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Carlos Manuel Quevedo Palanco

1roC
Título: Mi Criterio sobre El alma de la toga de Ángel
Ossorio y Gallardo.

En días previos he comenzado la lectura del libro titular de este


ensayo, si así se le puede llamar a mis divagaciones, y aunque al
momento de escribir estas líneas aún no he culminado su lectura,
debo decir que hasta ahora me ha parecido en extremo interesante.
Al pasar sus páginas y ver el contenido que en ellas habita, me
pregunto cómo es posible que este libro no sea un material de
lectura requerido para la carrera de Derecho, pues en mi opinión,
toda persona que piense en llamarse a sí misma abogado, debería
aunque sea una vez en su vida hojear tan maravillosa obra.
Sin endulzarlo ni un poco, me gustaría confesar que cuando
comencé a leerlo, mi sentir acerca del libro no era ni por asomo
tan positivo, y creo que esta experiencia puede haber sido
compartida por no pocos de mis compañeros. Quizás por el uso
de un lenguaje muy culto al cual no estamos acostumbrados, o por
su procedencia de una época muy anterior a la nuestra, se me hizo
difícil conectar con él en un principio, pero mientras más me
sumergí en sus páginas, más aprecio le tomé. Desde que empecé a
leer el prólogo escrito por Santiago Sentís Melendo, hubo una
cosa particular que llamó mi atención, esto fue la admiración, o
incluso, el cariño con el que él mismo se refería a Ángel Ossorio,
a través de sus palabras puede sentir un aprecio genuino hacia el
hombre, hacia su trabajo, hacia sus convicciones, hacia su vida.
Para mí, que alguien posea una opinión tan elevada de otra
persona, es un indicativo de la grandeza de su carácter.
Pasando de un prólogo a otro, luego del escrito por Sentís
Melendo, se encuentra el escrito por el propio Ossorio. En este, él
habla sobre las razones que lo llevan a escribir el libro, cómo
surgió en él la necesidad de compartir el conocimiento adquirido
gracias al ejercicio de la abogacía durante 25 años, ante ello él se
pregunta, ´´¿puede esto tener interés para alguien?´´, y a pesar de
que allí mismo se da respuesta a la pregunta, yo considero que la
misma sobra, como no va a interesarle a un futuro abogado lo que
una persona con tanta experiencia en la profesión tiene para decir.
Uno de los pasajes del libro que me impresionó, fue la
reivindicación que hace Ángel Ossorio sobre el concepto de
abogado, en sus propias palabras: ´´Abogado es, en conclusión, el
que ejerce permanentemente la abogacía. Los demás serán
licenciados en derecho, muy estimables, muy respetables, muy
considerables, pero Licenciados en Derecho, nada más´.´´ Me
pareció de gran importancia esta afirmación, pues me hizo
comprender que hasta ahora tenía una concepción errónea sobre
lo que era la abogacía, sobre lo que significa ser un abogado. No
basta con estudiar todas las definiciones de Derecho o la idea del
estado, como se menciona en la obra, sino que es necesaria la
presencia de valores que guíen el uso de ese conocimiento.
Otro de los pasajes que realmente sobresalió para mí es el
mensaje de que uno debe tener confianza en sí mismo, fiarse de sí
mismo y descartar lo demás. Es un concepto tan simple pero con
frecuencia solemos olvidarlo y es muy reconfortante haberlo leído
tan bellamente retratado en el libro.
A veces en el ejercicio de la abogacía, lo justo puede volverse
difuso, plantea Ossorio, así que en caso de que eso suceda, el
abogado debe apelar a su moral y decantarse por lo que sea más
conveniente para la resolución del caso. Sin duda un consejo que
nos será de utilidad en el futuro.
El libro, en toda su extensión, es rico en sabiduría que no acabo
aún de comprender completamente, pero estoy convencido que
mientras me atenga a sus palabras, la abogacía será para mí, un
camino mucho más llevadero.

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