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ESTEREOTIPOS EN HOMBRES:

El movimiento feminista que se desarrolló en la sociedad occidental a partir de la década de


1960 condujo a una explosión de los estudios de la mujer, estudios de la mujer que
constituyeron "un importante campo de actividad intelectual por derecho propio" e influyeron
en muchas disciplinas, especialmente en las ciencias sociales y las humanidades. En medio de
un auge en el desarrollo de los estudios de la mujer, surgió un modelo de investigación
denominado estudios del hombre durante unos quince años en la academia norteamericana y
más tarde en Europa. Al igual que los estudios de mujeres, que actualmente se centran en la
masculinidad, los estudios de hombres "intentan cambiar nuestra comprensión de la
masculinidad y hacerlo de una manera que sea más o menos respetable desde el punto de
vista académico, pero sin abandonar el compromiso político". En este sentido vale la pena
destacar algunos ejemplos como el trabajo de MICHAEL KAUFMAN en Canadá a través del
White Ribbon Movement, MICHAEL FLOOD en Australia con la Revista XY, MICHAEL KIMMEL
de NOMAS o el trabajo de DANIEL WELZER-LANG apoyando y construyendo la Red Feminista
Europea. Rompiendo el paradigma generalizado de que solo existe un tipo verdaderamente
masculino, estas visiones critican los valores masculinos encarnados por los hombres
occidentales y demuestran su apoyo a las demandas igualitarias feministas. El hecho de que
nuestro objeto se convierta en un estereotipo masculino no significa que no haya que hablar
de otras categorías alrededor, como el hombre entendido como hombre y la masculinidad. De
hecho, los conceptos de masculinidad y estereotipos masculinos están claramente
relacionados, aunque estas categorías no denotan estrictamente las mismas cosas. Cuando
hablamos de hombres y mujeres, el plural es apropiado porque estamos expresando una
variedad que no encaja en un solo patrón de comportamiento. Los nenes y las nenas existen
en toda la humanidad y seguirán existiendo a menos que haya una metamorfosis en la especie
humana. Aunque también debemos decir que existen muchas más categorías como
transgénero masculino y femenino, travesti, andrógino, bisexual y asexual. Por otro lado, si
presentamos una variable de selección sexual, encontramos palabras como gay o lesbiana.

En esta diversidad, las personas alaban diferentes modelos culturales. Estos modelos han
definido quién es una persona y quién debería ser. Estos modelos son los que conceptualizarán
el significado de lo masculino y crearán marcos de interpretación social en nuestra sociedad.
Los hombres tienen dificultades debido al temor de que los propios hombres puedan ser
discriminados y percibidos como "femeninos". De hecho, como mencionan Méndez (1995) y
Zurutuza (1993), la discriminación y la percepción como “femenina” son aspectos que están
profundamente conectados, pues la visión patriarcal crea imágenes de hombres que justifican
y mantienen de cierta manera el statu quo del hombre. Cabe aclarar aquí que estos autores,
cuando hablan de "imágenes", en realidad se refieren a estereotipos, que en opinión de Fiske
(1998) serían visiones sobre los grupos sociales y las características de sus miembros que se
trasladan a la sociedad y pueden ser adoptados por una sola persona o por un grupo de
personas.

Por otro lado, la literatura ha demostrado que el contacto con personas de forma contra
estereotipada ayuda a reducir el sexismo, aunque también ha encontrado que los hombres
quienes abogan por la igualdad desafiando la jerarquía social entre los sexos, son objeto de
discriminación debido a la deslegitimación de la percepción del statu quo, en el que los
hombres tienen más poder y privilegio que las mujeres. Así, los hombres que evitan los
modelos normativos de masculinidad parecen estar caracterizados por estereotipos asociados
con grupos de bajo estatus -débiles, sensibles, femeninos- o percibidos como homosexuales,
incluso si no hay base para tal conclusión, por ejemplo, están casados con una mujer.

También es bueno examinar la presencia de estereotipos de hombres en los productos y


servicios ofrecidos a los niños, así como a los más adultos. Al respecto, existen diferentes
mercados se basan en los estereotipos de hombres ya existentes y que existen desde hace ya
mucho tiempo atrás. Como por ejemplo, cuando se va a una tienda a comprar juguetes para
niños, estos tienden a ser catalogados como “para varones”-aquellos que tienen una
inclinación por fomentar el desarrollo de destrezas y recreación de la aventura, como los legos,
cajas de herramientas, armas o figuras de acción, entre otros; pero separando de ese sitio a lo
que son juguetes para cocinar o que tengan que relacionarse con la cocina y otros más que
naturalmente son para las niñas y que según los estereotipos son juguetes para niñas. Así
mismo sucede con las paletas de colores, los colores predominantes y el tipo de juguete son
las características que varían entre los juguetes que son para los niños y los que son para las
niñas.
Lo mismo ocurre con los productos de cuidado personal para hombres, que suelen ser frascos
verticales oscuras con la etiqueta "Solo para hombres". Los productos para mujeres, aunque es
posible que el empaque no incluya explícitamente la palabra "mujer”, generalmente se
empaquetan en botellas brillantes y curvas, a menudo con las palabras "Belleza" o que
sugieren una apariencia mejorada. En contraste, los productos para hombres tienden a poner
más énfasis en la eficiencia y durabilidad del producto.

En consecuencia, un estudio de 2015 realizado por DAC en Nueva York analizó más de 90
marcas y 800 productos y concluyó que cinco industrias (juguetes y accesorios, ropa para
niños, adultos, cuidado personal y cuidado del hogar y de personas mayores) pagan un
promedio del 7 %. más que sus homólogos masculinos (2015). En total, las mujeres pagan más
que los hombres en 30 de las 35 categorías de productos analizadas (DAC NY, 2015). Además,
los productos orientados a mujeres consumen un 42 % más de tiempo, mientras que los
productos orientados a hombres consumen un 18 % más de tiempo (New York DAC, 2015). En
este sentido, cabe señalar que el DAC compara los bienes que son más similares en cuanto a
material, composición, textura, apariencia, descripción y/o publicidad con el fin de minimizar
las diferencias entre mujeres y hombres y determinar si se deben a estereotipos de género. se
concluye que hay impresiones que provocan cambios de precios (New York DAC, 2015).

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