
Es decir, el verdadero judío a los ojos de Dios no es aquel que desciende carnalmente
de Abraham, sino aquel que desciende espiritualmente de Abraham.
Gálatas 3:6-7
El pacto de Dios con Abraham
6
Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Sabed, por tanto, que
los que son de fe, estos son hijos de Abraham.
Pablo enfatiza esto, por ejemplo, en su Epístola a los Gálatas, cuando dice lo
siguiente:
«Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que
los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.» Gálatas 3:6-7
Entonces, aquel que cree en Jesucristo es hijo de Abraham, pues comparte la misma
fe que él. Y aquel que es hijo de Abraham por tener la misma fe que él es, entonces,
un verdadero judío a los ojos de Dios. Y estos verdaderos judíos no solo se
encuentran entre el pueblo judío en la carne, sino también entre nosotros, los gentiles,
como Pablo dice más adelante:
Gálatas 3:25-29
«Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la
fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no
hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según
la promesa.»
De lo anterior podemos concluir, entonces, que hay dos pueblos judíos: Uno carnal y
otro espiritual. El pueblo judío carnal es aquel que desciende de Abraham en la carne,
por generación natural. El pueblo judío espiritual es aquel que desciende de Abraham
en el espíritu, es decir, por compartir la misma fe que Abraham.
Pablo reconoce esta distinción en los siguientes
.Romanos 9:6-8
«No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de
Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos
según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la
promesa son contados como descendientes.»
El argumento de Pablo va como sigue: En los vs. 1-5, Pablo expresa su dolor al ver a
muchos de su propio pueblo rechazar a Cristo. A la luz de esto, Pablo se adelanta a la
siguiente objeción: Si Dios prometió salvar a Su pueblo, pero este mismo pueblo
perece en incredulidad y es condenado, entonces significa que la promesa de Dios ha
fallado. Pablo niega esta objeción implícita, como a continuación te explicaré.
Pablo dice: «No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que
descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son
todos hijos…«. La promesa de Dios no ha fallado, porque esta promesa no iba
dirigida exclusivamente al pueblo de Israel según la carne, sino al pueblo de Israel
según el espíritu, es decir, los elegidos de entre toda tribu, nación y lengua. Este
pueblo espiritual elegido está conformado por aquellos judíos y gentiles por los que
Cristo murió.
Entonces, a la luz de esto, Pablo nos enseña lo siguiente: El verdadero Israel ante
Dios es la Iglesia, es decir, el conjunto de elegidos llamados a la fe en Jesucristo de
entre toda tribu, nación y lengua. La Iglesia Invisible (término que sirve para distinguir
a los elegidos de entre todos aquellos que profesan la fe Cristiana en la Iglesia Visible)
es el pueblo de Dios, el verdadero Israel.
Jesús mismo nos enseña esto en los siguientes.
Juan 8:39-40
«Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si
fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis
matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no
hizo esto Abraham.
Aquí los judíos que estaban en contra de Jesús le sacaron en cara que ellos eran hijos
de Abraham, y si hablamos de generación natural, claro que son hijos de Abraham
según la carne. Pero Jesús les niega que sean hijos de Abraham, al decirles: «Si
fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais…«. El argumento va
como sigue: Si se es hijo de Abraham, se hacen las obras de Abraham; X judío no
hace las obras de Abraham; entonces, X judío no es hijo de Abraham.
Aquellos judíos querían matar a Jesús. Debido a que Abraham no hubiera matado a
Jesús, antes bien se regocijó de ver Su día, estos judíos demostraron entonces que
no eran hijos de Abraham. Y si no son hijos de Abraham, entonces no son judíos.
Pedro dice lo siguiente de la Iglesia, es decir, del conjunto de creyentes verdaderos:
1 Pedro 2:9
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, NACIÓN SANTA, PUEBLO
ADQUIRIDO POR DIOS, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable.
Claramente Pedro se inspiró en vs. como Deuteronomio 7:6, entre otros, que hacen
referencia al pueblo de Israel como el pueblo adquirido por Dios. En otras
palabras, Pedro equipara a la Iglesia con el pueblo de Israel, es decir, la Iglesia es el
verdadero pueblo de Israel.
En conclusión, la promesa de Dios de salvar a Su pueblo no ha fallado. Cada elegido
pertenece al verdadero pueblo de Israel, al Israel de Dios, habitante de la Jerusalén
Celestial, y cada elegido será salvo con seguridad, conforme a la promesa de Dios. Si
has creído en Jesucristo para salvación, entonces debes considerarte a tí mismo parte
del pueblo de Dios, un verdadero judío israelita, un hijo de Abraham.
Mateo 1:21
21
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,[a] porque él salvará a su pueblo
de sus pecados.
y ahora sabrás a que pueblo se refiere a Israel se refiere
el Salmos 130:8
8
Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
Jesús vino a salvar al Israel espiritual, al verdadero pueblo de Dios, conformado por
judíos y gentiles. A la luz de lo anterior, ahora podrás entender a quién se dirigen
realmente muchas de las promesas de Dios en el Antiguo Testamento. Por ejemplo,
el Salmo 130:8 no está dirigido al pueblo de Israel según la carne, sino al pueblo de
Israel según el espíritu, es decir, los verdaderos hijos descendientes de Abraham
según la fe.
Y si te responden que esa salvación depende de la decisión de la persona, entonces
tú responde lo siguiente: ‘La Escritura enseña que la salvación «no depende del que
quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16), y
si la salvación depende de la decisión de la persona, ya no es por Gracia, pues
dependería de la obra de decidir del hombre, y la Escritura es clara cuando nos dice
que «Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra»
(Romanos 11:6)’.

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