1ª GUERRA MUNDIAL : PRIMERA PERSONA

La chispa que desató este conflicto se encendió el 28 de junio de 1914 en Sarajevo, cuando
asesinaron al archiduque de Austria y a su esposa. El asesino fue un ultranacionalista de
origen bosnio, ya que Bosnia, buscaba la unificación de todos los eslavos del sur de Europa
bajo otra forma de gobierno integrándose con el vecino reino de Serbia y librándose de los
odiados austríacos. El asesinato desató una crisis diplomática, por lo que, se activaron las
alianzas, y de pronto, media europa estaba en guerra contra la otra media.

En diciembre de ese mismo año, accionamos el plan Schlieffen, el cual consistía en atacar a
Francia con rapidez, antes de que los rusos pudieran organizarse, este plan fue un fracaso,
y en vez de una guerra breve como teníamos previsto, pasó a ser una larga guerra. Por
parte contraria, los franceses seguían el plan XVII, este se basaba en solo hacer ofensivas.

Seguidamente, tuve que alistarme en el frente oriental como situación de emergencia, y en

cero coma, empezamos la guerra de posiciones, en la cual los ejércitos nos refugiamos en
trincheras, zanjas cavadas en el suelo que existen desde la revolución que supuso el uso de
armas de fuego. Esta guerra, llegó a su punto máximo de brutalidad y mortalidad en el
frente contrario en 1916 con las batallas de Verdún y la del Somme. En cambio, en el
nuestro, el oriental, crearon una dictadura militar dirigiendo el país humillando a nuestro
propio parlamento. En 1915, hundimos un gran barco del poderío británico, en el que
murieron 128 estadounidenses. Fue entonces, en 1916, cuando el presidente Wilson se
presentó a la reelección haciendo campaña con el lema: ‘Yo os mantuve fuera de la guerra’
y salió reelegido. Sin embargo, nosotros seguimos hundiendo barcos, además, nuestro
ministro de asuntos externos mandó un telegrama dirigido al presidente de México,
convenciéndole de posicionarse en el conflicto de nuestro lado si los EEUU entraban en la
guerra, y este fue el casus belli que provocó que en 1917 los EEUU nos declarase la guerra.

Ese mismo año en Rusia, las hambrunas, las bajas de la guerra y otros factores
desencadenaron lo que sería la revolución rusa, el zar Nicolás II tuvo que abdicar y los
bolcheviques liderados por Lenin tomarían el control. Finalmente los rusos firmaron el
armisticio con la Triple Alianza y más tarde, la paz. Aprovecharon este pequeño éxito para
enviar casi todo su ejército oriental (incluyendo el nuestro) al frente occidental e intentar
obtener una victoria rápida antes de la llegada masiva de los estadounidenses. Era su baza
definitiva, pero con nuestras tropas mal alimentadas y cansadas no pudimos resistir la
contraofensiva de Foch y fallamos frente al objetivo final, París, quedando a 120 km de la
capital. Por otro lado, la superioridad aérea de los británicos y sus aliados acaba
imponiéndose a la de los nuestros, los italianos también derrotaron a los nuestros aliados
austrohúngaros. Fuimos partidarios de la capitulación inmediata, pues creíamos que el
frente se derrumbaría en cualquier momento. Tropas estadounidenses de repuesto no paran
de desembarcar, e incluso Italia se prepara para enviar más refuerzos a Francia.

Nuestro país y sus aliados sobre el papel perdieron la guerra. Guillermo II abdica y Holanda
es el fin de los kaiseres alemanes. Tras el tratado de paz de Versalles, sufrimos humillantes
sanciones que avivaron nuestro odio hacia los vencedores. El primer ministro francés había
sido el más vehemente defendiendo con ardor las represalias contra nosotros. El orden
mundial se alteró tras la guerra, 4 imperios se deshicieron: el nuestro, el austrohúngaro, el
otomano y el imperio ruso de los zares. El deshonroso tratado de Versalles acabaría
propiciando gran resentimiento en Alemania.