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2 Timoteo 3:16

Reina-Valera 1960

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para


redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

Comencemos por preguntarnos si la palabra aún tiene poder, si realmente nos


redarguye, nos corrige y nos instruye a toda justicia.

Porque la palabra hoy dejo de ser eficaz, porque la palabra dejo de transformar
vidas, porque la palabra dejo de sanar, de reconstruir matrimonios destruidos,
porque la palabra no conduce al arrepentimiento.

Hoy la palabra es un elemento más dentro de un menú que escogemos dentro del
culto, la palabra es un mero adorno que esperamos para saber que ya queda
menos para que termine el culto y retirarnos a nuestras casas con la tranquilidad
moral de que asistimos a la iglesia.

Pero llegamos y nos vamos de la misma manera, llenos de prejuicios, lleno de


odio, llenos de desesperación, llenos de desesperanza.

DIOS perdió su poder entonces, DIOS ya no es el mismo hoy, ya no habrá más


ciegos con vista, cojos corriendo, mudos hablando, estériles dando a luz, muertos
resucitando, ya no habrá más hambrientos saciados, ya no habrá más corazones
transformados, DIOS ya no es más Soberano.

Las predicaciones son muertas porque los predicadores somos muertos, llenos de
conocimiento, pero sin el fuego del espíritu de DIOS, lejos de la consagración y la
oración, la predicación es un tramite mas que debemos cumplir, lleno de jactancia
y palabras complejas para demostrar sabiduría, ser maestros y enseñar la palabra
es un trámite más, cual exposición colegial, nos hemos olvidado de la SANTIDAD
de su PALABRA.
Queremos realizar dichas tareas lo más rápido posible, sin digerir primero que es
lo que DIOS nos quiere enseñar como canal de bendición para impartir su palabra,
predicar no es un trámite enseñar no es un trámite, es una esperanza para salvar
al pecados de la muerte ETERNA, es reconstruir un alma destrozada, es dar
esperanza, es devolver el gozo, es vivificar aquel que moría en pecado y miseria,
la predicación y la enseñanza es una acción de vida o muerte tanto para que la
imparte como para aquel que la recibe

Pero no solo enseñadores muertos, no solo predicadores muertos, también están


los oidores muertos, oidores a conveniencia, oidores selectivos, tenemos los oídos
del corazón tapados, inmunes a lo que DIOS quiere que escuchemos, por eso no
tenemos vidas transformadas.

No hemos aprendido a deleitarnos en su ley, no sabemos deleitarnos de sus


enseñanzas, escogemos lo que creemos que es correcto y todo lo que no nos
parece lo desechamos, sin temor somos capaces de tirar a la basura lo que DIOS
nos quiere decir.

Hoy la iglesia no es más que un valle de huesos secos, espíritus muertos, almas
sin arrepentimiento, donde pesa más nuestra emoción, nuestro parecer, menos lo
que nos dice la PALABRA DE DIOS, pareciera que somos demasiado suficientes
para depender de DIOS, tenemos vidas demasiadas perfectas para aceptar el
consejo de DIOS a través de su escritura.

Hoy tenemos corazones endurecidos, bajo capas y capas de autosuficiencia,


decimos anhelar su presencia decimos amarle, pero cuando nos habla a través de
la ESCRITURA, miramos hacia los costados, solo queremos los beneficios de
DIOS, pero no comprendemos que sus mayores beneficios son sus instrucciones
de la misma Palabra, toda bendición espiritual.

Tenemos nuestros ojos secos, sin lagrimas que transformen nuestras vidas,
conformándonos simplemente con quienes somos, simples asistentes sin
compromiso con la obra transformadora de DIOS en nuestras vidas.
No podemos decir que amamos DIOS y seguir siendo los mismos, no podemos
decir que amamos a DIOS si nuestro vocabulario sigue siendo el mismo, no
podemos decir que amamos a DIOS si nuestros pensamientos siguen siendo los
mismos.

No podemos decir amar a DIOS si su palabra no transforma nuestras vidas, no


podemos decir que amamos a DIOS si desechamos su consejo.

Quien es responsable entonces de que la iglesia esté en la oscuridad de la


indiferencia y el desprecio.

Estamos disconformes con nuestros hermanos, estamos disconformes, con el


templo, disconforme con los lideres, disconformes con los pastores, disconformes
con lo que se enseña, disconformes con lo que se predica, somos un pueblo lleno
de apatía.

Cuando nos negamos a crecer como cristianos, como hermanos, cuando nos
legamos a aprender su palabra, cuando nos negamos a amar al prójimo, cuando
no obedecemos su palabra, pisoteamos la sangre derramada en la Cruz, bailamos
sobre la gracia.

