0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
6 vistas2 páginas
El estudiante escribe un ensayo sobre su lectura parcial del libro "El alma de la toga" de Ángel Ossorio y Gallardo. Expresa que a pesar de no haber terminado la lectura, el libro le ha parecido extremadamente interesante y que debería ser lectura obligatoria para los estudiantes de derecho. Resalta algunos pasajes que llamaron su atención, incluyendo la admiración que Sentís Melendo expresa por Ossorio en el prólogo, y la reivindicación que hace Ossorio sobre el concepto de abog
El estudiante escribe un ensayo sobre su lectura parcial del libro "El alma de la toga" de Ángel Ossorio y Gallardo. Expresa que a pesar de no haber terminado la lectura, el libro le ha parecido extremadamente interesante y que debería ser lectura obligatoria para los estudiantes de derecho. Resalta algunos pasajes que llamaron su atención, incluyendo la admiración que Sentís Melendo expresa por Ossorio en el prólogo, y la reivindicación que hace Ossorio sobre el concepto de abog
El estudiante escribe un ensayo sobre su lectura parcial del libro "El alma de la toga" de Ángel Ossorio y Gallardo. Expresa que a pesar de no haber terminado la lectura, el libro le ha parecido extremadamente interesante y que debería ser lectura obligatoria para los estudiantes de derecho. Resalta algunos pasajes que llamaron su atención, incluyendo la admiración que Sentís Melendo expresa por Ossorio en el prólogo, y la reivindicación que hace Ossorio sobre el concepto de abog
1roC Título: Mi Criterio sobre El alma de la toga de Ángel Ossorio y Gallardo.
En días previos he comenzado la lectura del libro titular de este
ensayo, si así se le puede llamar a mis divagaciones, y aunque al momento de escribir estas líneas aún no he culminado su lectura, debo decir que hasta ahora me ha parecido en extremo interesante. Al pasar sus páginas y ver el contenido que en ellas habita, me pregunto cómo es posible que este libro no sea un material de lectura requerido para la carrera de Derecho, pues en mi opinión, toda persona que piense en llamarse a sí misma abogado, debería aunque sea una vez en su vida hojear tan maravillosa obra. Sin endulzarlo ni un poco, me gustaría confesar que cuando comencé a leerlo, mi sentir acerca del libro no era ni por asomo tan positivo, y creo que esta experiencia puede haber sido compartida por no pocos de mis compañeros. Quizás por el uso de un lenguaje muy culto al cual no estamos acostumbrados, o por su procedencia de una época muy anterior a la nuestra, se me hizo difícil conectar con él en un principio, pero mientras más me sumergí en sus páginas, más aprecio le tomé. Desde que empecé a leer el prólogo escrito por Santiago Sentís Melendo, hubo una cosa particular que llamó mi atención, esto fue la admiración, o incluso, el cariño con el que él mismo se refería a Ángel Ossorio, a través de sus palabras puede sentir un aprecio genuino hacia el hombre, hacia su trabajo, hacia sus convicciones, hacia su vida. Para mí, que alguien posea una opinión tan elevada de otra persona, es un indicativo de la grandeza de su carácter. Pasando de un prólogo a otro, luego del escrito por Sentís Melendo, se encuentra el escrito por el propio Ossorio. En este, él habla sobre las razones que lo llevan a escribir el libro, cómo surgió en él la necesidad de compartir el conocimiento adquirido gracias al ejercicio de la abogacía durante 25 años, ante ello él se pregunta, ´´¿puede esto tener interés para alguien?´´, y a pesar de que allí mismo se da respuesta a la pregunta, yo considero que la misma sobra, como no va a interesarle a un futuro abogado lo que una persona con tanta experiencia en la profesión tiene para decir. Uno de los pasajes del libro que me impresionó, fue la reivindicación que hace Ángel Ossorio sobre el concepto de abogado, en sus propias palabras: ´´Abogado es, en conclusión, el que ejerce permanentemente la abogacía. Los demás serán licenciados en derecho, muy estimables, muy respetables, muy considerables, pero Licenciados en Derecho, nada más´.´´ Me pareció de gran importancia esta afirmación, pues me hizo comprender que hasta ahora tenía una concepción errónea sobre lo que era la abogacía, sobre lo que significa ser un abogado. No basta con estudiar todas las definiciones de Derecho o la idea del estado, como se menciona en la obra, sino que es necesaria la presencia de valores que guíen el uso de ese conocimiento. Otro de los pasajes que realmente sobresalió para mí es el mensaje de que uno debe tener confianza en sí mismo, fiarse de sí mismo y descartar lo demás. Es un concepto tan simple pero con frecuencia solemos olvidarlo y es muy reconfortante haberlo leído tan bellamente retratado en el libro. A veces en el ejercicio de la abogacía, lo justo puede volverse difuso, plantea Ossorio, así que en caso de que eso suceda, el abogado debe apelar a su moral y decantarse por lo que sea más conveniente para la resolución del caso. Sin duda un consejo que nos será de utilidad en el futuro. El libro, en toda su extensión, es rico en sabiduría que no acabo aún de comprender completamente, pero estoy convencido que mientras me atenga a sus palabras, la abogacía será para mí, un camino mucho más llevadero.