Surgimiento y Evolución de los municipios del Sur del Cauca: Una Mirada

Histórica y Geográfica:
Almaguer: El Corazón del Macizo Colombiano.

Almaguer, fundado en 1551 por los conquistadores españoles, se erige como un municipio
emblemático al sur del departamento del Cauca. Su nombre, un tributo al licenciado Francisco
Briceño, refleja la conexión histórica con La Mancha, Toledo, España. Este municipio,
perteneciente a la Provincia del Sur, es conocido como el 'Corazón del Macizo Colombiano', una
región montañosa crucial en los Andes colombianos.

Con una extensión total de 320 km² y ubicado a 172 km de Popayán, Almaguer se distingue por su
rica estructura ecológica. Los Bosques de Almaguer, el Sistema de Áreas Protegidas, y las Áreas de
Manejo Especial de los ríos circundantes configuran una red integrada que destaca la importancia
del macizo colombiano como la estrella hídrica de Colombia.

Históricamente, Almaguer se estableció como un centro minero durante la época colonial,

contribuyendo significativamente a la economía de la región. Sin embargo, a lo largo de los años,
estas áreas han experimentado un abandono relativo por parte del Estado central, lo que ha
llevado a que los residentes dependan en gran medida de las ciudades más grandes para recursos
y atención primaria (nada nuevo para cualquier municipio alejado del distrito central).

La Vega: Un Camino Histórico.

La Vega, con su fundación oficial en 1777 por Antonio Matías Cabral de Melo y Pinzón, tiene una
historia marcada por el trazado de caminos utilizados por los españoles en su llegada desde
Ecuador. Esta ruta, que hoy incluye localidades como La Cruz, San Pablo, San Lorenzo, Bolívar,
Almaguer, La Vega, La Sierra, Rosas, Timbío y Popayán, ha sido testigo de la evolución histórica de
la región.

Con una extensión total de 492 km² y una altitud de 2.272 metros sobre el nivel del mar, La Vega
se destaca por su riqueza geográfica y climática. A pesar de su potencial agropecuario al ser una
enorme fuente hídrica, como en el caso de Almaguer, se observa un patrón de abandono y
dependencia de recursos externos.

Sucre: De Corregimiento a Municipio.

Sucre, constituido como corregimiento del municipio de Bolívar en 1918 y posteriormente

reconocido como municipio “independiente” en 1999, tiene sus raíces atribuidas al general Julio
Caicedo a principios del siglo XX; impulsado por la alta productividad de sus tierras debido a su
clima tropical, instauraría un trapiche de agua para dar origen a la producción de caña panelera,
un producto propio de la región hasta la actualidad. A pesar de su historia más reciente, Sucre ha
desarrollado una sólida base agropecuaria, destacando cultivos como la caña panelera antes
mencionada, el café y la mora de castilla.
Limitando con los municipios del Patía, la Vega, Almaguer y Bolívar, Sucre ocupa una posición
estratégica en el sur del Cauca. Sin embargo, como en los casos anteriores, se observa una falta de
atención y recursos, lo que ha llevado a la dependencia de otras regiones principales (siendo la
más cercana Popayán).

Desafíos del Modelo Centralista:

La historia conjunta del sur del departamento del Cauca refleja la dependencia histórica de las
regiones periféricas respecto a las grandes ciudades. A pesar de su importancia histórica y
geográfica, estas áreas han experimentado un abandono relativo por parte del Estado, lo que ha
generado una dependencia económica y social de los centros urbanos.

El modelo centralista ha perpetuado la disparidad en el desarrollo regional, dejando a sus

municipios más alejados del centro departamental (Popayán), en una situación de desventaja; no
obstante este mismo modelo podemos seguirlo a través de una larga cadena conectora con el
distrito central del país (Bogotá), pues, así como la población de los municipios de alta
vulnerabilidad optan por migrar a las ciudades centrales de su departamento (Cali, Popayán,
Medellín, Cartagena…) así también, toda la población nacional busca de alguna manera tener
conexión directa con la ciudad capital del país. Así las cosas, es imperativo que el Estado reevalúe
sus políticas y trabaje hacia un enfoque más equitativo, brindando atención y recursos necesarios
para el desarrollo sostenible de estas regiones, evitando así la persistencia de un modelo que
perpetúa la desigualdad.