Y que hemos de decir el día que tengamos que rendir cuenta ante EL, lo
tendremos como JUEZ, que, pues diremos, responsabilizaremos entonces a los
demás, a nuestra inmadurez, a nuestras emociones, a nuestro ánimo, a nuestro
carácter.

Donde esta el TEMOR A DIOS, donde está el valor de su consejo, no tienes


miedo, de recibir la mirada de DIOS SANTO, no tienes miedo de tus inmundicias,
no tienes miedo del infierno.

No te importa tu Alma, la palabra quiere que llegues a sus SANTAS MORADAS, la


palabra es la guía a la obediencia para agradar a DIOS, la palabra nos lleva a la
SANTIDAD, la palabra nos enseña quien es DIOS.

Que haremos entonces, seguiremos sordos y ciegos ante la evidencia de nuestro


pecado, nos molesta la palabra porque es espejo de nuestra precaria vida
espiritual, nos molesta la palabra porque nos dice que somos insuficientes, nos
molesta la palabra porque nos confronta, nos arranca lo podrido de alma y eso
provoca dolor, pero es necesario hermano y hermana, que sientas ese dolor dado
por la espada, que penetre hasta lo mas profundo de nuestra alma para vaciarla
del pecado y nos llene de su amor y su presencia.

La escritura no es una historia, no es cuento o una fábula es Dios mismo, con sus
atributos, el poder de la palabra es real y verdadero, no ha perdido tal eficacia, no
ha perdido el poder no ha perdido su santidad, tu y yo hemos perdido la
sensibilidad para escuchar su ESPIRITU SANTO, donde tenemos puestos hoy
nuestros sentidos, que estamos escuchando, aprendamos a diferenciar la voz del
enemigo, donde esta puesta nuestra mirada, donde están puestos nuestros
esfuerzos, donde están puestos nuestros recursos, donde están puestos nuestros
talentos.

Quien esta guiando tu corazón y el mío quien esta guiando nuestros pasos,
nuestro parecer, como seremos nuevas criaturas si despreciamos la obediencia.

Juan 15:5

Reina-Valera 1960

5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él,


este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Hermanos no hemos llegado a la iglesia para hacer oídos sordos del consejo de
su palabra, no estamos aquí para cumplir nuestros sueños y metas, estamos aquí
para vivir como CRISTO quiere que vivamos, en obediencia a su palabra, en
sometimiento a su santidad, buscando su presencia, deleitándonos en su ley,
disfrutando su Amor incondicional, lejos de DIOS nada podemos conseguir, lejos
de DIOS solo tendremos satisfacciones momentáneas, heridas más profundas,
desesperación, solo tendremos fracasos, lejos de DIOS, no somos nada.
“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid
con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras
almas” (Santiago 1:21).

No despreciemos su consejo, aun cuando sean dolorosas, aun cuando su consejo


pareciera más dolorosa que la prueba, será para nuestro bien, aunque la palabra
provoque tormentas de llantos en nuestros ojos, no la dejemos pasar, solo su
palabra es capaz de transformar nuestro corazón de piedra, solo su palabra nos
lleva a toda justicia, solo su palabra nos guía por el camino correcto, es tiempo de
hacer vivir esos huesos secos de indiferencia y volvernos a su palabra, de volver a
la esencia del cristianismo, a la esencia de la iglesia, a la esencia del pueblo de
DIOS es tiempo de volvernos a la palabra, nada reemplazará la única verdad, no
hay coro, no hay actividad, no hay película no hay serie, no hay campamento, que
cambie el rumbo de nuestras vidas, solo su palabra SANTA, VIVA Y EFICAZ.

Puede faltar todo pero la palabra es suficiente, la palabra es DIOS mismo, la


palabra es una forma en la cual DIOS nos dice que nos ama. No dejemos escapar
tal precioso consejo de sabiduría como si no tuviera un valor, no digas esto no era
para mí, toda palabra de DIOS es para ti y para mí, porque todo consejo de DIOS
es para SANTIFICAR Y GUIARNOS A LA VIDA ETERNA.

GUARDEMOS LA PALABRA EN NUESTROS CORAZONES PARA HACERLA


VIDA A TRAVES DE NUESTRO DÍA A DÍA.

DIOS VOLVERÁ A HACER MILAGROS EN NUESTRAS VIDAS CUANDO


APRENDAMOS A APRECIAR EL MAYOR MILAGRO EN NUESTRAS VIDAS
QUE ES DIOS ES NUESTRAS VIDAS.

SI OYEREIS HOY SU VOZ NO ENDURESCAIS VUESTRO CORAZÓN.

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